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Universidad de Concepción Dirección de Postgrado
Facultad de Humanidades y Arte -Programa de Magíster en Historia
“Manifestaciones de la violencia en
la ciudad de Concepción: 1900-1910”
Tesis para optar al grado de Magíster en Historia
ROGELIO FERNANDO ALEGRÍA HERRERA
CONCEPCIÓN-CHILE
2017
Profesor Guía: Mario Valdés Urrutia Dpto. de Historia, Facultad de Humanidades y Arte Universidad de Concepción
AGRADECIMIENTOS
Es fundamental agradecer a quienes me han acompañado en este proceso, directamente mi esposa María Francisca e hijos Camilo y Antonio; mi padre, hermana y sobrinos. Siempre han sido un incentivo para no desistir en los momentos difíciles y mantener la alegría de emprender desafíos.
Junto a ellos el profesor Mario Valdés Urrutia quien ha mantenido una actitud positiva y dispuesta a ayudarme en la concreción de este trabajo. De la misma forma al profesor David Oviedo, quien ha facilitado el proceso de reintegro al programa para poder concretar este paso.
Y a todos aquellos amigos que colaboraron con encontrar fuentes, series de datos y bibliografía necesaria para este proceso, en especial a Manuel Fernández cuyo consejo, confianza fortalecieron el temple en el trabajo y la vida. No puedo dejar fuera mis profesores guías iniciales Igor Goicovic, Leonardo Mazzei y Claudio Robles, quienes desde su conocimiento me orientaron de manera sabia.
RESUMEN
La primera década del siglo XX es reconocida como una de las más violentas en la historia de Chile, los hechos ocurridos en Santiago, Valparaiso e Iquique demuestran el modo en que se relacionaba el Estado chileno los movimientos sociales que se encontraban en una etapa germinal. Si bien los estudios se han dirigido mayormente a los conflictos del Estado con organizaciones obreras, al mismo tiempo se encuentra un proceso profundo en la urbes relacionado con la cuestión social que dio paso al fenómeno d ella delincuencia urbana bajo una nueva expresión distinta a la rural, centrada en el ataque a la propiedad y de un marcado carácter masculino.
La pregunta central de esta investigación es averiguar ¿cómo se manifestó la violencia en la ciudad de Concepción década 1900-1910?, cuales son las características que adquirió y sus expresiones a nivel cotidiano en la vida de la ciudad. Es un propuesta que pretende ir más allá de una historia de la urbanización y desarrollo arquitectónico, sino que caminar por las calles de la ciudad percibiendo el entramado de las interacciones y conflictos que la sociedad plantea en ese momento de la historia.
TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN iii
INTRODUCCIÓN 1
MARCO TEÓRICO 4 De las preguntas y las cosas ...4
CAPITULO I . 32 I.- El Escenario. ...32
a.- Concepción en una perspectiva demográfica. ...39
b.- Crecimiento poblacional en Concepción. ...42
c.- Población y ubicación espacial ...51
II.- Cambios Sociales ...56
CAPÍTULO II 71 I.- Fisionomía de la organización obrera en la ciudad de Concepción a inicios del siglo XX. 71 ... II.-Definiciones previas ...76
a.- Movimiento social ...76
b.- El artesanado ...84
III.-Composición de la población laboral. ...85
a.- Ocupaciones en la ciudad Concepción según Género y Nacionalidad ...87
b.- Caracterización de las organizaciones obreras Concepción 1910 ...97
IV.-Un estudio de caso “La reacción de la organización obrera de Concepción frente a los hechos de la “Escuela Santa María de Iquique 1907” ...103
a.- Rol de los medios de comunicación de le elite y reacciones en Concepción respecto de los hechos en la “Escuela santa maría de Iquique en 1907” ...104
CAPITULO III 132
I.- Las manifestaciones de la violencia en la vida urbana: Concepción de inicios del siglo XX. 132 .
a.- El enfoque ...133
b.- El Hampa ...144
c.- Barrios Populares ...149
d.- El Alcoholismo ...159
e.- Hurto Sorpresa ...167
f.- El robo ...174
g.- Asaltos ...190
II.- Una visión cuantitativa de hecho. ...204
CONCLUSIÓN. 233
INTRODUCCIÓN
Cada cierto tiempo la sociedad chilena presencia las llamadas crisis, las cuales
pueden ser definidas en algunos casos como económicas, políticas o sociales. En el inicio
del siglo XXI se ha tenido la posibilidad de evaluar algunas de estas situaciones a través de
la historia, esto en algunos casos producto de conmemoraciones del bicentenario o
centenario de algunos hechos, dependiendo de la situación.
En este marco se aprecia el inicio del siglo XX como una instancia propia de este
ejercicio, es decir, es posible establecer un punto de reflexión para evaluar el trayecto
recorrido. Esta primera década del siglo XX se define como uno de los momentos más
violentos en la historia de la nación, llena de transformaciones del Estado y la sociedad,
como al mismo tiempo transitando de un modelo económico tradicional a uno más
moderno.
El escenario en el cual se encuentra el siglo XXI para realizar esta reflexión
nuevamente se define en un momento de crisis, esta vez de credibilidad en la institución
del Estado, dado sus cruces con la economía, generalizando una reflexión sobre un
momento en que se pueden dar hechos considerados como “no éticos, pero legales”. La
desconfianza que la población muestra frente a esto se manifiesta en movilizaciones, baja
económicos crítica, la cual se encuentra en encuestas que manifiestan una de las más bajas
opiniones de apoyo y credibilidad.
