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KANT: EL USO TEÓRICO Y EL USO PRÁCTICO DE LA RAZÓN KANT: EL USO TEÓRICO Y EL USO PRÁCTICO DE LA RAZÓN 2

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KANT: EL USO TEÓRICO Y EL USO PRÁCTICO DE LA RAZÓN

KANT: EL USO TEÓRICO Y EL USO PRÁCTICO DE LA RAZÓN _________ 2

Bibliografía _________________________________________________________________ 2 1.- La Idea de Filosofía________________________________________________________ 2 2.- "La Crítica de la Razón Pura" (CrV.) ________________________________________ 3 2.1.- Introducción________________________________________________________________3 2.2.- Los Juicios Sintéticos a priori ______________________________________________ 3 3.- La Filosofía Transcendental: Crítica de la Razón Pura __________________________ 4 3.1.- Estructura General de la CrV. _____________________________________________ 4 3.2.- La Estética Transcendental________________________________________________ 5 3.2.1.- Exposición Metafísica del Espacio y del Tiempo (A 1781-B 1787) ___________________6 3.2.2.- Exposición Transcendental de los conceptos de Espacio y Tiempo____________________7 3.2.3.- El Problema de la Realidad del Espacio y del Tiempo______________________________7 3.3.- La Analítica Transcendental_______________________________________________ 8 3.3.1.- El Entendimiento como la Facultad de Juzgar ____________________________________8 3.3.2.- La Deducción Metafísica de las Categorías ______________________________________9 3.3.3.- La Deducción Transcendental de las Categorías __________________________________9 3.3.4.- El Pensamiento como Unión ________________________________________________10 3.3.5.- El Idealismo Transcendental: Fenómeno y Noúmeno _____________________________11 3.4.- La Dialéctica Transcendental _____________________________________________ 11 4.- Kant: El Uso Práctico de la Razón __________________________________________ 12 4.1.- La Crítica de la Razón Práctica (CRP): El Deber, La Máxima y la Ley Moral____________13 4.2.- La Autonomía de la Voluntad _________________________________________________14 4.3.- La Razón Práctica como Amplificación de la Razón Teórica _________________________15 5.- La Distinción entre Razón Teórica y Razón Práctica ___________________________ 16

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KANT: EL USO TEÓRICO Y EL USO PRÁCTICO DE LA RAZÓN

Bibliografía

• S. Körner. Kant, Alianza, Madrid, 1977

• J. Bennet. La Crítica de la Razón Pura, Alianza, Madrid.

• P.F. Strawson. Los Límites del Sentido, Rev. de Occidente, Madrid, 1975. • J. Harnack. La Teoría del Conocimiento de Kant, Cátedra, Madrid, 1977.

1.- La Idea de Filosofía

No debemos olvidar el momento en el que vive un autor cuando queremos estudiarlo. En este caso Kant es esencialmente un ilustrado, como tal, hay en él un sentido crítico muy claro. Así, para Kant, la tarea fundamental de la Filosofía será la crítica de la Razón. ¿Para qué? Esencialmente para combatir los desmanes filosóficos que hasta él se habían realizado, para combatir en particular:

a) El dogmatismo racionalista que pensaba que la Razón sin la experiencia es capaz de fundar ciencia.

b) El positivismo que derivará en el escepticismo que pretende eliminar la Razón como lo que origina conocimiento.

c) El irracionalismo entendido como sobrevaloración del sentimiento, la pasión, etc.

En este sentido importa a Kant presentar la Razón como pura, esto es, presentar la esencia de la razón en tanto que facultad que se establece desde sí misma. Y esto se concreta en tres proyectos de investigación:

(1) Los principios que rigen el conocimiento de la Naturaleza.

(2) Las Leyes que regulan la acción, para ser denominada moral o libre. (3) Los fines últimos de la razón, así como las condiciones en los que se

podrán conseguir.

De este modo, la investigación kantiana se reduce a tres preguntas, que habrán de hacerse clásicas:

¿Qué puedo conocer? Metafísica

¿Qué debo hacer? Moral

¿Qué me cabe esperar? Religión

Las cuales pueden reunirse en una sola:

¿Qué es el hombre? Antropología

Pero responder a estas preguntas exige, según Kant, una labor crítica previa de nuestra Razón, pues sólo de este modo sabremos los límites de nuestro conocimiento. Esta labor será la que Kant acometa en sus tres Críticas: Critica de la Razón Pura, Crítica de la Razón Práctica y Critica del Juicio. Pasemos a ver como se realiza

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2.- "La Crítica de la Razón Pura" (CrV.)

2.1.- Introducción

¿Cuál es el fin principal que tiene Kant al escribir la CrV.? A nivel general podemos decir que el interés principal consiste en responder a la primera pregunta de las anteriormente aludidas. Sin embargo ello es lo suficientemente vago como para no aclararnos casi nada. Si recurrimos a los comentaristas posteriores el tema se nos oscurece más debido a la falta de unanimidad. Para unos lo fundamental de la CrV es cómo son posibles los juicios sintéticos a priori, para otros reside en el problema del esquematismo.

En la Introducción a la CrV. el propio Kant nos dice que su interés se encuentra en el problema de la posibilidad de la Metafísica, esto es, si es posible un conocimiento científico acerca de Dios, de la Libertad y de la inmortalidad del Alma.

Pero ver si es posible la Metafísica como ciencia exige investigar previamente, ¿cómo es posible la Ciencia? Sólo cuando determinemos las condiciones que hacen posible la ciencia podremos ver si la Metafísica las cumple.

