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Cristina Prieto Olavarría *

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APROXIMACIONES A LA PRODUCCIÓN Y FUNCIÓN DE LA CERÁMICA VILUCO DURANTE LA DOMINACIÓN INCAICA Y LOS PRIMEROS SIGLOS

DE LA COLONIA EN EL VALLE DE MENDOZA Cristina Prieto Olavarría*

Presentación

En este trabajo nos enfocamos en el análisis de la producción y la función de la cerámica Viluco durante el período Agroalfarero tardío y Colonial temprano en el norte de la provincia de Mendoza. Presentamos los resultados del material proveniente de puntos arqueológicos del valle de Mendoza (Área Fundacional), los que se recuperaron de contextos domésticos y de desecho con dataciones entre el siglo XV y el XVII: Ruinas de San Francisco (RSF), Alberdi e Ituzaingó (AeI) y Edificio Plaza Huarpe (EPH). En RSF se hizo una datación 14C para un contexto doméstico con abundante cerámica Viluco, restos líticos y arqueofauna

local e introducida, la cual se extiende entre el período de dominación incaica y el contacto hispano-indígena: 440±40 A.P. (URU 0279) (Chiavazza y Prieto 2001); también contamos con dos nuevas dataciones TL: 530r50 años A.P. (UCTL 1971), en un fragmento de plato Viluco, data que abarca el Período Agroalfarero tardío y la dominación Inca; 490±45 años A.P. (UCTL 1645), en un fragmento de escudilla Viluco y se corresponde con la 14C obtenida para el mismo contexto de donde proviene el tiesto.

En el caso de AeI tenemos dos dataciones radiocarbónicas de rasgos de combustión con cerámica Viluco y abundante material colonial: 470±70 A.P. (INGEIS AC1610) (Chiavazza y Maferra 2007), de período de contacto; 230±60 A.P. (LP 2073), en pleno siglo XVII y donde destaca la presencia de dos tiestos de escudillas Viluco-Inca con apéndices estilizados de cabezas de camélidos y un pie de compotera. En el caso de EPH, se dataron por 14C dos contextos de desecho, coloniales, con tiestos Viluco: 300±60 A.P.

(LP-2052), la que se extiende entre el período de dominación incaica y los primeros años de la colonia; 240±70 A.P. (LP-2082), esta se encuentra en un rango que abarca el siglo XVII. Destacamos, que en estos contextos no hemos registrado evidencia que pueda relacionarse con la presencia incaica (estructuras de habitación o depósito, áreas de cultivo, restos botánicos como maíz), por lo cual la única evidencia arqueológica de esta presencia es la cerámica Viluco y un pequeño tiesto de origen Diaguita (RSF). Hace algunas décadas que se discute sobre el origen de Viluco: Lagiglia definió dos fases: Viluco I (preincaico) y Viluco II (incaico y colonial) (Lagiglia 1978); luego, en función del análisis de la diversidad de elementos estilísticos representados, las dataciones y los contextos, se propuso que su origen estaba relacionado con el ingreso incaico (García 1996). Estudios posteriores han reforzado esta última idea en base a la evidencia recuperada de contextos relacionados con la dominación imperial en el valle de Uco (Ots 2007). Por otra parte, la evidencia ha permitido postular el correlato entre la Cultura Viluco y los Huarpes etnohistóricos (Chiavazza y Prieto 2001, García 1996, entre otros). Estos grupos se organizaban en torno a jefaturas o cacicazgos ligados por vía patrilineal (Michieli 1983; Parisii 1994) y se encontraban en un proceso de reestructuración y creciente jerarquización debido al contacto con los incas, proceso que se continúa con el ingreso español (Parisii 1994). Este fenómeno se basó en dos ejes: la apropiación de las tierras cultivables y de la mano de obra local a través del cumplimiento de la mita (Bárcena 1994, Parisii 1994). Respecto a la subsistencia, recientes investigaciones arqueológicas plantean el desarrollo de una economía mixta: producción agrícola en los valles del piedemonte; pesca y caza en las ciénagas y lagunas del norte mendocino; caza y aprovisionamiento de materias primas líticas en la precordillera y pampas altas; y recolección en la llanura noreste (Cahiza y Ots 2005, Chiavazza y Mafferra 2007, Prieto y Chiavazza 2006). En relación a la movilidad registrada documentalmente de caciques y sus grupos entre diversos sectores (algarrobales y valle de Mendoza) (Bárcena 1994, Parisii 1994), las actuales investigaciones nos llevan a considerar la idea de una movilidad coyuntural (García 1999), causada por la necesidad de mano de obra y tierras por parte de los grupos dominantes. En cuanto a la producción cerámica Viluco y otra local de tecnología parecida a la Viluco, característica de los tambos de Uspallata (Bárcena y Román 1990), ha sido estudiada en áreas ligadas al incario en el norte y centro de Mendoza, como el Tambo de Tambillos (Bárcena y Román 1990) y el enclave de Agua Amarga (valle de Uco) (Ots 2007), en ambos casos se postula una producción centralizada y controlada por quienes ejercieron la dominación.

* Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco. Ituzaingó 2134, Mendoza, Argentina. cristiprieto@gmail.com

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Abordamos el estudio desde un marco teórico que permite explorar la tecnología como fenómeno que concierne simultáneamente a la interacción social, al sistema de creencias, al conocimiento práctico de las técnicas y al ambiente. En este enfoque las elecciones tecnológicas son centrales y se considera que son de carácter arbitrario y están determinadas por los contextos socioculturales en que los actores aprenden y practican su oficio (Dietler y Herbich 1998). En este contexto, las interacciones post-aprendizaje pueden llevar a los alfareros a modificar aspectos de su conducta técnica, especialmente cuando están sometidos a nuevas presiones sociales, económicas y simbólicas. En este sentido el estilo es un fenómeno politético, ya que los componentes no reflejan los mismos aspectos culturales y estos pueden surgir de procesos distintos debido a los fenómenos de contacto y cambio en los contextos de producción y consumo de las vasijas (Gosselain 1998). Concretamente, analizamos las elecciones tecnológicas y nos acercamos a la definición de los estilos tecnológicos de la cerámica Viluco, concepto que se define como la suma de las elecciones tecnológicas arbitrarias realizadas por el artesano, que son aprendidas y transmitidas de generación en generación (Gosselain 1998). La definición de los estilos tecnológicos, permite identificar unidades sociales que comparten las mismas maneras de hacer las cosas, ya que las opciones recurrentes y compartidas a partir de contextos de aprendizaje y la cotidianeidad, generan patrones discernibles en la cultura material (Sanhueza 2009). Al respecto, se entiende que la transmisión del conocimiento se realiza en unidades sociales pequeñas, independientemente de que sean parte de una unidad social mayor (Sanhueza 2009). En relación a las elecciones de manufactura, se postula que las materias primas (selección, extracción, preparación), la formatización primaria y la cocción, son los aspectos más estables, debido a su baja visibilidad, las constricciones técnicas que implican y porque se producen en contextos de ejecución restringidos, y en definitiva reflejarían las facetas más estables de la identidad social de los productores (Gosselain 2000). Por otra parte, aspectos visibles como la decoración y la forma, pueden ser más susceptibles al cambio e influencias y tendrían una tendencia a presentarse más ampliamente distribuidos en el espacio (Gosselain 1998, 2000).