Sin lugar a dudas la violencia se encuentra como una variable ineludible en este
escenario, sean los conflictos sociales, culturales en el caso del pueblo mapuche, etc., en
donde la opinión transversal es que sin movilizaciones y episodios de enfrentamiento no se
logra la reacción movilizadora del aparato del Estado.
En este caso se puede apreciar la delincuencia como un hecho transversal a las
clases y organizaciones de la sociedad, a pesar de los esfuerzos para controlarla, los hechos
se continúan dando a nivel de organizaciones políticas, económicas y la más conocida
delincuencia urbana común, casi una condición natural de la vida en las grandes ciudades.
En tal sentido los discursos de que toda época pasada fue mejor, es una máxima que
impele a los historiadores a contribuir con su evaluación. La ciudad de Concepción para
inicios del siglo XX generalmente pasa casi inadvertida frente a las investigaciones que
reúnen mayores esfuerzos historiográficos como son los casos de Santiago, Valparaíso,
Iquique. Lo que se puede encontrar es la descripción de una ciudad afrancesada y apacible,
que se desvinculaba de las dinámicas experimentadas en las grandes urbes de inicios de
Este es el sentido de esta investigación, realizar una reflexión histórica sobre la
ciudad de Concepción que permita evaluar las condiciones de transformación y las
MARCO TEÓRICO
De las preguntas y las cosas
La pregunta que guía esta investigación pretende averiguar ¿Que características
adquirió la violencia en la ciudad de Concepción, durante el período de ascenso de esta en
Chile entre 1900-1910?
Si se pretende otorgar un nivel de historicidada los procesos epistemológicos en el
desarrollo de una investigación. Se hace necesario realizar un recontó donde se pueda
explicar, cómo se llegó a tal proposición. Desde el punto de vista metodológico la
propuesta hipotético deductiva que desde la historia se plantea, propone como primer paso
en el ámbito heurístico la revisión bibliográfica, que facilita situar desde un ángulo
contextual el problema de investigación; para luego pasar al análisis de las fuentes que, a
través de su diálogo con el investigador pueden llegar a una confrontación de base con la
propuesta hipotética antes esbozada.
Generalmente este tránsito no reviste mayores complicaciones, dado que la ciencia a
diferencia del arte, trabaja bajo una verdad anticipada (hipótesis), que se concentra como
esperanza de encuentro a la vuelta del camino sinuoso de la investigación. Sin embargo, en
algunas condiciones la investigación plantea problemas, que pueden llevar a abandonar el
proyecto, cuando esta esperanza comienza a desvanecerse y se transforma en un prejuicio
más que en un aporte explicativo y guía. Hecho que condiciona la interpretación de las
fuentes y pone de manifiesto la oportunidad de manipulación, para de alguna forma
establecer un fórceps que permita la validación de la hipótesis, dado que ese sería el
En este punto se puede establecer una distinción a partir de una pregunta, a saber,
¿el objetivo de la ciencia - y por ende de la investigación – es probar hipótesis o llegar a un
conocimiento más comprensivo de la realidad? ¿Qué debe prevalecer la
idea(categoría)acerca de la realidad o las ideas(categorías) que desde la realidad somos
capaces de comprender? Esta investigación pretende situarse bajo el presupuesto de estar
frente a una realidad móvil, es decir, en tránsito.
Participar en la construcción del conocimiento de la sociedad, en este caso desde el
campo de la historia, implica buscar dar respuesta a problemas relevantes. Ese es el primer
obstáculo en el proceso de constitución de conocimiento, hecho que implica enfrentar la
complejidad y la singularidad de los procesos sociales, la búsqueda de lo que cambia y lo 1
que permanece. Pero ¿existe una realidad estable que determinar?. ¿O son las propias
Sobre la historia como la ciencia de de lo particular y lo complejo o como la ciencia de lo particular y lo que cambia, se
1
hace referencia, Cardoso, Ciro; “Introducción al trabajo de la investigación histórica”, Crítica, Barcelona, 1989. Braudel, Fernand; “La historia y las ciencias sociales”, Alianza Editorial, España, 1990, Aróstegui, Julio; “La Investigación Histórica: teoría y método”, Crítica, Barcelona, 2001 2ª edición. Alía, Francisco; “Técnicas de Investigación para historiadores”, Ed. Síntesis, España 2005. Topolsky, Jersy; “Metodología de la Historia”, Cátedra, España, 1992. Thompson, Edward,; “Miseria de la teoría”, Crítica, Barcelona 1981. Carr, E.H; ¿Qué es la Historia, Ariel, España, 2003, Fontana, Joseph; “Historia: Análisis del pasado y proyecto social”, Crítica, Barcelona 1982, Séller, Agnes; “Teoría de la historia”, Fontamara, México, 1993, entre otros.
construcciones conceptuales las que generan la apariencia de la estabilidad?. ¿Existirá un
desfase entre la propuesta teorética y la realidad?2
Este desfase involucra la reconstrucción permanente del corpus de conocimiento,
especialmente en las ciencias sociales, en vista de la mutabilidad de la realidad social, que
desde el presente cuestionador imbrica los tiempos y los significados. De hecho esta
necesaria contaminación de la objetividad por parte del sujeto, es la condición necesaria
para el desarrollo del conocimiento de la propia realidad social.
