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A STUDY OF EVOLVING REPRESENTATIONS AND MATERNAL ATTACHMENT IN A GROUP OF CHILEAN FIRST-TIME PREGNANT WOMEN

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Academic year: 2020

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María Pía Santelices,

Marcia Olhaberry,

María Eugenia Araneda,

Carolina Tapia,

y Claudia P. Pérez-Salas*

Resumen Resumen Resumen Resumen Resumen

Se estudiaron las representaciones maternas y los estilos de apego de un grupo de embaraza-das primigestas, observaembaraza-das durante el embarazo (entre 14 y 34 semanas) y luego de nacidos sus bebés entre los 3 y 6 meses. Participaron 23 embarazadas entre 19 y 32 años, siendo evaluados sus

estilos de apego a través del cuestionario CaMir y sus representaciones maternas a través de una adaptación de la Entrevista “R” . Los resultados obtenidos indican diferencias significativas en la evolución de las representaciones maternas de las madres estudiadas en algunas de las variables evaluadas. Las madres con apego seguro tienden a mantener sus representaciones luego del naci-miento del bebé, y las madres con estilos de apego inseguro preocupado y evitativo presentan tendencias diferenciales.

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Palabras clave: Representaciones maternas, apego materno, primer embarazo y maternidad. Key words

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Key words: Maternal representations, maternal attachment, first pregnancy and motherhood.

Antecedentes

Representaciones maternas

Las representaciones en torno a la maternidad y a los futuros hijos son construidas desde el embara-zo, variando de una mujer a otra principalmente por sus características de personalidad y sus experien-cias vitales. Las representaciones maternas

compren-* María Pía Santelices, Marcia Olhaberry, María Eugenia Araneda, Carolina Tapia y Claudia P. Pérez-Salas

Escuela de Psicología

Pontificia Universidad Católica de Chile Vicuña Mackena 4860 Macul, Santiago Chile E- mail: María Pía Santelices: msanteli@uc.c Marcia Olhaberry: mpolhabe@uc.cl

Este artículo fue elaborado con el financiamiento brindado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, FONDECYT, N°1040760 REVISTA ARGENTINA DE CLINICA PSICOLOGICA XVI .p.p. 219-229 © 2007 Fundación AIGLE.

den las fantasías, esperanzas, temores, sueños y re-cuerdos de la propia infancia, el propio modelo pa-rental y las profecías sobre el futuro del niño (Stern, 1997). En la construcción de estas representaciones influyen fuertemente los modelos maternales obser-vados en la infancia, en la familia de origen y contex-to social, que preparan a la mujer para su propia maternidad (Bruschweiler-Stern, 1998). El proceso del embarazo físico conlleva un proceso de embara-zo mental donde la identidad se modificará en el ser madre, mujer, pareja, hija y trabajadora entre otras dimensiones (Bruschweiler-Stern, 1998).

Diversos autores plantean que la vivencia del embarazo en los padres se caracteriza por fantasías y expectativas hacia el hijo por nacer (Bribring, 1961; Pines, 1981; Vives y Lartigue, 1994; citados en Reyes de Polanco, 2000) y Lebovici, 1989). Stern (1997), sugiere que el mundo representativo de la madre incluye no sólo las interacciones con su bebé, sino

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también sus fantasías y expectativas sobre el futuro del niño. Es decir, la madre cuenta con una red inter-na de modelos, construidos a partir de su historia vincular real y/o imaginada con sus figuras afectiva-mente significativas. Para Stern, conductas y repre-sentaciones se gatillan mutuamente a nivel conscien-te e inconscienconscien-te, inconscien-terrelacionándose de acuerdo al contexto presente de la interacción y no sólo a partir de la conflictiva intrapsíquica de la madre.

La investigación en torno a los cambios en el tiem-po de las representaciones maternas, sugiere una evolución desde el embarazo hasta el parto y del parto hasta el año de nacido el bebé en relación a su riqueza y especificidad (Stern, 1997). Durante los primeros cuatro meses, las representaciones de la madre sobre su futuro hijo son escasas, incremen-tándose con la percepción del movimiento intraute-rino del bebé (Bruschweiler-Stern, 1998). Desde el séptimo mes hasta el noveno, las representaciones maternas disminuyen nuevamente, planteando Stern (1997), que ésta sería una forma en que la madre se protegería a sí misma y a su bebé de la posibilidad de discordancias entre sus representaciones y la rea-lidad a experimentar con posterioridad al nacimien-to. Fava, Vizziello, Antonioli, Cocí y Invernizzi (1993, citado en Wenland y Miljkovitch, 2003) sugieren que a partir del último mes de embarazo en las madres primigestas, las representaciones de sus hijos/as varían, comenzando el desarrollo progresivo de un espacio psíquico para el bebé. Luego del nacimiento la madre modifica las representaciones de su bebé, al considerar las características objetivables propias del “bebé real”, diferenciándolo del “bebé imagina-rio” construido durante el embarazo. Ambas repre-sentaciones se influirán y modificarán mutuamente a partir de la relación de la díada madre-bebé.

