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LA FILOSOFÍA DE PLATÓN

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LA FILOSOFÍA DE PLATÓN

CONTEXTO HISTÓRICO Y POLÍTICO

INTRODUCCIÓN: CONTEXTO FILOSÓFICO Y EL OBJETIVO DE SU FILOSOFÍA A.-PLATÓN Y LA FILOSOFÍA ANTERIOR

HERÁCLITO Y PARMÉNIDES SOFISTAS Y SÓCRATES LOS PITAGÓRICOS

B.- OBJETIVO Y MOTIVACIÓN DE LA OBRA DE PLATÓN ONTOLOGÍA: LOS DOS MUNDOS

El mundo de las Ideas El mundo sensible TERORÍA DEL CONOCIMIENTO

INTRODUCCIÓN: ABSOLUTISMO FRENTE A RELATIVISMO. SIGUE A SÓCRATES, FRENTE A LOS SOFISTAS.

EL VERDADERO CONOCIMIENTO HA DE SER UNIVERSAL Y NECESARIO: SU OBJETO TIENE QUE SER ALGO PERMANENTE.

POSIBILIDAD DE UN CONOCIMIENTO UNIVERSAL Y NECESARIO: LA TEORÍA DE LA REMINISCENCIA

RELACIÓN ENTRE CONOCIMIENTO Y REALIDAD: GRADOS DE CONOCIMIENTO EN FUNCIÓN DE LOS GRADOS DE SER (SÍMIL DE LA LÍNEA, MITO DE LA CAVERNA)

CAMINOS PARA ACCEDER AL CONOCIMIENTO DE LAS IDEAS

A) La dialéctica

B) La Filosofía como catarsis o purificación (Fedón)

LA PSICOLOGÍA O TEORÍA DEL HOMBRE A) Dualismo antropológico B) Inmortalidad del alma C) División tripartita del alma LA ÉTICA

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CONTEXTO HISTÓRICO Y POLÍTICO DE PLATÓN

Por su familia y por la influencia, central en su vida, de su maestro, Sócrates, la vocación de Platón para realizar su vida y toda su obra filosófica y académica fue ético-política. Su filosofía no tiene una finalidad puramente teórica, sino que está orientada a formar individuos virtuosos que se organicen social y políticamente en una ciudad justa y perfecta. Sin embargo, nunca tomó parte en la política activa.

□ Cuando nació Platón (427 a.C.) ya hacía 4 años que se habían iniciado LAS GUERRAS DEL PELOPONESO (431) entre Atenas y Esparta. Acaba el conflicto en 404 con el sitio de Atenas y la caída de la ciudad en poder de Esparta. Las condiciones de la paz resultan denigrantes para Atenas. Platón tenía entonces 23 años. □ Se produce un cambio drástico en la forma de gobierno, se sustituye la

democracia por un régimen autoritario, la oligarquía de los Treinta Tiranos. Toda su infancia y adolescencia transcurrió en este clima de inestabilidad política y de guerra civil.

□ Por el origen aristocrático de su familia y por el declive del propio régimen, Platón no era partidario de la democracia. LA DEMOCRACIA fue instaurada en Atenas durante el gobierno de Efialtes y Pericles (S.V a. C)

En esta época tuvieron un importante papel los primeros sofistas, hombres ilustrados, divulgadores de cultura y maestros en virtud. La virtud ya no se considera exclusiva de la clase aristocrática ni es entendida como un don de nacimiento, sino como un tipo de conocimiento o habilidad que se puede adquirir. Los sofistas son expertos en preparar a los jóvenes para triunfar social y políticamente. Por ello toma gran importancia la educación y las enseñanzas en las artes de la palabra, retórica y dialéctica, instrumentos esenciales para lograr el éxito.

Pero tantos años de conflicto han provocado en Atenas una gran inestabilidad política, los regímenes cambiaban con excesiva rapidez y las luchas de partidos se radicalizaron. Los políticos mostraban de una forma cada vez más descarada su propia ambición por enriquecerse y por sacar provecho personal de sus cargos públicos. La idea sofista de la convencionalidad de las normas políticas y morales había llegado a convertirse en una postura común que era utilizada como justificación para llevar a cabo cualquier tipo de injusticia si de ella uno resultaba beneficiado. Cualquier práctica era buena para alcanzar el poder. Se usa la retórica como arte del engaño para persuadir a los otros de que los intereses individuales, propios del que habla, son los de la ciudad.

□ Al terminar la guerra en 404 e instaurarse EL RÉGIMEN DE LOS 30 TIRANOS, Platón lo acogió con optimismo, esperanzado en que aquel gobierno pondría orden en la situación de caos que se había generalizado. Pronto se vio que los Treinta ejercieron el poder con excesivos abusos y extrema crueldad y sólo duraron 1 año en él. □ Trasíbulo, ayudado de hombres supuestamente honrados como Anitos, dio un golpe de estado y RESTAURÓ LA DEMOCRACIA. Pero también este régimen democrático incurrió en injusticias, la más infame de las cuales fue la de condenar a muerte a Sócrates, “el mejor y más justo de los hombres”, en palabras de Platón. Este hecho le lleva a desconfiar definitivamente de la democracia, su CRÍTICA se centra en dos fallos fundamentales que conducen a otros muchos:

1.- No existen valores absolutos, lo bueno es lo que opina la mayoría. Pero la mayoría no se mueve por la verdad, la cual ignora, sino por opiniones y apariencias que no están firmemente fundadas ni razonadas, por lo que la mayoría es presa fácil para la manipulación a través de métodos persuasivos como los discursos retóricos y engañosos de los políticos que buscan el propio beneficio y el poder más que el bien común.

2.- El otro fallo importante es que cualquiera puede gobernar, Platón señala lo absurdo de este sistema: en ninguna otra actividad esto es así, sino que siempre se recurre a expertos, a personas que posean ciertos conocimientos y experiencia en la materia de que se trate, si tienes un problema de salud acudes al médico, si quieres hacer un mueble al carpintero. Pero a los cargos políticos no se accede por las cualidades ni los méritos de los individuos que aspiran a ellos, sino que cualquiera puede desempeñarlos sin ninguna preparación.

En el fondo de toda esta crítica se encuentra la concepción platónica, derivada del INTELECTUALISMO socrático, de la concepción de la Política como un saber, como una ciencia: sólo podrá gobernar justamente y dirigir la ciudad hacia el bien común, quien conozca la Justicia y el Bien, y esto no lo posee ni la multitud, ni los oradores, ni los

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sofistas que han enseñado a los oradores. El saber se ha de adquirir sólo por aquellos que ya poseen ciertas cualidades, y la adquisición se tiene que producir a través de un larguísimo proceso de educación, cuyo último escalón es la dialéctica, que alcanzan únicamente los filósofos, como relata en el libro VI de la República.

Dicho de otro modo, después de la muerte de Sócrates, entiende Platón que la salvación de Atenas no estaba sólo en la forma de gobierno, sino, sobre todo, en la educación y el cuidado del alma de sus ciudadanos, que habían perdido la capacidad para distinguir el bien del mal, y se habían entregado a una vida alejada de los valores que embellecen el alma y la hacen mejor, persiguiendo únicamente las cosas banales, efímeras, como el poder, el dinero, la fama... Esta situación es la de los prisioneros de la caverna que retrata en su famosa alegoría de la República. El mundo de los cautivos es un mundo ficticio, sin realidad en sí, donde triunfan los que más saben y mejor hablan sobre sombras, sobre nada.

