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Anales de la Universidad de Alicante Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua

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Academic year: 2022

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(1)WCENTVM XXIII-XX1V, 2 0 0 4 - 2 0 0 5. ANACES DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE PREHISTORIA, ARQUEOLOGÍA E HISTORIA ANTIGUA.

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(4) LVCENTVM XXIII-XXIV 2004-2005. Anales de la Universidad de Alicante Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua.

(5) CONSEJO DE REDACCIÓN Lorenzo Abad Casal, Director Mauro S. Hernández Pérez Arcadio del Castillo Álvarez José Uroz Sáez Alfredo González Prats Juan Manuel Abascal Palazón Sonia Gutiérrez Lloret María Francia Galiana Botella, Secretaria. Estos números se editan con una subvención parcial del Servicio de Información Bibliográfica y Documental (SIBID) de la Universidad de Alicante.. PORTADA: composición a partir del calco del panel general del abrigo de La Penya Roja (Cocentaina).. Composición y maquetación: María Francia Galiana Botella Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante I.S.S.N.: 0213-2338 - Dep. Legal: A.968-1985 Alicante, 2005 Impresión: £/Espagra/ic.

(6) ÍNDICE ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LA SUBSISTENCIA DEL MUSTERIENSE DE LA VERTIENTE MEDITERRÁNEA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA José Yravedra Sáinz de los Terreros. LA PENYA ROJA (COCENTAINA, ALICANTE): NUEVAS APORTACIONES PARA EL CONOCIMIENTO DEL ARTE RUPESTRE ESQUEMÁTICO Y ELTERRITORIO NEOLÍTICO EN TORNO A LA CUENCA DEL RIUPENÁGUILA Virginia Barciela González y Feo. Javier Molina Hernández. SIGNA EQUITUM EN EL MUNDO IBÉRICO. LOS BRONCES TIPO "JINETE DE LA BASTIDA" Y EL INICIO DE LA ARISTOCRACIA ECUESTRE IBÉRICA Alberto J. Lorrio Alvarado y Martín Almagro-Gorbea. HISTORIOGRAFÍA DE LA DAMA DE ELCHE. SUS PROTOTIPOS DE FUERA DE HISPANIA José María Blázquez. LAALCUDIA IBÉRICA: UNA NECESARIA REFLEXIÓN ARQUEOLÓGICA Jesús Moratalla Jávega. CERÁMICAS HELENÍSTICAS DE RELIEVES EN LA ALCUDIA (ELCHE, ALICANTE) Gabriel Lara Vives. LA BASÍLICA-SINAGOGA DE L'ALCÚDIA D'ELX (1905-2005). PROBLEMES I ESTAT DE LAQÜESTIÓ 100ANYS DESPRÉS Roberto Lorenzo de San Román. LOS MÁRMOLES DE LA VEGA (BALAZOTE, ALBACETE). TIPOS Y MORFOLOGÍA Julia Sarabia Bautista y F. Javier Muñoz Ojeda.

(7) S O B R E LA T E M P R A N A A P A R I C I Ó N DE L O S CULTOS DE ISIS, SERAPIS Y CAELESTIS EN HISPANIA. 165. Héctor Uroz Rodríguez. NUEVOS DATOS PARALA COLONIA SALARIA. 181. Helena Gimeno Pascual. LA VERSIÓN GRIEGA DE LA LEYENDA DEMÓTICA DEL OJO DEL SOL. 185. María Paz López Martínez y Sofía Torallas Tovar. INSCRIPCIONES DE GUADALAJARA, ÁVILA, ALCONÉTAR, SEGOBRIGA Y SEVILLA EN MANUSCRITOS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. -i 97. Juan Manuel Abascal Palazón y Rosario Cebrián Fernández. TESORILLOS DEL S. III d.C. EN LA PENÍNSULA IBÉRICA (III). 207. Isidro Martínez Mira Normas para la redacción de originales. 237.

(8) LVCENTVMXX\\\-XXN,. 2004-2005. ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LA SUBSISTENCIA DEL MUSTERIENSE DE LA VERTIENTE MEDITERRÁNEA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA JOSÉ YRAVEDRA SAINZ DE LOS TERREROS Este trabajo supone un estado de !a cuestión sobre la zooarqueología del Musteriense mediterráneo. Para ello se han analizado los datos procedentes del NR, el MNI, los perfiles esqueléticos y los patrones de alteración ósea con el fin de dilucidar las estrategias subsistenciales de los grupos humanos de este momento en esta región. In this paperthe Mousterian Archaeozoology of the Mediterranean during the Iberian Palaeolithic is discussed. The data obtained from the NR, the MNI, skeletal profiles and alterations to bone patterns have been studied in order to discover the subsistence strategies used by human groups in this región.. INTRODUCCIÓN El análisis de esta región implica una extensa franja geográfica que se distribuye desde el norte de Cataluña hasta Andalucía oriental. La cantidad de yacimientos que se han encontrado ha sido bastante grande, pero en este trabajo sólo nos referiremos a aquellos que han tenido análisis zooarqueológicos, suponiendo un total de 24 yacimientos divididos en 76 niveles (Fig. 1). El presente estudio pretende comparar las estrategias subsistenciales de toda la franja mediterránea. Para ello se analizará en una primera parte los patrones taxonómicos con el fin de dilucidar qué especies son aportadas a los yacimientos y cuáles son las más abundantes. Como nuestro estudio pretende centrarse en los animales aportados por los seres humanos, se prestará especial atención a aquellos taxones más susceptibles de consumo humano, como los cérvidos, los équidos, los grandes bóvidos y en última instancia a los pequeños bóvidos (a partir de ahora cápridos). Por otro lado la presencia de otros animales como los carnívoros también se considerarán por las implicaciones tafonómicas y paleoecológicas que conllevan, ya que están directamente relacionados con la competencia por los recursos con el hombre. Los métodos usados en los perfiles taxonómicos son el número de restos (NR), y el número mínimo de individuos (MNI), ya que son los métodos utilizados más frecuentemente en la literatura zooarqueológica. En total son 24 yacimientos y 76 niveles los que cuentan. Figura 1: Situación Geográfica de los Yacimientos tratados en el texto: L'Estret de Tragó (Castañeda, 1999) (1), Cova 120 (Estévez, 1979; Rueda 1993)y Els Ermitons (Estévez, 1979, 1980) (2), L'Arbreda (Estévez, 1979, 1987; Rueda, 1993) y Mollet (Estévez, 1979, Rueda, 1993) (3), Cau del Duc de Torroella (Estévez, 1979,1980) (4), Toll y Teixoneres (Estévez, 1979) (5), Abric Romaní (Cáceres, 1995) (6), Gegant y Muscle (Estévez, 1979) (7), San Antón (Sarrión, 1990) (8), Fuente de San Luis (Fernández y Martínez, 1989) (9), Cova Beneito (Martínez, 1996) (10), Moli Mató y Salt (Sarrión, 1990) (11), Cova Negra (Pérez Ripoll, 1977; Martínez, 1996)(12), Cova Hora (Martin, 1986) (13), Boquete de Zafarraya (Barroso et alii, 1983) (14), Gorham's Cave (Barton, 1988) (15).. 7.

