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Huelga General. Salta, abril de 1949

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Cuerpos al mando de peninsulares Nº de efectivos

Real Cuerpo de Marina (veteranos) 482

Real Cuerpo de Artillería (veteranos) 219

Fijo de Buenos Aires (veteranos) 167

Dragones de Buenos Aires (veteranos) 196

Blandengues de Buenos Aires (veteranos) 147

Milicias Provinciales (milicianos, artillería) 100

Unión (milicianos, artillería) 39

Indios, morenos, pardos (milicianos, artillería) 426

Maestranza (milicianos, artillería) 221

Tercio de Asturianos y Vizcaínos (milicianos, infantería) 446

Tercio de Gallegos (milicianos, infantería) 10

Tercio de Andaluces (milicianos, infantería) 431

Tercio de Catalanes (milicianos, infantería) 83

Tercio de Montañeses (milicianos, infantería) 231

Cazadores Correntinos 84

Cuerpo de Castas (milicianos, infantería) 32

Cazadores (milicianos, caballería) 219

Total 5.209

Cuerpos al mando de criollos Nº de efectivos

Granaderos (milicianos, infantería) 107

Cuerpo de Patricios (milicianos, infantería) 1.39

Cuerpo de Arribeños (milicianos, infantería) 43

Húsares (milicianos, caballería) 70

Migueletes (milicianos, caballería) 193

Tercio de Labradores (milicianos, caballería) 332

Escolta general (milicianos, caballería) 71

Total 3.067

Cuadro 1. Número de efectivos según el origen de su dirección (1806)

Fuentes: Documentos para la historia argentina, Facultad de Filosofía y Letras, Tomo XII, pp. ;Nuñez, Ignacio: Noticias históricas, Orientación Cultural Editores, Buenos Aires, 192 (1era edición en 182), Tomo I, anexo I; Roberts, Carlos, Las invasiones

Gabriela Estela Sánchez (UNSA)

Carlos Fernando Abrahan (UNSA)

Huelga General. Salta, abril de 1949

Lucha de clases

Resumen:

Con base en una abundante relevamiento empírico, los autores describen la huelga general provincial salteña de 1949 en el contexto de la lucha política entre el gobierno nacional y el gobierno provincial. Examinan el papel de los diferentes actores del gobierno de Cornejo y de la CGT local, así como también las consecuencias del hecho.

Palabras clave:

huelga general – peronismo – oposición política

Abstract

Based on an abundant empirical revision, the authors describe the general strike in the Province of Salta during 1949 in the context of the politi-cal struggle between the national government and the provincial govern-ment. They examine the role of the different actors of the Cornejo´s government and of the local CGT. They also examine the consequences of the fact.

Key words

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Los prolegómenos de la huelga (12-17 de abril de 1949)

El martes 12 de abril, por la noche, se realizó una reunión de sindicatos1 en la sede de la Confederación General del Trabajo (Regional-Salta) que decidió enviar las resoluciones tomadas al gobierno peronista de la provincia (Diario Norte –en adelante N-, 16-4-49).

El miércoles 13, la C.G.T. mediante nota dirigida al Goberna-dor de la Provincia Lucio Cornejo Linares (1946-1949), solicitaba la renuncia del Ministro de Economía, Finanzas y Obras Publicas, Ing. W. Dates; la exoneración del Director General de Comercio e Industria Guillermo A. Schmidt; la derogación de los decretos del 27 de marzo referidos a los artículos de primera necesidad y a la bebida sin alcohol y reclamaba que quedaran en vigencia la lista de

1Según el diario La Provincia, (14-4-49) asistieron dieciocho

organizacio-nes sindicales: Confederación General de Trabajadores del Estado, Feder-ación de Obreros y Empleados Telefónicos, Unión Obrera de la Construc-ción, Unión Obrera Metalúrgica, Sindicato de Transporte Automotor, Asociación Obrera Textil, Centro de Carpinteros y Anexos, Sindicato de Luz y Fuerza, Sindicato de Obreros Municipales de Salta, Sindicato de la Madera, Centro de Conductores de Coches de Plaza, Sindicato de En-fermeros y Enfermeras de Salta, Sindicatos del Servicios Doméstico, Sin-dicatos de Obreros y Empleados Vitivinícolas, Sindicato de Sastres, Cos-tureras, Gremios Autónomos, Unión Ferroviaria, Sindicato del Petróleo. La mesa está presidida por Jiménez (Secretario General de la CGT, de Telefónicos), Dolores Canizares (Secretario Adjunto, del Estado), Julio Serapio (Actas, Vitivinícola) y José. H. Lescano (del Comercio).

precios de enero de 1949 y el decreto Nº 8.167 del 4 de febrero 1948 de precios máximos de las bebidas sin alcohol (N,28-4-49).

La Confederación señalaba lo siguiente: “En caso de que el pedido no sea satisfecho hasta el día 18 del corriente mes y año a horas 12, se realizará un paro general por tiempo indeterminado”. Y continuaba diciendo: “que las autoridades de la provincia se abs-tengan a tomar represalias, como la detención de obreros, por las medidas adoptadas”. Finalmente expresaban: “Hacemos notar que esta resolución se toma ante el fracaso de las reiteradas gestiones realizadas por esta entidad con las autoridades de la provincia, es-pecialmente con el señor Ministro de Economía, Finanzas y Obras Publicas Ing. Juan W. Dates sobre el problema de la carestía de la vida” (N, 28-4-49). Ese mismo día se constituyó el Comité de Huelga. La asamblea de la C.G.T. tuvo carácter permanente. En la asamblea de los obreros municipales se denunciaron intimidacio-nes de la policía y los agentes policiales fueron obligados a retirarse (Diario La Provincia –en adelante, LP-,14-4-49).

