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Lacan Resumen.final

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Academic year: 2021

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FINAL DE PSICOANÁLISIS ESCUELA FRANCESA

Clase 1: FUNCIÓN CREADORA DE LA PALABRA • La preexistencia del Orden Simbólico.

• Ulises y la asimetría de la comunicación humana. • Poder discrecional del oyente.

• Deseo de reconocimiento y reconocimiento del deseo. Clase 2 de seminario: LA FUNCIÓN DE LA PALABRA

• Palabra Plena, palabra Vacía. • El poder discrecional del oyente.

• La estructura del mensaje según Lacan: “el sujeto recibe del Otro su propio mensaje invertido”.

SEMINARIO I: “Los escritos técnicos de Freud”, Cap. 19: FUNCIÓN CREADORA DE LA PALABRA.

Toda significación remite otra significación. La significación de una palabra es la suma de sus empleos. La palabra es equivoca, es un espejismo, no tiene un sentido único, a cada quien le evoca otra cosa, es decir que la palabra envuelve varios sentidos, detrás de un decir hay otro querer decir, por lo tanto detrás de una palabra hay un más allá. Entonces Lacan dice que la palabra tiene una FUNCIÓN CREADORA ya que el la palabra la que hace surgir a la cosa misma. Lacan toma esto de Hegel ya que dice que “el concepto es el tiempo de la cosa” porque el concepto está allí donde la cosa no está, la palabra llega para remplazar a la cosa. En tanto presencia hecha ausencia la palabra representa lo que no está, dando cuanta del poder de evocación de la palabra.

Fabula de Ulises: Lacan la utiliza para ilustrar la función de la palabra en la medida en que la palabra es PREEXISTENTE al sujeto, AMBIVALENTE e insondable y existe en la medida en que alguien crea en ella o dicho de otro modo surge a partir del momento en que quiere decir algo. La palabra para Lacan existe en la medida en que

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EXIGE RECONOCIMIENTO porque la palabra en el campo de lo simbólico es un medio para ser reconocido. Es preexistente en la medida en la que nacemos en el mundo del lenguaje, no podemos escapar de él, nos preexiste antes de nacer. Por ello para Lacan no hay adquisición del lenguaje. Si preexiste lo soportamos pasivamente, lo padecemos. El sujeto aparecerá como efecto del lenguaje. Inmersos en el mundo del lenguaje se pierde lo biológico, no hay nada natural en el hombre.

SEXUALIDAD Y SIGNIFICANTE (Rabinovich, Cap. 1)

Para Lacan la palabra da cuenta de la implicación del sujeto en el campo del lenguaje, o dicho de otro modo implica el compromiso del sujeto en el discurso, por eso Lacan habla de la Palabra Fundante. La palabra es el único medio en psicoanálisis, es PRESENCIA HECHA AUSENCIA, desde el inicio INTERLOCUCIÓN QUE IMPLICA LA INTERSUBJETIVIDAD. Esta interlocución entraña un cuestionamiento de la verdad que proviene de un sujeto que llama a una respuesta, por lo tanto que implica a un oyente como tal. Este compromiso de la verdad subjetiva en la palabra es el articulador con el que lacan diferenciará PALABRA PLENA de PALABRA VACÍA. Palabra que en su plenitud hará surgir a la cosa misma.

Lacan define al símbolo como la muerte de la cosa, como fundado en el par presencia ausencia, necesitando de la ausencia para su surgimiento. El deseo como deseo siempre de otra cosa da cuenta de la presencia de una ausencia, el deseo humano es el deseo del otro.

La palabra permite la mediación, el acuerdo simbólico, es reconocimiento, es pacto, pacifica la lucha imaginaria.

La fórmula para Lacan del lenguaje es que el emisor recibe del receptor su propio mensaje invertido. Por lo tanto Lacan transforma la teoría de la comunicación.

El la palabra verdadera el sujeto es reconocido por el Otro, y para lograr este reconocimiento necesariamente debe reconocer al Otro como capaz de reconocerlo. A estas alturas el DESEO DE RECONOCIMIENTO QUEDA EL LO SIMBÓLICO y el DESEO COMO DESEO DEL OTRO QUEDA EN LO IMAGINARIO. La palabra funda la posición de ambos sujetos e implica reciprocidad. Este Otro es absoluto, irreductible, es reconocido no conocido. Y en función de esto Lacan formula que el ICC es el discurso del Otro. La plena satisfacción solo se logra cuando el deseo se realiza al adquirir su pleno estatuto en el reconocimiento.

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LECTURA DE FUNCIÓN Y CAMPO DE LA PALABRA Y EL LENGUAJE EN PSICOANÁLISIS. (Rabinovich)

Lacan, en estos momentos, distingue dos tipos de palabras: PALABRA PLENA y PALABRA VACÍA. Un enunciado puede ser una palabra vacía en el contexto de un análisis y puede ser perfectamente una palabra comprometida y plena en otro contexto.

Toda palabra llama a una respuesta, aunque esa respuesta sea el silencio. El llamado da cuenta que toda palabra es de algún modo un llamado a la presencia del otro. Lacan agrega que si el psicoanalista ignora la función de la palabra no experimentara sino mas fuerte su llamado.

Entonces, el llamado implica como tal una dinámica de presencia y de ausencia, y este par es el núcleo de la teoría del símbolo para Lacan. Precisamente, la función del llamado se despliega en aquel célebre juego del nieto de Freud trayendo y alejando el objeto frente a la separación de la madre (fort-da), de modo tal que lo que luego definirá formalmente al significante a partir del principio diacrónico de que un significante es lo que los otros no son, es decir su rasgo diferencial.

El PAR MÍNIMO OPOSICIONAL SE FUNDA, EN PSICOANÁLISIS, EN LA PRESENCIA-AUSENCIA DEL OTRO. Entonces, siempre que hay un llamado se espera una respuesta, porque la palabra en primer lugar viene del Otro: desde que nace, el niño está inmerso en un baño del lenguaje, incluso antes de nacer ya es hablado. En este llamado se relaciona con el hecho de que toda palabra tiene una función EVOCATIVA y una FUNCIÓN CREADORA y no una mera función reproductora: la palabra no reproduce el pensamiento ya que no hay pensamiento sin palabras.

La palabra al implicar una respuesta, implica a su vez a un oyente, y este es el lugar del psicoanalista. Si el analista es el oyente por excelencia, su silencio será entonces una forma de respuesta. Al mismo tiempo, el psicoanalista es el destinatario del discurso. Cuando uno dirige una palabra crea al Otro, porque este está en la estructura de la palabra, no se trata de otro empírico.

Lacan subraya que la palabra se confiesa en la palabra misma, no hay que ir en búsqueda de una confesión, ya que no hay un más allá de ella, la verdad está en el discurso mismo. Sin embargo, no está presente todo el tiempo, aparece en momentos privilegiados: síntomas, sueños, lapsus, chistes, son aquellos en que la palabra se confiesa sin querer, en que se dice cuando no se piensa decirse. El momento de la palabra plena es precisamente aquel en el cual el ICC hace su

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aparición. Todo lo demás es palabra vacía. El llamado del sujeto mas allá de su vacio de su decir es un llamado a la verdad. Este llamado del sujeto indica que el psicoanálisis se trata de verdad y no de exactitud, porque aquello que se juega en un análisis es algo que tiene que ver con la verdad subjetiva, y esta no se mide en términos exactos. Lacan dice que lo inexacto puede ser verdadero, es decir que puede producir efecto de verdad. Por esta razón a la verdad se le asocia la certeza: solo cabe hablar de VERDAD UNIDA A LA CERTEZA allí donde hay un sujeto del ICC. La certeza subjetiva es aquello que el analista sabe que acompaña a una interpretación lograda. Lo cual explica la ineficacia de ciertas interpretaciones que por más que sean exactas no se acompañan de ese efecto de verdad.

En este texto Lacan también habla de la falta. Se refiere al vacio que describió como fundamento del narcisismo: la prematuración, o sea el largo tiempo que el niño depende del otro por su falta de autonomía. La primera experiencia del niño es una experiencia de impotencia, en la cual el otro constituye un poder real para él: el otro sí puede, y no se sabe cuáles son los criterios que hacen que venga o no venga, que expliquen su presencia o su ausencia. Es entonces es ese vacío que se instala la imagen del semejante como aquel que si puede, que tiene movimientos, que tiene autonomía, imagen del semejante a la que el sujeto se aliena.

