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Cárdenas y la lucha por la independencia económica de México

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CÁRDENAS Y L A L U C H A

POR L A I N D E P E N D E N C I A

ECONÓMICA D E MÉXICO

A l b e r t M I C H E L S U n i v e r s i d a d d e l E s t a d o d e N u e v a

Y o r k e n B u f f a l o

A . D e la Constitución d e 1 9 1 7 al P l a n S e x e n a l

L a Constitución de 1917 expresó el derecho inequívoco de México de controlar sus propios recursos. Otorgó a l a nación la propiedad absoluta de todos los minerales o bienes que e n vetas, capas, masas, o yacimientos, constituyeran depósitos cuya naturaleza fuera distinta de l a superficie del suelo. Definió a la propiedad privada de l a tierra como u n patrimonio de l a n a -ción que ésta depositaba luego en manos de particulares. L a nación, por ser propietaria, tenía el derecho a imponer cualquier limitación sobre l a riqueza nacional — i n c l u y e n d o l a expropia-ción— si lo consideraba benéfico a l interés público, término cuyo criterio correspondía definir al gobierno y a los tribunales.1 T a m -bién delimitó rigurosamente los derechos de los extranjeros sobre el patrimonio nacional: sólo los mexicanos por nacimiento, los ciudadanos naturalizados, y las empresas mexicanas civiles y co-merciales podían ser propietarios de tierras y derechos de aguas; los extranjeros, únicamente podían adquirir derechos sobre d i -chas tierras si renunciaban al privilegio de invocar l a protección de sus gobiernos.

E l artículo 27 de l a Constitución de 1917 establecía firmemente el derecho legal de l a nación sobre los derechos i n d i v i -duales, en particular sobre los de los extranjeros. Q u e d a b a al gobierno de México convertir en realidad dichas leyes.

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Los gobiernos mexicanos entre 1917 y 1934 jamás renuncia-ron a l nacionalismo económico de 1917, pero por su preocupa-ción en lograr u n a economía sana, constantemente se vieron forzados a suavizar sus demandas de soberanía nacional sobre el subsuelo y las aguas. Venustiano C a r r a n z a intentó hacer p a -gar impuestos a las compañías petroleras extranjeras y forzar-las a solicitar permisos de perforación para forzar-las tierras que habían comprado en el siglo x r x . A l v a r o Obregón rehusó firmar u n t r a -tado que les otorgaba absoluta propiedad del subsuelo, pero, e n cambio, aprobó l a doctrina legal de los "actos positivos" que establecía que si u n a compañía había ejecutado dichos actos en sus tierras antes de 1917, sus bienes quedaban garantizados a pesar de la Constitución. E n 1923, representantes de los Estados U n i d o s y de México se reunieron en l a capital de este país para firmar los famosos Tratados de Bucareli, en donde México se comprometió a sostener l a doctrina de los "actos positivos" que significaba conceder a sus dueños a perpetuidad las tierras adquiridas entre 1876 y 1917. Ambos países convinieron en esta-blecer u n a comisión de reclamaciones generales que decidiera las disputas legales acumuladas desde la Revolución. E n 1925 el gobierno de Calles aprobó u n código petrolero que limitaba los arrendamientos de 1917 a un período de cincuenta años. Esta ley causó furor en los Estados U n i d o s y provocó u n a dispu-ta entre el presidente Calles y el embajador norteamericano James R . Sheffield a quien el presidente Coolidge sustituyó por el cauto D w i g h t M o r r o w , quien logró aminorar dicha contro-versia. E n 1927 los tribunales mexicanos reafirmaron l a doctrina de los "actos positivos" y Calles, con el propósito de obedecerla, pidió al Congreso enmendar las cláusulas referentes a los c i n -cuenta años del código petrolero.2

Los gobiernos mexicanos desde la Constitución de 1917 hasta Cárdenas no fueron decididamente nacionalistas en materia económica. L o s hombres que gobernaron a México en estos diecisiete años estaban convencidos que la nación debía crear riqueza antes de controlarla, y sabían que si alguna vez se creaba, el gobierno debía establecer u n clima favorable a las

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Obregón, Calles y sus sucesores, ante la necesidad de l a indus-trialización y con u n a población en crecimiento constante re-primieron continuamente el radicalismo de 1917. A p e l a r o n a l pueblo a que esperase el progreso económico, pero éste fue u n progresó que en realidad vino a beneficiar a l a élite política y ho a las masas.

L a depresión mundial que siguió a 1929 creó u n a atmósfera favorable al nacionalismo económico: las tarifas protectoras contra la depresión en otros países aumentaron en México l a desconfianza/previamente exaltada por l a experiencia histórica, contra los extranjeros. Los líderes del P N R manifestaron en l a plataforma económica del Plan Sexenal de 1934 que se habían convencido de la necesidad de reducir la dependencia de México del mercado mundial, v a pesar de que auspiciaron l a creación de economías regionales complementarias, se vieron forzados a adoptar u n a política de autarquía:

Ante la actitud mundial que se caracteriza por la tendencia a formar economías nacionales autosuficientes, el Partido Nacional se ve obli-gado a adoptar en este momento la política del nacionalismo eco-nómico como recurso de legítima defensa sin contraer por eso nin-guna responsabilidad histórica.»

De acuerdo con este documento, México reorganizaría sus acti-vidades económicas de tal modo que predominara el interés nacional. E l Plan prometió la nacionalización del subsuelo y la prevención de u n monopolio extranjero de los yacimientos mine-rales de México.4 Demostró l a preocupación de los líderes — q u e amenazaron constantemente con regresar al radicalismo de 1917 para solucionar estos problemas— por las barreras arancelarias mundiales contra los productos mexicanos.

B . Cárdenas a n a l i z a l a s i n v e r s i o n e s e x t r a n j e r a s

E n junio de 1934 e l candidato Cárdenas abrazó el naciona-lismo económico agresivo. E l capitanaciona-lismo explotador, dijo, h a hecho de México u n a nación con u n a economía colonial ham-brienta y agobiada por u n subsuelo despilfarrado y empobrecido.

