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1982-11-13 La Fraternidad Humano-Dévica

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Academic year: 2020

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Vicente. — Las conversaciones esotéricas de los segundos sábados de cada mes se caracterizan por su espontaneidad. No se pretende aquí dar una conferencia, como suele hacerse, con grandes participaciones de conocimiento, sino más bien, a mi entender, es que seamos todos conscientes de una situación. Una situación ambiental aquí y ahora por ejemplo es lo que mejor define a la situación ambiental. Que seamos conscientes y participantes de todos los momentos que vamos a vivir, es decir, que el conocimiento sin esta conciencia de situación no tiene importancia. Entonces decidimos que fuese el público el que se interesase por algún tema definido, y entonces podríamos dilucidarlo. Conversar juntos buscando un tipo de solución. Pero teniendo presente siempre que hay que ser conscientes de una situación, y esta situación siempre está aquí y ahora, un aquí y ahora que es permanente; siempre estamos aquí y ahora, cualquiera que sea la circunstancia del ambiente.

Hasta aquí hemos crecido al amparo de muchos conocimientos, pero se ha demostrado que el conocimiento sin una participación activa dentro de los acontecimientos temporales que se están produciendo, y sin tener una conciencia plena de las situaciones, el conocimiento no tiene importancia. La importancia está en la vivencia, no en el conocimiento.

Así que si ustedes están conscientes de una situación demostrarán que son conscientes de sí mismos y, al propio tiempo, se están enfrentando a la tarea de estar enfrentando situaciones –las situaciones vitales de cualquier momento de la existencia–, que tiene un valor permanente, que tiene un valor realmente esotérico.

Dijimos también, y hay que repetirlo muchas veces, que el esoterismo no es una serie de conocimientos sobre algo oculto, sobre algo que no todo el mundo es capaz de deletrear siquiera, sino que se trata de vivir íntegramente las situaciones. Aquí hemos establecido, –o estamos estableciendo– una situación, se está formando algo de nuestro contacto, ¿verdad? Ustedes escuchando y yo hablando. Para mí es más importante el intercoloquio interno que la expresión externa. Se ha dicho siempre que es mejor el espíritu que la letra, y hay que demostrarlo. Mejor es la práctica que la teoría. Mejor es la vivencia que los conocimientos, por esotéricos y profundos que sean. Podemos tener de memoria cualquier tipo de conocimiento, hay personas que tienen memoria fotográfica, lo cual a mi entender no es una cualidad sino un defecto de la naturaleza, porque impide la percepción de la realidad. Y hasta aquí se creía que era inteligente la persona que tenía abundancia de conocimientos. La práctica demuestra que la verdad solamente puede asentarse en una mente puramente libre, expectante; libre de las ataduras de cualquier situación ambiental.

A partir de ahí, espero que ustedes vayan preguntando, y que entre preguntas y respuestas se vaya produciendo algo. Para mí este algo es importante, es fundamental. Y a este algo yo le llamo situación. No se trata de memorizar cualquier tipo de conocimiento, sino que se trata de ser muy conscientes de la situación que estamos creando, y a partir de este momento, si

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llegan a establecer esta conciencia de situación, serán conscientes de la situación dondequiera que se produzca: en la calle, en la sociedad, en la familia, en la profesión. Esto para mí es típicamente esotérico; es práctico, es positivo, es creador. No podemos separar la creación de las situaciones ambientales, ¿verdad? Y ahora ustedes pueden preguntar cualquier tipo de interrogante…

Interlocutor. — Quería preguntarte sobre la relación que dices que debe existir o que existe realmente entre ángeles y hombres, y de la cual los dos salen favorecidos. Aparentemente, el favorecido es el hombre. Entonces, ¿en qué aspectos se benefician ellos?

Vicente. — La intercomunicación de los hombres y los ángeles se ha producido y se produce constantemente. Siempre se ha producido el contacto. No sé si ustedes se han detenido a examinar el aforismo que dice que “la energía

sigue al pensamiento”. Entonces hay que entender desde el ángulo de vista de la

pregunta, que el hombre piensa y el ángel es la energía que construye. Nada de lo que existe aquí puede salirse de los marcos de la intercomunicación de los hombres con los ángeles. Los ángeles son la energía constructiva de la creación, los hombres somos creadores. El hombre piensa y el ángel construye. La situación a la cual hacía referencia es angélica, porque estamos creando con nuestra mente, nuestra emoción y toda nuestra conducta habitual, un campo de relacione, un campo que llamamos ambiente, circunstancias, situaciones… En la medida que pensemos correctamente, el ambiente será correcto por la construcción angélica, no por otros motivos ambientales. Incluso la creación de un universo se basa en “la energía sigue al pensamiento”. Dios mantiene en su mente un pensamiento: es el Universo, una forma de pensamiento prodigiosa, maravillosa, gigantesca. Pero el principio es el mismo. No serán pequeños devas elementales los que creen las situaciones ambientales aquí en la Tierra, sino que serán Arcángeles y Mahadevas los que creen, o que están creando, las estructuras del Universo basándose en la idea de Dios. Es importante, por tanto, que nos demos cuenta de que estamos participando activamente en una evolución de la cual conocemos muy poco: la evolución de los ángeles, o de los devas como existe adscripta en la literatura hindú u oriental. Y, por tanto, en virtud del establecimiento de relaciones conscientes entre los hombres y los devas se está estructurando un nuevo tipo de sociedad, una sociedad basada en la concordia, en la armonía. Y cuando hablamos del arquetipo, o bien refiriendo el arquetipo del ser humano, podremos decir que el andrógino es aquel ser que mantiene dentro de sí mismo la existencia angélica y la conciencia humana. Aumenta entonces en sí mismo la prodigiosa participación creadora de los ambientes y circunstancias.

La iniciación –tal como esotéricamente la conocemos– sanciona la intercomunicación de los ángeles. Los ángeles trabajan con formas geométricas, con sonidos y colores. Y el hombre está creando cuando piensa las bases de la construcción de un ambiente, un ambiente social.

No sé si ustedes habrán leído alguna vez el Preámbulo de la UNESCO, que dice: “La guerra se fragua en las mentes de los hombres, y es en las mentes de los hombres donde deben ser creados los baluartes de la paz”. Significa también, de acuerdo al aforismo “la energía sigue al pensamiento”, que estamos tratando de vivificar con nuestra mente todo este prodigioso arsenal de conocimiento a nuestro alcance, de materializarlo.

La importancia del pensamiento es que crea situaciones; entonces las situaciones a las cuales hacía referencia, estarán de acuerdo con el sentir y el pensar de los seres humanos, en virtud de una alquimia dévica que se realiza en

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los éteres espaciales. Si les dijera, por ejemplo, que un ángel es éter comprimido con una forma determinada, con un color y una nota específica, quizás pueda parecer que no es realmente esotérica la expresión, y que entra más bien en el campo de la simplificación científica en química, pero es que es lo mismo, porque no existe nada que esté fuera o dentro; todo está, simplemente.

La situación se crea cuando hay observación; la observación es el vínculo de unificación del hombre con el ambiente a través de las cohortes dévicas. Hay que pensar en términos dévicos cada vez más, esperando expectantemente que alguna entidad dévica se manifieste a nosotros buscando las oportunidades.

La cumbre del Renacimiento, la invasión de energía espiritual a través de uno de los exaltados ángeles del Cuarto Rayo de Armonía, trajo esta maravillosa efusión de arte y de belleza que simboliza el Renacimiento. Y el creador, cualquiera que sea su especialidad, en arte, literatura, ciencia, cultura, política, economía… siempre estará ayudado por los ángeles, por estas fuerzas que constituyen la energía del espacio. Y el día que la ciencia reconozca que la luz es dévica, que existen devas lunares y devas solares, que los devas solares constituyen el aspecto positivo de la luz, y que los devas lunares constituyen el aspecto negativo, tendrá en sus manos la palanca de Arquímedes que puede mover el Universo.

