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Exploración de las relaciones entre lectura, formación ciudadana y cultura política. Una aplicación a las propuestas de formación ciudadana de la Escuela de Animación Juvenil (Medellín)

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EXPLORACIÓN DE LAS RELACIONES ENTRE LECTURA, FORMACIÓN CIUDADANA Y CULTURA POLÍTICA. UNA APLICACIÓN A LAS PROPUESTAS

DE FORMACIÓN CIUDADANA DE LA ESCUELA DE ANIMACIÓN JUVENIL (MEDELLÍN)

DIDIER ÁLVAREZ ZAPATA Tesis para optar al título de

Magister en Ciencia Política

Directora:

GLORIA NARANJO GIRALDO Profesora Investigadora Instituto de Estudios Políticos

Universidad de Antioquia

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS

MAESTRÍA EN CIENCIA POLÍTICA MEDELLÍN

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A María del Rocío, mi esposa, por su presencia y amor. A Gloria Naranjo Giraldo, mi profesora y directora de tesis, quien me permitió ver en la

cultura política un territorio lleno de preguntas. A mis alumnos, jóvenes que marcan constantes retos a mi vida.

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CONTENIDO INTRODUCCIÓN

... 5 EL ABORDAJE TEÓRICO: LA LECTURA Y LOS ESTUDIOS POLÍTICOS. EL PUNTO DE MIRA

... 5 EL ABORDAJE METODOLÓGICO

... 9 PRIMERA PARTE: PROYECTO DE MODERNIDAD Y DISCURSOS POLÍTICOS SOBRE LA LECTURA

... 12 CAPÍTULO UNO: LEER, ESCRIBIR EN EL PROYECTO DE LA

MODERNIDAD OCCIDENTAL.

... 12 LA HIPÓTESIS DE LA CRISIS DE LA LECTURA

... 16 CAPÍTULO DOS: LOS DISCURSOS POLÍTICOS DE LA LECTURA

... 24

EL LENGUAJE FUNCIONALISTA LIBERAL DE LA LECTURA:

... 25 EL LENGUAJE REPUBLICANO DE LA LECTURA:

... 30 EL LENGUAJE CRÍTICO EMANCIPATORIO DE LA LECTURA:

... 33 CAPÍTULO TRES: ¿QUÉ SE ENTIENDE POR LEER?: ESTUDIOS

SOCIOCULTURALES

... 35 SEGUNDA PARTE: CULTURA POLÍTICA, FORMACIÓN CIUDADANA Y

LECTURA

... 48 CAPÍTULO CUATRO: LOS DISCURSOS DE LA CULTURA POLÍTICA: PARA REPENSAR LA FORMACIÓN CIUDADANA

... 48 EL CONCEPTO DE CULTURA POLÍTICA

... 48 LA CULTURA POLÍTICA COMO CULTURA CÍVICA

... 51 LA CULTURA POLÍTICA COMO ELECCIÓN RACIONAL Y PREFERENCIAS

. 54

LA CULTURA POLÍTICA COMO CONSTRUCCIÓN DE SENTIDO.

... 55

CAPÍTULO CINCO: LA FORMACIÓN CIUDADANA. RELACIÓN ENTRE EDUCACIÓN Y POLÍTICA

... 58 CAPÍTULO SEIS: CONEXIONES ENTRE CULTURA POLÍTICA,

FORMACIÓN CIUDADANA Y LECTURA.

... 63 TERCERA PARTE: RELACIONES ENTRE LA LECTURA Y LA FORMACIÓN CIUDADANA EN LAS PROPUESTAS DE ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL Y POLÍTICA DE LA ESCUELA DE ANIMACIÓN JUVENIL

... 66 CAPÍTULO SIETE: LA ESCUELA DE ANIMACIÓN JUVENIL Y SU

PROPUESTA DE FORMACIÓN CIUDADANA

... 66 IDENTIFICACIÓN Y CARACTERIZACIÓN DEL PROYECTO ESCUELA DE ANIMACIÓN JUVENIL (EAJ)

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LOS PROPÓSITOS DE LA EAJ

... 69 LA PROPUESTA PEDAGÓGICA DE LA EAJ

... 72 CAPÍTULO OCHO: SIGNIFICADOS Y USOS DE LA LECTURA EN LA

ESCUELA DE ANIMACIÓN JUVENIL: HIPÓTESIS Y REFLEXIONES FINALES

... 78 ALGUNAS IDEAS DE SALIDA

... 92 BIBLIOGRAFÍA ALFABÉTICA

... 94 BIBLIOGRAFÍA POR TEMAS

... 99 CONCEPTO DE LECTURA Y LA LECTURA EN LA MODERNIDAD

... 99

FORMACIÓN CIUDADANA Y CULTURA POLÍTICA

... 101 LA ESCUELA DE ANIMACIÓN JUVENIL

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INTRODUCCIÓN

EL ABORDAJE TEÓRICO: LA LECTURA Y LOS ESTUDIOS POLÍTICOS. EL PUNTO DE MIRA

“La alfabetización debe concebirse como un medio que constituye y afirma los momentos históricos y existenciales de la experiencia vivida que genera una cultura sometida. Por lo tanto, constituye un fenómeno eminentemente político, y debe analizarse dentro del contexto de una teoría de las relaciones de poder y una comprensión de la producción y reproducción social y cultural”

Paulo Freire1.

En el territorio de los estudios políticos existen asuntos que se miran como insulsos, insignificantes o, en el mejor de los casos, secundarios en comparación con otros asuntos más gruesos. Ello no es malo en sí mismo, pues sólo responde a la dinámica de la disciplina que debe, desde su desarrollo epistemológico, privilegiar los objetos de estudio que históricamente le son sensibles. De hecho, la ciencia política, la filosofía política, la sociología política, por ejemplo, han dedicado sus esfuerzos, principalmente, al estudio de asuntos grandemente problemáticos y visibles como los asociados directamente con los problemas del uso y transformaciones del poder, la conformación del “orden” político, la elucidación de la participación política de las personas, los cambios, crisis, mutaciones y retos de los sistemas y los regímenes políticos, entre otras cosas. Esto, obviamente, invisibiliza no pocos fenómenos que, mirados con atención, pueden también resultar ricas vetas para los estudios políticos. Este es el caso, precisamente, de la lectura que, abandonada en su redil pedagógico tradicional, 1 FREIRE, Paulo. La alfabetización y la pedagogía crítica. En: FREIRE, Paulo y MACEDO, Donaldo.

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poco o nada dice a los estudios políticos, pero que observada más allá, es decir, como una práctica del orden cultural y social a través de la cual se concretan unos ciertos fenómenos políticos, tendríamos que relacionarla, inevitablemente, con discursos cada vez más amplios como los de la formación ciudadana, la socialización política y la cultura política, entre otros. De hecho, desde ya hace un buen tiempo se posan miradas más atentas y auscultadoras sobre la lectura que pretenden dar cuenta de ideas y problemas relacionados con los discursos del lenguaje ( y ahí dentro la lectura...) y sus usos políticos. Propuestas hechas por pensadores tan importantes en el pensamiento político contemporáneo como Antonio Gramsci, entre otros, quien decía que:

“Cada vez que de una u otra forma resurge la cuestión del lenguaje, significa que se avecinan otros problemas, como los relativos a la conformación y expansión de la clase dominante, la necesidad de establecer relaciones [políticas, de cultura política, léase] más íntimas y seguras entre los grupos gobernantes y las masas populares nacionales, es decir, lo concerniente a la reorganización de la hegemonía cultural”2

En algunos sectores de la investigación social, por otra parte, se empieza a ver más de lo que se creía significante en la lectura. Así, ahora, “la lectura se revela como un fenómeno históricamente delimitado y circunscrito a un modelo de sociedad que se vale de ella para su expansión. La consolidación de este modelo se relaciona con un repertorio de factores de orden económico, social, cultural e ideológico [político]”3.

