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El pecarí, una especie extinta? La pregunta como mediadora en el aprendizaje

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Academic year: 2022

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Diciembre 2018 / QUEHACER EDUCATIVO / 15

El pecarí,

¿una especie extinta?

La pregunta como mediadora en el aprendizaje

Andrea Etchartea |

Maestra. Integrante del Equipo Técnico de Apoyo a la enseñanza de las Ciencias Naturales - Instituto de Formación en Servicio (CEIP). Integrante del Equipo de Investigación en Enseñanza de las Ciencias Naturales, revista QUEHACER EDUCATIVO. Contenidista de Ciencias Naturales de Uruguay Educa.

María del Carmen Noble |

Maestra. Montevideo.

Sandra pullol |

Maestra. Formadora del área de Ciencias Naturales del Instituto de Formación en Servicio.

Todo comenzó con un recorrido por el Parque Biomas.

Allí, los niños observaron aspectos del paisaje, de la flora y de la fauna, que se podrían encontrar en cada uno de los diferentes biomas. Teníamos como objetivo que vincu- lasen la flora y la fauna al paisaje, pero nos dimos cuenta de que los niños no lograban ver las relaciones que hay entre los elementos que componen cada uno de esos am- bientes, simplemente describían.

Buscamos una temática que pudiera generar interés, pero que fundamentalmente problematizara sus ideas sobre los seres vivos que habitan un ambiente y las in- terrelaciones que se pueden dar. Encontramos la noticia de que se cumplía un año de la reintroducción del pecarí de collar a nuestro país en la reserva M‘Bopicuá. La extin- ción de este animal en el territorio nacional y su reciente reintroducción nos parecieron un recurso interesante para analizar las diferentes relaciones que los seres vivos esta- blecen tanto con el medio biótico como abiótico.

Si bien el eje iba a ser la mirada ecosistémica, la apli- caríamos a partir del estudio de los organismos de esta especie; los seres vivos microscópicos se incorporarían al final ante una hipótesis de su extinción. A lo largo de esta secuencia interactuarían las “tres Biologías”

1

.

1 Ver artículo “Desafiar la enseñanza de la Biología“ en esta revista, páginas 8-10.

El pecarí de collar es reintroducido al territorio nacional

La primera actividad fue la lectura individual de una noticia del año pasado, donde se informaba de la reintro- ducción del pecarí de collar; texto breve que daba algu- na información sobre el animal que se declaró extinto de nuestro territorio hace cien años: mamífero, herbívoro y su aspecto exterior.

Como buscábamos saber de las ideas y los conoci- mientos que tenían sobre las relaciones que establece un animal con su medio, les solicitamos que escribiesen indi- vidualmente sobre los motivos que podrían haber provo- cado esta extinción local, y que luego formulasen aquellas preguntas que les parecieran necesarias para averiguar si esas causas podían ser posibles o no.

Respuesta de Julieta a la primera consigna

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En el análisis de sus trabajos encontramos evidencias de algunas relaciones tróficas, el hombre como depreda- dor; varios niños especificaron que una de las causas po- día ser el clima y los cambios repentinos que sufre.

La segunda consigna los desorientó, la gran mayoría requirió apoyo y tuvimos que ejemplificar tomando una de las posibles causas.

Maestra: –Una de las causas que toda la clase nombró fue la caza. ¿Qué tenemos que saber respecto a la vida en la época en que existía el pecarí en nuestro país para pensar si es posible que se hubiese extinguido por la caza?

Micaela: –Capaz que se lo comían.

Manuela: –Si las personas comían su carne.

Maestra: –Bien, si se comía la carne de pecarí, podría ser que se cazara. ¿Por qué otro...?

Camilo (se adelanta): –¡Capaz que se usaba su piel maestra!

Maestra: –Bueno, esto que ustedes me están diciendo,

¿cómo lo podemos transformar en preguntas? Sobre la caza, por ejemplo...

Esteban: –¿Se hacía asado de pecarí?

Vaimaca: –¿El pecarí se comía en esa época?

Maestra: –¿Qué otras preguntas podrían hacer para ave- riguar si se cazaba el pecarí?

Esteban: –¿Se usaba la piel del pecarí?