Se nos dice frecuentemente –y es verdad– que la ciencia humana todavía no ha descubierto el secreto de la electricidad. Es un misterio, es un secreto iniciático, pero todos estamos capacitados para producir esta maravilla de la luz. El espíritu es la parte positiva, la materia es el aspecto negativo, y nosotros somos la luz, la Luz que debe iluminar el Universo. Parte de este contenido de luz lo constituye el mundo angélico. Y no caigamos en la tentación de buscar la vida angélica en los límites tradicionales que nos muestra la historia de las religiones de todos los tiempos. Los ángeles no están simplemente en beneficio de cualquier religión organizada, están por doquier, están aquí constituyendo esta fuerza impulsora del ambiente que permite que ustedes oigan lo que estoy diciendo. El éter transporta toda esta energía. La telepatía, por ejemplo, no es sino la energía angélica transmitida de mente a mente, una forma de pensamiento, cualquier cosa creada por la imaginación del hombre, sea cual fuere su motivación y su importancia, ha sido establecida como una forma subjetiva en el mundo mental. Pero, si esta forma continúa siendo intensificada en su energía, habrá cohortes dévicas que la materializarán y la harán concreta tal como vemos en todo cuanto podemos pesar, medir y calcular, físicamente. Pero la base está en la creación, y el karma del hombre es tan duro, es tan terriblemente doloroso, que de este parto debe salir la luz que ha de iluminar todo el mundo. Los devas también tienen karma, pero el karma de los devas no es tan grande en su sufrimiento como el de los hombres, porque ellos están en el centro de las situaciones y el hombre está en la periferia de las situaciones, y debe avanzar venciendo la resistencia de sus vehículos periódicos, los vehículos que ha creado por el esfuerzo de su entendimiento y por su experiencia, la mente, la emoción y el cuerpo físico, para llegar al centro de esta cuestión donde los ángeles están en su propio elemento.

El hombre va de la substancia a la esencia, creciendo en magnitud, venciendo la resistencia impuesta por las situaciones ambientales que él mismo ha creado. El ángel va tranquilamente de la esencia a la substancia. Creo que habrá un límite o un centro, un punto crítico de distensión, dentro del cual el hombre y el deva se encuentren, y este punto medio será el punto que podemos llamar iniciación. Y siempre hay un punto céntrico de situación ambiental de

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tipo trascendente en el que se realiza la liberación del hombre, no olvidando nunca que la participación dévica es la base de la evolución del hombre, y que la participación humana es cada vez más consciente en la vida de los devas, su comprensión, tratando de comprender el significado de su acción en los éteres, tendrá como consecuencia un nuevo resurgir de la humanidad, establecido sobre las bases de la armonía fraternal.

La fraternidad humano-dévica es la base de la condición social perfecta. Habrá que situar la mente entonces dentro de un océano de creación, lo cual implica que tendremos que rebasar los límites impuestos por el simple intelecto, porque el intelecto ata y limita porque se extiende horizontalmente. La persona que posee muchos conocimientos, y los absorbe y se adapta a ellos, y queda condicionada por ellos, no podrá tener conciencia dévica. Pero aquella persona que esté actuando constantemente de acuerdo con una situación ambiental, siempre tendrá su mente vacía, en el sentido creador de la palabra, en el sentido de serena expectación, en el sentido de paz y plenitud, entonces, siempre estará en contacto con los devas, los devas formarán parte inseparable de su vida.

Interlocutor. — Quería preguntarte –si puedo– si los devas es una evolución aparte a la humana, o es lo mismo, si pueden pasar por lo humano.

Vicente. — Yo diría que es una evolución paralela, sigue un camino paralelo. El hombre, aunque no lo quiera, está en contacto con los ángeles, porque cuando está haciendo cualquier cosa, cualquier trabajo, cualquier actividad, debe utilizar su mente para realizarlo, porque el hombre no es una máquina sino que es un ser que piensa, en este pensar hay una actividad ulterior de síntesis que atrae a los devas. Por lo tanto, estamos constantemente en contacto con los devas.

Interlocutor. — ¿No pasan por la evolución humana ellos?

Vicente. — Sería extender mucho el aspecto dévico. En virtud de ciertas iniciaciones, el hombre puede pasar a formar parte de la evolución dévica, y hay muchos devas que han pasado por la evolución humana, por estos puntos de coincidencia espiritual que unifican al hombre con los devas y hace que los hombres y los devas constituyan el soporte de la evolución. Podríamos decir también, de acuerdo con el estudio esotérico, que los hombres y los devas constituyen centros dentro del Logos Planetario: chacras. La evolución de la humanidad y la evolución del reino dévico constituyen la expansión gloriosa del ángel celestial de nuestro sistema planetario o nuestro esquema terrestre.

Naturalmente que la mayoría de las personas pueden dudar; pero es que la duda, si es inteligente, es necesaria. No hay que aceptar la idea de los devas, tampoco hay que rechazarla. Hay que estar atentos a las situaciones. Si hay paz en nuestra vida la situación se aclarará, y la permanencia en una situación de paz tiene como consecuencia la liberación. Y la liberación, como decía anteriormente, es aquel suceso trascendental dentro de la vida del hombre que convierte al hombre en un deva, o que convierte al deva en un hombre. Participan mitad y mitad de esta fuerza tremenda de la evolución. Ya no será que "la energía sigue al pensamiento" sino que pensamiento y energía serán la misma cosa, trabajarán al unísono sin establecer contacto previo, porque la dualidad crea la luz, pero si tenemos la mente muy profundamente expectante y somos muy ágiles en el pensar, podemos admitir siquiera como hipótesis que puede existir un estado permanente de luz, aunque sea como un preparativo para alcanzar una dualidad desconocida más allá de los límites de nuestra inteligencia. Desde el momento en que establecemos conjunciones cósmicas con otros astros del Universo, ustedes saben que se nos dice que Venus y la Tierra

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constituyen una conjunción magnética, si ustedes me lo permiten “un maridaje celeste”, en un plano superior existe lo que siempre estamos diciendo, la

(conjunción) de la Osa Mayor con las Pléyades, con resultados altamente

positivos dentro del cuadro de la evolución. Y no puede existir manifestación sin que se desglose la unidad en dualidad, y finalmente en una triplicidad.

Interlocutor. — El Maestro Tibetano dice que al final de esta Era de Piscis hay un gran acontecimiento simbólico que es la destrucción de los bosques, que el reino vegetal adquiere la iniciación por medio del fuego. Yo quería saber si esta destrucción por medio de los incendios de los bosques, de la que nos lamentamos tanto, tiene relación esotérica con estos bosquejos.

Vicente. — Dense cuenta que la Tierra, nuestro mundo, es un Ser vivo con una conciencia física plenamente calibrada para medir los acontecimientos que suceden en su interior y en su aspecto exterior. No existe ningún aspecto geológico, de la naturaleza que sea, que no sea el resultado de la Vida que contiene la Tierra en sus entrañas: las inundaciones, las erupciones volcánicas, los terremotos, los maremotos, los desprendimientos de tierra. Todo está dentro de la vivencia existencial de nuestra Tierra, porque la Tierra vive, respira, tiene un Ser, un Espíritu interno, dévico, que está tratando de expresar su vida.