La maternidad modifica la identidad de la madre, cambiando su mundo representativo de manera irre-versible, quedando atrás las fantasías de rehacer la infancia o volver a ella, experimentándose una im-portante sensación de pérdida que pudiera contri-buir a la depresión post-parto (Stern, 1997). Algunos autores señalan la vivencia de un duelo en la madre, por la pérdida del hijo imaginado y la aparición del hijo real (Dayan, 1997; Rosenblum, 1997; Bydlows-ki, 2000, citado en Arteaga, 2002). Junto a este due-lo surge también la necesidad de diferenciación de la propia madre, buscando la identificación con su rol idealizado (Taskin y Okman, 2003).

Un lugar destacado en la literatura sobre repre-sentaciones maternas lo ocupa la figura de la propia madre, definiéndola como importante para la identi-ficación femenina de sí misma en transición hacia la maternidad (Siddiqui, Hagglof y Eximan, 2000). Stern (1997), plantea que muchas de las fantasías, positi-vas y negatipositi-vas, esperanzas y temores se

desarro-llan a partir del modelo de-estar-con surgido de la relación entre madre e hija. Plantea además, que el aspecto de la representación sobre la propia madre que mejor indica la conducta maternal futura, no es necesariamente su experiencia pasada, buena o mala, sino cómo piensa y habla en el presente de su propia madre, siendo la narración de la propia histo-ria más importante que la histohisto-ria misma.

Patrones de apego

Antecedentes empíricos dan cuenta de una rela-ción significativa entre las experiencias de apego de la madre y las representaciones prenatales del niño y de sí misma como madre (Ammaniti, 1991; Huth-Bocks y col., 2004), observándose que madres con apegos inseguros presentan representaciones de sí mismas como cuidadoras con una tonalidad emocio-nal negativa. En este sentido, la evaluación de los estilos de apego actuaría complementariamente con las representaciones maternas, permitiendo enrique-cer la mirada de la díada madre-bebé, entregando elementos predictores que pudieran orientar posi-bles intervenciones.

Bowlby (1979) planteó que las relaciones con las figuras de apego permiten la construcción de “Mo-delos internos operantes”, los que guían la forma-ción de vínculos en la adultez. Estos Modelos serían mapas o esquemas presentes en un sujeto, acerca de sí mismo, sus figuras de apego y de su entorno. Incluyen componentes afectivos, cognitivos y expec-tativas en relación a la disponibilidad y la respuesta de los otros frente a la necesidad y los encuentros.

Main, Kaplan y Cassidy (1985, citado en Martinez, 2005), describieron inicialmente tres tipos de apego en el adulto, seguro-autónomo, inseguro-evitativo e inseguro-preocupado, que aluden a “sistemas repre-sentacionales”, que dan cuenta de los Modelos Ope-rativos Internos presentes en cada sujeto. Encontra-ron que las experiencias de apego temprano de una madre estaban fuertemente relacionadas con el tipo de apego presente en su hijo (Main, 1995), y que los patrones tienden a la repetición de padres a hijos (Benoit y Parker,1994; Fonagy, Steele y Steele, 1991). Una representación “segura” se basaría en un modelo singular, en que los aspectos positivos y ne-gativos de las relaciones de apego se integran en una representación coherente, consistente y con resonan-cia emocional, en el relato de experienresonan-cias favora-bles y desfavorafavora-bles. Belsky (1999), a partir de la re-visión de meta-análisis, señala que los padres segu-ros responderían de manera sensible y oportuna a las necesidades individuales del niño, promoviendo el desarrollo de seguridad y confianza en sus vínculos.

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De acuerdo a lo planteado por Hesse (1999), en los estilos “inseguros” se aprecian fallas en la inte-gración de información contradictoria y dolorosa en las representaciones de apego. Los adultos con esti-lo de apego inseguro-evitativo se caracterizan por presentar en su discurso un énfasis en la autonomía y minimización de los aspectos negativos de la in-fancia. Tienden a evaluar positivamente sus experien-cias de apego pero no hay consistencia ni capacidad de referir situaciones concretas que respalden sus afirmaciones. Frecuentemente idealizan a sus figu-ras parentales, presentan escasos recuerdos justifi-cados por “mala memoria” y entregan descripciones breves en sus relatos.

Quienes muestran apegos inseguros-preocupa-dos presentan falta de distancia e integración en el relato de sus experiencias, expresan impacto emo-cional y preocupación por sus vivencias. Pueden mostrar enojo, confusión, pasividad, o miedo al re-ferirse a sus figuras significativas, evidenciando am-bivalencia en relación a sus vínculos. Tienden a exa-gerar la importancia del apego, estando muy abru-mados por sus experiencias infantiles, sin lograr dar cuenta de ellas de manera coherente e integrada, alargando su discurso sin lograr un relato claro (He-sse, 1999).

Fonagy (1999) explica la asociación entre histo-ria de apego de los padres y el tipo de relación de apego con sus hijos, a través de una capacidad lla-mada “función reflexiva”, que da cuenta de la com-prensión de la conducta de uno mismo y de los otros en términos de estados mentales. Durante el emba-razo, mujeres con un alto nivel de función reflexiva reconocerán sus propias emociones y las necesida-des físicas y emocionales reales de su bebé, más allá de la proyección de sus sueños y fantasías (Sla-de, 2000).