Frente a este transe epistémico, las salidas que el método puede aportar se acercan a
la posibilidad de intervenir el mundo categorial, es decir, utilizar y renovar las categorías
con las cuales observamos, siendo espectadores y protagonistas del hecho, que la realidad
cambia, y al mismo tiempo, las categorías con las cuales observamos. Una de las visiones
desafiantes en este ámbito es planteada por Immanuel Wallerstein(1991), quien construye
preguntas sobre la validez de la propuesta decimonónica del progreso inevitable y la
Para referir el tema del desfase entre la producción teorética y la realidad, tomamos la propuesta de Hugo Zemelman
2
quien reflexiona “ La realidad que enfrentamos, la realidad socio histórica, tiene múltiples significados. No es una realidad clara, inequívoca, con una significación cristalina a la cual se le pueda abordar sencillamente construyendo teoría y conceptos. No es así por diversas razones, las cuales forman parte del debate que hoy día se da en el ámbito académico sobre el problema que afecta a las ciencias sociales, y que yo resumiría en un concepto: el desajuste, el desfase que existe entre muchos corpus teóricos y la realidad. Esta idea del desfase es clave, ya que alude a los conceptos que a veces utilizamos creyendo que tienen un significado claro, y no lo tienen. Esto supone una constate resignificación que, aun siendo un trabajo complejo, es también una tarea central de las ciencias sociales, … dicho de otra manera, es un tema central en el proceso de investigación y, por tanto, es un tema central en la metodología . La necesidad de resignificar surge precisamente por el desajuste de teoría y realidad. Pero ¿por qué el desajuste? Por algo elemental: el ritmo de la realidad no es el ritmo de la construcción conceptual. Los conceptos se construyen a un ritmo más lento que los cambios que se dan en la realidad externa al sujeto, por eso constantemente se está generando un desajuste. Dicho así parece un problema menor pero, en verdad, tiene consecuencias profundas porque en la medida en que no resolvamos este problema , podremos incurrir en discursos y enunciados, o manejar ideas, que, pudiendo tener una significación en términos e la bibliografía o, para decirlo de una manera más amplia, en el marco del conocimiento acumulado, no tengan necesariamente un significado real para el momento en que construimos el conocimiento.”. Zemelman, Hugo; “Pensar teórico y pensar epistémico: los retos de la ciencias sociales latinoamericanas”, www.ipecal.org, pp:1. Para profundizar en el pensamiento no parametral, se recomienda, Zemelman, Hugo; “Los Horizontes de la razón. Historia y necesidad de utopía”, Tomo II, Ed. Anthropo, España, 1992. pp:37-97.
utilización de la triada comprensiva de la historia conocida como lo económico, político y
socialcultural. “Creo que un modelo alternativo y variable de cambio es el de procesos no
lineales que al final alcanzan puntos de divergencias, donde ligeras fluctuaciones tienen
graves consecuencias (en oposición a equilibrios determinados en los cuales grandes
fluctuaciones generan pequeñas consecuencias)” . 3
Esta reflexión se agudiza cuando plantea la siguiente proposición y pregunta “Desde
el punto de vista teórico el asunto es muy sencillo. Todo científico social usa de ordinario
la distinción entre tres terrenos: el económico, el político y el sociocultural. Nadie nos cree
cuando decimos que existe un solo terreno con una sola lógica. ¿Nosotros lo creemos?
Algunos de nosotros, sin duda, pero no todos. Y todos reincidimos en utilizar el lenguaje de
los tres terrenos en casi todo lo que escribimos. Ya es hora de que ataquemos seriamente
este asunto.” 4
Esta reflexión, pretende ir construyendo un eje central, el cual permite articular la
posibilidad metodológica de utilizar variables o categorías como herramientas explicativas
Wallerstein, Immanuel; “Impensar las ciencias sociales”, Siglo XXI, México, 2004, pp: 292. El autor continua la
3
reflexión de la siguiente forma “Éste es el modelo que Prigogine ha sugerido para todos los sistemas complejos (“orden” mediante “caos”), y el más complejo de todos los sistemas es el sistema social histórico. Incluso en el caso de los sistemas tan sencillos como son los sistemas físicos, el tiempo se vuelve la variable principal al reconcepctualizar la realidad como una serie de procesos escolásticos irreversibles dentro de la cual los procesos reversibles y deterministas son un caso limitado y especial. Si esto es así respecto de los sistemas sencillos, con mayor razón lo es en los sistemas históricos complejos.”
Wallerstein, Immanuel; Op.Cit, 293. El autor profundiza la reflexión de la siguiente forma “ La pregunta teórica es si esta
4
tríada de terrenos de acción social –la económica o mercado, el sistema de gobierno o el Estado, la sociedad o la cultura- es del todo útil o más bien es perjudicial. ¿Podría pensarse, incluso hipotéticamente, que alguno de los tres tuviera una actividad autónoma?. Toda actividad económica supone reglas y preferencias socioculturales, y funciona sobre límites políticos. Además, los mercados son creaciones sociopolíticas. ¿Existe, por ejemplo, un verdadero precio económico que de cierta manera pueda despojarse de su base política y social?. Toda actividad política cumple con el propósito de garantizar o buscar la ventaja o necesidad económica, así como de reforzar los objetivos socioculturales. ¿Podría existir una búsqueda de poder que se despojara de estas consideraciones?. Y la actividad sociocultural se hace posible y se explica por la ubicación económica y política, además de cumplir con objetivos que en última instancia se definen en estos términos. ¿Cómo puede uno imaginar la actividad social (o cultural) despojada de estos factores?
cuando las hipótesis planteadas de manera deductiva no encuentran un correlato directo con
las fuentes, debido a la falta de información que estas ofrecen.
La revisión bibliográfica del periodo da cuenta de problemas centrales como "la
cuestión social", proceso complejo que involucra tanto los fenómenos de transformación
económica, reconocido como el proceso de industrialización el cual generó cambios a nivel
productivo como es la modificación de un modelo agrario-rural a uno industrial-urbano.
