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3. Quezada M

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Academic year: 2020

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Quezada M., María Isabel. "Notas prácticas para la Investigación en la Comunicación". Facultad de Ciencias de la Comunicación y la Información. Universidad Diego Portales. 1997

Capítulo 1

Hasta antes de que llegue el momento de formular el problema, el investigador ha estado madurando una idea, dándole vueltas en su mente y posiblemente pensando qué averiguar acerca de ese tema que se le presenta tan interesante como para profundizar en él. Pero hasta aquí todavía no se puede decir que esté investigando nada.

La formulación de un problema marca la puesta en marcha, el verdadero inicio de un proceso de investigación. Al formularlo estamos entrando en el primer paso o la primera etapa de lo que se ha descrito como método para la investigación, es decir, para producir conocimiento nuevo acerca de los objetos o fenómenos que nos rodean.

Recordemos brevemente cuáles son las etapas de este método:

1º El planteamiento del problema o problematización. Sobre ello nos extenderemos en seguida.

2º La determinación de los objetivos de la investigación.

3º La elaboración de un marco teórico, que respalde el estudio y lo integre a una disciplina.

4º La formulación de hipótesis, es decir, el planteamiento de respuestas tentativas para la pregunta que representa el problema planteado al comenzar toda esta tarea.

5º La explicitación de la metodología que se empleará para verificar las hipótesis en el mundo de los hechos reales. Es decir, haremos pública o explícita la forma y los

procedimientos que habremos de usar para recoger desde el mundo concreto aquella información que nos ha de servir para dilucidar si es que estamos en lo cierto con lo que proponemos en nuestras hipótesis o si éstas son erradas.

6º La recolección de dicha información desde ese mundo de los hechos empíricos o "reales".

7º El análisis de los datos recolectados en el mundo concreto.

8º La descripción de lo que tales datos informan.

9º La interpretación a partir de la información ofrecida por esos datos. Esta etapa puede darse en forma conjunta o separada de la anterior.

10º La extracción de conclusiones a partir del caudal de información conseguida como resultado del arduo trabajo de investigación.

En el caso de este curso y siguiendo uno a uno los pasos descritos, vamos a tratar de obtener conocimiento acerca de cosas que nos interesan pero que desconocemos, y que están

relacionadas con la comunicación: por ejemplo, cuestiones referidas a la realidad de los medios masivos, de sus mensajes -ya sea periodísticos, de entretención o publicitarios-, y también de los públicos o audiencias de esos medios.

Es difícil decir cuál de estas etapas es la más importante de todas, ya que cualquiera de ellas que se lleve a cabo sin poner el máximo de rigor y seriedad al comprometerse en su

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menos que la investigación completa. Una deficiencia en cualquier otra de las etapas subsecuentes afectará en mayor grado -aunque no exclusivamente, como iremos viendo- el desarrollo de las que vienen a continuación de ella. Pero el problema es entonces fundamental por constituir el pivote sobre el cual se irá construyendo el proceso completo de la investigación que se comienza a desarrollar formalmente en el momento de plantearlo. El problema es además una verdadera "guía de acción", para los pasos subsiguientes: tendremos que cotejar con él cada una de las decisiones que tomaremos a continuación y de los pasos que daremos después de formularlo. Más adelante se verá que podremos permitirnos olvidarlo sólo por un rato -en ningún caso definitivamente- cuando hayamos propuesto las hipótesis, entendiendo que éstas pueden reemplazarlo o "representarlo", para muchos de los fines de la investigación siempre que también ellas estén correctamente formuladas.

Pero aún falta para llegar a hablar de eso.

¿Qué hacer entonces para lograr una formulación de problema que facilite todo el proceso que le sigue? Es lo que se tratará de responder a continuación.

Un problema de investigación no es cualquier problema, sino que es un tipo bien definido y reconocible de problema, que tiene que satisfacer necesariamente ciertas condiciones. Si el problema que vamos a formular en este taller no las satisface, quiere decir que no es un problema para la investigación y, por ende, no servirá para este curso.

Primero que nada, un problema que ha de desembocar en investigación se plantea en forma de pregunta. No se trata por lo tanto, como muchos piensan, de la descripción de una situación problemática que está presentando dificultades para alguien o que por alguna razón se quisiera ver superada, sino que el problema debe ser sintetizable en una pregunta. Y esta pregunta es precisamente el problema que se pretende investigar. Dicho de otra forma, toda la investigación no es otra cosa que la búsqueda de respuesta a esa pregunta. Es

imprescindible, entonces, dar inicio al proceso interrogándose acerca de algo. Quedan por lo tanto descartados, luego de esta primera precisión, problemas que no puedan expresarse bajo la fórmula de una pregunta. Una declaración del tipo de la que sigue:

"actualmente es un problema la abundante transmisión de sexo y violencia por televisión en horarios en que los niños están frente al televisor"

no constituye de ninguna manera un problema apto para ser investigado, ya que no está formulada como interrogante y, lo que es peor, luego veremos que tal cual está expuesta no es posible convertirla en una pregunta capaz de ser respondida de acuerdo a cánones rigurosos. Cuando se pretende investigar un problema planteado en tales términos, significa que todavía está difusa y muy vaga la idea de lo que verdaderamente se quiere conocer. Es normal que así ocurra: las ideas para la investigación no siempre surgen terminadas, «armaditas», y concretas, ni listas para comenzar a buscar respuestas precisas a partir de preguntas específicas.

Generalmente son ideas que nacen y van tomando cuerpo a través del tiempo, en un proceso que puede ser menos o más largo, dependiendo de muchos factores tales como el interés y la posibilidad de dedicación por parte del investigador, del conocimiento acumulado que exista sobre la materia y del grado de familiarización de aquél con este último, entre otros.

Hay temas, entonces, que atraen mucho interés pero que para ser objeto o motivo de investigación deben además sugerirnos preguntas acerca de ellos. La investigación misma puede inspirarse en un tema cualquiera, pero no comienza como tal mientras ese tema, por atractivo que parezca o por muy de moda que esté, no se transforme en interrogantes muy concretas y específicas acerca de él.

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TV durante horarios infantiles? Posiblemente dará solución a un malestar de muchas familias, especialmente de padres, pero no generará nuevos saberes.