En un principio la falta para Lacan estaba a nivel de la prematuración, mientras que en este texto la falta está a nivel de lo simbólico: el mundo del lenguaje introduce una falta en la cual se instala el circuito especular narcisista, de manera tal que se recubren dos faltas a la vez. Evidentemente la falta fundamental es la de lo simbólico, dado que es en el vacio mismo que existe en la estructura de la palabra que se incluye lo especular, o sea la relación del yo con su semejante.

Por otro lado, Lacan parte de distinguir la diferencia entre JE y MOI, intraducible en castellano porque el JE es aquello que en nuestra lengua se suprime al hablar. Cuando decimos YO es el MOI francés.

No hay una correlación bi-univoca entre un significante ICC y un significante CTE. Al no haber tal correlación entre el discurso ICC y el CTE, habrá que ver a qué parte del discurso se le confía el término significativo. Tampoco existe una forma a priori de saber donde aparecerá porque no hay unidad interpretativa determinada. Incluso una formación del ICC, como el sueño, puede no ser necesariamente significativo, y un lapsus a priori ser solo una equivocación. Entonces, después de escuchar durante un tiempo a un paciente, en la medida en que uno se deja habitar por los significantes del analizante, la escucha se empieza a organizar en función de un

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patrón que escapa a la conciencia. Cuando uno mira apres coup cómo la construyo puede ver que durante un tiempo tal frase fue repetida, pero eso se deduce después. A continuación Lacan introduce el problema de la puntuación o corte de sesión. Lacan sostiene que ES UNA PUNTUACIÓN AFORTUNADA LA QUE DA SU SENTIDO AL DISCURSO DEL SUJETO. Por lo tanto la temporalidad no coincida con la unidad “sesión”, estas deben adecuarse a la temporalidad de cada sujeto, no pudiendo definirse según una temporalidad objetiva. Por otro lado, Lacan dice que allí DONDE SE PUNTÚA EL DISCURSO PRONUNCIADO SE UBICA EL LUGAR DEL CÓDIGO A, EL OTRO a partir del cual se define RETROACTIVAMENTE LA SIGNIFICACIÓN. Es decir que A PUNTUACIÓN CREA LA SIGNIFICACIÓN COMO EFECTO RETROACTIVO del discurso de la intención. En consecuencia, EL SUJETO RECIBE DEL OTRO SU PROPIO MENSAJE INVERTIDO, porque al puntuarlo estamos puntuando el ICC del sujeto.

Esta célula que funda el grafo organiza todo el discurso, con una temporalidad que oscila entre la ANTICIPACIÓN –de la intención- y RETROACCIÓN –de la significación-. En tal sentido, la puntuación es una forma de hacer historia. El Otro es entonces el que realiza la puntuación, y este es el primer lugar que Lacan le da al analista. En efecto, es el analista es que decide el sentido del mensaje. Por ello Lacan referirá su lugar como el poder discrecional del oyente, porque efectivamente decidir el sentido del mensaje es un poder. El problema se genere cando el analista cree que es ese Otro.

El análisis no opera recuperando contenidos sino a través de la palabra plena. El sujeto únicamente ha relatado el acontecimiento, se dirá que la ha verbalizado, se lo ha hecho asar a verbo. El verbo es de algún modo la presencia del sujeto. La anticipación y retroacción es la razón por la cual nunca hay coexistencia plena entre acontecimiento y su significación. No existe una esencia del acontecimiento, ya que siempre podrá ser resignificado y ser otra cosa de lo que era. El efecto de verdad necesitara de la sanción simbólica del Otro, de su reconocimiento, siendo esta una función central del analista.

Por otro lado, se destaca que la verdad se sostiene en una estructura de ficción desde Freud (mis histéricas me engañan), de donde se desprende que toda estructura significante, al implicar a un sujeto, entraña la dimensión del engaño. Hay algo en el sujeto que está más allá de su intención de querer decir la verdad. Para que haya verdad se necesitan dos cosas: el lenguaje y ese efecto que es el sujeto. La verdad puede perfectamente fundarse en una mentira.

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La puntuación permite construir la historia del sujeto, el acontecimiento adquiere la noción de verdad con la puntación. La historia está constituida por la palabra dirigida al Otro, en tanto que lo incluye como destinatario de la palabra. La historia es aquella operación por la cual un sujeto intenta dar cuenta de su propio devenir, introduciendo en ese acto la verdad. Desde esta perspectiva la verdad se crea, se construye. Entonces, la significación del acontecimiento viene a posteriori. La historia se despliega entre un movimiento de anticipación y retroacción. La verdad no es el acontecimiento en si mismo sino la significación que se le dio. Por lo tanto, acontecimiento y significación no coinciden y esto da la posibilidad que en análisis se pueda resignificar nuevamente un acontecimiento. Lacan sostiene que la verdad es verdad contingente, lo que es verdad en un momento puede no serlo en otro, es decir que NO HAY PREDETERMINACIÓN ABSOLUTA, pero una vez establecida como verdad se vuelve necesaria. El trabajo del análisis será entonces volver contingente aquello que se fijo como necesario.

CLASE 2: INTRODUCCIÓN DEL GRAN OTRO • Esquema L.

• La noción de la intersubjetividad.

• El otro a´ y el Otro A. El sujeto y el yo a. la oposición sujeto moi. • El sujeto en su abertura.

• Conceptualización de la cura

SEMINARIO II: “EL YO EN LA TEORÍA DE FREUD Y EN LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA”. Cap. 19. Pto III. ESQUEMA LAMBDA.

Todos los vectores parten desde A porque el lenguaje, lo simbólico nos preexiste. La línea punteada que sale del sujeto da cuenta de que el sujeto del ICC aparece y desaparece a través de

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las formaciones del ICC como los fallidos, olvidos, lapsus, etc. a-a´ es dentro del plano de lo imaginario: es lo que yo digo que soy.

En este seminario Lacan plantea al sujeto como sujeto analítico no es su totalidad sino en su abertura ya que el sujeto no sabe lo que dice y no es allí en donde se ve; sino que el sujeto se va a ver en a, y por ello tiene un yo y puede creer que es ese yo. El yo es una forma fundamental para la constitución de los objetos. El sujeto se ve particularmente en la forma de otro especular a´, aquel que Lacan llama su semejante, a y a´ son superponibles, están del lado del plano del espejo, el MUNDO SIMÉTRICO DE LOS EGOS Y LOS OTROS HOMOGÉNEOS. De este plano hay que distinguir otro plano que llamaremos el MURO DEL LENGUAJE. El yo, el otro, su semejante son todos objetos imaginarios porque son nombrados como tales en un sistema organizado que es el muro del lenguaje.

a y a´ es en la medida en el que el sujeto los pone en relación con su propia imagen, aquellos a quienes les habla y aquellos a los que se identifica. Pero Lacan dice que en realidad nos dirigimos a unos A, que son los que no conocemos, verdaderos OTROS, verdaderos sujetos. Estos están del otro lado del muro del lenguaje, allí donde en principio no alcanzo jamás. A ellos apunto cada vez que pronuncio una verdadera palabra pero siempre alcanzo a a-a´. Entonces, el sujeto está separado de los OTROS por el muro del lenguaje. El LENGUAJE SIRVE TANTO PARA FUNDARNOS EN EL OTRO COMO PARA IMPEDIRNOS RADICALMENTE COMPRENDERLO. Y de esto de trata la experiencia analítica. El sujeto no sabe lo que dice, no sabe lo que es pero se ve, del otro lado de manera imperfecta a causa de la índole inacabada de la URBILD especular, que no solo es imaginaria sino que también es ilusoria. El análisis debe apuntar al paso de una verdadera palabra, que reúna al sujeto con sus Otros. Por ello dice Lacan que durante el tiempo del análisis el yo del analista no debe estar allí, el analista no debe ser un espejo viviente sino un espejo vacio, lo que pasa, pasa entre el yo del sujeto y los otros. Todo el progreso del análisis radica en el desplazamiento progresivo de esa relación. Entonces, el ANÁLISIS CONSISTE EN HACER TOMAR CONCIENCIA AL SUJETO DE SUS RELACIONES NO CON EL YO DEL ANALISTA SINO CON TODOS SUS OTROS QUE SON SUS VERDADEROS GARANTES. Se trata de que el sujeto descubra de una manera progresiva a qué Otro se dirige verdaderamente aun sin saberlo. Es el sujeto quien debe tener la palabra y entrar en relación con sus verdaderos Otros. Es ahí donde el sujeto reintegra auténticamente sus miembros disgregados y reconoce y unifica su experiencia. Lacan dice que es un error pensar la dirección de la cura “dando su yo fuerte” para que el yo del analizante se identifique

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ya que si el analista da su yo como modelo imaginario se ubicará en a-a´ (simetría), lo que dará como resultado la agresividad por un lado y por el otro no habrá apertura del ICC. La agresividad es definida como intrínseca a la relación especular yo a yo, y a la rivalidad que le es inmanente. La agresividad para lacan no es traducción de pulsión de muerte. Frente a la resistencia que surge de la relación de yo a yo, Lacan recomendó hacerse el muerto, es decir no engancharse en ella, no enredarse en la maraña de un aquí y ahora que deja escapar la determinación presentada en el esquema L por el muro del lenguaje, o sea la línea AS.

