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EVOLUCIÓN DE LA RESISTENCIA BACTERIANA A LOS ANTIBIÓTICOS

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EVOLUCIÓN DE LA RESISTENCIA BACTERIANA A LOS ANTIBIÓTICOS

RESUMEN

Como todos los años, el 18 de noviembre se celebra el Día Europeo para el Uso Prudente de Antimicrobianos en Europa, a instancias del Centro Europeo para el Control y la Prevención de las Enfermedades (European Centre for Disease Prevention and Control; ECDC). Una comparación de los datos de cepas bacterianas resistentes procedentes de aislados clínicos en los últimos diez años muestra una perspectiva sombría – y muy preocupante – de la evolución de la resistencia bacteriana a los antibióticos, tanto en España como en la mayoría de los países de la Unión Europea. Esto enfatiza, una vez más, la importancia capital de este aspecto de la salud pública y la necesidad de afrontarlo con estrategias globales que cuenten con los necesarios recursos económicos, científicos, profesionales, administrativos y materiales.

UN PROBLEMA A ESCALA MUNDIAL

La Organización Mundial de la Salud y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enferemdades (ECDC) estiman que las bacterias resistentes a los antibacterianos son responsables en Europa de alre-dedor de 400.000 infecciones, generando 2,5 millones de días adicionales de hospitalización y 25.000 muertes por año, con un gasto añadido superior a los 1.500 millones de € por los costes derivados de la atención sanitaria y de la pérdida de productividad. Asimismo, según estimaciones los CDC (Centers for

Disease Control and Prevention) de Estados Unidos, cada año mueren en ese país más de 23.000

perso-nas por infecciones causadas por bacterias resistentes, y generan unos costes sanitarios directos, deri-vados de dichas infecciones, alcanzan los 20.000 millones de dólares, a los que habría que añadir otros 35.000 millones en costes indirectos (CDC, 2012). En esta misma línea, según la OMS, cada año se pro-ducen unos 440.000 casos nuevos de tuberculosis multirresistente en el mundo, que causan al menos 150.000 muertes.

La Organización Mundial de la Salud (WHO, 2014) ha llamado la atención sobre la existencia de tasas muy altas de resistencia a los agentes antimicrobianos por parte de las bacterias causantes de infeccio-nes comuinfeccio-nes adquiridas en la comunidad (infeccioinfeccio-nes del tracto urinario, infeccioinfeccio-nes de heridas, infec-ciones del torrente sanguíneo y neumonía), en todas las regiones del planeta. Por otro lado, la OMS destaca también la existencia de muchas lagunas en la información sobre los patógenos, que son de gran importancia para la salud pública; lagunas relativas a la vigilancia, así como a la ausencia de normas metodológicas estándar, del intercambio de datos y de coordinación. Por todo ello, la OMS está desa-rrollando un plan de acción global para afrontar la resistencia microbiana, en la que pretende incluir: - Desarrollo de herramientas y normas estandarizadas para armonizar la vigilancia de la resistencia

bacteriana en seres humanos, animales productores de alimentos y cadena alimentaria.

- Elaboración de estrategias para vigilancia de la resistencia microbiana a nivel poblacional y su im-pacto económico y sanitario.

- Colaboración entre las diferentes redes y centros de vigilancia para crear o fortalecer la vigilancia coordinada a nivel regional y global.

En este sentido, la OMS insiste en que la resistencia microbiana es una cuestión de seguridad de la salud de carácter global y por ello requiere acciones coordinadas y globales de los gobiernos y de la sociedad. En este sentido, la vigilancia que permite disponer de datos rigurosos y representativos es, sin duda, un elemento capital de las estrategias globales y de salud pública para afrontar el problema.

Las altas proporciones de resistencia a las cefalosporinas de tercera generación reportadas para

Esche-richia coli y Klebsiella pneumoniae significan que el tratamiento de infecciones graves que podrían ser

causadas por estas bacterias en muchos entornos necesitan utilizar antibióticos carbapenémicos, con-siderados como el último recurso para tratar infecciones graves. Estos antibacterianos son caros, por lo que pueden no estar disponibles en zonas con recursos limitados, y su uso amplio también es probable que acelere aún más el desarrollo de la resistencia frente a ellos. La OMS considera preocupante el hecho de que se hayan registrado cepas de K. pneumoniae resistentes a carbapenemas, que en algunos casos superan el 50% de las aisladas en clínica; además, la existencia de grandes lagunas en el conoci-miento de la situación en muchas partes del mundo es un motivo adicional de preocupación. Para E.

coli, la alta resistencia a las fluoroquinolonas significa limitaciones del tratamiento oral disponible para

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Las altas tasas de cepas resistentes de Staphylococcus aureus frente a la meticilina (SARM) implican que el tratamiento de las infecciones graves, como las infecciones comunes de la piel y heridas, obligan a recurrir a antibacterianos de segunda línea en muchos países, y la profilaxis estándar para la cirugía ortopédica y otras cirugías donde la profilaxis antimicrobiana está indicada verá limitada su eficacia en muchos entornos. Por otro lado, los antibacterianos de segunda línea para S. aureus son más caros y algunos pueden producir relevantes efectos secundarios, lo que obliga a una vigilancia clínica especial que, además, incrementa los costes globales del tratamiento.

En todo el mundo se está detectando una reducción de la susceptibilidad a la bencilpenicilina por parte del Stretococcus pneumoniae. Debido a que la enfermedad neumocócica invasiva (neumonía y menin-gitis) es una enfermedad grave en niños y personas de edad avanzada, se necesita con urgencia un mejor seguimiento de esta resistencia.

La resistencia a las fluoroquinolonas por dos de las principales bacterias causantes de diarrea, (especies no tifoideas de Salmonella– NTS – y Shigella) es comparativamente menor que para E. coli. Sin embargo, sigue habiendo considerables lagunas en la información sobre estas dos bacterias, particularmente de las zonas donde son de gran importancia para la salud pública, en particular países del tercer mundo. También se ha verificado en muchos países una disminución de la susceptibilidad a cefalosporinas de tercera generación por parte de Neisseria gonorrhoeae, que es el tratamiento de último recurso para la gonorrea. La OMS ha constatado que la vigilancia es inadecuada en los países con altas tasas de la en-fermedad, donde también faltan datos fiables de resistencia de la gonorrea y donde el grado de propa-gación de gonococos resistentes puede ser alto.

Por lo que se refiere a la resistencia antibacteriana en animales productores de alimentos y en la cadena alimentaria, la OMS resalta la existencia de lagunas importantes en la vigilancia y el intercambio de datos relacionados con la aparición de resistencia en bacterias transmitidas por los alimentos y su impacto potencial tanto sobre la salud animal como la humana. Dicha vigilancia, además, se ve obstaculizada por la insuficiente aplicación de las normas armonizadas a nivel mundial. Asimismo, la integración de los sistemas de vigilancia permitiría la comparación de datos de los animales productores de alimentos, de productos alimenticios de los seres humanos.

La identificación del agente causal de un cuadro infeccioso o, en su defecto, la adscripción razonable del proceso a un microorganismo determinado y el estudio de sensibilidad en el laboratorio son esen-ciales para instaurar un tratamiento antimicrobiano correcto. Sin embargo, en general, los microorga-nismos que integran una especie bacteriana no suelen presentar un comportamiento homogéneo cuando se exponen a la acción de los diferentes antimicrobianos, ya que pueden presentar mecanismos de resistencia. Esta respuesta puede medirse en el laboratorio un antibiograma, en el que se enfrenta el germen aislado en clínica con diferentes concentraciones de varios antibacterianos, con el fin de es-tablecer la concentración mínima inhibitoria (CMI).