El jueves 14 de abril, mediante un comunicado, el Comité de Huelga asumió plenos poderes al frente del movimiento. Confir-mó la adhesión de sindicatos de la capital y del interior, expresó que de existir un intento de intervención de la C.G.T. - Central, desde Buenos Aires, la huelga sería declarada de inmediato. El co-municado estaba firmado por José Jiménez (Secretario General de la C.G.T) y Julio Serapio (Diario El Intransigente –en adelante, EI -y LP,16-4-49). La Mesa Directiva de la C.G.T. se reunió en la Casa de Gobierno con el Ministro de Gobierno, Justicia e Instrucción Pública, Julio Díaz Villalba, quien intentó hacerlos deponer su ac-titud. Sin embargo, la Mesa respondió que la decisión de la huelga estaba en manos del Comité, y que éste no aceptaba levantar la medida tomada. En la reunión, el Senador Nacional peronista Er-nesto Bavio (perteneciente a la facción peronista del gobernador) exhortó a los obreros a no concretar la huelga (EI y LP,16-4-49).

El viernes 1 de abril, en el local de la C.G.T., el Comité de Huelga llevó a cabo una sesión. Desde el momento en que se adop-tó la resolución de huelga, la sede fue vigilada por la División de Investigaciones de la Policía Provincial, que registraba la entrada y salida del lugar (EI,16-4-49). Ese mismo día, la C.G.T recibió por intermedio del Diputado Provincial José Cirilo Sosa y el Se-nador Provincial Juan Avellaneda (quien también es presidente de la Unión Ferroviaria) una invitación para dialogar con el Bloque de Senadores y Diputados peronistas, con la intención de conciliar sobre la cuestión del paro. El comité de huelga rechazó cualquier

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conciliación (EI y LP, 16-4-49). La C.G.T. informó que había sido enviado al Presidente de la Nación y al Ministro del Interior un extenso memorial donde señalaban las gestiones realizadas desde hacía tiempo frente a funcionarios del gobierno provincial; tam-bién se realizaban cargos en contra de Dates y Schmidt (EI y LP, 16-4-49).

Por su lado, el gobierno expresaba a través de la prensa que se garantizaría el orden público y el derecho al trabajo en todo el territorio de la provincia. Manifestaba, por intermedio del Ministro Díaz Villalba, que los servicios públicos no serían interrumpidos y se aseguraría la tranquilidad pública por medios legales, que cum-pliría con sus deberes constitucionales y haría respetar las leyes en vigor (N, 16-4-49). El gobierno movilizaba la policía y esperaba los acontecimientos, pues no aceptaba el emplazamiento de la C.G.T. La Delegación Regional del Ministerio de Trabajo y Previsión no intervino (EI, 16-4-49).

Al mismo tiempo, desde hacía varios días existía un conflicto entre el gobierno y los empleados de policía. El 16 de abril, una co-misión de los “Empleados de Policía y anexos” había publicado en los diarios un pliego de condiciones al gobierno. Aclaraban que no se trataba de una protesta contra el gobierno nacional o provincial, sino contra del desmejoramiento de la calidad de vida de los agentes de policía. A pesar de esto, declaraban que en caso de no satisfacer sus pedidos hasta el día 18 a las 13 hs, se realizaría un paro general por tiempo indeterminado, en las dependencias que correspondie-ran a cada empleado (EI y LP, 16-4-49). Al día siguiente, los seis miembros de la comisión fueron detenidos e incomunicados y se le aplicaron las sanciones previstas en el reglamento de la policía (N, 17-4-49). Luego, miembros del Comité de Huelga de la C.G.T. y su representante legal intentaron ver a los policías detenidos, sin lograrlo (EI, 16-4-49). Por su lado, el gobierno minimizó el hecho y expresó que tenía absoluta confianza en la lealtad y disciplina de la policía (N, 17-4-49).

El sábado 16, por la mañana, el Diputado Nacional peronista por Salta, Ricardo San Millán (miembro de la facción peronista, Lista Roja, opositora al gobernador Cornejo) se presentó en el lo-cal de la C.G.T para ofrecer apoyo a los huelguistas. Sin embargo, no le permitieron entrar al local y le pidieron que se retirara (N, 17-4-49). Este diputado había enviado un pedido de intervención federal a la provincia de Salta (LP, 16-4-49).

Se reiteraron acciones para evitar la huelga. En esta ocasión, se reunió con el Comité de Huelga el Senador Provincial peronista

Carlos Xamena, ex dirigente del Sindicato de Enfermeros y Enfer-meras de Salta, quien declaró que si no se solucionaba la cuestión, renunciaría a su cargo. El fracaso de sus gestiones ante el Comité, que se mantuvo con sus peticiones, llevaría a la renuncia del Sena-dor (EI, 17-4-49).

A partir del día 16, se publicaron en los diarios2 las diferentes posiciones tomadas en asambleas por las organizaciones obreras con relación al paro por tiempo indeterminado decretado por la C.G.T. Regional-Salta. Estuvieron a favor y adhirieron al mismo3: Unión Obrera de la Construcción4 (Seccional Salta), Unión Obre-ra Metalúrgica, FedeObre-ración de Obreros y Empleados Telefónicos, Confederación General de Trabajadores del Estado, Sindicato de Transporte Automotor, Sindicato de Obreros Rurales de Metán, Fi-lial Metán de Trabajadores del Estado, Obreros de Oficios Varios de Campo Quijano, Asociación Obrera Textil6 (Seccional Salta), Centro de Carpinteros y Anexos (madereros y carpinteros)7, Sindi-cato de Luz y Fuerza, SindiSindi-cato de Obreros Municipales de Salta, Sindicato de la Madera8, Sindicatos de Obras Sanitarias y el Centro de Conductores de Coches de Plaza.

Se solidarizaron con la huelga, por medio de una nota firmada por más de cien personas, los vecinos de barrio Este (LP, 17-4-49) y con un documento, en tono conciliador, el Partido Laborista (EI, 18-4-49). No adhirieron a huelga de la C.G.T. los siguientes sindicatos: Sindicato del Cemento Pórtland9, Sindicato de Enfer-meros y Enfermeras de Salta, Sindicato de Obreros Municipales de

2Esta nómina se establece sobre la base de los diarios Norte (16 y 17 de

abril), El Intransigente (16, 17, 18 de abril) y La Provincia (17 de abril).

