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CAPÍTULO 3 LA MEMBRANA PLASMÁTICA

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CAPÍTULO 3

LA MEMBRANA PLASMÁTICA

En una primera aproximación, podemos considerar que la membrana que separa al citoplasma del entorno celular, también llamada plasmalema, es una bicapa de fosfolípidos en la que están incrustadas diversas clases de proteínas. Se encarga de que la célula mantenga sus condiciones internas y contribuye a la comunicación entre las células de los organismos pluricelulares. También es la responsable de la unión entre las células de los tejidos epiteliales. La membrana plasmática logra todo esto realizando, básicamente, cuatro funciones:

? Capta mensajes enviados por otras células, gracias a proteínas de membrana que actúan como receptores. La unión de la sustancia química que actúa como mensajero, (hormona, neurotransmisor, etc.) al receptor, desencadena una serie de reacciones químicas responsables de la respuesta celular a ese mensajero (activación de enzimas citoplasmáticas, alteraciones de la permeabilidad de la membrana, etc.).

La respuesta desencadenada por la unión del mensajero al receptor de membrana puede ser contracción, movimiento, secreción, división, inhibición de funciones, etc.

Este tema es muy relevante en el contexto de los sistemas nervioso y endocrino.

? Lleva a cabo numerosas reacciones químicas, gracias a proteínas de membrana que actúan como enzimas.

? Es la responsable del paso de sustancias hacia el interior y hacia el exterior de la célula. Algunas sustancias pasan atravesando la membrana, por la bicapa o asistidas por proteínas de transporte, mientras que otras entran y salen gracias a la formación de vesículas. Lo fundamental, en esta primera aproximación, es que no todas las sustancias pueden entrar o salir a través de la membrana; y que, de entre las que pueden, unas pasan con mayor facilidad que otras. Podríamos decir que, de alguna manera, la membrana regula la entrada y salida de sustancias.

? Tiene proteínas que sirven para la unión entre una célula y otra.

3.1 ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN DE LA MEMBRANA PLASMÁTICA

La membrana plasmática está formada por proteínas y lípidos en una relación promedio de 50% y 50%. La investigación de la membrana llevó a postular varios modelos que iban reemplazando a los anteriores. El modelo actual se conoce como modelo del mosaico fluido (fig. 3.1). Lo de mosaico se debe a la mezcla de lípidos y proteínas que constituyen la membrana; y lo de fluido, a que éstas chocan unas con otras debido a la fluidez provocada por los movimientos de los fosfolípidos

24

.

Todas las membranas celulares, es decir, la membrana plasmática y la de los compartimentos citoplasmáticos, son bicapas lipídicas con proteínas insertas en ellas. En el microscopio electrónico se ven como dos láminas oscuras con una clara en el medio. A esta estructura trilaminar se la llamó unidad de membrana. La célula y la mayoría de los compartimientos intracelulares están delimitados por una unidad de membrana, mientras que el núcleo, los cloroplastos y las mitocondrias, por dos.

24 Si hemos de comparar la membrana con algo en el ámbito del mundo macroscópico, no debe ser una cáscara rígida sino más bien con un océano de lípidos en que las proteínas se mueven como barcas en aguas agitadas.

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Fig. 3.1: Membranas celulares.

? La bicapa lípidica

Los lípidos que forman la membrana plasmática son, principalmente, fosfolípidos.

Estos se hallan formando una doble capa en la cual dejan expuestas sus cabezas hidrofílicas (hacia el exterior de la célula y hacia el citoplasma) y escondidas sus colas hidrofóbicas. Esta disposición es la causa de que al microscopio electrónico la membrana se vea constituida por dos capas oscuras (las cabezas) y una clara al medio (las colas de los fosfolípidos). Los fosfolípidos se cambian de lugar unos con otros, lo que le confiere a la membrana su calidad de fluido. Además de fosfolípidos, en la membrana de las células animales hay colesterol (al contrario de los fosfolípidos, éste propende a estabilizar la membrana) y glucolípidos

25

.