Por las huellas de esas búsquedas, precisamente, es por donde camina este trabajo. En particular, en primer lugar, por las herencias que deja el Grupo de 2 Citado por:

GIROUX, Henry. La alfabetización y la pedagogía de la habilitación política. En: FREIRE, Paulo y MACEDO, Donaldo. Alfabetización : lectura de la palabra y lectura de la realidad. Barcelona : Paidós, 1989. p. 25

3 ZILBERMAN, Regina. Sociedade e democratizacao da leitura. En: HEITOR BARZOTTO, Valdir, comp.

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Investigación Estudios Políticos, en su línea “Ciudadanía, cultura y prácticas políticas y ciudadanía”, del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia*, y su investigación “Exploraciones sobre la formación de ciudadanía.

Una propuesta de reconstrucción de aprendizajes sociales para la formulación de pedagogías ciudadanas en contextos conflictivos urbanos”4. De hecho, de los

resultados preliminares de esta investigación, retomamos algunos elementos empíricos y hallazgos fundamentales para entender las dinámicas de la relación lectura, formación ciudadana y cultura política que se unieron a los propios pasos dados por el autor en la reflexión sobre la lectura y la escritura y sus vínculos con la sociedad y la cultura.

Las lecciones y preguntas que nos quedan de tales búsquedas, confirman que ahondar en los estudios políticos de la lectura, puede representar un muy interesante campo de desarrollo de la ciencia política. Y lo decimos ya que cada vez es más urgente la necesidad de comprender las maneras en que desde las prácticas culturales y sociales se procesan las asuntos políticos centrales como la aceptación de la dominación, la integración política, la legitimación de los sistemas políticos, la presencia pública de los sujetos, la conformación e integración ideológica y funcional de los ámbitos privado y público, la formación de opinión pública, y (de central interés para nosotros) la formación ciudadana entendida como ámbito de integración de ideales educativos políticos dentro de cierta cultura política, y como despliegue de propuestas pedagógicas y utilización de diferentes dispositivos de producción, negociación y consumo cultural de los sentidos públicamente disponibles (precisamente, la lectura y la escritura en su dimensión de

*Al cual el autor de esta tesis adscribió como estudiante de Maestría, en calidad de investigador en formación. 4 UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA. INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS. GRUPO DE INVESTIGACIÓN

ESTUDIOS POLÍTICOS. LÍNEA CIUDADANÍA, CULTURA Y PRÁCTICAS POLÍTICAS Y CIUDADANÍA. Exploraciones sobre la formación de ciudadanía. Una propuesta de reconstrucción de aprendizajes sociales para la formulación de pedagogías ciudadanas en contextos conflictivos urbanos. Medellín : Colciencias : IEP, 2003.

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mediadores pedagógico políticos) que, se supone, viabilizan la socialización y la integración política de los sujetos.

De hecho, frente a esto último, creemos que hay que resaltar la necesidad de impulsar en nuestro medio estudios de mayor amplitud sobre la lectura, que desborden los acercamientos pedagógicos tradicionales, normalmente reducidos a los aspectos didácticos de codificación - descodificación del texto escrito, y de espaldas a la lectura de otras textualidades como la oral, la audiovisual y la multimedial. A este respecto consideramos que la actual dificultad para abordar la lectura como una práctica del orden sociocultural y política, se procesa en el marco de una crisis generalizada de mundo5, llamada por algunos teóricos como "crisis de civilización". Dentro de esa crisis, son precisamente los desarrollos tecnológicos (sobre todo los avances informáticos y telemáticos) los que más están determinando el quiebre de la idea moderna de lectura y su visión ilustrada, centrada en el texto escrito.

En específico, este trabajo se acerca al estudio de los "lugares y presencias" del leer y el escribir, en las propuestas de formación ciudadana de la Escuela de Animación Juvenil (EAJ), es decir, las significaciones y los usos dados a la lectura y la escritura en su propuesta formativa.

Para cumplir con este propósito, se trata de reconocer si las continuidades, reconfiguraciones y quiebres que el concepto de cultura política ha traído a los programas de formación ciudadana, se corresponden con un más claro lugar o no de la lectura como mediadora pedagógica y didáctica. Al respecto, creemos que, al igual que en las propuestas de formación ciudadana surgidas en los últimos diez

5En particular, ver la obra:

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años en el medio local, subyacen ciertos sentidos, concepciones y usos de la lectura no claramente reconocidos.

Así pues, en tanto que el trabajo aborda la revisión de las representaciones dadas y las prácticas ejercidas con la lectura dentro de la propuesta de animación sociocultural y política que realiza la Escuela de Animación Juvenil, tiene especial interés en la observación e interpretación de los modos de producción y consumo textual (MPCTs) desde los cuales interactúan los sujetos involucrados en la relación pedagógica (propia al modelo de formación ciudadana que plantea la EAJ) con los textos, soportes y fuentes de información. En particular, explora las interacciones que tienen los y las jóvenes así como sus docentes, con las diversas textualidades actualmente presentes en la oferta cultural.

Es oportuno señalar la importancia del estudio para alentar la construcción de estrategias de animación sociocultural (particularmente, de formación ciudadana) más congruentes con los retos que los nuevos modos de producción y consumo textual están trayendo al mundo y, en específico, a los jóvenes.

EL ABORDAJE METODOLÓGICO

El enfoque dado a este trabajo fue el crítico interpretativo. Para ello se partió del desarrollo de lo que podría llamarse, un "aparato crítico - conceptual" que se desarrolló bajo la forma de categorías constituidas, a su vez, por conocimientos teóricos, disciplinares y prácticos que orientaron la investigación pero que no fueron considerados como una construcción cerrada.

En esto hay que destacar que, en lo referente al esfuerzo conceptual, se caminó hacia la conformación de un grupo de proposiciones lógicamente articuladas que

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ayudaran, en general, a explicar el lugar de la lectura y la escritura dentro del amplio campo de los estudios sociales y culturales y, en particular, a hacer visibles y sustentables las hipótesis de la validez, pertinencia y oportunidad de las investigaciones que relacionen el campo de lectura y la escritura con los estudios políticos.

A esto se sumó el estudio de un conjunto muy significativo de documentos institucionales de formulación y evaluación de las tareas de la Escuela, y el desarrollo de un conjunto de entrevistas personales y grupales a estudiantes, profesores y directivos de la EAJ.

En particular, se diseñó el aparato teórico interpretativo preliminar (el marco referencial conceptual y las hipótesis de trabajo) y el aparato operativo (estrategias de investigación de campo: revisión documental, entrevistas grupales y entrevistas en profundidad). Se operacionalizó el registros de lectura y tematización de los documentos y entrevistas realizadas (mediante análisis de contenido, principalmente). Se hizo uso continuo del diario de investigación (en la perspectiva del registro metodológico), en el que se consignaron memos, reflexiones, interpretaciones, dudas, preguntas, entre otras cosas surgidas en la marcha de la tarea investigativa. Se redactaron avances conceptuales e interpretativos parciales que fueron discutidos con la directora de tesis, hasta lograr un informe final de investigación que recogiera estructuralmente los logros conceptuales y empíricos. Con todo, debe advertirse que el desarrollo de este trabajo estuvo marcado por un conjunto de situaciones especiales que le establecieron, de hecho, grandes limitaciones teóricas y prácticas, entre las cuales es oportuno mencionar dos:

 El escaso desarrollo discursivo del área de los estudios políticos de la lectura, que se refunde, prácticamente, con algunas ideas y propuestas de la

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pedagogía social, la educación popular y la animación sociocultural. De hecho, son los enfoques críticos los que han puesto más explícitamente el énfasis en la alfabetización como un asunto del orden político, no obstante saberse que el uso político de la lectura es un factor (práctico e ideológico) común a todos los lenguajes políticos (desde los liberales a los socialistas, pasando por los conservadores y republicanos) y aun los “antipolíticos”, como el anarquista.

