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Las ONGs que trabajan en VIH/sida: acciones y escenario público

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Academic year: 2020

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(1)Callao 875, piso 3 1023 Buenos Aires, Argentina Tel: (54-11) 4811-6588/4814-2301 Fax: (54-11) 4812-8459 E-mail: clacso@clacso.edu.ar http://www.clacso.edu.ar http://www.clacso.org. Las ONGs que trabajan en VIH/sida: acciones y escenario público 1 Ana Lía Kornblit. ∗. Mónica Petracci ** Dalia Szulik *** Introducción. En el marco de las transformaciones en la relación Estado-sociedad que se dieron en la década de los años noventa, las organizaciones no gubernamentales -ONGsfueron adquiriendo un rol central en temas de diversa índole. A ese creciente protagonismo, hoy se añaden las posibilidades, imposibilidades y desafíos de su inserción en una economía globalizada. Entendemos a las ONGs como entidades de la sociedad civil distintas del Estado y de las instancias gubernamentales, organizadas desde el espacio privado, para actuar ∗. Socióloga, Dra. en Antropología. Docente de grado y de posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Investigadora principal de CONICET con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani.. Socióloga. Doctoranda de la Universidad de Buenos Aires (Facultad de Ciencias Sociales). Investigadora del Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Investigadora visitante del Área de Salud, Economía y Sociedad del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES). *** Socióloga. Magister en Ciencia Política, Instituto de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de General San Martín. Docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Investigadora del Área de Salud, Economía y Sociedad del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES). **. 1.

(2) en relación con intereses públicos y con la promoción de los derechos de la ciudadanía. Andrés Thompson formuló una tipología de las mismas en la cual incluye: 1. Las fundaciones, las cuales son las más tradicionales en nuestro país, se concentran en la Ciudad de Buenos Aires, básicamente trabajan en educación, salud, arte, cultura y temas sociales; 2. Las cooperativas; 3. Las organizaciones reivindicativas de cuestiones específicas -por ejemplo las dedicadas a juventud-, muchas de las cuales surgieron durante el período del último régimen militar, fruto de la desactivación de los canales tradicionales de participación y organización; 4. Los centros académicos; y, finalmente, 5. Las ONGs para el desarrollo, orientadas hacia la prestación de servicios -directos o indirectos- de promoción, capacitación, investigación y asistencia técnica en apoyo de grupos, comunidades y organizaciones sociales de escasos recursos (Thompson, 1988). Las temáticas en las cuales se despliega el accionar de las ONGs abarcan un amplio espectro: desde la protección del medio ambiente, los chicos de la calle o la defensa de los derechos de las mujeres hasta -siendo éste el asunto que nos ocupa- la prevención de la transmisión del VIH o la denuncia de casos de discriminación hacia las personas que viven con el virus. Nuestro interés en este artículo es reflexionar y dejar planteadas algunas cuestiones respecto del modelo de las ONGs en un área puntual en la que, desde hace varios años, estas organizaciones vienen acumulando experiencias de fortalecimiento institucional y desplegando variados proyectos de trabajo voluntario o financiado, ya sea por el Estado o directamente por organismos de la cooperación internacional: la prevención del VIH/sida. Las preguntas centrales 2 que nos hemos formulado dan lugar a las secciones de este artículo. En primer lugar, se plantea el camino general seguido por las ONGs en el marco de la retirada del Estado en cuanto a sus funciones benefactoras. En segundo lugar, nos preguntamos: si las ONGs aparecen en un momento de ausencia del Estado y de ruptura de los consensos básicos que sostuvieron la trama social en décadas pasadas: ¿con qué objetivos manifiestan las ONGs que trabajan en el campo del VIH/sida haber sido creadas? ¿han cambiado esos objetivos según el momento en el cual fueron creadas? Para reflexionar sobre el accionar de las ONGs es imprescindible partir, de manera más general, del sentido del tercer sector en el contexto de una relación claramente evidenciada en los datos epidemiológicos: la relación VIH/sida-pobreza. Epidemiológicamente, la distribución de la enfermedad ha sido caracterizada como “concentrada”, esto es, con una prevalencia del VIH en población con conducta de riesgo mayor que cinco por ciento, y en mujeres embarazadas, de “localización urbana”; con presencia de “marginalización” y “pauperización” (Boletín sobre el sida en Argentina, 1999). Datos posteriores muestran, con respecto al nivel de instrucción, que “ (…) con el paso de los años se ha visto una disminución de la escolaridad en ambos sexos (…) una disminución constante de la educación superior (secundaria completa y/o mayor) y paralelamente, ha aumentado la proporción de enfermos con instrucción primaria incompleta en ambos sexos…” (Informe El sida en la Argentina, 2000). De ahí que la primera parte de este artículo comience rastreando a los actores que, desde el siglo pasado, se ocuparon de la solidaridad social en el país hasta alcanzar el modelo actual de “revalorización” de la sociedad civil (Bustelo, 2000: 257). En tercer lugar nos preguntamos: en el marco de producción de visibilidad por parte de los medios masivos en la sociedad actual, ¿cómo aparecen las ONGs que trabajan en VIH/sida en el juego discursivo del escenario mediático? Para responder a este interrogante se analiza un corpus de medios gráficos correspondiente al período 1997-1999. 2.