VIAJES: Tras la muerte de Sócrates, Platón decidió viajar por distintas ciudades,

o En primer lugar fue a Megara.

o De allí a Egipto. La adoración de los Egipcios al Rey Sol cala en Platón y se revela fundamentalmente en las metáforas en que compara la idea de Bien con el astro solar. También hace suya la idea de un orden eterno de justicia. Y la reflexión sobre la muerte, tema sobre el que gira la religión egipcia. La Filosofía, dirá Platón, es una meditatio mortis (meditación sobre la muerte) y una preparación para morir

o Después de Egipto va a Cirene y de allí a la Magna Grecia para conocer a fondo el Pitagorismo cuyo máximo representante era, en aquel momento, Arquitas de Tarento, de los que toma la idea del orden y de la armonía cósmicos que imponían en el universo los principios de los números.

o A Siracusa hace tres viajes, todos a su pesar, pero accede por ser reclamado en los dos primeros por su amigo Dion, el último por chantajes de Dionisio II, el voluble y caprichoso tirano que gobernaba en ese momento en la ciudad. En el primer viaje y el segundo Platón tiene alguna intención de poner en práctica su filosofía, de educar en la virtud y la sabiduría al gobernante. En ambos fracasó y aca bó en circunstancias extrañas y difíciles para él, de las que salió por circunstancias azarosas. Al tercer viaje acude por puro chantaje, siendo ya un anciano, y en cuanto puede regresa a Atenas.

Estas experiencias le llevaron a Platón a replantearse el ideal de estado que había descrito en la República y su idea del rey-filósofo. El fruto, producto de su decepción, se recoge en su última obra “Las Leyes”, en la que no pone tanto énfasis en la calidad de los individuos que han de ser destinados a gobernantes, sino en la educación de toda la ciudadanía y en la justicia de las leyes por las que la ciudad ha de regirse.

1. INTRODUCCIÓN: CONTEXTO FILOSÓFICO Y OBJETIVO DE SU OBRA A.-PLATÓN Y LA FILOSOFÍA ANTERIOR.

La filosofía de Platón supone una superación de la dicotomía acerca de la explicación de la realidad que representan las perspectivas de Heráclito y Parménides: la realidad como un devenir continuo del primero o como la Permanencia absoluta del segundo. Platón considera que los sentidos nos muestran una realidad múltiple y cambiante, nos muestran un mundo similar al que presentara Heráclito, en perpetuo devenir. Hay que aceptar la existencia de este tipo de realidad. Pero entiende que ésta no es la verdadera, pues si fuera así, nada sería fijo y estable y lo real sería incognoscible ya que para que algo pueda ser conocido ha de permanecer y ser idéntico a sí mismo. La realidad verdadera, concluye Platón, ha de tener las características del ser de Parménides: permanente, eterna, idéntica consigo misma, fuera del tiempo y del espacio. A este tipo de realidad la llama él Inteligible, y serían las esencias inmutables de las que las cosas sensibles son copias imperfectas. A estas esencias las llama Platón Ideas o Formas.

Platón habla, por tanto, de dos tipos de realidad: la realidad cambiante de las cosas materiales y sensibles y la realidad permanente de las Esencias o Formas.

LOS SOFISTAS Y SÓCRATES

Platón se opone al relativismo de los sofistas, tanto teórico como moral. En contra de ellos mantendrá la existencia de valores morales absolutos y de una realidad objetiva y universal, accesible a la razón humana. Sigue en esto a su maestro, Sócrates, quien ya afirmara la posibilidad de un conocimiento válido universalmente: el que se encierra en las definiciones de los términos. Pero Platón va más allá de Sócrates pues aunque su interés fundamental sigue siendo ético y político, fundamentará su reflexión en una ontología y gnoseología muy

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potentes.

LOS PITAGÓRICOS

Los pitagóricos influyen en dos campos principalmente: a) en el valor que Platón concede a las Matemáticas tanto en la educación de los jóvenes como en el modelo de explicación de la realidad (el universo es una totalidad ordenada según una armonía matemática y b) en la concepción dualista del hombre, compuesto por alma y cuerpo y en su tarea ética donde tienen un importante papel la sabiduría y la sobriedad para purificar el alma de los lazos sensibles del cuerpo.

B.- OBJETIVO Y MOTIVACIÓN DE LA FILOSOFÍA DE PLATÓN

Su objetivo es de carácter ético y político, siguiendo en esto a su maestro Sócrates: lo que le mueve a reflexionar es cómo los hombres pueden ser mejores (virtuosos) y más felices. Y cómo se ha de organizar el Estado de la forma mejor y más justa para hacer ciudadanos justos y felices.

Para realizar este objetivo es necesario llevar a cabo una FUNDAMENTACIÓN DE LA ÉTICA Y LA POLÍTICA en unos cimientos teóricos firmes y verdaderos, lo que implica negar, en primer lugar el relativismo moral y teórico que mantenían los sofistas, Platón considera que la verdad y los valores morales no pueden ser relativos y subjetivos, cuestión de mera opinión individual. Platón acepta, como Sócrates que existe la realidad y puede ser conocida de manera universal. No todas las verdades son relativas, las Matemáticas encierran un conocimiento exacto, universal, verdadero, como enseñaban los Pitagóricos. La verdad acerca de la realidad ha de tener las mismas características y entiende, como Sócrates, que esta verdad se recoge en las definiciones de los términos, que recogen la esencia única y universal de una pluralidad de individuos.

La reflexión socrática se redujo, como se ha dicho anteriormente, a cuestiones éticas. Platón, con el fin de fundamentar la Ética teóricamente elabora una teoría de la realidad (Ontología) y una teoría del conocimiento (Epistemología): pretende dar respuesta a las preguntas fundamentales ya planteadas por los presocráticos, aunque se hallen en ellos de una manera ingenua, ¿Qué es la realidad y cómo podemos conocerla con verdad? Para responder a estas preguntas ha de conciliar las dos posturas opuestas que se hallan vigentes: la del devenir universal de Heráclito y la de la unicidad y eternidad del ser, de Parménides.

Llega Platón a una solución integradora: existen, dice, dos tipos de realidad, aunque con distintos grados de ser y perfección: la realidad perfecta y verdadera, la realidad de las Formas o Ideas, que son eternas, inmutables, a-espaciales y atemporales, tal como era el ser de Parménides. La otra realidad, devaluada e imperfecta, es la que puede captarse por los sentidos, cambiante, sujeta a generación y destrucción, temporal etc, características que toma de la concepción del ser de Heráclito. El conocimiento de cada una es diferente y depende de ellas, la realidad ideal se conoce racionalmente y de manera universal y necesaria; el mundo sensible sólo se conoce por los sentidos y de él sólo cabe opinión.

La Teoría de las Ideas es el núcleo central de la filosofía de Platón y el punto de referencia de todos los temas de los que se ocupa. En las Ideas se entrelaza el punto de vista ontológico, epistemológico y ético, pues las Ideas son :

 La verdadera realidad

 El objeto de verdadero conocimiento

 Los valores morales universales, que han de guiar la vida ética del individuo y la organización del Estado. El aspecto ontológico es el fundamental pues sobre él se asientan la concepción del conocimiento, del hombre y de la ética, por esto será el primero que abordemos

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EXISTEN DOS TIPOS DE REALIDAD: MUNDO INTELIGIBLE Y MUNDO SENSIBLE

Platón establece la existencia de dos tipos de realidad con distintos grados de ser: la realidad de las Ideas, lo que se ha llamado mundo inteligible, que es la realidad verdadera y la realidad sensible, con menor grado de realidad.