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Pero aunque condenó dicho capitalismo, dejó l a puerta abierta a los inversionistas que estuvieran dispuestos a cumplir con las leyes mexicanas:

El espíritu nacionalista de nuestra filosofía política no quiere decir que sea una postura de puerta cerrada o de hostilidad hacia el capital nacional o extranjero . . . Si dicho capital se esfuerza por el engran-decimiento de nuestro país, utilizando nuestros recursos naturales, obedece las leyes que la Revolución ha decretado, respeta a nuestro gobierno, y busca sólo la protección en la seguridad que nuestro país ofrece, entonces se le permitirá establecer un hogar aquí y com-partir nuestro destino.5

E n diciembre, siendo ya presidente, dio u n a conferencia de pren-sa a los corresponpren-sales extranjeros en l a que se refirió al mismo t e m a : México debe tratar de conservar sus recursos naturales y estimular a la industria propia del país con el objeto de con-vertirse, de u n a economía colonial, en u n a economía nacional autosuficiente." Repitió el argumento del Plan Sexenal:

El nacionalismo económico es un fenómeno mundial. Considero que México a su vez, está obligado a adoptar la política del nacionalismo económico como recurso de legítima defensa y sin contraer por eso responsabilidad ante la Historia. E l nacionalismo económico implica para México la revisión cuidadosa de su comercio exterior y de su producción tomando como base el interés nacional.<

Cerrando la conferencia con una nota menos agresiva, se com-prometió a liquidar l a deuda exterior y las reclamaciones de los Estados U n i d o s , y a fomentar el turismo.s

Para 1935 México era mucho más hostil hacia las inversiones extranjeras. Cárdenas, en su informe al Congreso, se quejó de que el país aún sufriera explotación y de que a pesar de su inde-pendencia e ideas sociales avanzadas estuviera perdiendo m u c h a de su riqueza en manos de extranjeros, extranjeros que no de-jaban nada a la nación.9

E n los primeros años de su gobierno siguió u n a línea con-sistente: había dos clases de capital extranjero, negativo uno y positivo otro. E l negativo o capital explotador vino al país a bus-car mano de obra barata, a obtener inmensas ganancias y a

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abandonarlo sin dejar nada a l a nación, en tanto que continua-mente se burlaba de las leyes mexicanas y de su dignidad nacio-nal. E l capital positivo obedeció a las leyes y no pidió protección a los gobiernos extranjeros, hizo su hogar en México y aumentó la riqueza nacional. E l buen inversionista se sintió parte del país y no u n extraño. Cárdenas siempre se adhirió a esta doctrina: el buen capitalista será protegido; el explotador, expulsado.1 0 E n l a culminación de l a crisis petrolera sugirió que los extran-jeros residentes en México adquirieran l a ciudadanía m e x i c a n a : México, expresó, estaba más interesado en l a naturalización de los ciudadanos que en la nacionalización de las empresas.1 1

A u n q u e no mencionó su nombre, Cárdenas propuso l a doc-trina asociada al jurista argentino del siglo x i x , Carlos C a l v o .1 2 C o m o C a l v o , Cárdenas insistió en el principio de que u n a n a -ción no tiene derecho a intervenir en los asuntos internos de otra, y de que los extranjeros no tienen otro amparo que las leyes de l a nación en que residen.

C. Expropiación

Andrés M o l i n a Enríquez, viejo y honorable revolucionario mexicano, en un artículo publicado en los Estados U n i d o s en 1939 destacó elocuentemente l a posición de México en el asunto de l a propiedad privada. L a fundamentación de su argumento descansa en precedentes históricos: l a corona de Castilla había tenido absoluta propiedad en todas las tierras que pertenecían a l a corona española. Ésta era dueña de todas las tierras de Hispanoamérica. L o s gobernantes castellanos podían otorgar de-rechos de usufructo, pero esos dede-rechos estuvieron limitados por el derecho de reversión de l a corona, lo que hizo que todas las concesiones de tierras fueran inseguras y revocables. M o l i n a Enríquez asentó que l a nación mexicana había heredado estos derechos de los gobernantes españoles. L a nación, pues, como la corona, podía revocar l a propiedad privada sin compensa-ción. D e acuerdo con este argumento, nunca existió en México ningún título de propiedad que no estuviera incluido en el dere-cho colonial de reversión sin indemnización.1' Esta ley era t r a

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-dición mexicana, y si entraba en conflicto con el Derecho inter-nacional l a tradición debía siempre de prevalecer:

Independientemente que nuestra concepción de la propiedad sea bue-na o mala, tenemos el derecho a formularla de acuerdo con nuestro mejor conocimiento, y ninguna nación poderosa puede imponernos otra concepción que no sea la que nosotros hemos e l a b o r a d o . "

E n este caso los revolucionarios mexicanos llegaron a l pasado colonial para justificar u n a teoría que, cuando se aplicara, con-duciría a l cambio radical. L a herencia española, a menudo deni-grada por l a Revolución, fue de tal modo utilizada para refor-zar el nacionalismo.

D u r a n t e l a década de 1930 l a mayoría de los juristas m e x i -canos aceptaron el interés público como el principio legal pre-valeciente. E l jurista A n t o n i o Gómez Robledo abogó porque l a ley estuviera basada en el interés público y porque los legisla-dores vieran primero por los intereses morales y económicos de la nación. E l gobierno debe tener conocimiento del interés común y colocarlo por encima de todas las otras demandas, i n c l u -yendo l a de estabilidad económica. E l legislador debe siempre de ubicar el interés común por encima de l a prosperidad de otros países.1 5

Por los citados argumentos, México pedía tener propiedad universal sobre todas sus tierras, con lo que se infería que aqué-llas pertenecientes a particulares podrían ser regresadas a l a nación en cualquier momento en que el interés público lo re-quiriera.

Algunos mexicanos influyentes sostuvieron que todas las i n -versiones extranjeras eran contrarias al interés público y debían ser erradicadas. E n r i q u e González Aparicio, u n cardenista influ-yente, culpó a l a propiedad extranjera no sólo de l a crisis eco-nómica de México sino de su lento desarrollo económico'.1 6 L u i s Rodríguez, gobernador de Guanajuato y secretario particular de Cárdenas, propugnó por "que se expulse a los extranjeros del territorio nacional para que nuestro país recobre su soberanía".1 7 R a m ó n Beteta, quien con frecuencia habló a nombre del gobier-no de Cárdenas, convigobier-no en que las compañías extranjeras habían

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empobrecido a México: los forasteros/escribió, trajeron a sus propios técnicos para extraer oro, plata, petróleo y maderas pre-ciosas dejando "hoyos en el suelo en donde antes hubo minas y una selva de maleza donde las caobas en u n tiempo formaban inmensos bosques".1 8 E l líder cardenista del Senado, Ernesto Soto Reyes, exigió l a expropiación de todos los servicios "nece-sarios para la sociedad".1 9 E n 1936 el senador Pedro Torres Or¬ tiz abogó por el arreglo de l a huelga de electricistas mediante la expropiación, para continuar después con l a socialización de todos, los servicios públicos.2 9 U n fuerte sentimiento que pedía la expulsión de las empresas extranjeras prevalecía en el México de finales de 1930.