(3) ONGs: el camino de la beneficencia pública a la solidaridad “privada”. La solidaridad es un hecho cultural que se construye a partir de contextos particulares, de relaciones entre diferentes actores sociales y de una serie de mecanismos de participación en diferentes niveles de la vida social. Situamos la realidad actual de las ONGs como herederas de una tradición que se asienta sobre dos corrientes de la filantropía propias de la cultura occidental. La primera tiene un origen religioso; en el Antiguo Testamento se alude en forma constante a la obligación de ayudar a quienes eran considerados más vulnerables (viudas, enfermos, huérfanos, extranjeros, pobres). Otra corriente nace en la Grecia y la Roma clásicas y enfatiza la necesidad, más que de realizar obras de caridad, de actuar con el objetivo de mejorar la calidad de vida, pensando como beneficiaria de esta acción a la comunidad en su conjunto y no a individuos aislados. Si bien es cierto que estas dos corrientes han sido encarnadas a lo largo de la historia por diversos actores, podríamos señalar dos que han jugado un papel fundamental, sobre todo si centramos el análisis a partir del siglo XIX: la Iglesia Católica y el Estado. En Argentina, la Iglesia Católica ocupó un papel protagónico en el campo de la acción social durante el período anterior a la declaración de la Independencia, centralizando las actividades dirigidas hacia los pobres, los mendigos y marginados de diversas órdenes religiosas. Paulatinamente, a partir de la Revolución de Mayo de 1810, comienza un proceso de transferencia de estas obras caritativas a organizaciones laicas concebidas dentro de los preceptos cristianos, pero cada vez con mayor presencia estatal. En 1823, Bernardino Rivadavia creó la Sociedad de Beneficencia de la Capital como una institución paraestatal con acción asistencial y hospitalaria. Esta institución sembró una larga historia de intervenciones sobre problemas sociales específicos en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, constituyéndose en el paradigma dominante de la política social del Estado hasta principios de los años cuarenta. El Estado reproducía con la beneficencia algunos patrones básicos del modelo de la caridad cristiana. Los problemas sociales eran definidos a partir de un orden ético-moral y la estrategia típica de intervención era una combinación de reclusión, segregación y represión del “beneficiado”. La mayoría de los recursos provenían del Estado pero eran administrados de manera privada, por un conjunto de mujeres de la alta sociedad porteña. Los destinatarios de la ayuda eran mujeres, ancianos y niños empobrecidos -categorías sociales definidas por criterios extraeconómicos-. También incluía acción asistencial y hospitalaria. La beneficencia como estrategia pública estaba dirigida a aquellos individuos que no estaban en condiciones de satisfacer sus necesidades. Este conjunto era visualizado como “los pobres”, víctimas de las circunstancias fortuitas de la vida, en las cuales necesidad, moralidad y virtud eran consideradas como elementos interdependientes. Gradualmente la pobreza fue logrando despojarse de vicios o enfermedades morales, dando lugar a la imagen del “pobre que merece”. Se fue pasando, así, a una moderna asistencia social, que se diferenció de la primera por basarse en un conocimiento “científico” y especializado del problema social. Los tradicionales actores de la beneficencia fueron reemplazados por agentes especializados que encararon la “organización científica” de la cuestión. La racionalidad medio-fin se introdujo en la práctica asistencial. Esta vez la pobreza era visualizada desde el paradigma de la 3.