Parte de la concepción parmenídea del ser según la cual la verdadera realidad ha de ser permanente, eterna, no sometida al cambio, idéntica consigo misma. Estas características no las cumple la realidad material ya que es temporal, sujeta a todo tipo de cambios y, por tanto, no permanece nunca idéntica a sí misma. Luego la realidad material, sensible, no puede ser la verdadera, ha de haber otro tipo de realidad que se conoce racionalmente, y que no es material. Su naturaleza sería formal, ideal: es la realidad que Platón llama inteligible, la realidad de las Formas o Ideas.

En el Fedón pregunta Sócrates a Cebes:

“- ¿Quieres que admitamos dos especies de realidades, una visible y la otra invisible? - Admitámoslo.

- ¿ Y que la invisible siempre se encuentra en el mismo estado, mientras que la visible nunca lo está? - Admitamos también esto - respondió Cebes-.” (Fedón, 78 )

El texto distingue los dos tipos de realidad antes mencionados:

- La realidad sensible ( mundo sensible), visible, sujeta al cambio, perceptible por los sentidos. Es el mundo de las realidades particulares. (Donde se hallan por ejemplo, cosas bellas).

-Una realidad inteligible( mundo inteligible) , invisible, siempre inmutable, no perceptible por los sentidos, es el mundo de la realidad en sí, el mundo de las Ideas. (Donde existe, por ejemplo, la Belleza en sí misma).

En definitiva, Platón considera que existen dos tipos de realidad, la realidad de las Ideas, inteligible, eterna y perfecta, que es permanente y siempre idéntica consigo misma, por lo que puede ser conocida de manera verdadera y universal, a través de la razón, y la realidad sensible, material, cambiante, perceptible por los sentidos, de la que sólo cabe un conocimiento relativo y subjetivo.

EL MUNDO DE LAS IDEAS

A) NOCIÓN DE IDEA: El término griego del que deriva el nuestro es EIDOS O IDEA que significa forma, aspecto, pero no externo sino intrínseco a algo, lo propio, lo que lo define, es decir, la esencia. Cuando Platón se pregunta por la Forma o Idea de una cosa, se está preguntando por la verdadera realidad de la misma, por lo que la hace ser lo que es.

Las Ideas son para Platón realidades absolutas, eternas, inmutables, universales, ideales y trascendentes. Son la verdadera realidad, lo que verdaderamente existe, en sí y por sí.

“ Las cosas visibles y tangibles varían sin cesar, aparecen y se consumen, se transforman las unas en las otras: lo blanco se ennegrece, el agua se evapora, el hombre sucumbe; lo que es mayor en comparación con una cosa resulta ser menor en comparación con otra. Lo propio acontece con el mundo interior de los hombres: los deseos y afanes se cambian y se contradicen, el dolor, al menguar, se hace placer; el placer, al reiterarse, fastidia o duele. Ni lo que nos rodea ni lo que somos por dentro nos ofrecen punto seguro donde asentar nuestra mente. En cambio, los conceptos puros... constituyen una clase de seres inmutables, perfectos, exactos. El concepto de blancura no contiene sino blancor, el movimiento no se convierte jamás en quietud, el uno es invariablemente uno, como el dos es siempre dos...Por muy impenetrables que dos cuerpos sean, lo son mucho más dos conceptos. La Identidad, por ejemplo, ofrece una absoluta resistencia a confundirse con la Diferencia. El hombre virtuoso es siempre, a la vez, más o menos vicioso, pero la virtud está exenta de vicio. Los conceptos parecen, pues, más claros, más inequívocos, más resistentes que las cosas de nuestro contorno vital y se comportan según leyes exactas e invariables.” ( Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo, Austral )

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Sócrates, incluso Parménides, ya se dieron cuenta de esta característica de los conceptos, son inmutables y rigurosos, en ellos no cabe la mezcla, la confusión. Pero Sócrates no se pregunta cuál es la realidad a la que tales conceptos se refieren. Cuando se habla del concepto de Belleza ¿a qué Belleza nos referimos? ¿Qué realidad tiene? Es Platón el que se formula esta pregunta y se da cuenta de que tales objetos no pueden tener una realidad material pues toda cosa material cambia en el tiempo, y además nunca es sólo belleza o blancura, sino mezcla de muchas cualidades. Los conceptos tienen que referirse a un objeto que, como ellos, sea inmutable y universal, a este tipo de realidad llama Platón IDEA. Con esto lo que hace es proyectar sobre la realidad las características de los conceptos, lleva a cabo, como Parménides, una intelectualización del ser: Puesto que los conceptos son universales y no cambian, tienen que referirse a una realidad que sea ella misma universal y no cambie, esta realidad es la Esencia, forma o Idea.

B) CARACTERÍSTICAS DE LAS IDEAS

1.- Son entidades subsistentes, realidades en sí, INDEPENDIENTES DE NUESTRA MENTE, es decir no son meros conceptos mentales. Dicho de otro modo, las Ideas existen con independencia de nosotros, nuestra razón no las crea, las descubre.

2.- Son REALIDADES TRASCENDENTES, existen real y separadamente, con independencia del mundo s ensible. Por ejemplo, la blancura, la piedad, existen en sí mismas, sin depender de las cosas que son blancas o de las acciones piadosas. Al contrario, las cosas pueden ser blancas porque hay blancura.

3.- Las Ideas son LAS CAUSAS DE LAS COSAS .Las cosas son lo que son por participar o imitar a las Ideas, éstas son las causas de lo que las cosas son verdaderamente, de su esencia. Pero no son causas eficientes, sino causas ejemplares, no hacen que las cosas vengan al ser, sino que son los modelos o arquetipos de las cosas por lo que estas son lo que son. - determinan su esencia-.

4.- Son REALIDADES INMUTABLES: No nacen ni mueren, son eternas. No crecen ni disminuyen, no cambian.

5.- Son realidades SIMPLES, sin composición alguna: son idénticas a sí mismas, únicas en su especie, incondicionadas y absolutas.

6.- Sólo pueden CONOCERSE POR MEDIO DE LA RAZÓN.

7.- El mundo de las Ideas está jerárquicamente organizado. En la cúspide se halla la Idea de Bien - que en cierto sentido se identifica con la Belleza y la Verdad. La Idea de Bien es la Idea suprema porque de ella participan todas las demás Ideas y gracias a ella todas pueden ser conocidas. ¿Cómo entiende Platón esta Idea? Como fuente del ser y del conocimiento. Es decir, el principal sentido de Bien es el ontológico, de él deriva el epistemológico y el ético. En lo que se refiere al ser: Cada Idea es Idea en cuanto que es perfectamente lo que es, pero ser perfectamente lo que se es, es lo mismo que ser con perfección, es decir, bueno. Así, pues, una Idea es Idea en cuanto que cumple perfectamente su esencia, en cuanto que es buena.

La cognoscibilidad de las Ideas deriva precisamente de esa bondad o perfección que poseen y por la cual son, pues ser es lo mismo que poder ser conocido (igual que no-ser es lo mismo y en el grado pertinente que no poder ser conocido)

Texto de “El Banquete” de Platón:

“La Belleza existe siempre, no nace ni muere, no crece ni decrece... no es bella por un lado y fea por el otro, ni unas veces bella y otra no, ni aquí bella y allí fea, de tal modo que sea para unos bella y para otros fea.

Tampoco es la belleza un rostro, unas manos, ni ninguna otra cosa de las que participa el cuerpo, ni razonamiento, ni conocimiento, ni algo que existe en otro ser, por ejemplo en un viviente, en la tierra, en el cielo o en otro cualquiera, sino la propia belleza en sí que siempre es consigo misma específicamente una, en tanto que todas las cosas bellas participan de ella en modo tal, que aunque nazcan y mueran las demás, no aumenta ella en nada ni disminuye, ni padece nada en absoluto”.

