• No se han encontrado resultados

Michharu - Trazos de Una Vida

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "Michharu - Trazos de Una Vida"

Copied!
380
0
0

Texto completo

(1)
(2)

Trazos de una vida

Michharu

(3)

La primera vez que la vi fue en un aeropuerto, yo debía coger un vuelo a Bruselas por motivos de trabajo, recuerdo que fuera de la terminal estaba cayendo el diluvio universal, por lo que la mayoría de vuelos iban con retrasos de horas, yo ya había vagado durante un par de horas por las tiendas, haciendo lo que la mayoría hace cuando se queda tirado en un aeropuerto, probar todas las fragancias de la perfumería hasta matar el sentido del olfato, cotillear que revistas tienen en el quiosco y echar un ojo a las guías para extranjeros de España para ver qué es lo que les venden a los turistas de mi ciudad natal, dar vueltas por las tiendas de ropa y bolsos y sorprenderme de algunos precios prohibitivos, pasar el rato en una mesa de un bar viendo ir y venir a la gente, vamos... que ya estaba aburrida y deseando que mi vuelo saliese

- Pasajeros del vuelo con destino a Bruselas diríjanse a la puerta trece

Sonreí feliz de que mi vuelo ya saliese, comprobé que mi equipaje estaba en orden y me levanté para ir hacia la puerta de embarque, lo que yo no sabía, que en exactamente quince segundos, mi vida iba a cambiar, sino drásticamente, iba a pasar algo, que más tarde, si que la cambiaría, al menos me

(4)

cambiaría a mí, mientras caminaba distraída no imaginaba que en quince segundos, me iba a enamorar, aunque eso es algo, que a día de hoy, solo sé yo, un pequeño secreto que guardo en mi corazón, no sé si tal vez por vergüenza ¿A quién le gustaría reconocer que bastó una décima de segundo para enamorarse? O por querer conservarlo como algo mío, protegido de miradas ajenas, uno de esos momentos para rememorar y saborear en la soledad de mi mente

Me gustaría decir que fue como en una película, que de repente todo se paró a mi alrededor, que la gente a nuestro alrededor contuvo el aliento, que las gotas de lluvia en el exterior quedaron suspendidas en el aire, que ella apareció de la nada, con su melena moviéndose con una brisa inexplicable, con una sonrisa radiante y caminando con paso firme mientras cientos de miradas la observaban admirando cada movimiento de esa diosa de mujer, sería menos turbador haber caído en las redes de ese momento, pero lo cierto... es que no fue así Yo me enamoré de alguien que me arroyó y me tiró al suelo en medio de una terminal abarrotada de gente. Encima, la susodicha en cuestión iba empapada de arriba abajo y me mojó entera. Encima, debió de pensar que yo me había puesto

(5)

en medio a propósito, porque me lanzó la mirada más airada que nadie me había lanzado en mi vida. Encima, masculló algo ininteligible, probablemente una maldición inca o algo por el estilo, cogió su maleta y salió corriendo, dejándome tirada entre un montón de curiosos

- ¿Se encuentra bien señorita? (atiné a mirar a un hombre que se acercaba con gesto preocupado)

- Sí, sí... estoy bien (respondí sin moverme del suelo y negando con la cabeza con la sorpresa aún grabada en mi rostro) - ¿La ayudo a levantarse? (preguntó acercando su mano) - No se preocupe, puedo yo (pero no me moví, miré hacia donde ella había corrido) ¿Qué ha sido eso? (se me escapó en voz alta y el hombre sonrío tendiéndome de nuevo su mano, esta vez se la cogí y el resto de curiosos perdieron sus ganas de ver la escena y se fueron largando)

Lo sé, es increíble, creo que pasé más tiempo tirada en el suelo con todo el mundo mirándome y yo con cara de no entender nada que el que ella pasó en mi vida en ese instante, y aún así... ¡Me enamoré! No fui consciente en ese momento,

(6)

creo que estaba en estado de shock, pero más adelante lo sabría, cuando me preguntasen cuando me enamoré, yo sabría que fue ese día, fueron esas décimas, esa primera vez que la vi, las que trastocaron mi mundo para siempre, siempre he pensado, que si en vez de arroyarme, mojarme, maldecirme y dejarme tirada en el suelo, me hubiese hecho un amago de sonrisa... dios, ¡le habría pedido que se casase conmigo!

- Vaya trompazo que te has dado (aquella voz me sonó familiar y miré hacia allí, sonreí al ver a Claudia, una vieja amiga de la infancia)

- ¡Claudia! (me levanté de un bote y me acerqué a saludarla) Estás guapísima

- Y tú, sabía que las mujeres no se te podían resistir, pero esto de que se abalancen encima de ti... es nuevo (bromeó haciéndome saber que había visto toda la escena)

- Calla, calla (negué con la cabeza) ¿Qué haces aquí? - Bueno, estaba en una convención, vuelvo a Jerez ¿Y tú?

(7)

- Bruselas, trabajo

- Bruselas, Verónica (sonrío ella maliciosamente, en este punto, debería aclarar que en aquél entonces, yo tenía una fama de mujeriega completa y absolutamente inmerecida, de hecho, Claudia solía llamarme la marinera por lo de tener una mujer en cada puerto, pero nada más allá de la realidad, siempre fue y será una exagerada)

- ¿Cómo está Gimeno? ¿Ya ha abierto la consulta?

- Está en ello, por cierto, su hermana te quiere llamar un día de estos

- Sabía que le había gustado en la boda (le seguí el juego guiñándole un ojo)

- Tonta, es algo de esa ONG para la que trabaja, quieren hacer un reportaje en Asia y necesitan una fotógrafa, ¿Te apetecería?

- Bueno, dile que me llame y me comente las condiciones, pero sí, no tengo nada que hacer hasta dentro de dos meses

(8)

- Se lo diré

- Pasajeros del vuelo con destino a Bruselas diríjanse a la puerta trece (resonó la megafonía de la terminal)

- Ha sido un placer, Claudia, pero... (señalé hacia la puerta de embarque)

- Claro, oye, te tienes que venir un día a Jerez, entre trabajo y trabajo, así ves a Gimeno y Greta

- Me muero de ganas, nos vemos (le di un fuerte abrazo y corrí hacia la puerta, esperaba que su hermana me llamase, me apetecía hacer un trabajo de ese tipo, últimamente todo eran reportajes de pasarelas de moda y de alfombras rojas, necesitaba hacer algo diferente)

Lo que yo no sabía, ni podía sospechar, era que aquella mujer que me había arroyado, volvería a cruzarse en mi camino, y que era yo misma quien lo había provocado al decirle a Claudia que su cuñada me llamase, que me interesaba ese trabajo en Katmandú

(9)

Era ella, estaba segura, bueno... no lo estaba, porque sonreía, y yo solo la había visto fulminar con la mirada, pero algo dentro de mí decía que sí, que la mujer que unas semanas atrás me había arroyado en el aeropuerto estaba allí. Yo estaba haciendo un reportaje sobre el trabajo de las ONG’s en países asiáticos, estábamos en un centro a las afueras de Katmandú y ella era una de las integrantes del equipo que trabajaba allí, al menos, llevaba el chaleco de la organización y charlaba animadamente con otra compañera

- Maca (escuché como me llamaba el responsable de aquel centro) Ven, que te presento a dos de nuestras mejores ayudantes (señaló con la cabeza hacia ellas y a mi me falto tiempo para agarrar mi mochila con la cámara y acercarme a ellas) Chicas, os presento a Macarena Wilson, es la fotógrafa que ha enviado la agencia, Maca, estas son Laura y Esther, también son españolas como tú, estoy seguro de que ellas pueden enseñarte un poco todo esto)

- Encantada (se alzó la otra chica y me plantó dos besos en las mejillas) Yo te enseñaré esto que Esther tiene que volver a la ciudad. Así que te han enviado a hacernos un reportaje, eso es estupendo (me asió del brazo y me alejó de Esther, que me

(10)

había dedicado la media sonrisa más jodidamente increíble del mundo, aunque eso no lo reconoceré jamás sin la presencia de un abogado ante ella, y reconozco que maldije durante los siguientes minutos a Laura)

- Sí, en vuestra agencia querían hacer un artículo completo de todas las sedes que tenéis en Asia

- Vaya, ¿También vas a visitar otros países?