Mas para responder a esta segunda pregunta deberemos antes responder a otra más concreta: ¿Cuáles son las condiciones que hacen posible el conocimiento científico? Cuando hablamos aquí de condiciones debemos referirnos a aquellas que sean generales y necesarias, a aquellas que no afectan a lo conocido particular sino al que conoce y que no sean meramente fácticas y como tal contingentes, que varíen para cada caso. A este tipo de condiciones Kant las denomina a priori. Pero también puesto que son previas a la experiencia particular y concreta en tanto que la posibilitan; en tanto que forman parte no de qué conocemos sino de cómo conocemos las denomina también

transcendentales.

Pero la Ciencia no es más que un conjunto de juicios, luego la pregunta por las condiciones que hacen posible la Ciencia no es sino una pregunta por cuáles son las condiciones transcendentales que hacen posible los juicios de la Ciencia.

2.2.- Los Juicios Sintéticos a priori

Así pues, en la pretensión original kantiana y al desarrollarla, lo primero que debe resolverse es ¿qué tipo de juicio es el característico de la Ciencia? Para lo cual Kant distingue entre juicio analítico y juicio sintético.

Juicio Analítico: Un juicio es analítico cuando el predicado está contenido en el sujeto.

Ejem.: "Un día lluvioso es un día húmedo"

Juicio Sintético: Un juicio es sintético cuando el predicado no está contenido en el

sujeto.

Ejem.: "Un día lluvioso es un día frío"

Además de esta clasificación cabe dar otra si atendemos no ya a la estructura de la proposición sino a cómo conocemos la verdad de los juicios. Desde este otro criterio Kant distingue entre juicios a priori y juicios a posteriori:

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Los Juicios a priori son necesarios y su contrario implica contradicción mientras que los juicios a posteriori son meramente contingentes y particulares. Existe una correspondencia entre analítico y a priori y entre sintético y a posteriori por definición. Pero, ¿cabe alguna otra correspondencia? Formalmente caben aún dos más: analítico a posteriori y sintético a priori. La primera no es posible pues se contradice en sus términos. Aquello que es analítico no se conoce en ningún caso a posteriori. Resta el

juicio sintético a priori. Por juicio sintético a priori debemos entender aquel cuyo

predicado no está incluido en el sujeto y sin embargo se adquieren independientemente de la experiencia. ¿Es posible este tipo de Juicios? Kant afirmará que sí y no solamente afirmará esto sino que son precisamente este tipo de Juicios el que nutre a las Matemáticas y a la Física. Por ejemplo:

[1] "La recta es la distancia más corta entre dos puntos".

Nos dirá Kant que constituye una proposición de la Geometría y efectivamente en el sujeto, 'la recta', no está incluido ninguna referencia a 'distancia', en consecuencia este juicio sería sintético. Pero, por otra parte, no necesitamos estar midiendo para verificar la proposición [1], sino que su verdad se ofrece independientemente de la experiencia y, en consecuencia, es a priori. En tanto que juicio sintético aporta información, -es extensivo como diría Kant-, pero en tanto que es a priori es universal y necesario.

Llegado a este punto el problema general de la razón pura está ya explícitamente indicado y es: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori?

Responder a esta pregunta será la creación de una ciencia particular que responderá al nombre de Crítica de la Razón Pura. En ella Kant deberá responder a las siguientes cuestiones:

• ¿Cómo es posible la Matemática? • ¿Cómo es posible la Física?

• ¿Es posible la Metafísica como ciencia?

Pues, de lo visto, y dado que la ciencia se compone de juicios sintéticos a priori, al responder por las condiciones de posibilidad de este tipo de juicios, deberemos ser capaces de ofrecer un fundamento de la ciencia en general. Y una vez logrado esto, ver si la Metafísica puede ajustarse a este fundamento.

Dado que la Ciencia de la Crítica de la Razón Pura se ocupa no de objetos específicos sino de cómo nosotros los conocemos, en tanto que nuestro modo de conocer debe ser posible a priori; la filosofía resultante será entonces transcendental.

3.- La Filosofía Transcendental: Crítica de la Razón Pura

3.1.- Estructura General de la CrV.

La estructura formal de la CrV. se divide esencialmente en tres partes que se ajustan a las tres preguntas señaladas arriba. Así:

(1) La Estética Transcendental: Donde se estudia cómo son posibles los

juicios sintéticos a priori en la matemática.

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juicios sintéticos a priori en la Física.

(3) La Dialéctica Transcendental: Donde se estudia si son posibles los

juicios sintéticos a priori en la Metafísica.

Cada parte se corresponde con una facultad de nuestro conocimiento y en este sentido, aparte de este interés por la metafísica, se arroja toda una teoría del conocimiento que se articula al responder de modo general a la idea transcendental, esto es, ¿cómo conocemos? Así pues:

A la estética le corresponde la Percepción. A la analítica le corresponde el Entendimiento. A la Dialéctica le corresponde la Razón. Veámoslo detenidamente:

3.2.- La Estética Transcendental

Formular un juicio sintético a priori es aplicar un concepto a priori, un concepto que sea aplicable a casos particulares aunque no haya sido abstraído de la percepción sensible. Equivale esto a decir que los juicios sintéticos a priori describen casos particulares que si bien son hallados en nuestra experiencia no han sido, sin embargo, percibidos por los sentidos.