(9) con el análisis del NR y de 9 asentamientos con sus 17 niveles para el MNI. La segunda parte de este trabajo consistirá en dilucidar qué estrategias de subsistencia siguieron los grupos musterienses. Para ello se recurrirá a los patrones de representación anatómica y a los tafonómicos. Los perfiles esqueléticos no se han analizado en muchos sitios, de esta forma, el ciervo es el animal que presenta un mejor análisis ofreciendo el cálculo de estos perfiles en 21 niveles. Para los demás taxones la menor representatividad de las muestras óseas y la escasez de yacimientos con este tipo de análisis incapacita cualquier tipo de conclusión, al no haber muchos datos. Por último y en relación con estos perfiles anatómicos se hace referencia a los estudios tafonómicos ya que como han visto algunos autores, son los más susceptibles de mostrar la responsabilidad de los diferentes agentes en las acumulaciones osteológicas (Domínguez Rodrigo, 1996,1997a, 1997b, 1999; Domínguez Rodrigo y De la Torre, 1999; Marean, 1998).. PATRONES TAXONÓMICOS Como puede observarse en las figuras 1 y 2 son los yacimientos catalanes los que presentan un mayor número. Sin embargo, la cantidad de niveles descritos y analizados zooarqueológicamente por Pérez Ripoll (1977) y Martínez (1993) en Cova Negra hacen del País Valenciano el lugar con mayor número de niveles tratados. En la figura 2 se han agrupado en 3 columnas diferenciando los datos procedentes de diferentes estudios y excavaciones. Entre los yacimientos catalanes sólo el Abric Romaní ha ofrecido una amplia cantidad de niveles, pero tan sólo se han estudiado el E, H, I, J y K, aunque Estévez (1979) ya estudio algunos materiales de las excavaciones iniciales. En el extremo sur de la Península Ibérica sólo la Carigüela y Gorham's Cave han ofrecido un amplio número de niveles, pero en el primer caso no hay un estudio zooarqueológico propiamente dicho y del segundo sólo algunas unidades estratigráficas han mostrado un número de restos óseos representativo. Además de los asentamientos de la figura 1 y 2 hay otros que no han sido considerados por carecer de estudios zooarqueológicos desarrollados. Algunos de estos son la cueva de las Grajas (Málaga), donde Montes Bernárdez (1991) documentó cierto predominio de 8. ciervo seguido de cabra, caballo y Bos, en Zájara II, (Málaga) también destaca el ciervo (Cacho, 1983). En Colomera (Granada) destaca el caballo y el ciervo (Toro y Almohalla. 1981), en las Yedras (Ruiz Bustos 1978) ha documentado restos craneales y apendiculares de caballo, Bos y otros restos de zorro, ciervo, corzo y gamo y en la Carigüela junto a los équidos y cérvidos también están los carnívoros (Bouchud, 1969). En las cuevas murcianas de los Pescadores son importantes el caballo y el ciervo y en Perneras, unas especies u otras varían según el nivel. Así en el estrato 6 el conejo es el taxón principal seguido de caballo, cabra y ciervo. En el 5 sobresale la cabra, luego el caballo y el ciervo, y en el 8 y 9 las principales especies son el ciervo y el jabalí (Montes Bernárdez, 1985, 1988, 1991). En la Cueva del Niño predomina el caballo, el uro, el rinoceronte y el oso (Serna, 1997) y en la cueva murciana de Cueva Negra y la Sima de las Palomas destacan junto a Equus, Bos y Cervus el Megaceros (Gibert, 1996). En los yacimientos castellonenses de Cabezo Negro sólo destaca el caballo y en el Tossal de la Font, Gusi et alii (1980, 1984) han registrado pocos restos óseos craneales pertenecientes a los ungulados clásicos y a los carnívoros. Por último en algunos yacimientos catalanes como en la Cueva de L'Estret de Tragó destaca el ciervo, los grandes bóvidos y la cabra (Mora eí alii, 1992). Resumiendo, los datos aislados de todos estas estaciones indican que los restos óseos de dichos lugares son conjuntos muy fragmentarios de elementos craneales y diafisiarios que taxonómicamente muestran un predominio de ciervos y caballos acompañadas de otros taxones con una representación variable como carnívoros, grandes y pequeños bóvidos y megafauna. En los yacimientos con un mayor NR son los lagomorfos los animales más representativos. Sin embargo, como han mostrado los análisis tafonómicos de Pérez Ripoll (1977), Estévez (1987) y Martínez (1996) su presencia está más ligada a causas naturales que al aporte antrópico, por esta razón no se los ha incluido en la figura 2. Sólo en Gegant, Teixoneres, Toll, Mollet, Olopte, Els Ermitons, el Romaní y el Boquete de Zafarraya el conejo no es el taxón predominante en NR. Los carnívoros también están muy bien representados especialmente entre los yacimientos catalanes a excepción del Abric Romaní y en algunos del País Valenciano, esto ha hecho.

(10) nnn. n ñ 11. nnnn. in n n. ••. I uH n i y ñn. % %. I.I. i DA. PEQUEÑOS. DA, Med, Cerrado. DA. Med. Abierto. HA, Grandes. • Carnívoros. Figura 2: Patrones de Representación Taxonómica según el NR. Aparecen las especies por grupos y no se ha incluido a los lagomorfos por ser un taxón de origen biológico. En algunos casos como Cova Beneito, Gorham's Cave o Cova Negra con un gran número de niveles, se han agrupado bajo uno sólo, para poderlos observar conjuntamente en la figura. De todas formas si se quiere consultar la proporción inicial, se puede acudir a las fuentes reseñadas en la bibliografía del pie de la figura 1.. dudar de la autoría humana de algunos lugares como la Cova 120, Gegant, Mollet o algunos niveles de L'Arbreda (Rueda, 1983) o Moli Mato entre los del País Valenciano. Si nos fijamos en los ungulados, observamos que el ciervo y los animales de talla mediana de biotopos cerrados predominan en L'Arbreda G, el Abric Romaní E, I, J, K, el Toll, y en los niveles de Beneito D3, el Corb, Bolomor, el Salt, San Antón, Cova Negra (Pérez Ripoll, 1977), Cova Negra 12, 10, 9 y 3, Cova Negra V (Martínez, 1996) y en Gorham's Cave G, R, T, abarcando un total de 11 yacimientos y 19 niveles, sin alcanzar en casi ningún caso el 65 % de los restos, y por tanto, sin llegar a alcanzar especialización (Fig. 2). Los animales de tamaño medio de espectros abiertos entre los que destacan los équidos destacan en L'Arbreda F, el Romaní H, el Gegant, Muscle, Mollet, Cau del Duc de Torroella, Cova Hora 1-61, Cova Negra VI (Martínez, 1996), Cova Negra 14, 13, 11, 6 y San Antón lo que equivale a 11 yacimientos y 15 niveles. En ocho de los cuales supera el 60 % de los restos si se excluye a los carnívoros, en concreto, en los casos de San Antón, Cova Hora, y Cau del Duc de Torroella, Gegant, L'Arbreda F, Muscle y Mollet (Fig. 2). Bos es el principal taxón en Teixoneres (1-2) y L'Arbreda (Musteriense) según Rueda (1993) aunque no llega a alcanzar espe-. cialización. La cabra destaca en Cova 120, Olopte b, Els Ermitons, Cau del Duc d'Ollá, el Boquete de Zafarralla, Gorham's Cave K, M, N, P, Beneito D1, D2, D4, Molí Mató, Corb, Fuente de San Luis, Cova Negra II, Illa, lllb, IV (Martínez, 1996) y Cova Negra 7 superando el 60 % sólo en Cova 120, Boquete de Zafarraya y Els Ermitons donde se podría pensar en cierta especialización (Fig. 2). El predominio de cada una de las especies documentada concuerda con el entorno cercano a cada yacimiento, y en los casos en los que se da algún taxón en un medio diferente al que debiera adscribirse, como la cabra en Gorham's Cave y Cova Negra, puede deberse a la cercanía de zonas de roquedo próximas y a la mayor distancia de la costa en aquel momento. A pesar de esto se pueden hacer ciertas diferenciaciones regionales que muestran unos patrones bien diferenciados entre los yacimientos catalanes, y los del País Valenciano y Andalucía. En los catalanes destaca la abundancia de carnívoros y la similitud entre équidos y cérvidos que presentan casi siempre valores próximos. Después siguen los animales de talla grande que casi nunca muestran porcentajes muy altos. Por último está la escasez de animales de talla pequeña, concretamente de cabra que sólo aparece en Cova 120, Olopte, 9.