Desde el ángulo de vista cósmico –el esoterista debe alcanzar progresivamente este punto de vista cósmico– no tienen mucha importancia las formas que se pierden, en ningún sentido es negativo sino positivo, porque esotéricamente se calibra más la vida que la forma. La forma tiene una importancia, la vida es supremamente importante. Entonces, cuanto sucede dentro y fuera de la Tierra está dentro del contexto de la propia evolución, y también se nos dice que existe una iniciación de los reinos a través del sacrificio. El sacrificio del metal que se está fundiendo en el crisol del Kundalini de la Tierra y sale a través de los volcanes, las erupciones, la lava que son metales fundidos, es una iniciación dentro del reino mineral. El fuego que consume los bosques también es una iniciación del reino vegetal, pero, ¿contenta esto nuestro afán de plenitud o de armonía? Hay que buscar entonces cómo remediar el aspecto geológico de la Tierra considerando ipso facto que es realmente un Ser vivo que tiene sus necesidades fisiológicas como las tiene el hombre.

Pero la Dra. Annie Besant, una gran esotérica del siglo pasado, decía con justicia: “La naturaleza cumplirá con su misión de armonía cuando el hombre cumpla con su misión de armonía”. No sucede el fracaso de la civilización en marcha como se está produciendo, o no existe este drama tremendo al que estamos asistiendo constantemente, de que cambia la faz de la Tierra por efecto del esfuerzo geológico de la Tierra, sino que viene provocado por la falta de expresión espiritual y mística de los seres humanos, por su falta de armonía en sus relaciones sociales.

Hablábamos de una situación ambiental, ¿verdad? La Tierra es una situación ambiental a la cual prestamos muy poca atención. Solamente somos conscientes de una situación cuando nos lacera el corazón, cuando sufrimos por efecto de ello. Sólo aquellos que sufren las consecuencias son conscientes de aquella situación, o tratan de hacerlo, porque todo cuanto ocurre les obliga a ser conscientes de esa situación. Nosotros decimos: “es lamentable, no puedo hacer nada”, y se queda tan tranquila la persona, se va a dormir tranquilamente mientras otras personas están sufriendo horriblemente, con sacrificio incluso de sus vidas. Con la mano en el corazón: ¿somos conscientes realmente de la situación tal como se está creando en la Tierra, lo que está sucediendo mediante

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nuestra atención, o estamos siempre sujetos a la pequeña situación creada por nuestra ambición personal, o dentro de los límites de la profesión, de la familia o del pequeño grupo? Como no pensamos en términos universales es lógico que se produzcan acontecimientos temporales aquí y ahora en la Tierra, con desastrosas consecuencias desde el ángulo de vista de la forma. Si estamos constantemente pendientes de la situación pequeña que estemos enfrentando, y no diré que no tenga importancia, sino que hay situaciones planetarias, situaciones de ámbito solar de las cuales no tenemos la más mínima noción, entonces, estando solamente pendientes de la pequeña situación ambiental que estamos constantemente creando, es lógico que la situación ambiental de la Tierra siempre esté marchando por cauces de destrucción, de falta de armonía. No hemos aprendido –creo yo– la lección del Renacimiento, que es poner armonía en todas las cosas, que es la belleza de la creación. No embellecemos nuestra vida, muy al contrario. Esto como una parte pequeña de la aportación que deberíamos suministrar al ambiente planetario o la situación ambiental. En cambio, estamos pendientes del pequeño problema cotidiano, que tiene una importancia muy somera desde el ángulo de vista esotérico. Como vivimos enfocados en la personalidad, el aspecto causal no lo podemos ver, es imposible. Yo les digo a ustedes que si existe contacto causal la situación ambiental de la Tierra cambiará radicalmente. La iniciación de los reinos, a lo cual hacía referencia el señor, se realizará por el esfuerzo mismo de la propia evolución y no habrá más problemas que los problemas de crear el nuevo orden social, al cual todos estamos empeñados de una u otra manera.

Es decir, hay que ser conscientes de la verdad tal como se está manifestando, y que la verdad no quede alterada por nuestros pequeños conflictos mentales o de la personalidad. Me pregunto si podríamos salir de este ritmo creado dentro de nosotros mismos, buscando la expansión dentro de las áreas angélicas del ser.

Leonor. — Yo quería hablar acerca de esta pregunta. Para ser verdaderamente la iniciación del reino vegetal, debe ser que se quemaran los bosques por propia iniciativa de la misma naturaleza. Debería ser que al llegar a la cumbre de su evolución, la misma naturaleza pudiera hacer que se encendieran los bosques, pero no cuando las energías del hombre para su propio beneficio. En este caso es muy distinto. Y luego también hay otra cosa, por ejemplo, inundaciones, maremotos; los maremotos no se pueden parar, pero las inundaciones desviando el curso de los ríos con la inteligencia del hombre, usando los servicios del bien común... Entonces hablamos de la iniciación de los reinos, hablamos del trabajo de la naturaleza, de los devas y de todo esto, pero esto es aparte, tendríamos que hacer una separación verdadera del aspecto social de lo que podría hacer el hombre, la sociedad humana, de lo que tiene que hacer la naturaleza, porque si verdaderamente por el fuego han de desaparecer ciertas cosas y nacer otras, creo que lo ha de hacer la misma naturaleza. ¿No crees que la sociedad sólo puede encauzar las cosas pero no dominarlas?

Vicente. — El fuego, tanto si es provocado en forma deliberada o si se produce por un proceso místico de la propia naturaleza, siempre es iniciático. Lo doloroso es que el hombre no posee todavía la suficiente comprensión para amar todo cuanto le rodea. El conflicto social es una falta de atención, siempre, hacia la naturaleza, y nosotros formamos parte de la naturaleza. Cuando quemamos un bosque, quemamos nuestra propia naturaleza, sean cuales fueren las circunstancias y lo que produce esto, sus consecuencias. Cuando existen inundaciones hay que buscar la causa también en cómo y de qué manera aquello hubiera podido ser evitado, pero el hecho mismo de que no puede ser

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evitada una cosa que sucede es porque el hombre no está integrado en valores absolutos, entonces la naturaleza reacciona ciegamente, si lo podemos decir así, y así vamos perpetuando el karma de generación en generación hasta llegar a sus últimas consecuencias.

Ni el Señor Yama - el Señor de la Tierra, el Señor del Plano Físico -, ni el Señor Varuna - el Señor de las Aguas, del plano astral -, tienen nada que ver con el proceso que lleva el hombre en la Tierra. Su conciencia es absoluta dentro de su propio reino, no se preocupan. ¿O es que nos preocupamos mucho nosotros del pequeño átomo de nuestro ser? ¿O es que se preocupa mucho el átomo de nosotros? No, ¿verdad? Solamente cuando la razón ha llegado a cierto punto de comprensión se da cuenta de lo que está produciendo, de que a su alrededor está creando desarmonía, y ¿qué… [corte de sonido]… Está bien, estamos tratando de juzgar a la Divinidad sin saber que ha depositado en nuestras manos la fuerza que invoca a Yama o Varuna, o al Señor Agni del fuego.

El proceso –si ustedes se dan cuenta– siempre está elaborándose dentro del ser humano, incluso una erupción volcánica puede ser en su fondo psicológica, pero nosotros no sabemos cómo ni de qué manera se realiza esa trasmisión de fuerza hacia la naturaleza. Pero como les digo a ustedes que "la

energía sigue al pensamiento" podemos decir también que el deseo también sigue

su propio curso y que hay una energía dévica que guía el impulso del deseo del hombre, incluso los deseos inhumanos. Los deseos más animales del hombre están encauzados por entidades dévicas, pues, ¿qué puede producir esta energía sino lo que estamos viendo por doquier? La desarmonía social, la destrucción de parte de la Tierra. Los volcanes siempre han existido porque el fuego no ha sido liberado correctamente a través del ser humano.