3Posiblemente adhirieron: Sindicato de Sastres, Costureras y Afines,

dicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas, Gremios Autónomos y Sin-dicato del Petróleo.

4Cita todas las ramas: albañiles, pintores, mosaístas, ladrilleros y

cloaquis-tas. Su Secretario General es Santos M. Tello.

Su delegado es de apellido Aguilar.

6Julio. P. Gómez es su Secretario General y Marcelino Abracalte,

Secre-tario de Actas.

7Lorenzo Coro era su Secretario Interino y Demetrio Díaz, Secretario de

Actas.

8Fabio López era su Secretario General y Barlan Ávila, su secretario de

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General Güemes10, Sindicato de Obreros del Azúcar de San Isidro, Sindicatos de Obreros de la Carne, Sindicatos de Mozos, Cocine-ros y Anexos, Sindicatos de ObreCocine-ros de Vialidad de Salta, Centro de Empleados y Obreros de Comercio, Sindicatos del Servicio Do-méstico, Sindicato de Obreros Panaderos y Afines de Salta. Según la C.G.T. estos gremios carecían de fuerza para oponerse al paro (LP, 17-4-49).

Por su parte, La Fraternidad dijo no tener información sobre el paro (N, 16-4-49) y la Unión Ferroviaria11 se adhirió moralmente. Los dirigentes del Sindicato de Obreros Municipales (según de qué diario provenga la información) fueron “intimidados” (LP, 17-4-49), “amenazados” (EI, 17-4-49) ó “reconsideraron su posición” (N, 17-4-49), en una reunión con el Intendente interino, frente a la huelga del 18 de abril. Luego el sindicato confirmó que apoyaría la medida (EI, 18-4-49). Por otro lado, no adhirió a la medida el Centro de Comerciantes Minoristas de Salta.

Ese día presentó la renuncia voluntaria e indeclinable a sus fun-ciones el titular de la Dirección General de Comercio e Industria de la Provincia, Guillermo. A. Schmidt, uno de los funcionarios impugnados por la C.G.T. local y el Comité de Huelga (N, 17-4-49). El diario EI confirmó su renuncia.

El domingo 17, se confirmó la desautorización del “movimien-to huelguístico” por parte de la C.G.T. Nacional; no obstante la C.G.T Regional-Salta y los miembros del Comité de Huelga ex-presaron que continuarían con la medida adoptada (N, 17-4-49). Se habló de la pronta llegada de un delegado de la C.G.T-Central. El gobierno esperó con hermetismo el comienzo de la huelga (EI, 16-4-49).

Lunes 18 de abril: inicio de la huelga

Después de las 12 hs, anunciada por el estallido de bombas en los diarios, comenzó la huelga. Numerosos grupos de obreros se concentraron en el local de la CGT de la calle Alvarado 1130, entre Jujuy y Arenales, (N, 19-4-49). La huelga se había iniciado con la adhesión de catorce gremios (EI, 19-4-49). Instantes más tarde los trabajadores pararon la usina de la ciudad y cortaron el suministro de energía. Se detuvieron las actividades y comunicaciones (la emi-sora de radio y las comunicaciones telegráficas). Los trabajadores

10Pedro Salinas era su Secretario delegado.

11Juan. A. Avellaneda era su Presidente y Pedro A. Saldeño, su secretario.

de la Compañía Argentina de Teléfonos adheridos interrumpieron las comunicaciones telefónicas (N, 19-4-49). También los choferes y guardas detuvieron los transportes, hicieron descender a los pasa-jeros y guardaron las unidades en las respectivas empresas. La can-tidad de obreros en las inmediaciones de la C.G.T. local crecía (EI

19-4-49). Muchos comercios cerraron las puertas por instrucciones del gobierno (EI 18-4-49).

“Mientras recorría la ciudad un camión altoparlante de la C.G.T. pro-pagando detalles sobre el movimiento, era seguido por un camión cana-diense de la policía (...) cuando el vehículo de los obreros se acercaba a la sede de la organización, el camión canadiense paró y el personal del mismo trató de detener a los ocupantes del vehículo ante lo cual los obre-ros que se hallaban en el local de la C.G.T., reaccionaron y a viva voz pidieron que no se tomaran medidas represivas. También se notó que el gobernador de la provincia, el presidente del senado, señor Espelta y otros funcionarios, acompañados de agentes armados recorrían las calles de la ciudad en automóviles particulares. En esos momentos en el local de la C.G.T. habíanse reunido 800 obreros aproximadamente” (EI 19-4-49).

A las 13 hs, la concentración obrera en el local de la C.G.T. par-tió en manifestación por las calles de la ciudad (por la calle Pellegri-ni, llegando hasta la calle Tucumán). Uno de los diarios calculaba que la columna era, a las 13:30, de cinco mil obreros. La intención era bajar por calle Buenos Aires hasta la Casa de Gobierno. La movilización se dividió en dos grupos, uno siguió por la calle Tu-cumán y otro por San Luis. El movimiento en la central de policía era intenso (EI 18-4-49). Un escuadrón de seguridad de la policía instó a la columna a disolverse, en calle Tucumán esquina Florida, para que no llegasen a la Casa de Gobierno. Ante la negativa de la movilización, el escuadrón de seguridad retrocedió (N,19-4-49).