(11) Els Ermitons y Cau del Duc de Torroaella. Por el contrario los yacimientos del País Valenciano muestran patrones más diversificados en ¡os que predominan los cérvidos y los cápridos y en última instancia los équidos y grandes bóvidos. Por último en los yacimientos andaluces son los cápridos los animales principales seguidos según los casos de cérvidos y équidos. Las causas de esta representación no puede explicarse por causas climáticas, ya que en la región mediterránea salvo en el norte de Cataluña, los cambios climáticos sólo son perceptibles por una mayor o menor suavidad del clima, esto ha favorecido que en diversos yacimientos se hayan encontrado restos de especies de medios templados como castor, macaco o hipopótamo. La explicación puede deberse a los condicionantes geográficos, así la situación en el interior de varios sitios próximos a zonas escarpadas favorecerá la presencia de los cápridos. De la misma forma la situación climática templada favorecerá también la mayor diversidad ecológica. Junto a la presencia física de los restos de carnívoros que ya se comentó con anterioridad es importante destacar que muchas veces pueden no estar presentes físicamente pero sí a través de sus actos, por medio de marcas de diente, huesos regurgitados o coprolitos. Así en diversos sitios han quedado patente los síntomas de su acción, como en el Abric Romaní (Cáceres, 1995, 1996a, 1996b, Cáceres eí alii 1998; Aimene, 1998, Rosell, 2001; Fernández Laso 2002), en L'Arbreda, Els Ermitons, Mollet I, III y Cova 120 (Estévez, 1979, 1980; Rueda, 1993, Terradas y Rueda, 1998), en Cova Beneito, Cova Negra (Pérez Ripoll, 1977; Lindly, 1988; Villaverde y Martínez 1992; Iturbe eí alii, 1993; Martínez, 1996) y Gorham's Cave (Barton 1988). Entre los carnívoros destaca el oso junto a la hiena en los yacimientos catalanes, pero en los asentamientos del País Valenciano así como en los andaluces guardan una proporción bastante baja siendo más importantes los cánidos (Yravedra, 2000, 2001). En lo que respecta al MNI son pocos los yacimientos que cuentan con este tipo de análisis, tan sólo 9 con un total de 20 niveles, de los cuales sólo 7 ofrecen datos sobre las edades de los individuos representados. Además sus valores son muy poco representativos y no contradicen los que ofrecen el NR. Por esta razón se ha optado por basar el análisis taxonómico en el NR. 10. En lo referente a las edades destacan los adultos en casi todos los casos, pero los infantiles y subadultos también están bien representados. Para la cabra, Martínez (1996) documenta un predominio de adultos en Beneito y Cova Negra al contrario que en Bora Gran y el Boquete de Zafarralla. En el caso de Sos parece haber cierto equilibrio, aunque en Cova Negra tengan primacía los adultos (Martínez, 1996). En el Abric Romaní suelen darse valores bastante parejos pero en algunos niveles como en el E, el K y el J son más importantes los infantiles (Aimene, 1998; Rosell, 2001; Fernández, 2002). Siguiendo con el análisis taxonómico es interesante ver si se puede mostrar alguna relación entre las distintas facies musteriense y la fauna asociada. Así, en los niveles con un Musteriense Charentiense Quina (Els Ermitons, Beneito D2-4, Fuente de San Luis, Salt, Bolomory Cova Negra 14,12-9,7-6) no hay una especie claramente predominante y aunque la cabra es el taxón principal en algunos sitios no implica ningún tipo de selección intencional, ya que el yacimiento en el que aparece es natural de su entorno. Para el Musteriense Típico (Boquete de Zafarralla, Cueva Hora, Gorham's Cave, Cova Negra 8, 5, 4) ocurre lo mismo y en el caso del Musteriense Final-Evolucionado (Beneito D1, Cova Negra 2-3) tampoco se pueden hacer grandes precisiones. Por lo que en principio no se puede establecer ninguna relación clara entre los tipos culturales y los faunísticos. Desde el punto de vista cronológico se observa que los yacimientos más antiguos, como los del Riss y el Würm /tienen una mayor proporción de animales grandes o de espectro abierto. Como por ejemplo, el caballo en Cova Negra, donde alcanza valores que luego no se vuelven a dar en los momentos posteriores. En las cuevas catalanas de Gegant, Muscle, Mollet, Cau del Duc de Lilla y Teixoneres la megafauna está presente por más de un taxón. Igual ocurre en el Corb o Bolomor donde hay una gran variedad taxonómica de animales de gran tonelaje. Entre el Würm I y el Würm II, el ciervo y la cabra (en medios próximos a zonas escarpadas) comienzan a predominar en algunos yacimientos del Würm II (Fuente de San Luis, Salt, San Antón, Cova Negra 7, 6). En los asentamientos de transición Würm l-ll se da una tendencia similar a los del Würm II, con la ligera diferencia de que los grandes bóvidos y los équidos guardan unos porcentajes mayores.

(12) (Toll, Cova 120, Olopte b, Cau del Duc de Torroella, Cova Negra 10-8). Por lo que en el transcurso del Würm I al II, se seguiría dando una tendencia similar a la del Riss-Würm de gran abundancia de taxones de espacios abiertos y de tamaño grande, pero que ahora inician una tendencia de retroceso frente a otros animales como los ciervos y las cabras que empiezan a predominar en los lugares bajos o los altos, según sea uno u otro. Del Würm II al 30.000 vemos cómo esta tendencia se mantiene, y así en los estratos del Würm ll-lll (L'Arbreda G, Cova 5-4), sigue dándose una presencia alta de caballo y de animales grandes como los grandes bóvidos y la megafauna, pero que tienen porcentajes menores en los niveles posteriores (Arbreda F, Cova Negra 3-1, los finales de Gorham's Cave, el Boquete de Zafarralla y Beneito D1-D4) a excepción de Cova Negra II. Por lo que si asumimos "que la fauna representada se debe a la acción humana" concluimos que durante todo el Musteriense se da cierta continuidad en la captación de los recursos, mostrándose cierta tendencia progresiva hacia la captura de especies de menor tamaño, que tendrá su continuidad durante el Paleolítico Superior (Yravedra, 2000, 2001). Aunque en todo el Musteriense inclusive en las fases más recientes, se sigue accediendo a animales de gran tamaño como la megafauna o los bóvidos. Sólo en los niveles más modernos de Cova Beneito y el Boquete de Zafarraya se observa una regresión importante de estos taxones. Esta conclusión que hemos realizado al final sólo puede ser asumida si se demuestra la autoría humana de las diferentes acumulaciones óseas. La cual es demostrable a través del estudio combinado de los perfiles anatómicos y los patrones de alteración ósea. Siendo estos últimos los más resolutivos en la identificación de los diferentes agentes que pueden intervenir sobre una acumulación ósea, e incluso pueden distinguir en qué orden intervienen, tal y como han demostrado varios autores (Blumenschine, 1995; Domínguez Rodrigo, 1996, 1997a, 1997b, 1999; Domínguez Rodrigo y De la Torre, 1999; Marean, 1998; Yravedra, 2000, 2001).. PERFILES ANATÓMICOS Y TAFONÓMICOS Anteriormente nos referíamos junto a los patrones tafonómicos también al estudio de los perfiles esqueléticos. El tratamiento de los. perfiles esqueléticos empezó a utilizarse en los años setenta cuando numerosos autores empezaron a preocuparse sobre el transporte de las presas, de manera que lo representado era sintomático de lo transportado. De esta forma siguiendo este planteamiento y partiendo de las observaciones etnológicas Binford y otros autores vieron que las sociedades suelen rentabilizar el transporte de las carcasas llevando hasta el lugar de consumo aquellas porciones óseas más alimenticias, por lo que una acumulación caracterizada por aquellos elementos menos nutritivos sería sintomática de un acceso secundario. De esta manera Binford (1981) y Stiner (1994) llegan a la conclusión de que los patrones de representación anatómica eran el mejor método para distinguir un acceso primario de otro secundario. De esta forma un asentamiento con mayoría de elementos axiales y apendiculares superiores se interpretaría como un acceso altamente cárnico y, por tanto, primario; sin embargo, si la representación ósea correspondía al cráneo y los segmentos inferiores de las extremidades se interpretarían como un consumo de baja calidad cárnica y por tanto, secundario. En función de este patrón los estudios de diversos yacimientos indican estrategias secundarias para los homínidos del Paleolítico Medio, ya que sus perfiles esqueléticos ofrecen un predominio de elementos craneales y apendiculares inferiores (Binford, 1981, 1984; Stiner, 1994; Martínez, 1996). Por otro lado en algunos trabajos recientes se ha puesto de manifiesto la problemática de estas interpretaciones y otras, que tienden a identificar estrategias de transporte de carcasas durante el Paleolítico, ya que son numerosos los agentes que pueden condicionar la representación anatómica final, y por tanto su equifinalidad. Dentro de los factores que pueden influir se puede destacar la acción destructiva de los carnívoros, las alteraciones diagenéticas o la inapropiada metodología de excavación e investigación de numerosos yacimientos trabajados en fechas tempranas anteriores a los años setenta, donde sólo se recogían aquellos elementos óseos diagnósticos como dientes y epífisis; para una mayor detalle sobre esta problemática se pueden ver los trabajos de Domínguez Rodrigo (1999) e Yravedra (2000,2001). En el caso de los yacimientos aquí tratados se analizarán sólo los patrones de aquellas especies más susceptibles de con-.

