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ZARZUELA E1N UN ACTO. Letra de Don F. P. y J. M.-Miisica de Don N. T. Primera parte. Se halla de venta en Palma,

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(1)

*

HABCELA

6

ZARZUELA E1N UN ACTO.

Letra de Don F. P. y J. M.-Miisica de Don N. T.

Primera parte.

Se halla de venta en Palma ,

TIEISTD-A. DeJw^BORRAS

y en la casita de madera, Cnesta del Teatro

(2)

MARCELA 6 EL ASESINO INOCENTE

———

• ''

PERSONAS.

andres

, pastor enamorado de

marcel a

, pastor a.

flavio

i pastor.

juanillo

, zagal rebadan.

La Escena pasa en la Sierra Morena. Un bosque ij Andres sentado sobre la yerba 6 en un banco de cesped.

ESCENA I.

Andres solo.

CANTO.

Bosques sombrios, claros riachuelos Bores hermosas del vergel ameno placido e6firo de la noche umbria tdrridos rayos del dorado Febo.

Languido brillo del nocturno astro que la laguna meces rielante,

claras estrellas en misterio envueltas nftida escarcha de la flor amante.

Tiernos oisteis, mis querellas tristes tiernos llorasteis mi amor burlado, que la pastora que mi pecho abrasa a mis carinos satisfizo en pago.

Solo a Laurindo el zagal que es rico siente traidora pasion vehemente,

y yo que soy pobre con desden me mira I prefiere el oro A mi pecho ardiente !

Llorad oh plantas, rios y vergeles auras y bosques con amargo acento, cubrid de luto flores vuestro caliz resuene el eco, triste mi lamento.

Se oyen balidos de los corderos y los cencerros de

las machorras, como si pasase un rebano por alii cerca.

PAROLA.

Andres, (mirando hdcia al lado que se oye el ruido).

^De qui<$n ser£ ese rebano?. Ser£ tal vez de Aurelio?.No, es de Juanillo el rebadan de Flavio, que se dirige al soto de los alama- mos.

Dichoso jdven que aun no ha esperimentado las acerbas torturas del amor.

(Se oye cantar desde dentro d Juanillo).

CANTO.

Del mastin seguido empuna el cayado, el pastor ligero sigue su ganado.

I Ay del amor que tiene espinas como la flor.

No le arredra el viento nieves, y los rayos

(3)

del sol que agostan las ilores del prado.

Ay del amor, etc.

Saltando los riscos peiias y collados vadeando rios y profundos lagos.

1 Ay del amor, etc.

El Pastor alegre del lobo taimado guarda cauteloso siempre su ganado.

; Ay del amor, etc.

ESGENA II.

Andres y luego Juanillo.

Andres8 Verdad es, que el amor tiene pun- zantes espinas, y \ Ay de aquel que como a mi le hieren !... (Sale Juanillo).

Hola Juanillo, donde tienes tu rebano?

Juanillo. Paciendo las esparcetaS del soto.

el tuyo amigo Andres ?

Andres. Yo no tengo ya ni una res, solo me resta mi fiel perro Saul j'^yer cuando iba a ordenar las cabras en el redil, me despidio el viejo Tomas.

Juanillo. £ Y no sabes tu porqu6?

Andres. Amigo, hasta ahora lo ignoro.

Juanillo. (Como se hace el mohino!)

;Ni qui6n se encargo de 61?

Andres. Nada s6 absolutamente.

Juanillo. Yamos.

Andres. Cuando te digo que no se...

Juanillo. (jComo disimula!) iY del suceso que tiene consternada a toda la aldea ?

Andres. Menos.Desde la madrugada, que me hallo aqui; tu eres la primera persona que he visto hoy.

Juanillo. (Si ser£ verdad lo que dice.)

Andres. Bien sabes tu que en este mismo si- tio, fu6 donde declare mi pasion a Marcela, y en donde poco tiempo despues me corres¬

ponds con el mas frio desden. Mira, estas encinas y alcornoques, y veras en sus tron- cos grabados con mi cuchillo el nombre de

3

la ingrata pastora : paso largas horas besan- dolos ya que no puedo besar su rostro.

Juanillo. (Parece dice la verdad, no lo entien- do.Ba, ba, voy a revelarselo todo)....