Materiales, metodología y resultados generales

Con el objetivo de hacer un análisis comparativo, separamos los fragmentos en Viluco y Viluco-Inca (siguiendo los criterios de Lagiglia 1978) y se calculó en número mínimo de piezas. Del sitio RSF se recuperaron 2.246 fragmentos Viluco (escudillas: 780; jarras: 375; platos: 37; keros: 5; formas indeterminadas: 1022) y 27 Viluco-Inca (escudillas con apéndices: 25; aribaloides: 2). En AeI, analizamos un total de 532 fragmentos Viluco (escudillas: 134; jarras: 82; plato: 1; formas indeterminadas: 304) y 11 Viluco-Inca (escudillas con apéndices: 10; pie de compotera: 1). En EPH se recuperaron 1.251 fragmentos Viluco (escudillas: 168; jarras: 198; platos: 20; formas indeterminadas: 861) y 4 Viluco-Inca (escudillas con apéndices: 3; aribaloide: 1). En este trabajo presentamos los resultados de las vasijas más abundantes en cada punto. En el caso de las categorías con mayor representación (escudillas y jarras) analizamos muestras que superan el 50%, mientras que en las menos representadas se analizó el 100%.

A nivel analítico y considerando que generalmente no se registran abundantes desechos de la manufactura alfarera, sumado a la fragmentariedad del registro, entendemos que no es posible acceder a todas las etapas del proceso de elaboración cerámica, por lo cual el análisis se hace de forma indirecta: en base al estudio de las huellas visibles de los productos terminados (Sanhueza 2009). Desde esta perspectiva y con el objetivo de comparar las elecciones de manufactura entre los dos tipo Viluco propuestos y las diferentes formas, realizamos el análisis de pasta, cocción, tratamiento de superficie y decoración para cada una de las categorías: Viluco (jarras, platos, escudillas); Viluco-Inca (escudillas con apéndices). En el análisis de las pastas y en base al estudio con lupa binocular (10X y 60X), caracterizamos la matriz (cocción, textura y compactación) y las inclusiones (color, forma, tamaño y densidad), y definimos 57 patrones de pasta; posteriormente realizamos el análisis petrográfico1 (realizado por la geóloga Dra. Brígida Castro de

Machuca, INGEO, UNSJ) de 22 patrones representativos y se caracterizaron cinco ‘familias de origen’ de acuerdo a la posible fuente de procedencia de los minerales más representados: Familia VO: predominan las rocas volcánicas mesosilícicas, especialmente dacitas y andesitas, y en algunos casos básicas (basaltos); Familia VOS: dominan rocas volcánicas mesosilícicas (dacitas y andesitas), en menor proporción se observó el aporte de rocas sedimentarias (areniscas cuarzosas); Familia GR: predominan rocas plutónicas graníticas (granitos y granodioritas); Familia H: predominan rocas de composición heterogénea (dacitas, andesitas, basaltos) y rocas plutónicas graníticas (granitos-granodioritas); Familia V: predominan las

1 Orientado a: 1) identificación de inclusiones (fragmentos cristalinos, líticos, antrópicos); 2) caracterización de cavidades; 3) estimación

porcentual matriz-inclusiones; 3) determinación del grado de redondez-esfericidad; 4) medición del tamaño de las inclusiones con ocular micrométrico; 5) estimación abundancia relativa de las inclusiones; 6) orientación o fluidalidad de las inclusiones.

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inclusiones de vidrio volcánico y vitroclastos de naturaleza acida (dacítica). Un aspecto destacado es que todas las familias comparten atributos generales que trasciende las diferencias señaladas: matrices con textura microgranular; presencia de inclusiones de origen antrópico (microtiestos); los áridos tienden a ser angulares a subangulares; las inclusiones están sutilmente orientadas (posiblemente por el uso de la técnica del rodete); las cavidades son escasas (pirólisis de materia orgánica presente en baja cantidad); y la presencia de abundantes inclusiones de minerales opacos (hematita, limonita, magnetita).