Algunos autores han observado una relación sig-nificativa entre las experiencias de apego de la ma-dre y las representaciones prenatales del niño y de sí misma como madre (Ammaniti, 1991; Huth-Bocks y col., 2004). Las mujeres que narran experiencias de apego caracterizadas por menos amor, mayor re-chazo, sentimientos de rabia y dificultad para recor-dar eventos de la infancia, tienen representaciones menos óptimas de sí mismas como cuidadoras du-rante el embarazo (Huth-Bocks y col., 2004)

Lo anterior permite pensar en el valor de consi-derar ambas dimensiones en el estudio de díadas madre-hijo durante el embarazo y el primer año de vida, aportando cada una aspectos complementarios del desarrollo que podrían contribuir al diseño de pro-gramas de intervención.

A partir de los antecedentes expuestos se plan-tean los siguientes objetivos:

a) Describir y analizar los posibles cambios en las representaciones maternas de un grupo de madres, entre el embarazo y el nacimiento de su primer bebé. Con este objetivo se busca confirmar los anteceden-tes teóricos en relación a las modificaciones de las representaciones maternas, observadas en un gru-po de embarazadas primigestas chilenas.

b) Describir y analizar las diferencias en las re-presentaciones maternas, asociadas a los estilos de apego materno seguros e inseguros. Se espera ob-servar cambios asociados a las características parti-culares de cada patrón de apego, presentando las madres con estilos de apego seguros e inseguros evoluciones diferenciales.

c) Describir y analizar los cambios específicos en las representaciones maternas en las madres con apegos inseguros, distinguiendo los estilos de ape-go preocupados y evitativos, con el fin de conocer aspectos diferenciales que pudieran entregar infor-mación relevante para futuros programas de inter-vención.

Método

Participantes

Constituyeron la muestra de este estudio 23 em-barazadas primigestas entre 19 y 32 años (ME-DIA=25.26 y DS=3.756), de nivel socioeconómico medio medio y medio bajo, evaluadas durante el em-barazo, entre las 14 y 34 semanas (MEDIA=22.96 y DS=4.627), en sus estilos de apego y en la tonalidad emocional de sus representaciones maternas y lue-go de nacidos sus bebés entre los 3 y 6 meses, nue-vamente en sus representaciones maternas. Se rea-lizó una selección dirigida de madres primigestas que formaron parte de un estudio, que implementó un taller de Promoción de Apego Seguro. Se definieron como criterios de exclusión la presencia de psicopa-tología psiquiátrica y/o estar en tratamiento psico-terapéutico al momento de la evaluación.

Para descartar psicopatología se utilizó el instru-mento Cuestionario OQ-45.2 (Outcome Questionnai-re: Outcome for Monitoring Change in Psychothera-py), de Lambert y col., (1996) validado en Chile Von Bergen y De la Parra, (2002). Consta de 45 ítemes, tomando en promedio 15 minutos responderlo. El cuestionario, que posee características psicométri-cas adecuadas (á de Cronbach 0.9), evalúa tres áreas de funcionamiento psicosocial: sintomatología ansio-sa y depresiva, relaciones interpersonales y ajuste al rol social. Arroja puntajes entre 0 a 180 puntos, tomando como punto de corte 73 puntos para esta-blecer la diferencia entre población funcional y dis-funcional. Se incluyó en el estudio sólo a aquellas

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participantes que obtuvieron puntajes que se encon-traban bajo el punto de corte en este instrumento.

Instrumentos de evaluación

Para evaluar las representaciones maternas se utilizó una adaptación de la Entrevista “R”, creada por Stern y col. (1989), realizada por Araneda (2007), la que se aplicó entre las 14 y 34 semanas de emba-razo, y luego entre los 3 y 6 meses de nacidos los bebés. El instrumento adaptado considera las áreas representacionales de mayor importancia según Stern (1997), es decir representación del niño, afec-tos ligados a las representaciones de éste, represen-tación de sí misma como madre y represenrepresen-tación de la propia madre. Cada área es evaluada a partir de una pregunta abierta y la ubicación de la madre en relación a adjetivos seleccionados por su valor clíni-co y factibilidad de cuantificación, dentro de un clíni- con-tinuo entre pares opuestos. La ubicación en relación a los pares opuestos de adjetivos permite obtener puntajes que fluctúan entre -2, -1, 0, 1 y 2, asignán-doseles las categorías de muy negativo, negativo, flexible, positivo y muy positivo respectivamente, aludiendo a la tonalidad emocional de la represen-tación materna en cada área evaluada.

Para evaluar los estilos de apego predominantes en las madres, se utilizó el cuestionario de apego CaMir, elaborado por Pierrehumbert y col. (1996), adaptado recientemente al contexto chileno por San-telices, Ramírez, Armijo y Pérez-Salas (2007). La adaptación considera 66 ítems de los 72 originales, entregando puntajes en 13 factores de variables re-lacionadas al apego y además puntajes en cada uno de los estilos. Los puntajes sobre 60 en cada escala definen un alto nivel en el estilo respectivo, pudien-do así determinarse el estilo de apego prepudien-dominan- predominan-te.