El cómo sea esto posible es, como se ha indicado, la labor de la CrV. pero si lo que pretendemos mostrar ahora es cómo percibimos, deberemos mostrar cuáles son las condiciones transcendentales requeridas para poder expresar proposiciones de percepción. E incluso aún más, qué condiciones transcendentales necesitamos para percibir.

En este último punto afirma Kant que la condición para percibir exige situar nuestro objetos de percepción en el espacio y en el tiempo. luego espacio y tiempo van a ser estas condiciones transcendentales, absolutamente generales y necesarias, para nuestra sensibilidad. A las cuales denomina Kant "formas a priori de la Sensibilidad" o "intuiciones puras". La explicación de ello lo ofrece en la exposición metafísica de los conceptos de espacio y tiempo.

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3.2.1.- Exposición Metafísica del Espacio y del Tiempo (A 1781-B 1787)

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1 Kant realizó dos ediciones de la Crítica de la razón Pura que se denotan en las citas por la letras

A, para la primera, y B, para la segunda, a continuación de dichas letras se menciona la localización del texto citado. Aquí me atengo a la convención.

Espacio

(1) El espacio no es un concepto empírico sacado de experiencias externas. Pues para que éstas sean representadas fuera de mí hace falta que a la base de la representación esté el espacio.

(2) El espacio es una representación necesaria a priori que está a la base de todas la intuiciones externas. Es, pues, la condición de posibilidad de los fenómenos.

(3) El espacio es una intuición pura. No se puede representar más que un único espacio. Hablar de muchos es hablar de partes del único espacio.

(4) El espacio es representado como una magnitud infinita dada.

Tiempo

(1) El Tiempo no es un concepto empírico que se derive de una experiencia. Pues para percibir la coexistencia o la sucesión es necesario que el tiempo esté previamente dado. (2) El Tiempo es una representación necesaria que está a la base de todas las intuiciones. El Tiempo es dado a priori como condición universal de posibilidad de los fenómenos.

(3) El Tiempo es una forma pura de la intuición sensible. Diferentes tiempos son sólo partes del mismo tiempo. El tiempo es único.

(4) La representación primaria del tiempo tiene que ser dada como ilimitada.

Así pues, para percibir, a diferencia de Hume donde la conciencia era pasiva, necesitamos unir al múltiple de sensaciones dos formas -espacio y tiempo- que aparecen a priori en nosotros y que son la condición de posibilidad de la sensibilidad.

Resta ahora ver cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la Matemática. Ello lo realizará Kant en la exposición transcendental de estas dos intuiciones. Transcendental, de nuevo, en tanto que la explicación de estas formas a priori posibilita la comprensión de la obtención de otros conocimientos. Así pues:

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3.2.2.- Exposición Transcendental de los conceptos de Espacio y Tiempo

1

2 Apodíctico: Una proposición es apodíctica cuando está unida con la conciencia de su

necesidad, Kant pone como ejemplo de proposición de este tipo la siguiente: 'El espacio tiene sólo tres dimensiones'. En general una proposición es apodíctica cuando no puede ser un juicio empírico o de experiencia ni deducirse de estos juicios.

Espacio

Para que la geometría pueda ser una ciencia que determina las propiedades del espacio sintéticamente y sin embargo a priori. El espacio tiene que ser:

• Intuición: De un concepto no se puede sacar proposiciones que vayan más allá del concepto.

• Intuición Pura: Tiene que ser en nosotros a priori; porque las proposiciones geométricas son todas apodícticas

• Forma del sentido externo: para que esté en nosotros atendiendo a los objetos mismos y que cumpla las anteriores condiciones.

Sólo tal explicación del espacio hace posible la geometría como conocimiento sintético a priori.

Tiempo

El concepto del cambio y con él el concepto del movimiento no son posibles sino mediante y en la representación del tiempo. Para lo cual el concepto de tiempo debe ser:

• A priori: Pues de lo contrario no habría concepto alguno que hiciera comprensible la posibilidad del cambio. El tiempo explica la posibilidad de tantos conocimiento sintéticos a priori como hay en la teoría general del movimiento. Nota Aclaratoria: La Aritmética tiene que ver con el tiempo en tanto que se ocupa de la serie numérica (1,2,3,...,n) y ésta se apoya en la sucesión temporal. El tiempo es el fundamento último de la aritmética.

3.2.3.- El Problema de la Realidad del Espacio y del Tiempo

De todo lo visto podemos obtener varias conclusiones:

(1) Como la situación en el espacio o en el espacio-tiempo es un aspecto invariante de la percepción, Kant habla de ellos como si se tratara de la forma de la percepción.

(2) De la tesis según la cual la posición en el espacio y en el tiempo no es abstraída de la percepción, sino algo dado a priori, Kant infiere que el espacio y el tiempo son aportados por el sujeto que percibe.

De ello, las formas a priori de la sensibilidad son subjetivas y en consecuencia, no podemos percibir el mundo tal y como es. Lo cambiamos al percibirlo. En realidad percibimos únicamente la manera cómo percibimos el mundo. Por esto, podemos

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cuestionar la realidad del espacio y del tiempo, ante lo cual Kant dirá que:

Espacio y Tiempo son "empíricamente reales" con respecto a todo lo que puede darse a nuestros sentidos (externo o interno) como objeto; pero son "transcendentalmente ideales", esto es, no son reales puesto que espacio y tiempo son abstraídos de las condiciones subjetivas de la percepción y no puede atribuirse a las cosas en sí mismas.

