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En este tema vamos a estudiar las características del tejido empresarial español: el número y tamaño de sus empresas, su distribución regional y sectorial, sus éxitos y dificultades y su creciente nivel de

internacionalización.

Efectivamente, la empresa española ha experimentado un proceso de crecimiento internacional acelerado durante las dos últimas décadas, liderado por grandes compañías como Telefónica, Santander, BBVA, Repsol, Iberdrola, Endesa, ACS, Indra y otras.

Esto no oculta el hecho de que la mayor parte del tejido empresarial español se compone de pequeñas empresas que se mueven a menudo en el estrecho marco de la economía local.

Sin embargo, en un contexto en que el mercado tiende a globalizarse empujado por el progreso tecnológico, se puede apreciar en conjunto una tendencia a la concentración empresarial, es decir, a la reducción del número e incremento del tamaño de las empresas en buen número de sectores.

Esto es así porque la competencia es cada vez mayor y la empresa pequeña tiene más difícil el acceso a los recursos tecnológicos y financieros imprescindibles para seguir el paso del mercado. Para lograrlo, junto al crecimiento orgánico, las empresas recurren a alianzas, fusiones y absorciones que les permitan ganar tamaño y reducir la competencia.

Algunos de los problemas y retos que se plantea el tejido empresarial español para lograr un mayor nivel de competitividad y fortaleza son la capitalización de las empresas, a nivel financiero y humano, la innovación técnica y organizativa y su internacionalización.

Imagen 1. Fuente: Elaboración propia.

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Imagen 2. Fuente: Elaboración propia.

Un rasgo común de las economías europeas es el predominio de las pequeñas y medianas empresas (PYMES). En España esto es aún más acentuado. Un grupo reducido de empresas representa grandes

porcentajes de facturación, inmovilizado y capital, mientras un gran número de medianas y pequeñas empresas se reparte cuotas de mercado y recursos muy reducidos.

Sin embargo las PYMES generan la mayor parte de los empleos. Esto es así porque además de más

numerosas, son comparativamente más intensivas en mano de obra. Se puede afirmar que, a menor tamaño, mayor utilización de factor trabajo por unidad de producción.

El 1 de enero de 2010 había en España 3,29 millones de empresas activas. El 53,9% de las empresas no empleaba a ningún asalariado. El número medio de empleados por empresa es de 6 en la Unión Europea, con sólo 4 trabajadores por empresa en España, similar a Italia y Portugal, y lejos del más alto, Holanda con 10 empleados.

Esta atomización de la estructura empresarial explica que España tenga, junto a Italia, un mayor número de empresas en relación a la media europea. Sin embargo, casi la totalidad de las empresas españolas tienen menos de 250 trabajadores y cerca de un 95% no supera los 10.

Empresas por sectores y número de asalariados (a 1 de enero de 2010)

Total Industria Construcción Comercio Resto de servicios

Total 3.291.263 230.301 510.243 796.815 1.753.904

Sin asalariados 1.774.005 81.941 282.203 402.032 1.007.829

De 1 a 2 asalariados 893.005 60.592 125.797 245.578 461.038

De 3 a 5 asalariados 318.155 32.666 50.935 85.488 149.066

De 6 a 9 asalariados 143.016 18.625 22.537 36.682 65.172

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De 10 a 19 asalariados 88.396 17.698 16.861 15.583 38.254

De 20 o más asalariados 74.686 18.779 11.910 11.452 32.545

¿Cuáles son las 12 empresas más grandes según la lista Fortune 500?

Pulsa en este enlace para descubrirlo.

Imagen 3. Captura de pantalla obtenida de la página Web de Libertad digital.

Pulsa sobre la imagen para ampliarla.

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El Sector Servicios (excluido Comercio) continúa manteniendo el mayor peso en la estructura de la población de empresas. A 1 de enero de 2010 representa el 53,3% del total. Este sector incluye todas las empresas dedicadas a hostelería, transporte y almacenamiento, información y comunicaciones, actividades financieras y de seguros, actividades inmobiliarias, profesionales, científicas y técnicas, actividades administrativas y de servicios auxiliares, educativas, sanitarias y de asistencia social y otro tipo de actividades sociales, incluidos los servicios personales.

Imagen 4. Fuente: Elaboración propia.

El peso del Comercio en el total de la economía también es significativo, ya que representa el 24,2% del total.

En este apartado se engloban las empresas que desarrollan actividades de venta al por mayor, al por menor y los intermediarios del comercio.

Por último, las empresas del Sector de la Construcción representan el 15,5% del conjunto, mientras que las empresas de la Industria suman el 7,0% del total.

Solamente en los Sectores Energético, Financiero y en algunos de servicios, antiguos monopolios y

empresas estatales posteriormente privatizados (Campsa, Tabacalera, Endesa, Telefónica y otros), se nota una mayor presencia de grandes empresas (más de 250 trabajadores).