Y ustedes preguntarán: ¿qué importancia tiene entonces el ser humano en la creación? Es el punto céntrico de la evolución, ¡de ahí su importancia! Dentro de un universo septenario el cuarto reino es el más importante, es el punto céntrico por donde deben pasar todos los reinos, los superiores para manifestarse en los inferiores, y los inferiores buscando su redención. De ahí la importancia que tiene el hombre, el ser humano, para los grandes creadores del Universo. De ahí la importancia de lo que antes les decía de ser conscientes de una situación, porque si en el hombre existe esta fusión con la intuición de los hechos, esa situación ambiental que se está produciendo, la naturaleza será armónica, no habrá problemas de desajustes, habrá un equilibrio constante, y para mí este equilibrio es la base de toda la creación, está en la base de la propia iniciación, en la liberación del santo, del místico, del hombre de ciencia, del educador, de cualquiera de nosotros si estamos empeñados en transformar la vida en términos de realización. Y para esto se necesita mucha fuerza de voluntad, mucha “dejación" de sí mismo, mucho afecto hacia los demás. Hay que pagar un precio, ¿verdad? Y este precio es muy caro para las emisiones del yo, pendiente de sus pequeños compromisos kármicos. Y claro, cargado de compromisos kármicos, el hombre, ¿cómo se va a dar cuenta de lo que está creando a su alrededor? Esta desarmonía existente, esta falta de amor. Es decir, que la Tierra, que debería ser un paraíso, es un campo de batalla constante. La batalla de los elementos y la batalla entre los hombres, porque la guerra siempre es una lucha de voluntades opuestas, y desde el momento en que el hombre se opone a los devas, que son los constructores de la naturaleza, debe consecuentemente existir el peligro de cualquier conflagración, ya sea bélica en el sentido de la guerra entre los hombres o la destrucción de parte de la naturaleza por falta de comprensión. Y continúen ustedes progresando en la línea de los comentarios sutiles, tratando de ser consecuentes de sus acciones, y

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quizás algún día la propia naturaleza nos premie con un orden correcto en su propia estructura ecológica y psicológica.

Interlocutor. — Actualmente, entrando en la Era de Acuario, saltando el Séptimo Rayo a la manifestación… Yo quería preguntarte sobre un problema que hasta ahora no creo que esté demasiado esclarecido, es sobre el problema sexual y el sexo como forma de evolución en la Nueva Era.

Vicente. — Bueno, a mí me parece que le damos al sexo una importancia demasiado excesiva. Pero, el sexo es una función, utilizada en su aspecto más sutil por los propios Dioses Creadores del Universo. Pero, siglos de atavismos tradicionales, siglos de enseñanzas malsanas al respecto de este punto, y el esfuerzo mismo del hombre por estar presente constantemente en estos temas han creado una atmósfera realmente difícil de poder sortear. La prueba de ello la tenemos en la pornografía ambiental. Si ustedes analizan al hombre, lo verán constituido por una serie de participaciones reactivas dentro de su propia vinculación con los devas y con la vida de la naturaleza, cuando se llega al sexo todo el mundo hace así, [Vicente lo reseña a través de un gesto] no sé porqué. ¿Acaso no forma parte de la propia Divinidad? Cuando el hombre era animal – y que me perdonen los animales– el instinto ocupaba la parte superior y el sexo cumplía su verdadera función creadora. Existían los ciclos de ordenación y de ajuste, los círculos de armonía, como hacen los animales, excepto aquellos que están muy en contacto con el hombre. El animal en la selva reacciona de una manera más pura que el animal que está en contacto con el hombre -los animales domésticos -, porque se les pega parte del aspecto del hombre. Pero, les diré una cosa también: cuando el instinto del animal en virtud de cierto hecho iniciático se convierte en razón, a través de la individualización, el sexo empieza a cobrar un atractivo mayor porque se da cuenta y pregunta: “¿y esto?” Al preguntarse: “¿esto para qué sirve?”, empieza el problema. El animal se pregunta, tiene el ímpetu y ya no piensa porque no tiene pensamiento. El hombre empieza a pensar, a pensar y a organizar sobre el sexo, y como existe una fuerza de energía que está en el ambiente, cuanto más piense en el sexo más fuerza ambiental hay a favor del sexo, y el hombre ya ha perdido el ciclo, este ciclo magnífico de relación, de armónicas entre el hombre y la mujer. Ya no existe esto, ¿verdad? Existe un acto inconsumado completamente porque no hay voluntad en el ser y sí un deseo inmenso de gozar. Y el hombre esotérico considera que el sexo debe volver a su función primitiva como un instinto natural. Es la ley del iniciado que sigue los ciclos de la naturaleza. Entonces, ¿por qué damos tanta importancia al sexo y no tanta al cerebro? ¿Cuál es el pecado de la adolescencia, por ejemplo? Que no piensa con el cerebro sino que piensa con el sexo, mejor dicho, una pequeña parte de la mente piensa en las cosas que le rodean y la otra parte superior está pensando constantemente en el sexo. Los problemas de la adolescencia, que es cuando se desarrolla el cuerpo emocional, son los más difíciles para cualquier criatura viviente, excepto para los animales, claro. Pero nosotros utilizamos la imaginación; no buscamos solamente un acto creador, sino que lo recreamos antes y después del acto. Creamos un hábito, ¿verdad? Lo que no hace el animal. Y al crear el hábito, el hombre se siente impulsado hacia el hábito constantemente. Un hábito que continuará en tanto esté programada su mente de esta manera, cuando toda su mente esté casi vacía de entendimiento pero llena de sexo. Y hay que reconocer esta actitud del hombre hoy día, y de la mujer de hoy día. Y que la juventud no está siendo dirigida correctamente en virtud de que no se les dice lo que existe más allá del sexo. Las escuelas del futuro estarán programadas a base de una sana educación, de una profunda educación sobre el Yo Superior, en donde está la causa principal de la vida que es la intuición. Y a partir del cuerpo causal se verá cuál es la función del sexo. Es decir, que al sexo no lo ve el hombre aparte

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de sí, sino que está dentro de él. El problema está aquí. Miren ustedes: ¡el pecado no existe! Existe una falta de atención creadora hacia un punto determinado. Cuando este punto se escapa en virtud de nuestra propia imaginación deja de ser instinto, se convierte en un hábito, yo diría en un saco sin fondo, cuanto más le echemos, más admitirá.

¿Qué hay que hacer entonces? Estemos atentos al proceso desde que se inicia en la pequeña célula mental hasta que culmina en el acto. No sé si ustedes habrán sido conscientes plenamente del acto desde el principio hasta el final. Todo cuanto se relaciona con el sexo tiene una importancia principal para el hombre corriente y no alcanzarán ustedes ningún grado de iniciación en tanto que una parte muy considerable de ustedes no esté pensando constantemente en el sexo y deje el anclaje de este sexo.

Repito que, esotéricamente, el sexo con todas sus consecuencias es una función natural. Es un acto creador. Lo mismo que se produjeron los universos por conjunciones magnéticas, hoy día todavía el ser humano debe crear a través del sexo, no tiene otra vía de creación que el sexo, por esto tiene tanta importancia el sexo, porque es lo único que le queda de creador.