3.3.- La Analítica Transcendental

Tras la Estética transcendental aparece una división general dentro de lo que Kant denomina Lógica transcendental. En la Lógica transcendental se propone Kant tres tareas básicas:

(1) Separar aquellos conceptos a priori que sin ser matemáticos son, en cambio, aplicables a la percepción.

(2) Mostrar cómo la aplicación adecuada de tales conceptos conduce a aquellos juicios sintéticos a priori que conduce a los conocimientos del sentido común y al pensamiento científico.

(3) Mostrar cómo la aplicación inadecuada de conceptos a priori y de ideas conduce a determinados errores y confusiones.

Esta división de la lógica transcendental es análoga a una división similar de la lógica formal. El uso analítico de la lógica formal es adecuado. Su uso dialéctico, por el contrario, es inadecuado en el uso de sus principios para el descubrimiento de nuevos hechos. Así pues, la lógica transcendental se divide en dos apartados: La Analítica que se ocupará de (1) y (2) y la Dialéctica que lo hará de (3).

Pero antes de iniciarnos en la explicación de (1) y (2) veamos cuales son para Kant las condiciones intelectuales del conocimiento o dicho de otra manera cómo entendemos.

3.3.1.- El Entendimiento como la Facultad de Juzgar

Si la función propia de la sensibilidad es percibir; la del entendimiento es comprender lo percibido. De comprender lo percibido debemos sacar dos conclusiones muy claras. Por una parte que el entendimiento toma como datos, como elementos de su quehacer, las impresiones sensibles que provienen desde la sensibilidad y que aplicando a ese múltiple de sensaciones conceptos logra formar juicios. Así pues un axioma fundamental de la filosofía kantiana es que nuestro pensamiento depende de la percepción para lograr sus objetos. Y también que la función de comprender o entender se realiza mediante conceptos. Cuando nosotros no podemos referir nuestras impresiones sensibles a un concepto, nuestra comprensión de aquellas queda bloqueada.

Por último, nuestra actividad de referir los fenómenos a los conceptos se realiza siempre a través de un juicio. Así podemos decir 'esto es una casa' o en un segundo nivel 'esta casa es roja'.

Tras esto, igual que con la sensibilidad, lo que le interesa a Kant es mostrar cuáles son los conceptos que el entendimiento dispone a priori para poder categorizar la experiencia. Para Kant el entendimiento dispone de cierta espontaneidad según la cual mediante ciertos concepto a priori que él pone y como condiciones para los juicios,

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puede formar así juicios sintéticos a priori.

3.3.2.- La Deducción Metafísica de las Categorías

Como hemos señalado en (1), la primera tarea de la analítica transcendental consiste en establecer una lista completa de todos los conceptos elementales a priori, no matemáticos, y sin embargo aplicables, a los que Kant llama categorías.

Para que esta labor pueda ser realizada exhaustivamente Kant se fija en la Lógica formal para poder deducir todas las categorías.

En todo juicio podemos distinguir dos aspectos: a) La aplicación de conceptos específicos

b) La manera en que están conectados dentro del juicio, y esto no sino la forma lógica del juicio.

Ahora bien, la aplicación de un concepto específico no confiere objetividad al juicio, pues por ser particulares no vale de una forma general, entonces tendrá que ser un concepto a priori incorporado a la forma lógica del juicio empírico quien le dote de objetividad. Así habrá un concepto elemental a priori o categoría para cada una de las diferentes maneras en que los juicios empíricos confieren objetividad a los correspondientes juicios de percepción.

De esta manera, si para cada forma fundamental de la lógica concebimos la condición general de su aplicación a los objetos de la experiencia, el resultado en cada caso será una categoría o concepto puro, es decir, un concepto general que tiene aplicación necesaria en el mundo de la experiencia.

En consecuencia, formando desde la lógica formal una lógica transcendental que se diferencia de la primera en pensar ésta aplicándola a la experiencia deduce Kant su famosa tabla de categorías:

Tabla de los Juicios Tabla de las Categorías

1.- Por la Cantidad Universales Particulares Singulares Unidad Pluralidad totalidad 2.- Por la Cualidad Afirmativos Negativos Infinitos Realidad Negación Limitación 3.- Por la Relación Categóricos Hipotéticos Disyuntivos Inherencia y Subsistencia Causalidad y Dependencia Comunidad

4.- Por la Modalidad Problemáticos Asertóricos

Posibilidad-Imposibilidad Existencia-No Existencia

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Cómo se articula esta tabla cuando pretendemos aplicarla para lograr juicios sintéticos a priori. Veámoslo con un ejemplo:

Tomemos un juicio empírico objetivo tal como

'Toda Piedra es Pesada'

Para poder formular este juicio debe previamente:

(1) Darse una diversidad de representaciones, datos percibidos, recordados, etc...

(2) Estas representaciones deben ser recogidas adecuadamente por la imaginación (El Esquema).

(3) Aplicar los conceptos o realizar la unidad sintética, esto es, dotar a mi síntesis de la imaginación de una referencia objetiva.

Entonces, después de que la imaginación reúna el múltiple de impresiones, el entendimiento coordina esta impresiones aplicando ciertas categorías. Así:

Como es un juicio universal (según su cantidad) el entendimiento aplica la categoría de Unidad.

Como es un juicio afirmativo (según su cualidad) el entendimiento aplica la categoría de Realidad.