- En principio, no, a mi me han asignado Nepal, debo ir a los lagos y eso, pero todo aquí

- ¿Los lagos de Pokhara? Te van a encantar, a Esther la han destinado allí, se marchará en el convoy de aquí a una semana (mi corazón dio un pequeño salto de alegría)

- ¿En serio? Yo también iré en ese convoy por lo que me han comentado

- Eso es genial, ya verás, te va a encantar, déjame que te enseñe un poco esto (Laura me enseñó el centro y me explicó un poco lo que hacían, dándome alguna pincelada para ofrecerme una visión general del trabajo, ya habría tiempo de

(11)

profundizar más, y mi mente, estaba con otras cábalas en aquellos momentos)

- ¿Y todos sois voluntarios temporales? (le pregunté cuando paramos un rato en los escalones de la entrada, sentándonos y disfrutando de la puesta del sol, que daba una breve tregua al calor sofocante de la ciudad, aunque demasiado leve para ser considerado algo de fresco)

- Bueno, la mayoría sí, los que trabajan siempre en estas instalaciones es la gente de aquí, es uno de los principios de la ONG, a ellos se le enseñan como poder ayudar a la población que lo necesite y lo demande y nosotros venimos a echar una mano de vez en cuando, pero son ellos los que velan porque el proyecto funcione y los que realmente hacen algo grande por la gente de aquí, su gente

- Entonces, tú y la otra chica (sí, fingí la más absoluta de las indiferencias en aquel momento) No estáis siempre aquí - Que va, yo vuelvo a Madrid en una semana, trabajo en un hospital de allí, de hecho, estas son mis vacaciones (sonrío alzando las manos para abarcar lo que nos rodeaba) Y Esther, dentro de un mes se va a Barcelona a trabajar

(12)

- ¿De qué trabaja?

- Es enfermera, antes trabajaba conmigo pero pidió el traslado a Barcelona

- Es una gran ciudad para vivir (sonreí yo) Yo llevo cinco años viviendo allí y me encanta volver a casa, aunque no estoy mucho tiempo por trabajo, pero me gusta la ciudad condal - Sí, bueno, ella más que por Barcelona se va por un barceloní, pero supongo que estará bien (aquello no me sorprendió, debía haber imaginado que alguien capaz de colarse en el corazón de otra persona en un instante ya lo habría hecho antes con otros corazones)

- Vaya, debe estar muy enamorada para dejarlo todo

- Bueno, lo estaba cuando pidió el traslado, ahora, no sabría decirte (el claxon de un rickshaw improvisado con una botella de plástico y un globo resonó y ambas miramos hacia allí, Esther nos saludaba con la mano) ¿No te ibas?

(13)

- Me ha entretenido Bhuwan, ¿Vais a la ciudad? (yo miré mi reloj, se había hecho tarde, al día siguiente ya habría tiempo para ver más)

- Yo debería (comenté poniéndome en pie)

- Yo aún tengo cosas que hacer. Maca, ha sido un placer, te dejo en buenas manos (se despidió con dos besos y yo me acerqué a Esther dubitativa)

- Es el conductor más fiable que hay en todo Katmandú (comentó interpretando erróneamente mi gesto de duda por miedo, yo sonreí sabiendo que ella no me recordaba y me subí a su lado en el estrecho compartimento, nuestras piernas se rozaron brevemente y sentí una descarga eléctrica por todo mi ser, la miré esperando cualquier señal de que ella hubiese sentido algo, pero estaba tan tranquilla charlando con el conductor) ¿A dónde te llevamos?

- Mi hotel es el Pilgrims, está en...

- Lo conozco, yo también estoy allí (sonrío de oreja a oreja, descubrí que sus ojos, cuando no te estaban fulminando, eran

(14)

preciosos, de un marrón miel acompañada de cierto brillo) Así que fotógrafa

- Así que enfermera (ella alzó las cejas sorprendida por un instante y luego negó con la cabeza)

- Laura ya te ha puesto al día (ie hizo un gesto al conductor para que se internase en el trafico, y a pesar de la compañía, reconozco que aquél fue uno de los peores momentos de mi vida, el conductor estaba loco, se metía en huecos donde era imposible meterse, sorteaba el trafico infernal del centro como si nos fuese la vida en ello y más de una vez estuvimos a un milímetro escaso de chocar con algún que otro conductor, todo esto acompañado de la banda sonora de la ciudad, decenas de cláxones que pitaban ante cualquier movimiento, de hecho, la cara de acojone que debía llevar era de escándalo, porque nada más bajar ella se acercó poniendo una mano en mi espalda y con semblante preocupado) ¿Estás bien?

- ¿Has dicho que este era el mejor conductor? (le pregunté mirándola con los ojos desorbitados, ella estalló en una sonora carcajada llevándose las manos a la tripa)

(15)

- Perdón, perdón (se disculpó continuamente por reírse de mí en mi cara, pero se le siguieron cayendo las lágrimas de la risa) Lo siento, es que... (se enjuagó una lágrima traviesa de su mejilla) No había visto esa cara de pánico nunca, perdón - Nada, yo me alegro de hacerte reír (le lancé una de mis mejores sonrisas y ella ladeó la cabeza a un lado mirándome con curiosidad)

- Me resultas familiar y no sé de qué (a mi mente vino el momento de semanas atrás, aquél instante en el que ella apareció en mi vida)

- No sé, tendré una cara común (me encogí de hombros y ella sonrió empezando a andar hacia la entrada del hotel, yo no tenía ganas de despedirme de ella, así que aprovechando que había que cruzar la terraza con el restaurante la invité a cenar y ella aceptó)

He de reconocer, que no recuerdo mucho de aquella noche, sé que estuvimos hablando durante horas, hasta que el camarero empezó a recoger lanzando la indirecta de que quería echarse a dormir, sé que hacía calor, porque su piel estaba cubierta de un finísimo halo de humedad, y creo que me explicaba

(16)

anécdotas de la ONG, lo único que recuerdo con más nitidez, es que hacía aquel gesto tan suyo de colocarse el pelo tras la oreja, que sus ojos se achinaban al reír y que depende de la distancia que estuviese de mí, estos tenían un destello verde que me cautivó

La luna llena se reflejaba en el lago de Phewa y sobre el asfalto humedecido de la carretera que serpenteaba a su alrededor, la noche era estrellada, como todas allí, y al ruido de nuestras traqueteantes bicicletas de alquiler se le unió el zumbido incesante de los insectos y algún aullido de perro de vez en cuando, ella iba delante de mí, guiando hacía el lugar que me quería enseñar, habíamos tenido un día duro, yo más que ella, no estaba acostumbrada a mancharme las manos de sangre, aquella tarde había habido un accidente de autobús a unos kilómetros de Pokhara y Esther se había acercado al hospital, yo la había acompañado con la excusa de reflejar otra realidad de su trabajo, había colado, la verdad es que tras una semana sin apenas verla quise pasar un rato con ella, desgraciadamente, en vez de hacer fotografías, tuve que hacerle de asistente, y cuando al regresar al hotel me vio cabizbaja, tomó mi mano y se acercó a aquel tipo de las bicicletas que había a orillas del lago

(17)

- ¿Falta mucho? (pregunté a su espalda cuando empezábamos con una suave subida en la carretera)

- ¿Ya estás cansada? (preguntó en tono guasón mientras bajó el ritmo y ladeó la cabeza para mirarme)

- Nunca, hace falta mucho más que esto para cansarme a mí (creo que coló hasta la última palabra, que salió como un susurro jadeante de entre mis labios, estaba sudando un montón y las piernas me daban calambres, pero no se lo hubiese reconocido en la vida)

- Venga, dos curvas más y hemos llegado (aceleró de nuevo y yo la miré con fastidio, aquella mujer se había propuesto acabar conmigo esa noche, saqué las últimas fuerzas que me quedaban y pedaleé hasta ponerme a su altura) Ya verás como merece la pena

Dos curvas más allá, la carretera descendía hasta el nivel del lago, Esther detuvo su bicicleta y me miró sonriente mientras la dejaba a un lado de la cuneta, yo la imité y la seguí por un sendero que llevaba a la orilla del lago con nuestras linternas encendidas

(18)

- ¿A dónde me llevas? (pregunté cuando llegábamos a la orilla) - Aquí. Apaga la linterna (hice caso de ella y la apagué)

Mis ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad poco a poco, la luna reflejada sobre el lago era preciosa, pero lo que captó mi atención fueron los cientos de destellos que nos rodeaban, sobrevolando el lago, la hierba de la orilla y pasando zigzagueantes entre nosotras, como un pequeño universo en movimiento que nos envolvió en segundos

- Es... precioso (atiné a comentar dejándome caer sobre una piedra, ella se sentó a mi lado y noté como su mirada se clavaba en mi rostro)

- Lo es (la miré y sonrío) A parte de las cosas malas... También deberías conocer las buenas ¿No crees?

- Lástima que mi cámara no pueda fotografiar esto (asentí mirando hacia el lago, las luciérnagas bailaban al son de una música inaudible para nosotras)

(19)

- Tu cámara no puede fotografiarlo todo, hay cosas que solo podemos sentir y ver nosotros. Que, ¿Ha merecido la pena el paseo en bicicleta?