(13) YACIMIENTOS CIERVO COVA NEGRA (RIPOLL 1977) COVA NEGRA IV A. ROMANÍ I A. ROMANl J A. ROMANl K. CR/DIEN. 58,8% / 50% 62,6 %/ 50 % 31 %/15,5% 18%/11 % 16%/10%. TRONCO 1,4% 16,6% 16% 14%. EXT. PROX6,8 % 12,8 % 34,4% 33% 30%. EXT. DIST. 35,2 % 23,3 % 18,9% 23% 34%. Tabla 1: Patrones de Representación Anatómica en ciervo.. sumo humano, como son los cérvidos, los équidos, los grandes bóvidos y los cápridos, pero sólo se tratarán los niveles que tengan muestras más representativas. Para el tratamiento de los perfiles anatómicos no hay muchos niveles y los que hay son poco significativos. Así hay 15 yacimientos y 21 niveles que muestran este tipo de análisis, pero de ellos sólo el nivel I de L'Arbreda y los E y K del Abric Romaní superan el centenar de restos. A excepción de estos niveles en los demás casos predominan los elementos craneales y apendiculares inferiores, auque se observa una curiosidad que no tiene por qué ser casual. Sólo los casos del Abric Romaní, L'Arbreda, Cova Beneito y Cova Negra presentan restos apendiculares superiores, lo cual puede tener alguna relación con las fechas de sus excavaciones en los años 80-90. Otra característica documentada en estos cuatro yacimientos es la acción de los carnívoros, que han podido influir en la alteración del registro (Pérez Ripoll, 1977; Villaverde y Martínez 1992; Iturbe eí alii, 1993; Cáceres, 1995, 1996a, 1996b; Martínez, 1996; Cáceres ef alii, 1998; Rosell 2001, Fernández, 2001). De todos los niveles sólo se han seleccionado aquellos más representativos (Tabla 1), en los cuales destaca la sobrerepresentación de los elementos craneales y distales a excepción del nivel I, J y K del Abric Romaní donde los proximales aumentan. Por otro lado debido a las alteraciones sufridas por los carnívoros no se puede especificar qué patrones de transporte se siguieron en el aporte de las presas. Para Bos sólo hay 5 niveles, los cuales muestran tan sólo restos apendiculares distales y craneales, aunque como en el caso anterior los niveles del Abric Romaní también presentan YACIMIENTOS CABRA CR/DIEN. COVA NEGRA (RIPOLL 1977) 58 % / 56 % COVA NEGRA 3B 26%/18,9% COVA NEGRA 2 35%/21% BENEITO D4 29,6 % / 20%. elementos apendiculares superiores (Cáceres, 1996 a, b, Rosell, 2001; Fernández 2002). En el caso de los équidos, sólo se han analizado los perfiles esqueléticos en cuatro yacimientos y siete niveles pero dada su escasa representatividad no permite extraer conclusiones significativas. Solamente puede decirse que en Cueva Hora y el Abric Romaní predominan los restos craneales y apendiculares distales. Igual que en Cova Beneito y Cova Negra, aunque aquí los restos proximales están algo representados. Para Rupicapra apenas se puede sacar ninguna conclusión ya que tan sólo hay un estrato con tres restos. En cambio la cabra aparece en 17 niveles, sobrepasando el centenar de restos en 4 niveles. En Cueva Hora, en los niveles con menos restos siguen predominando los restos craneales y distales, aunque ahora el esqueleto axial y las secciones apendiculares proximales aparecen documentadas. En Cova Beneito se da el mismo fenómeno aunque entre los restos proximales abundan las partes traseras. En los niveles de Cova Negra con pocos restos, sólo se conservan elementos apendiculares inferiores. Tan sólo el nivel 3A muestra una dispersión variada con predominio de cabeza y segmentos inferiores, pero en el que el esqueleto axial y el apendicular superior están bien representados. Si nos fijamos en la tabla 2 y observamos los 4 niveles que superan los 90 restos se aprecia un predominio de las porciones inferiores y las craneales. Tras ver los perfiles anatómicos sólo queda referirse a los estudios tafonómicos. Ya se comentó algo sobre la importancia taxonómica de los lagomorfos en gran cantidad de sitios y de su vinculación con diferentes TRONCO 3 % 7,8 % 20% 5,5 %. EXT. PROX9% 26% 10,4% 25%. Tabla 2: Patrones de Representación Anatómica en cabra.. 12. EXT. DIST. 29% 40,2 % 35% 40%.