EL ORIGEN DE LA RESISTENCIA BACTERIANA

La elección del antimicrobiano se sustenta en el conocimiento de las interrelaciones que existen entre el microorganismo que produce la infección, el paciente que padece el proceso infeccioso y el antimi-crobiano elegido (Cantón, 2012); en este sentido, la respuesta al tratamiento antiinfeccioso tiene mayor probabilidad de ser satisfactoria cuando:

1. La infección esté causada por un microorganismo o grupo de microorganismos sensibles al antimi-crobiano elegido, es decir, que sean inhibidos en su crecimiento o se produzca la muerte del agente infeccioso por concentraciones de antimicrobiano fácilmente alcanzables en el lugar de la infección. 2. Las concentraciones que se alcancen no sean tóxicas para el paciente o no produzcan efectos

se-cundarios importantes.

3. El régimen y la duración del tratamiento sean los adecuados.

Las bacterias resistentes surgen por un proceso de selección adaptativa bajo la acción del propio anti-microbiano. En cualquier población bacteriana existen de manera natural células bacterianas que no se inhiben por las concentraciones de antibacterianos que habitualmente inhiben la mayoría de los micro-organismos pertenecientes a esta población (mutantes resistentes). Cuando se somete una población bacteriana que contiene mutantes resistentes a la acción inhibitoria del antibiótico puede producirse

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un efecto deletéreo de la subpoblación sensible, mientras que la subpoblación resistente puede conti-nuar su desarrollo, llegando a sustituir a toda la población bacteriana (selección). Cuando la selección del antimicrobiano, la dosis, la pauta y la duración del tratamiento son los adecuados, la selección de mutantes resistentes tiene una escasa relevancia; pero cuando se emplean inadecuadamente los agen-tes antimicrobianos de forma reiterada y generalizada, al cabo de algunos años se origina una fuerte presión selectiva en el mundo microbiano, lo que favorece la aparición y el aumento de las poblaciones resistentes, lo que se asocia con el fracaso terapéutico. Básicamente, la resistencia de las células bacte-rianas a los agentes antimicrobianos se puede producir:

a) Dificultando el acceso del antimicrobiano a su diana farmacológica.

b) Facilitando la eliminación o la expulsión del antimicrobiano del interior de la bacteria. c) Inactivando o modificando el antimicrobiano antes de que actúe sobre la diana. d) Produciendo grandes cantidades de la diana o modificándola.

e) Desarrollando de vías metabólicas que suplan la inhibida por el antimicrobiano.

Además, es habitual que en un mismo microorganismo coexistan más de uno de estos mecanismos, con lo que aumenta el número de antimicrobianos a los que es resistente el microorganismo. La disemina-ción de estos mecanismos entre las bacterias patógenas ha sido extraordinariamente rápida y en la actualidad ningún antimicrobiano escapa a la acción de alguno de estos mecanismos.

Desde un punto de vista genético, la resistencia a los antimicrobianos puede producirse por adquisición de elementos genéticos que confieren resistencia a los antimicrobianos a partir de otras bacterias (en este caso, es imprescindible el intercambio genético entre los microorganismos y la recombinación) o por mutación en genes preexistentes, aunque también debe considerarse la posibilidad de aparición de mutaciones en genes adquiridos previamente. En este sentido, algunos de los genes que se adquieren por las bacterias y que les confieren resistencia a determinados antimicrobianos tienen su origen en los propios microorganismos que producen antibióticos (esencialmente Streptomyces), ya que gracias a estos genes son capaces de resistir a la acción del antibiótico que sintetizan. La resistencia por transfe-rencia genética es típica de bacterias que comparten nichos ecológicos con otros microorganismos. Cuando no es posible el intercambio genético, las bacterias recurren a procesos mutantes que se mani-fiestan bajo la acción selectora

La aparición de resistencia microbiana en cada país, con especial énfasis en la resistencia bacteriana (pero sin olvidar la viral y la fúngica), está ligada a un amplio y diverso colectivo de factores. Es práctica-mente imposible establecer cuantitativapráctica-mente el grado de responsabilidad correspondiente a cada uno de los múltiples factores implicados en el desarrollo de resistencia microbiana. En cualquier caso, es la presión conjunta de todos estos factores lo que determina el desarrollo de resistencia microbiana y, por tanto, cualquier acción que no contemple de forma global el problema está necesariamente abocada al fracaso. Entre los factores más relevantes, podemos citar los siguientes:

- Naturales:

o Incremento de la presión ecológica sobre las especies microbianas

o Prevalencia desigual de enfermedades infecciosas áreas geográficas diversas - Prescripción de antimicrobianos en seres humanos y en animales:

o Errores en el diagnóstico y/o en selección del antimicrobiano adecuado o Abuso en la prescripción de antibióticos

o Uso para indicaciones no autorizadas

o Usos extrasanitarios o incontrolados en explotaciones agrícolas o ganaderas - Distribución y dispensación de antimicrobianos:

o Dispensación de antibióticos sin receta médica o, en su caso, veterinaria o Distribución sin control farmacéutico

o Adquisición/Distribución a través de Internet - Eliminación de restos:

o Uso inadecuado en animales de productores de alimentos o implicados en la cadena ali-mentaria

o Eliminación inapropiada de restos de envases empleados en Atención Primaria y Hospitala-ria, y en explotaciones ganaderas

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o Eliminación inapropiada de excretas procedentes de hospitales y explotaciones ganaderas - Gestión/Administración Sanitaria:

o Deficiencias en recursos para el diagnóstico y en la formación continuada de los profesio-nales sanitarios

- Industria farmacéutica:

o Presión comercial a profesionales sanitarios

o Elevado número de presentaciones comerciales de medicamentos, con pocas o nulas dife-rencias entre ellas.

o Escaso nivel de innovación - Pacientes

o Incumplimiento o falta de adherencia al tratamiento antimicrobiano.

o Autoconsumo de antimicrobianos procedente de restos de tratamientos anteriores LA SITUACIÓN ACTUAL DE LAS RESISTENCIAS BACTERIANAS EN EUROPA

Una comparación de los datos de cepas bacterianas resistentes procedentes de aislados clínicos en los últimos diez años muestra una perspectiva bastante sombría – y preocupante – de la evolución de la resistencia bacteriana (Tabla 1). Los datos – 16 de noviembre de 2015 – proceden de la base de datos interactiva de resistencia antimicrobiana EARS-Net, del Sistema Europeo de Vigilancia del ECDC (TESSy,

2015).

En la tabla 1 se ha recogido los datos correspondientes a España, junto con los de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Italia, Portugal y Suecia, representando a países desarrollados de todos las zonas europeas con una población amplia y con datos contrastados. Según la escala de colores que hemos utilizado para facilitar la visualización del problema, la situación es extremadamente preocupante en Grecia y, en algo menor medida, en Italia y Portugal*. La situación de España tampoco puede calificarse, en modo alguno, como satisfactoria, a pesar de ser sensiblemente mejor que la de los mencionados, situándose globalmente en línea con Alemania y Francia. Gran Bretaña y, especialmente, Suecia (a los que habría que añadir Noruega, Dinamarca y Finlandia, no incluidos en esta tabla) presentan un espec-tro menos alarmante que el resto.

