ALEJANDRA MAYÓN DELGADILLO M. ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS 1° TRIMESTRE
SINGAPUR
FILOSOFIA DE ISHIKAWA
1. El control total de calidad
es hacer lo que se debe
hacer en todas las
industrias.
2. El control de calidad que
no muestra resultados
no es control de calidad.
3. Hagamos un control total
de calidad que traiga
tantas ganancias que no
sepamos que hacer con ellas.
4. El control de calidad empieza con educación y termina con educación.
5. Para aplicar el control total de calidad tenemos que ofrecer educación continua para todo,
desde el presidente hasta los obreros.
6. El control total de calidad aprovecha lo mejor de cada persona.
7. Cuando se aplica el control total de calidad, la falsedad desaparece de la empresa.
8. El primer paso del control total de calidad es conocer los requisitos de los consumidores.
9. Preveer los posibles defectos y reclamos.
10. El control total de calidad llega a su estado ideal cuando ya no requiere de inspección.
11. Elimínese la causa básica y no los síntomas.
12. El control total de calidad es una actividad de grupo.
13. Las actividades de círculos de calidad son parte del control total de calidad.
14. El control total de calidad no es una droga milagrosa.
CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA EDUCATIVO EN SINGAPUR
Posted on 4 de marzo de 2013
La estirpe de mandamases que lleva casi medio siglo rigiendo la República de Singapur,
archipiélago independiente de Malasia desde el 9 de agosto de 1965, se propuso dar un salto
adelante a principios de la década de los setenta. El objetivo era colocar un puerto cochambroso
que ni los malasios querían (de ahí que les abrieran la puerta a la secesión) al nivel de Hong Kong,
Londres o Nueva York. Dado que Singapur no es más que una ciudad-Estado sin espacio para el
desarrollo de tangibles, estaba llamada a convertirse, a cualquier precio, en una joya de los
intangibles en medio de marasmos de corrupción como Tailandia, Indonesia y Filipinas. Y lo
consiguió. Singapur tiene actualmente 5,3 millones de habitantes en 710km cuadrados. El 40% de
la población es extranjera y el 15% millonaria. El índice de desempleo ronda el 2% y,
desgraciadamente, la xenofobia sube porque la oposición (izquierda china) no quiere a más
extranjeros. Por cierto, los extranjeros que trabajan en el país con cualquiera de los varios
permisos de trabajo existentes (en otras palabras: los que no gozan del estatus de residente
permanente) no tienen derecho a seguridad social ni a pensión de jubilación.
Los tres puntos clave para atraer inversiones foráneas masivas y crear de la nada una clase media
nativa fueron la seguridad jurídica (erradicación de la corrupción e implantación de leyes duras y
claras, pena de muerte incluida), la generación de un ambiente favorable a los negocios
(burocracia mínima e impuestos bajos) y la instauración de un sistema educativo público
meritocrático basado en la lengua inglesa, lo único que une a los descendientes de los distintos
grupos de inmigrantes que configuran sociológicamente el país. Dichos descendientes pasaron a
ser, a partir de la independencia y con todo derecho, ciudadanos del nuevo Estado. Es decir, mano
de obra india y china traída por el Imperio Británico sumada a los nativos musulmanes de habla
malaya y javanesa. Cualquiera que lea un poco entre líneas entiende que Singapur es un polvorín
de lenguas, religiones y razas, como lo demuestran los graves disturbios callejeros que hubo en los
50 y 60. De ahí que los sindicatos sean de papel y las huelgas y las manifestaciones estén
contempladas en la teoría pero prohibidas en la práctica.
Ya me he referido otras veces a la mentalidad estajanovista, singapurense en particular y asiática
en general, en relación con los estudios, de modo que no me voy a repetir. Prefiero revisar
más reciente). Entre paréntesis incluyo, si está disponible, el gasto en educación del país en
cuestión como porcentaje del PIB en ese mismo año según el Banco Mundial:
Matemáticas: 1º Shangái, 2º Singapur (3,3%), 3º Hong Kong (4,5%), 4º Corea del Sur (5%),
5º República de China (el nombre oficial de lo que popularmente llamamos Taiwán), 6º
Finlandia (6,8%)… 34º España (5%).
