EL RACIONALISMO Y EL PROYECTO DE DESCARTES EN “EL DISCURSO DEL MÉTODO”.
En el racionalismo la razón es metódica y el método es deductivo. La razón es una fuente “autónoma” de conocimiento, desligada de la tutela de la escolástica o de la subalternación de la teología filosófica a la teología revelada, como sucedía en santo Tomás de Aquino. Esta razón secularizada, liberada de la tutela de la escolástica es una fuente autónoma y fiable de conocimiento.
G.W.F. Hegel dice que el racionalismo cartesiano “ha abandonado el terreno de la teología filosofante” para situarse del otro lado. Esto significa que el punto de partida del racionalismo no es el “realismo”, no admite la existencia de los cuerpos trascendentes a la conciencia, sino que Descartes parte de la duda, hipotética, metódica… somete a duda la validez de las verdades sensibles y matemáticas. Va del yo, del sujeto, de la conciencia, al mundo trascendente a la conciencia. Descartes somete a duda la realidad trascendente a la conciencia: los cuerpos, la existencia del mundo
No pretende, dice, reemplazar las verdades recibidas de la tradición por otras nuevas, sino “confirmarlas críticamente”, de hecho la metafísica es un saber “científico” y prueba la existencia de las tres sustancias, por este orden: alma, Dios y mundo. Pero no va del objeto al sujeto, sino que el punto de partida es la conciencia, la subjetividad, y a partir de la subjetividad descubre datos de conciencia, ideas algunas de las cuales no pueden “tacharse de sospechosas” o no son susceptibles de error, sino que “nacen conmigo o brotan de mi facultad natural de pensar” (descartes se refiere a la bona mens, a la razón, y a la luz natural de la razón, lumen naturale rationis, el objeto de conocimiento es las naturae simplices, las naturalezas simples, las ideas innatas, claras y distintas, que se conocen por intuición, por una “mirada del alma” o “inspectio mentis”.
veces me han engañado, dice, y “no me fiaré de lo que me ha engañado alguna vez, pues puede volver a engañarme en lo sucesivo”.
Por lo que se refiere a que la razón es autónoma, fuente fiable de conocimiento, no está sometida la filosofía a la teología, no es su función ser una ancilla theologiae, una esclava o sierva de la teología cuya función se probar verdades introductorias a la revelación como la existencia de Dios (por procedimientos filosóficos) que luego la teología revelada completase con sus dogmas o misterios revelados. Es decir, en santo Tomás se buscaba una concordancia entre la razón y la fe, pero la filosofía racionalista aspira a separar razón y fe, esto no quiere decir que no sea posible llevar a cabo argumentos demostrativos de la existencia de Dios, sino que la razón es una fuente autónoma de conocimiento, separada, y no subalternada a la religión, la función de la filosofía no es estar al servicio de la fe, como sucedía en la filosofía escolástica.
Decíamos, que según Hegel la filosofía “había abandonado el terreno de la teología filosofante” (de la razón puesta al servicio de la fe, como si partiendo del ente se llagara inferir –santo Tomás-la existencia de un ens realissimum, o que la teología revelada partiese de admitir la existencia de Dios (que comunicase las verdades reveladas al hombre) de tal modo que no hubiese contradicción entre razón y fe, y aunque por métodos o caminos distintos pudiese la razón (la filosofía) y la fe (la revelación, la teología revelada) llegar al mismo punto: se pueden conocer las misas verdades, por ejemplo, la existencia de Dios, tanto a través de la razón como de la revelación, con la salvedad de que el discurso teológico revelado sobre Dios sería más perfecto que el teológico racional porque incluiría los dogmas, o misterios de fe, o aportaría un saber más amplio o más completo sobre Dios (la teología revelada, como sabemos no solo sostiene que Dios existe, sino una serie de dogmas o misterios de fe inaccesibles a la razón).
la revelación) o la tradición, sino solo el criterio de “evidencia intelectual” que identifica con la “idea clara y distinta”.
Veamos cómo la matemática cumple una función metodológica, se fija Descartes en la matemática como mathesis, como modelo de saber, como ciencia universal (universalis scientia).
1º) la geometría se basa en “el orden y evidencia de las demostraciones” ya que sus ideas se enlazan como anillos de una cadena.
2º) define el método en la obra “Reglas para dirección del espíritu” del siguiente modo: “conjunto de reglas ciertas y fáciles, de modo que sin esfuerzo mental inútil pueda llegar al conocimiento de todo lo que sea cognoscible por la razón humana”. E incluso dice: “aquellas largas cadenas de razones ciertas y fáciles que utilizan los geómetras me dieron ocasión de imaginar que todas nuestras ideas de siguen del mismo modo”. Es decir, que las ideas se enlazan como anillos de una cadena, etc.