Andrews: –¿Hace cien años la piel del pecarí era comercializada?

Fragmento de diálogo

M iradas BiOLÓGiCas

Respuesta de Julieta a la segunda consigna

Luego de la ejemplificación sí surgieron preguntas, pero esta dificultad nos hizo ver la necesidad de trabajar la interrogación como habilidad básica del pensamien- to científico. Formularse preguntas es una manera de hacerse conscientes de sus procesos mentales, de sentir la necesidad de responderlas y diseñar estrategias para hacerlo.

Para conocer mejor las ideas de los niños les solicita- mos realizar, en pequeño grupo, un dibujo del lugar donde consideran que vivió el pecarí antes de extinguirse; luego debían fundamentarlo oralmente.

Los dibujos realizados mostraron la presencia de ele- mentos abióticos: aire, sol, tierra, agua, todos en función de las necesidades del pecarí (aire porque respira, agua para que tome el pecarí); el hombre para su cuidado; ve- getales como alimento del animal (los dibujé porque el pecarí los come); árboles aportando sombra y refugio; el pecarí como individuo solo o con una cría; la relación que establece con otros seres vivos (plantas) es trófica, de consumo, no hay depredadores, etcétera.

“Pusimos el pecarí, porque teníamos que dibujar el lugar donde vivía el pecarí (...) Pusimos también el cazador porque los cazaban (...) animales porque en un paisaje hay muchos animales y muchas plantas (...) animales que estuvieran en el monte y en los lagos, la oveja y el pato. También pusi- mos las flores para alimentarse.“ (Fragmento de texto oral al fundamentar el dibujo realizado)

Considerando la explicación de los dibujos en la pues-

ta en común, se les propuso representar las relaciones

entre los elementos que habían dibujado.

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Diciembre 2018 / QUEHACER EDUCATIVO / 17

“La cueva le da hogar al pájaro. El árbol le da oxígeno a los seres vivos. Los animales respiran del aire para poder vivir. Los animales se alimentan de la hierba para crecer. De las nubes sale la lluvia y de la lluvia se alimentan los animales. El pato nada en el agua y se baña. Los animales se alimentan de las flores.” (Fragmento de texto oral al fundamentar el dibujo con las relaciones entre los elementos)

Para enriquecer las ideas de las relaciones que puede establecer el pecarí en su medio, visualizamos un video de Buscaespecies

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que brindó nueva información. Pos- teriormente, la consigna fue volver a mirar el dibujo para modificarlo si lo consideraban pertinente, ya fuese elimi- nando, cambiando o agregando elementos. Por último les pedimos que marcasen las relaciones que podían esta- blecer entre los elementos.

En las nuevas representaciones observamos menos elementos, pero más precisión en cuanto a las relaciones entre los componentes del ambiente y el pecarí, aunque seguían siendo unidireccionales entre el pecarí y otro ele- mento, por ejemplo, el pecarí come frutos, el barro sirve para refrescarlo.

“Hay una cascada, porque en la selva hay agua. (...) Agregamos un char- co de lodo, porque en el video explica que se bañaban en el lodo. Pusimos un leopardo porque es un depredador del pecarí. (...) Agregamos pequeños tubérculos, plantas, para que el pecarí se alimente. (...) No dibujamos el ca- zador, porque parece que ahora los pecaríes están bien, porque si los acaban de liberar es que no hay cazadores.” (Fragmento de texto oral al fundamentar el segundo dibujo realizado por el mismo equipo que el del dibujo anterior)

2 En línea: http://www.buscaespecies.com/especies/pecari-de-collar

Una mirada más compleja

Al trabajar con las relaciones tróficas, buscamos pasar de cadenas simples a redes. Y se logró ganar complejidad en cuanto a las relaciones de los animales con el medio.

Descentramos al pecarí al verlo como parte de un sistema con diversas interacciones. En este recorrido fue necesa- rio introducir códigos para representar estas relaciones:

líneas, flechas, abreviaciones.

La ciencia erudita llega al aula

Sabíamos bastante sobre el pecarí en su medio na- tural, pero teníamos muchas preguntas relacionadas con el trabajo que se había hecho en la reserva: ¿dónde los obtuvieron?, ¿cómo los criaron?, ¿cómo los prepararon para ser libres?, ¿dónde los soltaron?, ¿cómo saben que están bien?...

