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CAPÍTULO 1 El origen del hombre

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Academic year: 2021

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Los primeros seres humanos

Si el tiempo calculado de existencia del pla-neta Tierra es de aproximadamente cuatro mil quinientos millones de años, lo metiéra-mos en un calendario de un año solar, la apa-rición del hombre sobre el planeta ocurriría en el último minuto del 31 de diciembre de ese año, así, durante miles de millones de años los seres humanos no existieron sobre la superficie de la Tierra. Las selvas, los bos-ques, las llanuras y los mares estaban pobla-dos por especies animales cuyas formas nos parecen extrañas, son formas que ahora ya han desaparecido en su mayor parte. Tam-bién las plantas y los árboles eran distintos de los que hoy conocemos. Los animales y los vegetales cambiaron lentamente, al paso de miles de años unas especies se extinguieron y otras nuevas se formaron, a esos cambios se les llama evolución.

Estos primeros antepasados del hombre for-maron pequeños grupos familiares tribales, se alimentaban de frutas, semillas y raíces, que recolectaban en largas caminatas, y de la carne de pequeños animales que cazaban. Vivían al aire libre y permanecían poco tiem-po en un mismo lugar, pues sus fuentes de

alimentación las agotaban muy pronto. En el desarrollo de su etapa evolutiva empezaron a fabricar instrumentos toscos, hechos de pie-dras que afilaban golpeándolas con otras más duras, y que usaban como hachas o martillos, o de huesos y trozos de madera puntiagudos. Por su capacidad para elaborar instrumentos, a este primitivo ser los científicos lo han lla-mado “homo habilis”, para denotar su etapa evolutiva.

Es sorprendente que los primeros hombres hayan sobrevivido al compartir su territorio con animales más fuertes que ellos, además tenían que vencer los peligros de las sequías, la escasez de alimentos y las enfermedades, sin embargo, fueron desarrollando la capa-cidad que hace al ser humano diferente de todos los demás seres vivos: podían, en un grado muy superior al de las demás especies animales, pensar, aprender y enseñar a los más jóvenes lo que habían aprendido, orga-nizarse para trabajar en grupo y fabricar ins-trumentos sencillos.

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toria, que los científicos no han podido pre-cisar, los hombres primitivos se extendieron desde África, según la teoría más aceptada, a los territorios de Asia, Europa y Oceanía. En esas regiones continuaron su evolución hasta que, hace unos 50 mil años, su aspecto físico era el mismo que tienen los hombres y muje-res de hoy en día. A estos semuje-res humanos se les llama homo sapiens, que significa hombre que piensa.

Los cazadores nómadas

Al paso de los milenios, los hombres prehistó-ricos fueron aprendiendo cosas nuevas y más complicadas, su primer gran invento fue en-contrar la manera de producir fuego, con él podían protegerse, calentarse y asar o tostar algunos alimentos. El hombre aprendió tam-bién a fabricar instrumentos más elaborados: filosos cuchillos y hachas de piedra, puntas para lanzas de madera, agujas de hueso, ras-padores para trabajar la piel de los animales, con estos instrumentos se volvió más fácil cazar animales de mayor tamaño, cortar su carne y aprovechar las pieles para vestirse. Hace unos 100 mil años, el clima de la Tie-rra sufrió un cambio notable, la tempera-tura descendió y el intenso frío hizo que se formaran grandes capas de hielo, que no se derretían en los veranos y que avanzaron

desde los polos, así fue que, como había una inmensa cantidad de agua convertida en hie-lo, las lluvias disminuyeron y grandes zonas se convirtieron en desiertos, por esa misma razón bajó el nivel de los mares y se unieron territorios que actualmente están separados por las aguas.

En las frías tierras de Asia y Europa, la caza adquirió mayor importancia, aunque siempre se combinó con la recolección. Los grupos de cazadores eran nómadas, es decir, iban de un lugar a otro siguiendo a las manadas de cier-vos y renos, bisontes y caballos salvajes que se habían convertido en su principal fuente de alimentación. En cambio es probable que la caza del mamut y del gran rinoceronte de espeso pelaje fuera menos frecuente, porque esas bestias eran demasiado grandes y peli-grosas para las armas rudimentarias del caza-dor primitivo.