Y esto nos acerca a una segunda condición, a saber, que el problema de investigación por su naturaleza es un problema de conocimiento y no un problema de ética o de política o social. Por supuesto que casi cualquier tema o tipo de temas puede sugerir muy interesantes preguntas para la investigación. De hecho, hay preguntas muy fructíferas que surgen a partir de problemas sociales importantes. Una situación problemática de carácter ético-político-social como puede ser, por ejemplo, el desempleo que están enfrentando los nuevos profesionales de la comunicación ante la escasa oferta existente hoy en el campo laboral puede dar origen a valiosas interrogantes. Y aunque no es un problema para ser resuelto mediante la

investigación científica, el investigador puede plantearse interrogantes -o problemas- para conocer cuestiones nuevas en relación con él. Por ejemplo: "¿Cuál es la oferta de puestos de trabajo y la demanda de los nuevos egresados de las escuelas de comunicación en el país?"; "¿Qué proyecciones pueden hacerse de esta relación oferta-demanda para los próximos 10 años1?"; "¿Existe discriminación por sexo en los medios de comunicación para contratar nuevos profesionales de la comunicación?" . Una vez producido tal conocimiento nuevo, será posible que en el futuro la sociedad, si se interesa, tome las providencias del caso para evitar que la situación se prolongue o bien se supere, es decir, para solucionarla. Pero las preguntas de un investigador siempre van a orientarse hacia conocer algo concreto dentro de cada una de esas áreas y no a poner remedio a cosas que podrían marchar de mejor forma. La finalidad primera es, pues, conocer. En consecuencia, hay que distinguir muy bien entre un problema frente al cual hay que tomar medidas y un problema de conocimiento para investigar. Los primeros suelen ser de índole moral, política, social o incluso práctica, y no nos sirven aquí. Sólo los segundos nos interesarán.

Entonces, cuando hablamos de PROBLEMA estamos aludiendo a una pregunta referida a algo -un objeto, un fenómeno, cierta(s) característica(s), la relación entre dos o más fenómenos- que queremos conocer, y cuya respuesta sólo se encontrará a través de una investigación

rigurosa.

Pero no basta aún con las dos condiciones señaladas hasta ahora. Todavía se requiere de unas cuantas más.

Una tercera condición es que la pregunta que constituye el problema tiene que tener

respuestas susceptibles de ser comprobadas a través de experiencias observables en el mundo de los hechos reales (o que al menos, dentro de nuestras limitaciones humanas, definimos como reales). Esto es lo que en pocas palabras se llama comprobación empírica. Este requisito ya obliga a dejar fuera cualquier pregunta que contenga términos o conceptos que no tienen un referente en el mundo concreto y observable. Es imposible encontrar respuesta a preguntas como por ejemplo, "¿Qué aportes al bien común hacen los medios de comunicación de las iglesias cristianas?". Independientemente de la valiosa contribución que tales medios puedan proporcionar a la comunidad, no resulta factible medir su aporte al bien común porque este último es una abstracción que no tiene concreción empírica. La respuesta a dicho problema tendrá que confinarse al campo de la reflexión, el debate y la especulación. Muy probablemente la encontraremos en un texto de opinión o en la sección "Cartas al Director", de un diario, pero nunca en un documento con pretensiones científicas. Dentro de esta misma categoría de preguntas "etéreas", caen problemas del tipo de los siguientes: "¿Cuál es el espíritu de la ley de abusos de publicidad?" "¿Es el ideal de periodismo el que existe en democracia?" "¿Los spots comerciales de productos domésticos ofenden el honor de la mujer?" "¿Este país resiste más programas de

humor y concursos en horario estelar?" Ninguno de ellos es válido como problema de investigación: ¿dónde y cómo podemos encontrar en el mundo concreto el ,espíritu» de una ley? Y lo mismo vale para el ,ideal>, de periodismo, que no pasa de ser una entelequia a la que puede aspirarse pero que no existe. ¿En qué parte buscaré el "honor" de la mujer? ¿Qué

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es «el país»: su geografía, sus habitantes, los públicos de la televisión, los avisadores? ¿Qué significa «resistir» más programas de cualquier tipo?

Muy relacionado con las dos condiciones recién descritas, se encuentra otro requerimiento que es casi un corolario de los inmediatamente anteriores: el problema de carácter científico tiene que estar constitituído por una interrogante que implique conocer algo que sea cognoscible mediante la observación empírica, de acuerdo a ciertos procedimientos que se irán exponiendo en este curso. Esta afirmación no es la simple reiteración de lo ya expuesto. Apunta a la idea de que también hay que descartar por inservibles las preguntas de tipo técnico o ingenieril, es decir, aquellas preguntas sobre cómo se harían mejor las cosas. Algunos ejemplos de problemas que por esta razón no pueden investigarse por la vía de¡ método científico son: "¿Cómo escribir artículos que atraigan más público?" "¿Cómo hacer una televisión más entretenida?" "¿ Cómo conseguir que la publicidad no manipule a la gente?" "¿ Qué hacer para que la censura velada que existe actualmente termine de aquí a fin de año?" "¿Cómo incrementar los índices de lectura de los chilenos?"

Todos estos problemas no pueden someterse a pruebas empíricas. A lo más, a pruebas de ensayo y error, intentando diversas formas de escribir hasta dar con una que atraiga más lectores (pero igualmente habría que investigar luego sus características para conocer qué la distingue de otras menos exitosas). 0 probando diversas formas de mensajes televisivos hasta atinar con los que el público considere entretenidos (y hacer un estudio posterior para conocer cuál es su estructura y cuáles son los rasgos que el público considera atractivos); o sugiriendo ideas para que la publicidad sea más directa (suponiendo que ciertos mensajes ocultos sean manipulativos); en fin, recurriendo a actividades de orden práctico que no se ajustan a los procedimientos científicos. Del mismo modo, tendrá que dejarse de lado cualquier pregunta o preguntas que no ameriten recurrir a procedimientos de rigor científico para conseguir

respuesta. Ejemplos de estos casos: "¿ Cómo toma las decisiones el directorio de Televisión Nacional para remover a los ejecutivos de departamentos?" "¿ Qué hace una agencia de publicidad cuando CONAR (Consejo de Autorregulacíón de la Publicidad) objeta o rechaza un spot creado por ella?" "¿Coinciden los objetivos del noticiero central de canal l3 con los objetivos del canal?" Resolver esta clase de preguntas, cuyas respuestas pueden ser muy importantes, lleva al interesado a emprender una investigación más bien de tipo periodístico. Esto no significa que tales indagaciones sean poco rigurosas (la ética periodística exige que lo sean), pero no obligan a sujetarse con estrictez a los pasos que se han descrito como propios de la investigación de carácter científico. La respuesta sobre la forma de decidir de los que mandan en TVN se puede obtener por medio de algunas entrevistas y, si los funcionarios implicados lo permitieran, de la observación de algunas reuniones en las que se decide sobre el punto. Y daría tal vez para un buen reportaje en un semanario. En cuanto a la reacción de las agencias, bastaría con acudir y recabar la información del caso con quienes la tengan. Podría ser del interés de una revista especializada. Y respecto de la tercera interrogante, bastará con comparar ambos cuerpos de objetivos, a través de documentos que los contengan o, en su defecto, entrevistando a personas. Están demás, para preguntas así, los pasos de una investigación de tipo científico. Quizás algunas de ellas hasta podrían resolverse mediante un par de llamadas telefónicas. Una duda que pueda ser resuelta de esta forma tan simple, es seguro que no merecerá formar parte del planteamiento de un problema, ni tener un lugar en los objetivos ni en las hipótesis de un trabajo que aspire a realizarse mediante las etapas que revisaremos en este curso.

