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CAPÍTULO IV. CALIDAD DE LA DEMOCRACIA... 122  4.1. Condiciones Mínimas para la Calidad de la Democracia... 125  4.2. Concepto de Calidad de la Democracia... 128  4.3. Dimensiones Sustantivas y Procedimentales de la Calidad de la Democracia... 132   

CAPÍTULO IV. CALIDAD DE LA DEMOCRACIA  

Hasta el momento, hemos explicado el marco teórico mediante el cuál se puede estudiar a los sistemas políticos, a los tipos y modalidades de sus cambios, así como los criterios que pueden indicar el grado de institucionalización o de modernización que han alcanzado. En el Capítulo II, explicamos también la teoría que gira en torno a los distintos conceptos de democracia y los diferentes modelos que han tenido lugar a través de diversas etapas. El Capítulo III tuvo la función de mostrar la manera en que la igualdad y la libertad de las personas han tenido relación de manera permanente, pero diferenciada, con la democracia como sistema político, así como algunas de sus dificultades y limitaciones que se han reflejado de manera empírica en la práctica democrática.

Con base en ello, y con relación a lo que establece la teoría de la democracia y lo que ha sido la práctica de la democracia, se desprende que conforme los contextos políticos, económicos, sociales y culturales actuales, el concepto tradicional de democracia se encuentra en una especie

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de desfase entre lo que marca su definición teórica y las realidades que imperan en los sistema políticos democráticos.

De aquí que se reitera la necesidad de discutir bajo una nueva perspectiva analítica, un concepto de democracia que incluya a la igualdad y a la libertad de las personas como sus valores políticos (con todo lo que ello implica), y que además, permita la aplicación de toda una metodología para conocer el grado en que se puede acercar o alejar de lo que ya explicamos como democracia ideal, y que sirve como referente y como parámetro de lo que la democracia debiera ser hoy para las sociedades actuales.

A partir de éste capítulo, explicaremos cómo se vincula de manera directa el marco teórico de la democracia como sistema político y la práctica de la democracia en términos de sus objetivos, de sus procedimientos y de sus resultados, bajo la igualdad y la libertad de las personas como sus valores políticos. Lo anterior, mediante la inclusión de la teoría que abarca el concepto sobre la

calidad de la democracia, así como sus repercusiones empíricas en los sistemas democráticos.

Veremos cómo el concepto sobre la calidad de la democracia, implica no sólo un fondo teórico, sino un método de aplicación concreto y práctico en los sistemas políticos democráticos, que marca una diferencia sustancial en la forma tradicional de entender a la democracia, en torno a los sistemas electorales, a los sistemas de partidos, las reglas institucionales, las leyes establecidas y los procedimientos formales, dado que toma como punto de partida, la existencia

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de un conjunto de condiciones mínimas que implican en los hechos, ciertos grados de igualdad, de libertad y de cumplimiento de los derechos de las personas.

Por otra parte, la calidad de la democracia permite la aplicación práctica del esquema mediante el cuál se conforman los sistemas políticos, propuesto también por Leonardo Morlino y que describimos en el Capítulo I, con referencia a sus componentes y a sus estructuras institucionales. Con base en ello, se puede analizar el desempeño de los sistemas, según los requerimientos de la investigación: conforme a los objetivos que se plantean, conforme a los procedimientos que utilizan o conforme a los resultados que generan.

Otra aportación importante del concepto sobre la calidad de la democracia, es que define y hace uso de instrumentos que permiten además de su aplicación, medir su impacto sobre los sistemas. Dichos instrumentos adquieren la categoría de dimensiones, y se subdividen en dimensiones

sustantivas y dimensiones procedimentales, enfocadas por supuesto, hacia la operación de los

sistemas.

En éste capítulo abordaremos sólo la base teórica del concepto, mientras que en el Capítulo V, atenderemos las aplicaciones concretas que se le pueden dar. En los Capítulos VI, VII y VIII, veremos bajo ésta nueva perspectiva teórica, el desempeño de la democracia en el contexto latinoamericano y de manera específica, en el sistema político mexicano.

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4.1. Condiciones Mínimas para la Calidad de la Democracia 

Como lo mencionamos en la introducción de este capítulo, el concepto de calidad de la democracia, alude a un conjunto de condiciones mínimas en presencia de las cuales es posible

evaluar qué tan buena es una democracia en los hechos1, a través de indicadores que median la relación de las estructuras institucionales con la igualdad, con la libertad y con una gama de derechos ciudadanos. La importancia de ésas condiciones mínimas, radica en la posibilidad de medir el desempeño de la democracia; nos permite transitar del estudio de la democracia, al análisis empírico de la práctica democrática.