Esto se asocia a un proceso de migración del campesinado que no encontraba
oportunidades en su entorno próximo, los cuales fueron a buscar mejores rumbos en la
ciudad. Importantes polos de desarrollo en la región desde mediados del siglo XIX fue el
carbón en la zona de Arauco y las actividades comerciales de la principal ciudad del sector
que fue Concepción.
Las consecuencias urbanas de esta migración se pudieron apreciar en las
paupérrimas condiciones de vida en las cuales habitaron los migrantes, ciudades no
preparadas para un crecimiento demográfico explosivo desde el punto de vista de la
capacidad de construcción habitacional, cobertura de salud, cobertura educativa y en
muchos casos plazas laborales adecuadas para estos nuevo pobladores. Al mismo tiempo la
transformación productiva de nuevas estructuras organizacionales como en la industria
comenzó a provocar conflictos respecto de las condiciones en las cuales se trabajaba en
estas instalaciones, este periodo también se asocia al surgimiento del movimiento obrero
que se documenta a partir de las primeras instituciones que los agrupaba; tales como
que según la investigación histórica para el periodo son los antecedentes del sindicalismo.
Asociado a este hecho también se aprecian los primeros partidos políticos representantes de
la clase trabajadora a finales del siglo XIX: el Partido Demócrata en las primeras dos
décadas del siglo XX, el Partido Socialista Obrero y el Partido Comunista.
La primera década del siglo XX, por lo menos para las ciudades más importantes de
Chile reflejan un ascenso del nivel del conflicto social, esto se aprecia claramente en la
ciudad de Santiago, Valparaíso, Iquique y Lota. Lo cual lleva a reflexionar sobre ¿qué
situaciones se pudieron dar en Concepción?, no se cuenta con mayores referencias al
movimiento obrero en esta ciudad para el periodo investigado, la pregunta lógica para una
investigación se comienza perfilar en torno a cómo se manifestó el movimiento obrero en
esta ciudad. Si se considera que era la tercera ciudad de importancia en el país desde el
punto de vista demográfico y productivo; siendo la principal ciudad del sur de Chile.
Contando con un importante número de organizaciones obreras en el periodo, era dable
pensar que se podía encontrar un importante número de hechos en concordancia con la
actividad obrera y social del resto de Chile.
Sin embargo, en la revisión de las fuentes en primer término periodísticas de la
época durante la primera década no fue posible encontrar movimientos de magnitudes
parecidas a las ocurridas en el resto de Chile. Es más, los hechos encontrados -a excepción
de las huelgas ferroviarias- no muestran una simultaneidad y coordinación con el resto del
Esta circunstancia obligó a desarrollar nuevos ejercicios interpretativos de lo
ocurrido. En consecuencia a la búsqueda de una explicación metodológicamente correcta
para el hecho, no fue posible coincidir con la idea de una ciudad afrancesada con aires
coloniales. Si se encontraba en presencia de la cuestión social, por lo tanto fue necesario
buscar formas más complejas que hicieran coherente a la ciudad de Concepción dentro del
escenario nacional. Una idea central, la cual es parte de la metodología de investigación
regional, es que; no se pueden interpretar hechos particulares sin una relación con la
complejidad de su entorno.
En consecuencia a lo anterior se establecen las siguientes hipótesis de trabajo, los
sujetos sociales populares de Concepción entre 1900 y 1910, no se encontrarían ajenos al
fenómeno de la cuestión social, condición que propició en otras zonas (Valparaíso y
Santiago) actos de violencia laboral y social explícita. Para Concepción y en función de su
configuración productiva comercial y pequeña industria tiene dos implicancias:
a) Existió una organización obrera comercial y de pequeña industria, que propicia la
creación numerosas instituciones de representación hecho que inhibió un ascenso de
violencia obrera, parcializar en la lucha en pequeños grupos.
b) Sin embargo la violencia social popular frente a la cuestión social, se manifestó por
canales propios, siendo el más visible y constante la infracción de ley urbana la cual
aun conservaría algunos rasgos de la subcultura rural en su proceso de transición,
hecho que se observó principalmente en las vías públicas de la ciudad generando
II
La década inaugural del siglo XX, encuentra en Peter DeShazo (1983) ,una 5
propuesta que plantea en una presentación sistemática, que durante este período existe un
ascenso de la protesta social. En una estadística señala que “…entre 1890 y 1904 o sea, en
14 años, se registraron 83 huelgas mientras que sólo entre 1905 y 1907 se registraron 65” . 6
El punto en cuestión, es que él es capaz de establecer un ciclo de aumento de la violencia
en la historia de Chile. Señala que entre 1902-1907 existe un impulso al sindicalismo –
fundamentalmente en la zona de Santiago de Valparaíso, que es el espacio geográfico al
cual remite su investigación- “… habían alcanzado niveles sin precedentes fuerza numérica
y práctica. Las sociedades de socorro mutuo proliferaban bajo el ojo vigilante del partido
demócrata, mientras que las sociedades de resistencia de tendencia anarquista, continuaban
incorporando a un creciente número de trabajadores urbanos en sindicatos orientados por
oficio. Las actividades de estas dos importantes organizaciones de clase obrera chocaban
Es necesario señalar que este texto ha sido citado como hipótesis central de trabajo, es decir, asumiendo que existe un
5
ascenso en la huelga a lo menos por :Garcés, Mario; “Crisis social y motines populares en el 1900”, Ed.documentas/ECO-educación y Comunicaciones, Santiago, Chile, 1991.Pinto Julio; “Trabajos y rebeldías en la pampa salitrera”, Ed. Universidad de Santiago, Santiago, Chile, 1998.Goicovic, Igor, “El discurso de la violencia en el movimiento anarquista chileno (1890-1910), en Revista de Historia Social y de las Mentalidades”. Rupturas, violencia y discurso en Chile del cambio de siglo. Departamento de Historia Universidad de Santiago de Chile. Año VII Nº7 Primavera 2003. pp:41-56. un texto en el cual se valora el aporte de Peter DeShazo, se puede encontrar en Grez, Sergio, “Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de la “Idea” en Chile, 1893-1915, Ed. LOM, Santiago, Chile, 2007. El autor señala “ Este historiador centró su atención en el papel de los gremios anarcosindicalista en las luchas sociales de la época, cuestionando la opinión predominante hasta entonces, se asignaba al proletariado minero (salitrero) el protagonismo sindical, así como las tendencias socialista y comunista el carácter de únicas vanguardias políticas populares.” Pp:12. Artaza, Pablo; “Movimiento Social y Popular en Tarapacá 1900-1912”, Ediciones Escaparate, Chile, 2006.