Como es un juicio categórico (según la relación) el entendimiento aplica la categoría de Substancia (Inherencia).

Como es un juicio asertórico (según la modalidad) el entendimiento aplica la categoría de Existencia.

El resumen de este punto podemos expresarlo con palabras del propio Kant: "La Deducción Transcendental de todos los concepto a priori; tiene, pues, un principio hacia el cual debe enderezarse la investigación toda, y es a saber: que estos conceptos tienen que ser conocidos como condiciones a priori de la posibilidad de la experiencia objetiva". (CrV. B 126)

3.3.4.- El Pensamiento como Unión

Ya hemos dicho que pensar es unir una diversidad de representaciones bajo conceptos y que esta unidad de la diversidad es obra del entendimiento. En terminología kantiana podemos expresar esto de nuevo. Toda unión es un acto del entendimiento que podemos llamar en general síntesis para hacer notar que no podemos representarnos nada unido con la diversidad sin haberlo hecho ante nosotros mismos. La unión es la representación de la unidad sintética de la diversidad.

Ahora bien si una diversidad tiene unidad sintética, debido a que el entendimiento la ha unido, debe entonces ser pensable por el mismo sujeto al que le son dadas las percepciones unidas. Por eso la unidad sintética de una diversidad causa la unidad de un sujeto pensante o mejor, la unidad de pensamiento y percepción en un sujeto. De esta manera, "el yo pienso debe ser capaz de acompañar a todas mis

representaciones, pues si fuera de otro modo habría en mí algo representado que no podría pensarse...En consecuencia, toda diversidad de la percepción tiene relación con el yo pienso en el mismo sujeto en quien se encuentra esta diversidad." (CrV, B 131)

Kant denomina a esta necesaria relación entre el sujeto pensante y lo representado "apercepción pura" o también "apercepción original" pues es el elemento en la autoconciencia que mientras une representaciones no puede unirse él

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mismo de igual manera con otras representaciones.

Este descubrimiento del sujeto desde las representaciones del mundo externo y también el descubrimiento de la apercepción pura como condición necesaria de la experiencia objetiva es la clave del idealismo transcendental. Pero si esto es así cabe preguntarse: ¿Conocemos los objetos o meramente cómo se nos aparecen estos objetos?

3.3.5.- El Idealismo Transcendental: Fenómeno y Noúmeno

La distinción entre las cosas y cómo se nos aparecen la expresa Kant con la expresiones de Fenómeno y Noúmeno.

Fenómeno: El objeto en tanto que aparece y es conocido se denomina

fenómeno.

Noúmeno: El correlato al objeto considerado al margen de su relación a la

sensibilidad, a su aparecer, esto es, "la cosa en sí" la denomina Kant noúmeno.

La Estética transcendental y la Analítica transcendental no son sino la exposición kantiana de la estructura de la experiencia objetiva. Esto conlleva la existencia de algo desconocido e incognoscible que afecta a nuestros sentidos con algo que es transformado en realidad objetiva y científica por estar sujeto a las formas de la sensibilidad, por un lado, y a las formas del entendimiento, por otro.

Ese algo desconocido es el noúmeno y aquello que conocemos es simplemente el fenómeno. El noúmeno es incognoscible porque nosotros disponemos exclusivamente de intuiciones sensibles y el noúmeno sólo es cognoscible por una intuición intelectual. Por eso el concepto de noúmeno queda como un concepto negativo, como límite de la experiencia. Esta distinción entre fenómeno y noúmeno y la idea de que el noúmeno no puede conocerse, pero sí pensarse, será importante para la filosofía moral kantiana.

3.4.- La Dialéctica Transcendental

Kant distingue entre entendimiento y Razón. La dialéctica transcendental es el estudio de la Razón Pura como el asiento de la ilusión Transcendental. Como hemos visto, el interés de Kant era estudiar cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la ciencia para ver si éstos eran posibles en la Metafísica. Tanto en la Estética como en la Analítica ha realizado esta tarea de forma positiva. Ahora se plantea si también la Metafísica es posible como ciencia; comprobando que no.

Para Kant la Razón es la facultad de los principios, esto es, el trabajo de la Razón consiste en elaborar silogismos. La idea del silogismo es ofrecer una unidad sistemática a los juicios. Pero para ello es necesario encontrar para toda condición o premisa una condición o premisa ulterior e intentar seguir haciéndolo hasta llegar a la condición última que no dependiendo ella misma de ninguna condición nueva, ha de ser incondicionada.

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pensamiento en general: Dios.

La razón, pues, nos impulsa a buscar leyes, condiciones, cada vez más generales. Mientras esta búsqueda se mantiene dentro de los límites de la experiencia, tal tendencia es eficaz y posible. Pero cuando la tendencia nos lleva a buscar lo incondicionado, lo absoluto, perdemos la referencia a la experiencia quedándonos solamente con las meras ideas de la Razón que ya no pueden ser aplicables a ningún tipo de experiencia, pues de lo incondicionado no tenemos experiencia, cayendo en:

(a 1) Paralogismos: Cuando pretendemos explicar todos los fenómenos

psíquicos por medio de la Idea del Alma.

(a 2) Antinomias: Cuando pretendemos unificar todos los fenómenos físicos

por medio de la Idea Mundo.

(a 3) Ideal de la Razón: Cuando a ambos, Físicos y psíquicos, se intenta dar

una explicación basándose en una causa suprema, Dios.