Por condiciones mínimas, entendemos las que propone Robert Dahl en su definición de democracia (que explicamos en el Capítulo II), y las cuáles consisten en tres aspectos que repercuten en la igualdad como valor político de la democracia:

1. Formular las preferencias; 2. Manifestarlas públicamente ya sea en la sociedad o ante el gobierno, e individual y colectivamente; y 3. Recibir por parte del gobierno, igualdad de trato, es decir, que éste último no debe discriminar de ninguna manera el contenido o el origen de tales preferencias.

      

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Así, para utilizar el concepto de calidad de la democracia, debemos partir de que el sistema político del que se trate ya cuenta con éstos requerimientos mínimos. El hecho de que se consideren como condiciones mínimas, no quiere decir que sean condiciones fáciles de establecer, porque de hecho, como lo veremos en el capítulo destinado a México, el establecimiento de cada una de esas condiciones llevó todo un proceso histórico y de reformas institucionales; además de que implican avances específicos en cuanto a la igualdad y a la libertad como valores políticos de la democracia.

En cuanto a los indicadores que median la relación de las estructuras institucionales con la igualdad y con la libertad, tenemos primero, que los derechos entrañan la igualdad, ya que todos los derechos deben ser garantizados para todos y por igual, sin distinción ni discernimiento sobre condiciones ni rasgos sociales, culturales, políticos y/o económicos.

En lo que se refiere a la libertad y derechos, se agrupan en derechos políticos, derechos civiles y derechos sociales, que en conjunto, tienen como objetivo y tarea fundamental, garantizar la libertad de las personas, precisamente mediante la estructura institucional y los cuáles se conforman por:

1. Derechos Políticos: se integran por el derecho al voto, el derecho a que los líderes políticos puedan competir por el apoyo electoral y el derecho a ser electo a un cargo público.

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2. Derechos Civiles: contemplan la libertad personal, el derecho a una defensa legal, el derecho a al privacidad, la libertad de elegir el lugar de residencia, la libertad de movimiento, el derecho de emigrar, la libertad de pensamiento y expresión, el derecho a la información, y una prensa libre, y la libertad de asamblea, asociación y organización, incluyendo organizaciones políticas sin vínculo alguno con sindicatos, así como los derechos civiles-económicos que incluyen los derechos a la propiedad privada y la empresa, el derecho al empleo, a un salario justo y al descanso, así como el derecho de reunión.

A su vez, los derechos civiles tienen dos dimensiones: 1. la capacidad de enriquecer la legalidad de los derechos y las libertades disfrutadas por los ciudadanos, sin limitar o dañar a otros; y 2. los procedimientos actuales a través de los cuales estos derechos son garantizados a todos los residentes.

3. En cuanto a los derechos sociales, éstos incluyen el derecho a la salud o al bienestar físico y mental, el derecho a la asistencia y la seguridad social, el derecho al trabajo, el derecho a la dignidad humana, el derecho a huelga, el derecho al estudio y la educación, así como el derecho a entornos saludables, la protección del ambiente y el derecho a la vivienda.

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Es a través de este conjunto de derechos, mediante el cuál el concepto de calidad de la democracia puede facilitar el conocimiento sobre el desempeño del sistema político, en virtud de que como se explica a continuación, dependiendo del tipo de información que se requiera, el concepto se puede aplicar en todos o en cada uno de esos derechos.

4.2. Concepto de Calidad de la Democracia 

Dadas las “condiciones mínimas”, podemos entender que una democracia con calidad, es aquella

“…que presenta una estructura institucional estable, que hace posible la libertad e igualdad de los ciudadanos mediante el funcionamiento legítimo y correcto de sus instituciones y mecanismos. Una buena democracia es por tanto y ante todo un régimen ampliamente legitimado, que satisface completamente a los ciudadanos (calidad en términos de resultados). “…una democracia con calidad, es aquella en la que los ciudadanos, asociaciones y comunidades que la componen disfrutan de libertad e igualdad (calidad en términos de contenido)”…“en una buena democracia los ciudadanos tienen el poder de verificar y evaluar si el gobierno trabaja por los objetivos de libertad e igualdad de acuerdo al gobierno de ley y la rendición de cuentas de los gobernantes electos en relación con las demandas expresadas por la sociedad civil (calidad en términos de procedimiento)” 2.

Esta definición nos permite identificar cada uno de los componentes del sistema político y además conocer si cumplen o no con la función asignada en torno a la igualdad y la libertad.