El Norte (diario oficialista, propiedad de Gobernador Cornejo) relató la movilización de la siguiente manera:

“El primer acto de violencia tuvo lugar cuando los huelguistas llega-ron a la esquina de Tucumán y Florida. Allí se encontrallega-ron con un pique-te del escuadrón de seguridad que les instó a disolverse, orden que no fue acatada, los soldados de la policía retrocedieron por Florida hasta Rioja, siendo entonces cuando acertó a pasar por el lugar un camión de repartos de vino. Los manifestantes detuvieron el vehículo e inmediatamente se apoderaron de las botellas de vino que transportaban. Muchos de ellos se dedicaron a beber y otros guardaron los recipientes que retuvieron en

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130 131 su poder. Mientras tanto la policía regresaba hacia la calle Alberdi y poco

más tarde se produjo el primer choque. Los huelguistas comenzaron una pedrea utilizando a la vez las botellas, muchas de ellas ya vacías, para descargarlas sobre los guardadores del orden. Estos instaron a la cordura, pero no fueron escuchados; cuando más amenazante era la actitud de los agitadores, desenfundaron sus armas con las que efectuaron varios dispa-ros al aire. Tampoco esta actitud fue suficiente para contener a aquellos y ya en tren de franca violencia, efectuaron varios disparos más, algunos de los cuales fueron a herir a varios de los intervinientes en la manifesta-ción. Dos de los obreros que cayeron murieron casi instantáneamente y otros sufrieron graves heridas. Fue necesario que actuaran rápidamente las ambulancias de asistencia pública, fueron trasladados al hospital del Milagro los más graves y a la asistencia aquellos cuyo estado ya no era de cuidado.”

EI (diario opositor al gobierno, propiedad de un dirigente de la Unión Cívica Radical-Comité Nacional) describía lo siguiente sobre la misma secuencia de sucesos:

“(...) se produce el primer choque entre manifestantes y policías –calle Florida entre Rioja y Tucumán- escuchándose estampidas de armas de fuego. Las cosas no pasaron a más, pero cuando los manifestantes des-embocaron a la esquina de Tucumán y Florida, llegó a la misma un ca-mión con numerosos agentes armados (...) los policías hicieron fuego a discreción (...). No hubo prevención, no se utilizaron gases lacrimógenos, tampoco la autobomba que se había sacado -suponemos para disolver la manifestación. Es decir, en forma despiadada y injustificada se tiró con-tra el pueblo que venía indefenso, por cuanto sólo ostentaba algunos es-tandartes y vitoreaba el movimiento huelguista o insistía en la renuncia de algunos funcionarios. Ante esta actitud, y cuando pasada la primera impresión pudieron reaccionar los manifestantes y se apoderaron en la calle Tucumán, de las botellas vacías que tenía un camión allí detenido y con ellas y cascotes hicieron frente sin temor a la policía que acababa de balearlos. (...) el pueblo, después del primer desbande, reaccionó, se re-agrupó y entonces, con verdadera energía, procuró avanzar hacia el centro de la ciudad.”

La policía retrocedió luego del enfrentamiento por calle Buenos Aires en dirección a Casa de Gobierno. Según EI, los vecinos de la ciudad buscaban a sus hijos en las calles o proferían insultos a los policías. Otros, en medio de la confusión, le pedían a la policía que no dispararan.

“El cuadro no era para menos. Cuerpos de obreros caídos en la ca-lle daban cabal sensación de la tragedia sin precedentes que acababa de producirse. Las calles Tucumán, Alberdi y Florida eran en ese momento una masa humana, notándose la presencia de numerosas mujeres que exteriorizaban una rara energía y valor porque encabezaban la manifes-tación y eran la que más protestaban contra por el procedimiento policial. Los obreros, pese a que el fuego persistía, siguieron avanzando y a la vez varios rescataban los cuerpos de los compañeros caídos para conducirlos a la asistencia pública, en tanto seguían estampido de armas de fuego”.

Continúa el mismo diario:

“Cuando se creía que la movilización había sido disuelta, de improvis-to salieron de improvis-todas las casas, los obreros que se habían guarnecido y otros que habían corrido hostigados por la policía volvieron a concentrarse”.

Los manifestantes se reagruparon en la esquina de Alberdi y Tucumán, para continuar por la calle Buenos Aires. Inmediata-mente se produjo un nuevo tiroteo en Buenos Aires y San Juan, las balas provenían del escuadrón policial, que dejaron varios obreros heridos en distintos puntos de la ciudad (en Alberdi 794, Tucumán 866, Alberdi y Tucumán, Buenos Aires 38). Al llegar a la esquina de Buenos Aires y San Martín la manifestación pudo ser detenida por la policía, que se había reforzado con más efectivos. Los huel-guistas se aprovisionaron de naranjas, hubo nuevos disparos, sin heridos. La manifestación logró llegar a la esquina de calle Buenos Aires y Urquiza, a pocos metros de la sede de Gobierno (calle Bue-nos Aires, entre Urquiza y Alvarado). Se disparó a los manifestan-tes desde los techos de la Casa de Gobierno.

A las 1:30 hs, en la esquina de calle Caseros y Buenos Aires, los obreros fueron amenazados por civiles armados. En ese momento, en la esquina de Buenos Aires y Urquiza, se produjo un enfrenta-miento entre obreros y policías, que tuvo como consecuencia un obrero muerto y otro herido. Luego alrededor de las 16 hs., cuando habían sido disueltos los distintos grupos de manifestantes en el centro de la ciudad, algunos, sin desintegrarse del todo, tomaron camino al este por la calle Santa Fe. Al llegar a Tucumán, paraban a los peatones invitándolos a gritar “viva la huelga” (EI 19-4-49).

Al mismo tiempo, las calles más importantes (San Martín y Pe-llegrini) del Barrio Sud comenzaron a llenarse de “público agru-pado”, se reunieron ciclistas y viejos camiones. “La calle Pellegrini toda con sus vecinos en las puertas comentaban los sucesos que

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iban conociéndose de boca en boca”. El traslado de los heridos era constante. Continúa EI:

“Promediando las 16 hs, notándose que grupos de manifestantes se desplazaban por distintas calles de la ciudad del barrio Sud, por San Mar-tín vióse un desplazamiento continuado de hombres, mujeres y ciclistas. Gente que ante los estallidos de los tiros se guarnecían. En las esquinas grupos de civiles conversando e informándose incansablemente por boca de los peatones de los acontecimientos.”