El análisis de la atmósfera de cocción se realizó en base a la inspección ocular de cortes frescos y definimos la presencia de cocciones oxidantes y reductoras. Para el tratamiento de superficie abordamos la combinación de tratamientos en el interior y el exterior de los fragmentos, determinándose las combinaciones: alisado interior-exterior, pulido interior-exterior, pulido interior-alisado exterior y alisado interior-pulido exterior. Para la decoración se relevaron las técnicas utilizadas, registrándose el uso de pintura, modelado e inciso (pueden combinarse); en el caso de las pintadas evaluamos el uso del color distinguiendo fragmentos monocromos, bicromos y policromos. El estudio de la función lo abordamos preliminarmente en base al análisis morfométrico y las huellas de uso, aunque en este trabajo presentamos sólo el primero. La morfometría se basó en el relevamiento de todas las medidas de las vasijas enteras provenientes de contextos funerarios (n=40); en base a los volúmenes se elaboraron histogramas (Falabella et al. 1993) y se definieron dos modas de capacidad (grande y pequeña) para las categorías más representadas2: escudillas (pequeñas: entre 380-400 cc; grandes entre 750-1.100 cc); jarras (pequeñas:

entre 260-1.050 cc; grande: 3.050 cc). En el caso de los fragmentos, realizamos predicciones en base al cálculo del coeficiente de correlación (r) para el que consideramos uno mayor a 0,750 como aceptable y la posibilidad de estimar la capacidad se evaluó a partir de ecuaciones de regresión. Se calcularon los coeficientes de correlación para el volumen con aquellas medidas que podían ser tomadas en los fragmentos: en las escudillas los coeficientes obtenidos permitieron inferir que la predicción es posible a partir del diámetro de borde y la altura total; en las jarras, a partir del diámetro máximo, el diámetro mínimo, la altura del diámetro máximo y la altura total. Finalmente, analizamos la función hipotética de las formas a partir de las propuestas derivadas de los estudios etnográficos y etnoarqueológicos (Falabella et al. 1993) y definimos la presencia de vasijas para el consumo directo (servir) (escudillas, platos, jarras de volumen pequeño, keros y aisanas) y para almacenar (jarras de volumen grande y aribaloides).

Elecciones de manufactura y función

A partir de los resultados obtenidos sobre las elecciones de manufactura de las distintas categorías (Tabla 1), comenzamos por los atributos más estables: cocción y pastas. Por un lado las cocciones son casi exclusivamente oxidantes en todas las categorías recuperadas. En cuanto a las pastas, observamos que en todos los puntos arqueológicos se presentan casi todas las familias de origen (en EPH no se registró la VOS), las que están representadas en todas las categorías analizadas y sólo en el caso de las jarras podría indagarse una posible relación entre la forma y las pastas (familia GR). En RSF son mayoritarios los patrones de la familia GR (granítica); en AeI predominan los patrones de la familia V (vitroclastos), aunque en las jarras se iguala el porcentaje con los de la familia GR; en EPH, abundan los patrones de la familia VO y entre las jarras son mayoritarias los GR. Respecto a los atributos más visibles y susceptibles al cambio, predominan los tratamientos alisados por ambas superficies en todas las categorías, sólo entre las vasijas no restringidas (escudillas, escudillas con apéndices y platos), se observan más fragmentos pulidos que en las restringidas, aunque siempre dominan los alisados. En cuanto a la decoración, es mayoritaria la pintura en todas las categorías Viluco, especialmente la monocroma, predominando el uso del rojo y las tonalidades violáceas; en el caso de las Viluco-Inca, es mayoritaria la combinación de pintura monocroma (roja) y el modelado, menos en EPH donde se incluyen las incisiones, aunque la muestra es muy escasa (tres tiestos).