(14) agentes naturales (Pérez Ripoll, 1977; Estévez, 1979; Villaverde y Martínez Valle, 1992; Rueda 1993; Martínez Valle, 1996). En lo referente con los macromamíferos sólo existen algunos análisis para el Abric Romaní (Cáceres, 1995, 1996 a, b; Aimene, 1998; Rosell, 2 0 0 1 ; Fernández, 2002), Cova Negra (Pérez Ripoll, 1977; Martínez Valle, 1996), Cova Beneito (Martínez Valle, 1996), Cova 120 (Rueda, 1993; Terrades y Rueda, 1998); Mollet y L'Arbreda (Estévez, 1979, 1987; Rueda, 1993). En los estudios efectuados sobre los yacimientos catalanes, Estévez (1979, 1987) cuantifica unos cuantos restos con marcas de corte y percusión, lo que le lleva al autor a interpretar que los homínidos de estos momentos descarnaban a la presa y luego fracturaban los huesos para el consumo medular, teniendo los carnívoros la posibilidad de hacer un acceso secundario sobre determinadas secciones (costillas y epífisis). En el trabajo de Rueda (1993) sobre este mismo lugar y otros se analizan las superficies óseas, los huesos quemados y los patrones de fracturación y, se llega a la conclusión de que los patrones de fracturación son mayores en aquellos yacimientos de origen antrópico, que en los de aporte natural o de carnívoros. Así, en L'Arbreda se distinguen dos fases dentro del Musteriense. En la primera habría un mayor protagonismo de carnívoros, como indica su gran representación y el escaso número de huesos quemados. En la segunda aumentaría el papel antrópico, como indica el incremento del porcentaje de huesos quemados, la reducción de los restos de carnívoros y la mayor fragmentación. En Mollet I, se reconoce un mayor protagonismo antrópico, tal y como denota la gran fragmentación y los huesos quemados, pero se percibe también una gran incidencia de carnívoros, que frecuentaron el asentamiento, en los momentos de desocupación humana. Finalmente en Cova 120 se observa, que son los carnívoros el principal agente acumulador y los homínidos, meros merodeadores. De hecho en este yacimiento apenas hay huesos quemados, los índices de fragmentación son inferiores y las especies carnívoras predominan en la representación taxonómica. En cualquier caso, dentro de este yacimiento, Rueda, distingue diferencias, entre los niveles IV y V, en las que el papel humano sería mayor en el nivel más reciente (el IV), que si tiene huesos quemados. De todas la presencia de huesos alterados térmicamente no. tiene por que indicar necesariamente un aporte humano, ya que pueden sufrir esta alteración en ocupaciones antrópicas posteriores a la desarrollada por los carnívoros. En los trabajos de Cáceres (1995, 1996 a, b), Aimene (1998), Rosell (2001) y Fernández (2002) sobre diversos niveles del Abric Romaní, nos trasmiten la idea de que junto a la acción humana también han actuado los carnívoros como carroñeadores. De esta forma junto a las marcas de descamación, evisceración, desollado o desarticulado se han documentado también marcas de diente, dándose en algunos casos superposiciones de marcas de diente sobre las de corte y por otro lado la situación de coprolitos sobre los hogares indican su estancia posterior a la antrópica. En otros asentamientos catalanes como L'Estret de Tragó, se han documentado una gran abundancia de alteraciones térmicas y fracturas en espiral, localizadas sobre huesos largos, así como puntos de impacto sobre estos huesos y otros planos y primeras falanges, indicativas de un acceso antrópico (Mora era//'/', 1992). Siguiendo la revisión de otros yacimientos Musterienses, sólo nos queda por ver los de la región valenciana de Cova Negra y Cova Beneito analizados por Martínez (1996) y Villaverde ef a///(1996). En Cova Negra, como en todos los anteriores se vuelve a repetir la asociación de humanos y carnívoros. En lo que se refiere a los materiales, se aprecia cómo los niveles con menor fragmentación de ungulados (XI b,-ll) coinciden con aquellos cuyas pequeñas presas tienen mayor fragmentación. De igual manera la fracturación entre los huesos de presas pequeñas difiere según las zonas, así las del sector oeste están más fragmentadas que las del sector sur, lo que puede deberse a una mayor actividad antrópica en esa parte del yacimiento (Martínez, 1996). Desde un punto de vista secuencial se aprecia que la actividad de los homínidos es menos intensa en los niveles inferiores, los cuales tienen mayor frecuentación de carnívoros, y mayores indicios de su actividad como refleja la ausencia de elementos axiales y epífisis. Así según Martínez el aporte de ciervos en los niveles VI-IV serían de origen antrópico, frente al III a - II que sería de carnívoros. Las marcas de origen antrópico producidas en el ciervo son muy reducidas y se ciñen a labores de desarticulación, descarnado. 13.

(15) y fracturación, que aparecen en todos los huesos apendiculares (proximales y distales), siendo las extremidades la sección con más número de marcas. En la cabra la representación anatómica indica según este autor, que en los niveles III a - II hay un aporte de carnívoros, mientras que en el nivel III b se distingue otro mixto debido a la presencia de unas marcas de carnicería y de desarticulación en algunos restos. En el aporte de los équidos distingue un aporte de carnívoros en el nivel II, uno mixto en el III b y en el VI - V otro antrópico. Las marcas de carnívoros sólo se han detectado en los niveles II y III b en una proporción baja. En los escasos restos de los otros ungulados se dice que el rinoceronte del estrato III a es de aporte carnívoro y el del XII de aporte humano. El jabalí responde a un aporte antrópico por las marcas de carnicería que presentan. En función de esto se pueden diferenciar dos momentos. El primero exclusivo de carnívoros comprendido por los primeros niveles, frente a un segundo de aporte antrópico. Por otro lado se diferencia un consumo de cápridos por carnívoros de otro homínido especializado en los demás ungulados (équidos y cérvidos). En Cova Beneito, como en Cova Negra se da una gran fracturación de las diáfisis, lo que ha propiciado un gran número de niveles de restos menores a 3 cm (Martínez, 1996). Pero se aprecia cómo la fragmentación disminuye en aquellos niveles que no son antrópicos, por lo que se vuelve a producir la alternancia de varios agentes en la aportación del conjunto. En el caso del ciervo, las marcas de corte . y la ausencia de marcas de diente indican que su presencia se debe a la acción antrópica. A pesar de que entre los elementos óseos predominen los craneales y los distales de las extremidades. En los équidos la ausencia de marcas de diente y la presencia de marcas de corte, junto a la mayor representación de elementos axiales y proximales indican un aporte humano. En la cabra, el predominio de marcas de carnívoros en los niveles musterienses (C2, D1D4) señala a los carnívoros como el principal agente responsable del conjunto óseo. Además, no hay ningún resto que muestre solapamientos o asociación de evidencias humanas, por lo que no hay nada que indique que los carnívoros accedieron a las cabras en un consumo secundario. 14. En los pocos restos de los otros ungulados, se han apreciado marcas de carnívoro en el rebeco y marcas antrópicas en el Sus. Luego hay otros como los bóvidos, el corzo o los carnívoros que no presentan ninguna evidencia antrópica (Martínez Valle, 1996). Por lo que resumiendo se puede concluir que las evidencias de los diferentes yacimientos tienden a confirmar la alternancia de humanos y carnívoros en la ocupación de los asentamientos, aunque parece ser que según nos acercamos al Paleolítico Superior aumenta la ocupación antrópica frente a los carnívoros, que es más importante en los niveles más antiguos, así en los estratos más antiguos de Cova 120, L'Arbreda, Cova Beneito y Cova Negra se produce un mayor protagonismo de los carnívoros frente a los de momentos más modernos de Mollet, Abric Romaní, Cova Beneito y Cova Negra. En cualquier caso la acción de los carnívoros continúa también en aquellos niveles más humanizados, por lo que el registro óseo se muestra muy alterado, tanto por estos agentes como por otros como la conservación diferencial, el shoulder effect o transporte diferencial, las labores de investigación etc. Por lo que no es posible determinar qué patrones de transporte siguieron los grupos humanos en el aprovechamiento de las carcasas. Por otro lado con los datos propuestos se puede pensar en la utilización de estrategias cinegéticas entre los grupos musterienses de esta región, ya que diferentes lugares como L'Arbreda, Abric Romaní, L'Estret de Tragó, Cova Beneito y Cova Negra reflejan un importante acceso cárnico anterior al de otros carnívoros.. CONCLUSIONES Tras lo visto en este trabajo las conclusiones no son muy numerosas debido a que la franja geográfica es muy amplia y el número pequeño de yacimientos con estudios zooarqueológicos, y además la escasez de análisis tafonómicos no permiten hacer muchas precisiones sobre el papel antrópico en las diferentes acumulaciones osteológicas. En función de esto hemos visto cómo taxonómicamente son los cérvidos los animales mejor representados. Sin embargo, si nos fijamos en aspectos más particulares se pueden observar ciertas diferencias regionales. En Cataluña predominan los cérvidos y los équidos. En el País Valenciano se da un aspecto más diversificado, estando los cápridos.