Ciencias: 1º Shangái, 2º Finlandia, 3º Hong Kong, 4º Singapur, 5º Japón, 6º Corea del Sur…
36º España.
Lectura: 1º Shangái, 2º Corea del Sur, 3º Finlandia, 4º Hong Kong, 5º Singapur, 6º Canadá
(5%)… 33º España.
La escolarización obligatoria empieza en el parvulario de los 4 a los 6 años, sigue con seis años de
primaria de los 6 a los 12 años y termina con cuatro años de secundaria de los 12 a los 16
(fotografía de una escuela pública; vista una, vistas todas, puesto que son idénticas). Los tipos de
escuelas, ya desde el parvulario, son los mismos que hay en España: pública (llamada government
school), concertada (autonomous), privada (private, aún sujeta al currículo nacional) e
internacional (international: la británica, la australiana, etc.). Por ley, un alumno singapurense no
puede asistir a una escuela internacional, mientras que en España cualquiera que se lo pueda
pagar puede enviar a sus hijos a una. Por otro lado, en Singapur es legal que instruyas a tus hijos
en casa (homeschooling) si te lo puedes permitir, aunque creo que los padres que tiran por ahí los
llevan en realidad a escuelas privadas que arriendan aulas a grupos externos reducidos. Hasta los
16 años todos los alumnos que no estén en el antedicho régimen casero van de uniforme. Las
niñas musulmanas sólo pueden cubrirse si van a una privada confesional.
La educación es en inglés, la única lengua oficial del país. Luego hay tres lenguas eminentes,
llamadas mother tongues: mandarín, malayo y tamil. Todos los alumnos deben estudiar una de
esas tres lenguas desde primaria, a menos que los padres soliciten por escrito la exención. Aquí
reina la casuística más extrema: por ejemplo, si el crío es musulmán se supone que estudiará
malayo, pero si es musulmán indio, lo normal es que estudie tamil. Complicación: ¿qué pasa si es
musulmán indio de origen malabar o punjabi o gujarati? Quizá el gobierno lo eximirá de estudiar
una segunda lengua. De todos modos, muchos padres ven el bilingüismo como una ventaja (estoy
de acuerdo) y quieren que la progenie estudie otra lengua, sea cual sea y al margen de
El paso de la primaria a la secundaria se regula mediante un examen llamado PSLE (Primary School
Leaving Examination). Es una especie de Selectividad pero a los 12 años. En función de los
resultados, los alumnos pasarán a secundaria en una de las tres vías siguientes: Express, NA
(Normal Academic) o NT (Normal Technical). Como repetiré más abajo, la mayoría de los Express
terminará entrando en la universidad, mientras que la mayoría de NA y NT terminará en la
formación profesional o en la técnica, respectivamente, salvo quien decida ponerse a trabajar a los
16 años. Aunque esta discriminación parezca muy bestia para una mentalidad europea
socialdemócrata, hay que tener en cuenta que no sólo funciona a la perfección para crear elites
intelectuales sino que es permeable: si un alumno NT se esfuerza, tiene tiempo de trepar y saltar
al nivel Express, del mismo modo que un mal alumno Express puede caer al nivel NA en dos años.
El sistema es meritocrático y hay tiempo para corregir errores. Cuatro años de secundaria son una
eternidad. Añado desde mi experiencia como antiguo maestro de Analytical Thinking en
parvulario, primaria y secundaria que en Singapur apenas se percibe ese problema tan común en
la secundaria española: alumnos malos que sabotean las clases e impiden que los buenos
aprendan, precisamente porque los buenos y los malos no se mezclan. Hay alumnos saboteadores,
sin duda, pero raramente fastidian a quienes desean estudiar de verdad.