 En correspondencia con lo anterior, la escasa presencia de alusiones explicitas* a la lectura y la escritura en los lenguajes políticos. De hecho, los

estudios políticos de la lectura pueden considerarse como un campo emergente en la ciencia política.

* Con el afán y el deber de no caer en posiciones arrogantes, debemos decir que, en el mejor de los casos,

los trabajos consultados en la etapa de revisión bibliográfica, daban cuenta de la lectura y lo político, buscando río abajo, es decir, ya explorando el problema de la lectura como un factor constitutivo de la ciudadanía (ciudadano alfabetizado), sin abordar una discusión sistemática de los problemas de la formación ciudadana a la luz de la cultura política (partiendo de los aprendizajes sociales) y la formación ciudadana como pedagogía social; o avocando por la formulación de políticas públicas de lectura y escritura (un problema de administración pública) sin dar cuenta de las relacione que, con todo respeto, creemos son fundamentales para asir la nuez del asunto.

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PRIMERA PARTE: PROYECTO DE MODERNIDAD Y DISCURSOS POLÍTICOS SOBRE LA LECTURA

CAPÍTULO UNO: LEER, ESCRIBIR EN EL PROYECTO DE LA

MODERNIDAD OCCIDENTAL6.

En el escenario contemporáneo, determinado por la sombra del proyecto de modernidad, la gran mayoría de las personas aceptan con gran rapidez la idea de que la lectura y su correlato, la escritura (o mejor dicho, el binomio escritura-lectura), son la mejor adquisición cultural que un individuo puede hacer. Es como un dogma de fe aceptado por la gran mayoría, que tales prácticas representan demasiado para el hombre y que son, por excelencia, índice de desarrollo y civilización. Contundentes insignias que muestran progreso y superación. Pero, peligrosamente, leer y escribir se tornan, por este camino, en una rápida manera de clasificar a los hombres y a las sociedades entre desarrollados y civilizados, y las que no lo son, uniendo, de paso, como lo denuncia Pattanayak, de manera mecánica, el analfabetismo “... con la pobreza, la desnutrición, la falta de educación y de medidas sanitarias, mientras que [continúa Pattanayk] la cultura escrita suele equipararse con el crecimiento de la productividad, el cuidado infantil y el avance de la civilización”7.

De tal manera, se conforma una radical diferenciación social, a partir del leer y el escribir. Así, habrá sociedades ágrafas y, por lo tanto, pobres e incivilizadas; y sociedades con escritura y lectura, por lo tanto, civilizadas y desarrolladas. Sociedades inferiores y sociedades superiores. Leer y escribir se vuelven estandartes de una guerra contra la ignorancia, la violencia y la pobreza. Armas 6Este acápite se construyó a partir del texto:

ALVAREZ ZAPATA, Didier. Algunas consideraciones sobre la vigencia de la lectura y la escritura como prácticas socio culturales. En: Revista Lenguaje y Escuela. No. 1 (Abr. –May. 2002), p. 128-144

7 D.P. PATTANAYAK. La cultura escrita: un instrumento de opresión. En: Cultura escrita y oralidad. Barcelona

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contra la barbarie que yacen profundamente integrados al imaginario del hombre occidental*. Por todo lo dicho, aceptar la importancia de leer y escribir significa adentrarse en los terrenos de los referentes básicos de la cultura occidental.

En efecto, la lectura en las sociedades occidentales, moldeadas en la matriz de la modernidad europea, realmente ha representado mucho, tanto que desde el período de las grandes revoluciones sociales del siglo XVIII, se les asocia estrechamente a los propósitos de democratización. Es decir, la lectura se vuelve centro y eje del proyecto político, parte de la médula de la sociedad ideada y engendrada por la ilustración como filosofía sustentadora de esa “nueva época” de centramiento en la razón, de invención de la individualidad, llamada modernidad. De esta forma, la lectura como ejercicio recurrente y frecuente (y no tanto la escritura), sería propia de un hombre “mayor de edad”, al mejor estilo kantiano, controlable y ajustado a las necesidades comunes de la sociedad y el Estado. Leer y escribir se vuelven instrumentos de socialización e institucionalización política para el mantenimiento de sistemas políticos “equilibrados” o, mejor, estrategias para el equilibrio democrático.

En el proyecto moderno resalta una fe, casi sin discusión, en el poder de la lectura como práctica de elucidación, de aclaración, de ilustración de uno mismo, práctica para formarse como ciudadano (por ejemplo, ilustrase para participar es la consigna republicana por excelencia). En todo esto, nótese, resalta una creencia en la fuerza integradora de la lectura. De tal modo, dentro del orden de las ideas del proyecto de modernidad occidental, hacerse lector ha significado salir de la marginalidad y entrar en el ámbito del reconocimiento como tal (un reconocimiento normalmente funcionalista), es decir, ser “mayor de edad”, *Aun está por deshilvanarse suficientemente todo el esfuerzo civilizatorio, por ejemplo, llevado a cabo en la

América Latina en el período posterior a la independencia de la corona española (extendido por todo el siglo XIX y buena parte del siglo XX).

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racional, con fe en el futuro, dueño de una identidad concreta, y con una actividad civil permanente y dinámica. Un ser en autocercioramiento y habilitado como ciudadano que participa racionalmente en la distribución del poder en la sociedad, en la regulación de las relaciones entre sociedad y Estado. Todo el proyecto del hombre moderno (que se hace común a lenguajes políticos tan diversos como el liberalismo y el socialismo).

De cualquier manera, pensamos que en todos estos proyectos resalta la “certeza” en el poder de la lectura como práctica de construcción de sujetos políticos, ya para la integración y control, ya para la defensa de la individualidad o para la disolución de la individualidad en aras de la formación de la unidad sociopolítica. Desde luego que en ello se palpa una visión sobredimensionada de la lectura, llena de ideales de orden, de racionalidades, de esperanzas desmedidas, plenamente integradora y funcionalista en la que el lector no está en proceso de emancipación sino que se subsume dentro de un orden de mundo ya impuesto. Mírese no más la afirmación hecha por un intelectual latinoamericano: "... quien no posee o no ejerce la posibilidad de leer, está aislado de la realidad; es en el sentido más estricto, un marginado"8.

Como una consecuencia de toda esta visión, los esfuerzos de los gobiernos en nuestros países se han dirigido a la disminución de las tasas de analfabetismo, invirtiendo cantidades importantes del dinero público y el de la comunidad internacional en campañas (dudosas campañas) para “vencer” la bestia del analfabetismo, rebajar las harapientas masas de iletrados que empañan la idea de un mundo resuelto políticamente por la razón ilustrada, soñado como una masa conforme de letrados, un mundo conquistado y dominado ya no por las puntas de

8 VALLEJO, Estuardo. Promoción de la lectura. En: Cuadernos del SINAB. Quito. No. 2

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la espada y el fusil, la lengua o la cuna, sino ahora dominado por la punta de la pluma*.

Pero el fracaso de la alfabetización es un golpe a la nariz de la modernidad, doloroso y memorable: pérdida enorme de recursos humanos, locativos y financieros dispuestos para que los individuos sean letrados, y que parecen lanzados al vacío, porque en la base persiste una mirada equivocada sobre el leer y el escribir, perpetuación del analfabetismo en otras formas mucho más crueles: el analfabetismo por desuso e insignificancia cultural de las prácticas lectoras y escritoras. Alfabetizados que, en muchísimos casos, nunca requieren la lectura para resolver su problema de vivir dentro de y para sí con los otros. Lectura cercana al día a día. Por este camino, la lectura se ata sospechosamente a la escolaridad y a la escuela, entes extraños a la vida del hogar, de la comunidad, del trabajo colectivo. El mensaje dejado por la institucionalización y enclaustramiento de la lectura (como lo dice Graciela Montes9), es claro: Leer y escribir son prácticas de la Escuela, para la Escuela y en la Escuela... y como la vida significativa cada vez más se aleja de la Escuela, también la lectura cae en la redada selectiva de prácticas válidas y no válidas que debe hacer el escolar para poder sobrevivir y llevar su vida.