Otra cosa que se le pide a un problema de carácter científico es que contenga términos descriptivos en oposición a los valorativos o evaluativos. Los términos descriptivos son susceptibles de ser observados y verificados. Interrogarse sobre qué medio de comunicación dio mayor importancia a un hecho X ocurrido (sabiendo que la importancia se mide por la cantidad de espacio o de tiempo dedicado, y por la ubicación espacial de la noticia en el periódico o el lugar ocupado en el noticiero, entre otros indicadores), es factible en este contexto porque la respuesta seria perfectamente comprobable. Pero a partir de preguntas como: "¿Qué programas de la TV son buenos ycuáles son malos?" o "¿Cuál es la forma correcta dehacer publicidad?" no es posible iniciar una investigación seria porque las

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en qué sentido, o desde qué punto de vista? ¿Qué es objetivamente lo bueno? ¿lo malo? ¿lo correcto? ¿lo incorrecto?

Además, como si fuera poco aún, a nuestro problema o pregunta planteada tenemos que exigirle un cierto grado de precisión. Que no sea muy general pero tampoco demasiado específica. Una pregunta de carácter muy general será enormemente difícil, si es que no imposible, de abordar por métodos empíricos confiables, así como una demasiado específica no tendrá mayor relevancia porque no podrá generalizarse nada a través de ella. Y

recordemos que la ciencia busca establecer conocimientos que puedan ser generalizados. Como ilustración de preguntas demasiado generales: "¿Conocen los individuos las leyes a través de los medios de comunicación?", "¿Tiene efectos la publicidad en la gente?". Cualquier pregunta de la especie de éstas, está condenada a quedar sin respuesta. Su vaguedad o amplitud no permite comprobación alguna. Porque ¿cómo empezar, siquiera, a abordar una investigación tan amplia que involucre como unidades de estudio a los individuos en general y su conocimiento de las leyes en general a través -también- de la generalidad de los medios de comunicación? Un estudio factible tendría que plantearse en términos mucho más específicos, semejantes a: "¿Utilizan los conductores de vehículos las campañas a través de televisión, radio y prensa escrita para informarse de las leyes del tránsito?" o bien:"¿Se informan más los conductores de vehículos acerca de las normas del tránsito cuando se exponen a la TV o a la radio que cuando leen el diario?" Este último planteamiento supone que las personas no sólo se informan del tema mediante las campañas sino también a través de noticias sobre

accidentes y otros tópicos a partir de las cuales pueden derivar sus propias conclusiones. Respecto de la interrogante acerca de los efectos de la publicidad, la situación es parecida: propone averiguar sobre una generalidad de efectos que pueden ser de una variedad ¡limitada, puesto que pueden ir desde cambiar de canal cuando llega la tanda de avisos o apagar el televisor, hasta comprar religiosamente un producto por el solo hecho de ser publicitario, o lo contrario, no adquirido por estimar que su publicidad es desagradable. Agreguemos que "la publicidad" así en abstracto, es otra variable imposible de abordar en esos términos tan

amplios. ¿A qué tipo de publicidad se está refiriendo la pregunta-. por TV, por diarios y revistas, por radio, por letreros camineros, por volantes, por "mailing", por concursos y sorteos ? ¿A la de un género o tipo de producto determinado? ¿A la que incorpora elementos eróticos en sus mensajes? Y, por último, ¿quién es "la gente"? ¿Los chilenos, todos? ¿Los que tienen poder adquisitivo? ¿Los que no lo tienen y que por lo tanto pueden reaccionar con frustración y rabia frente a ella? ¿Los jóvenes? ¿Los adultos, las mujeres, los hombres, los niños? Dada la gran diversificación que existe hoy en cuanto a gente, a publicidad y a posibles efectos o influencias, sería más correcto formular, sobre ese mismo tema, un problema así: "¿Cómo reaccionan los jóvenes de los segmentos C2, C3, D y E frente a los spots de ropa juvenil?" o "¿ Influye la publicidad erótica más que otras clases de publicidad en los adultos jóvenes?" o "¿Es recordada en mayor grado la publicidad que contiene elementos eróticos que la que no los incluye?"

Sobre temas parecidos a ésos, como también sobre cualesquiera otros, sería igualmente inservible proponer preguntas de tan corto alcance o tan especificadas como las que siguen:

"¿Qué canal de televisión tiene el noticiero más largo?" ,"¿Contiene elementos eróticos el spot publicitario del perfume 'Snif snif'?" Estas preguntas carecen de interés debido a que no son generalizables a otros casos o situaciones más allá de la que se pretende examinar. Distinto sería: "¿Se observa alguna relación entre la duración del noticiero central de los canales de TVabierta y el rating?" 0, parecidamente: "¿Hay relación entre la extensión del noticiero central y la cantidad de avisadores que aparecen en el mismo?" Y, más sabroso aún: "¿Hay alguna relación entre la duración de los noticiarios de la TV abierta y el ingreso publicitario de los mismos?" Para el caso de la publicidad: "¿ Qué género de productos tienden a utilizar más la publicidad erótica?". O: "Para un mismo producto ¿difieren los tipos de apelación contenidos en el mensaje de los spots televisívos que en el de prensa escrita y de radio"

Nótese aquí que casi todas las preguntas que tres páginas atrás fueron descalificadas porque no merecían el esfuerzo de una investigación empírica sobre ellas, se inscriben también dentro de esta categoría de interrogantes inútiles debido a que no ofrecen posibilidad de ser

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Se hace imprescindible, entonces, encontrar un equilibrio adecuado entre generalidad y precisión. Que la formulación no se vuelva inútil por exceso de vaguedad ni por ser demasiado particular o específica.

Antes de cerrar este punto, conviene advertir que en varias situaciones resulta difícil darle a la pregunta el grado de especificidad justo y preciso. Encontramos que, por más que intentamos, siempre se ve un poco amplia. Si la tratamos de precisar, nos damos cuenta de que estamos dejando fuera algunos aspectos que nos interesa investigar; si los incorporamos todos de modo explícito, la pregunta-problema se vuelve muy extensa o compleja. En estos casos existe el recurso de plantearse esa pregunta de amplitud relativa, y luego desglosarla en preguntas más específicas. Nada obliga a que el problema consista en una sola y exclusiva pregunta. Así, un problema planteado en términos relativamente generales siempre es posible, y también a veces recomendable e incluso necesario precisarlo, desmenuzarlo en subpreguntas o preguntas más puntuales que la pregunta inicial. Esto facilitará el enfrentamiento de todas las etapas

subsiguientes y, por supuesto, el encontrar respuesta a tales interrogantes. En cualquier caso, preguntas tan excesivamente amplias como las empleadas en los ejemplos precedentes no sirven ni siquiera para ser especificadas mediante subpreguntas. Son demasiado generales, demasiado abstractas, tal vez demasiado pretenciosas. Cuando hablamos de precisar una pregunta, nos referimos a una pregunta concebida como posible de investigar, que cuente con un grado de generalidad aceptable.

