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QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN? COMENTARIO 1.- DEFINICIÓN DE ILUSTRACIÓN.

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¿QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN?

Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guidado por algún otro.

Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro.

Sapere aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración.

COMENTARIO

1.- DEFINICIÓN DE ILUSTRACIÓN.

Bien claro es aquí Kant al definir en qué consiste la ILUSTRACIÓN.

En primer lugar nos habla de MINORÍA DE EDAD y alguien es tal, cuando no piensa por sí mismo y, consecuentemente, no toma sus propias decisiones dejando que otros las tomen por él en su nombre.

En segundo lugar nos explica quién es el responsable de la misma y no es otro, que el propio sujeto que no toma las riendas de su propia vida.

En tercer lugar expone, que uno es dueño y guía de su propia vida cuando se conduce por su entendimiento y no por su voluntad, por ejemplo. Por tanto, implica dos niveles: pensar primero y tomar tus propias decisiones después.

La conclusión es evidente:

ilustración significa dar el paso a atreverse a coger las riendas de tu propia vida, usando tu propio entendimiento.

La Ilustración pretenderá emancipar al hombre; para ello, tiene éste que ser consciente de su punto de partida y después superarlo. Tiene que pensar por su propia cuenta

Una persona puede ser menor de edad por dos razones; la primera, por falta de entendimiento propio, sería el caso tanto de los minusválidos psíquicos o de los niños, en este caso y evidentemente uno no es culpable de tal hecho. Pero sí es culpable, cuando teniendo las capacidades se prefiere no serlo.

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De aquí el sentido del lema de la Ilustración “Atrévete a saber”, al requerir y exigir querer salir de esa situación, nadie puede sacarte de ella: de la ignorancia solo sale uno mismo.

La gravedad de la minoría de edad, y es a la que se refiere el texto, reside en el hecho de que uno mismo es el culpable de esa situación y se mantiene en la misma por falta de determinación y exceso de cobardía y comodidad, tenemos que atrevernos cada uno a usar nuestro propio entendimiento.

En resumen: “La Ilustración es la salida del ser humano de su minoría de edad intelectual. La humanidad no hace uso de su propia razón, circunstancia de la que somos culpables nosotros mismos, ya que es algo que no hacemos por falta de capacidad intelectual, sino por falta de decisión y de ánimo”. Gavilán Pág. 67.

Preferimos que exista alguien que piense por nosotros y que nos marque el camino a seguir en cualquier tipo de asuntos ya sean morales, religiosos, políticos…

“El atrévete a saber no se refiere a ningún conocimiento concreto, sino a un saber que nos oriente en la organización de la vida y que nos sitúe en una posición favorable en la lucha por la igualdad, por la libertad y por la autonomía de la razón. No se trata de acumular conocimientos”.

Algaida. Pág. 68.

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3 Pereza y cobardía son las causas merced a las cuales tantos hombres continúan siendo con gusto menores de edad durante toda su vida, pese a que la Naturaleza los haya liberado hace ya tiempo de una conducción ajena (haciéndolos físicamente adultos); y por eso les ha resultado fan fácil a otros erigirse en tutores suyos.

Es tan cómodo ser menor de edad.

Basta con tener un libro que supla mi entendimiento, alguien que vele por mi alma y haga las veces de mi conciencia moral, a un médico que me prescriba la dieta, etc., para que yo no tenga que tomarme tales molestias. No me hace falta pensar, siempre que pueda pagar; otros asumirán por mí tan engorrosa tarea.

2.- CAUSAS DE ESA MINORÍA DE EDAD Aquí nos va a exponer de un modo general las causas, que podríamos llamar internas al propio hombre o subjetivas, por las que sigue siendo un heterónomo o un inmaduro -“pereza” y “cobardía”-, aunque éste sea físicamente ya maduro.

Si antes ha expuesto las causas de un modo general, ahora va a explicarlas pormenorizadamente empezando por la

“pereza”. Ésta se manifiesta claramente en la última frase “otros asumirán por mí tan engorrosa tarea” y esta falta de ánimo se manifiesta cuando uno se deja llevar, por ejemplo, por lo que ponga en algún libro, sin que yo realice el esfuerzo de pensarlo.

“Si me lo dan todo hecho, para qué quiero crecer y tener la responsabilidad de guiarme a mí mismo. Esta actitud nos permite no cuestionar nada del mundo que nos rodea. Hoy día comprobamos por doquier la falta de disposición crítica ante lo que se dice en los libros en la televisión o en internet. Resulta más cómodo creer acríticamente “Ocho filósofos. Pág. 88.

La segunda causa se deduce claramente de la expuesta anteriormente y es la cobardía, la pereza tanto engendra como es hija de la propia cobardía y lo es aquél que le da miedo enfrentarse al sistema, el que sea, una vez que éste esté plenamente establecido, es más cómodo dejarse llevar por la corriente de la mayoría. Ante ella la Ilustración propone claramente coraje: atrévete a conocer por ti mismo, por tanto, un cambio de actitud bien evidente.