Según el último informe (ECDC, 2015), se puede observar claramente un gradiente norte-sur y este-oeste de tasas de resistencia antimicrobiana para algunas especies bacterianas. En general, los porcen-tajes de resistencia más bajos son reportados por los países del norte y los más altos en los países del sur y del este de Europa. Estas diferencias están relacionadas muy probablemente con diferencias en el uso de antimicrobianos, con el control de las infecciones y con las prácticas sanitarias utilizadas en cada país. En el caso de las bacterias gram-negativas, la situación es particularmente preocupante. En los últimos cuatro años (2011-2014), la resistencia a las cefalosporinas de tercera generación en Klebsiella pneumoniae y Escherichia coli aumentó significativamente a nivel global europeo, así como en muchos de los Estados miembros individuales.

Una gran proporción de las cepas aisladas resistentes a las cefalosporinas de tercera generación son productoras de betalactamasas de espectro extendido (BLEE; extended-spectrum beta-lactamases, ESBL). Asimismo, la resistencia a cefalosporinas de tercera generación se asoció a menudo con la resis-tencia a las fluoroquinolonas y a los aminoglucósidos. La tendencia europea para este tipo de resisresis-tencia combinada aumentó significativamente entre 2011 y 2014 tanto para E. coli como para K. pneumoniae. Por lo que respecta a las tendencias de resistencia en las bacterias gram-positivas, el informe del ECDC observa un patrón más diverso en toda Europa que en el caso anterior. Para el Staphylococcus aureus meticilina-resistente (MRSA), la tasa de cepas aisladas resistentes ha ido disminuyendo en los últimos cuatro años, desde el 18,6% en 2011 al 17,4% en 2014; esta disminución es, sin embargo, menos pro-nunciada que la observada durante el período 2009-2012.

* No se incluyen en la tabla los valores correspondientes para otros países de la Unión Europea, como Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Hungría o Irlanda, que presentan tasas de resistencia bacteriana clínica especialmente elevados (incluso más que Grecia en algunas especies bacte-rianas).

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Para el Streptococcus pneumoniae, los porcentajes de resistencia se mantuvieron en general constantes durante el período 2011-2014, aunque con grandes variaciones entre los países europeos. El porcentaje de cepas resistentes de S. pneumoniae a macrólidos fue, en general, mayor que el de aislados resisten-tes a penicilina. Finalmente, el ECDC encuentra significativo el aumento de la tendencia europea de los últimos cuatro años en el aumento del porcentaje de cepas de Enterococcus faecium resistentes a la vancomicina.

Escherichia coli

Se trata de la bacteria Gram-negativa más comúnmente aislada en los cultivos sanguíneos. De hecho, es la principal causa de infecciones del torrente circulatorio y del tracto urinario, tanto en la comunidad como en los hospitales. También se asocia con peritonitis espontánea o posquirúrgica, y con infecciones de piel y tejidos blandos de etiología polimicrobiana; causa meningitis neonatal y es una de los princi-pales agentes causales de infecciones transmitidas por alimentos.

Más de la mitad de los aislados de E. coli reportados en 2014 fueron resistentes a al menos uno de los grupos de antibióticos sometidos a vigilancia, siendo especialmente frecuentes los resistentes a amino-penicilinas y fluoroquinolonas, tanto en forma de resistencia aislada como en cepas multirresistentes. Asimismo, se aprecia un incremento de las tasas de resistencia a cefalosporinas de tercera generación y resistencia combinada a éstas, fluoroquinolonas y aminoglucósidos. Afortunadamente, la resistencia a carbapenemas parece mantenerse estable.

En España ha habido un deterioro de la situación de las resistencias antimicrobianas para el E. coli. En concreto, ha aumentado de 1,3% (2005) al 5,6% (2014) la tasa de aislados resistentes a cefalosporinas de 3ª generación, aunque está por debajo de la media europea (12,0%). Este no es el caso de las resis-tencias a aminoglucósidos, que han crecido del 9,9% al 15,1%, mientras la media de la UE es del 9,8%. Más preocupantes aún son las resistencias a fluoroquinolonas (de 28,2 a 34,0%), muy por encima de la media europea (22,4%).

Klebsiella pneumoniae

Coloniza habitualmente el tracto gastrointestinal de los seres humanos, pero también puede encon-trarse sobre la piel, en la orofaringe y en el tracto respiratorio superior en pacientes hospitalizados. La mayoría de las infecciones causadas por este patógeno se producen en entornos sanitarios, difundién-dose rápidamente entre los pacientes colonizados o infectados, a través de las manos y del personal sanitario, provocando auténticos brotes hospitalarios. Entre las infecciones que provoca con mayor fre-cuencia se citan las del tracto urinario, tracto respiratorio inferior y torrente sanguíneo. Algunas cepas puede provocar graves infecciones invasivas (frecuentemente accesos hepáticos con bacteriemia e in-fecciones metastásicas).

Más de un tercio de los aislados reportados en 2014 eran resistentes a al menos un antibiótico, siendo común la multirresistencia, particularmente a fluoroquinolonas, cefalosporinas de 3ª generación y ami-noglucósidos. Hay importantes diferencias en cuanto a las tasas de resistencia a carbapenemas a escala nacional, siendo los países con mayores tasas Grecia, Rumanía e Italia.

En España también ha habido un deterioro de la situación de las resistencias antimicrobianas para el K.

pneumoniae. En concreto, ha aumentado de 7,1% (2005) al 18,0% (2014) la tasa de aislados resistentes

a cefalosporinas de 3ª generación, aunque está por debajo de la media europea (28,0%). En general, la tasa de resistencias a todos los antibióticos sometidos a vigilancia es menor en España que la media europea, aunque esto no es ningún consuelo, ya que en esta última década se ha producido un incre-mento significativo de las tasas de aislados de K. pneumoniae resistentes: aminoglucósidos (de 3,6 a 13,9%, vs. 23,1 de media en la UE), carbapenemas (0 a 2,3%, vs. 7,3%), fluoroquinolonas (de 12,7 a 18,6%, vs. 27,4%) y multirresistentes (de 3,6 a 10,0% vs. 19,6%).

Pseudomonas aeruginosa

Se trata de una bacteria Gram-negativa no fermentadora que está presente prácticamente en todos los medios acuáticos de la naturaleza; se trata de un patógeno oportunista para plantas, animales y, obvia-mente, seres humanos. Se le considera como una de las bacterias patógenas más importantes para los

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pacientes hospitalizados, particularmente en aquellos con algún grado o tipo de inmodeficiencia. Es uno de los causantes habituales de las neumonías adquiridas en el hospital, así como bacteriemia e infec-ciones urinarias.

Debido a su ubicuidad, a su gran versatilidad y a su tolerancia intrínseca a muchos detergentes, desin-fectantes y antisépticos, es difícil de controlar en hospitales y en entornos cerrados. Es un agente causal frecuente de infecciones cutáneas (foliculitis, otitis externa, etc.) entre los nadadores, y puede colonizar de forma permanente a pacientes con fibrosis quística, provocando exacerbaciones graves, fundamen-talmente a nivel respiratorio. También es frecuente encontrarlo en unidades de quemados, donde es prácticamente imposible erradicar las cepas colonizadoras utilizando los procedimientos convenciona-les de antisepsia y desinfección.

La resistencia a P. aeruginosa es frecuente en la Unión Europea, con tasas de aislados resistentes que raramente bajan del 10%. La resistencia a antibióticos carbapenémicos es común, con tasas nacionales que oscilan entre un 4% y un 60%. Se ha observado un incremento global de la tasa de resistencia desde 2011 (16,8%) a 2014 (18,3%). La resistencia combinada a al menos tres antibióticos afecta al 15% de los aislados y hasta un 5,5% son resistentes a los cinco grupos de antibióticos sujetos a vigilancia.