(16) y cérvidos mejor representados que los demás. En Andalucía destaca la abundancia de cápridos que sólo es comparable en Cataluña y el País Valenciano en aquellos yacimientos situados en regiones del interior próximos a zonas escarpadas. Es importante también destacar la presencia de los carnívoros que son especialmente abundantes en Cataluña, aunque en las otras regiones también han aparecido físicamente o indirectamente a través de coprolitos o marcas de diente. Cronológicamente y "asumiendo" la autoría humana concluimos que la acción antrópica tiende a centrarse en animales de menor tamaño según avanza el Paleolítico. Sin embargo para comprobar esto hay que ver las verdaderas implicaciones humanas sobre la fauna representada. Esto nos lleva a definir qué agentes fueron los responsables de las acumulaciones óseas. Para lo cual partimos de los perfiles esqueléticos y los tafonómicos. Los primeros resultan ser muy poco concluyentes al presentar muestras óseas profundamente alteradas por la labor investigadora especialmente en aquellos lugares excavados en fechas antiguas. Igualmente la representatividad de las muestras son muy reducidas y sólo en el ciervo y la cabra aparecen niveles con conjuntos superiores al centenar de restos, en cualquier caso la escasez de datos no permite obtener conclusiones sobre este aspecto. Esto nos lleva al análisis de las corticales óseas, que como los anatómicos no se han estudiado en muchos casos. A pesar de ello los casos analizados permiten sacar algunas conclusiones interesantes. En primer lugar destaca la dualidad en la ocupación de los asentamientos por carnívoros y humanos. La alta proporción de carnívoros en algunos sitios y la documentación de marcas de diente o coprolitos confirman esto. Así hay situaciones en las que el principal responsable de la acumulación son los carnívoros (Cova 120), pero en otros se ha visto cómo los carnívoros aprovechan las sobras dejadas por los humanos como en el Abric Romaní. Por último en otros casos se da un patrón dual de ocupación en el que los carnívoros son el principal responsable de determinados taxones frente a los seres humanos que aportan otros (Cova Negra, Cova Beneito). En función de esto se puede ver cómo tanto humanos como carnívoros compitieron por la ocupación de ciertos asentamientos y cómo el aprovisionamiento humano de ciertos. recursos cárnicos especialmente de ciervo y caballo se debió a la práctica de estrategias cinegéticas. Por otro lado esta conclusión sólo ha podido establecerse a partir de los estudios recientes del Abric Romaní, Cova Beneito, Cova Negra, y L'Arbreda principalmente, por lo que llamamos la atención sobre la necesidad de revisar materiales y de efectuar estudios zooarquelógicos amplios que incluyan análisis tafonómicos, de tal manera que podamos incrementar los perfiles taxonómicos y anatómicos documentados con nuevos yacimientos y nuevos niveles que permitan hacer una mejor valoración de esta extensa zona geográfica.. José Yravedra Sainz de los Terreros Avda. Alberto Alcocer, 47 28016 Madrid joyravedra@hotmail.com. BIBLIOGRAFÍA AIMENE, M., 1998: "Les différents aspects de l'activité anthropique du niveau E de LAbric Romaní Barcelona, Spain)"; en Économie Préhistoñque, les comportements de subsistance au Paléolithique, 193-203, XVIII Rencontres Intemationales d Archéogéologie et d'Histoire d'Antibes, EditionsAPDCA, Sophia Antipolis. BARROSO RUIZ, O , GRACIA SÁNCHEZ, M. RUIZ BASTOS, A. 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(19)

(20) LVCEWTVAf XXIII-XXIV, 2004-2005. LA PENYA ROJA (COCENTAINA, ALICANTE): NUEVAS APORTACIONES PARA EL CONOCIMIENTO DEL ARTE RUPESTRE ESQUEMÁTICO Y EL TERRITORIO NEOLÍTICO EN TORNO A LA CUENCA DEL RIU PENÁGUILA. VIRGINIA BARCIELA GONZÁLEZ Universidad de Alicante FCO. JAVIER MOLINA HERNÁNDEZ. El presente artículo tiene como objetivo dar a conocer un nuevo yacimiento con manifestaciones de Arte Rupestre Esquemático, Penya Roja, localizado en la vertiente este de la Serreta. Además, se ha tratado de relacionar éste y otros yacimientos de arte localizados en la cuenca del Riu Penáguila con el poblamiento durante el Neolítico de estas tierras. Our aim in this article is to present Penya Roja, a new site with examples of Schematic Rock Art. This site is located in the eastern side of the La Serreta mountain. We have also tried to relate this site and other Schematic Rock Art sites in the Penáguila river basin with the Neolithic pattern of settlement in this área.. I. INTRODUCCIÓN La zona oriental de las comarcas de l'Alcoiá y el Comtat ha sido objeto de una gran tradición investigadora desde que a finales del s. XIX despertó el interés de coleccionistas y eruditos, fundamentalmente por la gran profusión de hachas de piedra pulida y otros restos arqueológicos llamativos. La importante investigación que se ha venido desarrollando desde entonces, unida a las intensas labores de prospección sistemática de los últimos años (Bernabeu et alii, 1989 y 1999; Molina, 2003), ha puesto en evidencia el intenso poblamiento que debió darse durante la Prehistoria Reciente en este territorio. Así mismo la documentación en esta zona, especialmente en la cuenca del Riu Penáguila, del principal núcleo de habitat al aire libre de nuestras comarcas durante el Neolítico Antiguo lo convierte en un claro referente para el estudio de las primeras comunidades productoras. Pese a la gran densidad de ocupación que se constata en sus valles y laderas los abrigos con arte rupestre son muy escasos, siendo los de El Port y El Salt de Penáguila (Beltrán, 1974; Hernández ef alii 1988, 1998 y 2000), Morro Carrascal, Barranc de Frainós y Port de Confrides (Hernández eí alii 1988,1998 y 2000). los únicos conocidos hasta el momento en todo este territorio. Estos conjuntos se sitúan en el límite oriental de la cuenca del Riu Penáguila, quedando algo alejados del núcleo central de poblamiento neolítico ubicado en el curso medio y final de este mismo río y muy cerca de la falda este de la Serreta, donde no había constancia de la existencia de arte rupestre. La sierra de la Serreta está situada en un ecosistema privilegiado, enmarcada por importantes cursos fluviales y vastas extensiones de tierras fértiles, lo que debió determinar, sin duda, su temprana ocupación y la de su entorno. Así lo demuestra la existencia en sus laderas de importantes yacimientos que pueden retrotraerse hasta el Paleolítico Medio. Destaca, al respecto, la abundante concentración de asentamientos neolíticos al mediodía de la sierra y el excepcional poblado de época ibérica que ocupa su cumbre. Pese a ello, consideramos que en la vertiente este de la Serreta no se había llevado a cabo un estudio de campo orientado hacia la búsqueda de posibles yacimientos de Arte Rupestre. La falta de una prospección sistemática, en este sentido, pudo deberse a la escasez de abrigos o paredes con buenos lienzos que pudieran hacer suponer su existencia. A pesar de este inconveniente decidimos realizar una 19.