- ¿A eso lo llamas tu paseo? (Ella negó con la cabeza sonriendo de medio lado, y yo miré al frente sonriendo, disfrutando de aquel momento) Ha merecido la pena ¿Vienes mucho por aquí?

- La verdad es que antes lo hacía mucho (asintió ella mirando alrededor con un brillo nostálgico en sus ojos) Yo también necesité una vez conocer las partes buenas de este país, los primeros días pueden ser muy duros, trabajando sin parar y viendo cosas que te rompen el alma, cuando acababa solía vagabundear por las calles, o coger una bici como hoy y explorar las carreteras, así encontré este lugar, es el mejor para ver las luciérnagas en todo el lago

- ¿Y ya no necesitas venir a menudo? (pregunté ladeando la cabeza para mirar su rostro, ella me miró y se encogió de hombros)

- Supongo que al final te acostumbras, cuando vas viendo lo mismo siempre, ya no deja tanta huella en el corazón

(20)

Yo la miré asintiendo, debía ser duro llegar a ese momento en el que tu corazón ya no se conmueve como antes, pero ella parecía llevarlo bien, sus ojos brillaban cuando hacía su trabajo, incluso allí, ya fuese por la luna o las luciérnagas, sus ojos tenían un destello de luz en el fondo que daban una idea del gran corazón que poseía. Me quedé mirándola durante segundos, hasta que caí en que ella no apartaba sus ojos de los míos, empecé a preguntarme que estaría pasando por esa cabeza, pero su rostro permaneció sereno, incluso cuando ladeé la cabeza ligeramente y escudriñé sus rasgos, ella no pareció inquietarse, todo lo contrario, sus labios se entreabrieron ligeramente y dejó escapar un suspiro lleno de calma, haciéndome sonreír

- Yo no sé si podría pasar mucho tiempo aquí

- Bueno, este es uno de esos lugares que no tiene punto medio, o te enamoras o lo odias, es imposible que te deje indiferente, dependiendo de eso, podrías o no quedarte - A ti te enamoró ¿Mhm? (escuché un pez saltar en el lago desviando mi atención de sus ojos)

(21)

- Me temo que sí, cuando estoy en Madrid echo de menos esto, allí el ritmo es muy diferente, y cuando estoy aquí, no me da tiempo a echar de menos Madrid

- Yo tampoco suelo echar de menos Barcelona (ella se levantó poniéndose de pie y acercándose a la orilla)

- Pero tú debes pasar mucho tiempo fuera de la ciudad ¿No? - Sí, de hecho cuando veo a mi casera se ha olvidado de mi desde la última vez (bromeé encogiéndome de hombros) - ¿Y tus amigos? ¿Tu pareja?

- Bueno, la cosa de mi trabajo es que acabas teniendo amigos por todas partes, y pareja, no tengo, así que...

- ¡Entonces es por eso! (asintió convencida) El día que tengas pareja y se quede en Barcelona, estarás deseando volver a la ciudad

- ¿Lo sabes por experiencia?

- Sí, siempre es más fácil querer volver a casa cuando sabes que te esperan (ella miró al cielo, no sé si trataba de buscar

(22)

una estrella que en algún punto de la capital alguien estuviese mirando, su gesto permaneció tranquilo, y yo no me atreví a preguntarle si estaba pensando en alguien en concreto, en aquel barceloní que me comentó Laura tal vez, si la experiencia la estaba viviendo ahora, o si era algo que había vivido, lo cierto es que mi cuerpo temblaba de imaginar que ella pudiese estar deseando volver a casa por ese motivo) Me limité a observar el lago, y cuando pasó un tiempo prudencial, ella miró su reloj y comentó que deberíamos volver al hotel, yo la seguí hasta dónde habíamos dejado las bicicletas y ella al tomar la suya me miró sonriendo

- Acabas de hacer que eche de menos tener a alguien esperándome (negó con la cabeza y se subió en su bicicleta, empezando a pedalear, ajena completamente a la sonrisa radiante que había conseguido instaurar en mis labios, si hubiese estado segura de que no podía escucharme, habría lanzado un ¡Toma ya! victorioso al aire, pero me limité a subirme a la bici e ir tras ella. No había ningún barceloní, pero eso sería algo que tendría que descubrir, porque ella había pedido el traslado a Barcelona por alguien, y si ese alguien ya no la esperaba, debían haber roto hacía muy poco)

(23)

Llevábamos una semana en Pokhara, por las noches habíamos instaurado una nueva norma no escrita, cada noche, Esther y yo alquilábamos unas bicicletas e íbamos a aquel rinconcito que me había enseñado, por desgracia, esa noche llovía a mares, el monzón había llegado al país y en menos de cincuenta minutos, el diluvio universal se cernió sobre nosotras, la calle mal asfaltada que iba a nuestro hotel, parecía un río, yo estaba en uno de los pasillos-terraza viendo como dos turistas intentaban llegar a la puerta del hotel entre gritos de pánico de uno de ellos y carcajadas de otro, estaba tan ensimismada que no la escuché venir

- Nos hemos quedado sin paseo nocturno (se apoyó en la baranda a mi lado y miró hacia la calle) ¿Qué hacen?

- Creo que vienen al hotel, llevan diez minutos y han avanzado dos metro (comenté con una sonrisilla traviesa) Estoy esperando que uno resbale para ver que pasa (ella golpeó con su mano mi brazo negando con la cabeza)

(24)

- No lo sabes tú bien (la miré alzando las cejas repetidas veces y haciéndola reír, en esa semana yo había descubierto que me encantaba el sonido de su risa inundándolo todo)

- Dicen que el monzón se va a quedar unos días por aquí (miró hacia el cielo, como si sus ojos fueran capaces de atravesar la cortina de agua y ver la luna a través de las nubes)

- Así que me olvido de volver a nuestro rinconcito antes de irnos ¿Mhm? (ella me miró con la cabeza ladeada y un gesto en su rostro ¿Triste?)

- Bueno (se giró para mirar tres sillas que había alrededor de una pequeña mesa bajo una de las ventanas de mi habitación) Tendremos que conformarnos con esto (comentó acercándose a una y sentándose, yo sonreí, había temido que al no tener a dónde ir nuestras charlas nocturnas se evaporasen, por suerte, ella no tuvo la intención de permitirlo en ningún momento, yo la seguí sentándome al otro lado de la mesa, las dos mirando hacia la calle) ¿Qué vas a hacer cuando vuelvas? - Pues, debería ir a Jerez a ver a una amiga y luego descansar una semanita en casa y marcharme a Londres

(25)

- ¿Londres?

- Sí, una de esas estúpidas pasarelas

- Vaya, creía que solías hacer trabajos de este tipo, no te veo entre supermodelos lanzándoles fotografías

- Me gusta más este tipo de trabajo (reconocí mirándola) Pero hay que pagar las facturas

- ¿Estarás mucho allí?

- No unos cuantos días, luego no sé, volveré a casa y miraré a ver que trabajos tengo (ella asintió y yo observé que era capaz de saber cuando su cabeza le estaba dando vueltas a algo sin atreverse a decirlo en voz alta, se mordía el labio inferior y tamborileaba los dedos sobre la pequeña mesa, no tenía ni idea de que era lo que quería decir y no se atrevía, pero me moría de ganas de saberlo, aunque me encantase ver ese nerviosismo en ella, era algo poco habitual, y aquella forma de morderse el labio inferior, bueno, era superior a mí) ¿Tú qué vas a hacer cuando vuelvas?

(26)

- Pues... empezar una nueva vida (sonrío de medio lado) Buscarme un piso en Barcelona y empezar a trabajar en el Vall d’Hebron

- Es un cambio importante (dejé caer, sabía que aquel era el momento de indagar sobre la persona que la había llevado a Barcelona) ¿Cómo te decidiste a mudarte?