Otra condición, que puede parecer obvia, pero que a menudo se olvida es la claridad idiomática. No está nunca demás, una vez formulado el problema, revisar su lenguaje y redacción tratando de ponerse en el lugar de otra persona que lo leerá.

¿Aparece claramente expresado lo que se quiere realmente? ¿No hay lugar a equívocos, por términos mal empleados o por errores de sintaxis? ¿Lo que aparece escrito es lo que

realmente el investigador quiere preguntarse y responder? Tampoco hay que tratar de

deslumbrar a nadie con una pregunta que suene difícil, solamente para iniciados. El problema ha de plantearse en los términos más claros y sencillos, y de la forma más comprensible y precisa que se pueda, como para que pueda ser entendido por cualquier persona que tenga cierto grado de conocimiento sobre el tema en cuestión.

Y, para concluir con las condiciones que se le exigen a la formulación de un problema, haremos referencia a una característica que en casi todos los textos suele figurar en los primeros lugares por la importancia que se le asigna, a saber: que el problema de carácter científico debe

expresar o contener la relación entre dos o más variables. Esto ha llegado a repetirse como si se tratara de un dogma y quizás sea otro de los tributos que han de pagar las disciplinas sociales muy jóvenes por apropiarse a fardo cerrado de los métodos de las ciencias más asentadas. Pero en este curso taller de investigación en comunicación vamos a permitirnos relativizar esta verdad absoluta, aún a riesgo de caer en blasfemia.

Son muchos los casos en que si se pretende obtener conocimiento tendrán que formularse preguntas que presentan una sola variable. A través de algunos ejemplos se ilustrará mejor esta situación. Imaginemos que queremos dar respuesta a cualquiera de los siguientes problemas:

1. "¿ Cuál fue el tratamiento periodístico dado por el diario La Tercera al caso del consumo de drogas en el Parlamento?"

2. "¿Qué imagen del feminismo presenta el diario La Segunda?"

3. "¿Existe propaganda política velada en el noticiero central de canal 7?"

4. "¿Qué caracteriza el discurso político del candidato PP?"

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En la primera de las interrogantes parece claro que la variable es el tratamiento (periodístico) dado al caso de las drogas, puesto que sabemos que diario La Tercera hay uno solo y que, además, se mantendrá invariable a lo largo de todo el tiempo que dure la investigación. Este periódico es el objeto o el soporte en el cual indagaremos la variable que queremos conocer. Pero no sólo eso, sino además: ¿por qué nuestra curiosidad por estudiar el tratamiento periodístico dado a un caso?

Y es aquí donde viene lo más importante para comprender que ésta es la variable: sabemos que los tratamientos periodísticos pueden ser variados: algunos medios suelen tratar las noticias de manera opinante, otros ponen énfasis en lo netamente informativo mientras que otros remarcan lo interpretativo. Del mismo modo, distintos medios le otorgan diferente

importancia a un mismo hecho o recurren a diversas fuentes (más bien dicho, debieran recurrir, ya que en Chile la uniformidad de agendas temáticas y de fuentes llega a ser tediosa). Por lo tanto, si queremos estudiar el tratamiento dado por La Tercera, es porque suponemos que este diario le dio un tratamiento equis -dentro de una gama de tratamientos posibles- y nos interesa saber cuál o cómo fue. De existir una sola manera uniforme de tratar los hechos que ocurren, no nos plantearíamos la tarea por delante de descubrir cuál fue esa manera en un periódico determinado-. ya sabríamos que es la única forma que hay, entonces sería irrelevante - conocer cómo se materializó en un diario cualquiera. No obstante, si el problema hubiese sido el que sigue: ,¿Cuál fue el tratamiento periodístico que dieron los matutinos de Santiago al hecho del consumo de drogas en el Parlamento?,,, estaríamos trabajando con una relación entre dos variables. Variable 1: el tratamiento periodístico dado al hecho; variable 2: los matutinos de Santiago. Los matutinos son unos cuantos y pueden ser distintos en más de un aspecto, y de hecho lo son. Conjeturaremos que el tratamiento que cada uno de ellos dio al caso variará de acuerdo a ciertas características del diario del cual se trate. Cambiará el tratamiento y cambiarán también los diarios según el repertorio que conocemos.

En los problemas 2), 4) y 5) la situación es similar: la imagen del feminismo es lo que

presumimos que puede presentarse de un modo particular en el soporte La Segunda la cual, en el marco de nuestro problema, permanecerá constante. De igual manera, como los discursos políticos pueden asumir distintas formas, analizaremos el discurso del candidato PP con el fin de conocer ciertos aspectos de aquél. Respecto de la interrogante 5), las maneras de objetivizar o construir la realidad pueden ser muchas. El problema formulado se propone descubrir cómo la construye un diario específico que será nuestro objeto de estudio, el cual no contempla sufrir modificaciones de acuerdo a como está planteada la interrogante. Para la situación 3), digamos que es la propaganda política velada la que puede variar y constituir por lo tanto una variable, mientras que el noticiero señalado es el objeto en el cual vamos a estudiar la existencia de tal clase de propaganda. ¿Cómo puede variar, en este caso, la propaganda política velada? Muy sencillo: por ejemplo, existiendo o no existiendo en el noticiero. La pregunta lleva ya implícita esa posibilidad.

De acuerdo a lo anterior, entonces, podemos sostener que otra de las condiciones que debe satisfacer un problema que se someterá a comprobación científica, es la de contener o expresar la relación entre dos o más variables, o por lo menos la relación entre una variable y una constante.

Esta herejía pareciera justificarse cuando hacemos investigación en disciplinas que han comenzado a sistematizarse hace relativamente poco tiempo. Tal sucede con quehaceres como pueden ser el periodismo, la publicidad, las relaciones públicas y otras áreas de actividad ligadas a la ciencia -como tal bastante nueva también - de la comunicación. Se trata de

campos que han conseguido un grado de desarrollo conceptual todavía limitado, y que justamente por eso -más que a pesar de eso- requieren de estudios rigurosos que vayan ampliando el ámbito de conocimiento que se tiene de ellos, aunque dichos estudios a veces posibiliten sólo generalizaciones de alcance bastante limitado.

