FRENTE AMPLIO
EN EL MOMENTO CERO
ALBERTO MAYOL / ANDRÉS CABRERA
D
esDe el acontecimiento De2011
hasta su irrupción electoral en2017
No es difícil darse cuenta, por lo demás, de que vivimos en tiempos de gestación y de transición hacia una nueva época. El espíritu ha roto con el mundo anterior de su ser allí y de su representación y se dispone a hundir eso en el pasado, entregándose a la tarea de su propia transformación.
Metamorfosis, Kafka
Comprendió que el empeño de modelar la materia incoherente y vertiginosa de que se componen los sueños es el más arduo que se puede acometer.
Jorge Luis Borges, 1940
Instrúyanse, porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza.
ÍNDICE
1. Del acontecimiento al momento cero 13
2. El Frente Amplio como exomundo 41
3. Síntomas de descomposición del consenso transicional: la conformación de una nueva geografía política en los albores del siglo XXI 53
4. El momento pre-fundacional del Frente Amplio 77
5. Irrumpe la presidencial y se conquistan las primarias
legales: el inicio de la blitzkrieg frenteamplista 113
6. Primarias presidenciales: la victoria de Beatriz Sánchez 133
7. Escenario posprimarias: la cristalización del
Frente Amplio 141
8. El 19-N como momento cero: la irrupción electoral del Frente Amplio y el resquebrajamiento del reparto
duopólico del poder 155
9. ¿Qué es el Frente Amplio? La cuestión de la identidad 163
Epílogo
El rol del Frente Amplio en los albores del nuevo ciclo
político que se inicia 177
DEL ACONTECIMIENTO AL MOMENTO CERO
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AL MOMENTO CERO
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l cambio del ciclo político se da dos veces: primero socialmente, des-pués políticamente; primero por inundación, luego por competencia. Al primero aquí lo llamaremos acontecimiento; al segundo momento cero. El primero es desborde, el segundo es irrupción. El primer instante des-estabilizará la geología de los procesos políticos y sociales, el segundo los reestructurará. El primer momento lo identificamos con los movi-mientos sociales —especialmente el de educación— en 2011, el segundo lo identificamos con la elección nacional del 19 de noviembre de 2017.El cambio de ciclo político hoy tiene un nombre: Frente Amplio, que es simplemente la tercera fuerza política del país que producirá una nueva estructuración del ser oposición, que dibujará una nueva relación con el modelo de sociedad y que es la respuesta política vigente al ciclo político de crisis. Pues aun cuando su tercer lugar lo llevará (al Frente Amplio) a ser un actor sin capacidad de gobierno y sin capacidad sufi-ciente para imponer su fuerza parlamentaria, no es menos cierto que hoy ya es y será —probablemente cada vez más— el actor con mayor capacidad para adaptarse a la necesidad de cambio de repertorio polí-tico, que ha impuesto el malestar social con el mercado y el descrédito de la política. Nadie puede dudar hoy que el Frente Amplio surfea la ola correcta o, al menos, una ola que existe.
A toda crisis social de alto impacto suele acompañarla una res-puesta política. No es poco frecuente que la primera resres-puesta falle, entonces se abre la opción de que, más tarde o más temprano, surja una segunda respuesta política. Es normal que la primera respuesta sea menos lejana al viejo orden que la segunda, es decir, si la crisis social fue de gran tamaño y politizó el escenario hasta exigir una respuesta, la primera suele ser una ruptura solo parcial con el viejo orden, es decir,
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una ruptura que tiene bastante de ritual y no tanto de real. Pero cuando esa no funciona, suelen surgir respuestas más radicales y audaces. Las sociedades son sumamente conservadoras. Solo un gran malestar y el fracaso incesante de los cambios parciales conducen a la búsqueda de más transformaciones. Las sociedades ensayan toda clase de conserva-ciones antes de apostar por una transformación y, cuando aceptan el cambio, suelen morigerarlo en el camino. Por eso las ciencias sociales deben poner particular atención cuando la tendencia a la inercia de una sociedad no se cumple. Y es que muchos piensan que un escrito sobre el Frente Amplio es simplemente la presentación de un nuevo actor; sin embargo, lo que es necesario comprender es que se trata de un hecho excéntrico que solo puede explicarse por una condición social específica y robusta en su significación. La irrupción del Frente Amplio y su — re-lativo— éxito electoral el 19 de noviembre no es un hecho meramente electoral, no deriva de las virtudes tácticas o estratégicas de la coalición naciente, o al menos no es solo eso. Es ante todo un acontecimiento (de segundo orden, en tanto momento cero), una fisura en el orden político, una transformación en el sentido común. Es un hecho social que solo puede explicarse por otros hechos sociales. No es el tiempo de la anéc-dota situacional, sino de comprender la historia.