DeShazo, Peter; “Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927” Centro de Investigaciones Diego
6
Barros Arana, Colección Sociedad y Cultura, Santiago de Chile, 2007. pp: 159. En su comentario de contratapa se puede apreciar la siguiente síntesis, que ayuda a conocer antecedentes de la investigación. “Publicado originalmente en inglés en 1983, la obra de Peter DeShazo se ha transformado en un clásico sobre la historia laboral social de Chile. Ella ofrece una visión revisionista de la interpretación marxista sobre el tema a través de una mirada renovada, que atiende a las condiciones económicas y sociales de la aclaración de, mirando los sindicatos no como entidades políticas o vanguardias revolucionarias, sino como una expresión de la realidad cotidiana de los obreros.”
fuertemente a nivel político e ideológico, aunque un cierto grado de acción coordinada tuvo
lugar cuando los temas económicos estaban en juego.” En este contexto define como el 7
periodo de las huelgas 1902-1908, un momento del proceso histórico nacional, marcado por
el fenómeno de la politización de las organizaciones de trabajadores . Coincidentemente 8
con el periodo señalado en el texto de Artaza se puede encontrar en las páginas finales un
cuadro resumen de los principales movimiento de protesta y huelga de los trabajadores del
norte entre 1890-1907, observándose la misma tendencia, de aumento de actividad en el
periodo inicial del siglo XX. En el recuadro se puede apreciar una serie de tipos de
movimientos que se mueve entre huelgas, motines y desórdenes . De acuerdo a lo 9
observado, se va configurando un escenario de organización y movilización de la clase
trabajadora y en algunos casos “popular” en el periodo en cuestión, a lo menos en el norte
salitrero y en el centro del país.
Los enfrentamientos más clásicos conocidos hasta el momento se podrían resumir
en la huelga de Valparaíso 1903, la huelga de la carne en Santiago 1905, Antofagasta –
como señala Mario Garcés- por una hora para almorzar y la emblemática matanza de Santa
DeShazo, Peter; Op. Cit, pp:151
7
Un estudio interesante del tema de la politización de los trabajadores para el período se puede encontrara en Artaza,
8
Pablo, “Movimiento social y politización popular en Tarapacá 1900-1912”, Ed. Escaparate, Chile, 2006. este trabajo recoge los aportes de las líneas investigativas de Julio Pinto y Maria Angélica Illanes, quienes han realizado un profundo análisis del proceso de proletarización de la pampa.
Artaza, Pablo; Op.Cit. pp: 211-214
María de Iquique en 1907. Para la zona relacionada con Concepción se puede constatar, la
huelga minera de 1902 en Lota . 10
La comprensión de las propuestas antes expuestas, apunta a identificar la
historicidad del mundo popular desde una perspectiva constituida a partir del obrero, es
decir, recorrer un tránsito que traslada su mirada desde un sujeto individualmente vinculado
al mundo de la explotación laboral, hasta un punto donde logra formas de organización que
se mueven desde la solidaridad comunitaria, hasta la activación política, cuando adquiere
un constructo ideológico suficiente que permite establecer un proyecto de acción sobre la
realidad social. Pudiendo señalar objetivos e interlocutores específicos. Este camino que
puede terminar en la constitución de partidos políticos, -entiendo a estos- como la forma
más elaborada de organización de participación social.
III
Frente a la cuestión de la violencia social ¿en qué situación se encontraba la ciudad
de Concepción a inicios de siglo? la investigación histórica no es muy abundante. En una
visión general se puede apreciar; que la bibliografía de la localidad, en la que existe un
tratamiento del periodo en cuestión, en general no se hace cargo de las manifestaciones
sociales ya sean obreras a populares; de alguna forma se aprecia la memoria de una elite
dialogando entre y para sí. Ejemplos de este hecho se observan Vicente Ossa , Fernando 11
Artaza, Pablo; Op. Cit. Deves, Eduardo, “Los que van a morir te saludan. Historia de una masacre: escuela Santa María
10
de Iquique, 1907”, LOM, Santiago, 1997. Vitale, Luis; “Interpretación Marxista de la Historia de Chile”, Volumen V, Ed. LOM, Chile, s/a. Vial, Gonzalo; “Historia de Chile (1891-1973), Volumen I, Tomo II, Ed. Santillana, Santiago, Chile, 1987.