Como en el caso anterior, en España también ha habido un deterioro de la situación de las resistencias antimicrobianas para el P. aeruginosa. En este sentido, ha aumentado de 4,3% (2005) al 16,5% (2014) la tasa de aislados resistentes a aminoglucósidos, en línea con la media europea (14,8%%), de 5,7 a 9,6% para ceftazidima (13,1% de media en la UE), de 14,3 a 24,6% (media europea: 19,4%) para fluoroquino-lonas, de 4,3 a 7,8% (media europea: 16,8%) para piperacilina/tazobactam. La única noticia favorable – o no desfavorable – es que la resistencia a carbapenémicos no ha aumentado sensiblemente en la úl-tima década en España, aunque las tasas son mucho más altas de las deseables (de 17,1 a 18,5%; vs. 18,3% de media europea).

Acinetobacter spp.

Este género está constituido por un elevado número de especies, aunque la mayoría tiene poca capaci-dad patógena para el ser humano; la más relevantes en este aspecto es Acinetobacter del grupo

bau-mannii. Se trata de gérmenes Gram-negativos, aerobios estrictos, no fermentadores y patógenos

opor-tunistas. Al A. baumannii se le ha identificado en neumonías adquiridas en hospital, infecciones del to-rrente circulatorio, urinarias y en el punto de incisión quirúrgica y en heridas cutáneas.

La sensibilidad a los antibióticos varía notablemente a lo largo de toda la Unión Europea, aunque con tasas más altas en los países del este y sur. La resistencia al carbapenem es común, en muchos casos combinada con la resistencia a fluoroquinolonas y aminoglucósidos. En España, los datos de 2014 indi-can una resistencia generalizada a fluoroquinolonas (67,1%) y a aminoglucósidos (60,0%), lejos de países como Francia (11,9/8,6%), Gran Bretaña (11,4/10,1%) o Suecia (11,5/2,8%).

Streptococcus pneumoniae

Este coco Gram-positivo es un patógeno frecuente, especialmente entre los niños no vacunados, así como en personas mayores inmunodeficientes. Provoca una amplia diversidad de patologías: tracto respiratorio superior (sinusitis, otitis media, etc.) e inferior (neumonía), infecciones del torrente circu-latorio y meningitis. Es la principal causa de neumonía a escala mundial, por lo que la morbimortalidad asociada a esta bacteria es elevada.

La susceptibilidad del S. pneumoniae varía ampliamente entre los diversos países de la Unión Europea, siendo más frecuente la resistencia a macrólidos que las penicilinas. La situación en España es muy preocupante, dada su alta prevalencia en nuestro país, con tasas de resistencia a penicilina del 20,1% (9,2% en 2005) y a macrólidos del 19,9% (22,5% en 2005).

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Es una bacteria Gram-positiva que coloniza la piel de aproximadamente el 30% de las personas sanas. Sin embargo, es un patógeno oportunista que puede provocar importantes infecciones. Las cepas resis-tentes a oxacilina (meticilina-resisresis-tentes, MRSA)† son consideradas como una de las principales causas de infecciones graves en el ámbito hospitalario, asociadas históricamente a una elevada tasa de morta-lidad.

La incidencia y distribución de cepas de MRSA es muy variada en la Unión Europea, yendo del 0,9% al 56%, siendo más comunes en el sur que en el norte. Afortunadamente, su incidencia está disminuyendo en la Unión Europea (18,6% en 2011 y 17,4% en 2014). Esto mismo se aprecia en el caso de España, donde ha pasado del 27,1% en 2005 al 22,1% en 2014, si bien seguimos por encima de la media europea (17,4%). Afortunadamente, las cepas resistentes a rifampicina siguen siendo excepcionales (0,9% en 2005 y 0,5% en 2014).

Enterococos (Enterococcus spp.)

Forman parte de la flora bacteriana del tracto digestivo de los seres humanos; sin potencial patógeno para las personas sanas. Estos cocos Gram-positivos, sin embargo, pueden provocar infecciones invasi-vas, en el caso de inmodeficiencia, particularmente endocarditis, infecciones del torrente circulatorio e infecciones urinarias; también son asociados con peritonitis y abscesos intraabdominales. Las dos espe-cies de enterococos más habitualmente implicadas en las infecciones en seres humanos son E. faecium y E. faecalis.

Existe una elevada tasa de resistencia frente a enterococos patógenos, generalmente asociada a infec-ciones hospitalarias. Es significativo y preocupante el importante incremento de aislados reportados resistentes a vancomicina. En España, los aislados de E. faecalis resistentes a gentamicina presentan altas tasas de resistencia (36,1% en 2005 y 38,9% en 2014), por encima de la media europea (28,8%). Queda el consuelo de que la resistencia de E. faecalis a vancomicina en España es prácticamente nula (0,1% en 2014).

EL CONSUMO DE ANTIBACTERIANOS Y LA RESISTENCIA BACTERIANA

La experiencia adquirida en algunos países europeos muestra que la disminución de la prescripción de antibacterianos a los pacientes ambulatorios se ha acompañado de una reducción simultánea de la re-sistencia (Goossens, 2008). Entre el 80% y el 90% de todas las recetas de antibacterianos se extienden en las consultas de atención primaria, sobre todo, a pacientes con infecciones respiratorias (Goossens,

2005), a pesar de que hay datos que demuestran que en muchas infecciones respiratorias no se

nece-sitan antibióticos (Butler, 2009) y que el sistema inmunitario del paciente tiene capacidad suficiente para combatir infecciones leves.

Por ello, parece razonable esperar que un cambio en los hábitos de prescripción de antibacterianos pudiera afectar de forma clara a la incidencia de resistencias bacterianas. De hecho, la prescripción innecesaria de antibióticos en la atención primaria constituye un fenómeno complejo, relacionada prin-cipalmente con factores como una mala interpretación de los síntomas, un diagnóstico incierto y las expectativas del paciente.

Consumo ambulatorio (en la comunidad)

En la Unión Europea el consumo total de antibacterianos de uso sistémico en la comunidad varió desde 10,6 DDD (dosis diaria definida) por 1.000 habitantes y día de Holanda, hasta los 34,1 de Grecia (ECDC, 2015). Aunque tradicionalmente se ha acusado a España de mantener unos niveles excesivos de con-sumo de antibacterianos en el ámbito ambulatorio, lo datos reales no soportan tal afirmación, al menos en relación al conjunto de la Unión Europea. Comparando la situación española (21,7) con la de los países de su entorno y con similares sistemas sanitarios, puede apreciarse que se encuentra en una posición intermedia, muy similar a Gran Bretaña (20,9) o Portugal (20,3) y significativamente por debajo

El término meticilina-resistente procede del ámbito anglosajón. La meticilina es una penicilina de espectro reducido, similar a la oxacilina, que no está comercializada en prácticamente ningún país europeo, aunque para unificar este tipo de cepas resistentes se ha optado por mantener el término de meticillin-resistant Staphylococcus aureus (MRSA).

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de Francia (30,1) e Italia (27,8), por ejemplo. En concreto, el dato referido a España es muy próximo al de la media ponderada de toda la Unión Europea, que es de 21,6. En general, el consumo más bajo se produjo en el norte de Europa (países escandinavos y bálticos), mientras que la tasa de mayor consumo fue en el sur de Europa, particularmente Grecia y Rumanía.