- Bueno... fue un cúmulo de circunstancias, pedí el traslado hace un año, el director de urgencias, Vilches, estuvo dándome largas durante meses, él no quería que me marchara - Debes ser muy buena en lo tuyo (ella río suavemente) - Que va, eso es lo que se piensa él, me tiene a la alza

- Sus motivos tendrá (ella me miró y sonrío agradeciéndome el cumplido)

- El caso es que para cuando se decidió a tramitar la orden, yo había perdido el principal motivo por el que irme, pero a las semanas me llamaron del Vall d’Hebron y... bueno, me apeteció aceptar, aunque ya no fuese por el motivo inicial, tenía ganas de enfrentarme a un reto, además, cuento con la

(27)

ventaja de que Vilches estará deseando que vuelva, así que si la cosa sale mal, siempre puedo volver a Madrid

- Te enamorarás de Barcelona, es algo diferente a la capital, también es una gran ciudad, pero tiene algo que engancha. Y... ¿Puedo preguntar cuál era tu motivo inicial? (cuestioné en un susurro y sin atreverme a mirarla a los ojos)

- Me enamoré (admitió ella ladeando su cuerpo para apoyarse en la mesa y mirarme) Demasiado y en muy poco tiempo - Vaya, irse por amor, sí que debiste enamorarte muy fuerte (ella siguió mirándome con una sonrisa de medio lado y yo no podía apartar mi mirada de ella, empezó a morderse el labio de nuevo, nerviosa)

- ¿Tu no lo harías? (pero yo sabía que aquello no era lo que quería preguntar)

- No lo sé, nunca me he enamorado (ella abrió los ojos sorprendida, incorporándose un poco en su silla)

(28)

- ¿Por qué no? (ella puso su cara de “es obvio”) Bueno, eres una mujer... atractiva, y muchos hombres se fijarán en ti seguro, alguno en algún momento debe haberse metido en tu corazón ¿No?

- Los hombres lo tienen imposible conmigo, mujeres, alguna se ha acercado pero nunca he sentido esa sensación en el estómago de mariposas revoloteando si es lo que quieres decir (y era mentira, como una iglesia de grande, no, como una catedral, como todo un puñetero monasterio de grande, pero la solté, y esperé su reacción, mientras pensaba que yo si me había enamorado)

La reacción de alguien cuando le dices que te has salido del camino tradicional para aceptarte tal como eres, en aquellos tiempos era muy variable, hoy en día no hay problema, pero entonces, podía pasar cualquier cosa, desde que te rociasen con agua bendita hasta que se abalanzasen sobre ti como leona en celo, su reacción fue la más neutral que había visto nunca, siguió con su misma expresión de no me puedo creer que no te hayas enamorado

(29)

- Sí, he tenido mis relaciones ¿Eh? (sonreí, a ver si iba a pensar que me acababa de caer de un guindo)

- Ya me lo imagino ya, pero me parece increíble que aún no te hayas enamorado

- Bueno, ¿Pero tú cuantas veces te has enamorado? (le pregunté divertida por sus expresiones, ella empezó a reír) - Solo dos, solo dos. Pero no sé... tú eres... bueno, no hay más que verte, debes de ser jodidamente difícil de conquistar (dedujo mirándome de reojo)

- Quizás es que aún no ha llegado la persona que me conquiste

- Tal vez, pero ya verás como llegará, y como por ella te mudarías de ciudad, de país y hasta de planeta si hiciese falta (la convicción de su rostro me hizo sonreír, ella siguió mirando las gotas de agua caer, parecía que amainaba brevemente, y yo seguí observándola a ella un buen rato, preguntándome si ella sería esa persona por la que si hiciese falta, me cambiaría de planeta)

(30)

- ¡Maca! ¡Maca! (distinguí su voz al otro lado de la puerta, miré el reloj de encima de la mesilla, era demasiado temprano, oficialmente no creo que fuese de día, pero era ella, y saqué fuerzas para arrastrarme hacia la puerta y abrirla) ¡Ma... (se calló en el acto, yo me apoyé en el marco de la puerta, me moría de sueño y la miré con los ojos entrecerrados) Estás preciosa durmiendo (bromeó ella y tiró de mi mano)

- Esther, son las tres de la mañana, no soy persona, ¿Dónde me llevas? (conseguí balbucear mientras sentía su mano tirar de la mía y mis pies moviéndose para no caerme)

- Tienes que ver esto, Maca, es increíble (me subió al tejado del hotel y señaló hacia el cielo, yo aún la miraba con gesto de no me gusta que me saques de la cama y ella volvió a tirar de mi mano y señalar al cielo, alcé la vista y descubrí el cielo estrellado, el monzón había desaparecido, dejando ver un infinito espacio oscuro plagado de estrellas)

- Muy bonito, ¿podemos volver a la cama? (ella frunció el ceño)

(31)

- Si no abres los ojos aunque sea dos milímetros te lo vas a perder (refunfuñó con tono infantil y a mí me hizo gracia, sonriendo y haciéndole caso, lo primero que vi fue la inmensa mole que eran los Annapurnas, recortados por el cielo estrellado, por encima de ellos, no dejaban de pasar estrellas fugaces, mis ojos se abrieron más, maravillada)

- ¿Es una lluvia de estrellas? (Esther sonrió de oreja a oreja a mi lado, y yo la miré asombrada, fue entonces cuando me di cuenta de que nuestras manos seguían unidas, y yo no tenía intención de soltarme, así que lo debería hacer ella)

- Ves como ha valido la pena que te saque de la cama (sonrió mirando el paisaje) ¿Alguna vez habías visto una lluvia como esta?

- No, nunca había visto ninguna (admití más pendiente del tacto de su mano en la mía que de otra cosa, de reojo vi que me miraba y sonreía, le gustaba haberme despertado, y a mí me encantó verlo, apreté un poco su mano, ejerciendo una mínima fuerza y ella volvió a mirar el cielo)

(32)

- ¿No me digas que crees en eso? (la miré con una ceja alzada, me encantaba ese lado infantil que ella tenía)

- No pierdes nada por intentarlo (se encogió de hombros y entrelazó sus dedos con los míos) Va, antes de que desaparezcan

Yo fijé mi vista en el cielo, y en cuanto vi una estrella fugaz cerré los ojos, no iba a llevarle la contraria en la vida, así que pedí mi deseo, abrí los ojos y la miré ella seguía con los ojos cerrados, y estaba preciosa, vale, yo no era la persona más objetiva del mundo, pero en mi defensa diré que estar bajo una lluvia de estrellas con la cordillera del Annapurna de fondo haría que cualquiera se embriagase del momento y viese hermosa a cualquier persona, pero ella lo estaba más, la observé hasta que abrió los ojos lentamente con una sonrisa dibujada en sus labios, ladeó la cabeza para mirarme

- ¿Ya has pedido tu deseo? (le pregunté acariciando con uno de mis dedos el dorso de su mano)

(33)

- Sí. ¿Qué has pedido? (ella rió y desgraciadamente se soltó de mi mano)

- Si te lo digo no se cumple

- Oh, venga Esther (rogué poniendo morritos y ella rió más alejándose hasta apoyarse en la barandilla del tejado)

- Quiero que se cumpla, así que nada de decirlo en voz alta ¿Tú que has pedido? (preguntó mientras me apoyaba a su lado, supongo que esperaba que exclamase que tampoco se lo podía decir)

- Yo he pedido... (su mano se movió veloz hasta silenciar mis labios)

- ¡Maca! No lo puedes decir (me recriminó sin apartar su mano de mis labios, y descubrí que tenía el poder de transmitir calor con ella, porque mis labios empezaron a arder bajo su mano, asentí levemente con la cabeza y ella fue retirando la mano, dejando una breve caricia en ellos)

(34)

- A ver, dime

- El día que se cumpla, nos lo tenemos que decir ¿Vale? (ella dudó unos instantes y luego estiró su mano)

- Trato echo (yo estreché su mano cerrando aquel pacto) - Vaya, ya se ha parado (comentó al volver a mirar el cielo) - Gracias por despertarme, por cierto... ¿Qué hacías tú despierta? (ella se encogió de hombros)

- Mañana volvemos a Katmandú y en dos días yo me voy a Barcelona, supongo que estoy algo nerviosa

- ¿Nerviosa? ¿Tú? (sonreí mirándola) - Sí, no sé... se me pasará en unos días

- Ya verás como todo sale bien. Te adaptarás enseguida a la ciudad condal

(35)

- Siempre puedes llamar a una fotógrafa que vive allí y que estará encantada de enseñarte lo bueno de Barcelona

- Si tú nunca estás allí (bromeó riendo)

- Bueno, existen unas cosas increíbles llamadas contestadores, en las que dejas un mensaje y yo lo recibo cuando vuelva a casa, de todas formas, a parte de mi excursión a Londres, estaré un tiempo por Barcelona (lo cierto es que no tenía ni idea de eso, pero ya me las ingeniaría para que fuese así una vez estuviese en casa)

- ¿De verdad puedo llamarte cuando lo necesite? (yo me sorprendí y asentí repetidas veces con la cabeza haciéndola reír)

- Más te vale hacerlo, tú me has ayudado aquí, así que te tengo que devolver el favor en algún momento

- No tienes que devolverme nada Maca (yo la miré aparentando seriedad, pero ella se rió al ver que me costaba aguantarme la sonrisa que ya quería fugarse de mis labios) Está bien, anda, deberíamos ir a dormir, mañana a primera hora salimos de aquí

(36)

- ¿Mañana? Dirás de aquí a dos horas ¿No? (fuimos andando hacia la escalera)