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A) ¿QUÉ ES?

Es la realidad cambiante que perciben nuestros sentidos y que no es más que una copia devaluada del mundo ideal.

“Hay que admitir que existe una primera realidad: lo que tiene una forma inmutable, lo que de ninguna manera nace ni perece, lo que jamás admite en sí ningún elemento venido de otra parte, lo que jamás se transforma en otra cosa, lo que no es perceptible ni por la vista por otro sentido alguno, lo que sólo el entendimiento puede contemplar. Hay una segunda realidad que lleva el mismo nombre: es semejante a la primera pero cae bajo la experiencia de los sentidos, es engendrada, siempre está en movimiento, nace en un lugar determinado para enseguida desaparecer, es accesible a la opinión unida a la sensación”. ( El Timeo)

B) ¿CÓMO SE ORIGINA? (Cosmología en el diálogo “Timeo”) El mundo sensible es fruto de la concurrencia de varias causas:

1.- Una materia caótica, eterna y desordenada (causa material)

2.- Esta materia caótica es ordenada según los modelos o arquetipos que son las Ideas. (Causa ejemplar o formal) 3.- ¿Cómo ordenan las Ideas, que son estáticas, la materia amorfa? Es necesaria una inteligencia ordenadora o Demiurgo, el cual tomando a las Ideas como modelos ejemplares y teleológicos, a partir del elemento primigenio y sin forma, configura todas las realidades sensibles y las organiza según el mismo orden racional, belleza y armonía del mundo inteligible. (Causa eficiente)

(Lo que en el mundo hay de imperfección y lo que se escapa a nuestro conocimiento se debe al elemento material.

Lo que en él hay de orden, belleza y armonía y que es cognoscible racionalmente, se debe a las Formas o Ideas, al elemento formal de la realidad)

3.- TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Platón, frente a los sofistas que mantenían un relativismo respecto al conocimiento, tal como su maestro Sócrates y anteriormente Parménides, que existe el conocimiento absoluto, universal y necesario y se lleva a cabo por medio de la razón, los sentidos sólo nos proporcionan percepciones particulares y relativas en las que se puede asentar únicamente una creencia u opinión. Su posición es Racionalista. La razón nos permite conocer la verdadera realidad, que es inteligible y no sensible, por lo que dicho conocimiento no puede ser adquirido en esta vida en la que el alma se halla encerrada en el cuerpo, sino que la razón ha de poseer en sí la verdad, es decir Platón mantiene un innatismo en el tema del conocimiento.

A) EL OBJETO DE VERDADERO CONOCIMIENTO HA DE SER PERMANENTE. (Teéteto)

Platón buscó fundamentar ese conocimiento absoluto y se preguntó por su naturaleza y su objeto. En su diálogo Teéteto parte de que para que un conocimiento sea UNIVERSAL Y NECESARIO, ha de tener dos características:

ha de ser infalible, esto es absolutamente verdadero sin posibilidad de error, y

ha de tener por objeto lo que es, el verdadero ser - a través de él tenemos que captar la verdadera realidad y por tanto, ha de ser un conocimiento objetivo y no subjetivo-.

Los objetos concretos y sensibles están en continuo cambio, luego propiamente no son ya que en un momento presentan unas características y en otro momento otras diferentes. Entonces, no se puede dar de ellos una definición universalmente válida. Por tanto, estos objetos no pueden fundamentar un conocimiento universal y necesario.

El conocimiento UNIVERSAL , NECESARIO Y VERDADERO ha de ser de algo permanente, idéntico a sí mismo. ¿Qué es lo que en las cosas no cambia? Su esencia, que es lo común, lo universal, pues todas las características sensibles son múltiples y mudables.

CONCLUSIÓN: EL OBJETO DE VERDADERO CONOCIMIENTO NO PUEDE SER LA REALIDAD SENSIBLE, SINO LA INTELIGIBLE: Las Ideas son el objeto de verdadero conocimiento. Ellas fundan la objetividad y la

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universalidad del conocimiento.

B) LA PERCEPCIÓN NO PUEDE SER EL VERDADERO CONOCIMIENTO. EL CONOCIMIENTO VERDADERO ES EL CONCEPTUAL, QUE SE LLEVA A CABO POR LA RAZÓN

La percepción sensible no es verdadero conocimiento: Pues no es universal y necesaria, sino relativa y subjetiva Capta la realidad sensible que no es la verdadera realidad.

EL CONOCIMIENTO UNIVERSAL Y NECESARIO ES CONCEPTUAL Y SE OBTIENE POR LA RAZÓN.

Existe un conocimiento universal y necesario, que no es relativo sino absoluto y universal, que lleva a cabo la razón y se ocupa de un objeto estable, universal, idéntico consigo mismo y absoluto: las Ideas. Frente a él estaría la percepción como conocimiento relativo y subjetivo de los objetos cambiantes y mutables del mundo sensible

(En este sentido Platón da y quita la razón a algunos de sus predecesores que trataron estos temas:

Protágoras: Coincide con este en que la percepción es subjetiva pero discrepa de él en que sea el único conocimiento posible.

Heráclito: Como él piensa que el mundo sensible esté en perpetuo cambio, pero no es este el mundo real, sino el mundo de las apariencias múltiples y engañosas.

Parménides: El verdadero ser es permanente, universal, absoluto, pero no se puede negar que exista, aunque con menor grado de realidad, el mundo concreto y múltiple.

Sócrates: El verdadero conocimiento es universal y capta la esencia de la realidad, pero esta esencia tiene una realidad distinta a la de las cosas concretas, es una realidad ideal.)

LA POSIBILIDAD DE UN CONOCIMIENTO UNIVERSAL Y NECESARIO: LA TEORÍA DE LA REMINISCENCIA

¿Cómo es posible un conocimiento universal y necesario?

Si a través de nuestros sentidos sólo conocemos las cosas materiales y sus cualidades que, como acabamos de ver, están cambiando, el conocimiento universal y necesario no lo podemos obtener a partir de la experiencia sensible, de modo de ese conocimiento tiene que poseerlo en sí misma la razón y, por tanto, está en ella desde siempre. Conocer es, por tanto, recordar, sacar del alma, de la razón, los conocimientos que desde siempre han estado en ella, pues el alma no puede extraer el conocimiento de la experiencia sensible que, como mucho, puede proporcionar opiniones verdaderas.

Esta es la Teoría de la Reminiscencia, según la cual conocer o adquirir ciencia no es aprender nada nuevo sino recordar los contenidos que se hallan en el alma.

En “El Menón se dio la primera versión de esta teoría como respuesta a una aporía que planteaban los sofistas en torno al conocimiento:

Menón le plantea a Sócrates la siguiente aporía o paradoja: la investigación y el conocimiento son imposibles porque si no se conoce algo ¿cómo se puede buscar si no se sabe lo que se busca? Y en el caso de que fuese hallado ¿cómo sería reconocido? Y si algo ya se conoce, ¿para qué buscarlo? Dicho más fácilmente, no se puede investigar ni lo que se sabe ni lo que no se sabe, porque lo que ya se sabe no se precisa indagarlo y lo que no se sabe se ignora qué se ha de investigar.

La solución la halla Platón en la concepción del conocimiento como anamnesis, como recuerdo, es decir, como un reemerger de algo que existe desde siempre en la interioridad de nuestra alma. Se debe investigar para hallar los conocimientos que aunque se hallan en el alma se han olvidado, conocer será un proceso de reminiscencia.