Así pues, las ideas de la Razón no tienen una aplicación, puesto que no podemos especificar condición empírica alguna para su aplicación, es decir, ninguna experiencia posible o intuición podría garantizar la aplicación de ninguna de ellas. Por ello violan las condiciones para una experiencia objetiva.

Sin embargo, las ideas de la Razón -Alma, Mundo y Dios- expresan un ideal de

la Razón de encontrar leyes más generales. La razón humana tienen una inclinación

natural a salir de los límites de la experiencia; pero las ideas no producen sino una simple pero inevitable apariencia. Y esta ilusión está tan fuertemente arraigada que sólo una dura Crítica, como la kantiana, puede sacarnos de esta ilusión metafísica.

4.- Kant: El Uso Práctico de la Razón

Con el objetivo kantiano de dar una respuesta a la pregunta ¿qué debo hacer? entramos ahora en el estudio de la ética kantiana, incluida principalmente en La Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres (1785) y en la Crítica de la Razón Práctica (1788). Esta última obra nos indica la existencia de una división de la Razón Pura en teórica y en práctica. En efecto, como vimos, la Crítica de la Razón Pura está relacionada con nuestros juicios de hecho, pero Kant es consciente de que juzgamos que determinados casos que no son hechos, deben serlo. Así la Razón se relaciona con su objeto de dos maneras o bien determinándolo o bien haciéndolo real. En la primera función la Razón es teórica, en la segunda práctica.

Pero la existencia de una Razón Práctica debe ser explicada, ¿de qué manera cabe relacionar Razón y Voluntad? Para Kant, el origen de la obligación es la razón y no la experiencia de impresiones u objetos. Porque "por muchas causas naturales y muchos estímulos sensoriales que pueda haber y que me lleven a desear algo, nunca podrán hacer que me siente obligado." (CRP, B IX).

Al calificar Kant la Razón como práctica quiere indicar que podemos decidirnos a actuar o negarnos a hacerlo por simples principios generales y no por cualquier deseo. Que la Razón puede ser práctica significa que a lo que llamamos oposición entre Razón y Deseo es realmente la oposición que parece ser.

Esta idea de la Razón como práctica marca la diferencia con la historia del pensamiento ético anterior, Kant pone en escena de la Filosofía moral una ética formal contra las éticas materiales desarrolladas hasta el momento.

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4.1.- La Crítica de la Razón Práctica (CRP): El Deber, La Máxima y la Ley

Moral

El Tratamiento kantiano de la ética es,pues, la relación de la Razón con la Voluntad, no con los objetos. Efectivamente:

"Es imposible concebir alguna cosa en el mundo o fuera de él que pueda considerarse como buena sin ninguna otra calificación, exceptuándose sólo una buena

voluntad" (Fund., 393)

Querer no es desear. Pensar la ética bajo principios prácticos que suponen un objeto (materia) de la facultad de desear como fundamento de determinación de la voluntad no es posible; pues tales principios son todos ellos empíricos y como tales no pueden proporcionar ley práctica alguna. Para Kant el único fundamento de la moralidad es obrar por mor de cumplir el deber de uno.

El Deber, según Kant, es "la necesidad de una acción por respeto a la ley". De

este definición comprendemos que obrar, por ejemplo, conforme al deber no basta para que las acciones posean un valor moral. Actuar por deber es considerar la acción no como un medio para conseguir un fin o propósito, sino que es un fin en sí mismo, algo que debe hacerse por sí.

El valor moral de una acción no radica, pues, en algún fin o propósito a conseguir, sino en la Máxima. Kant entiende por máxima "el principio subjetivo de la acción", es decir, "el principio de acuerdo con el que se debe actuar". Por ello, "una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que por medio de ella se quiera alcanzar, sino en la máxima por la cual ha sido resuelta; no depende, pues, de la realidad del objeto de la acción, sino meramente del principio del querer."

Así pues, solamente la acción que se ajusta por deber a la máxima fijada será susceptible de valoración moral. Sin embargo todavía nos falta un elemento importante para las valoraciones de las acciones. Las máximas entendidas como planes racionales de conducta pueden ser muy diversas y quizá la mayoría no respondan o no puedan ser incluidas en un contexto moral. Desde luego, es claro que solo aquel que pueda adoptar máximas es un ser moral, pero, ¿cuándo un máxima es moral? Una Máxima es moral si concuerda con la ley moral. O más explícitamente, mi acción es moral si y sólo si "puedo determinar que mi máxima llegue a ser una ley universal" (Fund. 402).

La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo que no es ni puede ser hipotético. Un imperativo hipotético expresa las condiciones para la obtención de un fin y en este sentido se aleja de la idea formal de la ética kantiana. En consecuencia, el imperativo no puede ser, para determinar mi voluntad, sino categórico. Kant formula el imperativo categórico de varias maneras, pero todas ellas de un modo u otro reducibles a la siguiente:

"Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal".

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4.2.- La Autonomía de la Voluntad

El trabajo crítico kantiano debe extenderse también a la filosofía práctica, por eso el interés ahora es ver la objetividad del imperativo categórico, o dicho de otra manera, ¿cómo es posible el imperativo categórico?

La posibilidad del imperativo categórico viene indicada si, por una parte, su verdad puede ser conocida a priori, pues sólo así puede ser una ley necesaria; y por otra, si podemos hacer un uso sintético de la razón práctica.

Para responder a este punto debemos antes contestar a otra pregunta que nos dará la clave para la primera, pero además nos explica la concepción total de la ética kantiana. La pregunta es: ¿Puede el imperativo determinar la voluntad?