. Durante .la administración de Cárdenas el Congreso p r o m u l -gó varias leyes que permitieron al gobierno hacer más efectivos los principios del artículo 27. E n agosto de 1935 entró en vigor la " L e y de Nacionalización" que otorgó al gobierno el poder para legislar sobre' todos los bienes utilizados con fines religiosos,

como si fueran propiedad federal.2 1 Más importante que ésta

fue l a " L e y de Expropiación" de noviembre de 1936 que sirvió como acto que puso en vigor al artículo 27, ya que definía a m -pliamente el interés público. D e acuerdo con l a ley, el gobierno podía expropiar en las siguientes situaciones i para l a defensa, conservación, desarrollo o uso productivo de los elementos n a -turales; p a r a ' l a igual distribución de la riqueza si estaba acumu-lada o' monopolizada en ventaja exclusiva de u n a o varias personas, en detrimento de la población total o de u n a clase social en particular, y p ara l a creación, promoción y conser-vación de cualquier empresa para el beneficio de l a población en g e n e r a l2 2 E l gobierno mexicano basado en el interés pú-blico y de acuerdo con la n u e v a ' k y podía' ahora ordenar l a expropiación de v i r i l m e n t e todas lás propiedades dentro de la nación ya que éstas se incluyeron en l a descripción de tierras y a-uas del artículo 27- al Presidente más que a los tribunales, correspondió e l . deber de . ejercer el derecho de expropiación. También concedió al gobierno u n plazo de diez años para pagar, mientras que el artículo 27 estipulaba indemnización inmediata.2 3

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Bajo esta ley el gobierno podía ahora apoderarse, con i n d e m -nización, tanto de l a m a q u i n a r i a como de las tierras de u n a hacienda. E n 1937 muchas propiedades pertenecientes a norte-americanos fueron víctimas del espíritu renovador del naciona-lismo económico mexicano, entre ellas las de l a odiada Colorado R i v e r L a n d Company, las de l a familia de W i l l i a m R a n d o l p h Hearst y aquellas pertenecientes a l a U n i t e d Sugar C o m p a n y .2 4 Cárdenas defendió su política aduciendo el cumplimiento .de l a Ley Agraria de México y convino en pagar a los extranjeros con bonos mexicanos.2^ L o s Estados U n i d o s no protestaron sino has-ta después de l a expropiación petrolera de 1933.2 8

D . L o s f e r r o c a r r i l e s

Los mexicanos Siempre vieron con malos ojos la propiedad extranjera de los ferrocarriles. José Yves L i m a n t o u r , ministro de hacienda de Porfirio Díaz, nombre nunca asociado regular-mente con el nacionalismo, fue uno de los primeros en sugerir que México tomara posesión de los ferrocarriles. E n 1903 urgió al gobierno a apoderarse de ellos para impedir el monopolio norteamericano. E n una nota dijo que la inversión de los fondos públicos en empresas privadas debía sólo hacerse en circunstan-cias excepcionales cuando " u n peligro amenace al poder público y a las partes vitales de la nación".2 7

Después de 1903 el gobierno mexicano obtuvo interés m a -yoritario en los ferrocarriles, nombraba a todos los miembros de l a junta directiva en México y a los comisionados locales. E l Consejo de accionistas de N u e v a Y o r k fue sólo u n grupo m i n o -ritario representado por el 4 9 % de las acciones.2 8 E n estas cir-cunstancias los ferrocarriles fracasaron: u n a inmensa deuda, competencia de autobuses y aeroplanos, y frecuentes huelgas agravaron su difícil situación. A pesar de estas condiciones, el gobierno, inflexible, rehusó permitir que las líneas aumentaran las tarifas2 9 con el resultado de l a bancarrota, el caos y l a para-lización. Entre 1900 y 1935 los caminos de hierro mexicanos no

aumentaron más de 10 000 kilómetros.3 9 L a depresión empeoró

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113 millones de pesos en 1929 a 88 millones en 1931.3 1 P a r a enfrentarse a esta crisis, los directores redujeron los salarios.3 2

E l advenimiento de Cárdenas no alivió l a insolvencia de los ferrocarriles cuyas líneas fueron constantemente interrumpidas por costosos descarrilamientos.3 3 E l agresivo sindicato de ferro-carrileros muchas veces provocó huelgas y demandó que el go-bierno expropiara el sistema completo.3 4 C o m o mayor accionis-ta, la responsabilidad para resolver este ciclo desastroso de descarrilamientos, caos financiero y huelgas, recayó en el go-bierno mexicano.

E l 23 de junio de 1937 el Presidente actuó: los ferrocarriles

fueron completamente nacionalizados.3 5 E l decreto puntualizó

que desempeñaban u n papel vital para la prosperidad de l a nación y que la responsabilidad de su buen funcionamiento recaía en el poder público. E l capitalismo, dijo Cárdenas, había fracasado en dirigir las líneas eficientemente y este fracaso h a -bía dañado a l a economía nacional así como a l a comodidad de sus pasajeros. Los accionistas, prometió, serían indemnizados de acuerdo con el valor real de sus acciones.3 6

L a nacionalización de los ferrocarriles motivó pocos comen-tarios dentro y fuera de México porque el gobierno mexicano ya poseía la mayoría de las acciones y se había comprometido a pagar a los accionistas involucrados.

U n departamento autónomo, administrado por u n consejo designado por el sindicato y el gobierno mismo, se hizo cargo inicialmente de los ferrocarriles, pero esta fórmula condujo a l desastre. Los ingresos disminuyeron y los descarrilamientos con-tinuaron con u n incremento alarmante.3 7 E n abril de 1938 el gobierno entregó los ferrocarriles a l sindicato, pero esta medida tampoco sirvió. Ávila Camacho, el siguiente presidente, solu-cionó el conflicto en 1941, u n mes después de haber tomado posesión de su cargo.3 8

L a nacionalización de los ferrocarriles fue u n fracaso desde el principio. L a pésima situación de 1935 empeoró aún más en

1940. E l sindicato ferrocarrilero que tomó el control en 1938 creó mayor confusión que el gobierno y los accionistas privados. A u n q u e el gobierno de Cárdenas empezó con extraordinaria

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urgencia l a construcción de vías férreas en el Sureste, h u b o menos kilómetros de rieles en 1940 que en 1935.3 9 México p o -seía ya l a mayoría de sus sistemas ferroviarios, pero esta posi-ción sirvió para luego debilitar su ya sufrida economía.

E . L o s p o z o s p e t r o l e r o s

E l mexicano común odiaba a las compañías petroleras ex-tranjeras. José Vasconcelos las describió como "las fuerzas oscu-ras del privilegio que no conocen otro Dios que el de l a ventaja p e r s o n a l " .4 0 U n a canción popular mexicana se quejaba de l a exportación de l a riqueza de México por parte de las c o m p a -ñías petroleras:

De los campos los burgueses se adueñaron

Explotando los veneros que en el subsuelo encontraron Mientras tanto los millones de pesos al extranjero se llevaban los patronos con escarnio v e r d a d e r o . "

Este odio intenso se extendió más que a l a mera explotación de l a riqueza. L a s compañías petroleras se habían burlado frecuentemente de l a soberanía de México. E n u n a época m a n t u -vieron de hecho a u n ejército privado en suelo mexicano, paga-ron bajos impuestos, ignorapaga-ron las leyes mexicanas y apelapaga-ron a los gobiernos extranjeros —principalmente al de los Estados U n i d o s — cuando entraron en conflicto con las leyes. L a política de las compañías creó u n a amenaza constante a l a soberanía de México. E l economista Rafael Nieto las describió como u n o de los "más serios peligros para el futuro de l a nacionalidad m e x i c a n a " .4 2

