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Resiliencia en adolescentes expuestos a condiciones vitales de riesgo

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Cuad. trab. soc. 30(2) 2017: 475-486 477

Resiliencia en adolescentes expuestos a condiciones vitales de riesgo

Ana Isabel Corchado Castillo1; María José Díaz-Aguado Jalón2; Rosario Martínez Arias3

Recibido: 14 de noviembre de 2016 / Aceptado: 12 de mayo de 2017 / Disponible on line: 4 de julio de 2017

Resumen

Antecedentes. La resiliencia se ha convertido en un tema central en el estudio y en la intervención con adoles-centes. Las investigaciones realizadas sobre dicho tema encuentran grandes diferencias en su capacidad de afron-tar el estrés y la adversidad. El objetivo de esta investigación es examinar si los adolescentes que han vivido cir-cunstancias acumuladas de riesgo y adversidad, pueden tener resultados resilientes cuando participan en programas de intervención psicosocioeducativa. Objetivo de gran relevancia para el Trabajo Social, al permitirle identificar fuentes de resiliencia que pueden y deben ser fomentadas en la intervención con adolescentes que han estado ex-puestos a condiciones vitales de riesgo.

Método. Se utilizó un diseño no experimental con grupos seleccionados. Los participantes fueron 507 adoles-centes pertenecientes a cuatro grupos con diferentes niveles de riesgo: protección social (n =189); cumplimento de medidas judiciales (n =104); tratamiento por abuso de drogas (n =25) y grupo de comparación (n =189). Se aplicó, de forma colectiva, una versión reducida de la Escala de Resiliencia (Wagnild & Young, 1993), conside-rado el instrumento más adecuado para el estudio de la resiliencia en la población adolescente debido a sus pro-piedades psicométricas. Las variables medidas fueron: variables sociodemográficas y resiliencia.

Resultados. Se encontraron diferencias estadísticamente significativas en resiliencia entre el grupo de adoles-centes en tratamiento por consumo de drogas con el resto de los grupos. Los adolesadoles-centes en protección y los in-fractores mostraban puntuaciones similares a las del grupo de comparación.

Conclusiones. En la dirección de las hipótesis planteadas, los resultados reflejan que la resiliencia es un proce-so que puede ser favorecido a través de ciertas estrategias de aprendizaje derivadas de la experiencia o con la par-ticipación en programas psicosocioeducativos.

Palabras clave: resiliencia; trabajo social; adolescencia; riesgo; intervención psicosocioeducativa.

[en] Resilienc in adolescents exposed to at-risk living condicions

Abstract

Background. Resilience has become a central issue in studies and interventions relating to adolescents. Rese-arch on this topic finds large differences in capacity to cope with stress and adversity. The aim of this reseRese-arch is to examine whether adolescents who have experienced cumulative circumstances of risk and adversity may have resilient outcomes when they participate in psychosocial educational intervention programmes. This aim is of great importance for social work, in permitting the identification of sources of resilience that can and should be fostered in interventions with adolescents who have been exposed to at-risk living conditions.

Method. A non-experimental design with selected groups was used. The participants were 507 adolescents be-longing to four groups with different risk levels: social protection (n =189); subject to court orders (n =104); treatment for drug abuse (n =25); and a comparison group (n =189). A reduced version of the Resilience Scale (Wagnild & Young, 1993), considered the most suitable instrument for the study of resilience in the adolescent population due to its psychometric properties, was applied in group form. The variables measured were socio-de-mographic variables and resilience.

Cuadernos de Trabajo Social

ISSN: 0214-0314

http://dx.doi.org/10.5209/CUTS.54357

1 Universidad Complutense de Madrid, España aicorcha@ucm.es

2 Universidad Complutense de Madrid, España mjdiazag@ucm.es

3 Universidad Complutense de Madrid, España rmnez.arias@psi.ucm.es

EDICIONES COMPLUTENSE

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Introducción

El enfoque de la resiliencia en Trabajo Social se ha mostrado como un reto de interés aca-démico y profesional. Ambos, Trabajo Social y resiliencia, se apoyan en las fortalezas que poseen los individuos (grupos y comunida-des) y que pueden desarrollarse partiendo de sus propias potencialidades (Saleebey, 2006). El enfoque de la resiliencia en Trabajo Social orienta por caminos que van más allá del pa-radigma de la carencia, traspasan los límites de lo asistencial y se dirigen hacia lo promo-cional. El modelo basado en las fortalezas su-pone un salto cualitativo en la acción social (Barranco, 2009) y los profesionales del tra-bajo social, al igual que otras profesiones ba-sadas en relaciones interpersonales, deben identificar las fuentes de resiliencia para po-tenciar su calidad de vida y mejorar el des-arrollo humano de los individuos con los que trabajan (Guo & Tsui, 2010).