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veces sin tener claro siquiera si es que existen otras variables y mucho menos qué tipo de relación pudiese haber entre ellas. Pueden emprenderse estudios muy valiosos en el campo del periodismo, por ejemplo, que arrojen conocimiento socialmente útil sobre algunas

constantes propias de esta actividad, sin que sea necesario que además deban contribuir necesariamente a incrementar un acervo teórico apenas incipiente o el de otras disciplinas más consolidadas. En otras palabras, los procedimientos del método científico pueden y deben ser utilizados cuando quiera que, en el contexto de una disciplina, se realice una investigación a la que se le pide rigurosidad para poder llegar a resultados válidos y confiables. Cuanto más pueda investigarse y se investigue seriamente en las áreas mencionadas, más conocimiento se irá acumulando y eso es muy positivo. Tal vez de esa manera pueda acercarse el día en que toda esta información llegue a constituir un cuerpo de conocimientos sistemáticos que siente las bases para el surgimiento de nuevas ciencias a partir de estas disciplinas.

En nuestro país se han hecho interesantes estudios, por ejemplo, sobre el diario El Mercurio, varios de ellos desde una perspectiva sociológica. Recordando tan sólo uno, resulta ser una investigación en la que se buscaba dilucidar la ideología presente en ese diario durante un período de 10 años2 . Ese estudio no proponía ninguna relación entre dos variables: la única variable en juego era la ideología, a partir de la argumentación del discurso del diario, y no por ello el trabajo queda proscrito corno investigación dentro del campo de las ciencias sociales, de la comunicación y de la sociología política.

Consecuentemente, cuando queramos conocer algo interesante y siempre que seamos capaces de formular una pregunta que cumpla con todas las otras condiciones señaladas con anterioridad, podremos darnos permiso para pasar por alto la exigencia de que en el enunciado mismo del problema se contenga una relación entre dos o más variables como mínimo. Como una consideración final a tener en cuenta, digamos que para formular una pregunta que resulte interesante de responder, casi siempre el investigador tendrá que estar en conocimiento de por lo menos algunos de los conceptos que ha desarrollado la disciplina en la que se inserta el problema que se propone investigar. Si su estudio se enmarca en la comunicación, tendría que conocer nociones como por ejemplo "significación", "apropiación del mensaje", "usos de los medios", "construcción de la realidad", "audiencias activas", "tematización", entre otras

posibles. Si investiga en periodismo, manejar conceptos como "tratamiento de la información", "valoración" de la misma, "fijación de agenda", "géneros periodísticos". De otra forma, lo más probable es que se planteará una interrogante que carecerá de mayor interés en relación con cualquier área del conocimiento.

Otros Aspectos Formales en el Planteamiento del Problema

Algunos investigadores llaman "Problematización" a esta primera etapa y parece una

denominación adecuada. Porque la etapa de formulación del problema no consiste en la mera exposición de la pregunta desnuda y sola, presentada de sopetón en la hoja de papel que sigue al título del trabajo. Es algo más que eso.

Los Antecedentes

Antes de lanzar la interrogante, por bien elaborada que ya esté, siempre son bien recibidos algunos parrafitos que contribuyan a contextualizaria: algunos antecedentes sobre el tema, que sean concretos y muy cercanos al problema mismo, y que le faciliten al lector la

comprensión sobre por qué o de dónde surgió en el investigador la inquietud o la duda por buscar respuesta a su pregunta. Por ejemplo, si el problema es "¿Cómo perciben los jóvenes el canal de TV dirigido a ellos?", estos antecedentes pueden consistir en narrar brevemente que a partir de tal fecha surgió este nuevo canal con tales propósitos; que forma parte de un conglomerado de medios (una radio y revista con el mismo nombre); que los jóvenes parecen haber sido los olvidados de la TV hasta la apertura de este canal, ya que la programación dirigida a ellos siempre ha sido escasa; que las mediciones de rating para el canal no han mostrado un gran interés por verlo, y en fin, otros datos más que puedan ser pertinentes.

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Estos antecedentes, que ayudan a entender de dónde nace un interés por hacerse una

pregunta acerca de algo, constituyen una suerte de pequeña introducción al problema mismo, y son algo diferente a lo que será la introducción general al estudio -la que por lo demás suele hacerse al haberlo completado. Este breve relato, de no más de una o dos carillas, desemboca de manera natural en la pregunta concreta que es el planteamiento del problema mismo.

Las afirmaciones contenidas en esta parte tendrán que ir respaldadas, cada vez que sea necesario, por citas de las fuentes donde se obtuvo la información. ¿De qué dependerá que sea o no "necesario"? No resulta sencillo precisarlo con exactitud, pero digamos mientras tanto que esta necesidad dependerá, por una parte, de la rigurosidad que se le pide a la información que se está ofreciendo y, por otra, de cuán compartida o pública haya sido ella. Normalmente cuando se mencionan cifras, se requiere ser cuidadoso en exhibir el origen de ellas porque suelen suscitar desconfianza. Los lectores y los pares del investigador tienen el derecho a saber en qué se basa él para asegurar ciertas cosas. Y el investigador-al igual que el periodista-tiene la obligación de dar a conocer las fuentes de donde extrajo todo aquello que aparece como información que no está al alcance de cualquiera porque no se ha hecho

pública. De otra forma, su credibilidad y seriedad están en juego. Por ejemplo, en el «modelo» recién propuesto, no hace falta avalar la primera aseveración acerca de la fecha en que nació el canal porque es un dato que en un momento estuvo al alcance de la experiencia de todos los santiaguinos que contaban con aparato de televisión. Los propósitos, sin embargo, pueden no haber estado suficientemente difundidos, por lo que se requeriría manifestar dónde se

conocieron: si a través de los ejecutivos en forma directa, si aparecieron en una revista o si se tuvo acceso por cualquier otra vía. Si la fuente de información ha sido una revista, habría que citar revista, número de ella, fecha de aparición y nombre del artículo, en ese orden. Estas citas se hacen al pie de la página. La segunda proposición -que el nuevo canal forma parte de un conglomerado de medios- podría prescindir del fundamento brindado al citar su origen, ya que también es un hecho de conocimiento público que ha circulado en la prensa especializada en el tema de espectáculos. La afirmación de que los jóvenes han parecido ser los olvidados por la televisión se puede respaldar con datos fáciles de obtener: una mención del total de programas dirigidos a ellos en la actualidad, que son muy pocos. Si además se incluyen los de los últimos años, la lista no se incrementará notablemente en términos de esfuerzo desplegado para completarla. Y, por último, la aseveración sobre el rating obtenido por el canal es

fácilmente certificaba citando las cifras sobre mediciones que se publican semana a semana en la revista "Wikén",. En otras palabras, esta mini introducción al planteamiento del problema tiene que contener antecedentes veraces y respaldados, no meras especulaciones o afirmaciones basadas en prejuicios, en buenos y malos deseos o en impresiones no comprobadas.