Se refiere a esto Platón en forma de mito (donde es clara la influencia órfico-pitagórica): El alma que es inmortal y renace varias veces ha conocido toda la realidad, la del más allá y la de este mundo. Conocer es extraer de sí misma los contenidos que ya posee, es clarificar el recuerdo. (En este diálogo, puesto que pertenece a uno de los primeros momentos de la filosofía platónica no se habla aún de que lo que se contemplara en el más allá fueran las Ideas, pues todavía no está claramente establecida la separación de los dos mundos) Y lo ejemplifica con el diálogo que Sócrates mantiene con un esclavo sobre un asunto de Geometría, donde pretende probar que sólo mediante las preguntas que le dirigía, sin enseñarle nada, el esclavo, que jamás había estudiado Matemáticas, sacaba de sí las nociones necesarias para resolver el problema planteado, mostrando de este modo que esos conocimientos, que nadie le había proporcionado y que sacaba a la luz al ser interrogado (mayéutica) debía poseerlos él en su alma y ahora los recordaba.

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En el Menón la teoría de la reminiscencia se plantea como justificación o fundamentación de la Mayéutica: para que surja mayéuticamente la verdad desde el alma, dicha verdad debe poseerla el alma misma en su interior.

En el Fedón, momento de la madurez de Platón, donde ya se dibuja clara la división de la realidad en dos mundos, aparece el siguiente razonamiento: de este mundo sólo tenemos conocimiento a través de los sentidos, y los sentidos sólo nos muestran las cosas particulares, tenemos experiencia de que hay cosas semejantes, grandes o pequeñas, cuadradas o circulares...etc. Y tenemos nociones de realidades perfectas: el cuadrado perfecto, la igualdad en síPero los datos que nos proporciona la experiencia no se ajustan nunca de modo exacto a la noción que tenemos de esas cualidades. Ninguna cosa sensible es, en ningún caso, perfecta y absolutamente cuadrada o circular. ¿Cómo hemos podido formar tales nociones de realidades perfectas, poseer su conocimiento? No lo hemos obtenido por los sentidos, pues las cosas sensibles no son perfectas y, por tanto, no lo hemos extraído del contacto con el mundo exterior. Se ha de concluir que está en nuestro interior: nuestra razón posee tales nociones de manera originaria, desde siempre y que conocer no es “dar ciencia a un alma que no la tiene” sino poner en claro lo que ya se sabe: conocer es recordar (anamnesis o reminiscencia).

En el Fedón, lo que Platón mantiene es que el alma preexiste al cuerpo y antes de encerrarse en él conoció de manera directa las Ideas. Al unirse al cuerpo al nacer, el alma olvida dicho conocimiento, pero no se borra, sino que permanece en ella. Conocer es recuperar lo que ya se sabe, es una clarificación de lo que ya se posee. Pero el recuerdo se ha de producir en este mundo ¿cómo podemos llegar al recuerdo de nuestra primera visión de las Ideas? Mirando el mundo sensible de modo adecuado -usando la razón- puesto que éste imita al inteligible.

RELACIÓN ENTRE CONOCIMIENTO Y REALIDAD: GRADOS DE CONOCIMIENTO EN FUNCIÓN DE LOS GRADOS DE SER (SÍMIL DE LA LÍNEA, MITO DE LA CAVERNA) (La República)

El tema de la realidad y del conocimiento se hallan inseparablemente unidos en Platón, Y tanto en su filosofía como en todo el pensamiento griego la teoría del conocimiento depende o se subordina a la concepción que se tiene del ser (gnoseología supeditada a la ontología) De modo que habrá tantos tipos de conocimiento como tipos de realidad puedan ser conocidos o, dicho de otro modo, el conocimiento depende del objeto conocido y si hay distintos grados de realidad habrá también distintos modos de conocimiento cuyo valor dependerá del valor que posean los objetos.

Para ejemplificar el tema Platón recurre en “La República” al símil de la línea y al mito de la caverna.

A) El símil de la línea: grados de conocimiento en función de los grados de ser

BIEN

GRADOS DE CONOCIMIENTO GRADOS DE REALIDAD

EPISTEME (CIENCIA)

NOESIS IDEAS (Modelos o

arquetipos) MUNDO INTELIGIBLE

DIANOIA EJEMPLOS IDEALES

MATEMÁTICOS

DOXA (OPINIÓN)

PISTIS (CREENCIA) OBJETOS FÍSICOS

MUNDO SENSIBLE

EIKASIA (FANTASÍA, IMAGINACIÓN)

REFLEJOS, SOMBRAS, IMÁGENES,SUEÑOS

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Recordemos que Platón diferencia la realidad inteligible: absoluta, universal, inmaterial, permanente, independiente de nosotros y de la realidad material, y la realidad sensible, en la que se hallan las cosas materiales y cambiantes Hay dos tipos fundamentales de conocimiento, doxa - opinión- y episteme -ciencia-, en función del tipo de realidad que a través de ellos se conoce:

la ciencia es un conocimiento universal y necesario que lleva a cabo la razón y sólo puede versar sobre objetos universales y absolutos. Es el conocimiento verdadero y fundado pues mediante él se capta la verdadera realidad, el mundo inteligible.

Del mundo sensible, continuamente cambiante, sólo cabe opinión (doxa), conocimiento subjetivo de lo particular, en el que intervienen los sentidos.

Dentro de estos dos tipos de conocimiento aún se pueden distinguir grados. Dentro de la Doxa encontramos dos grados: Eikasía y Pistis

o Eikasía (fantasía, imaginación) es el grado más bajo de conocimiento y, por tanto, la mayor ignorancia consiste en tomar por real lo que es pura fantasía, creaciones de la imaginación o bien las sombras o imágenes de las cosas, como aquel que piensa que es valioso o bueno algo que realmente carece de valor o el que considera que una torre es pequeña porque la ve a gran distancia, o el que confunde sus fantasías con la realidad, o sus sueños...etc. Éste está totalmente engañado en cuanto a lo que sea la realidad, pues toma por real las puras apariencias de las cosas y es arrastrado a tal confusión por su imaginación.

o Aquél que considere que lo real son los objetos materiales, y al ser preguntado por lo que es la justicia conteste acudiendo a ejemplos de acciones particulares que él considera justas, o a una constitución concreta, o a una ley, está en el grado de creencia (pistis): considera real lo que le proporciona su experiencia, pero no tiene el conocimiento universal de la justicia en sí.

Sólo el que considera como real el mundo inteligible posee un conocimiento científico (episteme),

o pero puede proceder en su conocimiento partiendo de hipótesis y basándose en ejemplos , deduciendo a partir de éstos teoremas que se consideran verdaderos si las hipótesis lo son, como proceden los matemáticos o se puede conocer directamente mediante la razón lo que es en sí real. En el primer caso tendríamos un conocimiento hipotético-deductivo (dianoia)

o y en el segundo el grado más alto de conocimiento, la noesis, que es un conocimiento por intuición, el conocimiento intelectivo, en el que la verdadera realidad está directamente presente a la razón y, por tanto, no cabe el error, pues la razón lleva a cabo la aprehensión directa de las Ideas.

En la cúspide se halla la Idea de Bien de la que todas las demás participan y el conocimiento sólo podrá considerarse fundado si se llega a ver que es él la fuente del ser y de la verdad (dialéctica ascendente y descendente)

En este contexto se sitúa la misión asignada por Platón al filósofo: No corresponde a éste el conocimiento de las cosas sensibles, sino el de las Ideas, de la esencia de las cosas. Por ello ha de convertirse en guía y educador de los otros hombres, pues les puede y debe conducir del estado de opinión al estado de ciencia, llevarles de la consideración del mundo sensible a la del verdadero ser.