Intereses angloholandeses y norteamericanos poseían l a m a -yoría del petróleo nacional. E l gobierno tenía su propia compa-ñía, Petróleos Mexicanos, que sólo producía u n porcentaje mí-n i m o del total del petróleo del país. L o s mexicamí-nos tuvieromí-n especial aversión a l a compañía E l Águila, subsidiaria de l a R o y a l D u t c h Shell, a l a que acusaron de haber vendido petróleo en el extranjero a u n precio 4 0 % menor que el que cobraban dentro de M é x i c o .4 3

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No obstante el odio generalizado con que los ciudadanos vieron a las compañías petroleras, el gobierno mexicano tuvo necesidad de tecnología y capital extranjeros para desarrollar aún nuevas fuentes de petróleo. E n 1937 l a concesión de los derechos del rico campo de Poza R i c a fue dada a E l A g u i l a bajo un contrato en el cual Cárdenas esperaba que México obtu-viera beneficios equitativos con l a compañía.'1 4 E n su mensaje al Congreso de principios de 1938 el presidente delineó su polí-tica referente a las compañías petroleras: en el futuro el go-bierno buscará incrementar las reservas de petróleo pertenecien-tes al mismo y tratará de estimular a las compañías mexicanas para que exploren y exploten el subsuelo, baio contratos en los cuales la nación obtenga un porcentaje favorable S i l a necesi-dad económica forzara a los mexicanos a permitir cualquier explotación extranjera el presidente p r o m e t í ver que los

inver-sionistas reconocieran el derecho de. l a nación sobre el subsuelo, como u n prerequisito para su explotación. Cárdenas también se comprometió a obligar a las compañías a revisar sus antiguos contratos, en beneficio de l a nación.4 5

E n 1936 los -trabajadores petroleros recibían salarios más

elevados que los de cualquier otro trabajador en México.4 6 A

pesar de estos salarios y por medio de constantes huelgas,4 7 de-mostraron estar entre los más beligerantes del país,. E n 1936 veintiún sindicatos petroleros independientes se fusionaron en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de l a República M e x i -cana que se afilió a la Confederación de Trabajadores de Mé-xico. E n julio de 1936 el naciente sindicato demandó fantásti-cos beneficios de las compañías, incluyendo u n enorme aumento anual de salarios, control sindical en l a contratación, semana de 40 horas, servicios sanitarios, plan de pensiones, alojamiento, días de descanso obligatorio, vacaciones largas, y más personal mexicano en puestos técnicos y administrativos.4 5 E l sindicato admitió que únicamente el margen de beneficios costaría más de 65 millones de pesos.4 9 L a s compañías rechazaron completa-mente las demandas de los obreros. Cárdenas promulgó u n pe-riodo de "enfriamiento" de seis meses pero sin ningún resultado. L a huelga empezó en mayo de 1937, y tanto el presidente como

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L o m b a r d o Toledano intentaron moderarla pero los obreros desafiaron los esfuerzos de ambos.5 0

E l sindicato expresó que l a huelga planteaba u n conflicto económico. D e acuerdo con las leyes mexicanas, u n conflicto económico requería obligatoriamente el arbitrio del gobierno. Éste turnó el asunto a u n consejo integrado por tres "hombres dirigidos por el intelectual de izquierda Jesús Silva Herzog, quien opinaba que México había dado su subsuelo a cambio de sala-rios e impuestos bajos.5 1 E l consejo publicó su dictamen u n año más tarde, favorable a los huelguistas. Los autores increparon a las compañías por tener intereses "que siempre han -sido aje-nos y a veces opuestos a los intereses nacionales",5 2 y, repitiendo las quejas sostenidas por mexicanos durante años, acusaron a las compañías de haber recobrado su inversión original cuando me-nos diez años antes y de haber hecho mayores ganancias que sus colegas en los Estados U n i d o s . También las acusaron de cobrar más altos precios en México que en cualquier otro l u g a r .5 3 E l informe, en su mayor parte trabajo de Silva Herzog, demostró que l a huelga había dado lugar a u n a confrontación entre las compañías petroleras y el nacionalismo mexicano.

E l 18 de agosto de 1937 l a J u n t a Federal de Arbitraje or-denó a las compañías cumplir con l a mayoría de las recomen-daciones de la comisión. Éstas ignoraron lo anterior y apelaron a l a Suprema C o r t e de Justicia, en donde, para apoyar su caso, argumentaron que l a obediencia a l a orden del consejo, signi-ficaba l a bancarrota.

Los mexicanos, por su lado, presionaron a favor de l a obe-diencia. A n t o n i o Villalobos, M i n i s t r o de T r a b a j o de Cárdenas, dijo a las compañías que el presidente las expropiaría para sal-var el honor de México.5 4 L a bien conocida periodista E l v i r a V a r g a s atacó con acritud las condiciones de v i d a en los campos petroleros en u n a serie de artículos publicados en el periódico del gobierno E l N a c i o n a l .5 5 Escribió:

N a d i e ignora las fantásticas ganancias que E l A g u i l a ha obtenido de nuestro suelo y subsuelo; todos saben que se ha llevado millones de aquí a tierras extranjeras, mientras que los mexicanos, los verda-deros propietarios, viven miserablemente.™

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E n febrero L o m b a r d o Toledano expresó en u n a convención de trabajadores que la expropiación era inevitable, y en su excitado discurso nacionalista preguntó a los trabajadores si estarían dis-puestos a sacrificarse por l a nación:

Repito, camaradas: el destino del país depende de la actitud de l a clase trabajadora mexicana, pues ustedes mismos se han dado cuenta de que, en lo que concierne a la participación del gobierno, Lázaro Cárdenas es el primer presidente consciente de su responsabilidad y capaz de salvar el honor de la patria mexicana.2'

E n su turno, el presidente dijo a la misma convención que, con el retiro de inmensas sumas de los bancos del país, las compañías petroleras buscaban el hundimiento de la economía de M é -xico, y luego las culpó de la debilidad de la economía nacional. México, dijo, no le teme a los capitalistas extranjeros; todos sus ciudadanos están preparados para hacer sacrificios.5 8

E n marzo, l a huelga llegó a su climax. X a v i e r Icaza, juez de l a Suprema Corte de Justicia, dijo que no podía formular una decisión sobre la apelación de las compañías petroleras ya que el problema era emotivo y no legal. Comparó l a disputa a la intervención francesa de la década de 1860: las compañías petroleras, según él, estaban luchando para mantener su predo-minio en México, mientras que los trabajadores luchaban por su l i b e r t a d .5 9 E l 1? de marzo l a Suprema Corte decidió que las compañías deberían acatar l a decisión del consejo.6 0 E n la Cám a r a de Diputados M i g u e l Ángel Menéndez advirtió que " M é -xico es débil pero no cobarde", y su compañero, el diputado Rafael Simancas, pidió que todo México fuera movilizado para hacer frente a la amenaza capitalista.6 1 L a j u n t a federal esta-bleció el 7 de marzo como fecha límite de acatamiento, pero n i aun así, las compañías no hicieron caso. E l 14 de de marzo el gobierno les dio veinticuatro horas de p l a z o .6 2

Las compañías petroleras continuaron intransigentes. E n v i a -ron u n a carta a l a Suprema Corte el 15 de marzo, en donde expresaron que el acatamiento a l a ley significaba l a ruina finan-c i e r a .6 3 U n ejecutivo de E l Águila dijo: "nuestro negocio es sacar el petróleo de México; no somos una institución de

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cari-d a cari-d "6 4 y el representante de las compañías categóricamente afirmó: " n o podemos pagar y no pagaremos".6 3 L a s compañías

habían vuelto a desafiar las leyes mexicanas, pues ese día se v e n -cía el plazo otorgado por l a Corte.