*Vale la pena desarrollar un poco más esta idea, tomando algunas provocaciones de Daniel Samper. De tal

suerte, puede decirse que el mundo ha estado dominado por un mundo ganado desde el poder de las puntas: la punta del fusil (La guerra), la punta de la cuna (los derechos de nacimiento alegados para dominar), la

punta del púlpito (la religión como ideología para la dominación), la punta de la lengua (la discursividad afilada con que el político domina las masas) y la punta de la pluma (el poder del leer y el escribir). Es aquí donde es posible enfatizar el papel hegemónico que leer y escribir han ocupado en el ideario de dominación del proyecto civilizatorio occidental sobre el mundo.

9MONTES, Graciela. La frontera indómita : en torno a la construcción y defensa del espacio poético. México :

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LA HIPÓTESIS DE LA CRISIS DE LA LECTURA

Planteadas ya algunas claves de comprensión de las relaciones entre lectura y modernidad, debe decirse que aquella, entendida como práctica del orden sociocultural y político, vive en sí misma las fuertes tensiones de mundo que hoy son interpretadas por no pocos investigadores como un momento, precisamente, de crisis del proyecto moderno. De cualquier manera, y en términos generales, puede afirmarse que la lectura está sometida a las actuales variaciones del horizonte espaciotemporal desde el cual hombres y mujeres ven y quieren ver el mundo. De ello se desprende una idea central en este trabajo: la crisis de la modernidad y la irrupción de nuevas ideas sobre el hombre y el mundo, constituyen un marco ampliamente complejo y útil desde el cual se pueden mirar las maneras como las personas se avocan a redefinir, reconstruir y, en todo caso, a revisar las maneras como se relacionan con la lectura, es decir, la representan y la usan.

Por ello, nos interesa plantear cómo el conjunto de fracturas del horizonte moderno se relaciona directamente con las transformaciones en los modos de producción y consumo textual, esto es, las maneras de relacionarse con la significación y las prácticas de producción de sentido a partir de textualidades distintas. En todo ello se avizoran dos cuestiones centrales:

Primera: La llamada crisis de la modernidad se centra en el desajuste, agotamiento y no cumplimiento de los tres principales relatos10 que la constituían como idea de

mundo y proyecto civilizatorio mundial. En cada uno de esos “relatos” se

10 A partir de un idea expresada en:

OBIOLS, Guillermo A. y Di SEGNI de OBIOLS, Silvia. Adolescencia, postmodernidad y escuela secundaria. Bogotá : Norma : Kapelusz, c1997. p.43

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reclamaba una cierta necesidad y lugar estratégico para la lectura, que hoy está en tensión:

La historia como la marcha del espíritu hacia la libertad, y su propuesta ética: lo real es racional, lo racional es real (Visión Hegelina). En ello, lo real, lo cierto, se escribe (se explicita como parte del acumulado de la razón) y se debe leer para poder emanciparse. La historia se escribe y se lee para no repetirse.

La emancipación de los trabajadores a través de la lucha de clases (Visión socialista). En este relato moderno, es central el papel difusor de la lectura asignado a la escuela y a la biblioteca (consideradas como agencias de educación y formación política de los sujetos). A tales instituciones se le asignaba una clara y abierta función de aparatos ideológicos encargados de integrar a los sujetos al sistema mediante la lectura masiva*.

La ciencia positiva registrada, es decir, con discurso acumulado constituido mediante la textualidad escrita, como dadora de un mundo de bienestar (visión positivista). Leer, en esta perspectiva, es representada como herramienta para conocer y hacerse a la herencia de los frutos de la razón que investiga el mundo.

En síntesis, puede decirse que la alfabetización (leer y escribir como camino de individuación) es otra de las grandes promesas incumplidas de la modernidad ilustrada.

*O. Chubarian (quizás el último gran sistematizador del discurso de la bibliotecología socialista), recogió las

vastas y caudalosas ideas bibliotecarias de V. I. Lenin y su esposa N. Kruspkaya para ubicar a las bibliotecas como agencias de educación y formación política de los sujetos en el modelo socialista, asignándoles una clara y abierta función de aparatos ideológicos encargados de integrar a los sujetos al sistema mediante la lectura masiva y del acceso a los avances de las ciencias y las técnicas. Al respecto, véase, en especial, los capítulos 1 y 2 de la obra:

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Segunda: Entre las múltiples consecuencias de la crisis del proyecto moderno deben resaltarse como fundamentales para la comprensión de la relación sujetos sociales y lectura, las siguientes:

• La transformación de la relación entre saber y poder. Esto es, descentramiento del saber con relación a los centros y objetos de poder propios y característicos de la modernidad. (Centro: la Escuela. Objeto: El Libro)

• La deslegitimación de las instituciones hegemónicas que detentaban el conocimiento. Particularmente, crisis de la escuela y de las prácticas que la justificaban (crisis de la lectura escritural, por ejemplo, por las vías de una intensa lectura audiovisual y multimedial).

• La transformación del espacio comunicativo, en virtud del orden que establecen las nuevas tecnologías de producción y difusión de los saberes, y por la aparición de nuevas sensibilidades y estéticas11

• La impugnación, en fin, de la hegemonía de la textualidad escritural como artefacto para el cumplimiento del proyecto civilizatorio moderno, fuertemente anclado en los ideales ilustrados.

Así pues, es pertinente afirmar que, de acuerdo a las ideas anteriormente planteadas, se configura una cierta hipótesis que afirma que, en el contexto de la sociedad globalizada contemporánea, la lectura está viviendo una crisis. Esa crisis se percibiría en dos grandes dimensiones:

11Estas tres primeras consecuencias son planteadas a partir de la lectura de las ideas de Martín Barbero en:

MARTIN BARBERO, Jesús. Cambios culturales, desafíos y juventud. En: Umbrales. Medellín : Región, 1998. p. 34

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Una: La crisis de la lectura vista como pérdida o incluso rompimiento (en cualquier caso, variación...) de los sentidos de la circulación social de los materiales de lectura. Esta perspectiva ve una perdida del sentido “civilizado” y “civilizador” de la lectura, de acuerdo al molde de la cultura centroeuropea. El sentido de la lectura se pierde, principalmente, en dos frentes: en el de las relaciones entre lectura y vida colectiva (lectura como práctica de socialización), y lectura y vida individual (lectura como práctica de individuación). En efecto, esta visión recoge un temor grande (diríase patético y plenamente vinculado a la desigualdad social y a la exclusión) por el futuro de la lectura. Armando Petrucci, precisamente, plantea como “el porvenir de la lectura está en juego, no donde ésta es una práctica habitual y consolidada, sino donde no lo es”12.

Esta preocupación, alcanza para ver cómo hoy persisten desequilibrios que perturban los cimientos de la cultura occidental fuertemente atada a la lectura como práctica civilizatoria por excelencia.