A las 16:30 hs, una columna de tres mil obreros avanzaba por calle Urquiza, de oeste a este, con el objetivo de unirse con la co-lumna que estaba en calle Buenos Aires y Urquiza. Pero se dirigie-ron a la plaza Nueve de Julio, en el centro de la ciudad. Más tarde, otra columna de obreros se dirigió por calle Florida en dirección a la Plaza y se unificó con una cuarta columna, que marchaba por calle Alvarado (600 obreros aproximadamente entre ambas colum-nas) con la intención de ingresar por calle Caseros a la plaza. Alre-dedor de la misma hora,

“...una columna de manifestantes compuesta por varios gremios avan-zó por el sud y subió por Mitre y España. Portaban estandartes... Al llegar frente al Consejo General de Educación parte de la misma se desmembró, cerca de diez mujeres formaban parte de los grupos y varias de ellas lleva-ban los palos con sus respectivos letreros. Un enardecimiento general era el que dominaba a los manifestantes, que doblaron por España para dar vuelta a plaza por Zuviría, al grito de ‘mueran los asesinos’, ‘Queremos la cabeza de Cornejo’. Por allí se oyó a un viejo gritar ‘con un kilo de pan no puede comer toda mi familia’. Llevaban algunas botellas vacías en la camisa; otros, pedazos de ladrillos; otros, naranjas cortadas al pasar, de los árboles de la plaza. Al llegar la columna a la esquina de Buenos Aires y Caseros se encontró otro numeroso grupo de manifestantes, ar-mados con un estandarte frente al Hotel Salta sobre calle Buenos Aires. En la mencionada esquina estaban tres oficiales de policía apostados. De pronto se desató un grito unánime de protesta, indefectiblemente por los que querían actuar, se veía claramente que pretendían atacar a los citados policías”.

Al mismo tiempo,

“...numerosos manifestantes pese al gritó de que se dispersaran, di-ciendo ‘allá están los del escuadrón’, se largaron corriendo por Caseros.

Ocurrió que cuando la columna avanzó por Zuviría, personal del escua-drón de seguridad que se hallaba apostado en Buenos Aires y Alvara-do, tomó por Alvarado y dobló por Córdoba, llegando hasta cerca de San Francisco. Los obreros que avanzaron por Caseros hasta Deán Funes co-rrían a pie y en bicicleta. Fue cuando se oyeron varios disparos cayendo un obrero del Sindicato de Luz y Fuerza que fue herido cuando avanzaba en su bicicleta” (EI 19-4-49).

El Norte, hace referencia de manera condensada y diferente a los mismos hechos:

“Los dirigentes de las columnas, entre los que se encontraban algu-nos conocidos políticos proferían palabras amenazantes, y hasta de grueso calibre. La policía fue custodiándolos para que no hubiera desórdenes de mayor gravedad, ya llegada la columna hasta la calle Urquiza y Buenos Aires, es decir a media cuadra de la casa de gobierno, los soldados del escuadrón pretendieron impedirles el paso. Ello dio origen a que nueva-mente hubiera incidentes consiguiendo los manifestantes hacer retroce-der a la policía hasta las puertas de entrada del palacio gubernativo, donde también, en franco tren de violencia lanzaron proyectiles de toda clase contra las puertas y ventanas obligando a la policía a actuar enérgica-mente. Hubo varios disparos de armas de fuego por ambas partes. Siendo aquellos finalmente rechazados hacia la intersección de Urquiza y Buenos Aires donde se agruparon para seguir desde allí profiriendo gritos hostiles hacia las autoridades policiales, las cuales se situaron frente a la casa de gobierno sin adoptar más medidas que la de custodiarla para evitar que fuera asaltada. Aquí es donde los hechos adquirieron mayor gravedad. El oficial de policía Gallo cayó herido de un balazo y los manifestantes se abalanzaron sobre él, agrediéndolos a puntapiés: se salvó milagrosamen-te. En esas circunstancias, el jefe del escuadrón de seguridad Leopoldo Alegre, descendió de su cabalgadura y a viva voz instó a los manifestantes a contenerse. No solamente no fue escuchado sino que un proyectil lo hirió en el rostro, luego de lo cual algunos exaltados pretendieron tomar por asalto la casa de gobierno, trepando a los balcones. La policía empleó sus armas efectuando nuevos disparos contra los manifestantes, cayendo dos heridos de muerte y otros varios con heridas graves.”

Continúa Norte:

“La columna se desconcentró por varias partes. Grupos de obreros compuestos por quince o veinte personas en cada caso fueron dirigién-dose a plaza Nueve de Julio para intentar allí una nueva concentración y

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134 13 otro avance por el lado opuesto a la casa de gobierno. Entonces, la

inter-vención de varios políticos de la “LISTA ROJA” (facción peronista opo-sitora a Cornejo) y del Comité Nacional (U.C.R.), los instó a dirigirse a este diario. Personal de la casa, que comprobó la forma en que actuaban los dirigentes, en especial los señores Julián Santos Huidobro y otros, se dirigió apresuradamente hasta las instalaciones de Norte (como señala-mos, diario propiedad del gobernador Cornejo), llegando pocos segun-dos antes que lo hicieran los huelguistas. Varios de ellos arrancaron la pizarra colocada en su frente y provocaron daños en las puertas y vidrios apedreando los mismos. Tanto el personal policial de vigilancia como los redactores del diario guardaron absoluta calma reservando su interven-ción para el caso de que los huelguistas pretendieran penetrar al edifico donde habían sido emplazadas en pocos segundos baterías que hubieran ocasionado gran número de bajas en caso de ser necesario su empleo, lo que afortunadamente no se produjo. (…) En las circunstancias detalla-das, tropas del ejército se hicieron presentes frente a este diario y en un instante quedó despejado el peligro, retirándose los obreros con rumbo al hospital del milagro para enterarse del estado de los heridos. Poco más tarde, informaciones telefónicas que llegaban a la redacción de este diario daban cuenta de nuevos hechos cometidos por algunos de los manifes-tantes, que obligaron a algunos comercios mayoristas y minoristas que se habían negado a cerrar sus puertas a que lo hicieran. Se produjeron así nuevos incidentes pero de poca importancia, retirándose los manifestan-tes a su domicilio tranquilizándose la ciudad” (N 19-4-49).