Para el Trabajo Social, la teoría de la resi-liencia proporciona un inspirador enfoque a la investigación de la adolescencia al intentar dar respuesta a la pregunta ¿por qué algunos con-siguen superar circunstancias de riesgo y ad-versidad a las que se enfrentan y otros no? La teoría de la resiliencia abunda sobre la cuali-dad acumulativa de los factores de riesgo y protección a través de los dominios ecológi-cos individual, familiar y comunitario, refle-jando con precisión la compleja naturaleza de las influencias de estos dominios en el desarro-llo del individuo (Zimmerman, 2013). Cono-cer los procesos de riesgo y resiliencia facili-ta la comprensión sobre la adapfacili-tación y el

desarrollo durante la adolescencia, la identifi-cación de aquellos con necesidades mayores de intervención, aporta información para las intervenciones con que fortalecer los grupos de mayor riesgo y contesta a la cuestión: una trayectoria de riesgo ¿cuándo puede ser redi-rigida hacia un camino de mayor adaptación? En general, se reconoce que la conducta de riesgo en adolescentes puede verse como el resultado de interacciones complejas entre factores de riesgo y factores de protección (Prinzie & Dekovic, 2008; Prinzie, Hoeve & Stams, 2008); aunque no hay acuerdo sobre si los factores de riesgo y protección son dos grupos diferentes (unipolar) o los mismos factores con un efecto de riesgo en un extre-mo y un efecto protector en el otro (bipolar). Asimismo, asistimos a un debate abierto so-bre el efecto de los factores de protección en la conducta. Algunos investigadores definen los factores de protección como aquellos que atenúan o moderan los efectos de los riesgos sobre la conducta, teniendo sobre ella un efec-to indirecefec-to (Fergusson & Lynskey, 1996; Po-llard, Hawkins, & Arthur, 1999; Rutter 1987, 2006); de acuerdo a esta definición, se requie-re la prequie-resencia de los riesgos para que los fac-tores de protección actúen. Sin embargo otros investigadores consideran que existen efec-tos direcefec-tos sobre la conducta problema de-nominados factores promotores (Van der Put, Van der Laan, Stams, Dekoviç & Hoeve, 2011), o factores de ajuste positivo (Corcha-do, 2012), que no necesitan la presencia de riesgos para actuar (Loeber et al., 2008). En general, se conoce mucho más acerca de los factores de riesgo que los de protección

Results. Statistically significant differences in terms of resilience were found between the group of adolescents undergoing treatment for drug use and the other groups. The adolescents under social protection and the young offenders obtained similar scores to those of the comparison group. Conclusions:Along the lines of the hypo-theses set forth, the results indicate that resilience is a process that may be encouraged via certain experience-ba-sed learning strategies or through participation in psychosocial educational programmes.

Keywords: resilience; social work; adolescence; risk; psychosocial educational intervention.

Sumario: Introducción. 1. Método. 2. Resultados. 3. Discusión. 4. Referencias bibliográficas. Cómo citar: Corchado Castillo, A. I.; Díaz-Aguado Jalón, M. J.; Martínez Arias, R. (2017) Resiliencia en ado-lescentes expuestos a condiciones vitales de riesgo, en Cuad. trab. soc. 30(2), 475-486.

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(idem). Fergus & Zimmerman (2005) clasi-fican en dos las categorías de factores de pro-tección: activos (assets) y recursos. Los acti-vos son los factores de protección que están dentro del individuo, tales como la autoefi-cacia o la autoestima; y los recursos son aque-llos factores de protección situados fuera del individuo como el apoyo de los padres o de un adulto significativo, el grupo de iguales, la escuela o la comunidad.