- Pobrecita ella (exclamó abrazándose a mi cintura) Que una chica mala le ha roto el sueño

- Por mí, me lo puede romper más a menudo, eso sí, al menos una noche déjame dormir del tirón (ambas reímos y nos fuimos a dormir las escasas horas que nos quedaban, aunque yo ya no volví a coger el sueño, a mi aún me quedaba una semana más de reportaje, y encima sin su compañía, se me iba a hacer bastante cuesta a arriba sin sus payasadas para animarme cuando me veía de bajón)

Su último día en Katmandú fue caótico, ella tenía libre y yo a parte de tener que hacer una visita rápida a un centro no tenía más que hacer, así que habíamos quedado para que me enseñase la ciudad antes de ir a su cena de despedida, pero basta que desees algo, para que el mundo conspire en tu contra, no fuimos capaces de encontrarnos, recuerdo que cuando yo conseguía llegar a un sitio a ella la habían llamado de otro para despedirse, así que me tiré todo el día vagando por las calles de Katmandú, fue divertido, me enseñó la ciudad

(37)

a distancia, ella me llamaba para decirme mi siguiente parada y me explicaba lo que yo veía, esa fue y ha sido la ruta turística más extraña que me han hecho en la vida

Cuando llegó la noche, cada una fue por su lado a la cena, yo llegué antes y hablaba con Laura del despropósito de día que había tenido, de repente alguien gritó que nos escondiésemos y apagásemos las luces

- ¡SORPRESA! (pero no era ella y todos nos echamos a reír, sin darnos cuenta que un segundo después entraba Esther) - ¡Buenas, eh! (saludo a la gente sonriendo)

- Esther, dos segundos antes y te recibimos como tocaba (se acercó a ella riendo Laura mientras varios compañeros también se acercaban a saludarla, yo me mantuve hablando con Tom, un inglés que también trabajaba allí)

La cena transcurrió entre risas y bromas, Esther y yo estábamos sentadas cada una en una punta de la mesa, de vez en cuando nuestras miradas se cruzaban y nos saludábamos, habíamos intentado acercarnos la una a la otra en algún momento, pero parecía que el principal objetivo del resto de

(38)

asistentes era que no hablásemos, porque cada vez que lo intentábamos a ella o a mí nos interceptaban en el camino - ¿Cómo va la cena? (vi como Laura se dejaba caer en la silla de al lado)

- Bien, bien, muy entretenida, he estado haciendo fotografías (alcé una pequeña cámara que llevaba en la mano)

- Ya nos las pasarás, Esther esta de los nervios (comentó mirando hacia su amiga)

- No lo sé, aún no me he podido acercar (Laura me lanzó una mirada traviesa que en aquél momento no entendí, sería mucho más adelante, cuando en una cena en casa, me reconocería que ella era la culpable del complot para dejarnos con las ganas, le había parecido súper entretenido)

- Pues lo está y mucho, te voy a tener que pedir que me envíes informes cuando esté en Barcelona, porque seguro que seguís en contacto ¿No?

(39)

- Maca, que se te ve a la legua, te hacen chispitas los ojos cuando la miras (yo alcé ambas cejas y la miré sorprendida) - ¿Chispitas?

- Sí, ya sabes, brillito en los ojos, mariposas en el estómago, babita colgando, esas cosas

- Eso no es verdad (me defendí frunciendo el ceño y negando con la cabeza)

- Ya, claro. Bueno, quiero informes ¿Mhm? (me advirtió con su dedo índice cuando noté que mi móvil empezaba a vibrar en el bolsillo, al ver el nombre en la pantalla me sorprendí)

- Tengo que cogerlo (le comenté a Laura mientras me levantaba y me alejaba un poco de la mesa) Buenas noches - ¿Qué hablabas con Laura? (preguntó a bocajarro haciéndome sonreír y buscarla con la mirada, la encontré en el otro extremo de la sala, vi que alguien se le acercaba y ella le hacía señas de que hablaba con alguien por el móvil)

(40)

- Estaba convenciéndome de que ejerza de espía para ella cuando estés en Barcelona (la vi abrir la boca de la sorpresa) - Será... ¿Y te ha convencido?

- No, aunque si me ofrece dinero... quizás acepte, después de todas las llamadas de hoy debo estar en números rojos (bromeé apoyándome en una pared, ella empezó a acercarse lentamente a mí desde el otro extremo)

- ¿Me venderías por algo de dinero? Muy bonito, Macarena - Dios, mi nombre completo, te he enfadado mucho ¿Mhm? - Bastante, llevo todo el día pendiente de dónde estabas - ¿Perdona? He sido yo la que ha estado pendiente todo el día de dónde estabas (Laura se acercó a ella pero Esther le hizo un quiebro para esquivarla, haciéndome reír)

- Si fueras más rápida en llegar a los sitios... (susurró cuando ya estaba a dos metros de mí

(41)

- Claro, la próxima vez llamo a aquel conductor del primer día y dejo que me llevé él saltando de tejado en tejado con el Rickshaw ¿Mhm? (la tenía a un paso y colgó el teléfono) - Por supuesto, te daré su número (sonrío ella guardándose el móvil en el bolsillo y sorprendiéndome al abrazarse a mi cuerpo y apoyar su cabeza en mi hombro) Siento el caos de hoy

- No pasa nada (conseguí articular a pesar de que mi garganta se secó en cuanto noté sus manos rodear mi cintura, ella se estrechó más contra mí y mis brazos se movieron rápidamente para responderle)

- ¡Esther, Esther! ¡Que tienes que cortar la tarta! (Laura se acercó en dos zancadas a nosotras)

Se la llevó a arrastras separándola de de mi, yo me crucé de brazos y cuando Esther me miró suplicante me encogí de hombros sonriendo, Laura no la iba a dejar acercarse a mí, y después de nuestra conversación, pensé que seguramente sería porque no quería que su amiga cayese en las redes de una fotógrafa lesbiana, así que me limité a disfrutar de la

(42)

velada hasta el momento de recoger las cosas, que noté como una mano tiraba de la mía hacia fuera del local

- Lo siento, o salía de ahí o la mataba ¿Qué le pasa a Laura esta noche?

- Pues... (miré hacia el interior y vi que salía en nuestra busca) Ven (riendo tiré de ella hasta escondernos detrás de uno de los jeeps que había cerca)

- A nuestra edad escondiéndonos... (miró por encima del jeep para ver a Laura con los brazos en jarra mirando alrededor) - Te va a echar mucho de menos, no me extrañaría que pidiese el traslado a Barcelona por ti (le comenté sonriéndole)

- Yo también la voy a echar mucho de menos, se me va a hacer raro trabajar en un sitio en el que no va a estar ella para ejercerme de madre

- ¿Te hace de madre?

- A veces, pero yo me escapo (me guiñó un ojo divertida y yo negué con la cabeza)

(43)

- ¿A qué hora sale tu vuelo?

- Dentro de dos horas, Bhuwan me lleva al aeropuerto en... cinco minutos (ladeó la cabeza mirándome)

- Espero que tengas un buen viaje (ella sonrió y tomó mi mano entre las suyas)

- Suena a no nos vamos a volver a ver, y te recuerdo, que me tienes que hacer de guía por Barcelona

- Claro, no se me olvida (ella empezó a jugar con mis dedos, las dos en silencio, yo porque la parte de las despedidas, ya no se me daba bien en aquel entonces y ella, porque estaba a gusto jugando con mi mano)

- ¡Let’s go, Esther! (Bhuwan apareció en la puerta del local y ella dejó un fugaz beso en mi mejilla antes de levantarse) - Te veo en Barcelona, Maca

- Nos vemos allí (yo observé cómo se despedía de Laura y se subía a otro jeep con Bhuwan al volante, me acerqué a la doctora y pasé un brazo por encima de sus hombros)

(44)

- Joder, ya la estoy echando de menos (yo sonreí como pude y la guié hacia el interior, vaya semanita que me iba a esperar con Laura en plan depresivo total)

Estábamos sentadas en los escalones que daban al patio de mi amiga Claudia, su marido Gimeno trasteaba con Greta sobre el césped, revolcándose como un crío y con la perra dando saltitos como una loca a su alrededor

- Viéndolos así... no sé quién es quién (bromeó Claudia dando un sorbo a su limonada)

- Pues si te cuesta a ti que estás casada con uno de los dos, imagínate a mí (sonreí viendo a Greta sobre Gimeno lamiéndole la cara mientras él procuraba escapar de ella) - Me casé con los dos, solo que yo no lo sabía (sonrió ella cuando Greta se acercó a nosotras buscando mimos)

- Entonces... ¿Se te volvió a tirar encima en Nepal? (preguntó risueño sentándose un escalón por debajo de mí)

(45)

- Ya lo debe ser... como una diosa... Venus, esa era bonita. Como mi Greta ¿Eh, que sí? (cuando ya la perra se le volvía a echar encima)

- ¿Por qué tiene que ser como una diosa?