E n los últimos minutos, u n a oportunidad para llegar a u n arreglo se presentó por sí sola. L a s compañías ofrecieron pagar un aumento de veinticuatro millones de pesos y el presidente Cárdenas se dispuso a aceptar. Exigieron que el aumento acor-dado fuera l a demanda final, condición aceptada por Cárdenas, pero las compañías pidieron que el convenio fuera puesto p o r escrito. Habían i d o demasiado lejos: primero rehusaron obede-cer a las leyes de México y ahora no creían en l a palabra de su presidente. Éste, acorralado en u n a esquina, tuvo que actuar, ya no sólo en defensa de los trabajadores petroleros, sino para salvar su propio honor y l a dignidad nacional de M é x i c o .0 6

E l 18 de marzo de 1938, el presidente Cárdenas expropió la industria petrolera de México " p o r l a causa del interés pú-blico y en favor de l a nación".6 7 Advirtió a su pueblo que este decreto posiblemente necesitaría de muchos sacrificios:

Debemos, si es necesario, sacrificar todos los proyectos constructivos sobre los que la nación se lanzó durante esta administración con el objeto de hacer frente a las obligaciones financieras que la expro-piación de tan vastos intereses nos ha impuesto. A u n q u e el subsuelo de nuestro país producirá copiosos recursos económicos para ajustar los pagos de indemnización que hemos contraído, debemos aceptar el hecho de que nuestra economía sufrirá ajustes indispensables.6 1 3

E n el decreto de expropiación, que pronto iba a ser llamado la declaración de l a independencia económica de México, el presidente hizo u n a promesa y u n a advertencia: prometió pagar por los efectos expropiados y advirtió a sus compatriotas que dichos pagos afectarían directamente a cada mexicano.

F . L a reacción d e l o s m e x i c a n o s a n t e la expropiación p e t r o l e r a

L a adquisición de los pozos petroleros por parte del gobier-no, tuvo un efecto perdurable en l a mentalidad mexicana. F r a n k

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T a n n e n b a u m dijo que " p o r primera vez en su historia, los me-xicanos se veían a sí mismos y aprobaban lo que veían".6 9 E l periódico gubernamental E l N a c i o n a l publicó al día siguiente un editorial titulado "Dos Independencias". D e acuerdo con este artículo, México había ganado su segunda independen-cia, esta vez de l a dominación económica extranjera. Por tal motivo urgía a l a nación entera a unirse contra l a amenaza capitalista.7 0 U n a canción popular del día proclamó que el 18 de marzo el sol mexicano había salido más temprano p a r a

cele-brar la expropiación.7 1 E l 23 de marzo cerca de 100 000

me-xicanos se congregaron frente al Palacio Nacional en u n a demos-tración de apoyo.7 2

Hasta los grupos normalmente opuestos al gobierno de Cár-denas aplaudieron el acto. L a Iglesia Católica llevó a cabo una colecta para ayudar a pagar l a indemnización de las compañías petroleras. Veinte m i l entusiastas estudiantes de l a Universidad Nacional marcharon a l a Plaza de A r m a s para obsequiar a Cár-denas con l a bandera de su institución.7 3 A n t o n i o Gómez R ó . bledo, jurista conservador y profesor, describió el momento en un lenguaje que recuerda al del historiador francés M i c h e l e t :

El suelo puede ser arrancado de nosotros otra vez, pero nunca nues-tra alma, que ahora es nuesnues-tra para s i e m p r e . . . N o s hemos enconnues-trado a nosotros mismos por f i n ; pensamos en México una vez más, lle-vamos a México dentro, pero muy dentro de nuestro ser . . . Lincoln fue un héroe de la ciudadanía . . . pero en su mayor grandeza no nos alcanza cualitativamente a nosotros, obscuros mexicanos de esta pri-mavera que por unas cuantas horas encarnamos una pequeña gran-d e z a .7 4

E l intelectual católico Jesús G u i z a y Acevedo, en forma elo-cuente, también alabó el acto. L a expropiación, declaró, había relegado l a lucha de clases a la insignificancia y convertido a todos los mexicanos al patriotismo. Escribió que por f i n tenía sentido el lema "México para los mexicanos" y que toda l a n a -ción se había convertido al n a c i o n a l i s m o :7 5 " L o s mexicanos nos hemos encontrado, y de este encuentro, de este descubrimiento, hemos salido limpios, claros, resplandecientes, purificados".7 6

(16)

E n marzo y abril de 1938 el pueblo se acercó más a u n consenso nacional que en ningún otro período de su historia. Cárdenas había logrado por u n breve interludio la . u n i d a d por la que él se había esforzado desde su elección. E n su mensaje de año nuevo de 1939, orgullosamente expresó al país que l a mayoría de sus ciudadanos estaban ahora unidos en u n a unión nacida de l a lucha común y por el interés común; esta lucha, esperaba, sería el símbolo permanente de l a nacionalidad m e -x i c a n a . "

G . Cárdenas y e l n a c i o n a l i s m o económico

L a legislación de l a " L e y de Expropiación" de noviembre de 1936 mostró a todas las partes interesadas que el gobierno mexicano estaba listo para llevar el nacionalismo económico más allá de los límites anteriores. Y a no sólo tierras y aguas sino que toda l a propiedad quedaba bajo l a jurisdicción del artículo 27. L a nación ahora tenia u n dominio completo sobre toda propiedad privada. Pero Cárdenas utilizó estos poderes escasamente.

Llegó a l a presidencia en u n momento en que el descontento había exacerbado el antagonismo de clase. L o s poderosos sindi-catos obreros y los comunistas agitaron para lograr l a abolición total de la propiedad privada y, para hacer frente a las deman-das de sus más poderosos aliados, Cárdenas tuvo que tomar determinadas medidas. L a adquisición de l a propiedad de l a iglesia bajo l a " L e y de Nacionaliación" continuó el tradicional anticlericalismo de l a Revolución M e x i c a n a , pero no fue u n asalto a todas las formas de riqueza. Los ataques más espec-taculares sobre l a propiedad privada poseída por extranjeros fueron l a nacionalización de los ferrocarriles y de las compañías petroleras, pero ambos ejemplos involucraron circunstancias es-peciales.