En cambio, en el Sector Industrial, donde eran relativamente abundantes las grandes empresas, se tiende a su disminución en favor de empresas de menor dimensión. Esto se explica porque las grandes empresas orientan sus estrategias hacia la especialización y externalizan parte de sus tareas productivas, lo que lleva a la creación de nuevas empresas o a la subcontratación de actividades a otras de menor tamaño. A pesar de todo, más de la tercera parte del empleo asalariado directo depende todavía de grandes empresas.

¿Quieres conocer las empresas activas según el sector económico, por comunidad autónoma, durante el año 2010 según el Instituto Nacional de Estadística?

Pulsa aquí para conocer los datos de empresas activas en el sector económico.

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Ya te puedes imaginar que si la dimensión más extendida entre las empresas es la pequeña empresa la forma jurídica que más se adapta a ese tamaño son las de persona física o autónomo.

Si recuerdas lo que vimos al inicio de este curso también la sociedad limitada, que aparece en el segundo lugar de las formas jurídicas, se adapta a las necesidades de la PYME: sociedades que no requieren grandes capitales, que no permiten la libre transmisión de participaciones y que mantienen gran cercanía entre la propiedad y la gestión.

En puestos inferiores aparece la sociedad anónima, la forma jurídica típica de las grandes empresas y que está perdiendo protagonismo entre las PYMES en favor de la sociedad limitada y la comunidad de bienes.

Estas empresas mueven volúmenes enormes de producción y ventas pero continúan siendo minoritarias en cuanto a su cantidad.

Imagen 5. Fuente: Elaboración propia.

En la página del Instituto Nacional de Estadística puedes encontrar actualizaciones continuas sobre las empresas españolas:

Imagen 6. Actualizaciones sobre empresas españolas.

Captura de pantalla obtenida de la página Web del Instituto Nacional de Estadística.

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Para caracterizar las distintas trayectorias que las empresas españolas han seguido para competir en sus mercados nos vamos a centrar en tres dimensiones:

El capital tecnológico.

La calidad.

El capital humano y organizativo.

Las empresas españolas desarrollan estrategias y políticas diversas, correspondientes a perfiles organizativos que van desde los más cercanos al modelo tradicional hasta los más próximos a los sistemas más innovadores.

Imagen 7. Fuente: Elaboración propia.

Las empresas tradicionales son aquellas que presentan niveles bajos en las tres dimensiones citadas

anteriormente: invierten relativamente poco en tecnología, incorporan lentamente metodologías de gestión de la calidad y tienen sistemas de organización del trabajo basados en la especialización de tareas y la jerarquía.

Por el contrario, las empresas innovadoras hacen un elevado esfuerzo en la incorporación y uso de

tecnologías complejas, han integrado activamente las metodologías de gestión de la calidad y se alejan de las estructuras más jerárquicas y verticales tratando de incorporar la voz y el esfuerzo voluntario de los

trabajadores a los procesos productivos.

Entre ambos grupos nos encontramos con situaciones intermedias, empresas que han optado por realizar su transición hacia el modelo avanzado y flexible de forma algo más lenta y menos completa que las empresas innovadoras.

Las empresas tradicionales tienen una baja propensión exportadora, su proyección internacional es modesta, invierten poco en la formación de sus trabajadores y cooperan poco con proveedores y clientes. Las empresas innovadoras se caracterizan justo por lo contrario.

Puedes acceder a este directorio para consultar datos de empresas españolas:

Guía España. Directorio de empresas españolas.

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Imagen 8. Directorio de empresas españolas.

Captura de pantalla obtenida de la página Web Guía España.

Pulsa sobre la imagen para ampliarla.

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La estructura empresarial española ha sido tradicionalmente considerada como el factor esencial de su falta de competitividad internacional, por limitar la productividad, dificultar la presencia en mercados exteriores y la financiación ajena.

Las empresas españolas dependen excesivamente de la banca para obtener financiación. Además, los costes financieros son proporcionalmente mayores a menor tamaño.

En cuanto a las exportaciones, un tamaño mínimo facilita la adopción de estrategias exportadoras. Parece que existe un cierto umbral, por debajo de los 50 asalariados, que dificulta la presencia de este tipo de empresas en actividades exportadoras.

Imagen 9. Fuente: Elaboración propia.

La propensión exportadora se mide como el porcentaje de ventas que se realizan en el extranjero respecto al total. Existen diferencias importantes según el tamaño empresarial, a mayor tamaño mayor propensión a la exportación. Además, en las últimas dos décadas esta tendencia se ha acentuado.

Así, mientras algo más del 90% de las grandes empresas manufactureras realiza ventas en el exterior, sólo un 19% de las que tienen menos de 20 trabajadores llevan a cabo dicha estrategia comercial. Las grandes empresas exportan casi un cuarta parte de su producción, las empresas de menos de 20 empleados menos de un 20%.

En cuanto a la innovación parece lógico suponer que las empresas innovadoras son capaces de generar ventajas competitivas que pueden ser rentabilizadas en los mercados interiores y exteriores. La innovación se mide generalmente en términos de inversión en I+D (investigación y desarrollo).