? Las proteínas de la membrana

En la bicapa lipídica están insertas las proteínas de la membrana, cuya proporción varia de un tipo celular a otro. Al fusionar dos células se puede observar que las proteínas de la membrana de una célula se distribuyen homogéneamente entre las proteínas de la otra sobre la superficie de la “nueva célula” (fig. 3.2). Este resultado es lo que se puede predecir a partir de la hipótesis de que las proteínas no están fijas en la membrana, sino que se mueven en su superficie.

Fig. 3.2: Experimento que demuestra el movimiento de las proteínas de la membrana celular.

25 Moléculas formadas por azúcares y lípidos.

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Las proteínas de la membrana pueden desempeñarse en varias funciones, de las que dependen sus nombres. Las más conocidas son:

? receptores que captan mensajeros químicos del medio y desencadenan respuestas

intracelulares.

? enzimas (aceleradores de reacciones químicas)

? transportadores, canales y bombas, encargados de permitir y regular el paso de

sustancias a través de la membrana.

? Proteínas que participan en la unión intercelular.

3.2 TRANSPORTE A TRAVÉS DE LA MEMBRANA

La membrana plasmática no deja pasar con la misma facilidad a todas las sustancias; por ello decimos que es diferencialmente permeable o semipermeable . Las sustancias que atraviesan la membrana pueden hacerlo por dos vías principales:

? La bicapa lipídica. Esta hace prácticamente imposible el paso de sustancias

hidrofílicas, por pequeñas que sean, como los iones. En cambio, deja pasar con facilidad algunas moléculas polares pequeñas sin carga como el agua y la urea; y moléculas apolares pequeñas como el oxígeno. La restricción al paso de algunas sustancias, impuesta por la bicapa, hace necesario que ellas pasen con la ayuda de ciertas proteínas.

? Las proteínas involucradas en el transporte. Estas son de tres tipos: canales iónicos, para el paso de iones, transportadores, para el paso de moléculas medianas como la glucosa y los aminoácidos y bombas, para el paso activo de iones.

Para comprender cabalmente el movimiento de sustancias a través de la membrana es necesaria una comprensión previa de algunos conceptos relacionados con el movimiento de sustancias en solución.

Una solución es una mezcla homogénea entre dos componentes (fig. 3.3): uno que se encuentra en enorme proporción, llamado solvente ; y otros que se encuentran en menor proporción, llamados solutos. En las células, y por lo tanto en los seres vivos, las soluciones son acuosas, es decir, tienen agua como solventes. Llamamos concentración a la proporción de solutos que tiene una solución. Evidentemente, entre más concentrada está una solución (mayor proporción de solutos), menor es la proporción de solventes que tiene.

Ciertas proteínas de la membrana son responsables de que los tejidos u órganos transplantados sean reconocidos como extraños por el organismo receptor. Por desencadenar la producción de anticuerpos en el individuo receptor se dice que son antigénicas. La fabricación de anticuerpos contra esas proteínas antigénicas es lo que se conoce como “rechazo de órganos” y, evidentemente, pone restricciones a los transplantes.

En las membranas de los glóbulos rojos, las proteínas determinan los grupos

sanguíneos. Los grupos A, B, O y AB dependen de variaciones de la porción de

carbohidratos de ciertas glicoproteínas.

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Fig. 3.3: Soluciones, concentración, gradientes y difusión.

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La diferencia de concentración entre dos puntos se llama gradiente químico (fig. 3.3). Un ejemplo claro lo vemos al poner una bolsita de té en agua. Al comienzo, el té se halla mucho más concentrado cerca de la bolsita que lejos de ella. Entre un punto cercano a la bolsita y uno lejano existe una diferencia de concentración, es decir, un gradiente químico.