E n el caso de los ferrocarriles, México tenía en su poder más de l a m i t a d de las acciones cuando Cárdenas asumió l a presidencia, pero estaban en bancarrota, o casi cerca, desde la depresión de 1929 y no mostraron ninguna señal de

(17)

mejo-ramiento. E l beligerante sindicato de los trabajadores ferro-carrileros, complicó l a situación con demandas constantes sobre la administración. Cárdenas, al hacerse cargo de las líneas, actuó únicamente para resolver u n a situación que se había vuelto intolerable.

Las compañías petroleras, que representaban intereses ex-tranjeros poderosos, presentaron otro problema completamente diferente. Algunas, tales como l a R o y a l D u t c h Shell y l a Standard O i l de N u e v a Jersey, eran más ricas que el gobierno mexicano. Parece ser que antes de 1938 los mexicanos estuvieron más inte-resados en obtener mayor participación en las ganancias que asumir l a completa administración de los campos petroleros. Antes de l a expropiación el gobierno había concedido los dere-chos de exploración y desarrollo de los campos de Poza R i c a a la odiada compañía E l Águila y había abierto negociaciones con las compañías petroleras para el mejor desarrollo de las reservas de México.7 8 L a nación pareció adherirse a u n a política m o d e r a d a ; aún el radical Francisco Múgica, declaró p r i v a -damente que México no tenía intención de nacionalizar los pozos petroleros.7 9

E l presidente Cárdenas siempre había demandado que las compañías extranjeras que invirtieran en México proporciona, ran algún beneficio a l a nación mexicana y que obraran de acuerdo con las leyes, pero las compañías petroleras no llevaron a cabo ninguna de ambas demandas. L a huelga de 1937 para-lizó a la industria entera, y México hubiera carecido pronto de gas y petróleo.8 0 Así, las compañías petroleras, a l igual que los ferrocarriles, demostraron su responsabilidad hacia l a economía nacional. L o s huelguistas, por su negativa a comprometerse, obligaron a actuar al gobierno pro-laborista, y las compañías, por rehusarse a confiar en l a palabra de Cárdenas, firmaron su propia sentencia de muerte: el 18 de maro de 1938, el presi-dente canceló los contratos que ya no beneficiaban a l a nación, y sólo sufrieron las consecuencias las compañías que se habían burlado de l a dignidad de México.

Después de l a expropiación se aseguró al capital tanto ex-tranjero como nacional que sus intereses no estaban en peligro.

(18)

E l encabezado de E l N a c i o n a l , cinco días después de l a piación, decía: " E l gobierno no decretará ninguna otra expro-piación".8 1 E l presidente dijo que sólo había actuado contra

las compañías petroleras debido a que todos sus esfuerzos de conciliación habían fracasado; que el caso del petróleo fue excepcional y su solución no sería aplicada a otras inversiones p r i -vadas en el país. Prometió proteger a todas las empresas e inversiones en tanto que beneficiaran a l a nación y obedecieran las leyes mexicanas.8 2

A n t e l a promesa de pago por los efectos expropiados,8 3 los Estados U n i d o s se hicieron cargo de l a causa tanto de las com-pañías petroleras como de los terratenientes victimados anterior-mente. L o s dos gobiernos sólo tenían que reunirse y decidir por cuánto tiempo y cuánto. U n convenio final tomó u n tiempo sorprendentemente largo, ya que las compañías petroleras se rehusaron a aceptar el avalúo que los mexicanos, con el propó-sito de indemnizarlas, habían hecho de sus propiedades. A pesar de los esfuerzos del embajador norteamericano Josephus Daniels, a favor de México, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, bajo l a jefatura de Cordell H u l l , apoyó a las compañías y demandó "justa y adecuada compensación". Los mexicanos, t a n obstinados como las compañías, rechazaron convenir en u n arbitraje internacional ya que consideraban que dicho asunto e r a netamente doméstico. Después de 1940 los Estados U n i d o s aceptaron u n a solución propuesta por los me-xicanos; formar comisiones mixtas México-norteamericanas que evaluaran las propiedades petroleras y los problemas de tierras. Los Estados U n i d o s adquirieron este compromiso debido a que su Departamento de Estado vio " e l interés nacional como algo diferente al de las compañías petroleras y superior a e l l a s " .8 4

E n los Estados U n i d o s e l gobierno mexicano gozó de m u -chas simpatías. E n l a disputa petrolera de 1928 "los Estados U n i d o s se apoyaron en su poderío; en 1940 en l a Buena V e c i n -d a -d " .8 5 E l presidente de los Estados U n i d o s , F r a n k l i n D . Roose¬ velt, y su embajador en México, Josephus Daniels, trataron a los mexicanos como a u n a nación soberana y no como a niños desobedientes.8 8 P o r su parte los mexicanos quisieron a Daniels

(19)

A L B E R T M I C H E L S

y admiraron a Roosevelt porque éste tenía m u c h o e n común con Cárdenas: ambos lucharon contra el capitalismo y el fascis-mo, y ambos desearon ayudar a los obreros.8' E l secretario m e xicano de Relaciones Exteriores, E d u a r d o H a y , comentó a D a -niels que si él hubiera tenido u n millón de votos, todos los hubiera otorgado a Roosevelt.8 8

Cárdenas no temió a l a intervención y a n q u i ; en 1935, d u -rante l a crisis con Calles, aseguró que los Estados U n i d o s tenían bastantes problemas internos y no interferirían en l a nación. M é -xico no había actuado ajeno a l incipiente nacionalismo en toda la América L a t i n a . Brasil había nacionalizado propiedades norte-americanas, lo mismo que Costa R i c a y B o l i v i a ; Panamá impuso restricciones a los bancos estadounidenses y médicos extranjeros.™ L a nacionalización de los pozos petroleros demostró ser con-veniente para l a política de Cárdenas. Por este solo acto, había unificado en pos de él a toda l a nación c o m o ningún o t r o m o

-v i m i e n t o . l o h u b i e r a h e c h o . A u n así, el deseo por l a unidad nacional no influyó en su decisión ya que Cárdenas representaba un programa de construcción nacional interno a través de re-formas sociales y no del nacionalismo económico agresivo. L a expropiación petrolera interfirió de varias maneras c o n su polí-tica de mantener l a tranquilidad externa frente a los cambios drásticos internos.

Cárdenas expropió las compañías petroleras porque no tuvo otra alternativa.

N O T A S

1 Artículo- 2 7 de la Constitución Mexicana de 1 9 1 7 . E l artículo 14 ex-presa que nadie puede ser privado de su propiedad sin un debido proceso legal, pero el artículo 2 7 otorga al gobierno tan amplios poderes que más o menos nulifica d anterior.

2 M a n u e l G O N Z Á L E Z R A M Í R E Z : " L a política internacional, de la Revo-lución M e x i c a n a " , . e n C i e n c i a s políticas y s o c i a l e s , II (ene-mzo. 1 9 5 6 ) , p p . 1 5 4 - 1 7 8 ; Frederick B A R K E R : " N e w Laws and Nationalism in M e x i c o " en

F o r e i g n A f f a i r s , V , (juí. 1 9 2 7 ) , pp. 5 8 4 - 6 0 4 ; H o w a r d C L I N E : T h e U n i t e d S t a t e s a n d M e x i c o , Cambridge, Harvard University Press, 1 9 6 1 , pp. 207¬ 2 1 1 .