Límites de la Investigación

Forma parte también de esta fase de "Problematización" una corta advertencia acerca de los límites o alcances que tendrá la investigación propuesta. En este acápite, en primer lugar se aclaran o se precisan algunos de los términos contenidos en el planteamiento de¡ problema que, a estas alturas iniciales, puedan inducir al lector a abrigar aspiraciones muy altas, erróneas e infundadas sobre lo que se va a investigar. Se delimitan o se precisan de modo más bien general, esto es sin entrar en detalles, algunos aspectos puntuales que se abordarán en torno al problema planteado, En seguida, se fijan los límites en espacio y tiempo que abarcará el estudio. Esto es, en qué región, ciudad, comuna o barrio se llevará a efecto el trabajo, y qué período será el que se estudiará: ¿sólo el momento actual? ¿el último año? ¿los últimos 3, 4, 10 años, para hacer un estudio evolutivo? Por supuesto que la decisión sobre el lapso por abarcar dependerá de los propósitos de la investigación y de la manera en que, de acuerdo a éstos, se haya formulado el problema.

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investigación se llevará a cabo en tal ciudad o ciudades, y que abarcará sólo el momento actual.

Justificación

Y para concluir con la "Problematización", es necesario justificar la importancia o el interés que reviste nuestra investigación. En otras palabras, por qué hemos decidido investigar lo que hemos anunciado. Esta importancia no tiene por qué estar ligada a una gran epopeya cuyo destino será cambiar el mundo. Basta con que el investigador explique por qué el tema despierta curiosidad en él, qué cosa piensa que su estudio puede aportarle a su propio saber, al conocimiento de la disciplina en que él se desenvuelve o al desarrollo de su actividad profesional. Si por añadidura puede proyectarse a la humanidad toda, en buena hora.

Algunos autores consideran la formulación de objetivos como uno de los elementos que forman parte del planteamiento del problema. En este curso, sin embargo, la veremos como una etapa aparte por derecho propio, ya que tiene la relevancia, complejidad y especificidad suficientes como para destinarle un capítulo separado.

RESUMEN

Formular bien el problema es decisivo para el desarrollo posterior del trabajo, lo que redundará en ahorro de tiempo y esfuerzo. Un problema bien planteado consiste necesariamente en una pregunta dirigida a producir conocimiento nuevo acerca de algo; su respuesta tendrá que ser buscada y encontrada en el mundo de los hechos "experienciables" -que no es lo mismo que "experimentables"- mediante procedimientos de observación empírica. Los términos

contenidos en él son descriptivos y de un alcance que presenta equilibrio entre la generalidad y la precisión. En la exposición de la pregunta se usa un castellano preciso y correcto, tanto en las palabras como en la sintaxis. Su planteamiento expresa una relación entre dos o más variables, pero también puede referirse a la relación entre una variable y otro elemento que permanece inalterado. El problema tiene que satisfacer todas y cada una de estas

condiciones. De otra forma, la investigación se verá atascada en algún punto.

La etapa de "Formulación del Problema," se designa también como "Problematización" dado que incluye más elementos que la sola pregunta. En esta fase se explicitan además, y en el siguiente orden:

• Los antedecentes que han dado origen a la pregunta

• La pregunta misma, que emana de esos antecedentes

• Los límites que el investigador ha establecido a su trabajo

• La justificación del estudio.

SUGERENCIAS

Si ya formuló su problema: ¿Le parece que está correctamente planteado? Veamos, trate de revisarlo a la luz de cada uno de los requerimientos que se han expuesto más arriba. Es seguro que estos pocos instantes le significarán muchas horas y dolores de cabeza que va a ahorrar en un futuro cercano.

• ¿Está planteado en forma de interrogante?

• ¿Es un problema -o una pregunta- que al resolverlo generará conocimiento nuevo?

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• ¿Es una pregunta -o preguntas- que para ser respondida amerita una investigación rigurosa, siguiendo determinados pasos metodológicos, o simplemente es posible de responder mediante un par de llamadas telefónicas o una entrevista de 10 minutos?

• Tal como está formulada esa pregunta ¿es posible que su(s) respuesta(s) pueda(n) ser comprobada(s) en el mundo de los hechos reales?

• ¿El planteamiento es lo suficientemente preciso como para que el problema sea

abordable? ¿Pero contiene a la vez algún elemento que sea generalizable como para que la investigación no se vuelva inútil por irrelevante?

• ¿Su problema expresa a lo menos la relación entre una variable y una constante o, en el mejor de los casos, una relación entre dos variables?

Recuerde presentar su "Problematización" completa, ciñéndose al orden expuesto más arriba en el Resumen.

Quezada M., María Isabel. "Notas prácticas para la Investigación en la Comunicación". Facultad de Ciencias de la Comunicación y la Información. Universidad Diego Portales. 1997

Capítulo 2

Habiendo planteado su problema, el investigador ya domina una idea bastante precisa de aquello que quiere investigar. Lo que necesita ahora es algo que lo guíe de un modo más certero en los pasos subsiguientes de su estudio. Y con este fin se propone algunos objetivos.

Cuando fijamos ciertos objetivos a la investigación, lo que estamos haciendo es definir ciertas metas que procuramos alcanzar con ella y, por lo tanto, descartando otras que por el momento no nos va a interesar conseguir. En otras palabras, de algún modo estamos estableciendo de manera clara cuáles son las aspiraciones que pretendemos se hayan hecho realidad una vez terminado el ciclo que ha comenzado con el planteamiento del problema. Los objetivos tienen a lo menos cuatro papeles muy precisos dentro del proceso de investigación: uno de ellos es el de acotar en forma más precisa cuáles son las fronteras hasta donde llegará nuestro estudio. En este sentido, contribuyen a especificar aún más el problema planteado. Otro, servir de guía, a lo largo de toda la investigación, para no apartarnos de lo que nosotros mismos como investigadores hemos decidido alcanzar. Especialmente respecto de las hipótesis, los objetivos específicos constituyen una especie de "ancla" para ellas: una investigación queda "coja" en caso de que las hipótesis se aparten de ellos. La totalidad de las hipótesis propuestas tienen que encontrar su correlato en alguno de los objetivos. Un cuarto, servir de referencia, cuando el trabajo se acerca a su fin, para evaluar si hemos logrado o estamos logrando lo que nos habíamos propuesto en los comienzos. Y si no es así, corregir el rumbo a fin de encaminarnos a alcanzar lo que perseguíamos.

A estas alturas es bueno insistir sobre la idea de lo difícil que resulta para quienes por primera vez -y a veces por segunda y tercera también- acometen la tarea ardua de investigar, mantenerse dentro de las líneas que ellos mismos determinaron cuando propusieron un problema. Con mucha frecuencia ocurre que al momento de plantear las hipótesis ya han olvidado no sólo cuál es el problema específicamente planteado, sino también la necesidad de tenerlo delante de los ojos para proponer hipótesis que se atengan directamente a lo que él plantea.

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encontrada para éste, dichos objetivos no podrían lograrse como producto de ella: corresponden a otro problema o tipo de problema que no ha sido propuesto dentro del estudio en cuestión. Son objetivos que "se arrancan" del problema a investigar. Veamos a modo de ejemplo un problema para el que se propondrán objetivos centrados en el mismo y otros que se alejan de él.

