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LLEVAMOS UNA BUENA NOTICIA EN EL CORAZÓN El Evangelio de los domingos en la escuela FMMDP

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Academic year: 2021

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LLEVAMOS UNA BUENA NOTICIA EN EL CORAZÓN

El Evangelio de los domingos en la escuela FMMDP

Jesús quiso despertar un proceso de cambio y fue tomando los ejemplos que le presentaba la realidad cotidiana en la que vivía el pueblo. De este modo nadie, por sencillo que fuese, podía decir: “Maestro, yo no entiendo lo que dices”.

Jesús fue un gran comunicador, con sus palabras y sus gestos tocó el corazón de sus oyentes, hasta el punto de que muchos hombres y mujeres dieron un giro profundo a sus vidas.

El evangelio de hoy nos invita a replantearnos cómo ha sido nuestra comunicación de la Buena Noticia a lo largo de este curso:

 ¿Cómo la hemos acogido y meditado?

 ¿Cómo la hemos compartido con nuestra expresión corporal?  ¿Qué podemos mejorar para el curso próximo?

Marcos 4,26-34

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En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»

Jesús, en distintas intervenciones, hizo referencia a todo el proceso agrícola, desde que se planta la semilla hasta que se recogen los frutos. En el texto de hoy se pone el acento en una parte del proceso que es clave en la evangelización: la semilla germina y crece, de noche y de día, sin que sepamos cómo.

¡Cuántos agobios desaparecerían si lleváramos esta experiencia al terreno religioso! El Reino de Dios crece preparando el terreno de la siembra; crece sembrando las semillas que hemos recibido (no las nuestras); y crece porque las semillas tienen ese dinamismo en su interior y la tierra, el agua y el sol les despiertan y reavivan esa fuerza.

El texto nos habla no sólo de espera, sino también de esperanza. Pensemos lo que sería para los agricultores del tiempo de Jesús el ir descubriendo los primeros tallos, ver que poco después las espigas iban creciendo y… ¡que se cargaban de granos de trigo y tendrían la alimentación asegurada! Durante meses vivían de esperanza, hasta el día en que podían recoger el grano y llevarlo al granero.

No es mi fuerza, ni mi agobio lo que hace germinar las semillas. Ni el ponerlas en un frasquito para que estén preservadas de todo peligro. Lo sabían muy bien las personas mayores, por eso el día que acababan de sembrar hacían la señal de la cruz sobre los campos y se volvían a sus casas. El proceso de la germinación ya no estaba en sus manos, sino en las del buen Dios.

Para nuestros niños y niñas, de clase o catequesis tendremos que buscar un ejemplo que les permita comprender el mensaje de Jesús con las coordenadas de hoy. Por ejemplo cuando llamamos por teléfono ¿sabes exactamente todo lo que ocurre en las líneas desde que descolgamos hasta que colgamos el teléfono de nuevo? Evidentemente, no. Hay un proceso de servidores, redes, y conexiones que se nos escapa, pero… ¡hemos conseguido comunicarnos con otra persona!

En Egipto se descubrieron unas semillas en una tumba, las plantaron casi cuatro mil años después ¡y dieron fruto! Quizá ahora al evangelizar hemos perdido el ritmo de la naturaleza y queremos que todo ocurra con la misma rapidez que nos comunicamos a través de Internet: casi en el instante. Nos desanima la falta de frutos, queremos que las cosas sean como imaginamos que deben ser, queremos plantar hoy y llenar los graneros mañana. ¡Volvamos a aprender de la madre naturaleza!

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Les dijo también: « ¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra.» Hace poco tiempo, cuando un adolescente oyó este texto dijo en voz alta: “¡Será un sobre de mostaza!” Por obra y gracia de las hamburgueserías la mostaza se identifica con sobres y frascos de una salsa. Pero en Israel había muchos tipos de plantas de mostaza porque los granos se utilizaban para muchas salsas y condimentos. Había semillas de mostaza de diferentes colores y sabores, pero todas tenían algo en común: la semilla era muy pequeñita, como la cabecita de un alfiler y cuando se plantaba correctamente se podían conseguir plantas de más de dos metros de altura. ¿Quién no se sorprende al ver ese despliegue de vida? ¿De dónde ha sacado la semilla esos metros de ramas y la multitud de semillas? Pues de asimilar los nutrientes de la tierra, la fuerza del sol y el agua.

Cada uno de nosotros y de nosotras recibimos millones de buenas semillas a lo largo de nuestra vida. Se nos ofrecen también todos los nutrientes que necesitamos, pero ¿Somos conscientes de que germinar y dar fruto es un proceso lento que requiere nuestra colaboración? ¿Cómo vivimos los tiempos en los que parece que estamos bajo tierra, a oscuras, sin poder salir a dar fruto?