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4 El que la mayor parte de los hombre (incluyendo a todo el bello sexo) consideren el paso hacia la mayoría de edad como algo harto peligroso, además de muy molesto, es algo por lo cual velan aquellos tutores que tan amablemente han echado sobre sí esa labor de superintendencia. Tras entontecer primero a su rebaño e impedir cuidadosamente que esas mansas criaturas se atrevan a dar un solo paso fuera de las andaderas donde han sido confinados, les muestran luego el peligro que les acecha cuando intentan caminar solos por su cuente y riesgo. Mas ese peligro no es ciertamente tan enorme, puesto que finalmente aprenderían a caminar bien después de dar unos cuantos tropezones; pero el ejemplo de un simple tropiezo basta para intimidar y suele servir como escarmiento para volver a intentarlo de nuevo.

El tema central de este párrafo es la explicación de la figura del tutor, ya que su aparición es la consecuencia evidente de los dos rasgos expuestos en el párrafo anterior.

La figura del tutor representaría cualquier personaje o figura abstracta que decida por otro. Ésta se puede personalizar en un sacerdote, profesor o padre y médico que decida por alguien; pero de un modo más abstracto e impersonal puede representar también a: la ignorancia, la mentira…, en suma, todo aquello que implique ausencia de libertad.

La intención última de todo tutor es la de perpetuarse en su función y, para ello, van a realizar su labor doblemente;

impidiendo que se atrevan a pensar y, en segundo lugar, transmitiéndoles miedo a sus tutorandos al exponerle los riesgos a los que se someten si pretenden ser autónomos.

Por último va Kant a minimizar los peligros con los que se encuentra alguien que pretenda ser autónomo; al principio, es evidente que se equivocarán, pero es cuestión de tiempo y de aprender con los errores propios. Por tanto, no hay que dejarse intimidar por el posible error tan maximizado por los tutores, ya que solo representarán tropiezos necesarios en el proceso de madurez de todo individuo.

Pero Kant va a considerar que este miedo a ser autónomo aparece en gran parte de los varones y en todas las mujeres. Hoy en día habrá feministas que lo consideren como un “cerdo machista” y otros considerarán que sólo refleja un hecho histórico: la mayor dependencia de la mujer hacia la figura de un tutor.

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5 Así pues, resulta difícil para cualquier individuo el zafarse de una minoría de edad que casi se ha convertido en algo connatural. Incluso se ha encariñado con ella y eso le hace sentirse realmente incapaz de utilizar su propio entendimiento, dado que nunca se le ha dejado hacer ese intento.

Reglamentos y fórmulas, instrumentos mecánicos de un uso racional –o más bien abuso- de sus dotes naturales, constituyen los grilletes de una permanente minoría de edad. Quien lograra quitárselos acabaría dando un salto inseguro para salvar la más pequeña zanja, al no estar habituado a semejante libertad de movimientos.

3.- CONSECUENCIA DE ESA MINORÍA DE EDAD

El ser menor de edad, es decir, el no pensar por sí mismo, se ha convertido en un rasgo que define al propio hombre, ya que éste se encuentra feliz viviendo así.

La causa, que los considerados tutores, no lo han animado nunca a que emprenda su propio vuelo, fomentando continuamente el miedo a salir, (a pensar por uno mismo) y la comodidad de pensamiento (que ya te vengan dadas las respuestas).

Por tanto, este rasgo que podría ser una situación pasajera, arraiga de tal forma, que se convierte en un rasgo permanente que termina por definir al hombre. Y lo hace porque se ha convertido en costumbre el regir su vida mediante los hábitos y comodidades adquiridas mediante la intervención continua de otros, los tutores.

La intervención de los tutores toma cuerpo material, mediante el conjunto de

“reglamentos y fórmulas” que regula y rige nuestras vidas. De este modo acciones, pensamientos y valoraciones humanas están reguladas mediante formulaciones mecánicas.

“Quienes siguen acríticamente los reglamentos y fórmulas de las instituciones se perpetúan en la minoría edad. Por eso los estados se valen de los tutores para transmitir esas normas y así garantizar el control de la sociedad”. Laberinto 134.

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6 De ahí que sean muy pocos quienes han conseguido gracias al cultivo de su propio ingenio, desenredar las ataduras que les ligaban a esa minoría de edad y caminar con paso seguro.

Lo que ocurre es que lejos de que el hombre esté deseoso de librarse de las mismas termina, de tal modo enredado en ellas, que las va a considerar como naturales y, todo aquél que se enfrente a alguna, por simple e insignificante que sea ésta, va a considerar su acción como un esfuerzo titánico debido, sin duda, a su falta de hábito.

“Si alguien se liberara de esas andaderas espirituales, experimentaría sin duda inseguridad por la falta de costumbre.

Existe una semejanza entre los individuos en minoría de edad de Kant con los prisioneros de la caverna platónica, los cuales están tan acostumbrados a las sombras que les resulta dolorosa la claridad. De manera análoga, al individuo kantiano le es muy complicado pensar de manera independiente, ya que toda su vida ha estado bajo el peso de dogmas incuestionados”. Ocho filósofos. Pág. 90

Por tanto, la conclusión es evidente, muy pocos son los que han sido capaces de darse cuenta de su verdadera situación y actuar en consecuencia:

liberarse ellos mismos de esa minoría de edad mediante el uso del pensamiento propio; mientras que la inmensa mayoría de la gente, sigue viviendo en una situación de “minoría de edad”, en la que otros siguen pensando por ellos.

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