"¿Qué uso hacen los niños de dos a siete años de los spots publicitarios dirigidos a adultos?"

Objetivos:

1 . Descubrir si los niños entre dos y cinco años utilizan los avisos publicitarios de TV dirigidos a los adultos.

2. Determinar cuáles son los usos que los menores hacen de dichos avisos.

3. Establecer la ocurrencia temporal del uso: antes de la exposición, durante o después de ella.

4. Distinguir las modalidades que asume el uso: ya sea antes (por ejemplo, expresar anticipadamente interés por ver determinado spot)-, durante (exponerse a él concentrando gran atención); o después de la exposición (repetir sus canciones o "jingles"; repetir frases; imitación de personajes, gestos o escenas).

5. Distinguir si existen diferentes usos según el sexo de los menores.

6. Distingir si existen usos diferentes de acuerdo a distintos rangos de eda- des: 2 a 3, 4 a 5 y 6 a 7 años.

7. Dilucidar si hay una relación entre utilización de los spots y cantidad de horas de exposición a la TV.

8. Determinar si hay diferencias en el uso según las características de los spots publicitarios.

9. Conocer en qué situaciones los niños tienden a hacer uso de los avisos.

10. Conocer qué percepción tienen los pequeños de la publicidad en TV.

11. Determinar cómo son percibidos dichos avisos por parte de los padres de esos pequeños

12. Establecer si la violencia de los dibujos animados influye en los niños.

13. Evaluar en qué medida influyen esos spots en la decisión de compra de los productos publicitarios por ellos.

Desde el objetivo # 1 hasta el # 9, incluído, es evidente que todos se refieren

(13)

mismos. Como se ve, ése no es nuestro problema sino otro diferente: ya se sale del uso que los niños dan a los spots dirigidos a adultos. Ese uso podría llegar en algún caso extremo hasta un berrinche para persuadir a la mamá de que adquiera algún artículo de los publicitarios, pero la decisión de compra ya no es un uso del aviso por parte del niño.

A esta altura conviene hacer una salvedad: puede haber objetivos que no aparezcan directamente vinculados al problema, pero que no por eso nos lleven hacia otro problema distinto. Se trata en este caso de objetivos que se van a lograr digamos "por añadiduras" esto es, se obtendrán como resultado de la investigación pero su verdadera realización se encuentra más allá del proceso mismo. Comúnmente son objetivos de tipo general y de más largo plazo. Un ejemplo de ellos -en el contexto de los que se han mostrado- podría ser

"Proponer nuevas formas de elaboración de spots para mejorar el alcance hacia el público adulto a través de los niños". (Aquí debe advertirse que un objetivo así puede ser considerado maquiavélico, pero valga como ilustración.)

• Si se observan con un poco de atención los objetivos recién expuestos, se verá que todos muestran una característica común, y ésta es que se enuncian partiendo con un verbo en forma de infinitivo: descubrir, conocer, determinar, describir, averiguar, establecer, indagar, evaluar, investigar, distinguir, jerarquizar, analizar, etc. La formulación correcta de un objetivo tiene que hacerse siempre a través de un verbo como en la forma señalada. Esto es así por una convención basada en la lógica, cuyo origen no examinaremos aquí. Podrá argumentarse que parece igualmente lógico utilizar un término sustantivo como podría ser "el descubrimiento de si los niños de 2 a 6 años utilizan los avisos publicitarios..." en lugar de "descubrir si los niños ... "(objetivo # l); o "determinación de los usos que los menores hacen de dichos avisos" en vez de "determinar cuáles son los usos..." (objetivo # 2). Es cierto, esta modalidad puede que no ofenda la lógica pero no es la que se acepta formalmente como manera de explicitar objetivos3.

Consecuentemente, un objetivo que no esté expresado según esa convención es un objetivo incorrecto. Los peores en este sentido son aquellos que se expresan como preguntas, como frases inconclusas o, a veces, como títulos de temas. Algunos ejemplos de los primeros: "Cómo son percibidos dichos avisos por parte de los niños" o "Qué relación hay entre horas de exposición a la TV y uso de los spots" ,"Qué percepción tienen los niños de la publicidad en TV". De los segundos: "Si los niños entre 2 y 6 años utilizan los avisos publicitarios dirigidos a adultos"; "Si hay diferencias en los usos según el sexo de los menores". Y ejemplos de¡ tercer caso: "Los usos que hacen los menores de los avisos de TV dirigidos a adultos" "Las situaciones en que los niños tienden a hacer uso de los avisos"; "Diferencias en los usos según el sexo de los niños". Ninguno de todos estos enunciados puede considerarse un objetivo debido a la forma en que están planteados.

• Los objetivos, además, han de ser alcanzables. No es raro que por inexperiencia los estudiantes se planteen a sí mismos objetivos tan grandiosos y difíciles de lograr, que si los mismos fueran propuestos por el profesor, probablemente los estimarían como un signo de persecución arbitraria. A la hora de establecer cada uno de los objetivos que persigue con su trabajo, el investigador tiene que considerar la posibilidad concreta de alcanzarlo. En este sentido es que a los objetivos se les pide, o más bien se les exige, que sean realistas, lo que significa algo tan simple como eso: que realmente se puedan conseguir en el marco de la investigación en curso. Cualquiera de los objetivos presentados desde el # 1 al # 13 es realista, independientemente de su grado de relación con el problema que los precede.

3

En algunos campos de actividad, como por ejemplo la pedagogía, se encuentran a veces objetivos enunciados de una manera equivalente como la que sigue: "Que el alumno reconozca (o que el alumno distinga, identifique, comprenda, etc.) los elementos que componen una célula". Esta modalidad no puede considerarse incorrecta, el objetivo está expresado como verbo, aunque no en modo infinitivo- y es adecuada a los fines del proceso de aprendizaje. Pero más de acuerdo con la convención es la forma, tambien usada: "Al finalizar el curso el alumno será capaz (o estará en condiciones) de:

• Reconocer los elementos que componen una célula

• Distinguir las partes de cada elemento celular

(14)

Un ejemplo de objetivo inalcanzable dentro del mismo problema, podría ser: "Investigar las razones que mueven a los pequeños para hacer distintos usos de los spots"; o "Describir los factores inconscientes que intervienen en el uso de los spots que hacen los niños". El primero es inalcanzable por cuanto ni en los adultos es posible esperar que exista claridad sobre las razones por las que utilizan de una u otra forma los mensajes de los medios de comunicación. Más aún, un adulto ni siquiera está al tanto de que los utiliza, de modo que una pregunta para que diese una razón sobre ello tal vez lo sorprendería y lo movería a pensar que se trata de una broma. Pero suponiendo que codificáramos la pregunta en términos como para dirigírsela a los niños, ¿dispondrá, un preescolar de dos a cuatro o cinco años, del repertorio lingüístico como para dar una respuesta que nos satisfaga? El segundo no es posible de lograr dentro de los límites de una investigación en comunicación como las que haremos en este curso. Ya requiere de un equipo interdisciplinario puesto que habría que llegar hasta escudriñar elementos del inconsciente, para lo cual se presume que los sicólogos están habilitados en mejor forma que los comunicadores. Cada quien sabe lo suyo.