También estamos llamados y llamadas a sembrar las semillas que hemos recibido, sin seleccionar los terrenos, a manos llenas y cantando. Sembrar con el corazón lleno de esperanza y renunciando a ver unos frutos que no nos corresponden, porque las tierras del Reino no son nuestras. Lo que nos honra es que hemos sido llamados a trabajar en el Reino, no exhibir nuestros frutos en la plaza pública.

Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

Parece que hablar en parábolas estaba muy bien en tiempos de Jesús pero conviene recordar que el que un maestro de la ley hablara de ese modo haría que mucha gente se burlara de él. La ley se explicaba a base de dialéctica, de largas discusiones entre varones, para llegar a conclusiones lógicas, claras. Pero Jesús les rompió sus esquemas una y otra vez. ¿Es lógico que Dios haga salir el sol sobre justos e injustos? ¿Es lógico que se nos pida que perdonemos a nuestros enemigos?

Al hablarles en parábolas la gente podía comprender y decir: “Ahora entiendo que lo que

me dice Jesús se parece a…” ¿Por qué no entramos de nuevo en el mundo de las

parábolas, evangélicas y actuales para ver la realidad desde otra perspectiva que no sea la lógica? Que Jesús, Maestro, nos ayude a comprender y explicar la Buena Noticia desde esta perspectiva y nos desarrolle la capacidad de ser juglares del Evangelio y contadores de historias apasionantes.

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El evangelio en las TIC

Texto del evangelio con imágenes y música de fondo https://youtu.be/cnrGlMb-v1Q

Parábola del grano de mostaza con dibujos: https://youtu.be/MAWKVGXMh9w Murales con preguntas sobre el evangelio: https://youtu.be/1R3QcSqvwvI

Pistas para trabajar la Palabra

1. Personalmente

Despues de leer el texto y sus comentarios, en unos momentos de silencio dejamos que esta Palabra de Dios resuene en nosotros:

 ¿Qué sentimientos nos provoca?

 ¿Qué nos dice en estos momentos de nuestra vida?

 ¿Qué semillas han ido creciendo en nosotros en estos ultimos meses?  ¿Gastamos nuetsras energias en cuidar nuestra siembra o en contabilizar

los frutos?

 En conclusión le pedimos al Señor…

Como educador cristiano te invitamos también a responder a las preguntas de la introduccion:

 ¿Cómo he acogido y meditado personalmente la Palabra de Dios?  ¿Cómo la he compartido con mi expresión corporal?

 ¿Qué puedo mejorar para el curso próximo?

2. En la clase

 Despues de explicar y comentar con los niños el lenguaje y el sentido de las parábolas, de la semilla, del crecimeiento, etc. os sugerimos que los inviteis a pensar sobre las samillas que han “crecido” en ellos durante este curso. Según la edad pueden poner nombre y describir o dibujar lo que han pensado.  En un segundo momento nos podemos plantear con ellos, ¿Qué hemos

sembrado en este curso? ¿Cómo lo hemos cuidado? ¿Qué crecimiento esperamos que el Señor nos conceda para nuestra siembra?

3. En la familia

 Después de leer el texto y sus comentarios podemos dialogar sobre lo que más nos ha sorprendido, lo que no hemos entendido, lo que más nos ha gustado…

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 Como padres y madres, es fácil vernos reflejados en este evangelio: ¿Qué estamos sembrando en nuestros hijos? ¿Qué semillas hemos experimentado que crecen en ellos a veces por encima de nuestro esfuerzo?

 Aunque no hay vacaciones en la vida de familia, seguro que por muchas cosas notamos que termina el curso. Por ello os invitamos a responder personalmente o en pareja las preguntas de la introducción.

Hemos llegado al final de nuestras “entregas” semanales del evangelio de este curso. Con el evangelio de este domingo nos despedimos hasta el mes de septiembre.

Antes de cerrar nos gustaría y nos ayudaría conocer la resonancia que este “Proyecto de la Buena Noticia” tiene en cada uno de vosotros, los que nos acompañáis domingo a domingo. Para ello hemos preparado esta pequeña encuesta. Te pedimos que pinches en el siguiente enlace y vayas contestando a las preguntas. Te llevará muy poquito tiempo. Al final da a “enviar” y nosotras conoceremos las contestaciones de forma anónima. Tu opinión nos ayudará a continuar y a mejorar el próximo curso.

https://comisionmc.typeform.com/to/zcGZbJ

Dice un refrán oriental: “La semilla nunca ve su fruto”. Se acaba el curso escolar. Hemos sembrado la Buena Noticia que hemos recibido cada domingo. Hagamos la señal de la Cruz sobre el campo. Pasarán las noches y los días y desde ahora ponemos los frutos en las manos del buen Dios, con el corazón lleno de agradecimiento por haber podido trabajar en su campo.

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