(4) enfermedad. Para “curar” era necesario conocer. Curar-vigilar- restaurar el orden alterado. Desde mediados del siglo XIX, la incorporación de la Argentina al mercado capitalista mundial, la expansión de las actividades agrícolo-ganaderas para la exportación, la paulatina urbanización y la incorporación de contingentes migratorios dieron lugar a la aparición de la llamada “cuestión social”. De a poco se instaló la idea de que era preciso intervenir puntualmente en esta materia. La lógica de desarrollo guía el nuevo discurso asistencial moderno, sin abandonar el objetivo de control social. La idea de peligrosidad social fue la base de la intervención estatal. Esta nueva visión justificaba la acción estatal a través de argumentos racionales, distintos a las consideraciones humanistas y religiosas hegemónicas hasta ese momento. La dádiva voluntaria se transformó en una obligación del Estado: existía un deber del que da, no un derecho del necesitado. La década del ´40, con la jerarquización de la gestión pública de la salud y de la asistencia social, puso fin a la Sociedad de Beneficencia. A partir de los dos primeros gobiernos peronistas (1946-1955) surgió una nueva concepción y un nuevo estilo de acción asistencial. Sin embargo, la Fundación Eva Perón, por un lado introdujo elementos de ruptura con la tradición anterior, y por el otro, conservó aspectos típicos de la estrategia de beneficencia. La racionalidad política señaló el camino a seguir en el período peronista. Esta racionalidad fue acompañada por un discurso en el que la asistencia se presentaba como un derecho. En 1954 el gobierno peronista creó el Ministerio de Salud y Asistencia Social, inaugurando la implementación de la asistencia desde ámbitos institucionales, que fueron variando. Resulta significativo destacar que a partir de ese momento, la instrumentación de programas originados en ámbitos semiprivados se instalaron en un ministerio público. En la década del sesenta surgió un nuevo paradigma: el “desarrollo de la comunidad”. El mismo pretendía definir un modelo de intervención que superaba un área específica de servicios, abordando el problema social de manera integral. Este tipo de acción fue oficializado por las Naciones Unidas y prendió en la Argentina desarrollista. La estrategia de intervención se planteaba constituir actores sociales, tratando de evitar la dimensión política, presente en todo proceso de cambio social. La idea contemporánea de promoción social retoma muchos de los aspectos centrales del “desarrollo de comunidades”, en especial en lo que diferencia fundamentalmente a este modelo de la asistencia social: desarrollar capacidades y facilitar la organización y la participación de los afectados en la solución de sus propios problemas. Como señala Emilio Tenti Fanfani, “lo que se mantiene, al menos desde mediados de los años sesenta, es un paradigma de intervención comunitariopromocional que convive con las acciones asistenciales clásicas” (Tenti Fanfani, 1989:92). El cierre del sistema político durante los años de la última dictadura militar favoreció el surgimiento de organizaciones de la sociedad civil -como las de mujeres, jóvenes, ecologistas, ligadas al reclamo de derechos civiles, defensa de minorías, etc.como ámbito de resistencia al autoritarismo estatal. Durante los años de la transición democrática, dichos movimientos sociales se convirtieron en un objeto de interés para los investigadores académicos y dieron lugar a una profusa bibliografía. Los procesos de reforma de la economía y del Estado (privatizaciones, desregulación y descentralización), sobre todo a partir de 1989, implicaron una. 4.

(5) redefinición de las relaciones con la sociedad, el sistema económico y la gestión de gobierno 3. “Se trataría, en principio, de pasar de una concepción de oferta estatal de servicios sociales a una más centrada en la demanda, lo que implica una transferencia de funciones, responsabilidades y recursos financieros vía subsidios a los usuarios/beneficiarios organizados en una gran constelación de organizaciones no gubernamentales. Desde el punto de vista más tradicional del análisis económico del sector público, el ejercicio consistiría en privatizar los sectores productivos del Estado en donde el mercado puede garantizar una rentabilidad de los servicios y transferir a la sociedad civil los gastos considerados “improductivos”, como los que se realizan en los servicios sociales (…) se perseguiría también transitar desde una concepción estatalmonopólica en la provisión de servicios sociales -propia de las relaciones Estadosociedad que fueron predominantes durante el modelo sustitutivo de importaciones- a la definición de un welfare mix con funciones específicas asignadas al sector público, al sector privado, al sector no gubernamental y al sector informal…” (Bustelo, 2000: 257/258). Dicho proceso planteó cambios profundos en las funciones estatales relacionadas con el bienestar de la población, agudizando cada vez más un retiro estatal de las responsabilidades sociales que fue abriendo el juego, a su vez, al accionar y fortalecimiento institucional de las organizaciones de la sociedad civil en múltiples ámbitos. El protagonismo que fueron adquiriendo dichas organizaciones de la sociedad civil puso en boga el concepto de capital social, definido como la construcción y acumulación de relaciones de confianza, solidaridad y reciprocidad que estimulan el intercambio de bienes, el incremento de las capacidades productivas a través de relaciones de horizontalidad en la comunidad y permiten un acceso equitativo a los recursos (Putnam, 1993). El modelo de las Organizaciones no Gubernamentales “... asume que la sociedad, a través de sus propias expresiones organizativas, tiene un potencial notable para resolver problemas concretos de una manera efectiva, lo que se basa en el interés de las comunidades en los problemas que los afectan y/o en la necesidad de una prestación “eficiente” de servicios sociales. Finalmente, se presupone una relación costo-efectividad óptima, ya que los organismos y/o distintas formas de asociativismo no gubernamental conocen mejor sus necesidades, controlan mejor las “filtraciones” e ineficiencias y están dispuestos a cooperar con tiempo voluntario cuando perciben que el destino de sus esfuerzos llega en su propio beneficio” (Bustelo, 2000: 258). En la medida en que las ONGs van ocupando un lugar en el escenario públicopolítico, comienzan a ser interpeladas desde distintos sectores para asumir roles sociales como la búsqueda de nuevas formas de representación y acción ciudadana, respondiendo a múltiples demandas provenientes del Estado (necesidades derivadas de su accionar descentralizado y focalizado), de los organismos internacionales (para mejorar la eficiencia en la ejecución y la transparencia en la gestión), de las empresas (para el desarrollo de sus acciones de legitimización social) y de la ciudadanía (que encuentra en ellas nuevos ámbitos de participación social) (Thompson, 1995). Inés González Bombal plantea varios desafíos a enfrentar por el denominado “tercer sector”: 1. Abordar la eficacia de la misión institucional y la sobrevivencia del aparato institucional; 2. Utilizar tecnología o modelos artesanales; 3. Articularse (o no) en redes; 4. La composición -¿voluntarios o profesionales?- y retención de los recursos humanos 4; 5. Convocar al ciudadano en su condición de tal, en un contexto neoliberal que promueve al “ciudadano consumidor” (González Bombal, 1996).. 5.