Pues has de saber, que esta manana cuan¬

do Hilario soltd las vacas, dirigidndose & los rastrojos observd al pasar por el matorral del barranco, que su mastin se paro repenti- namente cerca unos zarzales y cambroneras, como si le llamare algo la atencion.

iQu6 sera aquello? dijo entre si Hilario una liebre u otro venado? No, pues Medoro no daria unos ganidos tan tristes. Acercose, iy sabes lo que encontro?

Andres. Te escucho.

Juanillo. A Laurindo barbaramente dego- llado.

Andres. jCielos! no lo creo. (Casi me alegro era mi rivAl).

Juanillo. Pues es la verdad. Al saberlo la al¬

dea , todo el mundo te ha acusado de habcr sido su matador, por ojeriza, ya porque era tu rivAl afortunado, ya porque le habian da¬

do tu rebano.

Andres. \ Que oigo! j Brutos I.

Juanillo. Y van en tu busca todo hoy, pues quieren entregarte d la justicia.

Andres. Te juro por mi padre que soy ino- cente!.£.Y Marcela?...,

Juanillo. Marcela esta muy trastornada, te llama asesino, y quiere tu muerte.

Andres. No me faltaba otra, Dios mio!

Se oyen cantos funebres d manera de marcha mortuoria y las campanas que tocan d muer- tos.

Andres. ^Oyes los tanidos de las c&mpanas?

tocan por 61.

CORO.

(Desde dentro), Llorad pastores

Jlorad zagalas tristes gemidos resuene el valle del pastorcillo muerte temprana

(4)

pobre Laurindo Horad zagalas

(Oyense las campanas), Andres. (Mirando hacia donde se oye el en-

tierro). Le llevan k enterrar.

Juanillo. jVes a Marcela?

Andres. Sf vd detras del feretro, vestida de luto, junto con Rosarda llorando.

CORO.

(Desde dentro).

Lindas coronas su sien ornadle de siempreviva quo cria el valle ; sobre su tumba con tristes ayes Horad en corro bellas zagalas

Andres. No me faltaba otra! Dios mio! Va¬

in onos! vdmonos de aquf.

Juanillo. Pero.

Andres. No,.... tu ves mi desgracia. (Se van], ESGENA III.

Sale el pastor Flavio (mirando por todas partes como si buscare d alguien).

CANTO.

Flavio. Andres no se halla no se doade estd por mas que le busco no puedo encontrar;

ni al risco escabroso del bosque y jaral ni en brenas ocultas de alia el matorral.

Que Andres se ha escapado

pues teme el castigo que justo le estd;

pero la justicia jamas cesara

seguirle la pista sin mas descansar.

(Vuelvanse d oir balidos de un rebaho que pasa y los cencerros de los cabestros).

Flavio (mirando hacia el ruido gritando). I Hola Aurelio! £has visto a Andres?

Aurelio. No.

Flavio. i Tampoco I es singular. No bay mas duda, se ha escapado pero, desgraciado, de poco le servira la fuga; alargard unicamente su agonia.

Guanto mas lo reflecsiono mas me maravi- 11a, quien hubiera creido al tal zagalejo ca- paz de tamaiio delito!

CANTO.

Gonsternacion y luto se ve en todas partes;

al soto bosque y prado de toda la comarca.

Ni el mirlo juguetea trinando por las ramas;

ni hnas mariposas se ven volar doradas.

La fuente que entre el musgo y juncos susurraba

que estiende sus arroyos banando el verde prado, ces6 el murmullo tierno que el aura secundaba trocando en turbiosas sus cristalinas aguas.

La sutil golondrina alondra y cogujada no cruzan por los aires ni solas ni d bandadas.

En fin ya la natura parece amortigada en luto de Laurindo de suerte infortunada.

(5)

ESCENA IV.

Flavio y Marcela.

CANTO.

(Sale Marcela).

Flavio. j Marcela querida!.

Marcela. j Oh Flavio amigo I.

Flavio. ^Hao ya enterrado?

Marcela. SI, A Laurindo.

Flavio. j Suerte tan cruda I Vfctima ha sido.

Marcela. Maldito seas Andres asesino.

Cuando ansiosa esperaba la antorcha de himeneo con gran regocijo

una tumba A mis pies espantosa sepuito a mi amante querido.

Ya no existe el pastor mas gallardo ya su cuerpo con sangre tenido

es ahora jay! un frio cadaver

\ Llorad todos al pobre Laurindo.