3º) la matemática, en concreto la geometría es una ciencia perfecta, mathesis, una ciencia “modélica”, un “modelo de saber”, pero ello se debe al “método deductivo que sigue en sus razonamientos. O dicho de otra manera: si la geometría sigue un método deductivo ello se debe a que se basa en el método “racional”, la razón posibilita un método “racional deductivo” que vemos utiliza la geometría, pero que es aplicable a todas las ciencias. Y en concreto, la filosofía sigue un ordo cognoscendi, un orden del conocimiento, que es , por otra parte un ars inveniendi, un arte del descubrimiento. Se trata del método deductivo ya que , decíamos que a partir de la certeza de que : si soy engañado por un genio maligno pienso, y entonces he de ser una res cogitans, una cosa que piensa, y pienso la idea de un ser infinito y perfecto que debe existir (¿Cómo si no, dado que yo no puedo producir tal idea, podría pensarlo, a menos que exista un ser perfecto que explique cómo tengo la idea del ser perfectísimo que yo mismo no he construido?) y si Dios es perfecto y existe y es bueno y veraz existirán los cuerpos, etc. Existen pues: alma, mundo y Dios. Luego la metafísica es posible como ciencia.
que deduce y encadena ideas, como anillos de una cadena, procede de la bona mens, de la razón que es una y la misma en todos los hombres y que posibilita un método universal o válido para todas las ciencias, de tal modo que es aplicable a la filosofía en cuanto es un saber deductivo, que a partir del yo prueba la existencia de Dios y de los cuerpos deductivamente. Y también quiere decir que ese orden deductivo, que ese método racional-deductivo posibilita la unidad de las ciencias. Así pues diríamos: 1º) que la geometría sigue un método deductivo, 2º) que la geometría se basa en el método racional deductivo (que procede de la razón,, de la bona mens); la razón posibilita un método universa, aplicable a las ciencias, y que además hace posible que la metafísica sea una ciencia, un saber racional deductivo, el método racional que la geometría manifiesta es aplicable a la filosofía (de este modo se convierte en un arte del descubrimiento, que permite conocer por este orden: la existencia del alma, de Dios y del mundo, que posibilita la cientificidad de la metafísica).
Hemos hablado de la función metodológica de la matemática, que revela el método deductivo de la razón que es aplicable a la unidad de las ciencias (esta unidad de las ciencias se fundamenta en la unidad del método y este método universal a su vez en la unidad de la razón, la bona mens, que es una y la misma en todos los hombres) , de tal modo que al parecer en el Tratado de la divinidad pretendió referirse a esta ciencia universal. Pero otros filósofos racionalista recogieron esta idea. Por ejemplo G.G.Leibnitz que se refería a una characterística universalis, o a B. Spinoza que escribió una ética pero demostrada según el orden geometrico (more geometrico demonstrata). Por otro lado, Descartes toma como punto de partida de antropocentrismo. Esto quiere decir que el sujeto, la res cogitans, la sustancia pensante es el punto de partida de su filosofía (no parte del ente real, de los seres exteriores a la conciencia, sometidos a la duda crítica a través de la suposición de que tal vez cuando creer estar despierto esta supuesta realidad sea un sueño) , pero además hemos hablado de la razón, la bona mens, la facultad de juzgar como única y común a todos los hombres. Pero Descartes también se refiere a sí mismo, se describe y dice cómo ha conducido su mente para que cada cual pueda conducir la suya (moi meme).
En el “Discurso del método” se refiere a los prejuicios, que debe desechar. Algunos hombres son excesivamente precavidos y otros imprudentes al emitir sus juicios. Tampoco le parece válida la lógica, que en vez de enseñar algo nuevo, solo sirve para explicar lo que ya se sabe. El álgebra, tampoco es modelo de saber, porque fatiga mucho la mente. Más bien la geometría, como decíamos antes, es la ciencia perfecta, porque se basa en el método deductivo y en ella los teoremas se demuestran perfectamente. Descartes se propone realizar una terapia mentis, una labor de desescombro, para reedificar el edificio del saber desde un fundamento sólido (ese fundamento será la primera certeza, el “pienso luego existo” y la existencia del yo, “yo soy una cosa que piensa, res cogitans”). A partir de esa labor de derribar el saber pretende reconstruir el edificio del saber desde los cimientos.
Busca Descartes dos cosas: 1º) un saber útil para la vida, ya que dice que aun habiendo estudiado en uno de los mejores colegios de Europa (el colegio de Le Flèche, de los padres jesuitas) solo había logrado descubrir su más profunda ignorancia, no estaba seguro de nada. Por tanto, no había adquirido ninguna certeza y los conocimientos recibidos no le resultaban válidos para la vida. Repasa las distintas ciencias aprendidas, en la primera parte del Discurso del método: la literatura (que excitaba su imaginación); la historia (que le hacía dialogar con hombres de otras épocas), la teología (que le enseñaba cómo ganar el cielo), la filosofía (que habían cultivado las más preclaras inteligencias de todos los tiempos), y la matemática (admirable por el orden y rigor de sus demostraciones). Pero él dice que desea aprender en el gran libro del mundo, y desde luego busca un fundamento inconmovible, sólido, para construir un sistema filosófico infalible, partir de una certeza irrefutable. 2º) busca una criterio válido que le permita diferenciar lo verdadero de lo falso, que no es otro que la evidencia intelectual, que como decíamos es preferible al criterio de autoridad o de la tradición….