Esquema L en relación al deseo:

En el plano imaginario se encuentra el deseo como deseo del otro en tanto anhelo freudiano (WUNDSH): “Yo quiero lo que el otro tiene”. Por lo tanto supone rivalidad y agresividad.

En el plano de lo simbólico se ubica el deseo ICC en tanto deseo de reconocimiento establecido en la relación asimétrica AS. A esta ubicado con el PODER DISCRECIONAL DEL OYENTE. El analista debe ocupar este lugar sin serlo. El analista no puede ejercer el poder discrecional del oyente a pesar de estar investido ya que no ejercerlo es abrir a la resonancia de la palabra. El lugar fundamental del analista es el de oyente, el A, y su responsabilidad implica tener presente que desde allí, reconoce o cancela al sujeto.

CLASE 3. EL MODO IMAGINARIO • Transitivismo y alienación. • “Yo es otro”.

• Prematuración del nacimiento y maduración precoz de la percepción visual. • La identificación especular.

• Función de desconocimiento del yo.

Escritos tomo I: “ACERCA DE LA CAUSALIDAD PSÍQUICA”, pto 3: “Los efectos psíquicos del modo imaginario”

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La historia del sujeto se desarrolla en una serie de identificaciones ideales que representan la FUNCIÓN DE LA IMAGO.

El yo no es sintético no está exento de contradicciones. El yo se niega a sí mismo (negación formal): se trata de un fenómeno típico de desconocimiento “no vaya a creer usted que…”. El yo es un sistema central de identificaciones, por lo tanto si hay identificación tuvo que haberse perdido identidad. El yo no puede ser nunca igual a sí mismo, hay desconocimiento en tanto el yo se niega a sí mismo, desconoce su propia realidad. Esto es lo que corresponde al núcleo paranoico dentro del yo. El yo no es autónomo, desconoce, el siervo del ello del súper yo y de la realidad exterior.

Transitivismo: es una reacción que nunca se elimina por completo del mundo del hombre (por ejemplo, existe en toda relación de rivalidad). Se manifiesta ante todo como la matriz de la URBILD del yo (forma, imagen). Esta reacción se comprueba en los niños que hablan en tercera persona antes de hacerlo en primera. Bühler ha observado el comportamiento del niño con su compañero de juego y ha reconocido ese transitivismo en la forma de una verdadera captación por la imagen del otro. Se inscribe en una ambivalencia primordial, que se nos presenta en espejo en el sentido de que el sujeto se identifica en su sentimiento de si con la imagen del otro. La reacción se produce bajo la condición de que la edad de los niños no supere el año de diferencia. EL PRIMER EFECTO DE LA IMAGO QUE APARECE EN EL SER HUMANO ES UN EFECTO DE ALIENACIÓN DEL SUJETO, en el otro se identifica el sujeto: “yo es otro”.

Lacan dice que el ser humano nace prematuro, incompleto por el atraso del desarrollo neuronal durante los primeros meses que da cuenta de su incoordinación motora. En función de este atraso del desarrollo, adquiere la MADURACIÓN PRECOZ DE LA PERCEPCIÓN VISUAL su valor de ANTICIPACIÓN FUNCIONAL, lo que resulta la marcada prevalencia de la estructura visual en el reconocimiento precoz de la forma humana y las probabilidades de identificación con esta forma. Lacan así designa al imago el objeto propio de la psicología, es lo que LE DA FUNDAMENTO A LA FORMA DE LA CAUSALIDAD PSÍQUICA DE LA IDENTIFICACIÓN.

“LA TEORÍA DEL YO EN LA OBRA DE J. LACAN”

Lacan fundamenta su teoría del yo en dos elementos de la teorización freudiana del yo: la imagen del propio cuerpo y la teoría de las identificaciones. En la época en que Lacan escribe EL ESTADIO DEL ESPEJO la identificación es definida por Lacan como la

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transformación que sufre el sujeto por la asunción de una imagen, identificación que configura la forma misma de la causalidad psíquica. La asunción de esta imagen brinda una unidad ortopédica a la incoordinación motora que caracteriza al cachorro humano. La imagen es asumida con júbilo y alegría y da al sujeto una primer imagen alienada totalizante, prematura de unidad.

Esta imagen alienante es anticipada y esboza ya la articulación propia de la temporalidad en Lacan, capturada siempre en el vaivén entre anticipación y retroacción, temporalidad propia de la estructura significante.

En el seminario I, lacan distingue dos tipos de narcisismos: el que está fundado en la imagen propia y el que está fundado en la imagen del semejante, el transitivismo infantil. Ambas cumplen un papel central: permiten hacerle frente a la prematuración del nacimiento. Es el yo el que crea la ilusión de una síntesis posible, el que crea la matriz de una unidad anticipada y alienante. Ni la CCIA ni el yo son una subjetividad ni pueden fundarla, lo único que hace posible la existencia de un sujeto es el sistema significante. En este momento el deseo para lacan se ubica como deseo del deseo del otro. El deseo del otro organiza el mundo de los objetos humanos en tanto objetos de competencia y rivalidad. La competencia y rivalidad desembocan para Lacan en un callejón sin salida que puede resolverse a través de la pacificación que representa la presencia de la Ley, del Otro simbólico.

Lacan dice que la insistencia de la cadena esboza una nueva forma de objeto: un objeto perdido, imposible de encontrar, objeto que se relaciona con la repetición. La repetición, el objeto perdido y su búsqueda están más allá de lo imaginario.

EL ESTADIO DEL ESPEJO COMO FORMADOR DE LA FUNCIÓN DEL YO

La cría humana, a una edad que se encuentra por poco superando la inteligencia del chimpancé, reconoce sin embargo su imagen en el espejo como tal. El infance sumido en la impotencia motriz reacciona ante su imagen en el espejo con júbilo y alegría dando la pauta de que reconoce su imagen en el espejo. El reconocimiento de la imagen que la asume como propia implica un valor libidinal. Entonces, no es la pura imagen, sino que es dicha imagen más el valor libidinal. Lacan entiende al estadio del espejo como una identificación en el sentido pleno que el análisis da a este término como imago.

La imago implica a la imagen y al valor libidinal, es decir que está mediatizado por el orden de lo simbólico. Por lo tanto, esa identificación con la imagen no se da sin el

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apoyo de lo simbólico. Por otro lado, Lacan dice que la forma total del cuerpo le es dada como Gestalt. El infance se ve de una forma totalizada, pero totalizada de una manera ilusoria. Esa imagen del cuerpo se completa ilusoriamente por la percepción visual. El sostén simbólico posibilita la ID especular. Para que se constituya el yo es necesario la imagen del semejante, de este modo el yo queda alienado a la imagen del otro “el yo es otro”. Esa alienación a la imagen en la identificación especular implica una cierta locura. El desfasaje en la imaginario no se supera nunca.

El jubilo y l alegría del infance ante su imagen en el espejo es producto de esa forma que se totaliza pero que se completa ilusoriamente. Entonces tenemos que suponer como lógicamente anterior la fragmentación corporal en relación a lo pulsional. La imagen que se forma va a funcionar como imagen salvadora u ortopédica porque es una imagen de completud, por lo tanto el yo es una CONSTRUCCIÓN IMAGINARIA. La temporalidad en lo imaginario es la anticipación que da cuanta del desarrollo precoz visual en relación a lo motriz. El yo se construye por identificación especular, por esa imagen que viene de afuera gracias al sostén simbólico.