(6) El apartado siguiente muestra cómo las ONGs en el campo del VIH/sida sortearon algunos de esos desafíos. Las ONGs con trabajo en VIH/sida: constitución y visibilidad pública. La relevancia de las ONGs en el caso del VIH/sida ha sido un punto de atención permanente en la bibliografía especializada. A nivel local, Graciela Biagini y Marita Sánchez señalan que “ … a las ONGs les cabe un papel importante en cada uno de los cuatro objetivos planteados por la Organización Mundial de la Salud en la estrategia mundial frente al sida: 1. Prevenir la infección por el VIH; 2. Reducir el impacto personal y social de la infección por VIH; 3. Reducir la discriminación social y promover el respeto por los derechos y la dignidad humana; 4. Unificar los esfuerzos nacionales e internacionales de la lucha contra el sida” (Biagini, Sánchez, 1995: 13). Mario Pecheny afirma que en el marco general de ajuste y reforma del Estado, las organizaciones de la sociedad civil se hicieron cargo de numerosas funciones antes desempeñadas por el sector público, calificando a las que trabajan en VIH/sida como un “caso paradigmático” de dicha tendencia (Pecheny, 2000: 425). Desde los comienzos de esta epidemia, las ONGs tomaron la iniciativa de encarar respuestas frente a ella. Tanto las organizaciones ya constituidas que tomaron esta problemática como las surgidas por el trabajo de personas que viven con VIH o por sus familiares tomaron la palabra en cuestiones de prevención vinculadas a las campañas. Algunas de ellas llegaron a los medios masivos, haciendo centro en el tema del preservativo frente a las presiones en contra de la Iglesia Católica y a la ausencia del Estado y en cuestiones vinculadas a la atención y en cuestiones vinculadas a la no discriminación de las personas afectadas (Petracci, Vacchieri, 1997; Pecheny, 2000). La distribución del asentamiento geográfico de las ONGs muestra una concentración en los grandes centros urbanos que coincide con la distribución actual de los casos de sida en nuestro país. De las ciento veinte instituciones vinculadas con el tema sida 5 - el ochenta y cinco por ciento se encuentran ubicadas en cuatro zonas: algo más de la mitad de los casos (cincuenta y cinco por ciento) se concentra en la Ciudad de Buenos Aires, el dieciseis por ciento en el Gran Buenos Aires, el ocho por ciento en Santa Fe y el seis por ciento en Córdoba. El resto (quince por ciento) se distribuye en las provincias de Río Negro, Entre Ríos, Formosa, Mendoza, Catamarca, Chaco, Chubut, Misiones, Neuquén, Salta y Tucumán (Catálogo de ONGs dedicadas al sida en Argentina, 1999: 14 a 21). Al 31 de diciembre de 1999, las personas enfermas eran dieciseis mil doscientas cincuenta y nueve6 con una distribución heterogénea, concentrada en los grandes centros urbanos. La provincia de Buenos Aires, y dentro de ella el Conurbano Bonaerense, concentra el cuarenta y cuatro por ciento del total de los enfermos del país. En segundo lugar la Ciudad de Buenos Aires 7 registra el treinta y dos por ciento del total de los enfermos. La provincia de Santa Fe concentra el seis coma seis por ciento de los enfermos -de los cuales el ochenta y uno por ciento residen en la ciudad de Rosario- y Córdoba, el cuatro coma cinco por ciento (Boletín sobre el sida en la Argentina, 1999). Si bien es cierto que el sostenimiento institucional es un reto para este tipo de instituciones, las ONGs que actúan en este campo ya han transitado un camino y tienen una historia en la que, hoy por hoy, no sólo hablamos de “las ONGs” sino también de la formación, desde distintos y heterogéneos puntos de encuentro, de “redes8 de ONGs que trabajan en VIH/sida”. De acuerdo a la publicación mencionada previamente, la mayoría. 6.