      

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Cuando en el concepto de calidad de la democracia se habla de una estructura institucional estable, encontramos la utilidad del esquema propuesto por Leonardo Morlino (Capítulo I), que establece que el sistema político se compone de la comunidad política, del régimen y de las autoridades. En este sentido, la estabilidad de la estructura institucional del sistema, alude a la relación entre componentes específicos y elementos identificados que deben tener a la igualdad y a la libertad como prioridades.

Si nos referimos al funcionamiento legítimo y correcto de las instituciones y de los mecanismos del sistema, entonces estaremos hablando de las doctrinas, de las ideologías y de las creencias dominantes; estaremos aludiendo a los partidos políticos, a los sindicatos, a las organizaciones no gubernamentales y a la sociedad civil (comunidad política); así también como a las reglas del juego formales y no formales, a las estructuras de autoridad, a las estructuras de decisión y a las estructuras impositivas (régimen); y por último, se incluyen por supuesto, a las personas titulares encargadas de ejercer los roles y las funciones de gobierno (autoridades).

De esta manera, la calidad de la democracia no es una categoría de análisis que requiera de abstracciones para su aplicación, sino una herramienta metodológica que se puede dirigir al estudio de los sistemas políticos, en torno del cumplimiento de las condiciones de igualdad y de libertad.

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Por otra parte, el concepto sobre la “calidad” de la democracia, se puede canalizar según las necesidades de información que se planteen sobre la organización y funcionamiento de los sistema políticos.

Se puede analizar a las democracias en términos de sus resultados, que como ya lo hemos mencionado en apartados anteriores es una necesidad apremiante en las sociedades actuales. Las democracias en este aspecto, pueden ser vistas a partir de la satisfacción que el sistema político le otorga a las demandas de la ciudadanía.

Así también, el concepto se puede aplicar para conocer si en los sistemas políticos democráticos se ejerce en realidad la igualdad y la libertad de las personas, o si se relegan a un nivel declarativo y/o estipulativo. Esta aplicación se refiere al estudio de la democracia en términos de su contenido.

Y en tercer lugar, también se puede utilizar si se requiere conocer de manera específica si alguno o todos los componentes del sistema funcionan de manera adecuada o con fallas. Hablamos de verificar si las funciones de la democracia están concretamente dedicadas a cumplir con los principios de igualdad y de libertad, o si se distorsionan con otros objetivos que no son propiamente de la democracia. Esto es lo que se llama la calidad de la democracia en términos de

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En este sentido, la importancia de esta definición y la utilidad que representa para el análisis de las democracias actuales, consiste en por lo menos tres aspectos:

1. Es aplicable a cualquier país cuyo régimen político se defina como una democracia; la diferencia entre los países con larga trayectoria democrática como en Europa y Norteamérica con respecto a las incipientes democracias en África, Asia o Latinoamérica, radica en el grado o la “medida” en que la libertad y la igualdad de los ciudadanos se hace posible, de acuerdo con las condiciones históricas, económicas, políticas y sociales de cada país.

2. La definición permite mantenerse al margen de posturas ideológicas y/o políticas que podrían obligar por un lado, a asignar el carácter democrático a los sistemas políticos conforme a las reglas procedimentales establecidas; y por otro, que impulsan la idea del predominio de sistemas antidemocráticos, basados fundamentalmente en exigencias y demandas de diversos grupos o sectores sociales.

3. Nos obliga a pensar el sistema político en términos de contenido, valores y origen de la democracia; propicia la discusión no solo sobre el trabajo de las instituciones como

puente de comunicación entre el gobierno y la sociedad, sino sobre sus aportaciones y

alcances para lograr la igualdad y la libertad de las y los ciudadanos, mediante el ejercicio pleno de derechos que tienen que ver con la aplicación igualitaria de la ley, así como la

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obligación de los gobernantes para rendir cuentas sobre sus actos y/u omisiones en cuanto a sus funciones públicas.

4. Permite canalizar y dirigir los requerimientos de información sobre la organización y funcionamiento de los sistemas políticos democráticos, en torno a sus resultados, contenido y procedimientos.

4.3. Dimensiones Sustantivas y Procedimentales de la Calidad de la  Democracia 

Después de las consideraciones que realizamos en el Capítulo III sobre la igualdad y la libertad como valores políticos de la democracia en general, encontramos que el concepto sobre la calidad de la democracia asume estos dos valores como dimensiones sustantivas de los sistemas políticos democráticos, y los considera como fundamentales para su funcionamiento. Como dimensiones sustantivas, sólo la igualdad y la libertad, pueden hacer posible la construcción e instauración de los sistemas políticos democráticos. En este sentido, la igualdad y la libertad se consideran como inherentes al concepto y sin los cuales, sería imposible utilizar el concepto.