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habilidad, ese fue el origen de la división del trabajo. En la época de los hielos, el hom-bre aprovechó las cuevas para protegerse del frío, ahora se ha encontrado que en varias de ellas sus habitantes pintaron con tintes mine-rales y vegetales grandes figuras de los ani-males que cazaban. Es posible que esas pin-turas tuvieran un significado mágico, pero el realismo con el que con el que representaron la forma y el movimiento de sus modelos es sencillamente asombroso, baste el ejemplo de las pinturas en las cuevas de Lascaux en la Dordoña francesa, donde figuras de alces y bisontes podrían ser firmadas por un revolu-cionario moderno de la plástica.

El hombre en América

América fue el último continente ocupado por el hombre, pues se cree que los prime-ros grupos humanos llegaron a este territorio hace apenas unos 40 mil años, venían de Asia, seguramente siguiendo a las manadas de ani-males de caza. Estos primeros habitantes de América pasaron de Siberia a Alaska, que en aquella época estaban unidas por tierra, don-de hoy está el Estrecho don-de Bering, época don-de la glaciación en que el nivel de los mares había descendido. Muy lentamente los grupos nó-madas que llegaban a América viajaron hacia el sur, dejando atrás la capa de hielo que se extendía hasta la parte central de lo que hoy es Estados Unidos. Andando pasó el tiempo, y de esa forma llegaron a poblar América del Sur.

Los primeros pobladores de América tocaron por primera vez el actual territorio de México hace sólo 20 mil años, lejos de las zonas hela-das, el hombre encontró un ambiente favora-ble para vivir en donde el clima era templado y el agua más abundante, así algunos grupos se asentaron en tierras mexicanas; otros si-guieron su larga migración, siempre hacia el

sur. Muchos investigadores han estudiado los restos humanos y los instrumentos de los pri-meros pobladores de México encontrados en muchos partes de nuestro territorio, en cue-vas, llanos y barrancas, o por casualidad, al construir una carretera o una presa. Por esos estudios sabemos que en la vida diaria del más antiguo hombre americano, la recolec-ción de plantas y productos animales era más importante que la caza. Las variedades sil-vestres de la calabaza, el aguacate y el maíz eran aprovechadas, también se ha comproba-do que se alimentaban de animales del mar, pues en algunas regiones de las costas se han encontrado restos de miles de conchas de os-tiones, almejas y otros moluscos que nuestros antepasados desprendían de las rocas mari-nas o recogían en las lagumari-nas poco profundas.

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diferen-tes medios naturales y para aprovechar sus recursos, en las costas de Perú y Chile, por ejemplo, los pobladores desarrollaron una notable habilidad como pescadores y reco-lectores de moluscos.

Los límites de la caza y la recolección

Los hombres prehistóricos sobrevivieron y se multiplicaron porque aprovecharon con inge-nio los recursos que la naturaleza les ofrecía, sin embargo, cuando un grupo depende de la caza y la recolección es poco lo que puede progresar, sus limitaciones en un ambiente hostil son muchas.

• Los grupos humanos tenían que ser peque-ños, porque era imposible asegurar la ali-mentación de mucha gente.

• Los hombres permanecían poco tiempo en un solo lugar al depender de lo que ahí en-contraban para alimentarse. La necesidad de moverse continuamente los obligaba a cargar en sus espaldas los instrumentos y bienes necesarios para la vida, por eso mismo construían simples chozas de ramas o de pieles que abandonaban o desmonta-ban para viajar.

• Dependían de los cambios del clima y de los recursos que encontraban a su paso. No podían conservar los alimentos por mucho tiempo y, según la estación del año,

pasa-ban por temporadas de abundancia y por otras de hambre y grandes privaciones. Si se reflexiona sobre estas dificultades, nos damos cuenta de que la humanidad sólo po-día progresar si los hombres encontraban una forma más eficaz y segura de obtener alimen-tos.

El origen de la agricultura

y la ganadería

El clima de nuestro planeta cambió de nue-vo hace unos 18 mil años. La temperatura se elevó y las capas de hielo retrocedieron ha-cia los polos, las lluvias aumentaron y el nivel de los mares se elevó, el paso terrestre que unía a América con Asia fue sepultado por las aguas y nuestro continente quedó aislado del resto del mundo.