La resiliencia es un concepto que siempre requiere cuidado en su definición conceptual y operativa. Algunos investigadores alertan sobre los distintos significados que se dan a dicho término (Olsson, Bond, Burns, Vella-Brodrick & Sawyer, 2003; Evans & Pinnock, 2007). La mayor parte de los trabajos actua-les aceptan la definición de Masten, Best, & Garmezy (1990): «La adaptación frente a al-gún tipo de estrés, amenaza o la adversi-dad»(p. 426). Olsson et al.(2003) realizan una importante aportación al diferenciar en-tre el concepto de resiliencia aplicado a sultados o consecuencias y a procesos. La re-siliencia se describe como un resultado cuando se identifica como resiliente a un ado-lescente que ha superado con éxito la expo-sición al riesgo. Este enfoque examina a los individuos en un intento por identif icar y comparar a los que muestran patrones de re-siliencia (como lo demuestran los resultados positivos) con los que sucumben al riesgo (tal como se refleja en los resultados negativos). También se pueden buscar resultados resilien-tes al evaluar una conducta o al considerar las consecuencias psicosociales en adolescentes expuestos a situaciones adversas o de riesgo crónico (por ejemplo, la pobreza). Un buen funcionamiento, como la estabilidad de las relaciones, la evitación de una conducta pro-blemática o el rendimiento académico, des-cribe un adolescente resiliente. Se debe ser cuidadoso al referir la resiliencia como un re-sultado ya que puede inducir una visión ne-gativa de aquellos que no logran superar las dificultades y a los que se ve como portado-res de déficits, Ryan (1971) denominó este fenómeno «culpar a la víctima».

En la última década se han intensificado los esfuerzos de los investigadores para

apli-car la teoría científica a la intervención prác-tica (Wright & Masten, 2005) fomentando la aplicación del conocimiento como estrategia para la prevención. Así se ha construido la te-oría aplicada de la resiliencia que se plasma en modelos preventivos. Estos diseños de in-tervención preventiva tienen como objetivo evitar lo negativo de las trayectorias relacio-nadas con los riesgos y la adversidad, inten-tando desarrollar, en un proceso continuo, un ajuste positivo que permita a los adolescen-tes satisfacer sus necesidades, desarrollar competencia social, aumentar sus recursos y potencialidades y convertirse en adultos sa-nos (Zimmerman & Brenner, 2010; Zimmer-man, 2013).

El objetivo a alcanzar en esta investiga-ción es evaluar a los individuos de la mues-tra para identificar y comparar a aquellos que muestran patrones de resiliencia con aquellos que no han conseguido superar la exposición al riesgo. En relación a este objetivo se plan-tean las siguientes hipótesis:

1. Los adolescentes del grupo de compa-ración obtienen puntuaciones más altas en re-siliencia que el grupo de estudio.

2. Los adolescentes del grupo de estudio que participan en programas de tratamiento piscosocioeducativo consiguen resultados re-silientes.

1. Método

1.1. Participantes

Se obtuvo una muestra de 507 sujetos, forma-da por dos grupos, 318 en el grupo de estudio (62,7 %) y 189 en el de comparación (37,3 %). El 62,9 por ciento son varones y el 37,1 por ciento mujeres, con una edad media de 16 (DT= 2.86; mínimo12 y máximo19). El ma-yor porcentaje de participantes masculinos responde a su mayor presencia en la población perteneciente a los grupos escogidos, lo que impide cualificar los resultados en función del sexo de los sujetos (INE (a y b), 2013).

El grupo de riesgo está formado por tres subgrupos 1) adolescentes internados en

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cen-tros de protección como consecuencia de una situación de desamparo generalmente origi-nado por abuso o negligencia sufrido en su entorno familiar y que suelen generar proble-mas de conducta (González, Fernández & Se-cades, 2004), (n= 189, 37,2 %); 2) adolescen-tes en cumplimento de medidas judiciales en régimen cerrado (n= 104, 20,5 %); 3) adoles-centes en tratamiento por abuso de drogas en centros públicos y privados (n= 25, 4,9 %).

Los integrantes del grupo de comparación se seleccionaron de modo que fueran simila-res a los otros grupos con los criterios de in-clusión de edad, sexo y convivencia con la fa-milia de origen (n= 190, 37,4 %); para ello se acudió a centros de educación secundaria, formación y empleo, en los que fue fácil en-contrar dicho perfil.