Sobre el asedio al Norte, el diario El Intransigente, escribe:

“Al llegar a la casa ocupada por el diario mencionado, vióse cómo ti-raban con naranjas y empujaban tratando de abrir las puertas; en tanto, varios optaron por desprender la pizarra de la pared. Naranjas y ladrillos se sucedían, juntamente con botellas en gran pedrea contra el frente del diario. En esas circunstancias un automóvil del Ejército (...) se detuvo. Bajaron los militares y procedieron a apaciguar los ánimos. Los obreros vivaron al Ejército (...).” Un jefe militar les dijo a los obreros ‘Está bien, muchachos, váyanse a sus casas’ y los obreros respondieron ‘queremos la intervención para los asesinos de obreros’, ‘nos atacaron cuando íbamos cantando’. Luego se vivó al Ejército y los manifestantes fueron disolvién-dose, para congregarse en la plaza Nueve de Julio”.

El Ejército (soldados, soldados de caballería, vehículos motori-zados, aspirantes a oficiales de reserva) intervino alrededor de las 17 horas distribuyéndose en todo el centro de la ciudad, al parecer

sin reprimir a los huelguistas. A las 18:4 hs, retornó el alumbrado público, las autoridades sostuvieron que funcionaría normalmente el 19 de abril. El servicio de teléfono local no se vio alterado, pues funciona automáticamente, aunque las comunicaciones rurales e interurbanas no fueron atendidas, por encontrase sus trabajado-res adheridos a la huelga. Las actividades en las panaderías y el suministro de agua no se vieron afectadas, el matadero reanudó su trabajo con el restablecimiento de la energía. Al parece ser los acontecimientos de la ciudad no tuvieron repercusión en la cam-paña (EI 19-4-49).

Cómo continuó la huelga

El martes 19, el Comité de Huelga de la C. G. T. Regional-Salta, comunicó que la huelga se mantenía y exhortó a los trabajadores a mantener la unidad. Comunicaron que el local había sido clausu-rado por las tropas del Ejército y que la huelga continuaría hasta que se hubieran logrado los objetivos propuestos (EI 19-4-49).

La C. G. T. Central, que había desautorizado el paro, desig-naba como interventores de la regional a Lebonato (interventor) y Ferraris (colaborador), la resolución dice que “la actitud de la delegación en Salta implica un verdadero alzamiento a la central obrera, la cual en ningún momento ha sido consultada y que por eso declaraban caducas sus autoridades” (N y EI 19-4-49).

El Poder Ejecutivo y el Gobierno Provincial, por su parte, descri-bió los hechos sucedidos como “lamentables”. Recalcaba la noticia de intervención de la C.G.T. local, y las advertencias realizadas por el gobierno sobre la prohibición de las manifestaciones públicas sin permiso de la policía. Refiere a “sediciosos adelantados y dirigidos por turbios elementos políticos”, que realizaron manifestaciones “desordenadas y violentas”, y que los “hechos se produjeron a par-tir de las 1 hs, aproximadamente, prolongándose hasta las 17 hs, en que fue restablecida la calma”. Además informaba que se había dado intervención a un juez en lo penal (N 19-4-49).

Según un informe oficial suministrado por la policía, los hechos del día 18 han ocasionado tres muertos y veintiocho heridos. La nómina, sin embargo, se dividía en dos muertos, un herido grave, once heridos leves en asistencia pública, diez heridos de bala en el Hospital Público, seis heridos de personal policial y dos heridos en sus domicilios (N 19-4-49). Otra fuente de información habla de cuatro muertos y más de cuarenta heridos, como saldo del pri-mer día de huelga (EI 19-4-49). Se confirmaron los decesos de

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los obreros Facundo Fernández, José Allende (obrero municipal), Samuel Rueda, Victoriano Silvestre, Manuel Flores. Sus familias recibieron dinero de los Diputados Provinciales (LP 20-4-49) y luego de una colecta provincial popular. Recibieron la solidaridad de la C.G.T. y el Círculo Obrero de San José (EI 28-4-49).

En el transcurso de ese día, el gobernador suscribió un decreto por el que se derogaban las disposiciones del decreto Nº 144 dic-tado el 27 de marzo, por el Poder Ejecutivo de la Provincia, por el cual se establecían precios máximos de artículos comestibles. Este decreto había sido impugnado por la C.G.T. y era uno de los pun-tos importantes de emplazamiento al gobierno (LP 20-4-49).

Ese día, por la noche, los delegados de la C.G.T. (designados por el S. General) junto a los miembros del Comité de Huelga y el delegado regional en reunión extraordinaria resolvieron levantar la huelga a partir de las cero horas del día siguiente por el “triunfo obtenido por la C.G.T., al conseguir la renuncias de todo el gabi-nete del gobierno del doctor Cornejo” y declararon día de duelo obrero a esa misma fecha en homenaje a los compañeros caídos (LP 20-4-49).

La C.G.T local levantó la huelga (20 de abril)

El miércoles 20, por la mañana, fueron liberados por el juez pe-nal Landrú Arias, dos detenidos por la huelga del 18 y se instruyó un sumario para individualizar a los responsables del asesinato de obreros. Se citaron a numerosos testigos y agentes de policía, bom-beros y soldados. Fue detenido un subcomisario (EI 21-4-49).