Procedimiento

Se realizó un estudio no experimental longitudi-nal, en el que se evaluaron los estilos de apego pre-dominantes y las representaciones maternas en las madres de la muestra, a través del cuestionario Ca-Mir y la adaptación de la entrevista “R” respectiva-mente, entre las 14 y 34 semanas de embarazo. Es-tas evaluaciones permitieron determinar el estilo de apego de cada madre y conocer las representacio-nes en relación al bebé, a sí mismas y a su propia madre. Los análisis estadísticos fueron realizados con los ítemes que formaban parte de cada área de representación estudiada (bebé, sí misma, la propia madre)

Se evalúan nuevamente las representaciones maternas en las áreas mencionadas, con posteriori-dad al nacimiento de los bebés entre los 3 y 6 meses de estos. Dados los antecedentes teóricos en rela-ción a la estabilidad en los estilos de apego, no se realiza una nueva evaluación post-parto.

Para evaluar si las representaciones maternas diferían en función del tipo de apego de la madre, y si tal representación cambiaba a lo largo del tiempo se realizó un ANOVA mixto (2X3) para cada indica-dor, considerando como factor intrasujeto el tiempo (T1,T2) y como factor intersujeto el estilo de apego (seguro, preocupado y evitativo).

Resultados

La muestra estuvo compuesta por 13 madres cla-sificadas con estilo de apego seguro y 10 con estilo de apego inseguro. Las madres inseguras se dividían en 7 con estilo de apego inseguro preocupado y 3 con estilo de apego inseguro evitativo.

Al evaluar las representaciones maternas, su re-lación con el estilo de apego de la madre y su evolu-ción a lo largo del tiempo, con ANOVA mixto (2X3), se obtienen los siguientes resultados para cadatipo de representación:

Representaciones maternas del niño

Del análisis realizado es posible apreciar un efec-to de interacción estadísticamente significativo entre el tiempo de medición y el estilo de apego para la va-riable independencia vs dependencia (F(2,20)=5.158; p=0.16), encontrándose que las madres con estilo de apego seguro tienden a mantener su puntaje en el reactivo (0.385 y 0.23). La codificación de los reac-tivos, dependiendo del sentido del enunciado, se puntuó -2 muy negativo, -1 negativo, 0 flexible, 1

positivo, 2 muy positivo, ocon valores inversos en el caso de frases con significados positivos, indicando una representación flexible de su bebé en el conti-nuo independencia-dependencia. Las madres con estilo de apego preocupado evidencian una mayor flexibilidad en esta representación en la segunda medición en comparación a la primera donde veían a sus hijos como más independientes de lo que lo per-ciben una vez nacido (1.0 a 0.143). Las madres con estilo de apegoevitativo, muestran un cambio en su representación, desde muy positiva antes del parto (respecto a que su hijo sería bastante independien-te) hacia una tonalidad negativa luego del nacimien-to (2 a -1).

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También se aprecia un efecto de interacción en la variable cariñoso vs poco cariñoso, observándose que la evolución de la representación en el tiempo varía según los distintos estilos de apego (F(2,20)=4.577; p=0.023). El tiempo afecta la representacióndel niño de las madres con estilo de apego preocupado, cam-biando su representación negativa antes del emba-razo hacia mayor flexibilidad luego del nacimiento del bebé (2 a 0.571). Las representaciones del niño como cariñoso vs poco cariñoso no son afectadas por el tiempo en las madres con estilo de apego seguro, las que presentan una representación muy negativa, que se conserva luego del nacimiento del bebé (2 a 2), al igual que las madres con estilo de apego evita-tivo (2 a 2).

La variable calmado vs inquieto muestra diferen-cias estadísticamente significativas en función del tiempo de evaluación (F(1,20)=6.580; p= 0.018). Lo anterior indica que la representación del niño como calmado o inquieto cambia producto del tiempo (du-rante el embarazo y tras el nacimiento) y no en fun-ción del estilo de apego de la madre. Específicamen-te se observa que anEspecíficamen-tes del parto la representación del niño es más bien negativa, imaginándolo como muy inquieto y luego del nacimiento se vuelve más flexible (-1.493 a –0.661).

Por otra parte, se aprecia que la variable confia-do vs mieconfia-doso difiere significativamente sólo en fun-ción del apego de la madre (no presentando efecto del tiempo) (F(2,20)=5.186; p=0.015), observándo-se que las madres con estilo de apego seguro tienen una representación más positiva de su hijo (como confiado) (1.423) al igual que las madres con estilo de apego preocupado (0.714), mientras que las ma-dres con estilo de apego evitativo, más flexible (0).

No se encontraron diferencias significativas de ningún tipo para las variables activo vs inactivo (p>0.05); alegre vs triste (p>0.05); fácil vs difícil

(p>0.05) ni bonito vs feo (p>0.05).

Los resultados para las variables relacionadas a las representaciones maternas del niño que resulta-ron estadísticamente significativas se resumen en la tabla 1:

Representaciones maternas en relación a sí misma

Del análisis realizado es posible apreciar un efecto de interacción estadísticamente significativo (F(2,20)=3.493; p=0.05) entre el tiempo de medición y el estilo de apego para la variable satisfecha vs insatisfecha, in-dicando que el tiempo no afecta de igual manera la representación materna en relación a cuán satis-fecha se encuentra la mujer consigo misma. Así, se observa que las madres con estilo de apego evitativo

Tabla 1

.

Tabla resumen de los análisis de varianza.