En los principios de la raza (lemur) cuando empezaron a bosquejarse los atributos del sexo, y se fue desarrollando a través de cada sub-raza, llegó el momento en que la vida tuvo que utilizar los poderes angélicos para dotar al hombre incipiente –aquella masa gelatinosa– de impulsos sexuales, porque no sabía nada de nada, porque era una criatura que venía desnuda al mundo, sin caracteres de sexo. La evolución trajo el sexo y el hombre no sabía lo que era el sexo. La procreación se realizaba aparte de sí mismo, siendo impulsada por los ángeles que buscaban el bien de las especies, y cuando llegó a la sexta sub-raza de la raza lemur el hombre se extravió porque la vida había dotado al sexo con un punto muy culminante, conectado con el plano búdico, que daba una sensación distinta a todo cuanto el hombre conocía, y entonces vino el goce sexual. A partir de este momento el hombre desenfrenadamente empezó a utilizar el sexo, creando el ambiente circundante de formas sexuales, las cuales todavía están aquí presentes. No hemos liberado todavía el contexto social en este aspecto. La evolución trae siempre un poco de dolor, pero cuando existe conciencia, como en nuestra raza aria debe existir, hay que mirar al sexo con otra atención.

La atención elimina el deseo, dota al individuo de poder creador sin pasar por el deseo. Si pudiésemos suponer el acto sexual como un acto búdico, tal como se realiza en los planos sutiles del Universo, habría una posibilidad augusta de redención del sexo, pero todavía no hemos llegado a este punto. Digo y repito que habremos de estar muy atentos al proceso del sexo, y de cuidar con mucho celo a nuestra imaginación.

El sexo en sí es un sentido como otro, muy importante; hasta la sexta sub-raza será muy importante el sexo, p ero, ¿por qué no dedicamos un poco más de atención a otras cosas elevadas tan importantes o más que el sexo? Por ejemplo: cuando ustedes están atentos, observantes, muy alertas a una situación, toda su mente imaginativa desaparece, si desaparece el poder imaginativo, el sexo sentirá la función como un instinto, tal como debe ser, pero si ustedes alían el deseo del sexo con la imaginación, entonces tendrán en su poder una fuerza kundalínica que les puede llevar a un desastre. Esotéricamente, como ustedes verán, no se puede rechazar ninguna pregunta, porque no existe ninguna pregunta que no tenga una respuesta adecuada, y

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cuanto más inteligente sea la pregunta, mejor será la respuesta. Pero, todos estamos envueltos dentro de esta aura inmensa sexual que nos envuelve. La pornografía existe, las violaciones están al cabo de la calle, lo vemos todo por doquier, los dramas pasionales, basados siempre en el sexo, las películas siempre a base del sexo. Todo es sexual. ¿Qué queda de nosotros ya que no sea sexual, me pregunto yo?

Bien, ¿verdad que es algo que merece nuestra atención? No seguir diciendo: “bueno me he enterado que el sexo hay que liberarlo y tengo que liberarme”, y entonces está condenado a reprimir el sexo, lo cual no soluciona el problema del sexo. El problema del sexo se elimina cuando estamos atentos a la función del sexo, desde el principio hasta el final, desde que la pequeña partícula de imaginación invita al sexo a manifestarse, y continuar atento al proceso. En la atención del proceso vendrá una culminación que no será meramente imaginativa, que será un proceso psicológico trascendente. Hay que hacer la experiencia, ¿verdad? Y no digan por favor: “¡He pecado!” El esoterista ha eliminado por completo el pecado. Se siente llevado por impulsos grandes. ¡Ojalá! el impulso grande del ser humano superior entre en cada uno de nosotros y utilicemos el sexo como un vehículo de expansión de energías superiores y no como el soporte constante de nuestra pequeña imaginación. Yo creo que podemos realizarlo. Si no, no estaríamos aquí y ahora.

Interlocutora. — Usted ha dicho que una pregunta cuanto más inteligente es mejor. Yo le pregunto si me permite a mí hacer una pregunta no muy inteligente…

Vicente. — Estará a mi medida entonces. [Risas] Diga, diga…

Interlocutora. — Hablando tanto del sexo, las ratas que no tiene ciclo, ¿qué clase de bichos son? Ellas no han tenido nunca ciclo, ellas siempre, siempre … como el hombre…, ¿no?

Vicente. — Yo creo que ellas tendrán un ciclo distinto. No diría que no tienen un ciclo, tendrán un ciclo distinto a la vida organizada de la naturaleza. Las migraciones de las aves que preludian el contacto sexual entre las aves se realizan una vez por año, las migratorias. En cambio, cuando están en contacto con el hombre, el ambiente del hombre, les elimina el instinto y les hace entrar casi en la vía imaginativa del hombre. Lo vemos por doquier. ¿Cómo reacciona el lobo, por ejemplo, en la selva, o cómo reacciona un perro en nuestras calles?

Interlocutor. — El perro al tener ya la cosa del alimento funcionará… Vicente. — Bueno, yo no creo que el perro piense en estas cosas [se

sonríe]… No tiene imaginación para pensar, pero yo digo que hay una carga

emotiva en el ambiente, y los perros, los gatos, los caballos, los elefantes, y ciertos simios poseen vista astral y ven lo que sucede, y lo que no hacen por propia imaginación lo ven impresionado en el ambiente por la imaginación del hombre. De ahí les decía que el problema no está en el animal sino en su contacto con el hombre. Y es una lástima que tengamos que decir estas cosas a seres humanos como estamos aquí, porque parece que relegamos al hombre debajo del umbral de una conciencia establecida a niveles celestes. Nada de esto. Solamente que para ser muy humano hay que ser muy franco y honrado consigo mismo. Y como les decía anteriormente, cualquier aspecto que existe en la vida de la naturaleza tiene un sentido para el hombre, o debería tenerlo, y que el hecho de estar aquí y ahora tiene una consecuencia vital para nuestra vida psicológica. Estamos creando juntos una situación ambiental, ¿verdad? ¿Se dan cuenta que estamos creando una situación ambiental? Esta situación ambiental tiene importancia, porque en tanto estemos inmersos en esa situación

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ambiental dejaremos de pensar en el sexo, o en el yo, porque el yo es la base del sexo. El yo tal como lo tenemos establecido atento a sus pequeñas reacciones psíquicas, psicológicas y físicas. En tanto, con tanta belleza ambiental que nos rodea, estamos pendientes de pequeñas cosas. Les digo que aquí hay que ser muy conscientes para liberarse de la atracción exagerada del sexo. Hay que crear un nuevo estilo de vida, una nueva programación psicológica, una nueva vivencia social para, en consecuencia, tener el control de nuestra vida; y transformar el razonamiento, que tanto se nos escapa en el sentido de la verdad, y que es la causa de muchos fracasos, se convierta en intuición, que es el aspecto instintivo del animal convertido en la suficiencia intuitiva del hombre. Y a partir de las alturas intuitivas comenzar a vivir de otra manera radicalmente distinta, radicalmente y absolutamente creadora… y esto lo podemos hacer, ¿verdad? No reprimiendo sino comprendiendo. Se dan cuenta que cuando decimos: “vamos a liberarnos del sexo”, estamos pensando en una disciplina. Una disciplina sin comprensión no sirve para nada. Cuando hay comprensión la disciplina es natural, no hay problemas. ¿Y cómo puede forjarse esta comprensión sino estando muy atentos al fluir de las situaciones ambientales? Observando atentamente las situaciones y creando un estado nuevo de cosas en nuestro corazón, psicológicamente nos transformamos, nos autorrealizamos, nos liberamos, nos constituimos en individualidades perfectamente organizadas para vivir el Yo Superior.

