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ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA Y SUS PERCEPCIONES SOBRE LA DESHONESTIDAD ACADÉMICA

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ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA Y SUS PERCEPCIONES SOBRE LA DESHONESTIDAD ACADÉMICA

Nélida Elizabeth Toribio Solís Teresa de Jesús Reyna Cervantes Patricia Amaro González

Resumen

Este trabajo reporta resultados derivados de cuatro preguntas aplicadas a un grupo de estudiantes de una licenciatura en psicología de una Universidad Pública del noreste del país, que exploran sobre diversos aspectos relacionados con la deshonestidad académica. Las preguntas han sido retomadas de un instrumento elaborado por Sureda et. al. (2008), y en base a diecisiete acciones tipificadas como académicamente deshonestas, inquieren sobre cuáles de éstas son reconocidas como tales; la frecuencia con que se cometen; la valoración que se les asigna en cuanto a la gravedad de éstas; y la pertinencia de algunas estrategias sugeridas para minimizar esta problemática.

Las respuestas revelan que un gran porcentaje de los estudiantes encuestados reconocen que las acciones que se les describen son deshonestas, exceptuando tres de ellas que reciben puntajes medios. Una proporción significativa las ubica en un nivel entre medianamente graves y muy graves. Un porcentaje alto revela que sus compañeros cometen estas prácticas con poca frecuencia. La estrategia considerada más adecuada para reducir este tipo de acciones a la que se adhiere un porcentaje mayor de los estudiantes es la de incluir en los reglamentos sanciones para este tipo de conductas.

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Introducción

El contexto en el que han de desempeñarse actualmente los profesionales, exige a las Instituciones de Educación Superior fomentar con mayor ímpetu la honestidad académica en sus estudiantes, ya que el debilitamiento o distanciamiento de este valor podría propiciar en éstos la realización de acciones que vulneren su propia formación. Un estudiante de educación superior que comete fraude al entregar trabajos copiados o realizados por otros, que copia durante los exámenes, que falsea datos en trabajos de investigación entre otras acciones deshonestas, reduce sus posibilidades de aprender los conocimientos y habilidades que le permitan desarrollar una práctica profesional competente y brindar un servicio de calidad.

Pese a que las acciones académicamente deshonestas son un aspecto indeseable para las instituciones educativas, los datos aportados por resultados de investigaciones realizadas en otros países indican que éstas son cometidas por los estudiantes con frecuencia y su ejecución va en aumento (Marsden, Carroll y Neill, cit. en Vaamonde y Omar, 2008).

La idea central de la presente contribución gira en torno a esta temática y los datos que en ésta se exponen se derivan de un estudio más amplio que explora sobre distintos aspectos de la deshonestidad académica en la Universidad Autónoma de Tamaulipas. La información fue recabada mediante un cuestionario de diez preguntas que se aplicó a estudiantes de la licenciatura de psicología que se ofrece en la Unidad de Trabajo Social y Ciencias para el Desarrollo Humano de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. En este trabajo se reportan únicamente los resultados de cuatro preguntas del cuestionario cuya intención fue indagar sobre la postura moral y gravedad que los estudiantes asignan a un conjunto de acciones tipificadas como académicamente deshonestas; la frecuencia que en su experiencia observa son cometidas por sus compañeros; y su valoración sobre la conveniencia de una serie de estrategias que se les exponen para reducirlas.

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Algunas notas sobre la deshonestidad académica

La honestidad académica es una cualidad que las instituciones de educación juzgan deseable generar en sus estudiantes. Sin embargo los hechos parecieran contradecir esta aspiración cuando se revisan los resultados de estudios llevados a cabo en centros educativos con alumnos universitarios, donde se evidencia que este valor está dejando de tener relevancia en su repertorio de principios orientadores de su conducta. Los datos de una buen parte de investigaciones sobre deshonestidad académica realizadas en contextos extranjeros como Estados Unidos y Canadá (Canto et. al., 2011), revelan que los estudiantes admiten haber cometido en el transcurso de su formación universitaria fraude académico realizando acciones como comprar o vender trabajos académicos; copiar en los exámenes; plagiar trabajos de internet entre otros tipos de actos ilícitos.

La honestidad académica en la formación profesional es de gran trascendencia, en virtud de que la profesión tiene en sí misma una misión de brindar bienes y servicios. Un profesional que consiguió su grado mediante trampas y engaños simulando conocer un saber y un saber hacer en un campo para el que se desempeñará no tendrá la competencia para ofrecer los bienes relacionados con su profesión, y si en cambio puede hacer mucho daño. En este sentido la deshonestidad académica se constituye en un tema que las instituciones educativas necesitan revisar y estudiar.