Resultados de ANOVA: Representaciones maternas del niño

cambian la representaciónde sí mismas luego de na-cido el bebé desde una representaciónmás flexible, hacia una más negativa (más insatisfecha), (0 a 1.33). Las madres con estilos de apego seguros y preocu-pados no alteran su representación, manteniendo su negatividad después del nacimiento del bebé (1.692 a 1.538 las seguras; 1.714 a 1.429 las preocupadas). En cuanto a la variable miedosa vs confiada se observa un efecto estadísticamente significativo del tiempo (F(1,20)=12.995; p=0.002). Es decir la repre-sentación de sí misma en este aspecto varía en el tiempo (independientemente del estilo de apego). Específicamente se observa que durante el embara-zo hay una representación más bien negativa y lue-go del nacimiento del bebé, ésta se vuelve más flexi-ble (-0.951 a 0.29). También se aprecian diferencias estadísticamente significativas (F(1,20)=7.559; p=0.012) en función del tiempo para la variable im-paciente vs im-paciente observándose representaciones flexibles durante el embarazo, que cambian luego del nacimiento a una tonalidad de mayor positividad (0.042 a 1.101).

La variable rol difícil vs rol fácil por su parte, evi-dencia diferencias estadísticamente significativas en función del estilo de apego materno (F(2,20)=4.982; p= 0.018), siendo más flexible en el caso de las ma-dres con estilo de apego seguro (-0.115); más ideali-zado en las madres con estilo de apegopreocupado

(1.0) y más negativo en el caso de las madres con estilo de apegoevitativo (-1.167).

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No se encontraron diferencias significativas de ningún tipo para las variables cariñosa vs poco cari-ñosa (p>0.05); tolerante vs intolerante (p>0.05);

autoritaria vs permisiva (p>0.05) ni seria vs alegre/

jovial (p>0.05).

La variable satisfecha vs insatisfecha también di-fiere significativamente en función del estilo de ape-go de la mujer (F(2,20)=3.549; p=0.003), encontrán-dose que las madres con estilo de apego preocupa-do y apego evitativo tienen una representación rela-tivamente flexible respecto a esta característica (0.571 y 0.333 respectivamente); mientras que las madres con estilo de apego seguro una más negati-va (1.577).

Representaciones maternas en relación a la propia madre

No se observó efecto de interacción entre el tiem-po y el estilo de apego en ninguna variable de este tipo de representación.

Los resultados para las variables relacionadas a las representaciones maternas en relación a sí mis-ma que mostraron diferencias estadísticamente sig-nificativas se resumen en la siguiente tabla:

No obstante, la variable impaciente vs paciente

sí mostró diferencias estadísticamente significativas en función del tipo de apego (F(2,20)=3.680; p=0.044). Así, las madres con estilo de apego segu-ro tienen una representación más positiva de su madre (1.0); las madres con estilo de apego preocu-pado algo negativa, (- 0.429) y las madres con estilo

de apegoevitativo una representación más bien flexi-ble (-0.167) respecto a esta característica.

No se encontraron diferencias significativas de ningún tipo para las variables cariñosa vs poco cari-ñosa (p>0.05); tolerante vs intolerante (p>0.05);

miedosa vs confiada (p>0.05); autoritaria vs

permi-siva (p>0.05); seria vs alegre/jovial (p>0.05) ni rol

difícil vs rol fácil (p>0.05).

Los resultados para las variables relacionadas a las representaciones maternas en relación a la pro-pia madre se resumen en la tabla 3:

Tabla 3

.

Tabla resumen de los análisis de varianza

Resultados de ANOVA: Representaciones maternas en relación a la propia madre Tabla 2

.

Tabla resumen de los análisis de varianza

(7)

Discusión

Representaciones maternas en relación al bebé

Las investigaciones previas han sugerido una evo-lución en las representaciones maternas desde el embarazo al parto y desde el parto al primer año de vida (Stern, 1997; Gauthier, 1998; García-Dié, 1999; Wendland y Miljkovitch, 2003). Consistentemente con esto, dando respuesta al primer objetivo, se en-contraron cambios en las representaciones maternas de las madres estudiadas, asociados en algunas va-riables al paso del tiempo (diferencias en las repre-sentaciones maternas antes y luego del nacimiento del bebé); en otras variables, a los diferentes estilos de apego (seguro, preocupado y evitativo); y en otras a la interacción entre estilos de apego y el tiempo transcurrido.

En relación a las representaciones maternas del niño, en la variable independiente/ dependiente, se observa que las madres con estilo de apego seguro

muestran lo esperado en esta categoría, es decir, representaciones flexibles, que incorporan aspectos dependientes e independientes en sus bebés, en la representación construida previamente al nacimien-to y luego del parnacimien-to (Belsky, 1999). En las madres con estilo de apego inseguro se observan diferen-cias al comparar las representaciones maternas pre-vias, con las posteriores al nacimiento de sus bebés, presentando características distintivas según su es-tilo de apego evitativo o preocupado. Las madres con estilo de apegoevitativo, empeoran en su tonalidad emocional en relación a la variable nombrada, varian-do de muy positiva (expectativa de un bebé muy in-dependiente) a negativa (vivencia de un bebé muy dependiente), luego de nacido. De acuerdo a la des-cripción de los adultos con patrones de apego evita-tivo realizada por Hesse (1999) y Belsky (1999), este cambio pudiera interpretarse como un empeoramien-to, coherente con sus modelos operativos internos. En este sentido estas madres tenderían a sobre-va-lorar la independencia y la autonomía en su propia historia vital, por lo que lidiar con la fragilidad y ex-trema dependencia de un recién nacido pudiera frac-turar estos patrones de relación y llevarlas al senti-miento distorsionado de que el bebé es “demasiado dependiente”, en relación a lo que imaginaron du-rante su embarazo. Estas madres tenderían a un bajo reconocimiento de sus necesidades emocionales y a la idealización de sus padres en su historia vital (He-sse, 1999), por lo que pudieran tener la expectativa de que su bebé actuará de la misma manera.