Al mediodía, se realizó una manifestación de medio centenar de mujeres, luego del sepelio de uno de los obreros (Rueda), quienes pedían justicia y la renuncia del gobernador. En esa movilización habló un obrero panadero, que había estado en desacuerdo con las decisiones de su sindicato (Obreros Panaderos y Afines) de no adherir a la huelga. Similar posición sostiene, por medio de una carta al diario, un empleado de comercio con relación a su gremio (EI 21-4-49). Este día fue declarado un paro como señal de du-elo por los obreros caídos el día 18. Los gremios que adhieren al movimiento siguieron sin trabajar. El transporte fue el principal afectado (EI 21-4-49).

Además, el Poder Ejecutivo aceptó la renuncia de Ing. Dates al Ministerio de Economía, Finanzas y Obras Públicas y designó en el cargo al Ministro de Gobierno, Justicia e Instrucción Pública, Dr. Julio Díaz Villalba. También se designó un nuevo funcionario

en el cargo interino de Director de Comercio e Industria de la Pro-vincia, por la renuncia de Guillermo Schmidt (LP 20-4-49 y EI 21-4-49).

Presentó su renuncia indeclinable el jefe de la Policía Provincial, Coronel Victor Hugo Cano (LP 20-4-49), entre otras renuncias. El Senador Nacional peronista Alberto Durand (representante de una facción peronista que se fue alejando del gobernador Cornejo) presentó un proyecto de intervención Federal a la Provincia, ante la oposición del gobierno provincial (EI 21-4-49).

Por la noche, en el local de la Confederación de Obreros y Em-pleados del Estado se reunieron los obreros para informarse sobre el desarrollo de los acontecimientos. Los delegados presentes ex-presaron, ante 1.00 obreros, la necesidad de alcanzar una solu-ción definitiva al conflicto. La reunión se desarrolló de manera “tumultuosa” y con “numerosos interrupciones” a los delegados. Los obreros exclamaban “que no querían a Cornejo”, “que siga la huelga”, “abajo los asesinos”. Delegados de gremios locales, en-tre ellos los de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, expresaron que la C.G.T local nunca había sido intervenida por la Central, y que los enviados venían sólo a buscar una solución. Pedían serenidad y retorno al trabajo.

A pedido de los obreros, intervino el secretario general de la C.G.T-Salta, Juan Antonio Jiménez, quien dijo “que todos lucha-ban por un ideal común y que los trabajadores no serían traiciona-dos. Hemos conseguido un triunfo rotundo y hemos de ganar la batalla final”. Luego pidió que todos volvieran al trabajo y dijo que la solución debía buscarse por vías legales. Sin embargo, los obre-ros reclamaban que siguiera la huelga y que renunciara Cornejo. Luego intervino el obrero estatal Dolores Canizares, pidiendo la intervención Federal de la Provincia. Le siguió el delegado de la construcción, Chalup, quien pidió que no se perdiera la confianza y el respeto por los dirigentes. Dijo que todas las gestiones iban en el sentido de dar un nuevo triunfo a los obreros, que debían esperar con paciencia, sin alterar el orden, y que no se podía pedir la renuncia del gobernador sin esperar el resultado de las gestiones que se hicieran en Buenos Aires. Uno de los obreros presentes ex-presó “el pueblo es el que los hizo subir, también puede bajarlos.” Los obreros seguían interrumpiendo a los delegados e impedían sus intervenciones. Chalup pudo hablar: “Para que sepan, con los delegados de la C.G.T, también viajará el compañero Jiménez y ellos saldrán a Buenos Aires con el primer avión que consigan, les pedimos que regresen a sus hogares y vuelvan a trabajar.” Mientras

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otros obreros intentaban hablar se dio por terminado el acto. Luego se realizó una movilización para comunicar a uno de los diarios las resoluciones.

El Intransigente publica las resoluciones de la C.G.T. La huelga había sido levantada y no se responsabilizaba de cualquier mov-imiento que fuera inspirado por intereses ajenos a dicha central. Se pedía volver al trabajo y tener confianza en las tramitaciones de los dirigentes. Firmaban la declaración: Julio Serapio, Domingo. E. Araoz, Felipe Pallares y Santos. M. Tello. Asimismo, El Cen-tro de Conductores de Coches de Plaza, CenCen-tro de Carpinteros y Anexos, Unión Obrera Metalúrgica comunicó que sus afiliados debían retornar al trabajo el día jueves 21 de abril de 1949 (EI 21-4-49). También se informaba que hacía más de una semana que el comercio, por distintos motivos12, no trabajaba en horas de la tarde (EI 21-4-49).

Días más tarde, el gobierno, en medio de una crisis política, volvería a acusar a los partidos de la oposición por los incidentes en los hechos del 16. Primero a las fracciones internas del peronismo en Salta. Luego, Norte expresaba sobre la U.C.R. (Comité Na-cional) lo siguiente “es cierto que contaron con aliados, pero no es menos cierto que ellos son los instigadores principales. Al igual que en las elecciones del 24 de febrero, volvieron a hacerle el juego a los comunistas.” (N 23-4-49). Con relación al Partido Comunista hay varios indicios de su participación en la huelga general del 16 de abril13.

Conceptualización y análisis de la forma de lucha

Según Iñigo Carrera14, la huelga es la forma de lucha de los explotados propia del modo de producción capitalista en general,

12A saber: Jueves y Viernes Santo, adhesión de los Comerciantes. Sábado

está cerrado como es habitual. También el domingo. Lunes, martes y miércoles por la huelga general.