Una prestación intelectual espectacular que ofrece el sistema público singapurense durante los
cuatro años de secundaria es la posibilidad de estudiar una tercera lengua. A dicho programa sólo
tiene acceso el 10% superior de cada promoción de PSLE, es decir, los mejores de entre los
Express, llamados a devenir trilingües. Las lenguas que se ofrecen son aleman, español, frances y
japones.
Otra prestación envidiable de las escuelas públicas singapurenses es el fondo anual destinado a lo
que les plazca. Disponen de dinero público para gastar en lo que consideren oportuno sin tener
que rendir cuentas a nadie. Por ejemplo, un hablante de ruso con alguna titulación pertinente
puede ofrecer sus servivios como profesor de ruso en cualquier escuela. Si al director le hace
gracia y por casualidades de la vida hay alumnos que quieren aprender ruso, lo contratarán como
autónomo.
Terminada la secundaria a los 16 años, los alumnos que no se insertan directamente en el
mercado laboral pasan otra Selectividad, llamada O Levels (“O” por “Ordinary”), que lleva a tres
preuniversitario), mientras que los NA y NT se pondrán a trabajar o pasarán, respectivamente, a la
formación profesional (polytechnic school de tres años: ingenierías técnicas, mercadotecnia, etc.) o
formación técnica en el ITE (Institute of Technical Education: peluquería, cocina, etc.). Vayamos
por partes.
De los Junior Colleges no tengo nada que decir más allá de que los alumnos aún visten de
uniforme y que, cuando terminan a los 18 años, pasan una tercera Selectividad llamada A Levels
(“A” de “Advanced”). Si obtienen buenas notas, entrarán en universidades públicas o concertadas
singapurenses. Si no, en la única privada que hay o se marcharán a estudiar a universidades
extranjeras, siempre que sus padres se las puedan pagar. Los destinos habituales son Australia,
Nueva Zelanda, Reino Unido y la costa oeste de Canadá y los Estados Unidos.
Por lo que se refiere a la formación profesional, hay cinco entidades: Temasek Polytechnic,
Singapore Polytechnic, Ngee Ann Polytechnic, Nanyang Polytechnic y Republic Polytechnic. Tuve
una entrevista laboral en una de ellas y aluciné porque el campus era mejor que el de cualquier
universidad española (aquí una foto del campus de la Temasek para que veáis de qué hablo). Del
ITE no hay mucho que decir. Sé que también van de uniforme, dado que he visto a chicas en el
metro vestidas todas iguales con el logotipo “ITE” en el pecho.
Termino mencionando las seis universidades singapurenses. Son la NUS (National University of
Singapore, pública y en la elite mundial), la NTU (Nanyang Technological University, también
pública y en la elite mundial), la SMU (Singapore Management University, concertada de mucho
prestigio en el sudeste asiático), la UniSIM (Singapore Institute of Management, privada y
totalmente a distancia), la SIT (Singapore Institute of Technology, pública) y la SUTD (Singapore
University of Technology and Design, concertada). No puedes dar clase en la misma universidad
donde te has doctorado.
NO HAY QUE ESPERAR A SER DESARROLLADOS PARA TENER EDUCACIÓN DE CALIDAD
Por: Patricio Felmer en OpiniónPublicado: 02.04.2012
Singapur es uno de los países modelo a nivel mundial en la enseñanza de las Matemáticas. Una de
sus principales fortalezas es que su método de educación asegura que todos los niños aprendan
esta disciplina, y no solo los más hábiles con los números. La garantía de que nadie se va a quedar
atrás es uno de los grandes logros de este pequeño país que transformó la Educación en su
principal producto de exportación. En esta columna, Patricio Felmer, Premio Nacional de Ciencias
Exactas 2011, llama la atención sobre cómo Singapur invirtió en sus habitantes para, luego, lograr
el desarrollo. Eso, mientras en Chile la promesa va en la dirección opuesta: “hay esperar el
desarrollo (…) para tener una educación de calidad para todos”.