En las madres con estilo de apegoinseguro pre-ocupado, se encontró que su representación del bebé en relación a esta misma variable, varía de positiva a flexible desde el embarazo al nacimiento, pudiendo considerarse este cambio como favorable, en el

sen-tido que una representación materna flexible sería lo deseable, al considerar las características de su patrón de apego y sus esquemas de representación mental. La madre con estilo de apegopreocupado

buscaría relaciones de alta dependencia, por lo que la experiencia del nacimiento y la separación física concreta del bebé, le permitiría distinguirlo como in-dependiente de ella. Las madres con estilo de apego preocupado sobre-valoran la importancia del apego (Hesse, 1999), pudiendo compartir aspectos de la patología anaclítica descrita por Blatt (2004), al fa-vorecer en sus representaciones durante el embara-zo esquemas que impliquen una excesiva dependen-cia por parte del bebé, que al contrastarse con la rea-lidad del nacimiento y la interacción concreta con el niño/a se modificarían de manera favorable.

En relación a la categoría cariñoso/poco cariño-so, se encontraron cambios en el tiempo y diferen-cias en los tres estilos de apego en las representa-ciones de las madres. En esta categoría las madres con estilo de apego seguro y estilo de apego evitati-vo mantienen la cualidad negativa del tono emocio-nal, es decir, antes y después del nacimiento se re-presentan a su bebé como poco cariñoso. Esto po-dría entenderse, en el caso de las madres con estilo de apego seguro, a partir de la baja necesidad de retribuciones de cariño de parte del bebé, en el sen-tido de estar ellas centradas en atender las necesi-dades materiales y afectivas del niño/a y no en bus-car afecto para ellas. En el caso de las madres con estilo de apego evitativo, la semejanza con las segu-ras, como un hallazgo contrario a lo esperado, pu-diera deberse a sus dificultades con la intimidad y con el contacto “piel a piel” con el bebé, por lo que la cualidad “cariñoso”, pudiera resultarles más bien incómoda y no deseada.

En esta categoría las madres con estilo de apego preocupado presentan diferencias en sus represen-taciones durante el embarazo y luego de nacido su bebé, variando de muy negativa, es decir “represen-tación del bebé como muy poco cariñoso”, a más flexible, donde luego de nacido es representado como “más cariñoso”. Este cambio resultaría favo-rable, y podría explicarse por la tendencia a mostrar excesiva preocupación por sus vínculos pasados, asociados a sentimientos negativos (enojo, confu-sión, miedo) presente en los adultos con estilos de

apegoinseguro-preocupado (Hesse, 1999), fanta-seando estas madres probablemente que el bebé no sería lo suficientemente cariñoso por no contar ellas con suficientes capacidades y aspectos valiosos (Huth-Bocks y col., 2004). En estos casos la vivencia concreta de cuidar del bebé y calmarlo, alimentarlo y lograr atender sus necesidades, pudiera contribuir a representarlo como “más cariñoso” por un lado, y probablemente a verse a sí mismas como madres más

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capaces y con recursos, pudiendo constituirse aquí la maternidad como una oportunidad de cambio en la concepción de los vínculos y de sí misma, al vivir concretamente el dar algo valioso a un otro que lo aprecia y necesita.

En relación a cambios generales observados en las representaciones maternas de la muestra, sin di-ferencias en los estilos de apego, explicados por el paso del tiempo y la experiencia de la maternidad, se encontró en la variable calmado/inquieto, repre-sentaciones maternas que varían de una tonalidad emocional negativa “muy inquieto”, a más flexible, “de mediana inquietud”. En esto confirmamos los planteamientos de Bruschweiler-Stern (1998), que señalan que las representaciones maternas durante el embarazo y las desarrolladas con posterioridad al nacimiento se integran y afectan mutuamente, ajus-tando la visión del “bebé imaginario” al “bebé real” en todos los estilos de apego.

En la variable confiado/miedoso, se encontraron diferencias en los tres estilos de apego estudiados, pero no en asociación con el tiempo, observándose equivalentes representaciones maternas en las ma-dres con estilo de apegoseguro y las madres con estilo de apego ansioso, quienes mostraban una to-nalidad emocional positiva, es decir, se representa-ban a sus bebés como “confiados”. En el caso de las madres con estilo de apegoevitativo la representa-ción del bebé presentaba una tonalidad emocional flexible, es decir se representaban a su bebé como “menos confiado”. Lo anterior pudiera explicarse en el caso de las madres seguras por su adecuado nivel de confianza básica (Belsky, 1999), y la expectativa de que su bebé también la posea, pero en el caso de las madres con estilo de apegopreocupado, tal vez pudiera deberse a su maximización de la importan-cia del apego (Hesse, 1999), que pudiera aludir a una alta necesidad de dependencia, que las llevaría a cuestionarse menos en relación a la confiabilidad de los otros y a imaginar sentimientos semejantes en sus bebés. En relación a las madres con estilo de

apegoinseguro evitativo, podría explicarse su repre-sentación del bebé como “menos confiado” a partir de su minimización de la importancia del apego en sus vidas, lo que podría ser señal de su propia des-confianza y tendencia a la autosuficiencia proyecta-das en el bebé.