- Vamos... para conquistar a otra es lo mínimo (Gimeno era un adulador por antonomasia entonces y ahora)

- No me ha conquistado, solo... me gusta estar con ella - Vamos, hasta los huesos (soltó Claudia brindando con su marido y riendo ambos ante mi gesto de frustración, mi móvil empezó a sonar y yo lo saqué del bolsillo mirando la pantalla y sonriendo, era la segunda vez que me llamaba desde que habíamos vuelto) Lo que yo te diga (canturreó Claudia mirando como su marido y la perra se levantaban para ir a la piscina) ¡Y tú no dejes que se meta, que me la llena de pelos! - Pero la estoy preparando para las olimpiadas de natación (escuché que exclamaba mientras yo descolgaba)

(46)

- Muy bien, ya me estoy empezando a adaptar a esto ¡He encontrado piso!

- ¿En serio? ¿Por qué zona?

- Por Sarriá, una ganga, una señora que se iba al pueblo porque se lo recomendaron en el hospital, me cogió cariño mientras estuvo allí y cuando le dieron el alta me comentó que si quería podía ir a su piso, que para tenerlo cerrado prefería que lo utilizase alguien que lo necesitase, esta tarde me han dado las llaves ¡Es precioso, Maca!

- Me alegro por ti Esther, me tendrás que invitar a una cena para verlo ¿Mhm?

- Eso está hecho, además, me vas a tener que decir dónde ir a comprar muebles, la señora lo dejó vacío

- Bueno, yo llego mañana a primera hora, así que a partir de entonces, cuando tú quieras

(47)

- ¿Qué mejor forma de descansar que ir contigo a patearme todas las tiendas de muebles de Barcelona? (bromeé escuchando su risa al otro lado de la línea)

- ¿De verdad no te importa?

- Por supuesto que no, ¿A qué hora y dónde? - Mi turno acaba a las dos de la tarde

- Bien, entonces a las dos delante del hospital ¿Vale? - Perfecto, ¿Te puedes creer que estoy ilusionada? - ¿Por ir a comprar muebles?

- Sí, no sé, el piso de Madrid lo amuebló todo mi ex, y este pensaba que lo iba a hacer él, nunca me ha llamado demasiado eso de la decoración, pero no sé, me hace gracia - Supongo que es normal, va a ser tu espacio y lo vas a hacer a tu manera

(48)

- Sí, ocupadísima viendo como el marido de mi amiga entrena a la perra para hacer los cien metros mariposa

- Bueno, pues anímala de mi parte, si consigue que compita seré su fan número uno

- Está bien, nos vemos en dos días - Muy bien, besitos

- Besitos (colgué y cometí el error de quedarme mirando el móvil con una sonrisita tonta en la cara delante de Claudia) - Vuelve a decirme que no te tiene loca (rió ella al ver mi gesto, yo negué con la cabeza) Ya la veo como invitada en el bautizo de mi hija (dejó caer mirándome de reojo)

- Claudia, tú no tienes hijos

- En cinco meses como mínimo uno (yo la miré alzando las cejas sorprendida)

- ¿Estás embarazada? (Gimeno asomó la cabeza por el borde de la piscina) ¿Está embarazada? (le pregunté a él)

(49)

- Eso espero... porque sino... me la está colando mandándome a buscar berberechos a las tres de la mañana

- ¡Eso es fantástico! (la abracé con ganas)

- Me alegro que te haga feliz, porque ya sabes quién será la madrina ¿No?

- Tu prima la del pueblo, le hará ilusión (solté convincente) - ¡Maca!

- Oh, está bien, siempre y cuando no deba cambiar pañales (acepté sonriendo y abrazándola de nuevo) Me alegro mucho por ti, por los dos, bueno... por los tres (viendo como Gimeno le explicaba a Greta que tendría una hermanita

- Bueno, entonces, ¿Preparo tu invitación con el nombre de Esther como acompañante?

- No empieces a hacer de celestina que nos conocemos (le advertí con un dedo) Pero quién sabe, de aquí a entonces, probablemente he conocido a una súper modelo en una sesión de fotografías y estoy casándome en Cancún

(50)

- Claro, o viviendo en tu piso con una enfermera preciosa y yendo las dos juntas a trabajar a algún país tercermundista como regalo de bodas

- Claro, porque no (negué con la cabeza sonriente) Voy a ayudarles con el entrenamiento (comenté levantándome y tirándome a la piscina de cabeza)

Llegué media hora antes, había ido a entregar unas fotografías a un cliente y en vez de volver a casa decidí acercarme al hospital, me entretuve mirando las ofertas que tenía, había un par interesantes por los alrededores, así que envíe un par de mails para organizar una cita con ambos, el resto eran trabajo en el extranjero y decidí que siempre podría hacerlos, me apetecía estar un tiempo en la ciudad

- ¿Llevas mucho esperando? (miré hacia allí y la vi sonriente a pesar de que bajo sus ojos observé una leve sombra)

- Que va, ¿Estás lista? (le pregunté abriendo la puerta del copiloto desde mi posición y viéndola pasar)

- Agotada, pero lista (murmuró dándome un beso en mi mejilla)

(51)

- Lo podemos dejar para otro día si no te apetece (parecía realmente agotada)

- Que va, necesito que me lleves a un sitio donde pueda conseguir una cama para esta noche, no aguanto más en el hotel, en la habitación de al lado está la suite nupcial, así que... imagínate (alzó las cejas repetidas veces haciéndome sonreír)

- Muy bien, pues solo conozco un sitio y la tendremos que montar nosotras

- Dirás yo

- Bueno, esperaba que me invitases a cenar y así te echo una mano, no te veo como para montar muebles ¿Mhm?

- Que sean dos cenas, así no me sentiré culpable (yo sonreí arrancando el motor y me puse en marcha, media hora después llegábamos a nuestro destino)

Comprar con ella fue toda una experiencia, insistió en que nos teníamos que tumbar en todas las camas que había en exposición, hubiese gente mirando o no, que no podía

(52)

decidirse por ninguna hasta haber estado en cada una de ellas y también descubrí de ella, que era toda una princesita, para ser alguien que se pasaba meses ayudando por ahí y durmiendo en incómodos catres, a la hora de elegir la cama de su casa era muy quisquillosa, por suerte, tras dos horas, encontró una que la hizo gemir nada más tumbarse

- Es esta, ven prueba (yo miré alrededor, uno de los dependientes se lo estaba pasando bomba con nosotras) Maca, ven (palmeó a su lado y yo me estiré suspirando a su lado) ¿Qué te parece?

- Es cómoda (ella giró su cabeza mirándome y río) - Has dicho eso de todas

- Es que son cómodas, no sé

- ¿Cómo que no sabes? Una cama debe ser muy cómoda pero fuerte, es el sitio dónde más horas pasamos

- Lo de cómoda vale, pero lo de fuerte... no pesas tanto como para hundir ninguna de las que hemos probado (le bromeé divertida)

(53)

- Ya, pero tiene que resistir saltos (yo alcé las cejas sorprendida)

- No pienso preguntar nada (me levanté de un salto y me cruce de brazos mientras ella se descojonaba sobre la cama) - Vamos, ¿No me dirás que tú nunca has puesto la música a tope y bailado sobre la cama?

- Pues... no lo recuerdo, y si lo recordase no lo reconocería en público (sonreí de medio lado y ella negó con la cabeza levantándose)

- Te voy a tener que meter unas dosis de Esther en el cuerpo señorita correcta (me palmeó el trasero y se fue tan ancha hacia el dependiente, ajena a que mi cuerpo se había paralizado por aquél contacto) Me la llevo (señaló hacia mi dirección)

- ¿La cama? (el dependiente no quitó ojo de mí y Esther se dio cuenta)

- Si la tienes de oferta, también me la llevo a ella (no sé que tipo de mirada guasona le lanzó Esther pero el chaval se puso

(54)

colorado al instante, yo le golpeé el brazo a la enfermera recriminándole el cachondearse del pobre muchacho)

De hecho yo aún se lo recriminaba cuando el transportista acababa de colocar lo que había comprado Esther en su comedor, mientras ella le pagaba, yo eché un vistazo alrededor, el piso se veía antiguo y le hacía falta una mano de pintura, pero era bonito, lo justo para una persona, un comedor, cocina, baño y una habitación, las ventanas eran de tipo mirador, y las vistas eran preciosas, a un parque con un pequeño lago artificial en medio y de fondo la ciudad

- He visto un restaurante chino aquí abajo, ¿Te apetece eso? Porque como ves, no tengo de nada, no sé ni cómo vamos a montar esto (yo le mostré la bolsa que había cogido del coche) - Eso está solucionado, lo de una cervecita fresquita, lo veo más complicado

- Eso te lo arreglo yo en un pis, pas (exclamó saliendo disparada por la puerta, yo empecé a abrir cajas para ver donde estaba todo, cinco minutos después aparecía con dos cervezas bien frescas en la mano)

(55)

- Si que has ido rápido

- Es que el chino de abajo es súper amable, ya le he preguntado si tienen servicio a domicilio y me han dicho que sí, que luego bajemos a buscarle algo, más simpático (se encogió de hombros dándome una cerveza y mirando alrededor) ¿Qué tenemos que hacer?