La distinción entre opinión y ciencia aparece ya en el diálogo Menón, allí se ha habla de la opinión como un tipo de conocimiento que aun pudiendo ser verdadero no es aún ciencia pues le falta el fundamento, se ignoran las razones o causas de las afirmaciones que sobre la realidad se hacen. La ciencia es, por el contrario, el conocimiento fundado en razones. Aún no aparece en este diálogo el objeto que corresponde a cada conocimiento, que sí aparece ya en la República, de la opinión el mundo sensible, de la episteme o ciencia, el inteligible, porque en el Menón aún no está clara tal separación.

CAMINOS PARA ACCEDER AL CONOCIMIENTO DE LAS IDEAS La dialéctica

El término presenta distintos significados en la obra de Platón:

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En “La República” es el procedimiento mediante el cual el intelecto avanza de Idea en

Idea hacia las más generales, hasta llegar a la Idea de Bien , el grado más alto de lo inteligible. En ésta se halla el fundamento del ser y de la inteligibilidad de las Ideas y, en definitiva, de toda la realidad. Luego, al llegar el filósofo al descubrimiento del Bien, alcanza el principio en que se basa todo el conocimiento, principio anhipotético o no supuesto, ya que se descubre como la perfección del ser y el fundamento del conocer.

Ahora bien, se puede hablar de una dialéctica ascendente que es aquella que libera de los sentidos y de lo sensible, lleva hasta las ideas y más tarde, de Idea en Idea hasta la Idea suprema. Y habrá también una dialéctica descendente que recorre el camino opuesto: parte de la Idea suprema o de Ideas generales y avanzando por división, distinguiendo aquellas Ideas particulares que están contenidas en las generales, llega a determinar cuál es el lugar que una Idea concreta ocupa dentro de la estructura jerárquica del mundo ideal.

En “El Sofista” se habla de la dialéctica como la ciencia suprema en la que se alcanza el conocimiento basado en la captación por intuición intelectual del mundo ideal, de su estructura y de las relaciones existentes entre las Ideas, en esto consiste la verdad.

La Filosofía como catarsis o purificación

En el Fedón la filosofía aparece como catarsis o purificación y como preparación para la muerte: el filósofo sabe que la contemplación directa de las Ideas sólo podrá obtenerla cuando muera, que el cuerpo no es sino un obstáculo para su vida cognoscitiva y para su vida ética pues esclaviza al alma y la distrae de lo verdadero y de lo conveniente. Por eso, la tarea del filósofo consiste fundamentalmente en liberarse cuanto pueda de los lazos sensibles, para estar más cerca del saber y prepararse para morir. De este modo el filósofo no teme a la muerte ya que ésta será una redención y por ella se pasará a la contemplación plena de la verdad.

LA DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICO-SOCIAL DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS.

La Teoría de las Ideas es, como ha quedado claro, el fundamento de toda la obra platónica, ella explica qué es el verdadero ser (Ontología), y qué es el verdadero conocimiento (Gnoseología), y en función de éstos explica también:

Qué es el hombre: Psicología o Antropología Qué debe hacer como ser moral: Ética Cuál es su papel social y político: Política

Estos tres últimos temas constituyen la dimensión antropológica y social de la Teoría de las Ideas.

4.- LA PSICOLOGÍA O TEORÍA DEL HOMBRE.

A) Dualismo antropológico

Influido por los pitagóricos Platón va a seguir manteniendo un dualismo antropológico. El hombre está compuesto de cuerpo y alma.

En el Fedón aparece el siguiente razonamiento, muy próximo a la teoría de la Reminiscencia:

Tenemos conocimiento de las Ideas. Este conocimiento no lo hemos podido adquirir en esta vida presente -como ya hemos demostrado-, luego lo hemos tenido que adquirir en una pre-vida. Como el cuerpo no existía antes de esta vida, todo hombre tiene que ser además de cuerpo “otra cosa”, que sería la que conociera las Ideas. Esa “otra cosa” es el alma, psique, principio de vida.

Cuerpo y alma son dos realidades heterogéneas:

El cuerpo es MATERIAL y, por tanto, pertenece al mundo sensible.

El alma es ESPIRITUAL -aquí se diferencia de los pitagóricos- y es semejante al mundo inteligible. Lo propio del alma no es estar junto al cuerpo, su lugar propio es el mundo inteligible. El cuerpo es una cárcel para el alma, (a veces incluso llega a considerarlo su tumba), por eso mientras sigan unidos el alma anhela liberarse de los lazos que le atan a lo sensible y retornar a su origen primitivo. Así puede decirse que la unión entre alma y cuerpo no es natural sino accidental, semejante a la que se establece entre coche y cochero, o barco y timonel. El cuerpo es en sí mismo inanimado. El alma, por el contrario, es principio de movimiento de sí misma, se mueve a sí misma y al introducirse en el cuerpo le da vida y lo gobierna, es decir, es el principio que anima el cuerpo. Por ello el alma es superior al cuerpo.

El alma es el verdadero ser del hombre, es su esencia, y su principal papel es el conocimiento d e la verdad.

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Ya en los diálogos de transición aparece la idea de un alma inmortal. Es fundamental en el diálogo “Menón”, en el que se ha de suponer la inmortalidad del alma para fundamentar la teoría de la reminiscencia, con la que pretende solucionar la aporía que le propone Menón a Sócrates sobre la imposibilidad de la investigación sobre lo que sabe y sobre lo que no se sabe. Sólo si el alma ha conocido previamente a su vida dentro del cuerpo, aunque no lo recuerda, tiene sentido el método mayéutico de buscar la verdad en el interior…Luego si el alma posee conocimientos al nacer, el alma ha vivido antes de encerrarse en el cuerpo: es inmortal.

En “El Fedón” el alma es una realidad radicalmente distinta al cuerpo, el alma es simple y espiritual, el cuerpo es material y de él nacen todas las pasiones y tendencias que el alma ha de controlar para llevar una vida buena y purificarse de los lazos que de forma accidental le unen a él. En este diálogo Sócrates, en la hora de su muerte, intenta convencer a sus amigos de que no han de apenarse pues lo que verdaderamente es él, es su alma y el alma es inmortal. Se esfuerza en dar hasta 5 argumentos para probar la inmortalidad del alma, quizá los 3 más importantes son los siguientes:

1.- Argumento de la semejanza con las Ideas: El alma es semejante a las Ideas y, por lo mismo, es inmaterial, simple e indivisible, por tanto no se puede descomponer ni corromper, es inmortal y mientras está u nida al cuerpo tiende constantemente hacia el mundo de las Ideas.

2.-Argumento de la reminiscencia: Conocer es recordar. El alma ha de haber adquirido en una pre-vida el conocimiento universal que va a recordar mientras se encuentra unida al cuerpo en esta vida sensible, por tanto el alma preexiste al cuerpo.

3.-Argumento ético del dominio sobre el cuerpo: “Pues bien, amigos –prosiguió Sócrates-: justo es pensar también en que, si el alma es inmortal, requiere cuidado no en atención a ese tiempo, sino en atención a todo el tiempo. Y ahora sí que el peligro tiene trazas de ser terrible, si alguien se descuidara de ella, pues si la muerte fuera la liberación de todo, sería una gran suerte para los malos cuando mueren, el liberarse a la vez del cuerpo y de su propia maldad juntamente con el alma. Pero desde el momento en que se muestra inmortal, no le queda otra salvación y escape de males que el hacerse lo mejor y más sensata posible” (Fedón) Si el cuerpo y el alma se destruyeran con la muerte, aquéllos que no han dominado las pasiones y deseos inmoderados d e su cuerpo, y han cometido maldades, quedarían perdonados, al morir, de su vida impía; entonces el bien y el mal quedarían sin premio y sin castigo, lo que sería injusto; por tanto, es necesario que el ama sea inmortal.