(21) A Cota (m s.n.m.) | | 300 - 650 ~J 650 - 800 1 8 0 0 - 950. 5 Km. Figura 1: Ubicación de la Penya Roja en la cuenca alta del riu Serpis, comarca de El Comtat (Alicante).. intensa prospección, partiendo del interés por vincular el importante poblamiento en llano durante el Neolítico con las manifestaciones artísticas de tipo rupestre. El hallazgo de un nuevo conjunto de pinturas esquemáticas en la Penya Roja no sólo permite aportar nuevos datos al respecto sino que pone de relevancia la necesidad de prospectar zonas que a priori no presentan un medio geográfico con las características morfológicas o físicas idóneas.. II. MARCO GEOGRÁFICO DE LA ZONA DE ESTUDIO El territorio objeto de este estudio se encuentra entre las comarcas de l'Alcoiá y el Comtat, al norte de la provincia de Alicante (Fig. 1), y viene enmarcado por dos importantes hitos geográficos. El primero es el Riu Penáguila, el cual nace en las cercanías de la población de Alcoleja y se nutre de las aguas de la Serra d'Aitana y la Serrella. Su morfología se caracteriza por un trazado muy tortuoso, con numerosos meandros grandes y cerrados. Su actividad erosiva es elevada, produciendo desniveles muy acusados del orden de los 100 m. Son muy numerosas las barranqueras que desde las 20. zonas altas descienden hacia el valle excavadas en las endebles margas miocénicas. La cabecera de este río está formada por el Barranc de Frainós, el Barranc del Carbó y el Riu d'Ares. A lo largo de su recorrido, en sentido sureste-noreste, atraviesa la Valí de Frainós o Penáguila y se encuentra con el Riu Seta a la altura del Mas deis Capellans (Millena). Otros cauces importantes se le unen por su margen izquierda, destacando el Barranc deis Horts, Barranc de Torresena o Barranc de l'Amagat, los cuales atraviesan las partidas de Les Puntes y Els Dubots, donde se concentra la mayor densidad de poblamiento en llano desde las primeras fases del Neolítico (Fig. 1). El segundo hito lo constituye la sierra de la Serreta, cuya ubicación en el centro de la cuenca del Riu Sérpis le otorga una singular importancia en la geografía de las comarcas de l'Alcoiá y el Comtat. Esta formación nummulítica de época terciaria (IGME, 1979) forma, junto con el UN del Moro (911 m s.n.m.), un anticlinal alineado en sentido noreste-sudoeste, separando el valle y las laderas que se extienden hacia el este del Riu Sérpis de los valles de Penáguila, Benilloba y Benifallim, recorridos por los ríos Seta y Penáguila. Estos cursos fluviales se unen al Serpis tras sortear.

(22) Figura 2: Planimetría de la Penya Roja.. la Serreta por su vertiente este, donde se ubica el conjunto de arte esquemático de la Penya Roja. La zona delimitada se caracteriza, desde el punto de vista geológico, por su composición margosa de origen miocénico. Debido a la fácil erosión de estos sedimentos los cursos fluviales se encuentran fuertemente encajados en el terreno, llegando a realizar incisiones que oscilan entre los 30 y los 100 m de profundidad (Roselló y Bernabé, 1978), constituyendo así el paisaje abrupto y quebrado que conocemos en la actualidad. La red de drenaje se dispone de manera centrípeta, uniéndose los barrancos entre sí o a los colectores principales. Entre ellos subsisten las zonas llanas, localmente conocidas como "puntes", donde se documenta un poblamiento neolítico singular debido a la gran densidad de yacimientos existentes. Los estudios geomorfológicos desarrollados en la zona indican que la edad de encajamiento de la red hidrográfica es reciente, ofreciendo, por tanto, una superficie bastante estable desde al menos el final del Pleistoceno (La Roca, 1991). La última gran transformación ha sido la erosión de tipo vertical realizada por los cauces actuales (Bernabeu et alii, 1999, 33) y las labores de roturación.. III. LAS PINTURAS ESQUEMÁTICAS DE LA PENYA ROJA La Penya Roja se localiza en la base de una pequeña cresta caliza, a unos 800 m s.n.m, en la vertiente este de la Serreta. Se trata de. una pared rocosa de unos 11 m de longitud que se encuentra orientada a 115 grados este. En general, la coloración del soporte rocoso es de tono anaranjado y se encuentra afectado por coladas de carbonato calcico en su mitad inferior. Los desconchados, aunque son escasos y poco extensos, se localizan fundamentalmente en la parte media y alta del lienzo (Fig. 2). En la base se abre una grieta, de 2,5 m y 0,75 m de profundidad y altura máximas, que resulta casi inaccesible debido a su estrechez. En uno de los extremos de la grieta hemos localizado algunos restos óseos humanos en superficie, aunque ningún elemento que nos permita adscribirlos a un período cronológico concreto. Se trata de dos dientes completos -un incisivo y un canino-, otro diente fragmentado, un fragmento de clavícula de un individuo infantil y dos fragmentos de hueso indeterminados. El acceso al yacimiento se realiza desde la carretera que une la CV-785 (Alcoi-Benifallim) con la CV-790 (Alcoi-Benilloba). Tras pasar el Mas Gran de Pellicer y el Barranc de l'Amagat se asciende por una pista que se dirige hacía la Masía de Cosme. Desde aquí se divisa la cresta y la pared rocosa donde se localizan las pinturas. Las coordenadas U.T.M. son 30SYH244861 (Hoja de Alcoi (821-111), E: 1/25.000). La visibilidad desde lo alto de la cresta es escasa hacia el oeste y el norte, ya que al ser el paisaje cercano eminentemente montañoso no se tiene control visual sobre el valle. La densa vegetación también dificulta en gran medida la visibilidad pero es posible observar algunas sierras lejanas como la de Almudaina y, parcialmente, las del Benicadell y Montcabré. Hacia el este se alcanzan a ver las sierras de Alfaro, Serrella, Aitana y el Castell de Penáguila y, hacia el sur, la Sierra de Penáguila, Els Plans, El Rontonar y El Puig, además de tener un perfecto dominio visual sobre el valle. Por otro lado, desde la pared donde se localizan las pinturas la visibilidad se reduce ligeramente, siendo visibles las sierras de Almudaina, Alfaro, la Serreta de Tollos, la Serrella, la Sierra de Aitana, Penáguila, El Rontonar y Els Plans, así como las zonas llanas que quedan al sur y al este. Además, desde la Penya Roja se domina la partida del Pía de Els Dubots, donde se ubican yacimientos neolíticos como Mas d'ls, Pía de Mitjá, Mas de Cantó o Barranc de TAmagat; y la partida de Les Puntes, donde se ubican otros yacimientos de este mismo perío-. 21.

(23) 1. \. , -r 11-11. V. JM~. [1-15. n-iy. *.. ii-4 ; í. ii-2. 11-16. i. Figura 3: Paneles I, II y III.. 1-4. 1-3. 1-2. ». 4 cm.. Figura 4: Panel I.. 22.