13Además de esta expresión en diario Norte, un indicio es la solicitada de

un dirigente sindical (Santos. M Tello) en la que desmiente pertenecer al Partido Comunista (El Intransigente, 18-4-49 y La Provincia, 17-4-49). Otro, es la información que posee de los acontecimientos el historiador militante Rubens Iscaro (véase: Historia de Movimiento Sindical, tomo 4, Editorial Ciencias del Hombre, Buenos Aires, 1974, p. 83)

14Iñigo Carrera, Nicolás: “Las huelgas generales argentinas 1983-2001:

lo que le da su especificidad dentro del conjunto y escala de formas de lucha que utiliza la clase obrera (motín, parlamentaria, insur-rección, guerra, etc.). Es inherente al sistema asalariado, vigente en el modo de producción y régimen social del capital. La huelga es el instrumento principal de los trabajadores contra las consecuencias de ese régimen. La huelga general es el momento en que los traba-jadores se unen contra el conjunto de los capitalistas y se encuentran con el gobierno del Estado (con lo que la lucha deviene política), sea porque éste expresa el poder de los capitalistas en un conflicto determinado, sea porque los obreros se proponen establecer o de-fender una legislación favorable a sus intereses inmediatos. En ella se expresa potencialmente, no importa la conciencia que de ellos tengan sus protagonistas, la lucha contra la forma de organización social vigente basada en la relación capital-trabajo asalariado, pero alcanza su punto álgido cuando cuestiona la organización del pod-er del Estado, momento en que ya ha sido suppod-erado el estadio de huelga general. La función o papel de la huelga sólo puede tomar relevancia con relación a un proceso histórico determinado, incluy-endo problemas como la superación de las formas de organización social y la penetración de las luchas de la clase obrera en el sistema institucional jurídico, con la consiguiente institucionalización de formas de organización (el sindicato) y de lucha (la huelga).

La huelga descripta se desarrolla en un periodo histórico que tiene al peronismo en el gobierno del Estado, tanto nacional como provincial. El gobernador Lucio Cornejo Linares es un represent-ante de la burguesía terrateniente agrícola que se encuentra enfren-tada a otras fracciones burguesas, enfrentamientos que se expresan en la lucha política de las facciones del peronismo y los otros par-tidos, como la UCR1. Además, hacia 1949, la regimentación e inte-gración de las organizaciones del movimiento obrero al peronismo alcanza su punto más alto; sin embargo, la crisis económica desa-tada a fines de 1948 y agravada desde 1949 deteriora las bases de su estabilidad.

Por otro lado, en un ciclo (primeros años de la década de 1930 hasta la del ’70) cuando la tendencia dominante es que las luchas de la clase obrera penetren el sistema institucional16, el estudio de

1Correa, Rubén Emilio y otros: “¿Qué clase gobierna, General?

Repre-sentación y participación obrera en el gobierno peronista del Dr. Lucio Cornejo Linares (1946-1949)”, 2003, mimeo.

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la huelga de 1949 en la estrategia de la clase obrera en Salta puede aportar al conocimiento de la historia de la clase. Es en este proceso histórico donde se enmarca una Huelga General declarada por una regional de la C.G.T. en un periodo de escasas huelgas registradas. En este sentido, la huelga de abril puede ser definida como una huelga general, convocada por la C.G.T. Regional-Salta que en sus comienzos fue declarada por tiempo indeterminado. Sin embargo, existió una fractura entre los cuadros sindicales, que se hizo mani-fiesta en la no adhesión a la huelga de varios sindicatos. Una capa de la pequeña burguesía representada por el Centro de Comer-ciantes minoristas se opone a la huelga.

Por los objetivos de dicha convocatoria, la defensa de una legis-lación favorable (económica) y la exigencia de la renuncia de fun-cionarios del gobierno (política), la huelga se constituye en general (deviene en huelga general política). En la cual fracciones y capas de la clase obrera, en el desarrollo de la misma, utilizó distintos instrumentos de lucha en las calles de la ciudad de Salta, entre el-los la movilización, el motín, el-los cortes de calle, la toma y defensa de posiciones en el enfrentamiento a la policía y civiles armados. En el transcurso de la huelga general, ante la represión del estado, fracciones y capas de la población se solidarizaron o se unieron a la misma. Además, los manifestantes exigen la renuncia del goberna-dor y denuncian sus condiciones de existencia. La huelga general continúa sin movilización, con el acatamiento de algunos de los sindicatos en paro, y por la declaración del duelo de los obreros caí-dos y logra sus objetivos económicos y políticos iniciales. En su fi-nal se evidencia una nueva división de los cuadros sindicales; entre aquellos que quieren continuar, y aquellos que quieren levantar la huelga (dirigentes de la C.G.T. local), imponiéndose estos últimos. Presumimos, que aquellos que querían continuar con la lucha, expresaban una tendencia en la clase obrera, que se oponía a la regimentación por parte del Estado.

En un escenario de crisis económica y política, las presiones na-cionales, las luchas internas peronistas y la huelga obrera del 1949 produjeron, un mes después, la caída del gobernador. Esto dará lugar a un reacomodamiento entre las fracciones burguesas y se asistirá, consideramos, a un nuevo periodo en la historia del mov-imiento obrero en la provincia de Salta.

Historia de los cacerolazos: 1982- 2001

Roxana Telechea (CEICS)

Lucha de clases

Resumen:

Este artículo presenta una descripción y caracterización de los episodios conocidos como cacerolazos desde el año 1982 hasta el año 2001, cuando se produce la crisis conocida como Argentinazo. Se ha considerado que el cacerolazo del 19 de diciembre de 2001 tuvo un carácter espontáneo y un origen pequeño burgués. Sin embargo, la autora de la nota demuestra que el cacerolazo es un método de lucha de la clase obrera. También ex-pone que la pequeña burguesía lo puso en práctica como consecuencia de la tendencia a la alianza con la clase obrera, que se había constituido en la dirección política y moral del Argentinazo.

Palabras clave:

cacerolazo – dirección política - Argentinazo

Abstract

This article presents a description and characterization of the episodes known as cacerolazos since 1982 to 2001, when happens the crisis known as Argentinazo. It has been considered that the cacerolazo of Decem-ber 19, 2001 had an spontaneous character and a petty-bourgeois origin. Nevertheless, the author shows that the cacerolazo is a working class figth method. Also exposes that the petty-bourgeois put it in practice as a result of the tendency to the alliance with the working class, which had been converted in the political and morale direction of the Argentinazo. Keywords

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