Entonces, bajo las nuevas condiciones del cli-ma, los seres humanos lograron el más grande adelanto de toda la historia: aprendieron a cultivar la tierra y a domesticar animales. La agricultura se desarrolló gradualmente a lo largo de unos 6 mil años, entre el décimo y el quinto milenio antes de Cristo. La agricultura se practicó primero en las llanuras del Asia Menor y después, de manera independiente, en otras regiones de la Tierra, al principio, es probable que los hombres simplemente cui-daran ciertas plantas silvestres, parecidas al trigo y a la cebada, y recogieran sus espigas, después, cuando entendieron cómo es que germinan las semillas, aprendieron realmen-te a sembrar y cosechar.

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tierra, los instrumentos de cultivos eran sen-cillos: pequeños azadones hechos con piedras o palos puntiagudos que en Mesoamérica se llamaron “coa”. La siembra del trigo y la ce-bada, alimentos básicos hasta hoy, se com-plementó con el cultivo de vegetales en dis-tintas regiones: el arroz en China e India, la calabaza y el maíz en Mesoamérica, la papa en América del Sur.

La ganadería

La ganadería también se desarrolló a paso lento, es probable que en un principio los ca-zadores capturaran y cuidaran crías de ani-males poco agresivos, como el reno y la cabra salvaje, formaron así los primeros rebaños. Los agricultores primitivos combinaron el cul-tivo de la tierra con la domesticación de di-versas variedades de cerdos, ovejas y cabras. Tiempo después se logró domesticar al gana-do vacuno, gana-dominar al caballo fue más difícil, pero con su domesticación el hombre aceleró el dominio sobre su hábitat. La historia del perro es interesante, porque según parece, éste acompañaba al hombre desde antes del nacimiento de la agricultura, de modo que el perro no sólo es un buen amigo; también es nuestro amigo más viejo. En América la gana-dería tuvo poca importancia, debido a que en este continente no existían las especies que fueron domesticadas en el viejo mundo y los mamíferos americanos eran poco adecuados para la ganadería. En Mesoamérica el animal doméstico más común fue el guajolote y en la región de los Andes fueron aprovechadas la llama y la alpaca.

Las primeras aldeas

Los grupos de cazadores y recolectores que se fueron convirtiendo en campesinos cambia-ron totalmente su modo de vida, se volviecambia-ron sedentarios y establecieron pequeñas aldeas cerca de las tierras de cultivo, las que

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La agricultura en Mesoamérica

La agricultura se desarrolló en Mesoamérica con lentitud. En una primera etapa, el cultivo de la tierra se combinó con la caza y la reco-lección, los grupos humanos no se volvieron del todo sedentarios, sembraban superficies pequeñas y regresaban a ellas en la época de cosecha. Fue hace unos 5 mil años cuando la agricultura se convirtió en la actividad princi-pal de los habitantes de Mesoamérica, las al-deas se multiplicaron en la región, al princi-pio, casi todas las aldeas eran muy pequeñas, formadas por unas cuantas familias, pero en poco tiempo algunas prosperaron y llegaron a tener varios cientos de habitantes. Una de las razones del progreso y la extensión de la agricultura en Mesoamérica fue la variedad de vegetales silvestres que nuestros antepa-sados aprendieron a cultivar, probablemente los primeros fueron la calabaza, el chile y el amaranto, el último en ser cultivado fue el frijol.

La agricultura de riego

Durante el quinto milenio antes de Cristo los campesinos de Asia Menor lograron un enor-me avance en las técnicas agrícolas, cuando aprendieron a construir represas y canales para conservar el agua y conducirla hasta las tierras de cultivo, por esa misma época se empezó a utilizar también el arado. Este sencillo invento permitió aprovechar mejor la tierra y evitar su agotamiento rápido. El riego y las nuevas técnicas provocaron una cadena de cambios en las formas de vida de los campesinos. El rendimiento de los cultivos aumentó y se sembraron mayores superficies, por lo que con alimento suficiente, la pobla-ción de las aldeas creció y algunas de ellas llegaron a sobrepasar los 5 mil habitantes. La organización social también cambió, por-que para planear, construir y utilizar un

sis-tema de riego, aunque sea pequeño, es ne-cesario el trabajo coordinado de todos los campesinos de una aldea. Por esa razón au-mentó la autoridad de los jefes sobre los gru-pos y entre los poblados. Al contar con mayor cantidad de alimentos ya no era necesario que todos los habitantes de la aldea se de-dicaran al cultivo de la tierra o al cuidado de los animales, algunos se especializaron en los oficios de la alfarería, la carpintería o la