Tabla 2. Consumo relativo‡ de antibacterianos sistémicos en el ámbito ambulatorio en 2014

País 2005 2014 Dif. Peni

ci lina s ( J01C ) J01C/ J0 1 Ot ros bet a-la ct ám icos ( J01D ) J01D /J 01 Tet raci cl ina s ( J01 A ) J01A /J 01 M acr ól idos, li ncosa m ida s y est rept og ram ina s (J 01F ) J01F /J 01 Qui nol ona s (J 01M ) J01M /J 01 Ot ros Ot ros/ J01 Holanda 10,5 10,6 0,1 4,23 40% 0,04 0% 2,23 21% 1,35 13% 0,79 7% 4,2 39% Suecia 14,9 13,1 -1,8 6,89 53% 0,15 1% 2,66 20% 0,61 5% 0,69 5% 4,8 36% Alemania 14,6 14,6 0,0 4,59 31% 3,01 21% 2,11 14% 2,48 17% 1,34 9% 3,2 22% Dinamarca 14,6 15,9 1,3 10,47 66% 0,03 0% 1,66 10% 1,84 12% 0,5 3% 3,1 19% Portugal 24,5 20,3 -4,2 11,61 57% 1,44 7% 0,83 4% 2,79 14% 2,12 10% 2,4 12% Gran Bretaña 15,5 20,9 5,4 9,25 44% 0,33 2% 5,04 24% 3,24 16% 0,48 2% 7,6 36% Unión Europea 21,6 10,30 48% 1,94 9% 2,99 14% 3,28 15% 1,34 6% 4,7 22% España 19,3 21,7 2,4 14,01 65% 1,64 8% 0,79 4% 2,04 9% 2,31 11% 1,7 8% Italia 26,2 27,8 1,6 15,67 56% 2,35 8% 0,58 2% 4,66 17% 3,41 12% 1,7 6% Bélgica 24,9 28,2 3,3 16,01 57% 1,42 5% 2,1 7% 3,39 12% 2,55 9% 4,8 17% Francia (2013) 28,9 30,1 1,3 18,43 61% 2,25 7% 3,35 11% 3,50 12% 1,84 6% 4,1 14% Grecia 34,7 34,1 -0,6 13,91 41% 6,28 18% 2,37 7% 7,90 23% 2,58 8% 3,4 10%

Elaboración propia, a partir de datos de ESAC-Net, 2015

También es interesante comparar el consumo ambulatorio de antibióticos en función del número de envases, lo que orienta acerca de la racionalización del contenido de los envases. En la tabla 3 puede apreciarse que el consumo en España, considerando este parámetro, está claramente por debajo de la media europea y a mucha distancia de Francia o Italia.

Tabla 3. Consumo de antibacterianos sistémicos en el ámbito ambulatorio, en número de envases por 1.000 habitantes y día

Año U ni ón E uropea ( m edi a) Sueci a D ina m arc a Espa ña Port uga l Bél gi ca Greci a* It al ia Franci a 2014 3,05 1,00 1,62 1,93 2,04 2,41 3,61 3,70 4,62 2010 3,03 1,19 1,79 2,13 2,34 2,51 3,86 3,84 4,82 Diferencia +0,02 -0,19 -0,17 -0,20 -0,30 -0,10 -0,25 0,14 -0,20 Elaboración propia, a partir de datos de ESAC-Net, 2015. (*) Datos de 2011, en lugar de 2010.

Expresado endosis diarias definidas(DDD) por cada 1.000habitantes pordía. Se han seleccionado los países más representativos

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En cuanto a la estructura de prescripción/dispensación de antibióticos, el perfil español señala clara-mente a las aminopenicilinas (J01AC) como los antibióticos más ampliaclara-mente utilizados, muy por en-cima de la media europea (65 vs. 48%); también son más habituales en España las fluoroquinolonas (J01M). Por el contrario, se utilizan menos las tetraciclinas (4 vs. 14%), los macrólidos, lincosánidos y estreptograminas (J01F; 9 vs. 15%), tal como se refleja en la Tabla 4.

Tabla 4. Consumo relativo de antibióticos de espectro antibacteriano amplio y reducido en la comunidad, 2014.

País Consumo total Relación espectro amplio/reducido

Bélgica 28,22 79.92 Dinamarca 15,91 0.63 Alemania 14,60 5.62 Grecia 34,11 606.81 Italia 27,82 184.26 Holanda 10,58 7.77 Portugal 20,32 37.88 España 21,65 76.13 Suecia 13,01 0.37 Gran Bretaña 20,86 1.64

Elaboración propia, a partir de datos de ESAC-Net, 2015.

Esta particular manera de prescribir antibióticos determina que España sea uno de los países de la Unión Europea donde se emplean más antibióticos de amplio espectro (fundamentalmente, aminopenicilinas) en relación a los de espectro reducido, tal como ocurre en Grecia, Italia, Bélgica y Portugal, todos los cuales tienen tasas muy elevadas de resistencia a neumococos; por su parte, la situación contraria su-cede en los países nórdicos (Dinamarca, Suecia), Holanda o Alemania, por ejemplo.

Resulta particularmente ilustrativo el hecho de que Gran Bretaña, que tuvo un consumo global de anti-bióticos en el ámbito ambulatorio (no hospitalario) similar al de España en 2014 (20,9 vs. 21,7 DDD/1.000 habitantes/día, respectivamente), tiene en general tasas sustancialmente más bajas de re-sistencia antimicrobiana, particularmente en neumococos (Streptococcus pneumoniae) y estafilococos (Staphylococcus aureus resistente a meticilina, MRSA). Sin embargo, al estratificar el consumo de anti-bióticos, se aprecia claramente que los médicos británicos prescribieron solo 1,6 veces más antibióticos de amplio espectro que de espectro reducido, mientras que los españoles lo hicieron 76,1 veces más, es decir, cerca de 50 veces más (tabla 4). Otros países con bajas tasas relativas de resistencia antimicro-biana presentan también proporciones relativamente bajas de prescripción de antibióticos de amplio espectro, por ejemplo Suecia (0,37) o Dinamarca (0,63).

Consumo hospitalario

Un aspecto particularmente relevante de la aparición de cepas resistentes a patógenos es el consumo hospitalario de antibióticos, dado que es este entorno en el que se produce y detecta un mayor número de aislados de cepas bacterianas resistentes. Lamentable y sorprendentemente, ESAC-Net no dispone de información relativa al consumo hospitalario en España (tampoco en Alemania), lo que ayudaría a comprender mucho mejor la distribución e incidencia de cepas bacterianas resistentes en este ámbito. A escala europea, la tasa de consumo es de 2,0 DDD por 1.000 habitantes y día, con datos que oscilan entre los 0,95 de Holanda hasta los 2,59 de Gran Bretaña. También en este ámbito se aprecian hábitos de uso de antibióticos muy diferentes entre los diversos países de la Unión Europea (tabla 5).