Después de un tiempo, la diferencia de concentración desaparece porque las partículas de té se han desplazado hacia donde estaban menos concentradas. Esto se debe a que las partículas chocan entre sí, lo que tiene como consecuencia que ellas quedan lo más lejos posible unas de otras, es decir, que se distribuyen en forma homogénea entre las moléculas de agua.

El movimiento de las partículas desde zonas en que están en mayor concentración (más juntas) hacia zonas en que están en menor concentración, causado por las colisiones azarosas y espontáneas entre ellas y que tiene como consecuencia su distribución homogénea, se denomina difusión (fig 3.3).

El gradiente químico no es lo único que puede impulsar el desplazamiento neto de partículas. Otra fuerza capaz de hacerlo, en el caso de partículas con carga eléctrica, como los iones, es la diferencia de cargas eléctricas que puede haber entre una zona y otra, pues las partículas positivas se mueven espontáneamente hacia zonas con carga negativa y viceversa. La diferencia de cargas eléctricas entre dos puntos se llama gradiente eléctrico.

Puede ocurrir que el gradiente químico impulse el movimiento de partículas en una dirección y el gradiente eléctrico hacia la dirección contraria. Entonces ¿hacia dónde se desplazarán las partículas? Depende de la suma (vectorial) de ambos gradientes. La suma del gradiente eléctrico y del químico se llama gradiente electroquímico y es el que, en definitiva, determina hacia dónde difunden las partículas en solución.

Volvamos nuestra mirada a las células. Para muchas sustanc ias existen gradientes electroquímicos a través de la membrana. Para simplificar este análisis, consideremos sólo el gradiente químico. El sodio, por ejemplo, está en mayor concentración fuera de las células animales que dentro de ellas. El potasio, en cam bio, está en mayor concentración en el líquido intracelular que en el extracelular. De acuerdo con los conceptos que acabamos de aclarar, si la membrana fuera permeable al sodio, este difundiría hacia el interior. Este sería un desplazamiento a favor de la gradiente de concentración para ese ión. Debido a que este movimiento es espontáneo, se denomina transporte pasivo. Por otra parte, es posible que las sustancias atraviesen la membrana en contra de sus gradientes, es decir, hacia el lado en que se encuentran en mayor concentración. Este es un movimiento en contra de la tendencia espontánea de las partículas, comparable a hacer rodar una bolita hacia arriba en una pendiente (fig. 3.4); por lo tanto, requiere de un trabajo por parte de la célula, lo que significa que le requiere un gasto de energía. Por esta razón se denomina transporte activo.

3.2.1 DIFUSIÓN A TRAVÉS DE LA MEMBRANA: TRANSPORTE PASIVO

Debido a que están chocando entre sí, las moléculas tienden a desplazarse,

espontáneamente, desde donde están más juntas hacia donde lo están menos, hasta que

alcanzan una distribución uniforme. En otras palabras, la tendencia espontánea de las

moléculas en solución es a moverse a favor de su gradiente electroquímica. Es lo que

ocurre, por ejemplo, cuando dejamos caer una gota de colorante dentro de una vaso con

agua y en el ejemplo de la bolsita de té. Recordemos que este movimiento azaroso de las

partículas, que hace que se distribuyan homogéneamente, se llama difusión.

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Fig. 3.4: Comparación entre transporte activo y transporte pasivo.

La velocidad de la difusión

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depende de la temperatura, del tamaño de las partículas y de la magnitud del gradiente electroquímico (fig. 3.5). Entre más caliente está una solución, mayor es la energía cinética de las partículas, por lo tanto, más rápido difunden.

Respecto de la magnitud del gradiente, recordemos que son las diferencias de concentración y de cargas eléctricas las que impulsan los desplazamientos de las partículas. En ausencia de estas diferencias, no hay desplazamiento neto de partículas en solución. Es fácil deducir que a mayor magnitud de la gradiente electroquímica, mayor será la velocidad de difusión. Ahora bien, a medida que transcurre la difusión, evidentemente la diferencia de concentración entre los dos puntos va disminuyendo, por lo tanto, la velocidad de difusión irá disminuyendo hasta anularse en el momento en que la gradiente se anule.