- Dios, nunca has montado nada (ella sonrío infantilmente encogiéndose de hombros)

- La que me espera. A ver, lo primero sería llevar la base de la cama hasta la habitación y allí le montamos las patas y eso ¿Vale?

- Vale (asintió ella sonriente) ¡Manos a la obra!

Los siguientes minutos los recuerdo como un tira y afloja, a ella lo de seguir indicaciones, bueno, digamos que en el momento en el que echaron el capítulo de Barrio Sésamo de derecha, izquierda, arriba y abajo ella... estaba con la música a tope saltando sobre la cama. Por suerte, tres horas después, completamente agotadas, hemos acabado de montar la cama, la mesa y las sillas

(56)

- Dios... (se dejó caer sobre la alfombra que acababa de extender sobre el suelo) Estoy hecha polvo (yo me dejé caer a su lado)

- Y yo

- Maca (ladeé mi rostro para mirarla) Que gracias por ayudarme (se incorporó un poco para darme un beso en la mejilla y yo sonreí por el gesto)

- Me tienes que subir la cena, a ver si te piensas que me voy a conformar con un besito en la mejilla

- ¿Con dos? (me hizo pucheros pero me mantuve firme) Esta bien, pero elijo yo (se levantó de un salto y me dejó de nuevo sola en su piso)

Veinte minutos más tarde ya estábamos cenando, Esther me hablaba sobre el hospital y yo la escuchaba embelesada, riendo ante alguna anécdota o simplemente asintiendo, me encantaba verla así, feliz y dicharachera, yo también le hablé algo sobre mi último trabajo en Londres y le comenté que en principio, durante el mes siguiente me quedaría en la ciudad, a ella pareció gustarle la idea, y a mi aún más que le gustase, así

(57)

que me recordó que le debía una visita turística y que se la iba a cobrar en cuanto tuviese todo lo del piso montado

Yo rebuscaba arriba y abajo por todo mi piso, había perdido unos negativos que un cliente quería para el día siguiente, no me podía creer lo despistada que me había vuelto esa semana, bueno, si me lo podía creer, en mis ratos libres había acompañado a Esther a buscar muebles y decoración varia para su piso, y aunque me encantaba pasar tiempo con ella me estaba volviendo un desastre en el resto de aspectos de mi vida, el timbre sonó justo cuando estaba mirando bajo el sofá de dos piezas

- ¡Voy! (abrí la puerta sabiendo quien sería y me escabullí hacia el interior, mientras yo seguía buscando escuché como se acercó a la cocina y dejaba unas bolsas para volver al comedor)

- ¿Qué haces? (alcé la mirada y la vi de brazos cruzados mirándome con una ceja alzada)

(58)

- Te he traído la cena, para agradecerte todo lo que has hecho esta semana por mí

- Sí, sí (le hice un gesto con la mano como que me parecía bien)

- Si me dices que estás buscando... tal vez te pueda echar una mano (escuché la melodía de su móvil atronando como siempre)

- Unos negativos, te llaman (fui hacia la habitación, era el único sitio que me quedaba por revisar)

- ¡Laura! ¿Cómo estás, guapa? (la escuchaba saludar) Muy bien, muy bien, en el hospital la gente es increíble

- ¡Aquí están! (grité eufórica al dar con los negativos)

- ¿Eso? Eso era Maca (entré en el comedor con una sonrisa triunfante) Laura te manda recuerdos

- Besos (comenté camino al despacho para dejar a buen recaudo los negativos)

(59)

- Claro que te echo de menos, Laura, ¿Tú ya has vuelto al Central? Ajá, pues dales muchos besitos de mi parte (salí del despacho y la observé mientras hablaba con su amiga, me gustaba esa comodidad que se había instaurado entre nosotras, era una sensación nueva para mí, y me gustaba, me gustaba horrores) Tengo que dejarte, hablamos luego ¿Mhm? Besitos

- ¿Qué se cuenta? (pregunté dejándome caer en el sofá) - Mañana vuelve a Madrid

- ¿Qué me has traído de cenar? - Tailandés. ¿Ya los has encontrado?

- Sí, ya no me van a cortar el cuello (sonreí triunfante)

- Genial, no me hubiese gustado un pelo. Tú la mesa yo la cena (fruncí el ceño viéndola ir hacia la cocina)

- ¡Pero si la cena ya está hecha! (me quejé siguiéndola) Mientras yo preparaba la mesa descubrí una nueva faceta de ella, hacía un sonido extraño con los labios, una mezcla de

(60)

tarareo y silbido completamente arrítmico, mientras iba colocando en platos la comida, yo la escuchaba intermitentemente mientras iba colocando las cosas en la mesa, intentando descifrar que canción si es que lo era, estaba en su cabeza, cuando nos pusimos a cenar ella empezó a explicarme su día en el hospital

- ¿Qué cantabas antes? (interrumpí su conversación dejándola parada)

- ¿Cómo?

- Antes, en la cocina, tarareabas algo... o lo silbabas no me queda claro (ella se sonrojó con una sonrisilla nerviosa dibujándose en su rostro)

- ¡Maca!

- Perdona, perdona, solo tenía curiosidad, me encanta verte colorada (aún se intensificó más y yo sonreí triunfante, el resto de la cena me la pasé jugando a ponerla colorada, hasta que fregando los platos ella decidió vengarse mojando mi camiseta)

(61)

- Te lo tienes merecido, ¿Te apetece ver una peli o mañana trabajas?

- Tengo una reunión al mediodía, hasta entonces nada, anda, ve a poner una película mientras me cambio

Fui hasta la habitación y me quité la camiseta lanzándola a una silla, busqué una cómoda en el armario y volví al comedor mientras me la ponía por el camino, cuando mi cabeza pasó por el cuello de la camiseta vi a Esther delante de la televisión, sentada a lo indio, mirándome fijamente con unas películas en la mano, parpadeó un par de veces y yo acabé de acomodar la camiseta

- ¿Ya has elegido?

- Ehm... sí, sí (alzó la mano enseñándome una película que sostenía, por un momento, se ruborizó de nuevo, y yo fui tan estúpida, de no darme cuenta de porque lo hacía, simplemente me acomodé en el sofá mientras ella ponía la película y se sentaba a mi lado)

(62)

- Ven aquí anda (le señalé mi hombro para que estuviese más cómoda) Ey, ¿Estás bien? (le pregunté al ver que no me hacía caso)

- Sí, sí, perdona (se acomodó sobre mi hombro y por un segundo me pareció que temblaba)

- ¿Seguro?

- Sí, estaba dándole vueltas a algo... del trabajo

- De eso nada señorita (la estreché contra mi cuerpo) Hasta mañana a las ocho no fichas, así que sea lo que sea, fuera de tu mente, sería una lástima que te perdieses el argumento de esta fantástica película

- Maca, es una comedia romántica, todas acaban igual - ¿En serio?

- Sí, chico conoce chica, les pasas cosas cómicas, chico la caga con la chica, la chica le perdona en el último momento besándolo y se acaba la película con alguna escena bucólica

(63)

- Dios, eso acaba de salir de la boca de alguien que se sorprendió de que no me haya enamorado nunca, debe ser una señal del Apocalipsis

- Creo en el amor, no en estas comedias románticas estúpidas - ¿Y porque no has elegido otra?

- Porque todas las demás son de miedo, voy a tenerte que ampliar tu filmoteca, que lo sepas

- Es que suelo ponerlas para que las chicas guapas se abracen a mí (bromeé haciéndola suspirar y colocando su mano sobre mi vientre)

- Como si te hiciese falta a ti, anda que...