1.2. Diseño

Se realizó un estudio transversal-comparati-vo, no experimental y se recurrió a la combi-nación del enfoque y cuantitativo (Hernández, Fernández & Baptista, 2010), con el fin de re-saltar las fuerzas de ambas aproximaciones. 1.3. Procedimiento

Se elaboró un cuestionario basado en un es-tudio previo de carácter cualitativo realizado con entrevistas en profundidad (Corchado, 2012). Para el análisis del contenido se utili-zó el programa Atlas ti (v. 6.1) para la siste-matización de las experiencias recogidas en las entrevistas.

Se accedió a los individuos del grupo de estudio a través de convenios de colaboración de la Universidad Complutense de Madrid con cada una de las instituciones sobre las que recae la responsabilidad de la atención y cus-todia de los participantes. El número total de sujetos seleccionados de cada grupo depen-dió de la decisión de los responsables de ca-da entica-dad.

El cuestionario se aplicó en todos los ca-sos de forma colectiva, con presencia del in-vestigador. El tamaño de los grupos oscilaba entre 5 y 25 según los centros, excepto en el grupo de menores en tratamiento por

consu-mo de drogas que se realizó de forma indivi-dual. Las instrucciones fueron proporciona-das por el investigador que resolvió las cues-tiones surgidas en la aplicación.

Se elaboró una carta informativa descri-biendo los términos de la investigación que in-cluía un consentimiento informado para los tu-tores o progenitu-tores de los menores. En el caso de los menores tutelados, el consentimiento fue otorgado por la entidad responsable 1.4. Variables e instrumentos de medida

— Variables sociodemográficas: Sexo, edad y pertenencia al grupo de interés.

— Versión reducida de la escala de resilien-cia (RS) de Wagnild & Young (1993). Ahern, Kiehl, Sole & Byers (2006) realizan un estudio con el objetivo de evaluar las propiedades psi-cométricas y la adecuación de los instrumentos para el estudio del constructo resiliencia en po-blación adolescente. Con los criterios de bús-queda instrumentos o escalas de medida de re-siliencia, se seleccionaron y compararon seis escalas obtenidas de la base de datos EBSCO (CINAHL, PreCINAHL & Academic Search Premier), de MEDLINE, PsychINFO, Psych-ARTICLES e Internet. Las escalas The Baruth Protective Factors Inventory[BPFI] (Baruth & Carroll, 2002) y Brief Resilient Coping Scale

[BRCS] (Sinclair & Wallston, 2004) no se con-sideraron adecuadas para su administración a la población adolescente, debido a la falta de aplicaciones en investigación con esta po-blación. También se excluyeron las escalas

Adolescent Resilience Scale[ARS] (Oshio, Ka-neko, Nagamine & Nakaya, 2003), Connor-Da-vidson Resilience Scale [CD RISC] (Connor y Davidson, 2003) y Resilience Scale for Adults,

al observar la necesidad de más estudios en po-blación adolescente. Se determinó que la Resi-lience Scale[RS] (Wagnild y Young, 1993) era el instrumento más adecuado para el estudio de la resiliencia en la población adolescente debi-do a sus propiedades psicométricas y a sus apli-caciones en una variedad de grupos de edad, incluyendo la adolescencia. La literatura espe-cializada internacional ha confirmado esta afir-mación dado el elevado uso de la Resilience Scaleen las investigaciones sobre resiliencia

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(Cosco, Kaushal, Richards, Kuh & Stafford, 2016).

Este instrumento identifica el grado de re-siliencia a través de una escala tipo Likert con 25 ítems y siete alternativas de respuesta; des-de «totalmente des-de acuerdo» a «totalmente en desacuerdo», y mide dos dimensiones: la com-petencia personal (17 ítems), y la aceptación de uno mismo y de su vida (8 ítems). Se tra-dujo la escala original en inglés y se compro-bó que la versión en castellano fuera equiva-lente a la original con una nueva traducción (back translation). La versión en castellano fue revisada por dos psicólogos expertos en la te-mática, que orientaron en la selección de aque-llos ítems que consideraron mejores en su adaptación al castellano para medir el rasgo resiliente individual. El resultado final fue una escala Likert de 12 ítems seleccionados de la escala original con siete categorías de respues-ta que incluye ambas dimensiones (9 ítems ra la dimensión competencia personal y 3 pa-ra la aceptación de uno mismo y de su vida). 1.5. Análisis de datos