La deshonestidad académica como objeto de estudio demanda en primera instancia de precisar que se entiende por ésta, tarea que no es fácil, y que ha sido uno de los motivos por los que autores como Sureda et. al. (2009) han optado por hacer una clasificación de conductas académicamente deshonestas por parte del alumnado, en tres grandes categorías: concernientes al desarrollo de exámenes; elaboración y presentación de trabajos académicos; y aquellas que están dirigidas contra el alumnado. Por otro lado Vaamonde, J. y Omar, A. (2008) afirman, de forma muy similar a Sureda que existen cuatro tipos de actos fraudulentos o formas en que se despliega la deshonestidad en un centro escolar: En los

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exámenes; mediante el plagio; las excusas falsas y; actos deshonestos apoyados en las nuevas tecnologías.

En este trabajo además de tener en cuenta estos aportes, se admite que la deshonestidad académica es toda acción e intervención deliberada del estudiante en su proceso de aprendizaje que con el fin de lograr la aprobación o una nota mayor, contraviene los principios éticos de la institución o centro escolar al que está adscrito y quebranta su formación intelectual y moral.

Este tipo de conducta viene a ser de acuerdo con Leal (2011):

“un acto de desviación social, en tanto que la persona, a fin de conseguir un objetivo, en este caso de tipo académico como lo es aprobar una asignatura, toma una vía o camino que no es el permitido de acuerdo con las normas establecidas a estos fines en la institución” (p.21).

Es evidente que el engaño como medio para lograr obtener la aprobación académica es un camino inaceptable, pero sobre todo, el fraude académico traduce una “crisis de religación entre el individuo y otros individuos, entre el individuo y la sociedad, entre el individuo y la especie humana” (López, 2010, p.10), que lo desvía de su voluntad de formarse para desarrollar las competencias profesionales necesarias de forma responsable y bajo un proceder académicamente recto y legal.

Metodología

Los datos que se exponen en este trabajo son resultado de un estudio cuantitativo, exploratorio y transversal.

Los sujetos encuestados son veinticuatro estudiantes de noveno semestre de la licenciatura en psicología que se adscribe a la Unidad Académica de Trabajo Social y Ciencias para el Desarrollo Humano.

Para la recolección de los datos se utilizó un cuestionario que recupera preguntas de uno construido por Sureda y Comas (2008), y contempla un

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apartado de datos generales y otro que contiene diez preguntas de tipo cerrado. En este documento se describen además de algunas generalidades de los encuestados, los resultados de solo cuatro preguntas del instrumento mencionado, las que exploran sobre la naturaleza moral que los estudiantes otorgan a un conjunto de acciones académicamente deshonestas; la gravedad que les confieren; la frecuencia con que observan son cometidas por sus compañeros y; su valoración respecto a las estrategias que consideran son las más adecuadas para aminorarlas.

Resultados

Generalidades de los encuestados

De los alumnos encuestados sobresalen las mujeres, las que representan un 62.5%, en tanto que el 37.5% son hombres. La mayoría de éstos (83%) es joven, ya que su edad oscila entre 21 y 24 años, un 13% tiene de 25 a 30 años y el 4% restante tiene entre 41 a 50 años.

Percepción moral de los estudiantes respecto a algunas prácticas deshonestas.

La revisión de los datos aportados por los alumnos para obtener una primera aproximación sobre su postura moral ante un conjunto de acciones académicamente deshonestas, traducen de forma global (tabla 1) en una primera instancia que éstos reconocer que en su mayoría se trata de maniobras indebidas. Por encima del 80% del total de estudiantes califica en este sentido a trece de las diecisiete acciones. Sobresalen dos conductas donde coincide el 100% de los estudiantes: ‘Descargar” un trabajo completo desde Internet y entregarlo, sin cambios, como trabajo de una materia’; y ‘falsear o inventar datos en trabajos académicos’.

Una porción más baja de estudiantes que están por abajo del 80% y en orden decreciente juzga como actos fraudulentos ‘insertar en el apartado

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bibliográfico de un trabajo referencias que realmente no se han consultado’ (79%); ‘hacer un trabajo para otra persona’ (62.5%); ‘componer íntegramente un trabajo a partir de fragmentos copiados literalmente de páginas Web y/o artículos localizados en Internet’ (58%) y; ‘entregar un trabajo realizado por mi mismo que ya había sido entregado en cursos anteriores’ (54%). En esta última acción se deduce que un grupo de estudiantes que constituye cerca de la mitad (46%), no la reconoce como indebida.