Tabla 5. Consumo relativo de antibacterianos sistémicos en el ámbito hospitalario en 2014

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País CONSU M O GL OB A L (J 01) Peni ci lina s ( J01C ) J01C/ J0 1 Ot ros bet a-la ct ám icos (J 01D ) J01D /J 01 Tet raci cl ina s ( J01 A ) J01A /J 01 M acr ól idos, li ncosa m ida s y est rept og ra m ina s ( J01F ) J01F /J 01 Qui nol ona s ( J01M ) J01M /J 01 Ot ros Ot ros/ J01 Holanda 0,95 0,42 44% 0,20 21% 0,02 2% 0,06 6% 0,11 12% 0,16 17% Portugal 1,56 0,52 33% 0,44 28% 0,02 1% 0,16 10% 0,17 11% 0,27 17% Suecia 1,57 0,82 52% 0,18 11% 0,18 11% 0,06 4% 0,16 10% 0,35 22% Bélgica (2013) 1,67 0,84 50% 0,36 22% 0,16 10% 0,08 5% 0,20 12% 0,19 11% Unión Europea (media) 2,00 0,90 45% 0,34 17% 0,07 4% 0,17 9% 0,22 11% 0,37 19% Grecia 2,11 0,59 28% 0,55 26% 0,05 2% 0,19 9% 0,27 13% 0,51 24% Dinamarca 2,13 1,08 51% 0,41 19% 0,04 2% 0,09 4% 0,21 10% 0,34 16% Francia 2,17 1,21 56% 0,32 15% 0,03 1% 0,11 5% 0,26 12% 0,27 12% Italia 2,22 0,89 40% 0,43 19% 0,03 1% 0,20 9% 0,41 18% 0,29 13% Gran Bretaña 2,59 1,34 52% 0,17 7% 0,22 8% 0,30 12% 0,11 4% 0,67 26%

Sea como fuere, la información disponible permite considerar que la situación hospitalaria del uso de antibacterianos no es mejor que la comunitaria. De hecho, los especialistas consideran desde hace tiempo que el mal uso de los antibióticos en los hospitales es uno de los factores que más favorecen la resistencia bacteriana a los mismos (Lepper, 2002), especialmente porque los pacientes hospitalizados tienen una probabilidad elevada de recibir un antibiótico y, como apuntan algunos autores (Willemsen,

2007), el 50% de todos los antibióticos utilizados en los hospitales podrían ser inadecuados; por otro

lado, entre el 20% y el 30% de las infecciones hospitalarias se consideren prevenibles por higiene inten-siva y programas de control (ECDC, 2015).

Consumo de antibióticos de uso veterinario

Por lo que se refiere a la distribución en la Unión Europea de antibióticos para uso veterinario§, en su último informe la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, 2015), correspondiente a las ventas en 2013, registraba un total de 8.122 toneladas de antibióticos (expresadas como principio activo). De ellos, prácticamente dos tercios del total (62,4%) lo acaparaban tres países: España (2.203,4 toneladas; 27,2% del total), Alemania (1.534,6 toneladas; 18,9%) e Italia (1.327,9; 16,3%). Por grupos de antibac-terianos, los más utilizados fueron las tetraciclinas, seguido de penicilinas y sulfamidas; globalmente superan el 70% del total. En relación a las ventas realizadas en 2012 (7.982 toneladas), el crecimiento global experimentado en 2013 fue del 1,8%; en España, el crecimiento ha sido excepcional, en torno al 30% (2.204 vs. 1.693).

Usando la unidad de mg/PCU**, que correlaciona las ventas de agentes antibióticos vendidos en un país con el tamaño de su cabaña animal productora de alimentos, España ocupa el segundo lugar de la Unión Europea con 317,1 mg/PCU, solo tras Chipre (425,8), por delante de otros países de gran raigambre ganadera: Italia (301,6), Hungría (230.2), Portugal (187,2) o Alemania (179,1). En este sentido, cabe indicar que otros países con una cabaña grande (con un PCU>3.000, en miles de toneladas) tienen unas ventas relativas de antibióticos considerablemente menores: Alemania (PCU: 8.526; 179,1 mg/PCU); Francia (7.165; 95,0), Gran Bretaña (6.799; 62,1), Italia (4.372; 301,6); Polonia (3.806; 151,2) y Holanda (3.226; 69,9).

En España, el consumo relativo lo constituyen las tetraciclinas (39,9%), la penicilinas (22,6%) y las sulfa-midas (6,6%), en línea con el conjunto de la Unión Europea: tetraciclinas (36,7%), penicilinas (24,5%) y sulfamidas (9,6%).

§ Aplicable exclusivamente a animales productores de alimentos, incluyendo caballos (no se incluye el uso de antibióticos en animales de compañía).

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INICIATIVAS GLOBALES

Considerando todo lo indicado hasta aquí, resulta obvio que cualquier iniciativa que se emprenda para frenar el desarrollo de la resistencia microbiana ha de tener un carácter no solo multifactorial, sino también a escala mundial. En este sentido, en mayo de 2014, la sexagésima séptima Asamblea Mundial de la Salud aprobó la resolución WHA67.25 sobre la resistencia a los antimicrobianos, pidiendo a la Di-rección General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que elabore un proyecto de plan de ac-ción mundial para combatir la resistencia a los antimicrobianos, incluyendo resistencia a los antibióticos, y presentar el proyecto a la sexagésima octava Asamblea Mundial Salud en mayo de 2015, a través del Consejo Ejecutivo en su 136ª reunión (OMS, 2014).

En respuesta a esta petición de la Asamblea de la Salud, se adoptaron las recomendaciones del Grupo

Estratégico de Asesoramiento Técnico de la OMS sobre resistencia a los antimicrobianos, en relación con

la elaboración de un proyecto de plan de acción global y un enfoque multisectorial. En julio y agosto de 2014 se organizaron consultas telemáticas y se envió una carta a los Estados miembros el 18 de julio 2014, describiendo el proceso e invitando a realizar los oportunos comentarios. Finalmente, los Estados miembros, las partes interesadas y la Secretaría convocaron a una serie de debates técnicos, políticos e interinstitucionales de alto nivel para contribuir al plan de acción, que convergieron en una reunión para promover el desarrollo de capacidades globales de vigilancia, sistemas y normas, organizada por Suecia (Estocolmo, 23 de diciembre de 2014).

La OMS recuerda que, aunque la resistencia es un proceso natural de adaptación por parte de los mi-crobios cuando estos se exponen a los agentes antimicrobianos, se desarrolla mucho más rápidamente por el mal uso y el uso excesivo de estos medicamentos. En este sentido, la OMS indica que el uso de antibióticos en los seres humanos ha aumentado en un 36% entre 2000 y 2010, siendo los países desa-rrollados los que tienen un mayor consumo por persona, aunque el consumo está creciendo rápida-mente también en las economías emergentes. Asimismo, la cantidad total de antibióticos utilizados en animales está creciendo significativamente y se espera que crezca aún más a medida que aumenta la producción animal; en este sentido, se estima en un 70% el crecimiento del consumo animal para el año 2050 para satisfacer las demandas de la creciente población mundial. Y ello sin olvidar que algunos antimicrobianos también se utilizan ampliamente en agricultura, piscifactorías y cultivo de mariscos. Como indica el informe de la OMS, la resistencia se extiende de una manera que no se pueden predecir, pero que incluye el intercambio de material genético entre diferentes bacterias. Por ejemplo, la resis-tencia a los antibióticos en las bacterias que causan determinadas intoxicaciones alimentarias puede transferirse a las bacterias que causan la neumonía. Además, microbios resistentes pueden circular en-tre los animales y los seres humanos, y los patrones de bacterias resistentes en animales productores de alimentos se pueden encontrar en la carne y la leche destinada a la venta a los consumidores. La OMS recuerda también que la resistencia puede propagarse rápidamente y que la difusión de genes bacterianos de resistencia detectados recientemente puede acabar generalizándose mucho antes de lo esperado. Un ejemplo de ello es el gen NMD-1 (New Delhi metallo-beta-lactamase), que confiere resis-tencia a numerosos antibióticos betalactámicos, incluyendo carbapenemas. La metalo-betalactamasa codificada por este gen fue identificada por primera vez en diciembre de 2009 en un paciente sueco hospitalizado en Nueva Delhi (India) infectado por Klebsiella pneumoniae, pero tan solo a mediados de 2011 ya se habían identificado pacientes infectados por bacterias conteniendo el gen NDM-1 en todos los continentes, salvo América Central y del Sur.