A través de Whatsapp Web concertamos una entrevis-

ta con el naturalista Juan Villalba, director del Bioparque

M‘Bopicuá. Organizamos las preguntas a realizarle.

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M iradas BiOLÓGiCas

Niño: –¿Por qué decidieron traer de vuelta al pecarí y no a otra especie?

Juan: –Hay otras especies que son más com- plicadas para reproducir como, por ejemplo, el jaguar. El jaguar estuvo en nuestro país y fue el único puma hasta fines del siglo XIX, pero es un animal que requiere espacios muy grandes, bas- tante peligroso para el humano y también ataca el ganado doméstico. Entonces, en un país rela- tivamente pequeño como el nuestro sería com- plicado tratar de reproducir el jaguar. En cambio el pecarí es un herbívoro, tiene un potencial de reproducción bueno. Digamos que es una espe- cie interesante para intentar su reproducción con miras a su reintroducción. No se olviden de que nosotros criamos otras especies autóctonas que todavía se encuentran en nuestro territorio para su reproducción, como es el caso del coatí, el ya- caré, y otras sesenta y dos especies que tenemos actualmente en el bioparque.

Niño: –¿De qué lugar de América los trajeron?

Juan: –De Paraguay y de Argentina, que son los lugares más cercanos. Porque ahí hay un tema genético que también evaluamos, traer la varie- dad genética, la subespecie, que suponemos habitó nuestro territorio hace unos cien años.

Niño: –¿Cuánto tiempo tardaron en encontrarlos?

Juan: –No, no los buscamos. Trajimos descen- dientes de ejemplares que habían sido captura- dos hace años en la naturaleza. Es decir, no es que fuimos a cazarlos, sino que son descendien- tes de animales que habían nacido en cautiverio.

Niño: –¿Cuánto tiempo les tomó investigar para poder traerlos?

Juan: –Bueno, este proyecto se inicia en el año 2000, hicimos una evaluación de un año, un año estuvimos haciendo un relevamiento de informa- ciones y trajimos los primeros ejemplares, los cuales fueron integrados en instalaciones muy amplias, con suficiente espacio como para que ellos pudieran reproducirse en condiciones natu- rales. Y en ese sentido, nosotros nos aseguramos de que estuvieran en condiciones adecuadas para su reproducción.

Niño: –¿Qué investigaron sobre el pecarí para lograr reintroducirlo?

Juan: –En primera instancia realizamos un re- levamiento bibliográfico de los viajeros que vi- sitaron Uruguay en siglos pasados, para saber dónde se había visto la especie, si estaba en una determinada región, si se encontraba en todo el territorio. Llegamos a la conclusión de que efectivamente habitó, originalmente, todo el territorio uruguayo, porque hay vestigios en San José, Rocha, Artigas, Rivera (...) También estudiamos su dieta para saber si los alimentos que ellos ingerían se encontraban en las áreas donde los íbamos a liberar. Y después hicimos un estudio sanitario, durante dos años estuvimos evaluando los ejemplares que teníamos ya naci- dos en M‘Bopicuá para asegurarnos de que eran completamente sanos, que no eran portadores de ninguna enfermedad que pudieran transmitir una vez que fueran liberados. Porque este es un tema muy importante a tener en cuenta cuando uno va a soltar un animal en la naturaleza. Que el animal esté no solo adaptado para vivir en liber- tad, sino también que sea totalmente sano, que

no terminemos introduciendo una enfermedad al medio natural, que pueda afectar otras especies, a la ganadería, por ejemplo. En el caso de los pecaríes, que son cerdos, tienen enfermedades comunes con el ganado doméstico. Entonces hay que tomar todas esas precauciones antes de lle- varlos. Y en esa tarea estuvimos trabajando dos años con la Facultad de Veterinaria, con el MGAP, evaluando nuestros ejemplares para que estuvie- ran en perfectas condiciones de salud. (...) Niño: –¿Qué hicieron para que los pecaríes se adaptasen a la reserva?