Nivel de gravedad que el alumnado asigna a algunas conductas deshonestas

Sobre la pregunta dos que indaga respecto al nivel de gravedad que se considera tienen un conjunto de once acciones académicamente incorrectas, se observa (tabla 1) que bajo la opción “muy grave” un porcentaje elevado de los encuestados (54%) designó con esta etiqueta los actos de ‘copiar de otros alumnos durante los exámenes’; ‘copiar y pegar directamente un trabajo de internet’ y; ‘utilizar acordeones o apoyos no permitidos durante un examen’. Seguido de este porcentaje en orden descendente, se aprecia que el 50% considera también como acciones muy graves ‘entregar un trabajo realizado por otra persona’; ‘presentar datos y resultados falseados en trabajos académicos’ y; ‘pagar a alguien para que le haga un trabajo´. Respecto a estas dos últimas prácticas también un porcentaje significativos de los alumnos (42%) las juzga como medianamente graves.

Por otro lado se advierten cinco acciones a las que una proporción importante de estudiantes les asignan una mínima gravedad como es ‘entregar un trabajo elaborado por uno mismo pero presentado en cursos anteriores’ (33%); ‘dejar copiar a un compañero en un examen’ (29%); ‘copiar y pegar fragmentos de diferentes fuentes de Internet’ (29%); ‘copiar y pegar directamente un trabajo de Internet’ (25%) y; ‘copiar de libros y revistas fragmentos para presentarlos como propios en un trabajo académico’ (25%).

‘Entregar un trabajo elaborado por uno mismo ya presentado en cursos anteriores’, es una acción que un 17% de alumnos considera que no es grave.

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Acciones deshonestas más frecuentes en opinión de los estudiantes

En referencia a la frecuencia con que el estudiante observa que sus pares llevan a cabo acciones deshonestas, una revisión general de los datos permite ver que una proporción notable de los estudiantes declara (tabla 1) respecto a varias de las conductas deshonestas que se les plantean, que nunca ha visto que sus compañeros las cometan. Las acciones a las que se refieren junto con la proporción de alumnos que lo declara son: ‘Descargar un trabajo completo desde Internet y entregarlo como trabajo de una materia’ (62%); ‘pagar a alguien para que le haga un trabajo académico o comprarlo’ (62%); ‘utilizar nuevas tecnologías para obtener las respuestas en un examen’ (58%); ‘hacer un examen en nombre de otra persona’ (58%); ´hacer un trabajo para otra persona (50%) y; ‘copiar partes de un trabajo entregado en años anteriores por otro estudiante y usarlos como partes de un trabajo académico nuevo’ (50%).

Otro porcentaje significativo de estudiantes indica haber observado a sus compañeros incurrir esporádicamente en prácticas como ‘utilizar acordeones o apoyos no permitidos en un examen’ (46%); ‘entregar un trabajo realizado por si mismo que ya había sido entregado en cursos anteriores’ (42%) y; ‘copiar de páginas Web fragmentos de textos sin citar para pegarlos directamente en un documento donde hay parte de texto escrito por si mismo para entregarlo como trabajo de una materia’ 42%)

Una proporción de estudiantes entre el 25% y 33% manifiestan que han observado que sus compañeros cometen frecuentemente las siguientes acciones: ‘Copiar fragmentos de fuentes impresas sin citar para elaborar trabajos académicos propios’ (33%); ‘copiar de un compañero durante un examen’ (29%); ‘componer íntegramente un trabajo a partir de fragmentos copiados literalmente de páginas Web y/o artículos localizados en Internet’ (29%); le siguen con un 25% ‘entregar un trabajo realizado por mi mismo que ya había sido entregado en cursos anteriores’; ‘entregar un trabajo realizado por otro alumno que ya había sido entregado en cursos anteriores’; ‘copiar de páginas Web fragmentos de textos sin citar para pegarlos en un documento donde hay texto escrito por sí mismo para

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entregarlo como trabajo de una materia’; ‘falsear e inventar datos en trabajos académicos o en una investigación’ y; ‘copiar partes de un trabajo entregado en años anteriores por otro estudiante y usarlos como partes de un trabajo académico nuevo’.

Respecto a la opción de respuesta “muy frecuentemente”, son muy pocos los estudiantes que manifiestan haber observado a sus compañeros cometer con esta periodicidad alguna de las acciones deshonestas que se les plantearon. La proporción más alta de los encuestados en esta opción fue de 9% haciendo alusión a la conducta ‘componer íntegramente un trabajo a partir de fragmentos copiados literalmente de páginas Web y/o artículos localizados en Internet’

Estrategias consideradas más adecuadas por los estudiantes para reducir el plagio académico

En relación a la valoración que los estudiantes hacen sobre la pertinencia de cinco estrategias orientadas a disminuir la conducta del plagio académico y que contemplan cada una cinco opciones de respuesta en una escala que transita desde “muy poco adecuada” hasta “muy adecuada”, se advierte (tabla 2) que la estrategia que al parecer resulta para los estudiantes la mas indicada con un grado de valoración “adecuada”, dado que es la que registra el puntaje más elevado (50%) que las otras, es: ‘Incluir en los reglamentos académicos normativas que sancionen este tipo de conductas, que van desde una amonestación verbal a la expulsión de la universidad, incluso la retirada de un título o diploma ya entregado si se demuestra que el estudiante ha incurrido en una falta grave’. Le sigue en esta opción de ‘adecuada’ con una proporción de adscripción a ésta del 46% de los estudiantes la de ‘utilizar programas informáticos de detección de plagio’. En la opción que valora a las estrategias como ‘muy adecuada’ el porcentaje más alto de estudiantes (29%) se adscribe a la relacionada con “desarrollar cursos, seminarios, talleres dirigidos a los profesores para formarlos acerca de cómo implementar estrategias didácticas que reduzcan la posibilidad de los estudiantes incurran en este tipo de prácticas”.