La crisis social que marca el acontecimiento central en los albores del Chile del siglo XXI, el momento en que lo social inunda lo político luego de un distanciamiento sostenido que tornó impertinente lo social para los códigos de la política; se produjo en 2011 y tuvo como principal actor —pero indudablemente no el único— al movimiento estudiantil o, mejor dicho, el movimiento por la educación gratuita y de calidad, cuyo centro político estaba en las orgánicas del mundo universitario y, particularmente, de la CONFECH. La incapacidad de respuesta ante la crisis en ese instante, por parte del gobierno de Sebastián Piñera, no se tradujo en una oportunidad para su oposición política: la Concertación. Más bien al contrario, tanto la coalición de gobierno como la coalición de oposición bajaron simultáneamente en las encuestas su aprobación y fueron vistos, crecientemente, como un grupo homogéneo, como una elite que era, toda ella, incapaz de dar respuestas. Esto condujo a la ne-cesidad de cerrar el proyecto histórico más exitoso electoralmente jamás conocido en Chile: la Concertación, para fundar una nueva coalición que —al incorporar a líderes importantes del movimiento por la educa-ción— pudiera articular una respuesta. Esa apuesta fue electoralmente
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exitosa, y la existencia de una figura no contaminada por la crisis como Michelle Bachelet, cuyos excelentes rendimientos en confianza eran completamente excéntricos en comparación con el sistema político, permitieron así que la Nueva Mayoría (la coalición naciente que va des-de la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista) fuera la prime-ra respuesta a la crisis.
El fracaso de dicha respuesta invitó a todos quienes consideraban que en 2011 no había ocurrido un cambio geológico a pensar que, dado el fracaso del gobierno de Bachelet (cuya aprobación alcanzó el 15%), entonces la derecha sería la que crecería hasta ganar fácilmente la elec-ción de 2017, incluso con la opelec-ción de transformar la segunda vuelta en un mero trámite. Sin embargo, el fracaso de la primera respuesta política supone la necesidad de una segunda respuesta política, y esta es el Frente Amplio. Si la primera fue una combinación de actores principales del viejo orden con incrustaciones nuevas, la segunda se articula claramente desde fuera del viejo orden, al menos desde fuera del orden político.
Muchos enfatizan, y hasta la presidenta Bachelet señaló en el Fren-te Amplio están liFren-teralmenFren-te “los hijos de la Concertación”, revelando un mero recambio generacional1. Aunque no es falsa la existencia de
frecuentes vínculos familiares con la anterior política, cuestión nada extraña en la historia de Chile y por lo demás bastante normal socioló-gicamente (los que apuestan a la política suelen conocer el código de la política con más facilidad y saben jugar el juego), es evidentemente cla-ro que la respuesta del Frente Amplio no es una respuesta orgánica del viejo orden para adaptarse a lo nuevo. Esto no lo hace revolucionario. Ni siquiera lo convierte (al Frente Amplio) en una estructura política radicalmente disidente. Pero sí es la primera respuesta política a la crisis social que, efectivamente, se sitúa fuera del orden transicional.
Hace casi un siglo, un biólogo ruso dijo que el origen de la vida se dio en una sopa primigenia2, un caldo hecho de carbono cuyas
evolu-ciones fueron desencadenando la emergencia de microorganismos que
1. La mandataria pronunció estas declaraciones en el programa El Informante de
TVN, conducido por Manuel Astorga, dos semanas antes de la primaria
presi-dencial. [Noticia]. “Michelle Bachelet: ‘Los jóvenes del Frente Amplio son hijos de militantes de partidos tradicionales’”. El Mercurio, 15 de junio, 2017. http://www. emol.com/noticias/Nacional/2017/06/15/862780/Michelle-Bachelet-En-general-los-jovenes-del-Frente-Amplio-son-hijos-de.html