(7) de las ONG´s con trabajo en VIH/sida integran alguna de las once redes existentes9 (Catálogo de ONGs dedicadas al sida en Argentina 1999: 263 a 274). Tal como era de esperar, el objetivo por el cual fueron creadas estas instituciones está vinculado a la aparición del VIH/sida. En cuanto a los objetivos específicos con relación al sida, los estudios empíricos coinciden en que el principal es la prevención. Según el Catálogo… mencionado previamente, el sesenta y nueve por ciento de las ciento veinte organizaciones encuentra en la prevención el principal objetivo en VIH/sida, siguiendo en orden de importancia: capacitación, asistencia, información, asesoramiento, educación, difusión, investigación y no discriminación. Otro estudio reciente (Kornblit y Petracci, 1999), en el cual fueron entrevistados directivos de veintisiete organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el campo del VIH/sida en la ciudad de Buenos Aires y en el Gran Buenos Aires, muestra hallazgos similares y especifica que las acciones de prevención -en general a través de talleres- están dirigidas a públicos múltiples (población general, jóvenes, mujeres); las ONGs están formadas más por voluntarios que por profesionales, con un número promedio de doce personas; su sostenimiento es a través de subsidios locales10 y extranjeros, si bien algunas recaudan también a través de cuotas de afiliados y otras de eventos (tipo espectáculos), realizados con fines benéficos. Sólo diecisiete de las ciento veinte ONGs mencionan la promoción de derechos (con relación a la salud; sexuales y reproductivos; humanos; de las personas viviendo con VIH; de los niños; de minorías sexuales; políticos y gremiales) entre los objetivos para los cuales fueron creadas. Ello no difiere según el tipo de asociación y la fecha de inicio de las actividades11. La ausencia de referencias al ciudadano puede estar originada en la actividad típica -la prestación de servicios- de las ONGs en este campo, situación que -según Filmus et al las hace más “… proclives a encargarse de algunas políticas públicas y a ‘tapar los baches del ajuste’, mientras que las organizaciones que reivindican derechos de calidad de vida consideran que sus actividades se relacionan con el control más allá de la eficacia de las políticas estatales” (Filmus et al 1997: 94). Las ONGs que actúan en el campo del sida y los medios. Creemos que otro desafío a enfrentar las ONGs es el de su visibilidad en la agenda pública. Para la opinión pública y los medios de comunicación, las ONGs tienen una presencia emergente. En el caso de la información sobre el tema VIH/sida, un estudio por encuestas telefónicas concluye que el veintiuno por ciento de personas entrevistadas mencionaron como fuente de su información acerca del VIH/sida a voceros de dichas ONGs. Si bien el peso es considerable, resulta aún más difícil ponderarlas con relación a otras fuentes alternativas debido a la carencia de información sistematizada acerca de sus actividades extramediáticas. Debe tenerse en cuenta que una gran parte de la producción gráfica -como la folletería, trípticos, etc.- es armada por las entidades intermedias12 y, también, que muchos mensajes emitidos acerca del VIH/sida en los programas de TV incluyen reportajes a sus voceros, algunos de los cuales son ampliamente conocidos por el público. Consideramos que la preocupación por esas dos agendas -la de los medios y la de la opinión pública- es un aspecto central para las ONG´s. En gran medida, el mejoramiento de su capacidad para conocer y evaluar los escenarios públicos incrementará también las posibilidades de su propia inserción institucional y temática en la agenda, dado que los medios masivos participan activamente en la formulación e implementación de las políticas sociales y son los escenarios de la tematización, del 7.

(8) debate y de la definición de las urgencias sociales. Heriberto Muraro menciona dos beneficios para las ONGs en el seguimiento sistemático de los escenarios públicos: uno es familiarizarse con la dinámica de los actores (funcionarios, periodistas, empresarios, etc.) y otro es familiarizarse con algunas características del universo de discurso que una comunidad emplea espontáneamente para “procesar” un problema social determinado y, por lo tanto, para elaborar mensajes que despierten su interés (Muraro, 1995). Para comprender el desarrollo de esta -aún- tímida y necesaria relación entre ONGs y medios se analizó un corpus de notas aparecidas en los medios gráficos sobre ONGs que trabajan en el campo del sida durante el período comprendido entre 1997199913. Se recolectaron setenta y nueve notas, resultando ser el diario La Nación el medio que mayor cobertura dio a este tema14, seguido por Clarín, Crónica, Página 12 y el resto de los medios con una sola aparición en el período tomado. Son treinta y seis las organizaciones mencionadas en la información recogida, aunque la gran mayoría de ellas aparece sólo una vez a lo largo de todo el período. Sólo dieciseis de las instituciones nombradas aparecen en el Catálogo de ONGs dedicadas al sida en Argentina. Las notas sobre aquellas instituciones que conforman el Catálogo recogen información o noticias vinculadas a los objetivos y acciones de las organizaciones, tal como figuran en dicha publicación. Con respecto a los temas tratados en las noticias, resulta la siguiente clasificación: 1. Una gran mayoría de notas relata las diversas actividades institucionales: en el campo de la prevención (campañas, capacitación y servicios de formación), en el campo de la asistencia (tareas asistenciales y de contención hacia enfermos de sida, portadores, familiares, etc.), actividades de salida a la comunidad (actividades culturales, deportivas y simposios) y actividades que tienden al fortalecimiento y sostenimiento institucional (eventos a beneficio, premios, etc.). 2. Una menor proporción de registros periodísticos acerca de protestas y reclamos. 3. Y una escasa cobertura sobre temas afines a las relaciones entre Estado y ONGs y a las relaciones entre ONGs. El contenido de las noticias sobre las ONGs en los medios refleja básicamente las actividades que realizan sobre la base de los objetivos institucionales ya mencionados. Muchas veces estas actividades aparecen como gacetillas y no como noticias presentadas desde la agenda de los medios. Sin embargo, cabe destacar que sobresale un aspecto de las actividades que se presenta como “noticiable” (Tuñón San Martín, 1994). Se trata de notas que reportan hechos puntuales o eventos producidos a través de las organizaciones del tipo “presentación en sociedad” de las instituciones. Con respecto a la acción política de las ONGs, sólo cuatro notas exponen situaciones conflictivas. La escasez de medicamentos es la única coyuntura que se presenta en la que se subraya un conflicto específico del tema sida y sus implicancias políticas, dejando entrever cierta ausencia y desprotección del Estado. Es éste el escenario en el que las ONGs son tematizadas “haciéndose cargo” de un problema social y presentando líneas de acciones solidarias como posibilidad de solución. Retomando las reflexiones de Heriberto Muraro sobre estrategias comunicacionales, -“la tarea de una ONG se verá facilitada cuando ‘su’ problema coincide con un issue de la agenda pública…”- cabe señalar que el corpus analizado da cuenta de que las ONGs. 8.