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agricul-tores construyeron represas en los ríos que bajan de la cordillera, a los cultivos que se practicaban en Mesoamérica ellos agregaron el de la papa, uno de los de mayor valor nu-tritivo.

Nacimiento de las ciudades

Algunas regiones del planeta tienen ventajas especiales para la agricultura, en ellas hay grandes extensiones de tierra fértil y ríos caudalosos que regularmente proporcionan agua para el riego. Una de esas regiones es Mesopotamia, que en lengua griega significa "tierra entre ríos", situada en Asia Menor en-tre los ríos Tigris y Éufrates, en lo que ac-tualmente es Irak. El agua de esos ríos fue aprovechada por sus habitantes primitivos mediante complicados sistemas de canales, que hicieron posible el cultivo de miles de hectáreas, la alta producción agrícola y la necesidad del trabajo colectivo provocaron una mayor concentración de la población, el aumento de la riqueza y el desarrollo del co-mercio en gran escala con regiones alejadas; fue así como algunas grandes aldeas se con-virtieron en las primeras ciudades, base de los estados o reinos futuros.

Es probable que la más antigua de las ciuda-des sea “UR”, antigua Ciudad Estado Sumerio

en el sur de Mesopotamia, con más de 7,000 años de antigüedad, sin embargo, los cons-tantes descubrimientos actuales nos indican que muy pronto crecieron otras igualmente importantes en las cercanías, y en otras re-giones del mundo que ofrecían condiciones favorables. Las grandes ciudades tenían una población de unas decenas de miles de habi-tantes, lo que parece poco comparado con la población de los centros urbanos en la actua-lidad, pero la importancia de las primeras ciu-dades no estaba solamente en su tamaño, en ellas se construyeron grandes obras públicas y se desarrollaron técnicamente la ingenie-ría y la arquitectura, ahí surgieron poderosos grupos militares y religiosos, que concentra-ron el poder de gobernar regiones más allá de la ciudad, ahí se originaron las ciencias y, sobre todo, ahí nacieron la escritura y las matemáticas. Baste, como constancia, recor-dar el “Código Hammurabi” y las tablillas con escritura cuneiforme. La aparición de las ciu-dades marca el final de la prehistoria y, con el surgimiento de las grandes civilizaciones agrícolas, se inicia propiamente la etapa his-tórica de la humanidad.

La escritura

La invención de la escritura es la más valiosa aportación de las civilizaciones agrícolas. Es tan importante, que se considere que la pre-historia termina y la pre-historia empieza cuando el hombre aprende a escribir.

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en Egipto, placas de cobre en India.

Las primeras formas de la escritura tenían el propósito práctico de registrar listados por ejemplo de los bienes de una persona o de los productos de una cosecha. Se inventaron símbolos que de manera simplificada repre-sentaba un objeto o una acción. Más adelan-te se combinaron estos símbolos para formar oraciones completas, así, la escritura era muy difícil, porque se necesitan casi tantos signos como las cosas que se querían expre-sar. Se calcula que una de las formas más an-tiguas de la escritura, la de los sumerios que vivieron en Mesopotamia, llegó a tener 9 mil signos distintos. Andando el tiempo, el núme-ro de signos se redujo y se inventanúme-ron nuevas formas de combinarlos, eso hizo posible que se redactaran leyes, narraciones, libros de medicina y muchos otros textos, sin embar-go, escribir seguía siendo complicado, porque había centenares de signos y de reglas para usarlos, la escritura y la lectura era un traba-jo de especialistas, llamados escribas entre los egipcios, que estudiaban en los templos durante 10 o 15 años para dominar su oficio.