Se realizaron: análisis descriptivos de los da-tos para conocer las características de los par-ticipantes; análisis factorial confirmatorio pa-ra la búsqueda de dimensiones latentes de la variable resiliencia; análisis de correlación para buscar relaciones entre la variables re-siliencia y edad; diferencias entre grupos de interés; contrastes sobre medias y análisis no paramétricos; y fiabilidad de las puntuacio-nes de las dimensiopuntuacio-nes.

Se utilizó el paquete estadístico IBM-SPSS (v.21) para el análisis estadístico de los datos y el programa Lisrel (v. 9.2) para el aná-lisis factorial confirmatorio.

2. Resultados

Para demostrar la validez de la estructura in-terna, se realiza un AFC sometiendo a prue-ba un modelo unidimensional y otro de dos factores correlacionados que corresponden a las dos dimensiones de la escala establecidas

por los autores. En el test de razón de verosi-militud el modelo de dos factores no es sig-nificativamente superior al de un factor, pe-ro en aras de la parsimonia y a la vista de la elevada correlación de los dos factores (.95) se optó por el de modelo de un factor.

El modelo unidimensional presenta una solución bien definida y un aceptable grado de ajuste de los datos [χ2 (49) 293.50

(p< 0,001); RMSEA= 0,08; CFI= 0,98; IFI= 0,98; RMR= 0,03: GFI= 0,94]. Se conserva el nombre de la escala original: Resiliencia (Figura 1). El coeficiente de fiabilidad para la escala es de 0,90 (IC95%: 0,89-0,91).

Los valores de R2(Tabla 1) oscilan en un

rango de 0,58 para «Siempre acabo lo que empiezo» a 0,77 para «En situaciones difíci-les encuentro la salida y la confianza en mí mismo me ayuda», que son los mejores indi-cadores de la variable latente. Todos los ítems tienen un elevado nivel de signif icación

p< 0,001; el valor mínimo del estadístico tes de 16,33.

Se examina la correlación entre las varia-bles resiliencia y edad y se halla que ambas variables no se encuentran linealmente rela-cionadas (r= –0,03, p= 0,43).

Figura 1. Modelo estructural de primer or-den para el constructo Resiliencia (RS).

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Para explorar la relación entre la pertenen-cia a los distintos grupos con la variable de estudio, se realizaron análisis de covarianza entre grupos. En la Tabla 2 se presentan los estadísticos descriptivos de cada uno.

Dado que la edad no tuvo efecto signifi-cativo y que las variables no cumplían con el supuesto de normalidad se realizó el contas-te no paramétrico de Kruskal-Wallis que mos-tró diferencias estadísticamente significati-vas entre los grupos (χ2(2) KW= 20,11, p

< 0,001). Para el contraste a posteriori se uti-lizó la prueba de U de Mann-Whitneycon la corrección de Bonferroni y el estadístico de Rosenthal para el cálculo de los tamaños del efecto que describió tamaños pequeños para las diferencias entre los grupos. Solo se en-contraron diferencias estadísticamente signi-ficativas entre el grupo de adolescentes en tratamiento por consumo de drogas (grupo 3) con el resto de los grupos: protección (grupo 1 > grupo 3, Z= –3,46, p= 0,001), medidas ju-diciales (grupo 2 > grupo 3, Z = –4,68,

p= 0,000) y comparación (grupo 4 > grupo 3,

Z= 4,24, p= 0,000).

3. Discusión

La primera hipótesis planteada en este es-tudio, que afirma que los adolescentes del gru-po de comparación obtienen puntuaciones más altas en resiliencia que los del grupo de estudio, se confirma parcialmente para el gru-po de consumidores, ya que solo se aprecian diferencias significativas entre este grupo con el resto de grupos de estudio y el grupo de comparación. Los adolescentes infractores su-peran la puntuación al grupo de comparación y el grupo de menores en protección obtienen una puntuación, aunque menor, muy cercana a la del grupo de estudio y no se aprecian di-ferencias significativas entre ellos.