(9) han iniciado el recorrido de un camino de llegada a los medios masivos, pero que aún no logran instalar su agenda como parte de la de los medios (Muraro, 1995). Las organizaciones aparecen como objeto de información y los medios reflejan su accionar y su situación, así como los medios se perfilan como instrumentos de difusión y comunicación con los distintos públicos. Pero los medios todavía no logran perfilarse como nuevos espacios de construcción y configuración de las organizaciones y de su propio accionar. En este sentido, podemos afirmar que aún es incipiente, por lo menos en el campo de las ONGs que trabajan en el campo del sida, la opción de los medios como estrategia para posicionarse en el espacio público. Existen también diferencias al respecto entre las organizaciones. Algunas parecen haber avanzado más en esta dirección, tal vez por su historia ya más consolidada en el campo, por contar con personajes que en algún momento sobresalieron o por tener una actitud más “ofensiva” de salida a los medios. De todas formas, lo que sí se observa con claridad es que no hay una estrategia conjunta entre las organizaciones para llegar a los medios. En este sentido, sería interesante que las ONGs pudieran sacar provecho de la empatía que sus objetivos de solidaridad pueden encontrar en los medios, acentuando la “función afectiva” que cumplen los medios en tanto pueden contribuir a generar cierto apego a la comunidad y a la sociedad, estimulando a que los individuos participen en la vida colectiva (Mc Quail., 1998). Sin duda, estas dificultades deben contextualizarse en el marco del ambiente en el que trabajan estas organizaciones -no ajeno a los procesos de deterioro y crisis económico- social acentuados en los últimos años-, signado por una lucha constante por la sobrevivencia financiera, el vacío y la precariedad de esfuerzos organizados y las relaciones con el gobierno. Hay que tener en cuenta que las mismas no han sido del todo armónicas. Sin embargo, se evidencia una tendencia a que “los gobiernos trabajen abiertamente con las ONGs, reconociendo que sólo éstas pueden abordar tópicos y efectuar labores que, por inexperiencia, falta de recursos o impedimentos de carácter político, no pueden ser tratados por ellos” (citado por Magis, 2000: 102). Conclusiones. En el camino recorrido por las instituciones que se hacen cargo de los servicios y de la defensa de los intereses de las personas vulnerables, las ONGs representan un hito que parece oficiar como un espacio intermedio: se dedican al bien público desde un ámbito privado. Esta circunstancia, a la que advienen a partir de falencias en funciones atribuibles al Estado, según ordenamientos sociales previos les permite encarar tareas que por motivos de falta de consenso o económicos, éste se ve imposibilitado de asumir. El hecho de que sean las ONGs las que se hagan cargo de las funciones de asistencia y defensoría de los grupos vulnerables trae como consecuencia que las acciones emprendidas resulten en ocasiones atomizadas y no integradas en programas planificados. En el campo específico del sida, el importante porcentaje de ONGs que manifiestan como objetivo fundamental de su quehacer la prevención del VIH muestra que éste es el aspecto visualizado como más carente en la sociedad argentina. El hecho de que un bajo porcentaje de ellas mencione como parte de sus funciones la defensa de los derechos de las poblaciones a las que se dirigen hace pensar que ellas se configuran básicamente como proveedoras de servicios para la comunidad (o para grupos específicos), más que cumpliendo funciones que contribuyan a la asunción por parte de dichos grupos de la lucha por la defensa de sus derechos. 9.