La crisis de la lectura estaría plasmada en los crecientes niveles de analfabetismo, la baja calidad de la educación lectora, la disminución de la cantidad de “lectores experimentados” y, sobre todo, en la crisis del mercado editorial. Detrás de ello, un asunto más pavoroso aún a los ojos de los críticos: la devaluación pública del canon clásico de lectura que representaban el proyecto civilizatorio de occidente, en aras del anticanon (con tal de que se lea, cualquier cosa es buena)... crisis que se substancializa en lo que Petrucci llama, “leer por leer” o de cómo las personas guardan un actitud supuestamente hedonista hacia la lectura que los lleva al consumo individualizante, y a no reconocer en ella los viejos ideales ilustrados que la presentaban como herramienta de aprendizaje de cosas socialmente productivas y moralmente validadas. Ahora, incluso, los lectores rechazan los

12 PETRUCCI, Armando. Leer por leer: un porvenir para la lectura. En: CAVALLO, Guglielmo et al. Historia

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intentos de condicionamiento y reclaman abiertamente su derecho “inalienable” a leer cualquier cosa, en cualquier parte y de cualquier modo. He ahí, según Petrucci, al lector actual: “posmoderno, anárquico y egocéntrico”.

En esto hay que advertir que, precisamente, los jóvenes son vistos, en medio de esa supuesta crisis de la lectura, como los consumidores más débiles y manipulables culturalmente. A la vez, objetivo y causa de la irracional avalancha de imágenes y sonidos que están desplazando la “lectura” (de lo escritural), o mejor, reconfigurándola en unas prácticas lectoras fragmentadas, diluidas y carentes de reglas (...de las reglas del canon*).

Dos: La crisis de la lectura se da en razón del descentramiento de la textualidad escritural en relación con las otras textualidades emergentes (audiovisual y multimedial). Más recientemente, y dentro de un supuesto agotamiento e "inutilidad" de las ideas marxistas, algunos autores interesados en la investigación sociológica, cultural, comunicacional e histórica de la lectura (Roger Chartier, Jesús Martín Barbero, Armando Petrucci, Luis Bernardo Peña**, entre otros) aluden a la existencia de una cierto conjunto de fenómenos

asociados con los cambios (pasados y presentes) en las maneras de leer. Pero tales alusiones, a nuestro parecer, suelen ser confusa conceptualmente e insuficiente ante la complejidad dentro de la cual se ubican los fenómenos de cambio en las textualidades.

*El problema del “canon” es un asunto que cada vez más toma las perspectivas de una discusión pública.

Para ello sólo basta mirar la creciente demanda de guías de lectura y de recomendados disponibles en la prensa, las librerías y las bibliotecas. Hay, sin duda alguna, temor mortal porque de que se lea cualquier cosa aun cuando la oferta editorial es, abiertamente, promotora de esa lectura “descuidada”. De todo ello es buen ejemplo el trabajo del profesor Bloom y sus respuestas a ¿cómo leer y por qué?. Véase:

BLOOM, Harold. Cómo leer y por qué. Bogotá : Norma, 2002. 337 p.

**De la larga lista de trabajos de estos autores, remitiremos a los lectores a los que mejor podrían mostrar la

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En síntesis, esta perspectiva de la hipótesis de la existencia de una crisis de la lectura, ve en la aparición de nuevas tecnologías del texto (hipertexto) y de nuevos modos de leer, la piedra de toque de la crisis actual de la lectura.

De hecho, cada una las dos perspectivas presentadas, trata de resolver la supuesta crisis de la lectura, diciendo que, por el lado de la crisis como perdida de sentido, el libro debe permanecer como último bastión del pensamiento crítico en oposición del hipertexto (libro multimedial) en tanto que fuente y objeto de espectacularización y masificación. Por su parte, la visión del descentramiento del libro afirma que la crisis se resuelve a través de la aceptación de las inimaginables posibilidades de ampliación de las funciones de la lectura que trae el hipertexto. De cualquier manera, utilizando la bella imagen de Beatriz Sarlo13, tanto la lectura

lineal (lectura del libro) con orden fijo y regular, y la lectura esférica (la lectura hipertextual) sin orden ni centro fijos, permanecen y permanecerán en virtud de su necesidad y posibilidades.

Al respecto, creemos que es posible ver todos estos fenómenos de la crisis a través de un concepto amplio (y necesario) que abarque los extensos problemas que se incrustan en la reflexión actual de la lectura. Por ello, queremos ahora mencionar el concepto de Modo de Producción y Consumo Textual14.

13SARLO, Beatriz. Del plano a la esfera: libros e hipertextos. En: MARTÍN BARBERO, Jesús y LÓPEZ DE LA

ROCHE, Fabio. Cultura, medios y sociedad. Bogotá : CES : Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá, 1997. p. 65-76

14 Las ideas referentes a Modo de Producción y Consumo Textual, provienen del texto:

ALVAREZ ZAPATA, Didier. Del modo de leer como modo de producción y consumo textual: ideas fundamentales de una categoría en construcción. Revista Educación y Pedagogía. Universidad de Antioquia. Medellín. (Ene. –Jun. 2002); p. 135-152

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En términos generales, el Modo de Producción y Consumo Textual es una determinada organización histórica del sistema de uso social de la información, esto es, de las maneras de producir, registrar, conservar, difundir y consumir información en una determinada época por sujetos y grupos sociales específicos. Todo Modo de Producción y Consumo Textual surge, se configura y reconfigura, por las vías de la mezcla o disolución en otros, por el desgaste cultural, o por las vías de la evolución tecnológica o "muerte" (por el desuso que puede sufrir de alguno o algunos de sus elementos, por ejemplo) dentro de unas determinadas condiciones socio históricas. Así, El Modo de Producción y Consumo Textual es un elemento esencial en la sociabilidad política, en tanto que mediador central en las maneras que tienen los sujetos de informarse* (visto esto como práctica vinculada a la construcción de sentidos del mundo político en una sociedad determinada). Dicho de otra manera, informarse es una práctica de carácter sociocultural y política, mediada por las maneras como se produce, comunica y consume información (es decir, por los diversos Modos de Producción y Consumo Textual). En este sentido, es posible reconocer diversos tipos de Modo de Producción y Consumo Textual, que aunque con tendencia hegemónica de alguno de ellos sobre los otros, resultan interactuando bajo principios de complementariedad en un momento histórico determinado:

Modo de Producción y Consumo Textual ORAL : Principalmente vinculado a las culturas donde la escritura no existe o es utilizada por una elite (religiosa,

* Retomamos las propuestas de Soares y De Albuquerque, para aclarar cuál es nuestra idea del acto de

informarse como un hecho social y político: informarse “precisa ser comprendida como una práctica social realizada por un sujeto cognitivo-social que desarrolla acciones de atribución y comunicación de sentido que, a su vez, pueden provocar transformaciones en las estructuras, tanto individuales como sociales, expresadas en nuevos estados de conocimiento”. En:

SOARES DANTAS, Suzyneide y DE ALBUQUERQUE AQUINO, Mirian. Ler e escrever: (in)infromacao de leitores na alfabetizacao de adultos. En: Informacao e Sociedade. Paraímba. Vol. 11, no. 1 (2001), p. 215-230

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intelectual, económica) o no es generalizada en la cotidianidad de la familia, la escuela, el trabajo, los gremios, etc., como herramienta vinculada a la vida.

Modo de Producción y Consumo Textual ESCRITO: Vinculada a culturas en las que los niveles de alfabetización, la postalfabetización y, sobre todo, de uso cotidiano y vital de la lectura y la escritura, presentan como base característica la predilección por la textualidad escrita. Normalmente pueden encontrarse aquí las sociedades integradas con fuerza a la modernidad.

Modo de Producción y Consumo Textual AUDIOVISUAL: Vinculado a las sociedades contemporáneas en las que el componente icónico es central. Puede decirse que en un mundo globalizado como el actual existe una fuerte tendencia a la lectura de imágenes y sonidos. Los soportes característicos de este modo pueden ser reconocidos en la televisión, el vídeo, el cine, los videojuegos.