Por favor, no hagan del sexo un problema, porque hemos dicho esto, no digan: “Ay, voy a reprimir primero el sexo porque si no, no voy a poder alcanzar las metas tales y cuales”, que es lo que ocurre frecuentemente, sino que observando atentamente la situación y el aspecto psicológico, muy profundamente psicológico, llegaremos a liberarnos de esas cosas. El hecho de “si lo hago o no lo hago” es el problema del esoterista novel. El pequeño discípulo se pregunta “¿Haré bien? ¿Haré mal?” creando un campo de confusión en su propia mente, tratando de establecer un dominio, un control rígido, sobre una naturaleza que viene del pasado. Es como si un tren lanzado a toda velocidad lo frenásemos en seco. Todo se derrumbaría, todo se destrozaría, ¿verdad?

Bien, hay que ser rítmico en la acción, no esperen resultados inmediatos, pero, por favor, sean conscientes de la acción, sean conscientes de este momento que se está viviendo y del que se vivirá después, en cada momento, para llegar finalmente a consecuencias realmente interesantes para el hombre, capaces – repito– de transformar nuestra vida en términos de liberación, o de realización.

Interlocutora. — Por favor, ¿podrías hablar de los devas de la profesión? Vicente. — Bueno. Se trata de un tema que puede parecer un poco paradójico, porque no ha entrado quizás nunca en el campo de nuestras observaciones. Pero, los devas, como decíamos existen por doquier en donde existe una participación activa humana, que la profesión del hombre no puede estar ausente, precisamente, de este campo de relaciones humano-dévicas. Una profesión tiene sus regentes como tiene regente el agua, la tierra, el aire, el fuego y el propio éter. ¿Cuál es una gran parte del karma humano? Que tenga que trabajar en profesiones que están ausentes de creatividad, dentro de las cuales no se siente identificado. ¿Quién triunfa dentro de una profesión? ¿El más capacitado? ¿El que está más profundamente integrado en valores dentro de aquella profesión, o el que está siendo ayudado por algún deva de aquella profesión? Cualquier profesión tiene sus regentes, porque el hombre ha creado la profesión, y el deva trasmite la energía que precisa aquella profesión para desarrollarse, para llegar a un punto –digamos– de concreción plena, de

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armonía plena, arquetípica podríamos decir.

Naturalmente que hacemos las cosas tan rutinariamente –ahí está el pecado, ¿verdad?– que no nos damos cuenta de que la profesión es un campo de actividades creadoras, dentro de las cuales (las profesiones) podemos establecer contacto con Regentes Superiores del espacio que nos rodea, y que rechazar una profesión porque no estamos habituados a ella o porque se escapa del ángulo de nuestras posibilidades, no significa de ninguna manera que tengamos que rechazar la profesión, sino que hay que amar la profesión cualquiera que sea para hacernos asequibles a las influencias angélicas de los Regentes de aquella profesión. Y ustedes preguntarán, “¿es que un mecánico tendrá ángeles allí en el torno que le ayuden?” Pues sí, cualquier profesión tiene sus ángeles que trabajan con los metales, que se manifiestan a través de la manipulación correcta de la persona que está ejerciendo la profesión, porque existen buenos y malos operarios. ¿Se han detenido a preguntarse eso, sin caer en el juicio de “¡no sirve para nada!”? Y hay que darse cuenta que no todos estamos contentos con la propia profesión.

Tiempos han de venir, en el devenir de la evolución, cuando nazca una criatura se le hará el horóscopo de su vida, no para saber cuándo se va a casar, - porque esto es lo que se pregunta siempre - sino cuáles son sus oportunidades de trabajo, sus condiciones naturales de creación, y se le preparará desde su más tierna infancia para una profesión determinada, tal como fueron creados en su tiempo los artistas del Renacimiento. Nacieron con una función específica, determinada astrológicamente por la Jerarquía, y hubo un florecimiento en Italia –ustedes lo saben- y en Europa de seres iluminados que trajeron la bendición angélica y todavía en los museos del mundo vemos estas obras de arte.

El arte ahora se ha perdido, en el sentido del Renacimiento. Se están buscando nuevas formas. La mente trata de buscar un nuevo tipo de creatividad, y como que los inicios son siempre fatales, porque no hay una coordinación del hombre con el deva, existen las fealdades horrorosas del arte contemporáneo. No sé si ustedes han observado, porque ustedes serán conscientes de que cuando van a un museo no miran el cuadro, miran el nombre del artista. Cualquier adefesio de cuadro o de estatua, o de cualquier cosa, con un nombre altisonante tiene la admiración devota de toda la gente, aunque sea –ya les digo– algo horroroso. En cambio, cuadros realmente magníficos desde el ángulo de vista estético y ético, si no tienen un nombre conocido, dicen: “No conozco éste. ¿Quién será éste?” Y pasan de largo. Y todo en la vida lo estamos haciendo así. Vemos la presencia física, no la vitalidad interior. Hay que darse cuenta de esta situación, porque a medida que seamos conscientes de estas cosas: las profesiones, la familia, las amistades, el grupo al cual pertenecemos, tendrán un sentido creador, dejarán de ser participaciones negativas para convertirse en algo realmente importante.

Interlocutor. — Sobre lo que dices tú, yo creo que estamos dominados por una magia negra, ¿no? En todo el arte, música, pintura, dibujo, vestir… todo es una magia, ¿no?

Vicente. — Yo no diría tanto… [risas]

Interlocutor. — Es una magia en la que no hay armonía, no hay… Sólo hay magia negra, magia negra...

Vicente. — Bueno, cuando hay distorsión del arte no digo que sea una cosa de magia negra. El hombre se equivoca, no digo que sea magia negra. La magia

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negra verdadera es aquella que el hombre provoca buscando el mal, por el amor al mal en sí mismo. Hay personas que tienen el mal en su corazón y tienen que verterlo sobre la sociedad: eso es magia negra. Son conscientes de que obran mal y continúan progresando en el mal. Hablar de magia nos llevaría ahora veinte conferencias…

Interlocutora. — Siguiendo sobre el tema de los devas de la profesión, ¿hay devas más especializados y otros no tanto…?

Vicente. — ¿Más listos? [risas] Lógicamente sí. Sí porque todos los ángeles de las profesiones tienen gradaciones, desde el que evita que el artista o el profesional se hiera, que les advierte con tiempo cuando se van a herir, la gente continúa insistiendo hasta que la máquina tiene efectos desastrosos sobre la persona, existen devas especializados en la conservación individual dentro del campo de las profesiones. Existen otros Regentes Superiores que ven la profesión desde un ángulo de una función específica. Los que dotan de habilidad mental o de capacidad mental y finalmente la transforman en habilidad física. La técnica, por ejemplo, de una profesión. La técnica de una profesión es necesaria, ¿verdad? Precisa de un estudio técnico, de un estudio en el tiempo, un estudio a base de ejercicios físicos para aquella cosa. Si la mente del hombre está muy despierta –hay que esperar que un día lo esté– la fuerza impulsora de la mente viene condicionada por los ángeles de las profesiones buscando ciertas creaciones necesarias. El caso del urbanismo, por ejemplo, y el caso hasta de las expresiones del lenguaje. El modo de vestir de una época, dentro de la profesión de los sastres, ¿por qué cambia? Cambia por efecto de los Rayos condicionantes de la profesión, por los devas Regentes de las profesiones, y por todo el contexto ambiental de una época. Comparen la época de Luis XIV de Francia con nuestra época actual y verán ustedes qué diferencia, qué transformación en el vestir. ¿Y las joyas? Las joyas que constituyen también una profesión, la joyería. ¿Cómo se transforma en el tiempo la joya? ¿Cómo es cada vez más sofisticada la creación de la joya? ¿Y las máquinas? ¿Las computadoras? Se dan ustedes cuenta que desde que Gutenberg inventó la primera imprenta a mano y con caracteres de madera, hasta las grandes rotativas conducidas por computadoras, hay una evolución dentro de la profesión, ¿verdad? Hay una profesión angélica que se está manifestando buscando una superación. Existe también la computadora de datos que tiene que descargar al hombre del peso de la memoria. La memoria no tiene importancia como decía anteriormente, podemos recitar todos los versículos del Corán, o toda La Doctrina Secreta o el Fuego Cósmico utilizando la mente fotográfica: es como un papagayo que repite cosas que no conoce. Interesa por lo tanto que todas las cosas que puedan ser memorizadas vayan en forma de máquina, y que dejen un margen prodigioso para la creación intuitiva. La informática tendrá más importancia que el suministro de datos, ¿verdad? Porque el que suministra datos a la computadora no es precisamente el que informa. El que informa está educando su mente desde los planos intuitivos. Cuando todo conocimiento que se puede transcribir a través de una computadora ha llegado a un punto, todas las personas utilizando un poco de inteligencia pueden tener siempre a su disposición ciertos elementos, ya sea para las profesiones, ya sea para su propia conducta diaria, para su propia vivencia particular.