En cuanto a la predicción de capacidades, esta se pudo hacer en algunos casos. En RSF se hizo en 100 tiestos de jarras; 39 de escudillas; y tres de escudillas Viluco-Inca. En AeI el análisis se pudo hacer en cinco tiestos de escudillas y nueve de jarras. En EPH, la predicción se realizó en nueve tiestos de escudillas, quince de jarras y un tiesto de escudilla con apéndice. Los resultados representados de forma general en la Tabla 2, permiten observar que en los fragmentos de los sitios domésticos del Área Fundacional se registran vasijas con las mismas capacidades detectadas entre las piezas enteras, pero también están representadas capacidades mayores y menores, lo que indica la existencia de un repertorio más amplio en los volúmenes, en la cerámica Viluco y Viluco-Inca, que el registrado en las vasijas completas recuperadas en los contextos funerarios.

2 Los keros se excluyen de este trabajo, ya que su definición entre los fragmentos es preliminar y representa casos aislados.

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Elecciones de manufactura Escudillas Escudillas c/ apéndices Jarras Platos GR 58% 44,4% 42,5% 41,4% VO 19,6% 22,2% 14,8% 37,9% VOS 2,2% - 2,7% 3,4% H 14,2% 5,6% 33,9% 13,8% Familias de origen V 5,9% 27,8% 6% 3,4% Oxidante 97,2% 96,4% 95% 100% Cocción Reductora 2,8% 3,6% 5% - Alisado (int/ext) 54% 68% 89,9% 78% Pulido (int/ext) 31% 28% 1,1% 21%

Pulido interior-alisado exterior 13% 4% 3,1% 1%

Tratamiento superficie

Alisado interior- pulido-exterior 2% - 5,9% -

Pintada monocroma 70,1% - 75,1% 64,6%

Pintada bicroma 27,1% - 19,1% 32,5%

Pintada Policroma 2,7% - 5,8% 2,9%

Modelado y pintura monocroma - 72% - -

Modelado y pintura policromo - 8% - -

Modelado y pintura bicroma - 4% - -

Modelado, inciso y pintura monocroma - 8% - -

Modelado, inciso y pintura bicroma - 4%

RSF

Técnica decorativa y color

Modelado sin pintura - 4% - -

GR 34% - 41,5% - VO 12,3% 20% 9,5% - VOS 1,3% - - - H 8,5% 10% 7,5% - Familias de pasta V 43,9% 70% 41,5% - Oxidante 97% 100% 98,8% - Cocción Reductora 3% - 1,2% - Alisado (int/ext) 73,1%, 80% 97,4% - Pulido (int/ext) 13,4% 20% 2,6% -

Pulido interior-alisado exterior 10,4% - - -

Tratamiento superficie

Alisado interior- pulido-exterior 3% - - -

Pintada monocroma 92% - 96% -

Pintada bicroma 6% - 4% -

Pintada Policroma 2% - - -

Modelado y pintura monocroma - 80% - -

AeI

Técnica decorativa y color

Modelado, inciso y pintura monocroma - 20% - -

GR 29,3% - 43% 24% VO 48,6% 70% 24% 39,2% VOS - - 12% - H 16,5% - 21% 36,7% Familias de pasta V 5,6 30% - - Oxidante 96,4% 100% 92,9% 100% Cocción Reductora 3,6% - 7,1% - Alisado (int/ext) 81,5% 70% 96,8% 95% Pulido (int/ext) 9,9% 30% 1,1% -

Pulido interior-alisado exterior 6,1% - - 5%

Tratamiento superficie

Alisado interior- pulido-exterior 2,5% - 2,1% -

Pintada monocroma 74,9% - 67,5% 61,5%

Pintada bicroma 22,7% - 24,1% 30,8%

Pintada Policroma 2,4% - 3,6% 7,7%

Modelado y pintura monocroma - - 4,8% -

Modelado y pintura policromo - 33,3% - -

Modelado sin pintura - 33,3% - -

EPH

Técnica decorativa y color

Modelado e inciso sin pintura - 33,3% - -

Tabla 1. Elecciones de manufactura de las formas más representadas de la cerámica Viluco y Viluco-Inca de los puntos arqueológicos del Área Fundacional de Mendoza: RSF, AeI y EPH.