Modo de Producción y Consumo Textual MULTIMEDIAL: Caracterizado por la integración múltiple de lenguaje oral, escrito, icónico y táctil. Se encarna en el computador como artefacto, el disco óptico y CD-ROM como soportes.

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CAPÍTULO DOS: LOS DISCURSOS POLÍTICOS DE LA LECTURA

Es en el plano de los lenguajes políticos (o corrientes intelectuales políticas) donde es posible ver tanto las salidas que históricamente se han dado a la lectura y a la escritura en tanto que prácticas asociadas con el poder y el orden políticos, y vinculadas con las propuestas pedagógicas. Por eso es necesario detenerse, al menos por un momento, en reconocerlos.

En esto, debe advertirse, que los Discursos Políticos sobre la Lectura son productos de los diversos lenguajes políticos, esto es, según Colom González15,

de aquella sedimentación e institucionalización de conceptos y categorías propios a la discusión política (con sus fuentes, posibles influencias y efectos) que se desenvuelven en un contexto constituido por el lenguaje como un todo, y que son portadores de sentidos históricamente construidos y ubicables. Por lo tanto, de la misma manera como los grandes discursos políticos pueden establecer direccionamientos y modelos específicos de formación ciudadana, puede decirse que también dan un lugar particular a la lectura dentro de esos ideales y modelos. En esta investigación partimos de considerar que los discursos políticos construidos en cualquier época sobre la lectura reflejan y moldean, simultáneamente, los imaginarios, los sentidos y las intencionalidades característicos de esa época. Podría hablarse, en consecuencia, de la existencia de Discursos Políticos sobre la Lectura que configuran las dimensiones sociales, educativas, culturales y económicas del momento histórico en que se producen y lanzan sus efectos al futuro. En particular, podría decirse que tales discursos

15 COLOM GONZÁLEZ, Francisco. La “cultura” y los lenguajes políticos de la modernidad. En:

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acompañan, justifican y sustentan ideológicamente la integración de la lectura como medio y vehículo en los procesos de formación ciudadana.

En particular, en el panorama de los discursos que sobre la lectura se han tejido, pueden verse operando, en específico, tres discursos: el discurso funcionalista liberal, el discurso republicano y el discurso crítico o emancipatorio. Veamos rápidamente cada unos de ellos:

EL LENGUAJE FUNCIONALISTA LIBERAL DE LA LECTURA:

En términos generales, y en primer lugar, en este lenguaje leer representa un dispositivo fundamental de la socialización política entendida como la plena expresión de las libertades individuales, la racionalización y la diferenciación intersubjetiva. Por ello, la lectura se concibe y promueve como una supuesta dadora de identidad individual y se mitifica como aventura intimista, se vuelve “reino de la libertad absoluta”. En segundo lugar, tal lenguaje percibe a la lectura y a la escritura como estrategias centrales en los propósitos (ideológicos, evidentemente) de transmitir e inculcar las actitudes, valores y prácticas propias de las sociedades modernas asentadas en la democracia liberal.

Pero si la lectura se promueve como práctica de consumo, la escritura se mitifica como práctica de creación estética, reservada a algunos sujetos especialmente dotados para ello. Sobre la lectura se ejerce, así, un control social y político más estrecho: La lectura para todos, la escritura para las élites ilustradas que tienen como tarea la reproducción misma del sistema. Por ello, esta visión o enfoque liberal individualista de la lectura deviene en funcionalismo en tanto que su afán se agota, por lo común, en habilitar para la reproducción cultural y no tanto para la producción. El lector no se representa como un sujeto social sino como un

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individuo aislado disuelto en un ejercicio estético de corte onanista que consume lo que otros escriben dentro de las claves estéticas y de ciencia que la sociedad legitima como los válidos. En ello, valga decirlo, se quieren actualizar principios básicos del liberalismo16 como el pluralismo razonable, en tanto que a través de la

lectura y la escritura los ciudadanos, supuestamente, proponen (escriben) y consumen (leen), en la arena pública, ideas y propuestas productos de las múltiples doctrinas morales, religiosas y filosóficas que “son todas razonables pero inconmensurables y conflictivas”. Este pluralismo, valga decirlo, ha devenido (según la queja de muchos) en pluralismo libertino. De hecho, la crítica más fuerte es que las personas hoy lean por leer, no dentro de las claves que lo llevan a hacerse un ciudadano normalizado por las vías de la lectura de “cosas serias”, sino que la lectura se banaliza convirtiéndose en una práctica más de alienación. Por esta vía, se cultiva una subjetividad aislada y alienada: Lectura vendida como acto privado pleno de alusiones a la libertad individual sin marco alguno, parto del fuero individual en el que “todo vale”.

Se trata, pues, en mucho, de edificar la imagen del lector como consumidor (si es voraz, todavía mejor) de discursos e imágenes emblemáticas de su propia vida que es, al fin y al cabo, una vida repetida por muchos y que se nutre de ciertos slogans de rebeldía dados a cuenta gotas. La lectura, así, se vuelve una supuesta marca de diferenciación social, que, no obstante, y después de todo, hace individuos funcionalmente iguales: los lectores del bestseller, los lectores del tema de moda, los lectores del autor de ocasión.

El reconocido investigador social, Ezequiel Ander-Egg, dirige certeramente su crítica al lugar funcional de la lectura dentro del sistema liberal capitalista, al verla atada a la frenética pulsión por la diversión masificada que no hace otra cosa que 16ZAPATA-BARRERO, Ricard. Ciudadanía, democracia y pluralismo cultural: hacia un nuevo contrato social.

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atar a las personas a nuevas formas de control social del tiempo libre, a través del consumo cultural (y entre esto, a través de la lectura). En efecto, Ander-Egg, permite ver como el capitalismo de corte democrático liberal :

“... ha transformado el tiempo libre en tiempo de consumo [...] Un tiempo que pretende ser libre, pero que no les. Es cierto que algunos dedican ese tiempo a leer, a pintar, a escuchar música, a gozar de la naturaleza, pero ello no es la tónica general. En estos casos habría que preguntarse [incluso] qué leen, qué música escuchan, etcétera, porque una actividad no es en sí misma una forma que ayuda al propio desarrollo. Algo tan ‘’inocente’’ como los comics o historietas, también son medios para influir ideológicamente en quienes se dedican a su lectura.”17

En particular, puede decirse que el lenguaje funcional liberal de la lectura tiene tres principales derivaciones o vertientes teóricas que, en palabras de Freire, serían el “enfoque utilitario de la lectura”, el “enfoque desarrollista cognitivo de la lectura” y el “enfoque romántico de la lectura”.

La primera de estas vertientes(enfoque utilitario de la lectura), tendría como principal objetivo “formar lectores que cumplan con los requisitos básicos de la sociedad contemporánea” 18. En efecto, según Freire, este enfoque hace énfasis

en el aprendizaje mecánico de la lectura,

17ANDER EGG, Ezequiel. Metodología y práctica de la animación sociocultural. Buenos Aires : Humanitas,

1984, p. 90

18 FREIRE, Paulo. La alfabetización y la pedagogía crítica. En : FREIRE, Paulo y MACEDO, Donaldo.

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“sacrificando el análisis crítico del orden social y político que genera en primera instancia la necesidad de leer. Esta postura ha provocado el desarrollo de ‘’personas alfabetizadas funcionalmente”, acicaladas básicamente para satisfacer los requisitos de nuestra cada vez más compleja sociedad tecnológica”19.