Juan: –En primer lugar, el ambiente donde los te- nemos es un ambiente bastante natural, con árbo- les nativos, con vegetación que forma parte de su dieta, y lo más importante fue en la etapa previa a la liberación cuando incrementamos el alimento natural en sustitución del alimento artificial que se les daba. En los primeros años que estuvieron acá en la reserva se les daba ración para cerdos.

Luego, cuando se aproximaba la época de liberar los ejemplares, fuimos sustituyendo esa ración de cerdos por frutos silvestres naturales, como los frutos de la palmera yatay que se encuentra en la zona en que fueron liberados, y distintas espe- cies vegetales. Eso es un proceso imprescindible, porque los animales estaban acostumbrados a recibir diariamente, como nosotros el desayuno, ellos una cantidad de ración y tuvieron que em- pezar a adaptarse a comer alimentos silvestres.

Y tratamos incluso, en una etapa final, de que les costara un poco, no les dábamos el alimento todo junto, sino que les dábamos a distintas horas del día de forma tal que los mantuviéramos activos en busca del alimento.

Actualmente, a un año de liberados, estamos em- pezando los estudios de ver qué están comiendo en la naturaleza. En las inmediaciones de los lugares donde ellos habitualmente duermen se encuentra materia fecal, es recogida, se lleva al laboratorio, y se estudia qué plantas o qué frutos están comiendo.

Niño: –¿Cómo se dan cuenta de que el pecarí se está adaptando al lugar?

Juan: –Cuando fueron liberados, hace un año, instalamos cámaras en el ambiente donde iban a estar libres. Y hacemos un seguimiento de los animales con esas cámaras. Esas cámaras son infrarrojas, es decir, cuando los animales pasan cerca de ellas se activan solas y graban lo que está ocurriendo en ese momento. Ahí vemos los patrones de actividad, las horas en las que los pecaríes están activos, que generalmente son las horas del día, son diurnos (a diferencia de otras especies que son nocturnas como, por ejemplo, el jabalí). Vemos, por ejemplo, crías, y el mejor indicador de que ellos están bien es que tengan crías, es una buena señal de que se han adapta- do. Tengan en cuenta que el período de gestación son 138-140 días. Quiere decir que en un año, las crías que estamos viendo ahora fueron gestadas en la naturaleza. La zona donde los liberamos tie- ne 7.000 hectáreas, y está inmersa en una zona de bosques y praderas que son unas 80.000 hectáreas. Es difícil imaginarse, pero es una zona muy grande, muy difícil para hacer un seguimien- to, por lo tanto mediante las cámaras podemos te- ner una aproximación, porque son animales que, además, al volver a la vida silvestre, se tornan bastante ariscos y cuando con su excelente olfato

sienten la presencia humana se esconden o se alejan antes de que nosotros podamos verlos.

Entonces las cámaras nos permiten conocer qué ocurre durante el día y la noche. Y nos permiten estudiar no solo el pecarí, sino otras especies que interactúan o que comparten el ambiente con el pecarí como, por ejemplo, los jabalíes, los cier- vos, ñandúes, zorros, mulitas, zorrillos. Tenemos un importante registro de la fauna que habita esa región, incluso los jabalíes que son parientes leja- nos del pecarí. Pero el pecarí es diurno, el jabalí nocturno, entonces comparten un mismo ambien- te pero no compiten en cuanto a la franja horaria de uso de ese hábitat.

Niño: –¿Por qué liberaron cien pecaríes, y no más, o menos?

Juan: –En realidad liberamos ciento cuarenta pecaríes, y en aquel momento teníamos cuatro- cientos ejemplares, pero hicimos una primera liberación para ver como se adaptan. No podía- mos liberarlos a todos porque de repente no se adaptaban. Teníamos que conservar un stock suficiente para nuevas reintroducciones. Fue una experiencia piloto y como tal se liberó una canti- dad para ver su adaptación al medio natural. Aho- ra sabemos que se han adaptado, que están bien y entonces estamos en condiciones de continuar con nuevas liberaciones de pecaríes para que se afinquen definitivamente en el territorio nacional.

Niño: –¿Por qué se extinguió el pecarí?