(20)

3 Partido Nacional Revolucionario: ' P l a n S e x e n a l , México, L a Impresora,

1934, p. 51. '

" Partido Nacional Revolucionario: o p . c i t . e n nota 3, p p . 51-5-í.

5 E l U n i v e r s a l , 1° de julio de Í 9 3 4 . .

o T h e N e w Y o r k T i m e s , 16 de diciembre de 1934.

7 I b i d .

8 I b i d .

9 D i a r i o d e D e b a t e s d e l a Cámara d e D i p u t a d o s , 1"? de septiembre de

1935.

i " Para,la exposición de, esta doctrina, ver Salvador M E N D O Z A : L a d o c - •

t r i n a Cárdenas, México, Ediciones Botas, 1934; también Lázaro C Á R D E N A S : D i s c u r s o p r o n u n c i a d o e n l a inauguración d e l c o n g r e s o c o n t r a l a - g u e r r a ,

México, Talleres Gráficos de l a Nación, 1938, pp. 4-11. E n esta ocasión el presidente mexicano expresó " E s un concepto de toda doctrina justa el que el individuo que abandona su propio país con el f i n de encontrar en otro lo que en el suyo carece, tiene un deber que no se puede eludir. Debe aceptar todas las circunstancias propicias o adversas de la atmósfera bajo la cual él mismo se ha colocado . . . L a nacionalidad y la ciudadanía están confinadas en los límites del territorio."

1 1 T h e N e w Y o r k T i m e s , 23 de octubre de 1938.

" D o n a l d R. S H E A : T h e C a l v o C l a u s e , Minneapolis, University of Minnesota Press, 1955, hace una exposición general de la cláusula Calvo. " Andrés M O L I N A E N R Í Q U E Z : " M e x i c o ' s Defense" en A t l a n t i c M o m h l y , núm. 163 (marzo. 1939), p p . 380-382.

« M O L I N A E N R Í Q U E Z : op. cit. en nota 13, p. 381.

Antonio G Ó M E Z R O B L E D O : - LOS T r a t a d o s d e B u c a r e l i y e l D e r e c h o

I n t e r n a c i o n a l . México, U N A M , 1940, p. 28.

16 Enrique G O N Z Á L E Z A P A R I C I O : N u e s t r o petróleo, México, Editorial Masas, 1938, p. 15.

l T Luis I. R O D R Í G U E Z : V e i n t e d i s c u r s o s , México, Talleres Gráficos de

la Nación, 1936, p. 65.

i» Ramón B E T E T A : L a Revolución M e x i c a n a : u n a d e f e n s a , México, D A P P , 1937, p. 79.

i ° E l U n i v e r s a l , 29 de junio de 1937.

2 0 D i a r i o d e D e b a t e s . . ., 2 2 de julio de 1936.

2 1 D i a r i o O f i c i a l , 31 de agosto de 1935.

2 2 D i a r i o O f i c i a l , 23 de noviembre de 1936.

2 3 V e r debate sobre la " L e y de Expropiación" en D i a r i o d e D e b a t e s . . .,

3 de noviembre de 1936. Los oponentes a la nueva ley expresaron que la Convención Constifucionalista había pretendido que sólo las tierras y aguas estuvieran sujetas a expropiación. E l vocero de la oposición fue el antiguo revolucionario Roque Estrada. Los defensores de la ley utilizaron el argu-mento de la justicia social. L a ley, de acuerdo con Jacinto C . Riva Palacio,

(21)

76

uno de sus defensores, proporcionaría al gobierno los medios necesarios para aliviar la miseria del pueblo que para eso los había elegido.

2 4 T h e N e w Y o r k T i m e s , 6 de mayo de 1937; 18 de noviembre de

1937; julio 9 de 1937; 4 de octubre de 1937.

2* T h e N e w Y o r k T i m e s , julio 14 de 1937.

2« E . D a v i d C R O N O N : J o s e p h u s D a n i e l s i n M e x i c o , M a d i s o n , University

of Wisconsin Press, 1961, p. 250.

" Francisco T R E N T I N I ( e d . ) : E l f l o r e c i m i e n t o d e M e x i c o , M e x i c o ,

edi-ción privada, 1906, p. 183.

28 F u t u r o , núra. 22 (die. 1937), p. 30.

2 9 John H . M C N E E L Y : T h e R a i l w a y s o f M e x i c o , E l Paso, Texas

West-ern College Press, 1964, p. 35.

a» Nacional Financiera: 5 0 años d e l a Revolución e n c i f r a s , México,

Editorial Cultura, 1963, p. 95.

" A l f o n s o G O L D S C H M I T : T i e r r a y l i b e r t a d , México, E D I A P S A , 1940,

pp. 152-153.

3 2 I b i d .

3 3 L a triste lista de descarrilamientos en el período 1935-1937, se

en-cuentra catalogada en M i g u e l V . C A S A S O L A ( e d . ) : H i s t o r i a gráfica d e l a Revolución M e x i c a n a , México, Archivo Casasola, s / d , p p . 2165-2166.

3 4 E l N a c i o n a l , 19 de mayo de 1936; Rosendo S A L A Z A R : H i s t o r i a d e l a s l u c h a s p r o l e t a r i a s d e México, México, Talleres Gráficos de la Nación,

1956, p p . 133-236.

3 3 V e r E l N a c i o n a l , 2 4 de junio de 1937.

3» I b i d .

s' V i r g i n i a P R E W E T T : R e p o r t a g e o n M e x i c o , N u e v a Y o r k , E . P . Dutton

and C o . , 1941, p. 218. Los periódicos de la época en la Ciudad de México abundan en noticias sobre los descarrilamientos.

3 8 M C N E E L Y : op. c i t . en nota 29, p. 35.

3 9 Nacional Financiera, o p . c i t . en nota 30, p. 95.

40 José Vasconcelos, en José V A S C O N C E L O S , J . Fred R i p p y y G u y S T E V E N S : A m e r i c a n P o l i c i e s A b r o a d : M e x i c o , Chicago, Chicago University

Press, 1928, p. 140.

« Vicente T . M E N D O Z A : E l c o r r i d o e n l a Revolución M e x i c a n a ,

Méxi-co, Biblioteca del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolu-ción, 1956, p. 147.

4 2 Citado en Isidro F A B E L A : " L a política internacional del presidente

Cárdenas", en P r o b l e m a s agrícolas e i n d u s t r i a l e s d e México, V I I (oct.-dic.

1955) p. 72.

4 3 F u t u r o , núm. 27 (mayo, 1938) p. 41.

** Lázaro C Á R D E N A S : M e n s a j e d e año n u e v o - 1 9 3 8 , México, Talleres

Gráficos de l a Nación, 1938, p. 6; entrevista, Eduardo Suárez, Ciudad de México, 10 de noviembre de 1964.