Representaciones maternas en relación a sí misma como madre

Al analizar las representacionesde las madres de la muestra en relación a sí mismas en la variable “sa-tisfecha/insatisfecha”, se encontraron diferencias entre los estilos de apego y las representaciones

maternas durante el embarazo y después del naci-miento del bebé. Las madres con estilos de apego

seguro y las madres con estilo de apego preocupa-do mostraron un tono emocional más negativo, es decir se representaban a sí mismas como “más insa-tisfechas como madres” antes y después del naci-miento de los bebés. Las madres con estilo de ape-goevitativo variaron de “más flexibles”, es decir cer-canas a la satisfacción durante el embarazo, hacia una tonalidad afectiva negativa luego de nacidos sus bebés, es decir, “muy insatisfechas”. La semejanza en los resultados de madres con estilos de apego seguros y preocupados podría tener orígenes dife-rentes, explicándose en las madres con estilo de ape-goseguro por su mayor nivel de elaboración e inte-gración de las relaciones con sus figuras primarias de vínculo (Belsky, 1999), que les permitiría una vi-sión más realista de la maternidad, incluyendo las frustraciones y dificultades. En el caso de las madres con estilo de apegopreocupado, el mantenimiento de la representación de sí mismas como “más insa-tisfecha” probablemente tendría relación con la ten-dencia a estar en mayor contacto con los esquemas negativos de sí mismas y de su historia (Hesse, 1999) que reducen su satisfacción en términos generales y no sólo en el plano de la maternidad. El empeora-miento de las madres con estilo de apegoevitativo, de una representación “medianamente satisfecha como madre” que varía luego del nacimiento del bebé a “muy insatisfecha”, podría explicarse a partir de su tendencia a la negación de lo negativo y a su mi-nimización de las dificultades en su propia infancia (Hesse, 1999), que las lleva a vivir grandes contras-tes entre lo imaginado y lo que la realidad de la ma-ternidad les ofrece.

En las representaciones en relación a sí mismas como madres, en la categoría miedosa/confiada, hay diferencias en el tiempo, independientemente de los estilos de apego. Las representaciones varían de una tonalidad más negativa, es decir “más miedosa como madre” a más flexible o “más confiada como madre”. Un cambio semejante se observa en la categoría im-paciente/paciente, donde las representaciones ma-ternas varían en su tonalidad afectiva independien-temente de los estilos de apego, de flexibles a más positivas, es decir, se representan a sí mismas como “más pacientes como madres” luego de nacidos los bebés. Estos resultados nos llevan a reflexionar so-bre los planteamientos de algunos autores (Dayan, 1997; Rosenblum, 1997; y Bydloswski, 2000, citados en Arteaga, 2002), que señalan la vivencia de un duelo en la madre por la pérdida del hijo imaginado, sugiriendo los resultados que tal vez podría no tra-tarse de un duelo en todos los casos, sino también que algunas madres experimenten alivio, al contras-tar fantasías penosas y dolorosas en torno a la ma-ternidad y la crianza con una realidad que es vivida como más favorable y positiva. Lo anterior se

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obser-varía principalmente en las madres con estilo de ape-go preocupado, que luego del nacimiento de su bebé y la interacción entre las representaciones del “bebé imaginario”, construidas durante el embarazo, con las representaciones del “bebé real”, surgidas en la experiencia luego del nacimiento, atenuarían su to-nalidad emocional negativa inicial, teniendo un efec-to favorable sobre el ejercicio de la maternidad. Con-trario a esto, en las madres con estilo de apego evi-tativo, la interacción entre las representacionespre y post-parto generarían un empeoramiento en su tonalidad emocional, por la tendencia a idealizar y a negar los aspectos dolorosos y difíciles de los víncu-los, que la interacción con el “bebé real” impediría evitar, llevándola a cuestionar sus mecanismos de-fensivos y a negativizar la tonalidad emocional de sus representaciones.

Representaciones maternas en relación a la propia madre

En relación a las representaciones observadas en relación a la propia madre, se encontraron diferen-cias en relación a los estilos de apego presentados, independientemente del tiempo, en la categoría im-paciente/paciente. Las madres con estilo de apego seguro presentan una tonalidad emocional positiva, coherente con la descripción de los patrones segu-ros en adultos, los que lograrían integrar aspectos positivos y negativos de sus figuras primarias de vín-culo, construyendo una imagen positiva de éstas y de sí mismas (Belsky, 1999). Las madres con estilo de apego inseguro preocupado muestran una tona-lidad emocional más negativa en relación a su ma-dre, es decir la perciben como “más impaciente”, concordando esto con la tendencia observada en estos patrones de apego a conservar aspectos dolo-rosos o traumáticos de las relaciones con las figuras de apego, costándoles integrar y lograr una imagen coherente que rescate aspectos positivos (Hesse, 1999). Las madres con estilo de apego evitativo pre-sentan en sus representaciones en relación a su pro-pia madre una tonalidad afectiva más flexible, es decir una visión de sus madres como “medianamen-te pacien“medianamen-tes”. Si bien es“medianamen-te resultado pareciera mejor que el obtenido por las madres con estilo de apego preocupado y más cercano a las madres con estilo

seguro, podría deberse a su tendencia a negar las fallas parentales y el impacto que éstas les produje-ron, junto a su tendencia a bloquear los recuerdos y a no integrar los aspectos negativos de las figuras de apego (Hesse, 1999).