Finalmente, la OMS insiste en recordar que la resistencia microbiana tiene una evidente relación con el riesgo de muerte de los pacientes; así, los pacientes hospitalizados con infecciones por Staphylococcus

aureus resistentes a la meticilina (SARM) tienen un 61% más riesgo de morir que aquellos con la forma

no-resistente de la bacteria, y un riesgo de muerte casi tres veces mayor que los pacientes con similares condiciones pero sin esta infección.

El Plan de Acción que se pretende desarrollar a iniciativa de la OMS tiene como principios básicos los siguientes:

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- El compromiso es de toda la sociedad (Whole-of-society engagement). Todo el mundo - todos los sectores y disciplinas - deben participar en la aplicación de este plan de acción a nivel personal, social o profesional.

- Las acciones deben estar basadas en el mejor conocimiento y pruebas científicas disponibles (Actions

based on best available knowledge and evidence )

- Lo primero es la prevención (Prevention first). Cada infección que se evita, sin el uso de antimicro-bianos, es una infección que no necesita tratamiento.

- Acceso sin exceso (Access not excess). Es necesario mantener un equilibrio entre el acceso equitativo y el uso apropiado de los antimicrobianos, particularmente de los más modernos.

- Sostenibilidad (Sustainability). Las acciones son más sostenibles si son parte integral de los sistemas de salud y si son transparentes en cuanto a la ejecución y la consecución de los objetivos.

- Objetivos incrementales para su implementación (Incremental targets for implementation). Todos las partes interesadas deben ser capaces de demostrar el progreso de la aplicación del plan de ac-ción mundial, sea cual sea su estado actual. Para ello, se recomiendo hacer un enfoque progresivo e incremental sobre la consecución de objetivos e indicadores de los mismos.

A nivel de la Unión Europea, la Comisión Europea elaboró en 2011 un Plan de Acción quinquenal (CE,

2011) con el fin de atajar la propagación de las resistencias bacterianas. Dicho Plan contiene siete

ám-bitos clave en los que es imprescindible tomar medidas: 1) garantizar que los antimicrobianos se usen adecuadamente en la medicina humana y veterinaria; 2) prevenir las infecciones microbianas y su pro-pagación; 3) diseñar nuevos antimicrobianos eficaces o tratamientos alternativos; 4) cooperar con so-cios internacionales para reducir los riesgos de resistencia bacteriana; 5) mejorar el seguimiento y la vigilancia en medicina y en veterinaria; 6) fomentar la investigación y la innovación; y 7) apoyar la co-municación, la educación y la formación.

En junio de 2012, el Consejo de la Unión Europea solicitó a los Estados Miembros que elaborasen e implementasen a nivel nacional estrategias o planes de acción para contener el desarrollo de resisten-cias a los antimicrobianos, resultando la necesidad de una perspectiva conjunta humana y veterinaria para que la lucha contra el desarrollo y diseminación de resistencias antimicrobianas sea realmente eficaz. Previamente a ello, durante una reunión interna convocada el 8 de marzo de 2012 por el

Minis-terio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI) para la preparación de la Conferencia de expertos

de la presidencia danesa, se planteó la posibilidad de crear un Grupo de Trabajo constituido por las partes interesadas en este tema, que permitiera sentar las bases para el desarrollo de un mecanismo intersectorial sobre resistencias a los antimicrobianos a nivel estatal.

Fruto de esta iniciativa y con el objetivo es dar cumplimiento a la Comunicación de la Comisión Europea y desarrollar un Plan Estratégico y de Acción para Reducir el Riesgo de Selección y Diseminación de Resis-tencias a los Antimicrobianos, se procedió a convocar el día 6 de julio de 2012, a petición de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), a dicho grupo en el que participan repre-sentantes del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; del Ministerio de Agricultura, Alimen-tación y Medio Ambiente; del Ministerio de Economía y Competitividad; de la Universidad; del Comité Español de Antibiograma; de Sociedades Científicas y de Organizaciones Profesionales Sanitarias (Far-macéuticos, Médicos y Veterinarios).

Fruto de los primeros trabajos del Grupo de Trabajo (Grupo Coordinador) ha sido la elaboración de un primer documento definiendo los objetivos y un plan de trabajo, tanto para los aspectos que competen a la salud humana y como para los de la salud animal; ambos con los mismos objetivos y la misma me-todología de trabajo: identificar los datos en este ámbito, las acciones que están en marcha y las partes implicadas en el desarrollo de las mismas; identificar los aspectos que son necesarios poner en marcha y los que es preciso mejorar porque su desarrollo no ha tenido los efectos esperados; diseñar y proponer estrategias concretas, desarrollando un cronograma que contenga un mapa de acciones, sus vías de implementación, el tiempo de ejecución, el grado de prioridad y los responsable de cada una de ellas; y, finalmente, diseñar un procedimiento de evaluación del grado de cumplimiento de los objetivos. El documento preliminar fue presentado oficialmente por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad el día 18 de noviembre de 2013, coincidiendo con la celebración del Día Europeo para el Uso

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Prudente de los Antibióticos. La evolución del documento, así como sus realizaciones correspondientes, se irán haciendo públicos anualmente, a lo largo del quinquenio 2014-2018.

Los trabajos del Grupo Coordinador han definido seis líneas estratégicas, cada una de las cuales incluye varias medidas, tanto en el ámbito de la salud humana como animal. A su vez, cada medida implica varias acciones comunes o específicas para salud humana y animal, hasta un total de 77. Las líneas estratégicas, con sus medidas correspondientes, son las siguientes:

1. Vigilancia del consumo de antibióticos y de las resistencias a los antimicrobianos 1.1. Monitorizar el consumo de antibióticos

1.2. Mejorar la vigilancia de la resistencias a antibióticos 1.3. Controlar el uso de antibióticos críticos

1.4. Participar en proyectos europeos e internacionales para intercambiar información 2. Controlar las resistencias bacterianas

2.1. Controlar la difusión de resistencias

2.2. Diseñar y difundir herramientas para la promoción de las buenas prácticas de uso de antibióti-cos

2.3. Elaborar directrices para la prescripción excepcional de antibióticos dentro de los programas sanitarios veterinarios

2.4. Limitar el uso profiláctico de antibióticos a casos con necesidades clínicas definidas 3. Identificar e impulsar medidas alternativas y/o complementarias de prevención y tratamiento

3.1. Fomentar la mejora de las medidas de higiene, manejo y bienestar animal

3.2. Promover el desarrollo y uso de pruebas de sensibilidad y métodos de diagnóstico rápido 3.3. Desarrollar normas para reducir el riesgo de infección y transmisión de organismos resistentes 3.4. Fomentar la adopción de medidas para mejorar las condiciones de administración de los

pro-ductos antiguos

4. Definir prioridades en materia de investigación

4.1. Desarrollar y promover una estrategia común en materia de investigación 4.2. Desarrollo de la investigación epidemiológica y socioeconómica

5. Formación e información a los profesionales sanitarios 5.1. Movilizar a los profesionales de la salud

5.2. Fomentar la formación de los profesionales de la salud

5.3. Desarrollar programas de formación continuada de los profesionales de la salud con criterios de homogeneidad

5.4. Desarrollar la autoevaluación de los prescriptores

6. Comunicación y sensibilización a la población en su conjunto y de subgrupos de población 6.1. Campañas para la población general

6.2. Información específica para subgrupos de población. EL PAPEL DEL FARMACÉUTICO

Dadas sus múltiples posiciones a lo largo de toda la cadena del medicamento – desde la investigación hasta la dispensación y el control del uso – los farmacéuticos tienen una inequívoca responsabilidad en la lucha contra la resistencia microbiana. Esto resulta determinante dado que el problema de la resis-tencia bacteriana a los antibióticos es multifactorial e implica – además de las administraciones públicas, instituciones sanitarias y universitarias, ciudadanos en general – a todas las profesiones sanitarias. En este sentido, desde bastantes años los farmacéuticos españoles vienen realizando un esfuerzo con-tinuado para combatir dicha resistencia bacteriana de forma eficaz, tanto desde el ejercicio profesional individual como a través de la Organización Farmacéutica Colegial. En este sentido, el Consejo General y los Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España han venido realizando por iniciativa propia y desde hace años múltiples campañas de sensibilización entre los farmacéuticos y los propios pacientes, con informes técnicos y material divulgativo con indicaciones muy precisas sobre cómo actuar y utilizar los agentes antimicrobianos.