Juan: –No hay una causa cierta, porque no apa- rece en los registros históricos que haya existido algún fenómeno que los haya afectado. Tanto Garibaldi José Devincenzi como Orestes Araújo mencionan que cada vez son más escasos los pecaríes en Uruguay, pero no dicen nada más que eso. Nosotros especulamos con que puede existir la posibilidad de alguna enfermedad que les transmitió el ganado doméstico. Piensen que en siglos pasados, a partir de la llegada de los españoles, se traían animales domésticos de Europa (como cerdos, vacas, ovejas, caballos), no tenían ningún tipo de control sanitario, podían ser portadores de enfermedades desconocidas que fueran transmitidas a especies de la fauna silvestre, entre ellas los pecaríes, y eso pudo ser una causa por las cuales el pecarí se extinguió.

Tenemos la información, por ejemplo, de que el venado de campo (que es otra especie autóc- tona en estado crítico) disminuyó su población porque fue afectado por la aftosa que traía el ganado vacuno. Las vacas que se introdujeron en Uruguay en otras épocas, cuando no existía el control sanitario, trajeron consigo enfermedades.

(...) También podemos pensar en las comparti- mentaciones del área (...) los alambrados que limitan el desplazamiento de muchas especies.

(...) Los perros cimarrones ciertamente tuvieron incidencia, sobre todo en la matanza de crías, ya que los adultos se defienden bien, pero las crías pequeñas podían ser presa fácil de los perros ci- marrones que en los siglos XVII, XVIII y XIX fue- ron comunes en nuestra campiña. Hay una serie de factores que podrían haber incidido para que esta especie se extinguiera, a ciencia cierta no tenemos certezas de ninguno, porque ninguno de los viajeros o naturalistas dejó información de por qué los pecaríes eran cada vez más raros, solo dejaron esa información de que cada vez eran más escasos. (...)

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Diciembre 2018 / QUEHACER EDUCATIVO / 19 Trabajamos con la entrevista

La reproducción del pecarí

La entrevista fue muy rica y nos habilitó a trabajar diferentes aspectos tanto sobre el animal como sobre el trabajo de los científicos. Seleccionamos la reproducción, porque en la reintroducción de una especie es de suma importancia que pueda reproducirse con éxito de modo de mantenerse.

Nuestra intención no era que entendiesen cómo se reproducen, sino ver la relación entre la reproducción y la dinámica de las poblaciones. Les pedimos que inter- pretasen la frase “El pecarí tiene un potencial de repro- ducción bueno”. Luego de haber registrado sus ideas, les planteamos que realizasen una búsqueda de infor- mación en la Web para ampliar lo que sabían, corrobo- rarlo o modificarlo.

Las ideas que circulaban en el grupo eran las rela- cionadas con la salud de los hijos y la madre, la cantidad de crías en la camada, la rapidez sin especificar a qué rapidez se referían, varios niños relacionaban la alimen- tación con la reproducción argumentando que la “buena alimentación” hace que haya crías sanas.

La comprensión de esta idea es importante para vi- sualizar los cambios que sufren las poblaciones a lo lar- go del tiempo y la interacción de esas poblaciones con el ambiente. Nos llamó la atención el comentario de un niño que relacionaba el potencial de reproducción con la tasa de mortalidad, dejando ver que entendía la relación entre el número de individuos y el éxito en la reintroducción de la especie en nuestro territorio.

Maestra: –¿Qué fue lo que escribiste en el buscador?

Andrews: –Escribí: ¿qué es el potencial de reproducción?

Porque me interesó saber un poquito más a fondo qué significaba potencial de reproducción.

Maestra: –¿Y cuáles fueron los resultados y cuál vas a elegir?

Andrews: –Me apareció algo de potencial biótico pero voy a elegir lo de potencial de reproducción y tasa de mor- talidad, porque reproducción es como vida y mortalidad muerte.

Fragmento de diálogo

La extinción del pecarí

A partir de la entrevista, los niños tuvieron claro que no se sabe con certeza cuáles fueron las causas de la extinción, que seguramente fueron varias y no una sola.

Les llamó la atención que los científicos buscaran infor- mación en textos de personas que escribieron sobre los pecaríes en la época en que aún no se habían extinguido de nuestro territorio.