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Un porcentaje notable de los alumnos señalan a la estrategia de ‘utilizar programas informáticos de detección de plagio’, como la menos apropiada, ya que las opciones “muy poco adecuada” y “poco adecuada” concentra dentro de esta propuesta al 50 % de los encuestados.

Conclusiones

Los datos aportados por los estudiantes permiten deducir que en general las acciones de fraude académico no es algo ajeno para los estudiantes, quienes en una buena proporción califican a la mayoría de las acciones deshonestas que se les presentan, como tales. Son pocas las acciones deshonestas que no son juzgadas de esa manera por un porcentaje significativo de los estudiantes, entre las que están ‘entregar un trabajo realizado por mi mismo que ya había sido entregado en cursos anteriores’ y; ‘componer íntegramente un trabajo a partir de fragmentos copiados de páginas Web y/o artículos localizados en Internet’.

En cuanto a nivel de gravedad, el ‘entregar un trabajo elaborado por si mismo presentado en cursos anteriores y/o materias diferentes’ es una acción que resulta no ser grave o ser mínimamente grave para la mitad de los alumnos.

Una proporción notoria de los estudiantes manifiesta que nunca o esporádicamente sus pares han realizado prácticas deshonestas.

Las conductas cometidas frecuentemente de acuerdo con la opinión de un poco más de una cuarta parte de los estudiantes es ‘copiar de un compañero durante un examen’ y; ‘componer íntegramente un trabajo a partir de fragmentos copiados de páginas Web y/o artículos localizados en Internet’.

La estrategia a la que se adhiere el porcentaje mayor de los estudiantes para aminorar las prácticas deshonestas, y que es juzgada “adecuada” es la de ‘incluir en los reglamentos sanciones para este tipo de conductas’.

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Referencias

Canto, P.J., Guillermo, M.C., Tejada, M.A. (2011), “Opinión de estudiantes de posgrado acerca de las conductas no éticas cometidas por sus compañeros”, en Ana Hirsch Adler y Rodrigo López Zavala (coords.), Ética y valores profesionales. Trece experiencias de investigación universitaria en México, México, D.F., Editorial UAS.

Leal, N. (2011), “Juicio moral del estudiante de la UNA ante el fraude académico”, en UNA INVESTIG@CIÓN, núm. 6, vol. III, Caracas, Venezuela, Consejo de Investigación y Postgrado (CIP) Universidad Nacional Abierta (UNA), pp. 13-35.

Recuperado el 8 de agosto de 2011, de

http://biblo.una.edu.ve/ojs/index.php/UNAINV/article/view/1096/1058

López, J.M. (2010), “La ética profesional como religación social. Hacia una visión compleja para el estudio de la ética en las profesiones”, en Revista Electrónica de Investigación Educativa [Núm. Especial], Ensenada, Baja California, Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo de la Universidad Autónoma de Baja California. Recuperado el 9 de noviembre de 2011, de http://redie.uabc.mx/contenido/NumEsp2/contenido-calva.pdf

Sureda, J. y Comas, R. (2008), “El plagio y otras formas de deshonestidad académica entre el alumnado universitario. Resultados generales de los datos de una encuesta realizada a los usuarios del portal Universia”, Informe de investigación del Grupo Educación y Ciudadanía. Palma: Universitat de les Illes Balears, Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación.

Recuperado el 23 de marzo de 2011, de

http://ciberplagio.es/attachment.php?key=41

Sureda, J., Comas, R., Gili, M. (2009), “Prácticas académicas deshonestas en el desarrollo de exámenes entre el alumnado universitario español”, en ESE.

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Estudios sobre Educación, núm. 17, Pamplona, España, Universidad de Navarra, pp. 103-122, <https://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/9852/2/17Ef.pdf>, consultado el 8 de agosto de 2011.

Vaamonde, Juan, Diego, Omar, Alicia (2008), “La deshonestidad académica como un constructo multidimensional” en Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, núm. 3-4, vol. XXXVIII, México, Centro de Estudios Educativos, A.C., pp. 7-27. Recuperado el 8 de agosto de 2011, de http://redalyc.uaemex.mx/pdf/270/27012440002.pdf

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