CLASE 4 Y 5: LAS FORMACIONES DEL ICC • La teoría del significante.

• La noción de estructura.

• Estructura del síntoma freudiano en la lectura de Lacan.

SEMINARIO III: ESTRUCTURA Y CADENA SIGNIFICANTE

En el seminario II, Lacan plantea la estructura como un todo completo. En este momento a falla, la falta la ubica en lo biológica, en la prematuración. Por ello en el esquema L aparece el Otro simbólico sin barra, sin falta, es Otro de la verdad como toda, ese Otro completo que tiene que ver con el Otro del deseo de reconocimiento que en sí determina un lugar simbólico para el sujeto.

En el seminario III va a dar otra definición de estructura. En este seminario aparece la estructura como CONJUNTO DE ELEMENTOS QUE FORMAN UN CONJUNTO CO-VARIANTE. Es decir, que Lacan empieza a pensar una estructura con una falta intrínseca, una falla interna al sistema y no externa como aparecía en la primera

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conceptualización en donde la falla estaba en lo biológico. Esta idea de la falta en la estructura implica hablar de los lugares vacios que permite hacer permutaciones, combinaciones entre los elementos de manera co-variante, es decir que el valor de uno dependerá del valor de otro. De esta manera la falta en el Otro se escribe Ⱥ que se corresponde con un sujeto en falta $. Esta es la concepción de estructura como la ESTRUCTURA DEL SIGNIFICANTE (Los elementos que conforman la estructura son los significantes y se conforman según las leyes de un orden cerrado: metáfora y metonimia). Lacan en este momento remplaza el concepto de palabra plena y vacía por el concepto de significante. Lacan da cuenta de una estructura que ya no es una totalidad sino un conjunto de elementos en tanto que co varían porque hay uno que falta. El recorrido del significante determina al sujeto, es decir que el sujeto es efecto de la cadena significante. Un significante por sí solo no significa nada, sus efectos se actualizan en función de su inserción en la cadena (el significante tiene un valor posicional de combinatoria). La cadena significante es una dimensión de la memoria que el ICC descubre, memoria diferente de la memoria vital, del instinto. El significante mortifica al cuerpo, el cuerpo padece pasivamente y el significante le impone al cuerpo su lógica desadaptativa ya que la insistencia de la cadena significante da cuenta de la compulsión a la repetición freudiana de la pulsión de muerte. El ordenamiento mismo de la cadena determina, por su misma distribución al azar, la emergencia de las leyes simbólicas que hacen posible o imposible la aparición de determinados signos, según el orden en la que se presentan. Esta estructura permite pensar el concepto de sobre determinación freudiana. La sobre determinación es determinación significante y depende de su autonomía, demostrando el equívoco mismo en el que se sustenta el termino de la asociación libre. LA SUBJETIVIDAD ES DEFINIDA COMO LA SINTAXIS QUE ENGENDRA EN LO REAL LA MARCA SIGNIFICANTE. En este sentido el sujeto es efecto de una combinatoria particular de los significantes. El significante mortifica al ser hablante. La estructura simbólica que le hace perder la naturalidad hace que haya una FALTA EN LO SIMBÓLICO MISMO. Si se piensa al Otro como una estructura también se verá afectado por la falta: A barrado. Le falta un significante que nombre al sujeto por lo tanto el deseo de reconocimiento no podrá ubicarse en lo simbólico porque el Otro en tanto que está en falta de un significante no puede reconocerlo, nombrar al sujeto. El sujeto es efecto de la cadena significante en tanto que se ubica en el intervalo entre un significante y el otro. El Ⱥ ya no será garante de la verdad del sujeto y por ende que reconozca al sujeto quedará en todo caso del lado de lo imaginario. Entonces, Lacan plantea al Otro como lugar de los significantes o el lugar del la batería de los significantes, están todos menos el que nombra al sujeto, sujeto

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que a partir de ahora estará en falta, y se representara como $. La falta da cuenta de la dimensión del deseo porque es deseante a condición que esté en fala. Entonces el deseo en lo simbólico ahora pasara a ser el DESEO COMO DESEO DEL DESEO DEL OTRO. Por ellos existe una paradoja porque el sujeto quiere ser ocupar un lugar en el deseo del Otro pero a su vez esto le resulta insoportable porque en tanto que el Otro es deseante da cuanta se su falta en ser, el Otro está en falta y por ende deja de ser el garante de la verdad del sujeto.

En el seminario VIII Lacan retoma al falo como significante en falta, al mismo tiempo que afirma que a la estructura significante no le falta nada. Entonces, la batería significante está completa en su objetividad pero la dimensión de la falta va a tener que ver con la relación del significante con el sujeto, y del sujeto en relación al deseo. En el momento en que se evidencia la falta es el momento de la constitución de la subjetividad.

Clase 4,5 y 6 (sem): LA INSTANCIA DE LA LETRA • El signo lingüístico y el algoritmo saussureano. • La noción de la cadena significante.

• La metáfora y la metonimia.

• El síntoma como metáfora y el deseo como metonimia. • La noción de letra.

LA INSTANCIA DE LA LETRA EN EL ICC O LA RAZÓN DESDE FREUD (LACAN)

Lacan designa a la LETRA COMO EL SOPORTE MATERIAL QUE EL DISCURSO CONCRETO TOMA DEL LENGUAJE. El discurso concreto entendido como la palabra hablada. Es decir, que algo se asienta como escritura a partir de la palabra.

Por otro lado, Lacan define a la letra como ESTRUCTURA ESENCIALMENTE LOCALIZADA DEL SIGNIFICANTE. El significante adquiere valor psicoanalítico en la medida en que vale su lugar, es decir que la letra tiene un VALOR POSICIONAL. El significante es un valor de la letra, un valor de combinatoria y no en su significación. La letra en si CARECE DE SENTIDO. El significante persiste como una letra sin sentido

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marcando al sujeto. En este sentido, la letra es esencialmente lo que retorna y se repite, insiste constantemente en inscribirse en la vida del sujeto.

Lacan toma cosas de la lingüística de Saussure y las adapta a sus propios fines. Utiliza el signo de la lingüística y con ello formulara el algoritmo saussureano.

Signo lingüístico:

El significado se relaciona con el contenido, el significante con la imagen acústica. El significado y el significante aparecen como una unidad que implica cierta reciprocidad: a cada significado le corresponde un significante. Opera a su vez un principio diacrónico: cada significante se define por oposición y diferencia, cada significante es lo que los otros no son.

Lacan al signo lingüístico de Saussure lo transforma en el algoritmo Saussureano y esta transformación indica la introducción de la función activa del significante en la determinación del significado:

El significante está en relación al orden simbólico y el significado en relación a lo imaginario. Habrá una primacía del significante sobre el significado, ya no habrá unidad ni correspondencia bi-univoca. Un significante solo no significa nada, se necesitan por lo menos dos para producir significado. No hay significación que se sostenga si no es por la referencia a otra significación. Es una ilusión creer que el significante responde a la función de representar al significado. Para Lacan el lenguaje no es una nomenclatura y en tanto que el ICC ESTÁ ESTRUCTURADO COMO UN LENGUAJE, en el ICC no hay un sentido prefijado, la significación se irá construyendo retroactivamente. En el análisis no hay que ir en la búsqueda del sentido ya que es en el sin sentido donde aparecen las formaciones del ICC. El analista es extranjero en el lenguaje del paciente, no debe comprender, no debe ir a buscar el sentido, sino que debe leer el significante. El baño del lenguaje son puras marcas significantes. Aparece el ICC COMO EL DISCURSO DEL OTRO, los significantes están en el Otro, todos los significantes menos uno, aquel capaz de nombrar plenamente al sujeto. El sujeto aparece como

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efecto de la cadena significante en el intervalo de un significante con el otro, y es esto lo que representa la barra entre el significado y el significante en el algoritmo saussureano: la barra es la resistencia a la significación, porque no hay sentido fijo ni correspondencia biunívoca entre Sgdo y Sgte, y también representa lo reprimido primordialmente freudiano ya que la barra da cuenta de que hay un significante que falta, aquel capaz de nombrar al sujeto. La represión primaria es represión de significantes, no de significados. La barra del algoritmo saussureano pasa a barrar al sujeto $.