Ossa, Vicente y otros; “1810-1910 Concepción en el centenario Nacional”, Litografía e Imprenta J.V.Soulodre&Cia,
11
Campos Harriet , Carlos Oliver , René Louvel . En ellos se encuentra una visión 12 13 14
idealizada de la ciudad. Sobre esto Campos Harriet afirma, “El Concepción de los amenes
decimonónicos y de las tres primeras décadas del siglo XX, presenta un aspecto sino
monumental, por lo menos armonioso y tranquilo, con cierta somnolienta placidez colonial.
La mayoría de las casas eran extensas habitaciones de un piso, con tres patios, al estilo
clásico chileno; entre ellas destacaban algunos bellos palacios con dos plantas, la mayoría
construido al gusto francés, “belle époque” de fin de siglo.” . Louvel refiere: “A principios 15
de siglo y aún en los primeros veinticinco años corridos desde 1900, Concepción era una
ciudad chata, descolorida, abúlica y colonial…” . El texto de Ossa indica: “Yo, que en ella 16
vi la primera luz, he quedado estupefacto al observar la asombrosa racha progresista que ha
soplado en Concepción desde dieciocho años a esta parte. Barrios totalmente nuevos,
poblados de edificios suntuosos, construidos con el adonosamiento de la moderna
arquitectura, calles con excelente pavimento i buenas aceras, espléndidos paseos, carros
urbanos, luz eléctrica, costoso y atrevido puente sobre el Bio-Bio, una liadísima Plaza de
armas a estilo de parque inglés, con piso de vistoso mosaico, todo esto i mucho más que
Campos, Fernando; “Historia de Concepción 1550-1988”, IV Edición, Ed. Universitaria, Santiago, 1989.
12
Oliver, Carlos y Zapata, Francisco; “Libro de Oro de la Historia de Concepción”, Litografía Concepción, Concepción,
13
1950.
Louvel, René; “Crónicas y semblanzas de Concepción”, Editado por I. Municipalidad de Concepción, Concepción,
14
1988.
Campos, Fernando y ..; Op. Cit. pp: 248.
15
Louvel, René; Op.Cit, pp:23
olvido enumerar, que ostenta orgullosa hoy Concepción, no existía allá por los años 1882 i
83.”17
Sin duda existe la conciencia de una elite que toma en sus manos el deber de hacer
la historia. Provocar los avances de la ciudad identificándose permanentemente como
familias de importancia junto a las instituciones con las cuales desarrollan actividades
productivas, de servicio y beneficencia.
Una voz más contemporánea la constituye Arnoldo Pacheco , en una mirada que se 18
sustenta bajo la lógica del desarrollo. Consigue a través de dos investigaciones construir un
derrotero explicativo de los espacios y la aparición de algunos sectores sociales de la
ciudad, su objetivo es construir una “ … síntesis global de la economía en el siglo XIX
para Concepción, en el tema social se acentúa el sentido de singularidad de esta
investigación. Los estudios en si de los sectores populares en el país son un tema de
preocupación relativamente reciente en la historiografía nacional y, por supuesto,
absolutamente desconocidos en la historia regional. Estos grupos, en el último tercio del
siglo XIX, van a constituir alrededor de un 80% de la población de la ciudad de
Concepción” . 19
Ossa, Vicente y otros; Op. Cit, pp: 67.
17
Pacheco, Arnoldo; “Economía y sociedad de Concepción. Siglo XIX sectores populares urbanos, 1880-1885”,
18
Universidad de Concepción, Concepción, Chile, 2003.
Pacheco, Arnoldo; Op. Cit. pp: 13
Cuando analiza los temas en específico, se aclara “ (lo)laboral … contexto de salud
de la época, enfermedades, las condiciones sanitarias, el sistema de salud u hospitalario, los
intentos de modernización y algunas cifras de mortalidad del período.” Sin duda desde 20
este aspecto y en comparación con los estudios de la época antes mencionados, se observa
la ampliación de la mirada sobre la ciudad, es decir, dejar de ver la ciudad como un objeto
arquitectónico o estructura de condiciones de modernización (desarrollo de instalaciones de
agua potable, alcantarillado, electricidad, etc.). Para establecer un espacio de memoria en
función de estructuras sociales, a saber, el reconocimiento de los sectores populares, como
tal. Dejando de lado las observaciones que surgen, a primera reflexión, y bajo una mirada
un poco más crítica de la propuesta del profesor Pacheco, se puede argumentar –sin negar
el valor que para la historiografía ha significado su aporte- que si bien existe una
descripción de las condiciones materiales en las que viven los sectores populares, no se
logra profundizar en los modelos relacionales, que se pueden establecer entre los grupos
constitutivos de la sociedad penquista del último tercio del siglo XIX.
El profesor Pacheco en una segunda investigación se adentra en la ciudad de
Concepción en el siglo XX , nuevamente realiza una mirada desde el progreso, 21
continuando un análisis que se corresponde con la linealidad del desarrollo tecnológico, es
decir, el continuo que se puede apreciar desde la infraestructura urbana. Empero, al igual
que en el texto anterior, deja un espacio para los sectores populares, llama la atención el
Pacheco, Arnoldo; Op. Cit. pp: 14
20
Pacheco, Arnoldo; “Historia de Concepción siglo XX”, Cuadernos del Bio-Bio, Municipalidad de Concepción,
21
capítulo destinado a la sociabilidad, concentrando bajo un mismo acápite, temas como las
organizaciones obreras, organizaciones de extranjeros y el derrotero de las organizaciones
de la iglesia católica. En sus propias palabras el esfuerzo de la investigación se puede
resumir en “La descripción y análisis histórico esencial para el presente siglo en la vida
urbana de la ciudad, es poder visualizar el avance de articulación social que se produce en
la sociedad, esto es en que medida los pobres y marginados comienzan a participar de los
servicios de agua, de alcantarillado, de luz, de habitaciones, de hospital y, educación?; es
decir, en que medida ellos se comienzan a liberar de las epidemias, de las altas tasas de
mortalidad infantil y pueden en general acceder a los medios que la ciudad les puede
brindar para desarrollar una vida de mayor humanidad.”22
La legitimidad de la propuesta del profesor Pacheco, es un tema que se encuentra
fuera de discusión, su aporte, en vista de comenzar a integrar a los sectores populares de la
ciudad, es un reconocimiento que ya se ha establecido en estas páginas. De hecho, aportar
a una visión más global de la sociedad penquista, motiva la investigación con el fin de
aportar al conocimiento de los actores del periodo y al mismo desarrollar núcleos
problemáticos nuevos, que no se relacionen tan solo con el desarrollo urbanístico o la idea
de progreso, sino, más bien con los mundos culturales y conflictos que en estos se desatan.