En este sentido, en las últimas dos décadas la pequeña empresa mejora sus posiciones relativas y también mejora en los distintos indicadores empresariales. Si tenemos en cuenta sólo al colectivo de las empresas que realizan gastos de I+D, el tamaño (en número de trabajadores) no es una variable que explique la diferente intensidad investigadora. Incluso, las pequeñas empresas innovadoras dedican más recursos a investigar que las grandes, dada su mayor especialización en actividades relacionadas con el desarrollo tecnológico.

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Sin embargo, no debemos engañarnos, ya que la probabilidad de que una empresa realice actividades I+D aumenta considerablemente con el tamaño empresarial.

Por sectores, el sector industrial concentra la mayor parte de las actividades de I+D del tejido empresarial español, con el 84% del total. Con todo, sólo 9 de cada mil empresas industriales realizan inversiones en I+D.

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Imagen 10. Fuente: Elaboración propia.

La empresa española ha experimentado un proceso de crecimiento internacional acelerado durante las dos últimas décadas. Mientras que a mediados de los años ochenta eran pocas las empresas españolas que contaban con una presencia estable en el extranjero, en 2006 eran 1.870 las que habían establecido plantas de producción, abierto oficinas de venta, adquirido una empresa extranjera, firmado una alianza estratégica, obtenido algún tipo de licitación pública o participado en un concurso o licitación internacional.

Gracias a estas iniciativas empresariales, España se había convertido ese año en el undécimo inversor más importante del mundo en términos acumulados, con un total de 381.000 millones de dólares, muy cerca del nivel de Japón, Bélgica y Canadá. Hasta 1985, las empresas españolas habían invertido solamente unos 4.500 millones de dólares.

El ingreso de España en la Comunidad Económica Europea el 1 de enero de 1986 puso en marcha un proceso de cambio empresarial impulsado por la apertura comercial, la desregulación de los mercados de bienes y servicios, la modernización del sistema financiero y bancario y la llegada de grandes

inversiones extranjeras. La empresa española reaccionó a principios de los noventa, ya en marcha el mercado único, sobre todo en los sectores de infraestructuras y servicios. A partir de entonces las empresas españolas se lanzaron al exterior buscando oportunidades de crecimiento cada vez menos frecuentes en España debido a la saturación del mercado y a la creciente competencia internacional.

Factores y criterios de internacionalización

La teoría de la empresa multinacional afirma que la expansión internacional de la empresa se produce en función de dos factores fundamentales.

El primero es el grado de similitud con el país de destino en términos culturales, políticos, sociales y económicos de destino. Normalmente, las empresas deciden establecerse primero en los países más similares a su país de origen puesto que en ellos será más sencillo operar.

El segundo factor se refiere al grado de control y la cantidad de recursos que la empresa asigna a su establecimiento en el país de destino. Las empresas prefieren comenzar su expansión contando con socios locales y sin comprometer grandes cantidades de recursos. Una vez que acumulan experiencia, aumentan el grado de control y el volumen de inversión en sus establecimientos en el extranjero.

La internacionalización empresarial española por áreas geográficas

Vemos así cómo la Unión Europea de 15 miembros (UE15) y América Latina han sido los principales destinos de las operaciones e inversiones de las empresas españolas desde 1986 a la actualidad. Los diez principales países de destino de las operaciones internacionales, en orden decreciente, son Portugal, EE UU, México, Francia, Argentina, Brasil, Italia, China, Chile y Alemania. No debe resultar extraño que países relativamente pequeños, pero cercanos geográfica o culturalmente (como Portugal o Chile, respectivamente) se encuentren

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encaramados entre los diez primeros.

Pese al estereotipo, las empresas españolas se han establecido a lo largo y ancho del mundo. Para ello han empleado distintos instrumentos y estrategias: adquisiciones, filiales, joint ventures, participación en concursos y licitaciones, obtención de concesiones administrativas y alianzas.

La internacionalización empresarial española por sectores

Con leves altibajos a lo largo de los años, aproximadamente un 60 por 100 de las operaciones de inversión en el exterior se realiza en actividades de servicios, un 25 por 100 en actividades industriales, un 10 por 100 a la construcción y un 3-4 por 100 a la agricultura, la pesca o la minería. Se trata de una distribución semejante a la composición del Producto Interior Bruto español.

Lo más importante es que la internacionalización de la empresa española es un proceso ante el que ninguno de los sectores de actividad de la economía española ha permanecido al margen. Los sectores con mayor número de operaciones son, en orden decreciente, servicios financieros, construcción, agua/electricidad/gas, comercio, servicios a las empresas, alimentación y telecomunicaciones.

Para consultar información pulsa el siguiente enlace:

La empresa española en la economía internacional.

Imagen 11. La economía española en la economía global.

Captura de pantalla obtenida de la página Web Economy Weblog.

Pulsa sobre la imagen para ampliarla.

Referencias

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