Henry Giroux, por su parte, también señala las características básicas de esta vertiente, al decir que:

“En el marco de esta perspectiva, la alfabetización está orientada a convertir a los adultos en trabajadores y ciudadanos más productivos dentro de una sociedad determinada. A pesar del atractivo del progreso económico, la alfabetización funcional reduce el concepto de alfabetización y pedagogía en que se inserta a las exigencias pragmáticas del capital; consecuentemente, las concepciones críticas de pensamiento, cultura y poder desaparecen bajo los imperativos del proceso laboral y la necesidad de acumular capital”20

Un ejemplo de la manera “oficial” que desde este enfoque utilitario se representa a la lectura, es el discurso de la UNESCO21 frente al alfabetización. Nótese el afán de

hacer aparecer a la lectura y al escritura como prácticas fundamentalmente dirigidas a la integración funcional de las personas a un sistema capitalista puesto ya en una crisis de expansión y globalización:

19 Ibid., p. 148.

20 GIROUX, Henry. Teoría y resistencia. Citado en: Ibid., p. 149.

21UNESCO. Informe UNESCO 1976. Citado por:

MARTÍNEZ, María Cristina. El discurso escrito, base fundamental de la educación y la polifonía del discurso pedagógico. En: Entre la lectura y la escritura : hacia la producción interactiva de los sentidos. Bogotá : Cooperativa Editorial Magisterio, 1997. p. 133

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“El proceso mismo de aprendizaje de la lectoescritura debe convertirse en una oportunidad para adquirir información que pueda ser utilizada inmediatamente para mejorar los niveles de vida; la lectura y la escritura no deben llevar tan solo a un saber general elemental, sino a una preparación para el trabajo; a una mayor productividad, mayor participación en la vida civil y mejor comprensión del mundo que nos rodea, abriendo finalmente el camino al conocimiento humano básico”

La segunda de estas vertientes (enfoque desarrollista cognitivo de la lectura), según Freire, “da importancia a la construcción de significados, por lo cual los lectores llegan a una interacción dialéctica entre ellos mismos y el mundo objetivo”. Pero el modelo*

evita

criticar las concepciones académicas y utilitarias y no logra

analizar el contenido de lo que se lee y si bien se destaca un proceso que permite que los estudiantes analicen y critiquen cuestiones que surgen en el texto con un nivel de complejidad creciente [...] ignora el patrimonio cultural de los estudiantes -.es decir, su experiencia vital, su historia y su lenguaje-, rara vez puede emprender una reflexión crítica profunda respecto de su propia experiencia práctica y de los fines que los mueven[...]22

La tercera de estas vertientes (enfoque romántico de la lectura), según palabras de Freire,

*Podría decirse que esta perspectiva encuentra resolución en las corrientes sicolingüísticas contemporáneas

que, no obstante, empiezan a cuestionarse al respecto de las críticas de alejamiento de los móviles sociales y políticos de la lectura y la escritura. Buen ejemplo de ello son las últimas obras de autores como Frank Smith, Emilia Ferreiro y Delia Lerner, .

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“destaca enormemente lo afectivo y concibe la lectura como la realización del yo y una experiencia jubilosa [este enfoque] no llega a concebir la problemática de los conflictos de clase o las desigualdades de género o raza. Más aún, el modelo romántico ignora totalmente el patrimonio cultural de los grupos sometidos y proclama que todo el mundo disfruta del mismo acceso a la lectura, o que la lectura es parte del patrimonio cultural de todo el mundo [...] el modelo romántico tiende a reproducir el patrimonio cultural de la clase dominante, al cual está íntimamente ligada la lectura”23

Precisamente, desde esta última idea, el enfoque romántico tiende a traslaparse y hasta confundirse estratégicamente con el lenguaje republicano de la lectura, que a continuación abordamos.

EL LENGUAJE REPUBLICANO DE LA LECTURA:

En esta visión hay un fuerte énfasis en las relaciones entre los cánones clásicos de la lectura (originados y promovidos hegemónicamente por la sociedad mayor) y la pertenencia del sujeto a la comunidad y a la tradición. La subjetividad se construye en el ámbito de unos referentes comunitarios de largo alcance histórico y cultural que moldean al sujeto como perteneciente a una comunidad, con lo que se pretende que ese sujeto, primero que todo, se gobierne a sí mismo. En este sentido, la lectura se promueve como virtud pública: práctica ejemplar y emulable; un deber ciudadano dador de sentido; un bien público que ayuda a construir la ciudadanía considerada como auténtica naturaleza o virtud. La escritura, por su parte, se vuelve fuente de unificación que se opone a la diáspora cultural individualista de 23 Ibid., p. 149-150

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los sujetos que auspicia el liberalismo individualista. Escribir es narrar y narrarse dentro de un marco de largo aliento que hunde sus raíces en el mito y se extiende a un futuro prometido. Escribir es enseñar, guiar, una práctica de magisterio.

En este enfoque, la lectura se representa como la práctica educativa por excelencia, desde un evidente retorno al humanismo clásico, y por medio de lo cual la palabra escrita se vuelve tótem. Por esta vía, el lenguaje republicano de la lectura, se traslapa con los discursos conservadores y románticos de la cultura y la educación. Según Jorge Larrosa, al evocar un tiempo ya ido en el que las cosas funcionaban con fortuna para la lectura dentro de una modelo societal humanista, (nosotros diríamos conservador y romántico),

“En la lectura, el lector establecía una relación con el tiempo de la tradición y la cultura. Por eso la educación humanística, la educación entendida como lectura, implicaba una temporalidad diferente de la temporalidad de la vida [...]La dimensión temporal en la que la educación tenía sentido no era el tiempo biológico e individual de una vida particular, sino el tiempo histórico y colectivo de la cultura. Y eso porque el libro era, fundamentalmente, un relato, es decir, un traer al presente, un mantener lo dicho en el tiempo para que fuera infinitamente repetido y renovado [...] y, en esa relación con la palabra, el lector se formaba a sí mismo. Por eso la experiencia de la lectura estaba ligada a la constitución de la memoria del lector.”24

En este marco, la lectura de un canon de lecturas públicamente validado por la acción cultural y político educativa de las elites, antes que diferenciar, unifica, aproxima a las personas al origen mismo del grupo social al que pertenece. En 24LARROSA, Jorge. La experiencia de la lectura : estudio sobre literatura y formación. Barcelona : Aertes,

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efecto, hay el afán de “construir” y promover un cierto repertorio de lectura en el que se refleje la tradición, la igualdad en el origen (normalmente mítico) y un destino común (normalmente revelado). Leer se vuelve al igual que en liberalismo (... pero por otros caminos ideológico políticos distintos) tremendamente funcionalista.

Por este camino, en tanto que virtud pública, la lectura se hace herramienta de construcción de una cierta ciudadanía adosada y respetuosa de la tradición, referida a un summun de ideas, representaciones y sentidos de la vida y el hombre, muy bien recogidas y promovidas en el canon.

Pero, en general, en el modelo republicano, se necesita participar con intensidad en la vida política y para ello hay que estar “informado” y “formado”, en lo que la lectura y la escritura se hacen herramientas centrales. Este es el más común de los discursos, que puede verse en muchos pensadores y personajes vinculados directamente a la esfera de la ideas republicanas, como por ejemplo, en George Ticknor25 y sus proclamas como impulsor de la primera biblioteca pública "como tal" en Estados Unidos de América (Boston, 1854). Ticknor afirmaba que era indispensable desarrollar los medios de información y motivar a leer al mayor número de personas para que supieran de las cuestiones que los afectaban a ellos mismos y al orden social; sobre estos hechos debían tomarse continuamente decisiones, lo que exigía, para poder ser enfrentados, del "conocimiento que aleja de la ignorancia".