Escudillas Escudillas con apéndices Jarras

mp p g mg mp p g mg mp p g mg

RSF 10,2% 7,7% 20,5% 61,5% - 25% - 75% - 29% 40% 31%

AeI - 60% 20% 20% - - - - 77,8% - - 22,2%

EPH 33,3% 22,2% 11,1% 33,3% - - 100% - 6,7% 26,8% 26,8% 40,2%

Tabla 2. Capacidades de los fragmentos Viluco y Viluco-Inca de los puntos arqueológicos del Área Fundacional (mp: muy pequeño, menor a la capacidad estimada en vasijas enteras; p: pequeño, coincidente con la capacidad estimada; g: grande,

coincidente con la capacidad estimada; mg: muy grande, mayor a la capacidad estimada).

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Discusión y conclusiones

En primer lugar y en base a los contextos y las dataciones obtenidas, inferimos que la cerámica analizada se manufacturó entre los siglos XV y XVII, lo que sumado a la evidencia etnohistórica, nos permiten apoyar la idea de su correspondencia con la etnia Huarpe. Por su parte, el análisis de las elecciones de manufactura de la cerámica Viluco y Viluco-Inca recuperada en los puntos arqueológicos del Área Fundacional, nos conduce a inferir hipotéticamente la existencia de diversos estilos tecnológicos, aunque para estudiarlos en detalle será necesario, en futuras investigaciones, analizar la suma de las opciones dentro de cada categoría. Más allá de las diferencias observadas, detectamos el predominio de algunos atributos en todas las categorías analizadas, especialmente los más visibles de las vasijas y que le otorgan un aspecto ‘homogéneo’, estos son: cocción oxidante; superficies alisadas; decoración pintada monocroma (roja o violácea); a lo que se suman las características compartidas de las pastas que se relacionan con la textura y el color: matriz de textura microgranular; presencia de microtiestos; inclusiones angulares a subangulares y sutilmente orientadas; abundantes minerales opacos; escasas cavidades. Estas opciones de manufactura presentes en los diversos tipos y formas, permiten inferir la existencia de un conocimiento compartido, que definió el modo en que se confeccionó esta cerámica dentro de las unidades productoras. En este sentido, el correlato existente entre las elecciones de manufactura de los dos tipos definidos por Lagiglia, la evidencia contextual y las dataciones de los puntos arqueológicos, nos conducen a apoyar la idea del origen de esta cerámica a partir del ingreso incaico, por lo cual usamos el término Viluco para referirnos a todo el conjunto, sin distinguir entre pre incaico e incaico.