Asimismo, la Organización Farmacéutica Colegial viene participando en iniciativas de carácter público (Ministerio de Sanidad y Agencia Estatal de Medicamentos y Productos Sanitarios), tanto de carácter

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divulgativo entre la población, así como en comisiones de expertos. Por tanto, la Organización Farma-céutica Colegial asume como uno de sus objetivos la promoción de estrategias que garanticen un uso adecuado de los medicamentos. Conocedores de la importante labor educativa del farmacéutico, ha llevado a cabo con éxito cerca de cien campañas y jornadas técnicas durante los últimos años, algunas de ellas específicamente centradas en el uso correcto de los antibióticos (por ejemplo, la campaña “Con los antibióticos no se juega”). Adicionalmente, el Consejo General participa activamente, a través de dos representantes técnicos, en el desarrollo del Plan Estratégico y de Acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antimicrobianos, junto con otros expertos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; Ministerio de Economía y Competitividad; Universidad; Comité Español de Antibiograma; Sociedades Científicas y de otras organizaciones profesionales sanitarias.

Es importante recordar también que la Organización Farmacéutica Profesional ha liderado en Europa el tema del uso racional de antibióticos ante la Agrupación Farmacéutica Europea y que forma parte del SIGRE, el sistema de recogida selectiva de medicamentos, que agrupa a la práctica totalidad de las ofi-cinas de farmacia españolas donde se recogen los medicamentos no utilizados por los pacientes y, entre ellos, de los antibióticos, impidiendo su vertido incontrolado y la correspondiente polución medioam-biental.

Igualmente, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos creó en su momento un espacio monográfico en www.portallfarma.com, denominado Uso prudente de antibióticos††, en el que se re-coge toda la información sobre el uso racional de los antibióticos y los riesgos de resistencia bacteriana, así como una Instrucción Técnica Estandarizada para la dispensación de antibióticos.

En general, las recomendaciones en la oficina de farmacia comunitaria consisten básicamente en las siguientes:

- En caso de padecer síntomas de alguna enfermedad infecciosa, se debe acudir siempre al médico. Él es el profesional responsable de determinar el origen de la enfermedad y, si fuese bacteriano, prescribirá en cada caso el antibiótico más adecuado para dicha infección, teniendo en cuenta las características específicas del paciente.

- Al rechazar la solicitud de dispensación de antibióticos sin la correspondiente receta médica, es conveniente que el farmacéutico aproveche la oportunidad para instruir al solicitante sobre los ries-gos que implica el uso incontrolado de antibióticos, no solo para el propio paciente sino también para la comunidad. En particular, es muy importante hacer ver que muchas enfermedades comunes de carácter infeccioso, como la gripe y ciertas infecciones de garganta, son producidas por virus y, por tanto, el uso de antibióticos resulta completamente inútil y además facilita la selección de bac-terias resistentes al antibiótico improcedentemente utilizado.

- Obviamente, el momento de la dispensación de un antibiótico debidamente prescrito es especial-mente oportuno para instruir acerca la importancia de cumplir el tratamiento completo prescrito por el médico, aunque se mejore antes. Si se interrumpe el tratamiento de forma prematura, se corre el riesgo de que la bacteria patógena vuelva a multiplicarse, produciendo así una infección aún más grave.

- La mayoría de los tratamientos con antimicrobianos prescitos en el ámbito extrahospitalario se es-tablecen por periodos entre 3 y 10 días. En todo caso, la duración del tratamiento es la fijada por el médico y debe venir especificada en la receta correspondiente. Igualmente, es esencial tomar la cantidad correcta de medicamento y cada dosis a la hora adecuada (preferiblemente a las mismas horas y en las mismas condiciones).

- Es preciso recordar que los antibióticos son fármacos generalmente seguros, aunque – como todo medicamento – pueden producir efectos indeseables en algunos casos. La alergia a determinados antibióticos (particularmente, a los betalactámicos) es uno de los efectos adversos más conocidos; el paciente debe estar informado si es alérgico y, en ese caso, llevar siempre consigo una tarjeta, pulsera o medalla que así lo indique. En todo caso, cualquier manifestación de alergia (picores ge-neralizados, erupciones cutáneas, etc.) debe ponerse en conocimiento del médico, y si tiene un

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carácter brusco (ahogos, edema, caída de la presión arterial, etc.) se debe acudir inmediatamente a Urgencias.

Todo lo dicho pone de relieve que la oficina de farmacia constituye un centro sanitario de especial re-levancia en el ámbito de educación sanitaria y muy particularmente en el uso correcto y racional de los antibióticos.

Finalmente, la Federación Farmacéutica Internacional ha elaborado un documento titulado Fighting

an-timicrobial Resistance, the contribution of pharmacist (Luchando contra la resistencia antimicrobiana, la contribución de los farmacéuticos; FIP, 2015), en el que afirma, entre otras cosas, que:

- Los farmacéuticos son los profesionales sanitarios más accesibles y son completamente competen-tes en todos los aspectos relacionados con los medicamentos. Poseen un conocimiento científico de todo el proceso de la producción y uso de los medicamentos.

- Los farmacéuticos están en primera línea de los servicios sanitarios comunitarios y facilitan la en-trada de pacientes a los servicios sanitarios, lo que da a los farmacéuticos la posibilidad de comuni-car y educomuni-car sobre diversos aspectos sanitarios y de prevención de las infecciones.

- La oficina de farmacia es un centro donde los farmacéuticos evalúan las necesidades de los pacien-tes y ello permite remitir, en caso necesario, al paciente hacia el médico, o aconsejar al paciente sin suministrarle ningún antibiótico o, en aquellos países donde la regulación legal lo permite, suminis-trarle el tratamiento antibiótico adecuado, utilizando para ello las pruebas de laboratorio adecua-das.

- El farmacéutico provee un asesoramiento efectivo tanto de los tratamientos a corto como a largo plazo, haciendo especial énfasis en la importancia de cumplir las instrucciones del médico en la duración del tratamiento y frecuencia de administración de los antibióticos prescritos.

- Los farmacéuticos participan activamente en el desarrollo de programas para combatir la resisten-cia antimicrobiana, a través de la promoción, prevención y control de los tratamientos antimicro-bianos, y facilitando el acceso a los tratamientos en todos los niveles de atención sanitaria, pública o privada, comunitaria u hospitalaria.

- Los farmacéuticos colaboran activamente en la recogida en medicamentos no utilizados, evitando con ello la contaminación biológica del medio ambiente.

- Los farmacéuticos alientan al resto de profesionales sanitarios en la lucha común contra las resis-tencias antimicrobianas, en el desarrollo de programas multidisciplinares.

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Referencias

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