Pero, naturalmente, la profesión es algo que debe cada vez ser mirado con más simpatía, nos guste o no nos guste, porque si una profesión que no nos gusta la aceptamos con amor, quizás en aquel impulso de amor transmutaremos el oficio. Puede también ser que en virtud de la energía que estemos desplegando se manifieste la oportunidad de una profesión que sea

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afín a nuestra naturaleza, y con esto culmina el karma de una profesión, porque la profesión es karma también. Nos sentimos fatalmente unidos al karma de las profesiones.

Interlocutor. — De pasada, al principio se ha dicho –para citar un ejemplo– del arte actual que es un individualismo, es decir la firma, cosa que precisamente es curioso que usted diga esto, porque se inició en el Renacimiento, precisamente, el individualismo. Evidentemente, no existe en la Edad Media, donde el autor es totalmente anónimo, y a través de los oficios tradicionales se realiza y busca una vía de iniciación y de ascesis. Es precisamente el Renacimiento el que inicia precisamente este individualismo del arte por el arte, en fin, y de la obra no como expresión de algo trascendente sino de una individualidad o de una personalidad como usted bien dijera. Entonces, en este aspecto quiero decir que el Renacimiento, como otros muchos, supone el principio de todo un desorden que se ha ido –digamos, en fin– profundizando hasta nuestros días. Por otro lado, claro, yo no pongo en duda de que los devas –en fin– rijan las profesiones, pero lo que sí se observa es que en las profesiones existe una decadencia, es decir, una decadencia que entonces tendríamos que admitir que igual que hay devas hay demonios también, que rigen lo que podríamos decir la decadencia o el aspecto desorganizado y negativo de estas profesiones, que si yo no pongo en el mismo paño, por ejemplo, la mecánica de un torno, como por ejemplo la artesanía por ejemplo medieval que tiene ese aspecto de individualismo bastante en cuenta. Entonces, ¿qué relación tiene el hombre en este aspecto en nuestra profesión? Nosotros podemos amar las profesiones pero siempre y cuando el hombre, el individuo, haya alcanzado este estado, este nivel digamos, en fin, de desprendimiento. Por lo tanto, yo creo que por ejemplo que la cibernética es algo realmente monstruoso, que no es el resultado de unos devas superiores, sino en todo caso, producto de la desorganización actual que no puede ser –digamos, en fin– una expresión –por decirlo así– de los devas, o sea, del aspecto superior de la existencia. Esto es un aspecto. Y de todo lo que quería decir a usted, parece que habla como si la humanidad actual, a pesar del desorden que existe, y la desorganización y la confusión y la ignorancia, tuviera una expectativa de luz, de salida. No obstante, todas las predicciones nos hablan –en fin– de que no solamente el hombre sino casi una parte de la creación, del Cosmos, está en una caída; es decir, los indios hablan del Kali-yuga, el ocultismo habla de la Edad de Hierro. Esto naturalmente es un problema de influencias superiores al hombre, que no acabo de ver claro cómo el hombre –a nivel general me refiero, no el de algún grupo espiritual que pueda hacer un libre pensamiento– puede forzar precisamente esta caída, este Kali-yuga; es decir, hasta que este Kali-yuga no llegue a su punto digamos más bajo, en fin, hasta este reino ya total de –no de la absoluta inercia, pero en fin– de todo lo posible humano, porque lo humano siempre tiene una forma, siempre tiene una expresión, entonces, ¿cómo podemos hacer? ¿Cómo es posible que pensemos en un punto omega de luz cuando en realidad la tendencia es a la caída, es a la oscuridad, del polo espiritual de la existencia al polo sustancial?

Vicente. — Bueno, es que anteriormente hemos dicho... Una situación ambiental, por ejemplo, dentro del ser humano, forzosamente por su propio sentido de dualidad tendrá demonios y ángeles, es esto lo que rige la vida humana. Si la vida humana fuese rica en la plenitud de su experiencia habría una unidad en su naturaleza. Actualmente debido a que no está precisamente de acuerdo con la ley evolutiva, en muchos sectores, el ser humano contiene en sí la dualidad, unas veces se demuestra correctamente y otras incorrectamente. Eso sucede en el campo de las profesiones inevitablemente. Por lo tanto, no es más que corroborar lo que antes decía: si una profesión no nos gusta, yo no

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diría que sean los ángeles malos, sino que no nos gusta por ciertas cosas que suceden interiormente, psicología interna, o si ustedes lo permiten y lo conocen, el karma, el karma de la profesión. Y no me atrevería a decir que han sido ángeles buenos, ángeles malos, los que han llegado a ese punto de confluencia que han creado el karma de la profesión, sino que es un significado por el cual debe forzosamente atravesar, porque tiene que dotar de una experiencia, ¿verdad? Esto ya va sucediendo constantemente a través del tiempo.

En cuanto a las Eras de la humanidad dese usted cuenta que los Kali-yugas, el Kali-yuga y todos los demás yugas están representados en la vida del hombre. La Edad de Hierro, la Edad de Cobre, la Edad de Plata y la Edad de Oro están calibradas de la manera siguiente: en la niñez, en la juventud o adolescencia, en la edad madura y en la vejez. Un Kali-yuga no tiene por qué llevar siempre precisamente el mal, porque en este Kali-yuga han habido obras importantísimas. No olvidemos que han sido Buda y Cristo los que han nacido en este presente Kali-yuga. Significa que dentro del Kali-yuga hay las propias posibilidades de redención, porque no estamos solos en el Universo.

A mí me parece que de una u otra manera estamos siendo impregnados por un fatalismo ambiental. No hablo precisamente del Kali-yuga y sí del Satya-yuga, porque el Satya-yuga es la Edad de Oro de la civilización. ¿Qué pasará cuando desde el Kali-yuga estemos observando el Satya-yuga? Es como si desde la propia infancia nos preparásemos ya para la Edad de Oro, para la vejez de la conciencia, la experiencia, con toda su riqueza de significados. ¿Por qué no lo hacemos? ¿Por la gravitación del karma, por nuestra propia evolución, o porque no hemos comprendido el contexto ambiental? Desde el momento que dentro de un Kali-yuga se produce una iniciación, es que solamente están sujetos al Kali-yuga aquellas personas que no están preparadas para algo mejor. Que es aquella parte mayoritaria a la cual se refiere Cristo cuando exalta de todos una pequeña minoría y denomina a esta minoría "la sal de la tierra". Pues bien, si dentro de un Kali-yuga hay sal de la tierra, ¿por qué no incluirnos dentro de esa sal nosotros?

Interlocutor. — Como aspecto minoritario sí, pero en líneas generales… Vicente. — Usted sabe –permítame usted– ¿usted cree que la inteligencia está en la masa o está en la pequeña minoría que está buscando constantemente el Reino de Dios?