El imperativo categórico puede determinar la voluntad sólo si puede determinarse un fin en sí mismo. Kant entiende por fin:

"Fin es lo que sirve a la voluntad de fundamento objetivo de su autodeterminación, y el tal fin, cuando es puesto por la mera razón, debe valer igualmente para todos los seres racionales."

El siguiente paso es buscar ese fin en sí mismo. Kant lo formula en la siguiente proposición: "La naturaleza racional como fin en sí mismo". El resultado es un principio objetivo que fundamenta el imperativo categórico y aparece formulado de la siguiente manera:

"Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio."

Adviertase que en esta otra formulación del imperativo categórico la clase de los seres racionales se convierte a la vez en sujeto de fines, así como en fin en sí mismo. De esta manera, la voluntad se constituye como una voluntad universalmente

legisladora. La voluntad no se somete sino a la ley que ella misma crea. Kant denomina

al principio de concordancia de la voluntad con la razón práctica universal, de donde surge la voluntad legisladora, principio de la Autonomía de la Voluntad.

A partir de ahora este concepto expresa toda la dimensión de la ética kantiana y así lo expresa en el teorema IV de la CRP:

"La autonomía de la voluntad es el único principio de todas las leyes morales y de los deberes conforme a ellas. La ley moral no expresa nada más que la autonomía de la razón pura práctica, es decir, la libertad, y esta es la condición formal de todas las máximas, bajo cuya condición solamente pueden éstas coincidir con la ley práctica suprema."

El hombre es libre y su libertad se expresa como propiedad de la voluntad que por ello es autónoma, pues inaugura un ámbito en el cual es legislador, un ámbito que escapa de la causalidad eficiente del mundo fenoménico. La libertad inaugura un

mundo nouménico. Esta dialéctica en la que milita el hombre por pertenecer a un

mundo inteligible, donde es legislador, y un mundo sensible, donde está necesariamente determinado; explica la necesidad de legislarse firmemente y esta obligación es la que origina sintéticamente, pero a priori, el imperativo categórico al que deben someterse las acciones humanas. Efectivamente:

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mundo inteligible y si es pensado por él como deber, es porque se considera al mismo tiempo como miembro del mundo sensible."

4.3.- La Razón Práctica como Amplificación de la Razón Teórica

La Crítica de la Razón Pura había puesto de manifiesto la imposibilidad de la Metafísica como ciencia y con ello la imposibilidad del conocimiento del alma, como substancia inmortal, y de Dios. Si bien ello constituía un ideal de la Razón al que casi inevitablemente el hombre tendía una y otra vez.

Es ahora cuando las ideas de la Razón pueden plantearse adecuadamente, pero ya no dentro de un uso teórico, especulativo, sino dentro de un uso práctico de la Razón Pura. Y pueden plantearse adecuadamente como postulados de la Razón Práctica. Un postulado, para Kant, es una proposición teórica que no es demostrable como tal, en cuanto depende inseparablemente de una ley práctica incondicionalmente válida a priori.

Dios y el alma inmortal son exigidos por la ley moral para solucionar la antinomia

de la razón práctica que aparece cuando se tematiza la idea de bien supremo. El bien

supremo se constituye mediante la virtud y la felicidad. Pero la cuestión de cómo es prácticamente el bien supremo es difícil de resolver pues:

a) o el apetito de la Felicidad tiene que ser la causa motriz de las máximas de la virtud.

b) o la máxima de la virtud tiene que ser la causa eficiente de la felicidad. Pero, ni a) ni b) son posibles: pues si a), si la felicidad determina la voluntad aquella pasa a ser el fin y en consecuencia ésta no es moral y lo no moral no fundamente moral alguna. Pero, si b) y como la felicidad entonces es algo a posteriori que se logra en el mundo sensible, y por el contrario la virtud moral debe ser a priori y nunca empírica, no es posible una interacción entre virtud y felicidad.

Luego, como el bien supremo es un objeto a priori de nuestra voluntad y como, de lo visto, resulta imposible y dado que ley moral y supremo bien se exigen mutuamente, entonces la ley moral es falsa.

¿Cómo soluciona Kant esta antinomia? Diremos que de dos maneras. La primera la hemos visto ya mediante el concepto de libertad, que provienen de la división entre fenómeno y noúmeno. El hombre como noúmeno y como fenómeno a la vez dispone de una doble causalidad. Por una parte, aquella eficiente de la ley natural del mundo fenoménico, y , por otra, otra superior capaz de determinar la causalidad natural, y a la vez libre, del mundo. El hombre puede determinar los hechos del mundo, pero para poder hacerlo es obvio que debe escapar de la necesidad de la causalidad natural.

Por eso ahora b) se hace posible, pues pensándome como noúmeno, esto es, teniendo en la ley moral un fundamento puramente intelectual de determinación de mi causalidad, es posible la moralidad como causa de mi felicidad.

Pero, sin embargo esto todavía no nos soluciona cómo lograr el bien supremo. Con la idea de libertad sabemos que podemos lograrlo, pero todavía nos queda muy lejos. Por ello, exigiéndose desde la ley moral, Kant postula la inmortalidad del Alma y la

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ley moral, postularse la existencia de una causa de la naturaleza toda, distinta de ella y que encierre el fundamento de la conexión entre felicidad y moralidad. Esto es, Dios en quien confluye el ser y el deber-ser y, en consecuencia, en quien se da una unión perfecta entre virtud y felicidad.