Significado y significante no fluyen, entre ambas se produce un abrochamiento al que Lacan llamó PUNTO DE ALMOHADILLADO. Este es inseparable de la puntuación, de la escansión y la retroacción. El punto de almohadillado es el lugar donde se atan entre si Sgdo y Sgte. A pesar del desplazamiento continuo del Sgdo por debajo del Sgte, en el sujeto neurótico hay sin embargo ciertos “puntos de fijación”, donde es deslizamiento se detiene temporariamente. Se necesita un mínimo de determinados puntos para que el sujeto sea neurótico y cuando no están establecidos o ceden, el resultado es una psicosis. El punto del almohadillado es entonces el punto de la cadena significante en el que el Sgte detiene el movimiento incesante de otro modo interminable de la significación y produce la ilusión necesaria de un sentido fijo.

ESQUEMA L SIMPLIFICADO

Lacan en este texto figura al Otro como un lugar presente para todo y cerrado a cada uno, en donde sin que se piense, “ello” piensa. El lugar del Otro es el lugar de la batería significante y el sujeto es efecto de la cadena significante, y el sujeto es efecto de la cadena significante, el sujeto es pensado. Dice que está cerrada porque la cadena significante no está a disposición del sujeto, es una discontinuidad en el discurso del sujeto y es una cadena articulada según leyes. Lacan afirma que no hay modo de reducir ese Otro a la forma imaginario a modo de quien encarne el Otro. Lacan entonces, a partir de aquí presenta el esquema L simplificado como una formulación científica o formalizada de la relación del sujeto con el Otro. Este esquema significa que la condición del sujeto (neurosis o psicosis) depende de lo que tiene lugar en el Otro A. Lo que tiene lugar allí es articulado como un discurso: el ICC COMO DISCURSO DEL OTRO. Entonces, Lacan está hablando de discurso y ya no de estructura (ICC estructurado como un lenguaje) porque el discurso da cuenta de lo

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particular de cada quien. El ICC como discurso del Otro es una sintaxis. La condición del sujeto depende de la cadena significante que se despliega en el lugar del Otro. El sujeto se constituye como tal a partir del lugar que ocupa en el Otro. El sujeto está estirado en los cuatro puntos del esquema:

-El Sujeto en su INEFABLE Y ESTÚPIDA EXISTENCIA en tanto innombrable, sujeto que padece su falta en ser, efecto de la cadena.

- a-a´: set de figuras imaginarias, punto de referencia que el sujeto tiene de su propia imagen. Corresponde al modo de responder a la falta y que constituyen puntos de referencia a partir de los cuales se relaciona con los otros.

- A: es el lugar desde donde puede planteársele la cuestión de su existencia porque el sujeto tiene la existencia cuestionada en la medida en la que depende del Otro, cuestionamiento que va a extenderse a su relación intramundana con los Objetos. El análisis se plantea para el sujeto la cuestión de su existencia, no bajo la especie de la angustia que suscita a nivel del yo, sino en cuanto a pregunta articulada “que soy ahí”, referente a su sexo y su contingencia en el ser, a saber que es hombre o mujer por una parte y por otra podría no serlo, ambas conjugando su misterio y anudándolo en lo simbólico de procreación y muerte. El síntoma está cifrado en el deseo del Otro y en el análisis de modo que hay que ver en qué lugar quedó el sujeto en el deseo del Otro.

La L del cuestionamiento del sujeto en su existencia tiene una estructura combinatoria que no hay que confundir con su aspecto espacial. Lacan dice que el sujeto, como tal forcluido del sistema, entra como muerto en el juego de los significantes y se convierte en sujeto verdadero a medida que ese juego le hace significar. Ese juego no es inerte, ye estructura en el sujeto las tres instancias: yo ideal, Realidad y Súper Yo. El sujeto entra como muerto pero es como vivo como va a jugar, y lo hará utilizando el set de figuras imaginarias, seleccionadas entre las formas innumerables de las relaciones anímicas y cuya elección implica cierta arbitrariedad, puesto que para recubrir homologicamente el ternario simbólico debe ser numéricamente reducido.

ESQUEMA RHO

A nivel simbólico está la presencia de cuatro significantes que permiten delimitar el Edipo freudiano: A, M, I, P. Los vértices del triangulo simbólico son:

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-I como IDEAL DEL YO

-M como Sgte del Objeto primordial, a cuyo nivel surge la pregunta por el deseo, destinado a ser reprimido vía metáfora paterna.

-P como posición en A del NOMBRE DEL PADRE

Se puede captar como el prendido homológico de la significación del sujeto bajo el significante falo puede repercutir en el sostén del campo de la realidad delimitado por el cuadrángulo MImi. Los otros dos vértices de este, i y m, representan los dos términos imaginarios de la relación narcisista, ósea el yo y la imagen especular. Lo imaginario se construye sobre la base simbólica.

En la medida en que P esté en A se permite el posicionamiento ICC del sujeto, es lo que le permite armar la realidad ya que si P está en A significa que está operando el Nombre del Padre en el lugar del Otro y por lo tanto el Nombre del Padre sustituye el Deseo de la Madre vía metáfora paterna.

Lacan dice que el problema de las perversiones consiste en concebir como el niño, en su relación con la madre, queda atrapado en el deseo materno, se identifica con el objeto imaginario de ese deseo en cuanto que la madre misma lo simboliza en el falo.

El cuadrángulo R es el que arma la realidad, lo que cada uno percibe como real. Lo real es ficcional. Este campo de la realidad se arma si P esta en A. El NP ordena simbólicamente los lugares, el espacio y el tiempo, se marca lo que está permitido y lo que es deseable para el sujeto.

La novedad de este esquema es la inclusión de los tres órdenes: Imaginario, Simbólico y lo que Lacan llama realidad que aun lo confunde con lo real.

SUBVERSIÓN DEL SUJETO Y DIALÉCTICA DEL DESEO EN EL ICC FREUDIANO

En este texto Lacan dice que el sujeto del ICC pone en cuestión al sujeto de la ciencia y al sujeto Hegeliano porque no hay sujeto con absoluta autoconciencia, no hay síntesis ni sujeto absoluto. El ICC a partir de Freud es una cadena significante que opera en otro escenario, en el Otro, que se repite e insiste para interferir en los cortes que le ofrece el discurso. Ese corte implica la aparición de sujeto y en sí mismo el sujeto es ese corte.

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Lacan considera a la palabra como un llamado al otro. Esta consideración del acto de hablar más allá del contenido de lo que se dice, anticipa la atención que Lacan prestará a la dimensión de la enunciación. En el grafo del deseo aparecen dos cadenas: la cadena inferior es el ENUNCIADO, que es la palabra en su dimensión consciente y la cadena superior es la ENUNCIACIÓN ICC. Al enunciar la enunciación como ICC Lacan afirma que la fuente de la palabra no es el yo ni la conciencia, sino el ICC, el lenguaje proviene del Otro, y la idea de que “yo” soy amo de mi discurso es solo una ilusión. De modo que el sujeto está escindido entre estos dos niveles, dividido en el acto mismo de articular el yo que presenta la ilusión de unidad. La escisión denota la imposibilidad de una autoconciencia plenamente presente. Esto indica la presencia del ICC. El sujeto está escindido por el mismo hecho de que es un ser hablante, puesto que habla determina una división entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación. Entonces el deseo no está en el enunciado como discurso efectivo y tampoco estará en la cadena de la enunciación, sino que estará en el INTERVALO DE ESTAS DOS CADENAS. El DESEO ES EFECTO DE LA ARTICULACIÓN DE LAS DOS CADENAS, ES ARTICULADO PERO NO ARTICULABLE puesto que no hay un significante que lo nombre. Que el deseo ser articulado es la razón misma de que no sea articulable.

DESEO – DEMANDA – NECESIDAD:

Es la pregunta por el deseo del Otro la que organiza el GRAFO DEL DESEO, la pregunta: ¿QUE ME QUIERE? Allí donde se trata del deseo, encontramos en su irreductibilidad a la demanda el resorte mismo de lo que impide reducirlo a la necesidad.

El deseo para Lacan es el deseo del deseo del Otro. El DESEO SE ESBOZA EN EL MARGEN DONDE LA DEMANDA SE DESGARRA DE LA NECESIDAD.