Violetas moradas del bosque rosas, lirios, jazmin, siempreviva en coronas pastores amigos

deponed A su tumba ya fria y cipreses de funebre aspecto en lugar de la acacia florida rodead el sarcdfago helado que os lo pide Marcela rendida.

PAROLA.

Flavio. Nada he podido adquirir de Andres.

Marcela. Es culpable. Se habra escapa- do. jNo ves Flavio como mi corazon no me enganaba? No errada fundi mi sospecha. iQuie-

res mas prueba patente de su delito?

Flavio. i Ah Marcela! harto lo conozco nun- ca lo hubiera creido 1.

Marcela. Vosotros que defendiais tanto su inocencia, j como os enganabais!. Cr6e- me Flavio el criminal siempre huye de su delito. El remordimiento... el castigo,.

le exita A emprender la fuga.

5 —

Flavio. Gierto es.

Marcela. El no tiene ganado ya que apacen- tar, sin embargo nadie le ha visto salir de su casa, y eso prueba que tenia premeditado ya el asesinato, y el que despues de consu- mado, ha huido.

Tu has seguido el valle, el rio, el bosque, el prado y alameda, y hasta el escarpado monte; has reconocido los barrancos, preci- picios y grutas, y sin embargo nada has ha- llado, ni la menor sombra de su presencia.

^Quieres mas?...

La colina de las retamas, que era su sitio favorito. jQue te han dicho los pastores que allf has encontrado? nada que pueda esclare- cer su paradero.

Flavio. Es verdad. Conozco su falta.

Marcela. Se ha escapado de nosotros pero, no lo hara de la justicia.

Yo misma partire al juzgado mas cercano y dar£ parte. Me ha herido en el fondo de mi alma, jam£s se lo perdono. Me ven- gar6, se lo juro.

Flavio. Sosiega, pobre Marcela tu amor te arrebata hasta este grado.

Marcela. Ha degollado a Laurindo, me lo ha arrebatado. j Ah!.

Flavio. (Mirando hdcia dentro). Parece se acerca Juanillo tal vez nos oriente de algo.

ESCENA V.

Dichos y Juanillo.

(Sale Juanillo).

Flavio. Juanillo £has visto A Andres?.

Juanillo. Toma, ahora mismo lo acabo de dejar.

Los dos d un tiempo. ^Es cierto

Juanillo. Yo lo creo, como que ha comprado el potro de Isidoro.

Marcela. jEl potro de Isidoro?,...

Juanillo. Si, segun ha dicho intenta abando- nar la aldea, y quiere seguir mundo.

Marcela. £ No ves Flavio?

Flavio. Cada vez mas en claro se pone el asunto.

(6)

6

Marcela. No bay tiempo que perder. Todo se comprende ya.

Juanillo. (j Que muchacha mas vengativa!...) Flavio. ^Decias til, que le acabas de dejar?

Juanillo. St, en el soto de los Alamos.

Marcela. (A Flavio) No has estado tu alii?...

Juanillo. Tal Vez entdnces estuviera aqui, pues en este lugar le he encontrado.

No hay mas, os habreis cruzado.

Tu Flavio, pasaste sin duda por el rio mientras nosotros seguimos el sendero de las vinas. El no se ha escondido en ninguna par¬

te porque afirma y jura ser inocente, aun mas me ha dicho que te amaba mas que nunca Marcela.

Marcela. ; Malvado ! antes me arrojaria en el torrente, que corresponder k un asesino.

Vamos Flavio, el tiempo urge.

CANTO.

Marcela. La inocencia.

Flavio. Siempre triunfa.

Marcela. Contra el malvado.

Flavio. Que Dios confundo.

Marcela. Pronto el delito ya pagard.

Flavio. En vil cadalso vindicard.

DUO.

Marcela. Sin perder momento corred con los amigos

armados de garrotes de hondas, y cuchillos.

Atad k Andres malvado y al pueblo mas vecino llevddle y entregddlo que pague su delito.

Flavio. Sin perder momento corramos hacia el rio que pillaremos presto k Andres vil asesino;

y atado con cordeles junto con los amigos

le llevaremos preso

al pueblo mas vecino.

(Se van Flavio y Juanillo).

'ESCENA VI.

Marcela sola.