Reconocemos tres tipos de difusiones o de transportes pasivos a través de la membrana:

difusión simple de solutos a través de la bicapa; difusión facilitada de solutos, por canales iónicos o por transportadores; y osmosis, que es la difusión de agua a través de la bicapa.

DIFUSIÓN DE SOLUTOS

El transporte pasivo de solutos a través de la membrana puede ser a través de la bicapa, o asistido por proteínas de transporte tales como los canales iónicos y los transportadores. Ellas tienen sitios de unión específicos determinados solutos, de modo que, por ejemplo, un canal para sodio no deja pasar calcio y un transportador de glucosa no transporta aminoácidos.

Los canales iónicos (fig. 3.6) son proteínas con forma de tubos huecos por donde pasan los iones. Entre los ejemplos más conocidos están los canales de sodio, de potasio, de calcio y de protones. Todos ellos son importantes en todas las células, pero se destacan en ciertos tipos o en ciertas funciones: los de sodio y de potasio, en el funcionamiento de las neuronas, más específicamente, en la conducción de impulsos nerviosos; los de

26 Cantidad de sustancias desplazadas de un punto a otro en una unidad de tiempo.

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calcio, en el funcionamiento de las células musculares y en la respuesta de las células a ciertos mensajeros; y los de protones, en los procesos que generan ATP. Que los iones puedan difundir o no a través de la membrana depende, como es obvio, de que sus respectivos canales estén abiertos o cerrados. Los canales se abren o se cierran dependiendo, en general, de dos factores; el voltaje

27

de la membrana y la unión de ciertas sustancias.

Fig. 3.5. Variables que afectan a la tasa de difusión simple.

Los transportadores (fig. 3.7), también conocidos como “carriers” son proteínas que, al unirse con el soluto que transportan, experimentan un cambio conformacional (de forma) que las hace pasar el soluto hacia el otro lado. Al igual que los canales, son específicos y pueden ser bloqueados por la unión de otras sustancias.

La velocidad de la difusión de solutos a través de la bicapa lipídica - difusión simple – es directamente proporcional a la magnitud de la gradiente para el soluto en cuestión (fig.

3.6). La velocidad de la difusión facilitada, en cambio, ya sea por canales o por transportadores, aumenta al aumentar la magnitud de dicha gradiente, pero sólo hasta un valor al cual todas las proteínas de transporte están “funcionando” a su máxima capacidad (fig. 3.8.b). A partir de este valor, la vel ocidad de difusión se hace constante. Se dice que el transporte se ha saturado.

27 La diferencia de potencial entre el lado interno y el exte rno, vale decir, la diferencia de cargas eléctricas entre un lado y otro. En las células, el lado interno de la membrana tiene normalmente carga negativa y el externo, positiva.

Fig. 3.6: Canales iónicos.

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OSMOSIS

Es el caso particular de la difusión de un solvente, tal como agua, a través de una membrana semipermeable

28

(fig. 3.9). En el caso particular de las células, es el movimiento de agua a través de las membranas, a favor de su gradiente químico

29

, es decir, desde donde el agua está en mayor proporción (menor concentración de solutos) hacia donde ella está en menor proporción (mayor concentración de solutos).

Fig. 3.7. a) Transportadores. Fig. 3.8. b) Gráfico de variación de la velocidad de difusión facilitada versus diferencia de concentración.

Fig. 3.9. Osmosis.