Se ha hecho bastante conocido en nuestro país el Método de Singapur y muchos creen que es una
solución para la enseñanza y el aprendizaje de la matemática escolar. Es cierto que Singapur ha
alcanzado logros importantes desarrollando este método para que todos sus niños y niñas
avancen en el conocimiento de esta importante disciplina y también es cierto que nosotros
podemos aprender mucho de esa experiencia.
Pero esta columna no es sobre el Método de Singapur para la matemática escolar, sino para el
desarrollo económico y el desarrollo de una educación de calidad al alcance de todos. Ante el
debate en que nos encontramos en el país, en la búsqueda de la calidad en nuestra educación uno
debe preguntarse
¿Qué hizo Singapur para lograr lo que hoy tiene en educación?
Singapur nace como país independiente en agosto de 1965, cuando el parlamento de Malasia,
literalmente expulsó a esta pequeña isla de su federación. Nace así, sin recursos naturales, con
lenguas distintas: inglés, chino mandarín, tamil y malayo. Uno no puede imaginar un comienzo
más sombrío.
Ante esta realidad tan poco alentadora, las autoridades políticas encabezadas por Lee Kuan Yew
debieron idear un plan para no perecer política y económicamente. Sin poder recurrir a la
explotación de recursos naturales para desarrollar la economía, buscaron asociación con empresas
extranjeras para que se instalen en Singapur y desarrollen la industria de manufactura,
aprovechando la mano de obra barata. Paralelamente percibieron que sí tenían un recurso y con
potencial inimaginable, la inteligencia y capacidad creadora de todos y cada uno de sus habitantes,
la que como en cualquier lugar del mundo se encuentra distribuida en toda la población. Y como
esta inteligencia y capacidad creadora debe ser cultivada a través de la educación, decidieron
invertir de manera sostenida y creciente en ella, desde el primer día. Uno puede imaginar qué
otras enormes necesidades tenía la sociedad y qué otras tantas prioridades y urgencias había que
atender para el desarrollo económico. Sin embargo, priorizaron recursos importantes para
educación, concibiéndola como una inversión permanente que crea, precisamente, la base del
desarrollo buscado.
Singapur invirtió en infraestructura construyendo escuelas en forma masiva y contratando
profesores, muchos de ellos todavía estudiantes. Invirtieron en capacitación de mano de obra,
vinculando los agentes productivos con la educación de modo de formar jóvenes y capacitar
trabajadores en áreas de mayor necesidad. En un continuo ajuste y coordinación entre el
ministerio de educación, la universidad formadora de docentes y las escuelas, Singapur fue
elevando la calidad del currículo nacional, de las escuelas y sus directores, de la formación inicial y
continua de los profesores. Fue fortaleciendo los equipos técnicos del ministerio de educación y
de los grupos académicos de la universidad, buscando en el extranjero los conocimientos que no
poseía. Creó una carrera docente que se inicia cuando un estudiante es seleccionado para
formarse como profesor y que al egreso ofrece un sueldo igual al de ingenieros del servicio
público. Y todo este desarrollo educacional para que cada uno de los niños y niñas de Singapur, sin
ninguna distinción y en forma gratuita reciban cada vez una mejor educación. Este es el verdadero
Método de Singapur.
La experiencia de Singapur nos muestra en forma nítida y clara que no es cierto que haya que
esperar el desarrollo económico para tener una educación de calidad para todos, como a veces se
desarrollo económico, asignando los recursos necesarios para que la educación no sea un freno
que lo retrase, sino un motor que lo acelere.
Si Singapur pudo invertir los recursos necesarios para desarrollar una educación de calidad para
todos siendo una nación pobre y sin recursos naturales ¿Por qué nos estamos farreando el futuro,
si nosotros poseemos enormes recursos naturales y partimos de un piso muy superior? Nosotros
podemos hacerlo mucho mejor y más rápido que Singapur.