Luego de leer juntos la respuesta que Juan nos dio, les planteamos: ¿Cómo piensas que el ganado europeo pudo traer enfermedades?

La mayoría del grupo hablaba de la enfermedad como una entidad que existe por sí misma y provoca cierto malestar. Pocos hicieron referencia al agente cau- sante, algunos nombraron virus y una sola niña mencionó microorganismos y bacterias.

La búsqueda de información fue objeto de interven-

ción docente, la puesta en común permitió conocer dife-

rentes estrategias analizando qué tenían en común las

que mejores resultados lograron.

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Resultaba importante lograr que los niños visualiza- sen los componentes microscópicos de un ecosistema y su papel en la manutención del equilibrio dinámico. Re- construir el concepto de enfermedad nos va a insumir un tiempo que no teníamos previsto, pero sumamente valio- so. Estamos convencidas de que es una temática que no podemos eludir.

Thiago: –Yo no entiendo esto de las enfermedades.

Julieta: –¿Vos nunca te enfermaste? Pensá en lo que hace tu mamá para que no se contagien los demás.

Thiago: –Ahhh.

Luego Thiago escribió:

Reflexiones “no finales”, aún queda mucho por recorrer

A la clase le quedan preguntas por responder y sobre todo por formular. La mejor señal de que los niños están aprendiendo es que están formulando nuevas y buenas preguntas. La pregunta fue el centro del trabajo, lo que les permitió avanzar. En ese proceso de preguntar y buscar respuestas movilizaron sus representaciones habilitando la construcción de nuevas ideas. Le dedicamos mucho tiempo a entenderlas para poder realizar un acompaña- miento verdadero en la construcción del conocimiento.

Instancias como la preparación y formulación de la en- trevista a Juan Villalba fueron fundamentales, se hicieron responsables de su tarea.

Por otro lado, el acercamiento al trabajo de los cientí- ficos fue significativo para los niños. El tiempo y la dedica- ción de Juan para responder sus preguntas sorprendieron y agradaron a la clase. Cambiaron la imagen que tenían del trabajo en ciencias, vieron que la Ciencia también tie- ne preguntas sin responder, como ellos.

«Debemos hacer visible el pensamiento, pues esto nos da la información que como docentes necesitamos para planear oportunidades que lleven el aprendizaje de los estudiantes al siguiente nivel y les permita seguir invo- lucrados con las ideas que están explorando.» (Ritchhart, Church y Morrison, 2014:64)

M iradas BiOLÓGiCas

Referencias bibliográficas

DE LAS HERAS, M.ª Ángeles; JIMÉNEZ PÉREZ, Roque (2011): “La enseñanza del ser vivo en primaria a través de una secuencia de estrategias indagatorias” en Alam- bique. Didáctica de las Ciencias Experimentales, Nº 67, pp. 71-78. En línea: http://cmap.unavarra.es/rid=1RKTWSFC4-1T6CCHL-307/SSVV_estrategias.pdf DRIVER, Rosalind; GUESNE, Edith; TIBERGHIEN, Andrée (1992): Ideas científicas en la infancia y la adolescencia. Madrid: Ed. Morata.

FUENTES, M.ª Jesús; GARCÍA BARROS, Susana (2015): “El estudio de la biodiversidad. Una propuesta de progresión para primaria y secundaria obligatoria” en Alam- bique. Didáctica de las Ciencias Experimentales, Nº 79, pp. 25-34. En línea: https://docplayer.es/56128425-El-estudio-de-la-biodiversidad-una-propuesta-de-progresion- para-primaria-y-secundaria-obligatoria.html

GÓMEZ GALINDO, Alma Adrianna (2005): La construcción de un modelo de ser vivo en la escuela primaria: una visión escalar. Tesis doctoral. En línea: http://ddd.uab.

cat/pub/tesis/2005/tdx-0809106-121708/aagg1de2.pdf

RITCHHART, Ron; CHURCH, Mark; MORRISON, Karin (2014): Hacer visible el pensamiento. Cómo promover el compromiso, la comprensión y la autonomía de los estudiantes. Buenos Aires: Ed. Paidós.

Referencias

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