Si se identifica como resilientes a aquellos adolescentes que han superado con éxito la exposición al riesgo y que son capaces de Tabla 1. Saturaciones factoriales y fiabilidad de los indicadores

Resiliencia Saturación (t) R2

Siempre acabo lo que empiezo R1 0,06 (16,33) 0,58 Estoy orgulloso de lo que he conseguido R2 0,08 (18,21) 0,64 Me siento bien conmigo mismo R3 0,12 (23,02) 0,75 Puedo manejar muchas cosas a la vez R4 0,06 (22,60) 0,74

Soy decidido R5 0,07 (20,27) 0,69

Puedo mantener el interés por las cosas R6 0,11 (20,43) 0,69 Siempre encuentro por lo que reír R7 0,08 (16,67) 0,59 La confianza en mí mismo me ayuda R8 0,09 (23,79) 0,77 Puedo ver una situación de distintas maneras R9 0,07 (17,22) 0,61

Mi vida tiene sentido R10 0,10 (21,16) 0,71

En situaciones difíciles encuentro la salida R11 0,13 (23,47) 0,77 Tengo capacidad para llevar a cabo lo que tengo que hacer R12 0,08 (21,84) 0,73

Tabla 2. Estadísticos descriptivos distribuidos según los grupos de interés para Resiliencia

N Media DT

1. En protección 189 62,37 14,18

2. En cumplimiento de medidas judiciales 104 66,26 11,49 3. En tratamiento por consumo de drogas 25 53,72 10,15

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mantener un desarrollo saludable a pesar de la presencia de amenazas, ¿por qué los jóve-nes infractores obtienen las puntuaciojóve-nes más altas de la escala?, son adolescentes que han sido expuestos a altos niveles de riego y que muestran resultados positivos en resiliencia. Una respuesta posible está en reconocer la in-fluencia de los programas de intervención psi-cosocioeducativo, generales y específicos, a los que los jóvenes de estos grupos tienen ac-ceso cuando entran en contacto con las insti-tuciones (Graña & Rodríguez, 2010). Actual-mente, y como consecuencia de los efectos de la Ley Orgánica 5/2000 reguladora de la res-ponsabilidad penal de los menores, en Espa-ña existe una amplia oferta de intervenciones educativas y tratamientos con infractores ju-veniles que ofrecen los recursos y las oportu-nidades que están en el foco del cambio. Así, una implicación importante de los resultados es que proporcionan apoyo a la proposición de que los procesos resilientes son maleables, al menos a corto plazo. Como ya se ha apun-tado, la resiliencia no es simplemente una ca-racterística fija de la los individuos (Luthar, Cicchetti & Becker Luthar, 2000.), es un pro-ceso que puede ser modificado a través de ciertas estrategias de aprendizaje derivadas de la experiencia o en procesos de enseñanza-aprendizaje. Se puede mejorar la eficacia de estos procesos ajustando los niveles de inter-vención a los niveles de riesgo (Andrews & Bonta, 2010) y proporcionado a los adoles-centes los elementos necesarios para un des-arrollo y adaptación adecuada, incluso en si-tuaciones de adversidad (Luthar & Zelazo, 2003; Quintero, 2005; Cyrulnik, 2009). Estos jóvenes se están preparando para manejar y afrontar riesgos y desafíos futuros, pero que-dan pendientes de mostrar resultados positi-vos del proceso de aprendizaje a medio y lar-go plazo que, en el caso de los jóvenes infractores, podrá evaluarse, en cierta medi-da, a través del fenómeno de la reincidencia (Martín, García & Torbay, 2013). Sin embar-go, la prueba crítica se obtendrá en la medida que estudios longitudinales permitan compro-bar la utilización de estos esquemas de resi-liencia cuando los jóvenes se enfrenten de nuevo a la realidad de sus vidas. Conviene no

olvidar que en su proceso de resiliencia deben implicarse, además de los técnicos responsa-bles de la aplicación de los programas y de los propios jóvenes, sus familias y otros grupos e instituciones (King, Smith & Gracey, 2009) así como, otros recursos que pueden ayudar-les a enfrentarse a situaciones de riesgo (Quin-tero, 2005). Junto a los bienes personales ( as-sets), los recursos externos conquistan los riesgos significativos y permiten que estos adolescentes se conviertan en adultos sanos.