En cuanto a la diversidad de fuentes que se habrían usado para hacer las pastas -uno de los aspectos menos visibles y más estables- y en base a la premisa de que la presencia de diversas pastas-tipo indicaría que uno o más artesanos utilizaron varias fuentes de arcillas (Orton et al. 1997), proponemos la producción descentralizada de la cerámica Viluco en este sector del valle de Mendoza, posiblemente en manos de artesanos pertenecientes a diversos grupos e integrados a una unidad social mayor. Entendemos que esto no se contradice con lo postulado para los tambos y enclaves incaicos (producción controlada), ya que los puntos analizados no evidencian restos de dominación incaica directa. Entonces ¿cómo explicar la diversidad de fuentes y por otro lado un conocimiento compartido?, pensamos que la situación de dominación por parte del imperio Inca sobre los huarpes provocó la adopción de nuevas opciones estilísticas, acrecentando y modificando el acervo de los grupos locales. En este sentido, los aspectos más visibles como la forma y la decoración, habrían sido más susceptibles al cambio y pudieron adoptarse de forma generalizada, mientras que los más estables como la preparación de las pastas y la cocción, pudieron conservarse dentro de las unidades de producción. En este marco, la cerámica Viluco, surgida y desarrollada en el marco de presiones sociales, políticas, económicas y simbólicas, debe entenderse como un fenómeno politético (en el sentido de Gosselain 1998), donde los diferentes componentes no reflejan los mismos aspectos culturales, ya que estos surgieron de procesos diversos relacionados con el contacto y los cambios en los contextos de producción y consumo. Este fenómeno se proyecta a la colonia, ya que la interacción entre los grupos locales y los españoles habrían transformaron estos contextos, lo que se evidencia en la presencia de huellas de torno en algunos platos Viluco. En definitiva, planteamos que la identificación de un conocimiento tecnológico Viluco amplio y compartido, pero compuesto por diversos estilos tecnológicos especialmente caracterizados por la diversidad en las inclusiones de las pastas, evidencia distintas escalas de integración social de los grupos de pertenencia de los artesanos: en una escala social mayor –quizá a nivel de unidad étnica- los productores habrían compartido los modos de hacer la cerámica, relacionados con los atributos más visibles y probablemente vitales en la función que cumplieron como mediadores visuales en las relaciones de las jerarquías locales y entre estas y los dominadores. Por otra parte, en una escala de integración social menor –quizá a nivel de jefatura o familia- se transmitió el conocimiento de atributos menos evidentes, como la selección de las materias primas de las pastas, actividad que pudo estar ligada tanto al lugar de residencia como a la selección de fuentes específicas (por ejemplo, el uso de inclusiones vitropumíceas, abundantes en AeI, es una tecnología tecnología que en el NOA se ha ligado a la expansión imperial - Cremonte 1994 entre otros). En este marco, la representación diferencial de las ‘familias de origen’ en los sitios analizados, se pudo deber tanto al intercambio como a la movilidad coyuntural de las jefaturas hacia el valle de Mendoza antes y después del ingreso hispano.

A nivel funcional, el conjunto habría sido un mediador visual dentro de los grupos locales y entre estos y los dominadores, tanto incas como españoles, concretamente relacionado con una función activa en los contextos de consumo de alimentos. Nos basamos en los resultados del análisis morfológico, funcional y de huellas de uso realizado en los fragmentos y las vasijas enteras, además consideramos la importancia que se ha planteado respecto de la relación entre la alfarería, la comida y la bebida, aspectos fundamentales dentro de los mecanismos de la administración imperial, el dominio simbólico, las prácticas rituales y la hospitalidad (Bray 2003, Williams et al. 2005), especialmente en contextos como los nuestros donde no se registran otros tipos cerámicos relacionados con la expansión Inca. En los puntos arqueológicos del Área Fundacional, registramos vasijas ligadas al servicio de alimentos en contextos de actividades domésticas y desecho: escudillas de diversos tamaños; platos; jarras de capacidades reducidas usadas para servir líquidos y de mayor volumen para almacenarlos. La relación contextual entre esta cerámica, con un tipo escasamente analizado

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(sin decoración y hollinado) y definido como ‘cerámica ordinaria’ (Lagiglia 1978), permite reforzar la idea del uso para el consumo directo, ya que la cerámica no decorada pudo usarse, hipotéticamente, para la preparación de alimentos. Sobre la incorporación de formas y decoraciones inspiradas en la cerámica imperial, consideramos que esto se debió a su relación con la legalidad y el estatus estatal, ya que de este modo sirvieron como dispositivos simbólicos en el contexto de la reorganización de las estructuras de autoridad tradicional y los sistemas de prestigio social en las jefaturas Huarpe. Esto se respalda en la propuesta sobre la función de la cerámica Viluco en el cementerio indígena colonial de Cápiz Alto, ya que junto a otros elementos recuperados en los ajuares, habría sido un marcador de estatus en una población signada por el desequilibrio demográfico y posiblemente la convergencia de diversas etnias en el contexto de la frontera hispano-indígena constituida en el valle de Uco entre los siglos XVI y XVII (Durán y Novellino 2003).

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