Decimos que dos soluciones son isotónicas si tienen la misma proporción de agua, es decir, la misma concentración total de solutos. Entre ellas, evidentemente, no hay transferencia neta de agua. Al comparar dos soluciones que tienen diferentes proporciones de agua, es decir, diferentes concentraciones totales de solutos, decimos que es hipotónica la que tiene menor concentración de solutos (mayor proporción de agua) e hipertónica la otra. La osmosis es la transferencia de agua desde una solución hipotónica a una hipertónica, a través de una membrana semipermeable.

Se denomina presión osmótica el valor necesario de presión para detener el movimiento de agua hacia una solución. Para efectos prácticos, podemos considerarla como “la fuerza con que una solución atrae agua” por osmosis. Debido a que las soluciones más concentradas atraen agua con más fuerza, decimos que tienen mayor presión osmótica.

Es importante para nuestras células que el ambiente en que están (el líquido que las rodea y la sangre) y su interior tengan iguales presiones osmóticas, para que no se hinchen ni pierdan agua; es decir, que el ambiente sea isotónico respecto de ellas. Hay situaciones en que es necesario administrar líquido al cuerpo por vía endovenosa y resulta obvio que este líquido debe ser isotónico respecto de nuestro plasma sanguíneo.

Normalmente se usa una solución de agua con sal llamada suero fisiológico.

28 Membrana que deja pasar el agua con mucha mayor facilidad que los solutos.

29 El agua no tiene carga, de modo que su difusión no se ve afectada por los gradientes eléctricos.

Situación inicial

menor [ ] de soluto (mayor potencial hídrico) mayor [ ] de

soluto (menor potencial hídrico)

Memb. semipermeable (permite el paso de solvente pero no de soluto)

Situación final

Concentraciones iguales

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Fig. 3.10. Células animales en medios no isotónicos.

Veamos qué ocurre a una célula animal si no está en un ambiente isotónico, recordando que el agua sólo se mueve a través de las membranas por osmosis (fig. 3.10). Por ejemplo, si ponemos un glóbulo rojo en una solución hipertónica respecto de su interior, perderá el agua y se arrugará. El fenómeno se llama crenación.

Puesto en una solución hipotónica, en cambio, le entrará agua, se diluirá su contenido y se romperá la membrana celular, lo que se llama citólisis (el caso particular de rotura de glóbulos rojos se llama hemólisis).

Fig. 3.11. Células vegetales en medios no isotónicos.

No ocurre lo mismo si se trata de una célula vegetal (fig. 3.11), ya que ésta, al igual que las bacterias y las células de los hongos, tiene una pared celular relativamente rígida que la rodea y evita que estalle en una solución hipotónica. Lo que sucede en esta situación es que entra agua, atraída por la mayor presión osmótica que hay en el interior de la célula, pero a medida que el agua entra, ella va ejerciendo una presión cada vez mayor en sentido contrario (imagina que inflas un globo encerrado en una caja de cartón). Esto determina que célula podrá expandirse por la entrada del agua sólo hasta que la fuerza que atrae el agua hacia dentro (presión osmótica) se iguale con la que empuja el agua hacia fuera. Esta presión que ejerce el agua desde dentro sobre la pared, llamada presión de turgencia, restringe la entrada de agua y es responsable, en parte, de la posición erecta de las plantas. En una solución hipertónica, en cambio, el protoplasma

30

perderá agua, despegándose de la pared, lo que se llama plasmólisis.

30 La célula propiamente tal, excluyendo su pared.

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Los unicelulares de “agua salada” son isotónicos respecto de su medio; pero los de “agua dulce” se encuentran en un medio hipotónico, por lo que el agua está continuamente entrando por osmosis. ¿Cómo hacen para sobrevivir? La respuesta está en que ellos gastan energía en concentrar solutos dentro de unas pequeñas vacuolas, hacia las cuales se dirige el agua por osmosis; luego, expelen (por exocitosis) el contenido de estas vacuolas, llamadas vacuolas contráctiles (porque se forman y se eliminan continuamente).