Marcela. Por fin , cay<5 en manos de la justi- cia.Ahora Laurindo quedard tu humean- te sangre, vengada...

j

Oh! mi dulce amigo , te perdi cuando lazos sagrados nos iban k unir eternamente. jsuer- te infausta 1 Los dulces epitalamios de Jos za- gales se han convertido en cdnticos funebres

y sombrios.

Nuestro tdlamo nupcial ha sido la mortaja.

Pero no temas fdolo mio, aunque tu Marce¬

la no.te acompana, su corazon herido jamas cicatrizar£.

La memoria perp6tua; y como el rocfo matinal, mis ojos convertidos en fuente ja¬

mas agotaran las lagrimas para lavar tu -tum- ba 1 ( Llora).

ESCENA VII.

Marcela y luego Andres.

(Sale Andres).

Andres,

j

Cielos Marcela I corazon valor

!...

Marcela. (Separdndole). j Asesino 1...

Andres. Marcela perdoname, soy inocente.

Marcela. (Sardomcamenie). \ Inocente I | eh!

inocente cuando tu mismo rostto te descu- bre 1

Aparta miserable, me causas horror y desprecio.

Andres. Marcela, por Dios escucha, no se condena k nadie sin ofrsele.

CANTO.-ODA.

Andres. Verte y amarte fud pastora ingrata obra de un momento,

felice me encontraba:

y con nadie de este mundo,

mi obscura suerte entdnces cambiara . Tu fementida, mi pasion vendiste

mientras que halagueua: (Se toca el pecho).

(7)

un fuego aqul encendias para burlar despues,

con vil sarcasmo de puro amor las ansias mias!

7 —

Andres. jGrita, pide auxiliol (Sc va Marcela).

ESC ENA VIII.

Andres solo.

^Dl Marcela, do est4n aquellos tiempos?

que en la pradera verde, guirnaldas te tegia

mientras tu afirmabas,

que me amabas con ciega idolatria?

iPorque ahora que soy tu triste Ylctima no sientes compasion . . .

sientes ludlbrio?

al fuego que me abrasa

I que mas que ardiente amor, es un deliriolll Marcela. (Furiosa). Yil asesino; aun te atreves

aqul ante mi vista presentarte

l no te averguenza no, tu negro crimen tu infame accion Andres cobarde?

I Yienes tal vez 4 inmolarme vlctima en holocausto derramar mi sangre que cuai r6ptil 4 mis pies te arrastras, pidiendo compasion para enganarme?

Te comprendl.Buscas en vano, conozco tu hipdcrita semblante

tu siniestro mirar nada revela sino la Bna astucia de un tunante.

Si mi rabia y odio, yo pudiera en fuerza varonil aqul trocarla en este instante, tu persona infame en polvo vil, quisiera iniquilarla.

DUO.

Andres.

Ella me aborrece.

I Ay triste rigor!

jamas podre lograrla suspiro de amor dejare la aldea b^a mas tardar y sentare plaza por ser militar.

Andres. V<5yme pues me desechas.

Marcela. (Gritando).

Marcela.

El aun meama infame traidor

su vista nuevamente exita mi furor

antes no se escape me pondre a gritar y de esta manera le podran pillar,

mujer cruel ya que as!

jFlavio a mil

Andres. Por fin voy 4 partir, de estos risue- nos lugares, que en tiempos mas dichosos, formabais mi delicia.

I No os volver6 a ver mas!.

Adios bosques, y eollados, adios vinls y florestas, que en mis tiernos anos, me en- tretenia tantos dias, ya persiguiendo 4 las aves ya k las mariposas. No os volverS 4 verl No volver6 aspirar el grato perfume del nar- do y clavel y de la dorada florde retama!....

Ay Adios! Adios noches serenas. Adios mananas dulces, y Adios tiempo inolvidable del esquileo , con sus bailes y cantares al son de las tigeras que despojan al cordero de su blanqulsima lana!

Ay Dios para siempre, gratas ilusiones fantasmas risuenas yo os saludo con todas las veras de mi alma! (Se vaj.

ESCENA IX.

• • > * y r * '

Marcela y despues Flavio.

\

Marcela. (Gritando hacia dentro). jFlavio!

I Flavio 1 detenle, se esconde por el sendero izquierdo ] acosale! 4 pedradas con las hon- das, los perros...^. (Se oyen ladridos). Mirad como huye montado en el potro 4 escape!