(24) do como Bancals de Satorre o Les Puntes (Bernabeu et alii, 1989). También se divisan algunas zonas con arte rupestre ubicadas en el extremo contrario del valle, como los situados en el Barranc de Frainós y los del Port y el Salt de Penáguila.. III.1. Descripción de las pinturas Dentro del conjunto de Arte Esquemático hemos diferenciado tres paneles, en función de la distribución y agrupación de los motivos (Fig. 3). Panel I (Fig. 4): Lienzo de color anaranjado claro, sin concreciones calcáreas ni desconchados que afecten a los motivos. La pintura es diluida y penetra en los huecos del soporte. La altura respecto al suelo es de 1,70 m (motivo 1.5). Motivo 1.1: Ángulo abierto hacia abajo. Color: M.10R5/8 Motivo I.2: Barra oblicua. Color: M.10R 5/8. Motivo 1.3: Barra oblicua. Color: M.10R 4/4. Motivo 1.4: Mancha de contorno irregular de 4 cm de largo. Color: M.10R 5/8. Motivo 1.5: Barra vertical que presenta un engrosamiento en la parte superior y una ligera inflexión en su zona media. De la parte superior, a ambos lados, parten dos trazos curvos. De la parte inferior, a la izquierda, parte otro trazo curvo y, a la derecha, dos trazos oblicuos y paralelos entre los cuales se observan otros restos de pintura. Color: M.10R4/4. Panel II (Fig. 5): Lienzo de color variable, con tonos blanquecinos, grisáceos y amarillentos. Muy afectado por coladas blancas de carbonates que cubren algunos motivos. Los desconchados son abundantes, sobre todo en la parte superior de este panel, afectando parcialmente a algunas figuras. La pintura es diluida y ligeramente densa en algunos motivos, penetrando en los huecos del soporte. La altura máxima con respecto al suelo es de 1,80 m (motivo 11.11) y la mínima es de 0,73 m (motivo 11.16). Motivo 11.1: Soliforme formado por una mancha de tendencia circular, alrededor de una ligera depresión del lienzo, de la que arrancan 8 rayos perpendiculares. Motivo afectado por varios desconchados. Color: M.10R 4/8. Motivo II.2: Motivo cruciforme. Color: M.10R 3/6. Motivo 11.3: Motivo antropomorfo del que se conserva la cabeza de tendencia circular, un tronco ancho y las extremidades superior e. inferior izquierda. La extremidad superior se alza desde el tronco y está formada por una barra curva bifurcada en su extremo. La parte derecha de la figura se encuentra afectada por una colada, aunque se aprecian restos de pintura. Color: M.10R 4/8. Motivo II.4: Barra horizontal, ligeramente curva, de 2 cm de longitud. Color: M.10R4/8. Motivo II.5: Barra vertical, ligeramente inclinada hacia la derecha, de 5 cm de longitud. Color: M.10R6/8. Motivo II.6: Figura antropomorfa, de 12,5 cm de longitud, formada por una barra vertical que constituye el cuerpo y el falo, brazos curvos que se unen en el tronco y piernas arqueadas cortadas por un desconchado. La cabeza está bien diferenciada, es de forma circular y está rematada por una pequeña barra horizontal ligeramente rehundida en su parte central. El motivo se encuentra afectado por una fina película de carbonato calcico de color blanco. Color: M.10R 4/6. Motivo II.7: Motivo antropomorfo del que se conserva parte de la cabeza circular, el tronco, la extremidad superior izquierda y el arranque de la derecha. El brazo conservado está arqueado y se une al tronco a la altura de la cintura. Las extremidades inferiores no se conservan, aunque se observan restos de pintura. Color: M.10R 5/6. Motivo II.8: Mancha de bordes irregulares de 3 cm de largo. Color: M.10R 4/6. Motivo II.9: Figura antropomorfa, de 11,5 cm de largo, formada por un trazo vertical que constituye el tronco, brazos curvos que se unen a la altura de la cintura y piernas arqueadas. La cabeza está bien diferenciada y presenta una forma ovalada. El motivo se encuentra afectado por una fina película de carbonato calcico. Color: M.10R 4/6. Motivo 11.10: Restos de pintura entre los que se pueden identificar un barra vertical unida a otro motivo circular. Color: M.10R 4/8 y 5/8. Motivo 11.11: Motivo circular abierto afectado por desconchados. Color: M.10R 4/8. Motivo 11.12: Barra vertical de 3 cm de longitud. Color: Color: M.10R4/8. Motivo 11.13: Barra vertical, de 10 cm de longitud, ligeramente inclinada a la izquierda. Color: M.10R3/6. Motivo 11.14: Barra vertical, de 4 cm de longitud, ligeramente inclinada a la izquierda. Color: M.10R4/8. Motivo 11.15: Barra vertical, de 3 cm. de longitud, ligeramente inclinada a la izquierda. Color: M.10R4/8. 23.

(25) <w sO. O) OÍ "O. •EOT. 4^. v . «¿¿ iipi » %y#so *. SO. -í. > * * Os. *». 1. *é^ -/•JKw... to. 24.

(26) III.2. Análisis tipológico. IÍI-2. Figura 6: Panel III.. Motivo 11.16: Restos de pintura entre los que se pueden identificar dos manchas de tendencia circular y una alargada en la parte superior. Color: M.10R 5/6. Motivo 11.17: Antropomorfo en doble Y de 16,2 cm de largo. La figura presenta las extremidades superiores e inferiores ligeramente inclinadas hacia la izquierda. Otros restos de pintura hacen pensar que pudo tener la cabeza indicada. El motivo está cubierto casi en su totalidad por una fina película de carbonato calcico. Color: M.10R 3/6. Motivo 11.18: Pectiniforme horizontal formado por dos trazos curvos contiguos, en la parte superior, de los cuales arrancan seis barras perpendiculares, cuatro del izquierdo y dos del derecho. El motivo está parcialmente afectado por la descalcificación del lienzo, especialmente su parte derecha. Color: M. 10R 4/4 y M. 10R 5/6 en las zonas afectadas por la colada. Motivo 11.19: Mancha de 4 cm de largo por 2 cm de anchura máxima. Color: M. 10R 6/8. Panel III (Fig. 6): Lienzo anaranjado-rojizo bastante bien conservado. Presenta algunos desconchados y concreciones calcáreas que no afectan a las pinturas. Se encuentra ubicado en la parte más alta en relación a los otros paneles. La altura respecto al suelo del motivo 1.1 es de 2,33 m. La pintura es ligeramente densa y penetra en los huecos del soporte. Motivo III.1: Barra vertical de 10 cm de largo y 1,5 cm de ancho. Color: M.10R4/8. Motivo III.2: Antropomorfo de 9,7 cm de largo formado por una barra vertical que constituye el cuerpo y la cabeza, brazos ligeramente alzados y piernas abiertas en forma de "V" invertida. Color: M.10R 4/8. Junto a las pinturas también hemos identificado algunos grabados más modernos que daremos a conocer en un posterior trabajo.. La Penya Roja cuenta con un total de 26 motivos, distribuidos en tres paneles distintos. Entre ellos se han podido identificar figuras antropomorfas, pectiniformes, soliformes, ángulos, barras y manchas informes. Los motivos más abundantes en el yacimiento son los antropomorfos, contabilizándose un total de 9 de estas figuras. Los tipos establecidos son los antropomorfos de tipo "phi", los de tipo cruciforme, los que presentan una morfología en doble "Y" y un último antropomorfo con un brazo alzado y bifurcado difícilmente encuadrable en alguno de los tipos establecidos para el Arte Esquemático. El más representado es el antropomorfo de tipo "phi". En el Panel I, hemos interpretado la figura 1.5 como dos antropomorfos de este tipo en base a un detallado análisis de la pintura en las zonas peor conservadas. Un antropomorfo de mayor tamaño, situado en la parte superior, del que se conserva la cabeza -engrosamiento superior-, el tronco, las extremidades superiores -dos trazos curvos a ambos lados-, la extremidad inferior izquierda -constituida por una barra oblicua- y el arranque de la extremidad inferior derecha -constituida por una parte de la barra vertical-. Esta barra vertical presenta una inflexión en su parte intermedia de la que podría arrancar otro antropomorfo más pequeño formado por una larga barra, que constituye la cabeza, el tronco y la extremidad inferior derecha, de la que, a su vez, parte la extremidad inferior izquierda. Las extremidades superiores no se conservan bien, aunque se observan restos de pintura que podrían hacer pensar, con muchas reservas, en dos brazos curvos unidos a la altura de la cintura, como en el caso del motivo superior. Cabe destacar que esta figura también recuerda a los motivos ramiformes, entendidos por algunos autores como un motivo antropomorfo (Hernández ef alii, 2000, 38). Más claras resultan las figuras II.6, II.7 y II.9. Las tres presentan cabezas de morfología circular u oval, los brazos en asa y las piernas arqueadas. Especial mención merece la figura II.6 en la que el falo está indicado y en cuya cabeza aparece una barra horizontal que podría representar un peinado o algún tipo de adorno para el que no hemos encontrado paralelos en los yacimientos de arte rupestre de nuestras comarcas. Otro tipo de antropomorfo es el cruciforme. Tan sólo encontramos un motivo de 25.

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