En el Fedro añade un nuevo argumento basándose en la idea de que el alma es el principio de vida y movimiento, por lo que ha de ser inmortal.

"Toda alma es inmortal. Pues aquello que está siempre en movimiento es inmortal. Todo aquello que mueve a otra cosa siendo, a su vez, movido por otra cosa, cuando cesa su movimiento, cesa también su vida. Sólo aquello que se mueve a sí mismo, al no fallar nunca, tampoco cesa nunca de moverse, sino que es la fuente y principio del movimiento para todas las otras cosas que mueven. Pues el principio nunca comenzó a existir. Y todo lo que comienza a existir nace a partir del principio, mientras que el principio mismo no procede de nada. Pues si el principio proviniera de alguna otra cosa, dejaría de ser principio.

Y puesto que no comenzó, tampoco será destruido... Así, pues, el primer principio del movimiento es aquello que se mueve a sí mismo."

C) División tripartita del alma

En los diálogos de madurez Fedro y República y, posteriormente, en el de vejez “Timeo”, mantiene Platón una visión tripartita del alma. No es que considere que el alma ya no es una, sino tres almas en discordia. Más bien la idea de Platón es que el alma es una, pero con diferentes funciones.

En el “Fedro” y la República intenta Platón explicar el hecho de que el hombre mantenga luchas psicológicas consigo mismo. Esto sólo es posible si el alma es influida por el cuerpo. Pero para que el cuerpo pueda tener alguna influencia sobre el alma y sea capaz, a veces, de conducirla de una manera no -racional, es preciso que haya en el alma una parte no racional. Habla así Platón de tres partes o funciones del alma: una parte racional, y dos partes irracionales o alógicas: la irascible o vehemente (la parte de los sentimientos nobles) y la apetitiva o concupiscible (la de las pasiones incontrolables).

La parte irascible es tendente a obedecer a la parte racional, pero la parte apetitiva tiende a dejarse arrastrar por los deseos del cuerpo.

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alma con un carro alado tirado por dos corceles uno noble y hermoso, otro malo y feo, guiados ambos por un auriga o cochero:

"El alma es como un carro de caballos alados y un auriga que forman una unidad. Ahora bien: los caballos y aurigas de las almas de los dioses son todos buenos y de excelente linaje; los de las otras almas, sin embargo, son mezclados. Nuestro auriga gobierna a la pareja que conduce; uno de sus caballos es bello y bueno y de padres semejantes, el otro es lo contrario en ambos aspectos. De ahí que la conducción nos resulte dura y dificultosa". (246 a)

La parte racional viene representado por el auriga. Es la parte más elevada del alma, lo divino que hay en ella, y su función es conocer intelectivamente y guiar a las otras dos partes hacia el bien- lo racional en el hombre debe guiar a lo irracional. El caballo bueno representa el alma vehemente, el valor y la voluntad humanos, fáciles de guiar por la razón. El caballo malo sería como el alma apetitiva, los deseos y las pasiones sen sibles inmoderados, difíciles de someter racionalmente.

En el Timeo,, obra en que Platón expone su Cosmología, volverá sobre la visión tripartita del alma, y además se pretende explicar su procedencia y describir su creación por el Demiurgo, el cual, después de haber creado el alma del mundo, crea las almas particulares; la parte inmortal, la racional, es creada directamente a partir del alma del mundo y situada en el cerebro; la parte irascible es colocada en el tórax y la concupiscible en el abdomen.

5.- ÉTICA

La ética platónica encuentra su fundamento en la Teoría de las Ideas: las ideas éticas se consideran valores con realidad en sí: la bondad en sí, la justicia en sí. Como tales son absolutos, eternos e incondicionales. La vida ética será aquella que se guíe por esos valores y los lleve a la práctica en sus acciones. Esta concepción de la ética supone una superación del relativismo de los sofistas e inclinarse por la visión socrática de que el bien es absoluto y hemos de conocerlo para realizarlo. Sólo de este modo alcanzaremos el fin supremo del hombre que es la felicidad.

¿En qué consiste la felicidad? En diálogos como el Fedón, en los que la influencia pitagórica en su concepción del hombre es muy clara, considera Platón que la felicidad sólo se podrá lograr a través de la purificación del alma de los lazos sensibles que le impone el cuerpo, a través de la sabiduría y la ascética. Sin embargo, a partir de su concepción tripartita del alma, en que esta tiene cierta relación con el cuerpo, va variando su postura y considera que la felicidad se logrará a través de la armonía de las tres almas, incluida el alma apetitiva cuyos deseos han de ser moderados, pero no eliminados. En el diálogo de madurez “El Filebo”, llega a decir que la verdadera felicidad es una mezcla de lo que le corresponde al alma racional: la sabiduría y lo que le corresponde al cuerpo, el placer, porque el hombre no es alma sola, sino que posee cuerpo. Sin embargo, tampoco es esta la última posición respecto a la felicidad de Platón, pues en diálogos posteriores vuelve a concebirla como el conocimiento del Bien e identificarla con la sabiduría y la virtud, como hiciera Sócrates.

El fin del hombre es la felicidad, pero ¿qué hay que hacer para lograrla? Se ha de llevar una vida virtuosa: el camino a la felicidad es la virtud. Virtud significa perfección oexcelencia del alma.

Pero puesto que el alma del hombre no es unitaria, cada parte se perfecciona de un modo adecuado a su naturaleza: la parte concupiscible o apetitiva ha de perfeccionarse mediante la moderación o templanza, es decir, tenemos que poner medida a los deseos o apetitos, no podemos dejarnos gobernar por ellos pues son caóticos, destructivos e inmoderados; ante ellos se impone el autocontrol.

 La parte vehemente se perfecciona mediante la virtud de la fortaleza o coraje, la entereza y la valentía para mantenerse en el camino recto y llevar a cabo el proyecto de la virtud y la justicia.

 Pero ambas partes desconocerían el camino y su fin sin la guía del alma racional, es a esta a quien le corresponde conducir a las otras dos hacia el bien porque a ella toca conocerlo, su virtud es la sabiduría o prudencia

 La virtud en el sentido más general es la justicia, la salud integral del alma que consiste en que cada parte cumpla su función y adquiera la virtud que le es propia; en definitiva la armonía entre ellas.

En resumen: la razón tiene que conocer los valores absolutos y eternos que han de ser meta para la vida y fundar el proyecto ético del individuo, pero para alcanzar tan alto y difícil fin, se hace imprescindible vencer las tendencias que con tanta intensidad y de manera tan tentadora se le imponen, esto es, moderar los apetitos, lo que resulta una empresa inalcanzable sin el coraje y la valentía que requiere tener un proyecto bello y bueno y,

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sobre todo, perseverar en el esfuerzo arduo de alcanzarlo . 6.- POLÍTICA

La teoría política de Platón se desarrolla en íntima conexión con su ética. Hay que entender, para comprender el pensamiento platónico en este punto, que la vida griega es una vida comunal, vivida dentro de la polis e inconcebible fuera de ella. Un individuo es antes que nada ciudadano y no puede ser ni bueno ni feliz si no es dentro de la ciudad. De aquí que Platón, como posteriormente Aristóteles, considere que la sociedad organizada es una institución natural y, por tanto, que el hombre es un animal social por naturaleza. El estado es necesario para que el individuo sea justo y feliz, pero el Estado sólo será bueno cuando los individuos lo sean. Ambos han de regirse por el mismo ideal de justicia. Este planteamiento lleva a Platón a preguntarse ¿Cómo ha de ser el estado ideal? Trata de dar respuesta a esa pregunta en tres de sus diálogos fundamentalmente: La República, El Político y Las Leyes.