(Sale Flavio).

Flavio. Ya le pillaran los corchetes, por aho¬

ra ya tiene un descalabro de un guijarro que le ha arrojado bien certero.

Marcela. Oh si hubiere sido hombre 1 nose escapara tan facilmente.

Flavio. Tu desgracia amiga Marcela te in¬

duce hasta 4 ser cruel.

No nos es dado castigar nosotros.

jDiantre! iQu6 tendr4 Juanillo que llega todo sudado y jadeando.

ESCENA X.

Sale Juanillo.

Juanillo. (Jadeando como si hubiese hecho una gran carrera). \ Gracias 4 Dios que llegu6!...

(8)

Caramba es tan cansado correr por la mootana, que do puedo apenas sostener- me.

Marcela. Descansa JuaDillo; Descansa. (Se sienta ).

Flavio, i Pero 6 que viene todo esto?....

Juanillo. Hay novedades FJavio; hay nove- dades.

Mdrcela. i Pero.qu6?

Juanillo. Importantes, Marcela interesan mu- cho.muchfsimo. *

Flavio. Hombre; esplfcate. acaba por Barrabds.

Juanillo. Ante todo, donde est£ Andres?

Flavio. jQue flemal (Pateandode impaciencia) Se escapd ya montado en el potro.

Juanillo. \ Voto al Diablo I ya me lo temia....

Ahora que.va de nada sirve. jPobre mu- chacho.

Flavio. Cada vez te entiendo menos.

Juanillo. Hombre, es bien claro... los sol- dados han pillado al verdadero asesino de Laurindo.

Marcela. ^Cdmo?.... Tu est£s loco, Juanillo.

Juanillo. Cuerdo, y bien cuerdo, amiga mia.

Has de saber, que yendo a. encerrar las re- ses, unos soldados que llevaban fuertemente atado a un sugeto estrangero de esta comar- ca, toda su ropa ensangrentada, me han preguntado»el camipo mas corto , que con¬

duce & la Villa.

Flavio. ;Qu6 tiene de particular ?

Juanillo. Espera un poco; pues senor como tu sabes soy curioso, me he dirigido al cabo, que reconoci ser el mismo hace dos aiios, es- tuvo alojado £ casa de Tomds. Preguntele, quien era el preso, y me dijo ser el autor del asesinato, cometido en la persona de un pastor aquella misma noche.

Qued6 pasmado como podeis pensar, y no lo hubiera creido, a no reparar que el sar- gento llevaba en la mano, la cartera encar- nada de Laurindo, que decia guardar en ella sus secretos.

Marcela. j Dios mio!

Flavio. i Cielos I

Juanillo. Aun mas. He sabido qtie aquel fo- rastero, ha degollado i Laurindo, parasa- tisfacer su venganza, pues parece que este pastor le habia violado una hermana, aban- dondndola despues con su desbonra , vini^n- dose & ocultar en nuestra aldea, con la Vida de pastor...

Marcela. jDioseterno, que revelacion, mas cruel 1

Yo desfallezco.ay.jPerddname An¬

dres, soy una miserable te he calumniado, I perdona I (Se desespera).

Juanillo. (Con tristeza). Siempre dije, que An¬

dres era inocente.

Flavio. La precipitacion, siempre acarrea muchas desgracias. j Pobre Andres!

Marcela. j Yo sola tengo la culpa! Yo la cul- pd inocentamente 1.(Se desespera). \ Fla¬

vio! amigo Flavio, Juanillo buscadle, cor- red, corred , decidle que me perdone, ya se- rd su esposa. '

Juanillo. Quien sabe ya donde se halla.

CANTO.

Marcela. ; Ay ya no soy digna!

del amor que me ofrecias

que mil veces aqui en este sitio rechacd insensata tus caricias.

. j Perdona Andres mi falta es grave

no merece piedad ya lo comprendo merece con desprecio ser pagada! ! Flavio. Andres yo te suplico k

que perdones nuestra falta.

la muerte de un pastor el mas gallardo arrancd & nuestro pecho la venganza.

Perdona Andres la falta es grave

no merece piedad ya lo comprendo merece con desprecio ser pagada.

(Marcela desesperdndose cae demayada).

FIN.

Barcelona: Imp. de Jose Taul<5, Tapineria, n. 58.—1869.

Referencias

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