La necesidad es un instinto puramente biológico, un apetito que surge de los requerimientos del organismo y que se elimina por completo cuando es satisfecho. El ser humano que nace en un estado de desamparo, es incapaz de satisfacer sus propias necesidades, y por lo tanto depende del Otro para que lo ayude. A fin de lograr la ayuda del Otro el infante tiene que expresar su necesidad vocalmente con el llanto, es decir que la necesidad debe articularse como demanda. La presencia del Otro pronto adquiere importancia por sí misma,

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una importancia que va mas allá de la satisfacción de la necesidad, puesto que esa presencia simboliza el amor del Otro. De modo que la demanda asume pronto una doble función: sirve como articulación de la necesidad y como demanda de amor. Pero, si bien el Otro puede proporcionar los Objetos que el sujeto requiere para la satisfacción de sus necesidades, no puede proporcionar el amor incondicional que el sujeto anhela. Por lo tanto, incluso después de que hayan sido satisfechas las necesidades, el anhelo de amor subsiste insatisfecho y ese resto es el deseo. Por eso Lacan dice que el DESEO NO ES EL APETITO DE SATISFACCIÓN NI LA DEMANDA DE AMOR, SINO LA DIFERENCIA QUE RESULTA DE SUSTRAER EL PRIMERO DE LA SEGUNDA. De modo que el deseo es el excedente producido de la articulación de la necesidad en la demanda. El deseo comienza a tomar forma en el margen donde la demanda se desagarra de la necesidad, el deseo a diferencia de la necesidad no puede ser satisfecho.

La demanda es una cadena articulada y articulable, producto del paso de la necesidad por los desfiladeros del significante (punto mítico de origen en el que el sujeto es apresado por la estructura del lenguaje para devenir $).

El cruce de los dos vectores del grafo ubica dos intersecciones, s(A), significado del Otro, y A lugar del código. El punto de almohadillado indica como el A del código decide el mensaje imponiendo una escansión, a partir de la cual se produce el vector As(A), que retroactivamente significa la cadena significante que se despliega de modo anticipatorio. La demanda implica pues la trasmudación de la necesidad en pulsión. Cuando la madre no responde al llamado, responde a su arbitrio, con su capricho de elefante, deja de ser simbólico para devenir una potencia real, un poder real que puede privar al sujeto de la satisfacción de la necesidad. Cuando la madre deviene ese poder real, el objeto se transforma en simbólico. Ese objeto simbólico es objeto de don, que es por excelencia don de lo que no se tiene, el falo ausente de la madre, imaginario en un sentido es simbólico en la medida en que en lo real a la mujer nada le falta. Desde este ángulo la castración materna introduce el falo como simbólico y como objeto de don de amor. La madre deseante es una madre herida en su potencia.

El deseo metonímico es la diferencia entre la demanda y la necesidad. Si es diferencia es que hay resta, sustracción, perdida, que se genera por la abolición

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de la necesidad en su especificidad. Surge así una nueva potencia: la del deseo producto de esta división del sujeto entre la demanda y la necesidad.

El sujeto desea ser deseado y para ser deseado por Otro, ese Otro debe ser también él un sujeto dividido, con una falta, y en tanto en falta y dividido es un sujeto deseante Ⱥ. El falo asoma aparece entonces como aquello que podrá colmar la falta en el A y el sujeto no tiene más remedio que proponerse ser el falo, tenerlo implica la renuncia a serlo y por lo tanto, a colmar el deseo del Otro.

LAS TRES FORMAS DE LA FALTA DE OBJETO

ACCIÓN OBJETO AGENTE

Frustración (Imaginario) Real Simbólico Privación (Real) Simbólico Imaginario Castración (Simbólico) Imaginario Real

Lacan formula un cuadro de doble entrada que articula las tres formas de la falta de objeto con los tres órdenes: Imaginario, Simbólico y Real.

El sujeto aparece aquí sujetado a la acción de un agente, el cual dibujara según la época distintos rostros del Otro, distintos modos de su encarnación. La posición de agente señala la correspondencia estructural de las formas de la falta en el Otro como lugar del significante mas allá de su encarnación.

FRUSTRACIÓN

Lacan dice que la frustración en una LESIÓN o PREJUICIO, un DAÑO IMAGINARIO. Concierne a algo que se desea y no se tiene pero se desea sin referencia alguna a la posibilidad de satisfacción o de adquisición. La frustración es en sí misma el dominio de las exigencias desenfrenadas y sin ley. El objeto es un OBJETO REAL. La frustración se considera como un conjunto de impresiones reales, vividas por

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el sujeto en un periodo del desarrollo en que su relación con el otro real se centra habitualmente en la imagen de uno materno, calificado de primordial, en relación con el cual se formaran las dos vertientes que Lacan llamó vertientes y se inscribirán las primeras fijaciones.

El par presencia ausencia, articulado de forma extremadamente precoz por el niño, connota la primera constitución del agente de la frustración, que en el origen es la madre. La presencia-ausencia está, para el sujeto, articulada al origen de la llamada. La llamada al objeto materno se producirá cuando este se halle ausente. La llamada ofrecerá al sujeto la posibilidad de establecer una relación con un objeto real, con su escansión y con las marcas o huellas que deja. Hace falta una secuencia agrupada como presencia-ausencia para el origen de un orden simbólico. En el caso en que no se responda al llamado del sujeto, se convertirá ahora en objeto real. Cuando deja de responder, cuando de alguna manera responde a su arbitrio, se convierte en real, es decir se convierte en una potencia. Cuando la madre se convierte en una potencia y como tal en real, y de ella depende manifiestamente para el niño su acceso a los objetos (objetos que antes eran objetos de satisfacción), se convierten por intervención de esa potencia en objetos de don. Los objetos que el niño quiere conservar junto a él, ya no son tanto objeto de satisfacción, sino la marca del valor de esa potencia que puede no responder y que es la potencia de la madre.

Entonces, la situación ha dado un vuelco, la madre se ha convertido en real y el objeto en simbólico. El objeto vale como testimonio de don proveniente de la potencia materna. El objeto aquí aparece cuenta de la omnipotencia de la madre. Lo que hasta entonces se situaba en el plano de la primera connotación presencia-ausencia pasa de pronto a un registro distinto y se convierte en algo que puede negarse y detenta todo aquello de lo que el sujeto puede tener necesidad.

Todo esto da cuenta de dos vertientes: FRUSTRACIÓN DE GOCE por un lado y FRUSTRACIÓN DE AMO por el otro.

La frustración de goce es frustración de una demanda vinculada con la satisfacción en cuanto a tal, con el disfrute del objeto, con el goce del mismo. La frustración de amor, en cambio, se dirige a un objeto que en sí mismo no tiene valor de goce alguno. Es una pura nada, su valor depende tan solo de su posición como signo del amor al Otro. La frustración de amor abre acceso a la realidad simbólica característica del intercambio humano precisamente en la medida en

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que se funda en la anulación del goce del objeto, en la perdida de la particularidad de este ultimo en relación a lo natural, es decir en la anulación de su valor natural, en la medida en la que deviene esa nada simbólica que es un signo de la buena o mala voluntad de ese Otro, que encarna un poder en lo real. La frustración de goce en cambio, remite al sujeto al círculo sin salida de la posición del objeto como tal, a una dialéctica de la agresividad competitiva con el semejante. Hay una forma peculiar de satisfacción que se produce cuando la demanda llega a buen puerto. Cuando esta se produce no hay satisfacción sino mensaje de esa presencia como la risa. La presencia no es una presencia empírica, sino que es el significante de la presencia, significante que para Lacan yace en la raíz de la identificación con el significante del ideal, primer sello de ese Otro omnipotente. En la vertiente de la frustración de amor, el Otro surge en determinado momento como herido en su potencia, en su poder. Esta herida responde a una doble dimensión: la imposibilidad del Otro de responder, por razones de estructura a la demanda y por otro lado a la pregunta sobre el vaivén de su presencia-ausencia. El Otro aparece así doblemente habitado por una falta, falta que se sitúa más allá de la demanda, falta idéntica a su deseo, vale decir, al secreto de su ir y venir.

FRUSTRACIÓN, DEMANDA Y DON

El desamparo es uno de los conceptos freudianos mas asimilados y desarrollados por Lacan. Esta implícito en la construcción misma de la madre como Otro simbólico primordial, en su ubicación como agente de la frustración y desembocará necesariamente en el concepto de demanda.