Buscando respuestas a problemas actuales, en este caso la trayectoria de los sectores
populares sean obreros o pobladores, la infracción de ley y los modelos de seguridad
ciudadana.
Pacheco, Arnoldo; “Historia de Concepción siglo XX”, Op. Cit. pp: 5
IV
La violencia se ha transformado en un tema de una importante presencia mediática,
en el último tiempo. Pero esta afirmación no pasaría de ser un lugar común, en tanto
cuanto, se continuara en la misma recurrencia temática a la cual se ha dedicado un
importante volumen de espacios en los medios de comunicación.
Se podrían enumerar hechos desde los conflictos laborales, estudiantiles, étnicos,
violencia de género, delincuencia, política, derechos humanos, etc. El propio propósito de
esta investigación se centra en un período reconocido por el aumento de la violencia.
Empero, cuando se articula este concepto no se encuentran definiciones claras y
satisfactorias que puedan entregar una orientación reflexiva, la cual permita distinguir
respecto de los hechos - y sus inevitables consecuencias- que se están encarando. Esta
sección del marco analítico se encuentra dedicada a presentar una discusión sobre este
concepto, ejercicio que permitirá realizar las distinciones necesarias para establecer una
categorización, condición básica para desarrollar un análisis suficiente.
Las ciencias sociales y especialmente la historia han tenido una larga preocupación
por la violencia. Esta preocupación se ha manifestado fundamentalmente sobre los hechos
entendidos como acontecimientos, es decir, permanentemente el análisis histórico es
recurrente en citar hechos de violencia asociados a los procesos de cambio, gran parte del
desarrollo de un texto de investigación histórica se debate en la descripción y análisis de
estos fenómenos. Si se comparte que la historia es fundamentalmente la ciencia que se
estos cambios. Sin embargo, es interpretada fundamentalmente por modelos teóricos
conservadores como un elemento – en la mayoría de los casos- negativo, es decir, se asocia
el concepto de violencia al de conflicto. Definiendo el conflicto como un hecho que
interrumpe un proceso que se alza hacia un estadio de paz superior y permanente que
debería alcanzar la humanidad. No es posible desvincular la idea de sociedad integrada y
funcional que se encuentra en el centro del sentido de progreso y desarrollo en occidente,
con la estructura interpretativa de la realidad de los sujetos que componen el mismo
occidente. Esta construcción ideológica se encuentra en el núcleo epistémico del análisis
científico, especialmente en la corriente más conservadora. 23
Este modelo establece aporías como guerra y paz, dando origen a una interpretación
de binomios en los procesos sociales, es más, se establecen juicios morales respecto de los
dos estados de la sociedad, siendo uno no deseable y el otro esperable para esta. La
implicancia de esta forma de interpretar la violencia y los procesos sociales se manifiesta en
la disposición con la que se enfocan los objetos de estudio y la forma de concluir respecto
de ellos. Estructurando una naturalización de los fenómenos interpretativos de la violencia
y generando un discurso unilateral de expectativas sobre lo que se entenderá por una
sociedad sana o no contradictoria, a lo menos.
En este punto es necesario realizar aclaraciones para especificar el punto de análisis. Para la historia no todos lo
23
momento de la violencia son negativos en estricto rigor, un ejemplo de ello se puede encontrar en la Revolución Francesa, proceso que definitivamente representa un hecho de violencia, pero se entrega una valoración positiva, ya que permitió pasar del antiguo régimen a al nuevo modelo republicano-constitucional, de tal suerte, se pueden encontrar violencias legítimas, las cuales permiten o funcionan como elementos de inflexión frente a procesos que se interpretan o consideran opresores. Otro ejemplo básico en esta hipótesis de la violencias legítima e ilegítimas son las guerras de independencias en América Latina, las cuales siendo guerras que se extendieron por varios años, son reconocidos como procesos necesarios y por supuesto legítimos en la trayectoria de autonomía nacional de cada país que surge en la resolución de ese conflicto. Un análisis en profundidad sobre estos aspectos de legitimación de la violencia se puede encontrar en Grüner, Eduardo; “Las oscuridades y las Luces. Capitalismo, cultura y revolución”,Ed. Edhasa, Argentina, 2010, pp: 19-40.
Esto motiva realizar un análisis desde el ámbito epistémico hasta el campo de la
teoría, recorriendo en el proceso, conceptos referentes a la lógica pertinente para ésta
categoría, como así mismo identidades, memoria, cultura, lo social, conceptos y dinámicas
de la violencia, fuerza, agresión, modelos de socialización, política, en síntesis, del poder.