(10) La relativa baja frecuencia de aparición en los medios de noticias relativas a las ONGs podría tener que ver con este hecho, en la medida en que lo “noticiable” pasa más por aspectos que se denuncian como faltas o atropellos que con la descripción de servicios que se ofrecen cotidianamente. Se suma a esto el hecho de que no parece existir un esfuerzo conjunto y sostenido por parte de las ONGs por adquirir presencia en la sociedad a través de los medios, con las posibles consecuencias que esto puede traer aparejado en cuanto a su debilidad como actores sociales, a la hora de negociar beneficios para las personas que constituyen sus poblaciones meta. Bibliografía. Amadasi, Enrique y Pantano, L. 1989 Política social argentina: elementos para su abordaje. Buenos Aires: Humanitas. Biagini Graciela y Sánchez, Marita 1995 Actores sociales y sida. Buenos Aires: Ed. Espacios. Catálogo de Organizaciones no Gubernamentales (ONG´s) dedicadas al sida en Argentina 1999. Boletín sobre el Sida en la Argentina, año VI, número 17, julio 1999. Boletín sobre el Sida en la Argentina, año VI, número 18, diciembre 1999. Bustelo Eduardo 2000 "El abrazo: Apuntes sobre las relaciones entre el Estado y Los Organismos No Gubernamentales" en De otra manera. Ensayos sobre Política Social y Equidad. Rosario: Homo Sapiens Ediciones. CENOC 1997 Hacia la constitución del tercer sector en Argentina. Secretaría de Desarrollo Social, Buenos Aires. Filmus, Daniel, Arroyo, Daniel, Estébanez, María Elina 1997 El perfil de las ONGs en la Argentina. Flacso-Banco Mundial. Golbert, Laura 1996 Viejos y nuevos problemas de las políticas asistenciales. Buenos Aires: Fundación CECE. González Bombal, Inés 1996 La visibilidad pública de las asociaciones civiles. Buenos Aires: Documento 116, CEDES. Gónzalez Bombal, Inés 1999 “Incidencias en políticas públicas y construcción de la ciudadanía”, Internet. Hamilton, G., Mate Rothgerber, C., Szpindel, C., Vazquez, Mariana 1999 “Modelo de integración de redes comunitarias para la prevención del VIH/sida”, Salud para Todos, año 7, número 76, pp. 24 - 26. Ibarra, Pedro 1999 “Los movimientos por la solidaridad: ¿Un nuevo modelo de acción colectiva?”, en Revista REIS, Nro. 88, pp. 233-258. Informe El sida en la Argentina. Su evolución de 1982 al 2000. LUSIDA, Proyecto de Control del sida y ETS, 2000. 10.

(11) Kornblit, Ana Lía, Petracci, Mónica 2000 “Las ONGs que trabajan en el campo del VIH/sida: una tipología”, Desidamos, año 8, Nº 1, pp. 4-8. Kornblit, Ana Lía et al. 2000 “Prevención de la infección por el VIH: los mensajes de pequeño formato en la Argentina”, Constelaciones de la Comunicación, año 1, Nº 1, pp. 213-223. Magis, Carlos 2000 “Enlace entre políticas e investigación. El caso del sida”, en Bronfman, Mario, Langer, Ana y James Trostle De la investigación en salud a la política: La difícil traducción. México: Editorial El Manual Moderno. Marshall, Adriana 1988 Políticas sociales: el modelo neoliberal. Buenos Aires: Legasa. McQuail, Dennis 1998 La acción de los medios. Buenos Aires: Amorrortu. Muraro, Heriberto 1995. “La teoría de los efectos de agenda y las estrategias comunicacionales de las Organizaciones no Gubernamentales”, ponencia presentada en el Congreso sobre Construcción de Agendas Públicas, organizado por la Asociación Calandria, Lima, Perú. Organización Panamericana de la Salud, Ministerio de Salud y Acción Social, Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) 1999 Catálogo de ONGs dedicadas al sida en Argentina. Buenos Aires. Publicación nº 49. Passanante, María Inés 1987 Pobreza y acción social en la historia argentina. De la beneficencia a la seguridad social. Buenos Aires: Humanitas. Pecheny, Mario 2000 “Los jóvenes, el VIH//sida y los derechos humanos” en Kornblit, Ana Lía (compiladora) Sida: entre el cuidado y el riesgo, Buenos Aires: Alianza Editorial. Petracci, Mónica, Vacchieri, Ariana 1997 “La tematización del sida en la prensa escrita argentina 1991-1993”, en Kornblit, Ana Lía (compiladora): Sida y Sociedad. Buenos Aires: Espacio Editorial. Petracci, Mónica, Quevedo, Luis Alberto, Vacchieri, Ariana 1998 “Los modelos político-comunicativos del Sida y el cólera en la Argentinca 1991-1993”. Revista Zer de Estudios de Comunicación, Universidad del País Vasco nro. 4: 199-217. PNUD-BID 1998 El capital social. Hacia la construcción del índice de desarrollo sociedad civil de Argentina. Buenos Aires: Edilab Editora. Putnam, Robert 1993 Making democracy work: Civic traditions in modern Italy. Princeton: University Press. Senderowitsh, R. “Participación y Retención de los Recursos Humanos en ONGs ¿por la plata baila el mono?”, Internet. Tenti Fanfani, Emilio 1989 Estado y pobreza: estrategias típicas de intervención, 2 11.