En la categoría satisfacción/insatisfacción en re-lación a las representaciones de la propia madre, se encontraron diferencias en los estilos de apego in-dependientemente del tiempo (antes y después de parto). Las madres con estilos de apego seguro

pre-sentan una tonalidad emocional más negativa, es decir se representan a su propia madre como “más insatisfecha” en su rol, pudiendo deberse esto a su mayor contacto con las dificultades y exigencias rea-les de la maternidad, que implican postergación y entrega, y no necesariamente a fallas en el apego establecido con ellas.

En esta categoría las madres con estilo de ape-goansioso y las con estilo de apegoevitativo pre-sentan una visión más flexible, es decir se represen-tan a su propia madre “más satisfecha”, en relación a la maternidad. Esto pudiera deberse a las fallas en ambos estilos de apego para construir imágenes rea-les de las madres, evitando tomar contacto con los aspectos difíciles de la maternidad que ellas mismas vivirán con sus hijos, tendiendo a negar la exigencia emocional y la difícil tarea de la crianza. El no poder hacerlo probablemente dificulta el empatizar con su propia madre y el poder recoger las vivencias positi-vas con éstas (Arteaga, 2002), para reproducirlas con sus propios hijos.

En relación a los objetivos definidos para este estudio, podemos concluir que se confirman los plan-teamientos de Stern (1997), en relación a que las re-presentaciones maternas cambian desde el embara-zo al nacimiento del bebé, observándose estos cam-bios en una muestra de madres primigestas chile-nas. Cuando estos cambios ocurren independiente-mente de los estilos de apego predominantes en las madres, considerando sólo el paso del tiempo, las

representaciones maternas mejoran en su tonalidad emocional, variando desde la negatividad hacia ma-yor positividad.

La descripción y el análisis de las diferencias en las representaciones maternas en los distintos esti-los de apego y su evolución desde el embarazo a después del nacimiento del bebé, dan cuenta del segundo objetivo, en relación al cual se encontró que las madres con estilos de apego seguro tienden a mantener la tonalidad emocional de sus representa-ciones, las que fluctúan entre negativas y flexibles luego de nacidos sus bebés y las madres con estilos de apego preocupado y evitativo presentan cambios diferenciales en algunas de las variables estudiadas, evaluadas a través del Cuestionario “R” adaptado.

En relación al tercer objetivo, se encontraron cam-bios diferenciales en las representaciones maternas

de las madres con estilos de apego inseguro, pre-sentando las madres con estilo preocupado mejoras en la tonalidad emocional de sus representaciones, las que cambian principalmente desde negativas hacia una tonalidad de mayor positividad luego de nacidos sus bebés. Las madres con estilo de apego evitativo, presentan un empeoramiento en la

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tonali-dad emocional de sus representaciones luego de nacidos sus bebés, variando desde una tonalidad flexible hacia una de mayor negatividad en algunas de las variables observadas.

Las diferencias en la tonalidad emocional de las

representaciones maternas observadas, asociadas sólo a los estilos de apego, también indican diferen-cias entre las madres con estilo de apego preocupa-do y evitativo, variando de acuerdo a la caracteriza-ción de su estilo y el valor individual otorgado a la variable evaluada. Lo anterior permite comprender las semejanzas encontradas entre las madres con estilos de apego seguro y preocupado en la tonali-dad emocional positiva de la representación de su bebé en la variable confiado/miedoso, por la con-fianza en las otras características de las madres se-guras y el poco cuestionamiento sobre la confiabili-dad de los demás de las preocupadas. Complemen-tario a esto se encontraron tonalidades emociona-les negativas antes y luego del nacimiento del bebé en las madres con estilo de apego seguro y evitati-vo en la variable asociada a la representación del bebé cariñoso/poco cariñoso, pudiendo explicarse esta equivalencia por la sub-valoración de los víncu-los y la expresión de afecto en las madres con estilo de apego evitativo y la capacidad de las madres con estilo de apego seguro de centrarse en las necesi-dades afectivas de su bebé por sobre las propias. A partir de lo anterior resulta importante considerar las características específicas de los estilos de apego inseguro preocupado e inseguro ansioso, en el dise-ño de Programas de Promoción de Apego Seguro, ya que probablemente su respuesta a las intervencio-nes esté asociada a las características diferenciales de sus patrones de apego con conflictivas y meca-nismos de defensa particulares.

Si bien los hallazgos del estudio en relación a re-presentaciones maternas y estilos de apego resul-tan interesantes en términos de su evolución y las diferencias entre las madres con estilo de apego pre-ocupado y evitativo, la muestra es pequeña y la en-trevista R fue adaptada, por lo que se requerirían nuevas investigaciones para profundizar y aumen-tar la validez de estos antecedentes.

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