(22)

L A I N D E P E N D E N C I A ECONÓMICA

77

« Carlos D Í A Z D U F O C : C o m u n i s m o c o n t r a c a p i t a l i s m o , México, E d i

-ciones Botas, 1 9 4 3 , p p . 3 5 7 - 3 5 8 , Díaz D u f o o ilustra esto con estadísticas tomadas d e l Departamento de Trabajo; demuestra que u n trabajador de l a industria petrolera recibía doble o triple salario más que otro con l a

mis-ma habilidad en cualquier industria mexicana.

47 V e r C A S A S O L A , op. cit. en nota 33, p p . 2 1 6 3 - 2 1 6 7 .

Las demandas originales se encuentran en: Universidad Obrera de México: E l c o n f l i c t o d e l petróleo e n México, 1 9 3 7 - 1 9 3 8 , México,

Universi-dad Obrera de México, s / d , p p . 1 5 - 1 8 .

« I b i d .

5 0 T h e N e w Y o r k T i m e s , 7 de junio de 1 9 3 7 ; Rodrigo G A R C Í A T R E

-VIÑO: L a i n g e r e n c i a rusa, e n México, México, Editorial América, 1 9 5 9 ,

p. 111.

si Citado en F A B E L A : o p . c i t . en nota 4 2 , p. 7 3 .

52 Universidad Obrera de México: o p . c i t . en nota 4 8 , p. 2 1 .

5 3 I b i d . , p p . 2 2 - 2 6 .

5* C R O N O N : o p . c i t . en nota 2 6 , p. 1 7 4 . Esta declaración fue emitida

el 6 de febrero de 1 9 3 8 .

55 Publicado como panfleto. Elvira V A R G A S : L o q u e v i e n l a t i e r r a d e l petróleo, México, impresión privada, 1 9 3 8 .

58 I b i d . , p. 2 6 .

5 7 E l N a c i o n a l , 2 3 de febrero de 1 9 3 8 ; Universidad Obrera de México:

o p . c i t . en nota 4 8 , p. 4 7 . 5 8 I b i d . , p. 5 4 .

59 I b i d . , p p . 5 7 - 6 4 .

«° E l N a c i o n a l , 2 de marzo de 1 9 3 8 .

«i D i a r i o d e D e b a t e s . . . . 2 de marzo de 1 9 3 8 .

6 2 E l N a c i o n a l , 16 de marzo le 1 9 3 5 . 6 3 I b i d .

«4 Citado en E l N a c i o n a l , 1 de marzo de 1 9 3 5 .

8 3 Betty K I R K : C o v e r i n g t h e M e x i c a n F r o n t , N o r m a n , University of

Oklahoma Press, 1939, p. 2 8 2 .

66 C U N E : op. cit. en nota 2, p. 2 3 7 ; Jesús S I L V A H E R Z O G : H i s t o r i a de l a expropiación p e t r o l e r a , México, Ediciones Cuadernos Americanos, 1 9 6 3 ,

p. 8 7 .

6 7 E l N a c i o n a l , 1 9 de marzo de 1 9 3 8 .

6 8 I b i d .

6» Frank T A N N E N B A U M : "Lázaro Cárdenas", en H i s t o r i a M e x i c a n a , X

(México, oct.-dic. 1 9 6 0 ) , p . 3 3 2 .

7 0 E l N a c i o n a l , 1 9 de marzo de 1 9 3 8 .

71 Universidad N a c i o n a l Autónoma de México: " V e i n t e años de vida

gráfica p o p u l a r " , en A r t e s d e México, III (jul.-ago. 1 9 5 7 ) , s / p .

7 2 E l N a c i o n a l , 2 4 de marzo de 1 9 3 8 .

(23)

7 4 G Ó M E Z R O B L E D O : op. c i t . en nota 1 5 , p. 2 2 5 .

7 3 Jesús G U I Z A Y A C E V E D O : "México, abril, 1 9 3 8 " , en L e c t u r a III (abr. 1 9 3 8 ) , pp 2 9 0 - 2 9 4 . ,

7 6 I b i d . , p. 2 9 0 .

7 7 Lázaro C Á R D E N A S : M e n s a j e d e año n u e v o - 1 9 3 9 , México, Talleres

Gráficos de la Nación, 1939, p. 2 3 .

7 8 Ignacio G A R C Í A T É L L E Z : "Comentario al estudio de Paul N a t h a n "

en P r o b l e m a s agrícolas e i n d u s t r i a l e s d e México, V I I (jul.sep. 1955), p.

234; entrevistas con Antonio Carrillo Flores, Washington, D . C , 1 6 de abril de 1 9 6 4 .

7 9 C R O N O N : op. c i t . en nota 2 6 , p. 164.

8 0 S E L V A H E R Z O G : op, c¿t. en nota 6 6 , p. 8 6 .

8 1 E l N a c i o n a l , 2 3 de marzo de 1 9 3 8 .

8 2 I b i d .

8 3 Pocos en México se opusieron al pago de toda indemnización. U n

diputado comentó que ningún pago debía hacerse, ya que el gobierno había sido obligado a actuar. Señaló que los Estados Unidos habían tomado las propiedades británicas durante la Revolución Americana y que Lincoln tomó las propiedades sureñas durante la Guerra C i v i l ; en ambas épocas ningún pago se hizo. V e r M i g u e l Ángel M E N É N D E Z : I d e a s y d i r e c c i o n e s políticas,

México, Editorial al Servicio del Pueblo, 1 9 4 0 , p. 8 0 .

8 4 G A R C Í A T É L L E Z : o p . c i t . en nota 7 8 , p. 2 3 4 . Cárdenas advirtió a las

compañías que negociaran directamente con el gobierno mexicano en lugar de atenerse a la intervención diplomática; T h e N e w Y o r k T i m e s , 2 3 de

octubre de 1937.

8 5 Bryce W O O D : T h e M a k i n g o f t h e G o o d N e i g h b o r P o l i c y , N u e v a

Y o r k , Columbia University Press, 1 9 6 2 , p. 2 4 9 . E l relato fresco de W o o d , es el mejor sobre estas complicadas negociaciones mexico-norteamericanas. Ver también C R O N O N : o p . c i t . en nota 2 6 , y Josephus D A N I E L S , S h i r t S l e e v e d D i p l o m a ! , Chapel H i l l , University of N o r t h Carolina Press, 1 9 4 7 .

8 6 W O O D : op. c i t . en. nota 8 5 , p. 2 4 6 .

8 7 F A B E L A : o p . c i t . en nota 4 2 , p. 8 5 . Para la opinión mexicana sobre

Roosevelt, ver los siguientes discursos en la Cámara de Diputados: Víctor Alfonso M A L D O N A D O : D i a r i o d e D e b a t e s . . . , 1 5 de abril d e ' 1 9 3 8 ;

Fran-cisco A R E L L A N O B E I X O C : D i a r i o d e D e b a t e s 2 de marzo de 1 9 3 8 ;

existen otros ejemplos de la admiración mexicana por Roosevelt tanto en la prensa como en discursos de la época.

8 8 D A N I E L S : op. c i t . en nota 8 5 , p. 3 8 5 .

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