Pasaron muchos siglos para que se inventa-ra un nuevo sistema de escrituinventa-ra, en el cual los signos solamente representan sonidos. De esta manera, usando entre 20 y 30 signos, es posible escribir cualquier cosa. Este adelanto

se lo debemos a los fenicios, un pueblo de navegantes y comerciales de Asia Menor, que desarrolló la escritura alfabética aproxima-damente en el año 1000 a.C. El sistema in-ventado por los fenicios fue mejorado por los griegos y en él se basa el alfabeto que actual-mente usamos para escribir y leer el español y los demás idiomas occidentales.

La organización social,

ciencia y cultura

Las formas de vida y las culturas en cada ci-vilización fueron distintas de una a otra, sin embargo, existieron formas de organización y de progreso técnico y científico muy impor-tantes, que se desarrollaron de manera pare-cida en las cuatro regiones. Analicemos esos aspectos comunes: la organización social, la escritura, las matemáticas y el avance de las técnicas.

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la vida, como la salud y la muerte, por eso creían que todo lo que sucedía se debía a la intervención de dioses que gobernaban a la naturaleza y al destino humano, los sacerdo-tes organizaban las ceremonias, ganando la buena voluntad de sus dioses para el reino y para los que en él vivían. La influencia de los sacerdotes se debía también a sus conoci-mientos, observaban el movimiento de los as-tros para elaborar los calendarios, aplicaban las matemáticas en el diseño de las construc-ciones, conservaban el conocimiento médico y, sobre todo, sabían leer y escribir.

Ciencia y cultura

Del mismo modo que la escritura, las mate-máticas se inventaron para resolver proble-mas prácticos: como contar el ganado, regis-trar el peso de una cosecha o medir el largo de un canal; fue así como el hombre desarro-lló las operaciones aritméticas fundamenta-les. Con el progreso de las civilizaciones agrí-colas, las matemáticas se fueron aplicando a problemas más complicados: como medir la superficie de terrenos con distintas formas o estimar el número de ladrillos necesarios para una construcción; al igual que nosotros, aquellos hombres buscaron la simplificación del trabajo de cálculo, elaboraron tablas de multiplicar, hicieron también listados con los resultados de las actividades más comunes.

Las técnicas

Muchos de los aparatos simples y de los ma-teriales que todavía utilizamos tienen su ori-gen en esas viejas civilizaciones. Uno de los grandes avances fue el perfeccionamiento de las técnicas para fabricar objetos de metal, con el oro se habían adornos lujosos, pero fue más importante el uso del cobre, al que se le dieron muchas aplicaciones prácticas, como el cobre no es muy resistente, los artesanos descubrieron que agregándole estaño aumen-taba su dureza, a esa combinación se le llama bronce y durante largo tiempo fue el metal más usado, no sólo por las civilizaciones agrí-colas, sino también por los pueblos guerreros y los dedicados al pastoreo. Quizá el más re-volucionario de los inventos de ese momento de la humanidad fue el de la rueda, que pro-dujo grandes cambios en la vida diaria. Los carros con dos ruedas, jalados por distintos animales de tiro, se utilizaron para el trans-porte y para la guerra en todas las antiguas civilizaciones. La rueda no sólo sirve en el transporte, desde la antigüedad cumplió con una gama casi infinita de servicios para armar o construir cualquier objeto al que se le die-ra movimiento. Los pueblos que vivían cerca del mar aprendieron a dominar la fuerza del viento, dando con ello nuevas posibilidades a sus ambiciones al pasar de una pequeña barca movida con remos al impulso de una vela que les abrió el Mediterráneo a sus inquietudes de pesca, comercio, conocimiento y conquista. Los barcos crecieron no solo en tamaño sino en capacidad, al usar velas y largas filas de remeros, se convirtieron en el medio común de transporte, comercio y conquista en los mares.

La herencia cultural

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aprove-chamiento de ellos en tiempos posteriores, no solo en Medio Oriente y la cuenca medi-terránea, sino en Oriente, Europa y el total del mundo la humanidad ha vivido el desa-rrollo de imperios y nuevas civilizaciones y su destrucción por la molicie en que han caído después de su máximo desarrollo y el ataque

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