La posibilidad misma que tiene el Otro de responder o no al llamado lo vincula con el par presencia-ausencia, porque es precisamente la presencia y ausencia del Otro simbólico lo que constituye al agente de la frustración en cuanto a tal. Una vez que la necesidad atravesó el lugar del código surge transformado en demanda.

La demanda no es demanda de la satisfacción de la necesidad, sino de la presencia-ausencia de Otro como agente. El Otro detenta el privilegio de poder responder o no, es omnipotente. Cuando la madre accede a ese poder, pasa a ser real, y el objeto que antes era real pasa a ser simbólico: el don.

Los objetos de satisfacción se vuelven signos de la buena o mala voluntad del Otro, signos de su amor.

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PRIVACIÓN

La privación en su naturaleza de falta, es esencialmente una falta real, un agujero. El objeto de la privación es un objeto simbólico. La privación se trata especialmente del hecho de que la mujer no tiene pene, está privada de él. La propia noción de la privación implica la simbolización del objeto en lo real, ya que en lo real nada falta.

CASTRACIÓN

La castración solo puede clasificarse en la categoría de la deuda simbólica. Tiene como objeto un objeto imaginario. La castración está esencialmente vinculada con el orden simbólico instituido. Lacan lo inscribe como deuda simbólica porque el complejo de Edipo contiene ya en sí mismo la noción de la ley. El objeto imaginario puesto en juego en la deuda simbólica es el falo.

PRIVACIÓN Y CASTRACIÓN EN SU ARTICULACIÓN CON EL DESEO DEL OTRO

El problema se presenta en cómo ser reconocido como objeto del deseo del Otro. Problema doble en la medida en que no se sabe que desea el Otro y en la medida en que el sujeto se identifica con ese objeto del deseo del Otro con todo su ser. Si el falo es aquello que podría colmar la falta en el Otro, el camino más sencillo que se le ofrece al sujeto es el de proponerse como tal, identificarse con él, lisa y llanamente en la medida en que se presenta como objeto privilegiado de la madre. Siéndolo, sujeto se coloca en una posición en la que logra ser un señuelo eficaz en el deseo del Otro. El objeto simbólico deberá dejar su lugar al falo imaginario o sea a la significación fálica. Este paso implica una desidentificación del ser del sujeto con el falo simbólico. Cuando el niño es la metonimia del deseo del falo de la madre, la sustitución metafórica no opera, sustitución que en el caso de la significación fálica requiere de la operación del nombre del padre en la metáfora paterna, quedándose entonces preso de la metonimia deseante de la madre.

El falo es para Lacan el objeto imaginario de la deuda simbólica de la castración. Gracias a él, el sujeto es introducido en la dialéctica del don y del intercambio

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simbólico. La castración como deuda simbólica es castigo simbólico impuesto por el lenguaje, que deberá saldar mediante el imaginario corporal.

La privación se caracteriza a nivel de la acción por la presencia de la falta en lo real, aun cuando en lo real nada falte. La aparición de una falta en lo real es efecto de lo simbólico y siendo así, el objeto faltante ha de ser un objeto simbólico, objeto que Lacan articula de modo explicito con el falo simbólico.

GRAFO DEL DESEO

Lacan construye el grafo del deseo en varias etapas: CÉLULA ELEMENTAL

La cadena horizontal representa la cadena significante diacrónica, la curva representa el vector de la intencionalidad del sujeto. La doble intersección de estas dos líneas ilustra la naturaleza de la retroacción. El sujeto mítico pre lingüístico de la necesidad pura, indicado por el triangulo debe atravesar los desfiladeros del significante, produciendo la división del sujeto. En la célula elemental se articula el punto de hasta por el cual el significante detiene el desplazamiento incesante de la significación. Se supone que la cadena significante está sostenida por el vector SS´. En la función diacrónica se juega la anticipación y la retroacción, el Otro sanciona el mensaje que se constituye retroactivamente. La función sincrónica es la metáfora en cuanto que en ella se constituye la atribución primera que permite que el sujeto pueda jugar con el lenguaje, y que se desconecte a la cosa del grito. Se eleva el signo a la función del significante.

RASGO UNARIO E IDEAL DEL YO

Lo dicho primero decreta, legisla, aforiza, es oráculo, confiere al Otro real su oscura autoridad. Lo dicho es dicho por Otro que da cuenta del primer golpe significante del Otro, que tiene la peculiaridad que es UNO. No uno por ser un

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significante solo, sino que es uno porque todo lo que el Otro dice vale como Uno. Cada significante en si mismo vale como uno y es una huella que en sí misma es vacía y no significa nada. “Legisla” porque HACE LEY dando cuenta del capricho del Otro con el poder de privar al sujeto de su amor, de frustrarlo. SE TOMA UN SIGNIFICANTE COMO INSIGNIA de esa omnipotencia, lo cual quiere decir que de esa potencia se origina el trazo unario que, por colmar la marca invisible que el sujeto recibe del significante, ENAJENA a ese sujeto en la IDENTIFICACIÓN PRIMARIA que forma el IDEAL DEL YO: I(A).

Es una identificación no especular. Se identifica a la manera como el Otro responde con su amor. Así, el sujeto tendrá una determinada forma de ubicarse en el lugar que le da el Otro. El sujeto se identifica a ese rasgo, Sgte del Otro transformándose en insignia.

El trazo unario da cuenta de lo idéntico, porque es el mismo trazo a cada golpe significante y a la vez da cuenta de la diferencia porque cada trazo está ubicado en un lugar distinto con respecto al anterior. Entonces, el rasgo unario como el significante más elemental da cuenta de la repetición conjugando lo mismo con lo diferente. La operación del analista será poner en juego lo diferente, porque la posición del sujeto es distinta. Entonces, esto da cuenta que no es el eterno retorno de lo igual. El rasgo unario es el SIGNIFICANTE QUE NO HACE CADENA y que se constituye como Ideal del Yo. Lacan dice Ideal del Otro en tanto que se constituye de lo dicho primero que viene del Otro. El sujeto se identifica al rasgo y ese significante que le hace de emblema, de insignia logra una unidad ilusoria, el sujeto queda petrificado. Por ello cambia la célula elemental al poner al sujeto barrado por estructura.

GRAFO 2

La identificación con un ideal es un recurso neurótico para no ver al Otro barrado. La castración del Otro es lo más insoportable. El grafo es la forma de ver cuál es la posición del sujeto en el deseo del Otro. Se da algo paradójico porque el sujeto desea un lugar en el deseo del Otro pero al mismo tiempo eso es insoportable porque el Otro no sabe qué lugar ocupa el sujeto, no hay un significante que lo nombre, por ello el

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deseo no es articulable, se ubica en el intervalo de la cadena del enunciado con la cadena de la enunciación. El sujeto está alojado en el intervalo entre dos significantes. El intervalo significante es para el Otro su propia falta. El sujeto se ubica en ese deseo pero también al suponer la falta, le es insoportable. El grafo 2 es un circuito idealizante de la demanda de amor porque no instala la dimensión de la frustración, la cual necesariamente tiene que estar por la dimensión de la falta en el Otro. El Otro barrado en algún momento no va a responder a la demanda, instalando así la frustración.

GRAFO 3

Plantear el deseo del hombre como el deseo del deseo del Otro implica dar cuenta de la pregunta del sujeto por el deseo del Otro y el lugar que ocupa en ese deseo. Que me quiere? Es el interrogante que va a empujar el grafo hacia su forma más completada. El matema I(A) organiza las identificaciones del sujeto. Entonces el I(A), que corresponde al orden de lo simbólico, sostiene a la imagen especular. El proceso imaginario que da la imagen especular i(a) va a la constitución de yo por el camino de la subjetivación por el significante, está significado en el grafo por el vector i(a)m de sentido único y articulado doblemente sobre $ I(A) y As(A), lo cual demuestra que el yo acaba al articularse no como yo (je) del discurso sino como metonimia de su significación.

GRAFO COMPLETO

La gráfica completa permite situar la pulsión como tesoro de los significantes: $ ˆ D mantiene su estructura ligándola a la diacronía. Es lo que deviene de la demanda cuando el sujeto se desvanece en ella. El deseo necesita sostenerse en el fantasma. El FANTASMA obtura la barradura del Otro, tiene como función la defensa ante el deseo del Otro y es la respuesta ante ese deseo, un modo de preguntarse “¿qué me quiere?”.