De todo esto, pues, queda postulado la existencia de aquellos objetos que la Razón teórica no pudo demostrar. Así por medio de la Razón Práctica el conocimiento teórico recibe un aumento, un amplificación. Sin embargo, no nos avanza conocimiento teórico alguno sobre ellos, sólo nos muestra que estos conceptos son reales y tienen realmente sus objetos (posibles). No nos da intuición alguna sobre ellos, con lo cual sigue siendo imposible la formulación de juicios sintéticos a priori que amplifiquen nuestro conocimiento en el uso teórico. La amplificación consiste, pues, únicamente en otorgar a estas ideas realidad objetiva.

5.- La Distinción entre Razón Teórica y Razón Práctica

En el prefacio de la última crítica kantiana, La Critica del Juicio (1790), expone Kant que con las dos críticas anteriores termina su labor crítica y da comienzo su labor doctrinal. Labor doctrinal que consiste en:

(1) El estudio de los principios a priori del juicio reflexivo.

(2) Indagar la conexión entre el ámbito de la naturaleza y el de la libertad, es decir, entre Razón teórica y Razón Práctica.

En lo referente al segunda aspecto de su trabajo, que es el que aquí nos interesa, la primera parte de la Introducción, que lleva el título de 'De la División de la Filosofía', expone Kant claramente la distinción entre Razón teórica y Razón práctica y, dice Kant, que la filosofía se divide en dos partes completamente distintas:

a) La Teórica como Filosofía de la Naturaleza. b) La Práctica como Filosofía Moral.

Siendo así debe haber dos clases de conceptos que contienen los principios de posibilidad de los objetos, son:

para a) Los conceptos de la Naturaleza. para b) Los conceptos de la Libertad.

Los primeros hacen posible un conocimiento teórico, según principios a priori. El segundo conocimiento en relación a los concepto prácticos instaura, para la determinación de la voluntad, principios extensivos, que se denominan prácticos. Kant destaca que la Filosofía ha cometido el error de tomar por la misma cosa lo práctico según conceptos de la naturaleza y lo práctico según concepto de la libertad.

Para Kant, si el concepto que determina la causalidad es un concepto de la naturaleza, entonces los principios son teóricos-prácticos. Estos principios o reglas son solamente reglas de habilidad,encaminadas a producir un efecto que es posible según conceptos de la naturaleza. Ahora bien, si el concepto que determina es un concepto de la libertad los principios serán morales-prácticos. El error ha sido introducir los teóricos-prácticos dentro de la Filosofía Práctica por cuanto esta perdería su característica de regir conceptos de libertad, anulándose entonces ésta.

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porque es la que trata con conceptos derivados de lo suprasensible que sólo el concepto de libertad da a conocer por medio de leyes formales, siendo así leyes morales-prácticas.

La razón por la que estas dos esferas3 no se constituyen en una sola, se debe a que el concepto de naturaleza, al representar sus objetos en la intuición, los representa no como cosas en sí, sino como meros fenómenos; y, en cambio el concepto de libertad representa en sus objetos una cosa en sí misma, y no lo hace en la intuición.

Aunque ambas esferas no alcanzan lo suprasensible ya que la razón práctica, ni la teórica, puede producir un concepto teórico de su objeto, no obstante se abre un abismo entre lo teórico, como lo sensible, y lo práctico, como lo suprasensible; sin poder establecerse ningún tránsito del primero al segundo.

Ahora bien, el segundo -el práctico- debe influir sobre el primero, pues el concepto de libertad debe realizar en el mundo sensible el fin propuesto por sus leyes. La Naturaleza debe poder pensarse de tal modo que la conformidad a leyes posibilite los fines que según la libertad se han de realizar.

Efectivamente, la libertad determina a la voluntad a través de una ley práctica de la razón. Si ha de ser una ley no puede caer en el ámbito sensible, material; sino que ha de ser formal. La forma de la ley no pertenece a los sentidos, la representación de esa forma es distinta a todos los fundamentos de determinación de los sucesos de la naturaleza según la ley de la causalidad. La voluntad independiente lo es de esta ley y ello es libertad. Por eso sólo la voluntad libre puede constituir su máxima en ley universal.

La Dialéctica Transcendental terminaba fijando el ideal de la Razón Pura y mostrando la tendencia humana a salir de los límites de la experiencia. Las ideas transcendentales sólo producen una apariencia que únicamente puede solucionarse tras una aguda crítica. Sin embargo, desde la razón práctica, dada una intención a priori -el Bien Supremo- se postula la posibilidad de los objetos postulados por la Razón Pura. Así la Razón Práctica amplifica el conocimiento teórico de la razón pura.

Sin duda, la Razón práctica muestra que los conceptos de libertad, inmortalidad y Dios -las ideas de la Razón Pura- son reales aunque no ofrezca ningún contenido de ellos al carecer de intuición. En la Razón práctica estos conceptos son inmanentes y constitutivos, en la Teórica sólo son transcendentes.

Por eso la razón Práctica tiene un primado sobre la Teórica, pues las ideas reguladoras de la Razón teórica sólo encuentran su realidad en el interés práctico. Probablemente sólo en Kant podamos aseverar la distinción teórico/práctico y sólo bajo la intención a priori de un Bien Supremo. Por eso la Razón práctica tiene un ámbito de interés en la ética, desde donde se aumenta la Razón Teórica.

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