Por este motivo, para su ejercicio efectivo y real aplicación, son necesarias otras dimensiones que se denominan como procedimentales. Éstas se refieren precisamente a que una vez atendido y establecido el contenido de la democracia en términos de igualdad y de libertad, el resto de los

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mecanismos tienen que ver sólo con el procedimiento, que no es menos importante, puesto que gracias a éste se materializan los objetivos y los resultados del sistema.

Las dimensiones procedimentales consisten en el establecimiento de un gobierno de ley o estado democrático de derecho, de mecanismos de rendición de cuentas, así como contar con una Reciprocidad entre las demandas sociales y las respuestas del sistema.

La Reciprocidad se entiende como una capacidad del sistema para satisfacer los demandas de la sociedad y para su cumplimiento requiere de cuatro condiciones:

1. Que las políticas instrumentadas por el sistema se encuentren en el centro del interés público;

2. La distribución de bienes materiales a sus electores a través de la administración pública; 3. Los servicios públicos deben ser garantizados; y 4. La extensión de bienes simbólicos que crean, refuerzan o reproducen un sentido de lealtad y apoyo al gobierno.

El Gobierno de Ley o Estado Democrático de Derecho, se refiere a los pilares sobre los cuales descansa la calidad de la democracia y consiste en garantizar el conjunto de derechos políticos y

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libertades civiles, que reafirman la igualdad política de todos los ciudadanos y que constriñe los abusos potenciales del poder del estado, mediante tres elementos3:

A) El establecimiento de reglas legales que son válidas, en las que se consideran sanciones y procedimientos previa y cuidadosamente establecidos y que están reguladas por normas constitucionales;

B) Los derechos y las obligaciones especificadas son universales. Ello implica que cada uno de los individuos es considerado como una persona legal, sin importar su posición social, con el único requerimiento de haber alcanzado la mayoría de edad, igualdad antes que

ley, es la expectativa implícita en este tipo de estado; y

C) Los derechos y las obligaciones inherentes a la ciudadanía política, tienen un subconjunto de derechos civiles del que las personas no se pueden deshacer.

Por otra parte, cuando se discute el término de estado democrático de derecho, se debe concebir no solo como característica general del sistema legal, sino también, y principalmente, como responsable de los derechos políticos, las libertades y las garantías del régimen democrático; como promotor de los derechos civiles de toda la población, así como de la rendición de cuentas.

      

3 O´Donnell, G. (2004). The quality of democracy. Why the rule of law matters. U.E: Journal of Democracy, Volume 15, number 4.

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En tercer lugar, por Rendición de Cuentas se entiende que todos los agentes, públicos y privados, incluyendo los del más alto nivel, son sujetos de una apropiada legalidad establecida, con controles que aplican todo el peso de la ley sobre sus actos.

De aquí que cada ciudadano es sujeto de la autoridad legal de una o de más instituciones, y que nadie se debe encontrar por encima o por debajo de la ley.

En este sentido, se definen dos tipos de rendición de cuentas:

1. Vertical: a través de instituciones electorales, mediante las cuales los ciudadanos pueden cambiar de partido o de personas en el gobierno, y/o ante organizaciones y grupos sociales que demandan del estado la sanción o el castigo para funcionarios que violaron la ley; y

2. Horizontal: frente a instituciones del estado que previenen, canalizan o castigan las acciones presumiblemente ilegales de los servidores públicos.

De esta manera, el establecimiento de un estado democrático de derecho con rendición de cuentas, implica que los ciudadanos no son sólo sujetos de la democracia, sino agentes del sistema político. Por lo que nunca debieran ser vistos como suplicantes de la bondad del gobierno o del estado. Los ciudadanos –como agentes y portadores de un conjunto de derechos civiles y

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eventualmente también de derechos sociales- tienen el derecho de ser tratados con total consideración y respeto, en condiciones de igualdad.

Este es el marco conceptual sobre el que se desarrolla la calidad de la democracia, que combinada adecuadamente con los derechos inherentes a un estado democrático de derecho y a la rendición de cuentas, ofrece las más amplias y mejores condiciones para el establecimiento, la garantía y el ejercicio de la igualdad y la libertad de las personas. Al margen de las discusiones parciales y sesgadas sobre las democracias electorales y/o las democracias procedimentales, los criterios de análisis y los indicadores que informan verazmente sobre la democratización de los sistemas políticos, son ahora distintos.

En el capítulo siguiente, describiremos por lo menos dos aplicaciones empíricas del concepto y algunos de sus resultados.

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