(12) vols, Buenos Aires: CEAL. The Fund Raising School 1999 Principios y técnicas de la recaudación de fondos. Buenos Aires: Indiana University Center on Philantrophy-CEDES. Thompson, Andrés 1988 El desarrollo social y la cooperación internacional: el papel de las ONGs en la Argentina, Buenos Aires: CEDES-PREAL. Thompson, Andrés 1995 El “Tercer Sector” en la historia argentina. Buenos Aires: Documento 109, CEDES. Tuñón San Martín, Amparo 1994 “El sida como factor noticiable en la construcción del acontecimiento cultural en cuatro diarios de calidad: El País, La Vanguardia, Le Monde y The Times”, Revista Analisi, 16, págs. 57-87.. 1. Este artículo fue escrito en el marco del Proyecto UBACyT, programación 19982000: “Las ONGs de personas que viven con el VIH/sida y el espacio público político”, dirigido por la Dra. Ana Lía Kornblit.. 2. Las preguntas sobre las que se reflexiona en este artículo continúan los planteos de dos trabajos previos. Uno sobre los modelos político-comunicativos (Petracci et al., 1998) y otro sobre las ONGs de personas que viven con el VIH/sida y el espacio público político (Kornblit, Petracci, 2000).. 3. En el caso argentino, las reglamentaciones y medidas que dieron forma a la reforma del Estado y la administración pública fueron, básicamente, las siguientes: en 1989 un paquete concentrado de dos leyes (Nº 23.696, de Reforma del Estado y Nº 23.697 de Emergencia Económica) y posteriormente, varios decretos de "necesidad y urgencia": en 1990, Nº 435 de Reordenamiento del Estado, Nº 1.457 denominado "ómnibus" para acelerar la reforma estatal y Nº 2.476 de Racionalización del Estado, principales disposiciones relativas a la situación del personal; en 1991, Nº 992 sobre el Sistema Nacional de la Profesión Administrativa (SINAPA).. 4. Con respecto a esta temática, ver Senderowitsh, R. “Participación y retención de los recursos humanos en ONGs ¿por la plata baila el mono?”, Internet.. 5. Datos de una publicación previa (CENOC, 1997), indican que existían 52 ONGs en la ciudad de Buenos Aires y 31 en el Gran Buenos Aires.. 6. El Informe producido por el proyecto LUSIDA en el mes de abril de 2000 señala la existencia de veintitres mil setecientos noventa y ocho enfermos. 7 En el caso puntual de la Ciudad de Buenos -asumiendo una distribución espacial en cordones socioeconómicos urbanos diferenciados- se observa que el cordón más afectado es el cordón sur, con un 27% más de muertes que en el cordón centro y un 206% más que en el cordón norte (Romeo, 1998: 16/20).. 12.

(13) 8. Para profundizar el tema de las redes comunitarias en VIH/sida ver Hamilton et al , 1999. 9 Primera Red de ONGs Argentinas que trabajan en SIDA; Red Nacional por la Salud de la Mujer; Federación Argentina de SIDA y Salud; Federación de Organizaciones no Gubernamentales de la Argentina para la Prevención y el Tratamiento del Abuso de Drogas (F.O.N.G.A.); Asociación Nacional de Personas Viviendo con VIH/sida; Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/sida (ICW); Red Global de Personas Viviendo con VIH/sida; Foro de ONGs que Luchan contra la Discriminación; Consejo Latinoamericano y del Caribe de Organizaciones con Servicio en VIH/sida (LACCASO); Encuentro de Organizaciones no Gubernamentales con Trabajo en VIH/sida de Argentina; Red Latinoamericana de Trabajadoras y Trabajadores del Sexo de Latinoamérica y el Caribe. 10. En el caso del sida, ello se vehiculiza a partir del programa LUSIDA, que distribuye fondos provenientes del Banco Mundial.. 11. En cuanto al tipo de asociación hay entre ellas: cuatro fundaciones, diez asociaciones civiles, una asociación de hecho, un grupo y un sindicato. En cuanto a la fecha de inicio, 1976-1982: tres; 1985-1989: cuatro; 1990-1997: diez, de las cuales cinco corresponden a 1995.. 12. Para un análisis de los mensajes preventivos de las ONGs que actúan en el campo del sida ver: Kornblit. et al, 2000.. 13. La recopilación de noticias comprendió los siguientes medios: Clarín, La Nación, Página 12, La Prensa, Crónica, Ambito Financiero, Buenos Aires Herald, Diario Popular y algunas revistas, tales como Revista XXI, Uno mismo, Luna, Para Ti, Mía y Competencia.. 14. Este dato coincide con el hallazgo de González Bombal en relación a este diario, indicado como el que muestra un interés creciente en la cobertura de noticias relacionadas con el sector no lucrativo en general. (González Bombal, 1996).. 13.

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