Al igual que los menores infractores, los menores en protección también han sido ex-puestos a altos niveles de riego y muestran resultados positivos en resiliencia aunque con una puntuación menor que el grupo de com-paración. Los factores de riego a los que se enfrenta este grupo, precipitan la interven-ción de recursos que deben conquistar los riesgos significativos. Los Servicios de Pro-tección de Familia e Infancia intentan mejo-rar su estructura de oportunidades a través del ejercicio de las medidas de protección y los programas de atención y apoyo a la infancia y a la familia. Armados de bienes personales (assets) y sin obviar las dificultades y los ries-gos añadidos que enfrentan estos menores, como la propia situación de acogimiento re-sidencial, son capaces de desarrollar una tra-yectoria resiliente porque consiguen afrontar de forma exitosa experiencias de adversidad significativa o traumática aprendiendo a evi-tar lo negativo de las trayectorias asociadas al riesgo y permite que estos adolescentes se conviertan en adultos sanos.

El resultado exitoso de estos procesos, ha de inspirar en mayor medida la búsqueda de factores de protección y las características de resiliencia que pueden informar a las técni-cas de prevención.

Los adolescentes del grupo de compara-ción también describen una trayectoria resi-liente que se desarrolla como un proceso adaptativo normal que tiene su origen en la «magia de lo ordinario» (Masten, 2001),en los bienes y recursos ordinarios.

Los datos confirman que los adolescentes del grupo de estudio que participan en pro-gramas psicosocioeducativos consiguen re-sultados resilientes, confirmando la segunda

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hipótesis del estudio. El grupo de consumido-res no tienen acceso a estos programas ya que requieren tratamiento terapéutico muy espe-cializado para su problema de salud. Este ti-po de tratamientos, originado en enfoques de base científica (NIDA, 2016), tienen como fi-nalidad la reducción del consumo de drogas, sus costes sociales y de salud, está presente en todos los espacios de la vida del adicto y muy prolongados en el tiempo. Las intervenciones socioeducativas son apropiadas cuando la abs-tinencia está consolidada. Este grupo d ado-lescentes han sido expuestos a altos niveles de riesgo y sus resultados en resiliencia son ne-gativos. Las bajas puntuaciones obtenidas en la escala de resiliencia refieren una importan-te caracimportan-terística de esimportan-te grupo respecto a las dimensiones de competencia personal y acep-tación de uno mismo y de su vida, describien-do un malestar que debería ser identificadescribien-do como requisito para conocer la forma de in-troducir estas dimensiones en los programas de tratamiento y prevención de la conducta adictiva.

Dada la naturaleza multidimensional de la resiliencia, las intervenciones que abarcan distintos comportamientos, pueden ser más eficaces para modificar todo el contexto de las influencias en la vida de un adolescente ya que se enfrentan a riesgos múltiples y acu-mulativos. Las intervenciones multimodales, donde varios problemas pueden ser tratados

al tiempo y en el mismo lugar, y donde han de intervenir diversas instituciones y/o recur-sos pueden ser la respuesta, porque disminu-yen el coste personal, familiar y social, que de lo contrario se produciría (Díaz Aguado, 2008). Generar experiencias de aprendizaje basadas en modelos educativos de responsa-bilidad y relación positiva que ayuden a inte-grar a los menores en el contexto familiar, so-cial y escolar, es tarea de las redes y los equipos interdisciplinares y multiorganizati-vos donde el Trabajo Social tiene la misión primordial al potenciar la calidad de vida y promover las estrategias resilientes en los in-dividuos y sus familias.

Para superar las limitaciones de este es-tudio sería conveniente mejorar el procedi-miento de obtención de la muestra, amplián-dola a otras comunidades autónomas, así como llevar a cabo un seguimiento longitu-dinal que permita comprobar la utilización de estos esquemas de resiliencia cuando los jóvenes se enfrenten de nuevo a la realidad de sus vidas.

Esta investigación ha sido posible gracias a los convenios firmados por la Universidad Complutense de Madrid con la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor y el Insti-tuto Madrileño de la Familia y el Menor; y por los acuerdos con Madrid Salud y el Pro-grama Joven de Proyecto Hombre.

4. Referencias bibliográficas

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