Aquellos días, me recordaron a su último día en Katmandú, cuando yo tenía un hueco ella no podía y cuando ella me llamaba yo estaba en plena sesión fotográfica, así que después de tirarme una semana sin verla, decidí ir a buscarla al trabajo, sabía que su turno acababa a las dos, así que rematé rápido una reunión y me planté en la puerta, la vi salir riendo con otra mujer y me acerqué al notar que ella no me había visto

(64)

- Hola (saludé al llegar a su altura y me sorprendió ver a quien acompañaba a Esther) Ehm, hola

- Vaya, Maca, creía que estabas en el extranjero (comentó ella mientras Esther nos miraba a una y a otra) Esther, nos vemos mañana (se despidió desapareciendo y dejándonos solas) - Déjame adivinar, una de tus amigas (dejó caer sonriéndome) - No sabía que... trabajaba aquí. Mañana te hablará muy bien de mí (admití algo avergonzada)

- Tranquila ¿Qué haces aquí?

- Bueno, hacía días que no te veía y... venía invitarte a comer - Genial, tengo un hambre que me muero ¿A dónde me llevas? - Pues... quizás hoy podamos hacer algo de ruta turística, si no tienes nada mejor que hacer

- Mejor que estar contigo, lo dudo (golpeó mi vientre cariñosamente y se dirigió a mi coche, descolocándome por completo, yo me encogí de hombros y seguí sus pasos)

(65)

La llevé a comer a una crepería cerca de la playa, y luego fuimos paseando por las ramblas, para bajar la comida, aunque Esther insistió en comprarse un helado, con lo cual, más que bajarlas, las mantuvimos

- ¿Puedo preguntar qué es lo que me explicará mi compañera mañana? (preguntó ella lamiendo su helado distraída)

- No lo sé muy bien, creo que solo la vi un par de veces - No me digas, le dijiste que te ibas a vivir al extranjero (me señaló aguadora con una mirada divertida)

- Nunca he sido de ese tipo, puede que le dijese que tenía que irme y tal vez dejé caer un ya te llamaré (me encogí de hombros mirando al suelo)

- Eres horrible ¡Como un tío! - Como que... no soy como un tío

- Vamos, Maca, es lo típico que dicen cuando saben que ya no te van a llamar

(66)

- Sí, tu eres una de ellas (río lamiendo de nuevo su helado) - Oh, no es justo yo...

- Ey, que mientras no me lo hagas a mí, lo que hayas hecho en tu pasado me da igual (me calmó ella)

- ¿Por qué iba a hacértelo a ti? (ella carraspeó y me cambió de tema drásticamente, empezando a tirar de mi brazo)

- Una moneda, dame una moneda

- Sabía que el sueldo de las enfermeras es justo, pero Esther... - Tonta, la estatua (señaló lo obvio y yo le dejé una mirada para que fuese como una niña pequeña a echarla en la estatua, que al escuchar el sonido de la moneda caer en el sombrero se movió saludando con una sonrisa a Esther, yo aproveché y le saqué una fotografía con la cámara de fotos pequeña que siempre llevaba en uno de los bolsillos) ¿Has visto? Maca... ¿Siempre llevas una cámara encima?

- Soy fotógrafa, ¿Recuerdas? Nunca sabes cuándo puedes presenciar el momento perfecto

(67)

Eso no era un momento perfecto

- No, pero ha quedado muy chula (se la enseñé y ella asintió con la cabeza)

- El ojo tras la cámara, hace mucho

- La modelo, hace más (e guiñé un ojo y seguimos paseando hasta llegar a plaza Cataluña)

- ¿Hace un café?

- Crêpes, helado, café... ¿Tú nunca controlas lo que comes? (ella me miró con gesto sorprendido)

- ¿Me estás llamando gorda Macarena?

- Jamás (respondí rotundamente haciéndola reír) - Más te vale, anda, vamos

Nos sentamos en una de las terracitas, yo le estaba explicando algo, no recuerdo el qué, pero ella parecía estar más pendiente de algo que pasaba por encima de mi hombro, me giré y vi a una pareja de chicas que charlaban acariciándose las

(68)

manos cariñosamente, volví a mirar a Esther, que seguía con la vista fija en ellas

- Las vas a desgastar (comenté reclamando su atención, ella me miró apoyando su mejilla en su mano)

- ¿Cuándo supiste que te gustaban las mujeres? (yo carraspeé acomodándome en mi asiento)

- Uhm... no lo sé, de pequeña ya me fijaba más en las protagonistas de las series que en los chicos, mientras mi amigas se recortaban fotografías de los guapos de turno yo no lo hacía, y cuando empezaron a salir con chicos, yo descubrí que a mí me apetecía más invitar al cine a mi vecina que a su hermano. Supongo que se puede decir que siempre lo he sabido ¿A qué viene eso?

- No sé, tengo curiosidad. ¿Y cuando tuviste tu primera novia? - ¿Novia? Creo que nunca... (admití encogiéndome de hombros)

(69)

- Mi primer lo que sea, pues... Creo que fue mi vecina, aunque solo fueron un par de besos estando borrachas en las fiestas del pueblo, no sé si cuenta

- ¿Y nunca has tenido una relación seria?

- No, supongo que es como dijiste, el día que llegue ella lo haré, hasta entonces, sigo sin tener ganas

- Ya (chasqueó la lengua y volvió a mirar a la pareja)

- Estás muy rarita tú hoy ¿Mhm? (me hizo caso omiso y le dio un sorbo a su café)

Creo que fue ese día el que me empecé a plantear que quizás ese cúmulo de sensaciones que ella me provocaba no se limitaban a mí, que quizás ella empezaba a sentir algo, lo que fuese, pero me daba demasiado miedo arriesgarme y cagarla, nunca había intentado nada con alguien con perspectiva de futuro, y algo me decía, que con ella, sí que me apetecía eso de estar juntas, que con ella no iba a poder desaparecer después de dos encuentros en mi cama, que a ella la querría ver al despertarme por las mañanas en ella

(70)

Acoplé el objetivo a la cámara y ajusté el trípode para enmarcar a la modelo, hice un gesto a mi ayudante para que accionase el ventilador y lancé una ráfaga de fotografías, de vez en cuando hacía que ella cambiase de posición, cuando creía que tenía suficientes me detuve, aún nos quedaban dos cambios de vestuario por realizar y solo media hora, no iba a dar tiempo ni en broma

- Bien, cambio de vestuario. Sheila, ayúdala, quiero irme a casa en media hora (presioné a mi ayudante mientras colocaba un filtro de luz en el objetivo)

- Estamos en un minuto, tienes visita Maca (alcé la vista mirando extrañada a mi ayudante, señalaba a alguien a mis espaldas, me giré y me topé con su sonrisa radiante)

- ¡Esther! ¿Qué haces aquí?

- Bueno, te quería llevar a comer, pero veo que estás liada (comentó señalando el estudio)

- Bah, lo tengo terminado en media hora ¿Me esperas? - Claro (asintió y yo sonreí de oreja a oreja)

(71)

- Genial, ¿Dónde me vas a llevar?

- Pues, había pensado que al centro comercial de aquí al lado, luego podríamos ir al cine

- Me parece perfecto (comenté mientras acababa de preparar todo y la modelo volvía ya cambiada a su posición)

- ¿No piensas llevarme la contraria nunca?

- Uhm... deja que me lo piense ¿Mhm? Sheila, retócale el maquillaje de los ojos, por favor

- Sí, jefa

- Bien, vamos a ir rapidito con esto

Media hora después, mi ayudante salía del estudio dejándonos solas a Esther y a mí, mientras yo acababa de recoger el equipo ella curioseaba arriba y abajo, nunca había tenido visitas allí, era mi espacio de trabajo, incluso Claudia había querido venir alguna vez y no la había dejado, sin embargo, al ser ella quien vino, yo estaba como una niña, deseando que le gustase lo que veía, sobre todo cuando se

Referencias

Documento similar

Reglamento (CE) nº 1069/2009 del parlamento Europeo y del Consejo de 21 de octubre de 2009 por el que se establecen las normas sanitarias apli- cables a los subproductos animales y

Volviendo a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, conviene recor- dar que, con el tiempo, este órgano se vio en la necesidad de determinar si los actos de los Estados

Este parón o bloqueo de las ventas españolas al resto de la Comunidad contrasta sin em- bargo con la evolución interior de ese mismo mercado en cuan- to a la demanda de hortalizas.

Digamos que uno tiene un cuerpo y que puede disponer de él como quiera (salvo por unos parámetros impuestos que en honor a aquello que se denomina “sentido común” uno no

Este libro intenta aportar al lector una mirada cuestiona- dora al ambiente que se desarrolló en las redes sociales digitales en un escenario de guerra mediática mantenido por

o esperar la resolución expresa" (artículo 94 de la Ley de procedimiento administrativo). Luego si opta por esperar la resolución expresa, todo queda supeditado a que se

Los doce leones originales han pasado un complejo proceso de restauración antes de volver a su lugar en la base de la fuente.. Los restauradores han eliminado las

En pacientes con espasticidad cerebral, la dosis de mantenimiento registrada durante el tratamiento a largo plazo con infusión intratecal continua de Baclofeno SUN está