3.2.2 TRANSPORTE ACTIVO

El transporte activo es el que ocurre en contra del gradiente electroquímico de las sustancias. Considerando sólo el gradiente químico, podemos decir que es el movimiento de partículas desde el lado de la membrana en que están menos concentradas hacia el lado donde lo están más, pudiendo ser hacia fuera o hacia adentro de la célula. Es comparable al desplazamiento de un objeto cuesta arriba, o al desplazamiento de un móvil contra la corriente del agua en un río, es decir, constituye un trabajo y, por lo tanto, requiere de un gasto de energía.

Este transporte es realizado por unas proteínas de membrana llamadas bombas

31

. La mayoría de ellas obtienen energía gracias a su actividad enzimática capaz de hidrolizar ATP

32

. El ejemplo más conocido es el de la bomba sodio-potasio ATP-asa, encargada de sacar Na+ de la célula y de hacer entrar K+ (fig. 3.12). Gracias a la acción de esta bomba, las células mantienen un gradiente electroquímico para cada uno d estos iones, a pesar de la difusión de ellos a través de sus respectivos canales. Estos gradientes son usados por las células nerviosas para impulsar flujos iónicos que permiten propagar impulsos por sus membranas. Otras células los utilizan para arrastrar glucosa u otras sustancias cuando el Na+ se mueve a favor de su gradiente de concentración, fenómeno llamado cotransporte.

Fig. 3.12a. Funcionamiento de la bomba Na

+

K

+

.

31 Por la acción de bombear.

32 Por lo que se les llama también ATP-asas.

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Fig. 3.12b. Uso de las bombas en la función celular.

Una gradiente también puede ser aprovechado para mover sustancias contra gradientes.

La glucosa absorbida por las células intestinales, por ejemplo, entra contra su gradiente a las células, aprovechando la energía liberada por la entrada de sodio a favor de su gradiente.

Esta gradiente de sodio se debe a que una bomba lo está sacando permanentemente de la célula hacia el lumen intestinal, por transporte activo, de modo que, a fin de cuentas, la entrada de glucosa a las células desde este tiene un costo energético (fig.

3.13).

Fig. 3.13. Cotransporte.

3.3 TRANSPORTE MEDIADO POR VESÍCULAS

Para el transporte de grandes masas de sustancias en solución o de grandes partículas hacia el interior; así como también para la expulsión de moléculas grandes o en grandes cantidades, las células utilizan vesículas (fig. 3.14). Estas son esferas delimitadas por membranas, cuyo contenido permanece sin contacto con el resto del citoplasma. En este caso, la entrada de sustancias a la célula o la salida, no involucra el paso a través de la bicapa ni la asistencia de proteínas de transporte (canales y transportadores).

? Endocitosis. Es la incorporación de soluciones o de partículas grandes a la célula.

Las vesículas se desprenden de la membrana plasmática hacia el citoplasma,

conteniendo lo incorporado. La endocitosis de grandes masas de líquidos se llama

pinocitosis y la de grandes partículas, por ejemplo proteínas, bacterias o virus,

fagocitosis. Los unicelulares se alimentan por fagocitosis, mientras que en los

animales, por ejemplo, ciertos glóbulos blancos ingieren, por fagocitosis, virus y

bacterias, para destruirlos.

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? Exocitosis. Es la salida de sustancias contenidas en vesículas. La membrana de la

vesícula exocítica se fusiona con la membrana plasmática y así la vesícula evacua su contenido. Algunas de las sustancias exocitadas se unen a la cubierta celular, otras forman parte de la matriz extracelular, como es el caso de los mensajeros químicos.

La endocitosis provoca una disminución momentánea del área de superficie de la membrana, mientras que la exocitosis, lo contrario. Esto hace necesarios cuidadosos mecanismos de regulación de ambos procesos, de modo que se mantenga constante el área de la superficie celular.

Fig. 3.14. Transporte mediado por vesículas.

Referencias

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