La República

El estado nace porque cada uno de nosotros no es autárquico, es decir, no se basta a sí mismo y tiene necesidad de la ayuda de muchos otros hombres que dividan sus esfuerzos para atender todo lo que se requiere para vivir bien y en paz. En este sentido la ciudad tiene necesidad de 3 estamentos:

1:- El de los productores, artesanos y comerciantes: En ellos predomina el alma apetitiva. Esta clase social es buena cuando en ella prevalece la virtud de la templanza: orden, dominio y disciplina de los placeres y deseos y someterse convenientemente a los guerreros y gobernantes.

2.- El de los guerreros: su virtud es la fortaleza y el coraje. Su función es vigilar y defender a la ciudad de las amenazas externas y las sediciones internas.

3.- El de los gobernantes: son aquello que aman la ciudad más que los demás, su función es dirigir la ciudad hacia el bien, por tanto su virtud es la sabiduría, han de adiestrarse en la dialéctica, ascender del conocimiento sensible al conocimiento de las Ideas, para llegar a conocer lo que es el Bien y poder conducir a todos los ciudadanos hacia él (recuérdese el mito de la caverna). El Bien que ha de buscar el gobernante no es nunca el propio, sino el bien en sí que es el que beneficiará a la ciudad entera.

La construcción de una sociedad justa está ligada al tema de la educación del ciudadano para la Justicia, que es la armonía del cuerpo social, donde cada uno ocupa el puesto al que le destinaba su naturaleza... La educación es el factor esencial en la conformación de la estructura social, pero la educación opera sobre esa diversa base natural de los talentos de los ciudadanos. Esta división en tres estamentos no perjudica la cohesión civil, sino que refuerza la solidaridad ciudadana, al destacar que la colaboración d e todos es enteramente necesaria para la felicidad colectiva. La ciudad quedará bien regida cuando todo el mundo ocupe su puesto natural y realice sus funciones propias. También el filósofo tiene que sacrificarse para ocuparse de regir la ciudad, aun cuando otras tareas más abstractas, como la contemplación, la metafísica...le tienten más. Y ha de ser el filósofo el que gobierne porque dirigir al Estado es una ciencia, la de dirigir a la ciudad hacia el bien común, y para poder dirigir a todos hacia el bien, es preciso poseer conocimientos verdaderos sobre lo justo, lo bueno...que encuentra su fundamento en la Idea de Bien. (Sólo puede gobernar la ciudad quien ha alcanzado la episteme, el que se detiene el las opiniones y creencias queda fuera de la esfera del poder) Esta es la teoría platónica del rey-filósofo, pero esto “no significa que los profesores de filosofía deben dirigir los negocios de Estado, sino que las relaciones fundamentales que mantienen y determinan la vida comunitaria tienen que ser fundadas en el saber auténtico”. (Heidegger)

En función de lo dicho lo largo de la República, en torno a la ciudad ideal, Platón realiza un análisis de las formas de gobierno, que irá graduando desde la mejor hasta la peor.

En primer lugar sitúa la aristocracia, es decir, el gobierno de los mejores, ("aristos"), que vendría representado por el gobierno del filósofo-rey de la República ideal; en ella los mejores son los que conocen las Ideas, los filósofos, y su gobierno estaría dominado por la sabiduría.

La segunda mejor forma de gobierno la representaría la timocracia, el gobierno de la clase los guardianes, que no estaría ya dirigida por la sabiduría, sino por la virtud propia de la parte irascible del alma, que es la propia de dicha clase, abriendo las puertas al desarrollo de la ambición, que predominaría en la siguiente forma de gobierno, la oligarquía, el gobierno de los ricos, y cuyo único deseo se cifra en la acumulación de

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riquezas.

Posteriormente encontramos la democracia, cuyo lema sería la libertad e igualdad entre todos los individuos y cuyo resultado, según Platón, es la pérdida total del sentido de los valores y de la estabilidad social. No cabe duda de que Platón tiene en mente la democracia ateniense que tan odiosa le resultó después de la condena de Sócrates, aprovechando para satirizar el predominio de los discípulos de los sofistas en la vida pública.

Por último, en el lugar más bajo de la escala, se encuentra la tiranía, que representaría el gobierno del despotismo y de la ignorancia, dominado el tirano por las pasiones de la parte más baja del alma, dando lugar al dominio de la crueldad y de la brutalidad.

Las Leyes (última obra Platón, con 80 años)

Platón no ha abandonado su perspectiva ética fundamental, aprendida de Sócrates: la verdadera política es aquella que mejora a los ciudadanos, les permite ser virtuosos. Y el gobernante ocupa su cargo en razón de su conocimiento del bien objetivo, al servicio de la comunidad, de manera que el gobierno es, ante todo, educación, y se pretende que todos aprendan que lo mejor es la justicia y que al hacer lo que es justo y bueno lograrán una ciudad feliz.

Pero el viejo Platón no se fía ya de encontrar hombres que realicen el ideal del sabio y prefiere confiar en las instituciones y las leyes como algo menos perfecto, pero más seguro. La paideia (educación) y la vida políticase fundamentan en la buena legislación, en el nómos firmemente establecido por los mejores y más sabios, hombres virtuosos y experimentados, tras una larga enseñanza y aprendizaje. En el Critón, acaso su primer diálogo, Platón había recogido el ejemplar respeto de Sócrates por la ley de su ciudad; en su última obra reafirma, con una intensidad nueva, la soberanía de las leyes.

En un pasaje citado con frecuencia (Leyes, 875a-d) justifica la preeminencia acordada a las leyes y su recelo respecto a los hombres con poderes máximos (como los tiranos o los filósofos reyes):

“Es necesario que los hombres se den leyes y que vivan conforme a leyes o en nada se diferenciarán de las bestias más salvajes. La razón de esto es que no se produce naturaleza humana alguna que conozca lo que conviene a los humanos para su régimen político y que, conociéndolo, sea capaz y quiera siempre realizar lo mejor. Pues es difícil conocer que mediante el verdadero arte político ha de cuidar no de su bien particular, sino del común porque el bien común estrecha los vínculos de la ciudad, mientras que el particular los disuelve, y porque es conveniente a lo común y a lo particular, a ambos, que el bien común esté mejor atendido que el par-ticular. En segundo lugar, si alguno efectivamente incluye en su arte el conocimiento de que eso es así, pero gobierna después a la ciudad sin control y monárquicamente, no podrá en ningún caso mantenerse firme en esta doctrina y seguir a lo largo de su vida sosteniendo el bien común para la ciudad y sometiendo lo particular a lo común, sino que su naturaleza mortal le impulsará sin cesar a la ambición (pleonexia) y al actuar en beneficio propio, en su fuga irracional del dolor y en su búsqueda del placer. Pondrá estos dos motivos por delante de lo más justo y lo mejor y, produciendo tinieblas dentro de sí, se llenará al final de toda clase de males y llenará también de ellos a la ciudad entera”.

Es claro que si hubiera en algún caso un hombre que naciera por una suerte divina con capacidad suficiente para tal empresa, no tendría necesidad para nada de leyes que le rigieran; porque no hay ley ni ordenación alguna superior al conocimiento, ni es lícito que la inteligencia sea súbdita o esclava de nadie, sino que ha de ser la que lo gobierna todo, si es verdadera inteligencia y realmente libre por naturaleza. Pero ahora eso no se da en ninguna parte de ningún modo, a no ser por un breve instante. Por eso hay que preferir el segundo término, la ordenación y la ley, que miran y atienden a lo general, aunque no alcancen a cada una de las cosas.”

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