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SIGNIFICACIÓN DEL FALO

La significación del falo NO es sinónimo de SIGNIFICACIÓN FÁLICA. Ya que en tanto “del” falo es simbólico y la significación fálica es imaginaria y como lo atributivo, se representa menos phi y es el resultado de la operatoria de un significante: NP sustituyendo DM. EL FALO ES UN SIGNIFICANTE, es un significante elegido de la batería significante y al cual se lo destina a una función particular. Solo se lo puede definir por su definición de significante, es decir por la pura diferencia.

La significación es producida por la metáfora y metonimia, entonces es producto efecto de la metáfora y la metonimi como producto remite siempre a otra significación. En este texto, Lacan ya supone la producción de la significación fálica

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por acción de la metáfora paterna. De modo tal que la significación del falo no es idéntica a la significación fálica.

Lacan dice que el complejo de castración ICC tiene una función de nudo, y en tanto anuda o ancla implica un articulador y este en tanto complejo de castración es el NP

El falo se caracteriza por ser un punto de encrucijada, un punto en que distintos caminos convergen, y en el que se produce asimismo, la convergencia de los diferentes ordenes que Lacan definió como imaginario, simbólico y real. Entonces

hay una relación necesariamente lógica entre complejo de castración y falo. Por lo tanto falo y NP van a abrir dos cuestiones. En primer lugar tiene que operar el significante Nombre de Padre, no basta con que esté, es necesario que opere aunque siempre lo haga de una manera fallada.

Lacan explicará cómo opera el significante falo y cuáles son sus resultados a partir de la estructura dinámica de los síntomas ya que hay algo en los síntomas que hace que sean plausibles de ser analizables. Esto da cuenta de un PATRÓN DE COMÚN MEDIDA (ilusión de “sí a mi me pasa lo mismo”)por lo cual se concluye que todo está regulado por el falo. Esto no pasa en el fantasma que es heterogéneo porque no se agota en la vertiente significante, y en este sentido no existe en cuanto al fantasma un patrón de común medida. Por el contrario, el síntoma tiene medida fálica, por ende, es “compartible”.

El falo en tanto ratio, denominador común o en su común medida, supone que aparece como regulador del DESARROLLO IDENTIFICATORIO, de la RELACIÓN SEXUAL CON SU PARTENAIRE e incluso es regulador de la posición MADRE/PADRE en relación a la crianza de un hijo. Si decimos que estos están en relación al falo, decimos entonces que no hay naturalidad. Por lo tanto, el falo en tanto que cumple una

función de regulación del desarrollo, brinda la ratio, la común medida, clave para el desempeño de su papel en la estructuración dinámica de los síntomas. Lacan dice

regulados AL falo porque da cuenta del significante falo como significante impar, es decir que no hace cadena, por ello es privilegiado. Si es impar y no hace cadena, significa que NUNCA VA A PODER PRODUCIR SIGNIFICACIÓN.

En este sentido Lacan también cuestiona la instalación en el sujeto de una posición ICC sin la cual no podría identificarse con el tipo ideal de su sexo: “se trata de la instalación en el sujeto de una posición ICC”. Esta frase implica que para Lacan, se trata de la instalación del sujeto en una determinada posición como sujeto del ICC, o sea como sujeto barrado, que posibilita su identificación, a partir de dicha posición subjetiva, con el “tipo ideal de su sexo”. El sujeto del ICC desde esta perspectiva

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carece de sexo, se le abre el camino, en cambio, para identificarse con el tiepo ideal de su sexo, lo cual no significa que la posición ICC sea sexuada sino que abre la posibilidad a la identificación.

Entonces, encontramos tres puntuaciones: identificarse con el tipo ideal de su sexo, responder (en tanto este sujeto deseante) sin serias perturbaciones “a las necesidades de su partenaire en la relación sexual” y si el sujeto podrá responder al niño que es producto de esa relación, es decir el sujeto con respecto a su maternidad/paternidad. Estos tres puntos NO son considerados como homogéneos pero dependen del falo, de modo que el sujeto puede responder bien a dos de ellos y fallar en uno, es decir que los tres componentes no son solidarios, no implican de una manera necesaria la supuesta unificación de la fase genital.

El falo da cuenta de la falta porque el falo por definición es el aparato genital masculino mas la AUSENCIA DE SU COMPLEMENTO, es decir que está implicada la ausencia, ni hay significante que pueda hacerle pareja. Y si remite a una falta da cuenta de la castración.

El significante tiene una función activa en la determinación de los efectos en que lo significable parece como sufriendo su marca, convirtiéndose por medio de esa pasión en el significado. Es decir que el significante opera sobre lo significable y que, como padecimiento, deja su marca. Entonces, el significante OPERA SOBRE EL CUERPO. Lo SIGNIFICABLE ES EL CUERPO, el cuerpo sufre, padece la marca del significante. El

significado es aquello en lo que se convierte lo significable por la acción del significante. lo significable es pasivo y el significante activo

El falo NO ES UNA FANTASÍA, es decir algo imaginario ni tampoco es un objeto. Por lo tanto Lacan va a dar una primera definición de falo: EL FALO ES UN SIGNIFICANTE DESTINADO A DESIGNAR EN SU CONJUNTO LOS EFECTOS DEL SIGNIFICADO, EN CUANTO EL SIGNIFICANTE LOS CONDICIONA POR SU PRESENCIA DE SIGNIFICANTE. El falo NO NOMBRA, ni produce el significado, este es producto de otro significante que es el del NP. El significante falo ordena, regula, organiza, señala o da cuenta de los efectos del significado. El NP es el significante de los significantes. Si no opera el nombre de padre tampoco opera la regulación del falo. El falo como significante, extraído de la batería significante es nominado para nombrar al conjunto del significado. Por último dice que el significante condiciona a los significados por su presencia de significante, el significante es aquí condición lógica, condición que opera por su presencia misma como significante

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Examinemos pues los efectos de esa presencia significante. Son en primer lugar los de una desviación de las necesidades del hombre por el hecho de que habla, en el sentido de que en la medida en que sus necesidades están sujetas a la demanda, retornan a él enajenadas. Esto no es el efecto de su dependencia real, sino de la conformación significante como tal y del hecho de que su mensaje es emitido desde el lugar del Otro. El apresamiento del sujeto por el significante introduce un corte

con respecto a sus necesidades, así las necesidades del sujeto devienen esclavas, sujetadas, dominadas por la demanda. Por esta razón, sus necesidades, en la medida en que le vuelven del Otro bajo la forma de la demanda, se encuentran alienadas, enajenadas, perdidas para el ser hablante. Lo que se encuentra así enajenado en las

necesidades constituye una Urverdrängung (represión primaria de un significante

que nombre al sujeto) por no poder, por hipótesis, articularse en la demanda pero

que aparece en un retoño, que es lo que se presenta en el hombre como el deseo. La fenomenología que se desprende de la experiencia analítica es sin duda de una naturaleza tal como para demostrar en el deseo el carácter paradójico, desviado, errático, excentrado, incluso escandaloso, por el cual se distingue de la necesidad. El

pedido formulado en términos de su necesidad le vuelve al sujeto desde el lugar del Otro, vale decir, su mensaje le retorna invertido desde el lugar del Otro. Su necesidad por ende, resulta conformada por la estructura de la demanda del Otro. El mensaje, articulado y articulable, del Otro aume siempre la forma de la demanda del Otro. El sujeto deviene así esclavo, siervo de la demanda del Otro. Desde este lado, es el resto que retorna de la necesidad perdida. El deseo es el retorno de un retoño que es totalmente distinto de la necesidad.

La demanda en sí se refiere a otra cosa que a las satisfacciones que reclama. Es demanda de una presencia o de una ausencia. Cosa que manifiesta la relación primordial con la madre, por estar preñada de ese Otro que ha de situarse más acá de las necesidades que puede colmar. Lo constituye ya como provisto del "privilegio" de satisfacer las necesidades, es decir del poder de privarlas de lo único con que se satisfacen. Ese privilegio del Otro dibuja así la forma radical del don de lo que no tiene, o sea lo que se llama su amor. Es así como la demanda anula la particularidad de todo lo que puede ser concedido trasmutándolo en prueba de amor, y las satisfacciones incluso que obtiene para la necesidad se rebajan a no ser ya sino el aplastamiento de la demanda de amor.

Hay pues una necesidad lógica de que la particularidad así abolida reaparezca más

allá de la demanda. Reaparece efectivamente allá, pero conservando la estructura

Referencias

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