Interlocutor. — No, no, la inteligencia está polarizada en una minoría… Vicente. — Bien. Usted sabe, usted sabe, que un pequeño grano de sal dentro de un vaso de agua le da un gusto específico, y que cuando Cristo habla de la levadura en una gran masa de harina, habla de esta minoría que tiene que salvar el mundo. Esta minoría que en cualquier época de los yugas conocidos está preparándose ya para la iniciación. Yo estoy trabajando en ese sentido, por lo tanto, más que interesarme por las dificultades de un yuga, estoy explicando lo que atañe a la situación actual para los hombres conscientes, para esta minoría que debe dignificar a la gran masa. Con la mano en el corazón, ¿se puede decir que hay espiritualidad cuando un rebaño de masas humanas va en busca de su pastor? Si una oveja tiene conciencia de sí misma dejará al pastor porque sabe que el pastor está dentro de sí. Lástima que estamos viendo alrededor de nosotros rebaños de personas buscando su pastor, que no han comprendido que el pastor está dentro de sí mismas. Y entonces surgen los conflictos sociales, los conflictos de masas, y surge también el conflicto del discipulado. Siempre estamos hablando del discipulado; no estoy interesado en manera alguna en la masa, en el rebaño. Tampoco quiero yo ser convertido en un pastor, ni mucho menos; pero, sin embargo, en estos tiempos tan caducos en

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los que está obrando el Kali-yuga, podemos liberarnos. Aquí ha surgido el problema del sexo por ejemplo, que forma parte del contenido kármico del Kali-yuga y, sin embargo, hay personas que se han liberado, que han alcanzado la liberación a través del tiempo, sin importar la edad sino el ejercicio de la razón y de la intuición que Dios le ha concedido, y trabajando para el mejoramiento social, no rechazando la masa, pero no haciendo causa común con la masa. El defecto del pastor es hacerse seguir por un rebaño, y cuanto más numeroso es el rebaño menos calidad hay en el pastor.

Bueno, esto son cosas que hay que ir pensando porque son cosas ambientales que todos podemos percibir. Entonces, a mi entender, y no quiero cargar las tintas sobre los devas, porque el deva si una persona no ha tenido contacto dévico alguna u otra vez, se convierte en un lazo romántico o en algo que todo el mundo verá ángeles por doquier. Solamente aceptar que existe una energía que desconocemos.

Bien, cuando el científico conozca las radiaciones que provienen del cuarto éter de nuestro plano físico y empiece a adueñarse del secreto de la electricidad, la luz brillará con más intensidad. No sé si ustedes saben que cuando se descubrió la luz eléctrica muchos devas inferiores desaparecieron del planeta, por esta luz eléctrica, y que por lo tanto, la evolución dentro del propio Kali-yuga, repito, está produciéndose. El mensaje de Cristo se ha dado en una época dentro de este Kali-yuga. La ley de Buda, de Zoroastro, de Hermes Trimegisto… dentro del Kali-yuga. que son 320.000 años, son bastantes años, ¿verdad? Entonces, todo esto no tiene mucha importancia desde el punto de vista cósmico. Ahora nosotros nos situamos en un punto de vista de refracción, de oblicuidad, dentro de la captación de los rayos de luz que vienen del Cosmos vemos las cosas distorsionadas y automáticamente empezamos a caer en el pesimismo y en la depresión. La idea del Apocalipsis es falsa, porque lo que tiene que suceder, sucederá porque el hombre lo ha querido. No tiene tanta importancia una conjunción astrológica -el Sr. Martí el miércoles nos hablaba de esto- en un momento determinado, no tiene tanta importancia como la situación ambiental que estamos nosotros traficando aquí en estos momentos.

Interlocutor. — Yo quisiera hacerte otra pregunta.

Vicente. — ¡Hombre! Claro que sí. Un momentito que hay otra persona. Interlocutora. — Lo que le iba a preguntar ya lo ha contestado… Lo que quería es que he levantado la mano cuando hablaba de la profesión y los devas; la pregunta es sobre esto, es respecto a los artistas: ¿cómo puedes comunicar con los devas? Digamos, ¿qué es lo que deberías hacer, qué es lo que no deberías hacer y en qué condiciones físicas, psíquicas, emocionales o mentales tienes que estar, o qué nivel de cultura –o no sé– puede influir en este contacto?

Vicente. — Trataré de hacerlo. Hago una distinción cuando hablo de la inspiración, la inspiración dentro de una profesión y la técnica dentro de la profesión. Para que exista una verdadera obra de arte yo diría que debe haber un 50 % de intuición y un 50% de técnica. El intuitivo por grande que sea su iluminación, su integración espiritual, si no tiene técnica no podrá ejercer como artista. Entonces, sucede lo mismo con el artista con mucha técnica, hará cosas técnicamente perfectas pero no tendrán vida. Entonces, el artista, tal como yo puedo verlo, crea solamente cuando está en silencio, cuando nada altera su mente, está expectante; solamente está ante el cuadro absorto, y de improviso empieza a pintar, o empieza a esculpir, o empieza a escribir un poema o un arte literario. Pero, ¿qué ha sido necesario? Que la mente desapareciese y aquel vacío inmenso se llenase de la plenitud de la intuición o de la inspiración. La

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técnica solamente es el vehículo de aquella inspiración. Y así han surgido las obras de arte, y tengo que decirle a usted que los artistas del pasado fueron muy individualistas, incluso había rivalidades entre ellos. Pero, ¡cuidado!, que en el momento de producirse la inspiración y la técnica había una obra de arte, porque lo que no tiene importancia es el hombre; el artista sí que tiene importancia, y el artista está dentro, no está fuera. El hombre interno y el hombre externo se deberían complementar, es el caso de muchos artistas del Renacimiento, el caso de Miguel Ángel y el de Leonardo Da Vinci que eran dos grandes artistas y estaban siempre en porfía el uno contra el otro. ¿Y quién discute la obra de Leonardo o de Miguel Ángel? Hay que separar siempre el yo de la inspiración del artista.

Entonces, en las profesiones todos deberíamos ser artistas. Trabajamos por un mísero sueldo para sustentar nuestro pequeño cuerpo, no trabajamos por amor al trabajo, no somos artistas, y como no somos artistas no puede haber ángeles que nos manifiesten íntegramente su fuerza durante el momento de estar produciendo cualquier actividad profesional. No sé si se dan cuenta de la sutilidad del comentario. Y no caer tampoco en el error de considerarnos ineptos. Todos somos aptos para cosas grandes. La profesión es aparte de todo quizás; quizás la profesión sea para hacernos más grandes todavía. No siempre es el caso, porque existe el karma, existe la ley de causa y efecto que proviene de un remoto pasado, pero sí interesa que en el momento de que actuemos profesionalmente aceptemos la profesión como una actuación ambiental, algo que hay que considerar atentamente, lo que hace a una situación ambiental. En el momento en que consideremos la profesión –nos guste o no nos guste– como una situación ambiental y le dediquemos atención, hay una dignificación de la profesión, lo cual significa que hay una dignificación de nosotros mismos a través de aquella profesión. Y los ángeles, no vamos a discutir los ángeles porque yo mismo no he visto un ángel nunca, y hay mucha gente en el mundo que no han visto ángeles, pero han visto la luz, y sin tener una remota idea sobre la electricidad pueden abrir y apagar esta luz, porque hay los conmutadores, ¿verdad? Y ante el efecto que nos hace el conmutador para establecer contacto con el ser interior, de ahí que estemos todavía traficando con cosas que no tienen mucha importancia. Lo verdaderamente importante no sabemos lo que es...

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