Hay que aclarar quo ciertos objetivos no pueden ser logrados debido a que desbordan las posibilidades de una investigación determinada, ya sea por razones de tiempo, de recursos -humanos, económicos, o de otra índole-, de circunstancias del momento o de propósitos de los investigadores, como es el caso de este curso en que lo que nos mueve es el interés por investigar en comunicación. Pero esos mismos objetivos podrían ser realistas o alcanzables en el contexto de otra investigación, en otra circunstancia y con otros fines. Hay en cambio objetivos que no son alcanzables en ninguna investigación debido a que no existen técnicas que permitan hacer las observaciones necesarias para llegar al logro de ellos. Tales técnicas tienen que ser accesibles y aceptadas por la comunidad científica o por quíenes son reconocidos como investigadores de la disciplina. Pero nos estamos acercando mucho al tema de las hipótesis, todavía prematuro.

• Y esto nos lleva de la mano a otro requisito: frente a cada uno de los objetivos que va proponiendo, el investigador debe hacerse de inmediato la pregunta: «¿Cómo lo voy a alcanzar?». Porque un objetivo puede sonar teóricamente muy alcanzable para el investigador, pero ya no tanto si es que hace un esfuerzo por imaginar en concreto cómo va a proceder en la práctica para llegar hasta ese objetivo: de dónde obtendrá los datos o la información para lograrlo; si esa información existe, y si estará o no disponible para él; qué procedimientos o técnicas empleará para recoger dicha información; si tales técnicas son aceptables (académica y éticamente); si él las domina o las dominará en el momento en que las deba emplear. En los dos objetivos presentados como ejemplos hace poco -sobre las razones y los motivos inconscientes de los niños-, si nos hubiéramos hecho esa pregunta y considerado los criterios o condiciones subsiguientes, de seguro habríamos descartado ambos objetivos, sin que nadie nos lo hubiese sugerido, por la simple razón de no saber cómo alcanzarlos.

(15)

usarán en la recolección de los datos. Lo importante en este punto es que haya sido posible darnos cuenta de que tal o cual meta no se alcanzó.

Como ejemplo de imposiblilidad de verificación, pensemos en el objetivo # 8 y supongamos que estuviese planteado así-. "Analizar si las características producen diferencias". ¿Cómo podría saberse si es que se logró algo tan vago? ¿A qué características alude? ¿De qué diferencias habla? ¿Se pretende llegar a "analizar" o solamente a "descubrir"? Porque ambas actividades del intelecto son distintas, muy distintas, y eso también debe estar considerado en la formulación correcta de un objetivo. Entonces, para poder verificar si se produjeron o no todos estos logros, necesitamos proponernos objetivos tan claros, tan concretos y tan precisos, que sea posible cotejar cada uno de ellos con los resultados que hemos obtenido de nuestro trabajo. Ahora bien, esta confrontación entre objetivos y actividades del proceso investigativo debiera realizarse a lo largo de todo el estudio a fin de evitar desviarnos o dejar alguno olvidado; pero es particularmente importante en el momento de plantear las hipótesis y, posteriormente, cuando se están recogiendo los datos ,en terreno» o desde nuestro objeto de estudio. Ya veremos que las hipótesis tienen que ir estrechamente ligadas con los objetivos, de modo que ninguna de ellas quede huérfana respecto de ellos. Y aunque los datos se recolectan en función de la comprobación de las hipótesis, siempre es recomendable revisar directamente que no vaya a quedar sin recoger alguna información relacionada con el logro de un objetivo en particular. Esto último podría significar que alguna hipótesis permanece desvinculado de los objetivos, y sería el momento de enmendar eso.

• Y antes de terminar con este tema: hasta este minuto hemos estado hablando de objetivos en forma genérica, sin hacer distinción acerca de su alcance, es decir, del grado de generalidad o de precisión que cada uno de ellos anuncia en cuanto a lo que pretende alcanzar. Un trabajo de investigación comúnmente necesita plantearse objetivos de tipo general y de tipo específico. Los objetivos generales se refieren a los logros o metas de carácter global que se espera obtener como producto del estudio. El logro de esta clase de objetivos es muy difícil, si no imposible, de evaluar o medir en forma directa. En los ejemplos propuestos, los objetivos 1 y 2 podrían clasificarse como generales. Los objetivos específicos, en cambio, aluden a metas más precisas y concretas, las que han de ser alcanzadas con vistas al logro de los objetivos generales. En otras palabras, los objetivos generales se alcanzan a través de la consecución de los específicos. Estos últimos objetivos son los que han de medirse o evaluarse y por eso es tan importante su clara y adecuada formulación. Los ejemplos desde el 3 al 10 son específicos ya que definen con más exactitud ciertos aspectos precisos que se procurará conocer: momento del uso, modalidad que asume el uso; diferencias en cuanto a sexo y también a edad; diferencias según características de los avisos, etc. No está de más subrayar la conciliación estrecha que tiene que existir entre ambas especies de objetivos.

RESUMEN

Los objetivos son las metas que se habrán logrado al finalizar el trabajo de investigación, las que pueden ser de carácter general y también específico. Es indispensable formularlos de manera explícita para no desviarse del camino trazado. Tienen que estar vinculados directa y estrechamente con la pregunta constituyente del problema, y anunciarse partiendo con un verbo en su forma infinitiva. Tienen que poder alcanzarse, para lo cual han de ser realistas. Ya, al momento de formularlos, hay que tener en la mente el o los procedimientos prácticos y concretos que permitirán alcanzarlos. Como resulta necesario saber si fueron logrados o no, los objetivos han de ser también posibles de verificar o medir. Es por eso que su formulación tiene que ser clara, precisa y concreta.

SUGERENCIAS

Formule objetivos generales (dos o tres) y específicos (varios más) referidos a su investigación.

Destine unos minutos a revisarlos uno por uno a la luz de los puntos recién tratados:

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• ¿Recordó que se formulan comenzando su enunciado con un verbo? ¿Le parece que son alcanzables, tal como los visualiza en este momento?

• ¿Son realistas?

• ¿Ha pensado cómo procederá para lograrlos? ¿Tendrá, por ejemplo, acceso a la información requerida para alcanzar cada uno de ellos? ¿Dispondrá de ciertas técnicas o de otros medios que pueden ser necesarios para su consecución?

• ¿De qué manera podrá percatarse o evaluar que los logró?

• ¿Encuentra que están expresados de manera clara, precisa y concreta?

Referencias

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