25 Destacado hispanista estadounidense, autor, por cierto, de la primera historia de la literatura española en

sentido moderno. (1791 - 1871). Sus ideas son citadas por

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EL LENGUAJE CRÍTICO EMANCIPATORIO DE LA LECTURA:

Este lenguaje está enraizado, históricamente, en los trabajos de teoría política de autores como Gramsci, Bakhtin y Volosinov. Y, más contemporáneamente, en los de investigadores de la cultura y la pedagogía como Giroux, Flecha, Colom, Macedo. Y, sobre todo, en los trabajos de diseño y aplicación de la alfabetización para la emancipación propuestos por Paulo Freire. Debe decirse que, en lo que respecta a sus relaciones con la pedagogía, el lenguaje crítico de la lectura, se vincula, a través de la pedagogía crítica, con la Escuela de Frankfurt y su teoría crítica

En general, puede decirse que el discurso crítico de la alfabetización, enfoca como centro de la acción alfabetizadora (del leer y el escribir...) la habilitación política. Tal cual lo permite ver Henry Giroux al comentar las ideas de Antonio Gramsci:

“Gramsci, verdadero maestro de la dialéctica, consideraba la alfabetización como concepto y práctica social, como vinculada históricamente, por un lado, a las configuraciones del conocimiento y el poder, y por el otro lado, a la lucha política y cultural en torno al lenguaje y la experiencia. Para Gramsci, la alfabetización era un argumento de doble filo: podía esgrimirla tanto con el propósito de lograr la habilitación individual y social, como para perpetuar las relaciones de opresión y dominación [...] como ideología, la alfabetización debía construirse como una construcción social siempre implícita en la organización de nuestra visión histórica, presente y futura [...] en otras palabras, en tanto construcción radical, la alfabetización debía estar enraizada en un espíritu crítico y un proyecto de posibilidad que capacitara a las personas para participar en la

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comprensión y la transformación de su sociedad. En tanto control de habilidades específicas y formas particulares de conocimiento, la alfabetización tenía que convertirse en una precondición para la emancipación social y cultural” 26.

Así pues, en síntesis, en esta visión se otorga un especial papel a la lectura y a la escritura como actos de emancipación, es decir, a la habilitación política de las personas desde la base de la recuperación de su memoria y de su voz históricas. Se trata de permitir la asunción de la ciudadanía como un acto de cuestionamiento de las hegemonías que han determinado el orden social injusto y excluyente. Leer y escribir son, en consecuencia, prácticas para la participación, el impulso de la inclusión social y política de las personas y facilitadoras del autogobierno. “La alfabetización es para Freire, un proyecto político por el cual los hombres y las mujeres sostienen su derecho y su responsabilidad no sólo a leer, comprender y transformar sus propias experiencias, sino también a reconstituir su relación con la sociedad toda”27

Desde esta perspectiva, la alfabetización ha de tornarse en un intercambio dialógico en el que hay de por medio un intensa negociación cultural de significados en el que la oralidad (hablar – escuchar) se vincula profundamente con la escritura y la lectura.

Con todo, hecha esta revisión, debe advertirse que más allá de estudiar la lectura y la escritura desde los discursos políticos, somos concientes de la necesidad de emprender el diseño de un programa de investigación que permita su resignificación política en lo que, de cualquier manera, debería abordarse los por qué, los para qué y lo qué se lee y escribe.

26 GIROUX. Op. Cit., p. 25-26 27 Ibid., p. 31

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CAPÍTULO TRES: ¿QUÉ SE ENTIENDE POR LEER?: ESTUDIOS SOCIOCULTURALES

En este trabajo enfatizamos la idea de que, con todo y su riqueza explicativa, las perspectivas sicolingüísticas de la lectura y la escritura deben ser complementadas por un enfoque sociocultural y político de éstas. Al respecto pensamos que debe haber una renovación de los estudios sobre la lectura, de forma que pase a ser comprendida como una práctica de orden sociocultural y política, y no como una acción restringida al uso de habilidades y competencias sicolingüísticas. De hecho, en una visión sociocultural de la lectura se hace énfasis especial en los por qué, para qué y qué se lee como preguntas centrales de comprensión de la práctica lectora. En este sentido, entenderemos la lectura como una práctica de orden sociocultural y política que habilita a las personas para interactuar con un texto (en cualquiera de sus modalidades o conformaciones: oral, escritural, audiovisual o multimedial) y producir significado, dentro de un contexto sociocultural, político e histórico preciso. De tal manera , leer se asume como el proceso cognitivo, semiológico, cultural, social e histórico de carácter complejo e interactivo entre el mensaje expuesto en el texto (que no sólo es el escrito) y el conocimiento, las expectativas y los propósitos del lector, dentro de contextos sociales, culturales, políticos e históricos determinados. La lectura se perfila como una práctica que requiere del esfuerzo intencionado de las personas por construir sentido sobre el mundo y sobre ellas mismas como sujetos presentes en el mundo, en la perspectiva de su propia elucidación y emancipación de factores alienantes y auto alienantes. Esto es lo que en nuestro trabajo llamaremos práctica lectora, en tanto que se sostiene que la lectura se desenvuelve como práctica social con sentidos, intenciones, contextos y tendencias determinadas históricamente. De esta manera, podemos ver en la práctica lectora la coexistencia de tres elementos centrales28:

28Estas ideas desarrollan algunas propuestas teóricas hechas en el trabajo de investigación:

ALVAREZ Z., Didier; BETANCUR B., Adriana y YEPES O., Luis Bernardo. Diagnóstico de la promoción de la lectura en las bibliotecas públicas de Medellín y el Valle de Aburrá. Medellín : Universidad de Antioquia.

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El sujeto lector, que puede ser considerado como sujeto individual o sujeto colectivo.

Las distintas textualidades, asumidas como productos socioculturales e históricos, que sufren grandes reconfiguraciones contemporáneas.

El contexto de lectura, visto como la conformación de mundo específica en la cual se desarrolla la práctica de la lectura

Gráfica 1. Factores que constituyen la práctica lectora

UNIVERSO DE INFORMACIÓN NECESIDADES ACCESIBILIDAD DE INFORMACIÓN A LA INFORMACIÓN HABILIDADES COGNITIVAS MOTIVACIÓN LECTORA HABILIDADES SEMIOLÓGICAS INFORMACIÓN VISUAL OBJETIVOS COMUNICACIONALES REGLAS DE ESTRUCTURACIÓN DEL TEXTO. Y MPCT(s): Modos de Leer EL SUJETO LECTOR EL TEXTO CONTEXTO DE LECTURA OBJETIVOS COMUNICACIONALES

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La gráfica 3 muestra los tres elementos principales que interactúan en la práctica de la lectura, entendida como práctica del orden sociocultural y política, así como algunos factores que, a su vez, los constituyen:

El lector:

El sujeto individual o el sujeto colectivo vistos desde las conformaciones específicas de pensamiento, habilidades semiológicas (construcción simbólica) y motivación lectora (necesidades de información). Cada una de estas conformaciones está atravesada por las tramas culturales en las cuales los sujetos despliegan su vida. Desde esta perspectiva, comprenderemos al lector como todo sujeto capaz de hacer construcciones de sentido a partir de la interacción simbólica con un texto, y dentro de contextos sociales, culturales, políticos e históricos determinados. El lector construye sus motivaciones lectoras a partir de la dinámica que la doble espiral de vida interna y vida colectiva le imprime. Por lo tanto, el lector construye su propia individualidad y su presencia pública dentro de tramas culturales y sociales específicas y diferenciables.

Del “texto” a las textualidades

El concepto actual de texto se incuba al amparo de las discusiones que sobre hombre, cultura y sociedad marcaron la segunda mitad del siglo XIX y todo el siglo XX. Durante un buen tiempo, el concepto de texto se había vinculado, casi exclusivamente, a la dimensión lingüística, en específico, a lo escritural centrado en lo literario. El texto como producto de la escritura, en oposición al discurso como el producto del lenguaje oral. Más tarde el texto como objeto de estudio es puesto en un escenario más amplio de análisis. El pensamiento de Barthes es un buen ejemplo de ello. En su obra “El susurro del lenguaje” afirma certeramente que “... si

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