Esta propuesta se transforma en buena medida, en un proceso de cuestionamiento
general a los parámetros con los cuales se ha interpretado –desde el punto de vista del 24
conflicto- la estructura y la dinámica de la sociedad. En buenas cuentas introducir la
violencia como un elemento constitutivo de lo social, significa negar la posibilidad de su
anulación, es decir, aceptar que es parte sustancial y necesaria de los procesos sociales.
Bajo este criterio, se encuentra la propuesta de inexistencia de una condición de
violencia cero en una estructura social. Esto, basado en la dialéctica de una lucha contra
una estructura de violencia como un proceso que en el fondo no sólo se dirige a la
anulación de la condición, sino que inevitablemente se traslada a los sujetos que la ejecutan.
Esto sostiene, que desde el punto de vista del poder, el fenómeno de toda
implantación de relato o discurso implica el levantamiento de contrapropuestas, hecho
asociado a buscar formas de afirmar ese poder, es decir, un enfrentamiento entre poderes y
contrapoderes. Estos poderes si se pudieran interpretar en la figura del Estado como 25
Esto hace referencia a la actitud reflexiva de “ … mantener la violencia fuera del ámbito de lo pensable en tanto
24
determinación “normal” de las relaciones sociales, causa de efectos políticos, sociales e históricos. Una suerte de “policía del pensamiento”…” Balibar,Étienne; “Violencias, Identidades y Civilidad”,Gedisa, Barcelona, 2005. pp: 105.
Respecto del Estado no solamente se puede analizar su faceta de administrador del poder en tiempos de control social
25
no coercitivo, si no que a la vez se pueden analizar los momentos en que este ejecuta todo el aparto de violencia explicita hacia la población para recuperar o reafirmar su control sobre ella. Para profundizar este problema se recomienda González, Horacio; “Reflexiones sobre el terrorismo de Estado. (desde Argentina)”, pp:73-107; Dotti, Jorge; “Violencia, guerra y terror postmoglobales”, pp: 109-123, en Cruz, Manuel; “Odio, Violencia, Emancipación”, Biblioteca Iberoamericana del Pensamiento, Barcelona, 2007.
construcción moderna, como función abstracta de enunciados legales o como estructura de
diálogo social a través de los actores políticos. Pero la acción del poder como acto social se
ejecuta en los cuerpos de los sujetos, es decir, en este caso en las personas, por ello quien
quiere eliminar la violencia para lograr la paz, en el fondo quiere – o no puede soslayar la
idea- debe eliminar a los violentos, evento que lo sitúa en una contradicción.
En occidente se puede encontrar una continuidad entre el mundo de las deidades y
el logos. En donde la violencia del poder se manifiesta como autodominación . De esta 26
forma se logra la naturalización de la violencia, como interpelación ideológica que se
encuentra difuminada en toda la estructura histórica de la dominación; esta violencia
naturalizada ejecutada por una clase hegemónica desde el Estado es una manifestación ya
política que alcanza un nivel de perfeccionamiento institucional y adquiere un sistema
simbólico de legitimación, propio y autoreferente.
En este momento reflexivo, caben realizar algunas preguntas: ¿si existe esta relación
entre violencia y política, por qué asociamos la política a un fenómeno contrario a la
violencia, es decir, por qué la política es sinónimo de paz, consenso, acuerdo etc.? ¿Esto
significa que se ha negado una reflexión respecto de la verdadera “naturaleza de nuestro
mundo, de nuestras relaciones sociales y de los sujetos que esas relaciones producen?,
¿hemos negado la violencia como constitutivo de lo político? , ¿por qué?.27
Para profundizar el análisis de cómo en occidente se da el proceso de la internalización de estos conceptos a partir de
26
un marco teórico de la psicoanalítico ver Grüner, Eduardo; “Las formas de la espada”,Colihue, B. Aires, 1997. pp: 9- 25
Con el propósito de dar continuidad a este ejercicio me he tomado la libertad de transformar en preguntas algunas
27
Frente a estas interrogantes, se puede recorrer el camino de la aparición del Estado
moderno fundado en el presupuesto político-jurídico, “No es que la violencia sea una
trasgresión de la Ley preexistente, ni que la ley venga a reparar una violencia inesperada:
la violencia es condición fundacional de la ley, … la necesidad de ocultar el fundamento
violento de la política y el Estado es parte asimismo constitutiva de esa misma violencia” . 28
Así, la violencia se puede resumir según Grüner en que“Hay … dos clases complementarias
pero distinguibles de violencia en el origen de lo político estatal: la constituyente y la que,
aun sin estar todavía plenamente constituida, podemos llamar cosntitucionalizante, en el
sentido de tendiente a detener el movimiento constituyente para estabilizar las normas y
reglas del juego más favorables a los nuevos sectores dominantes de la sociedad. Ambas
violencias son fundadoras de juricidad … la primera por definición, excede el orden
jurídico que ella misma ha contribuido a fundar, y es ese exceso (esa potencia proyectada
en un movimiento radicalmente democrático de permanente cuestionamiento, eternamente
re-fundador) el que debe ser suprimido por la fuerza o por el “consenso”: y frecuentemente
por una combinación de ambas en la cual el triunfo de la moderna “racionalización” del
dominio, es que el componente de fuerza quede oculto, disuelto –aunque latente- en el
consenso. A través de ese “olvido social” que llamamos renegación…” .29
Bajo este marco analítico cabe destacar los diferentes ritmos y particularidades con
las cuales se ha conceptualizado la violencia en términos ontológicos, en sus dinámicas y
ritmos, pero fundamentalmente, como esta se constituyen la sociedad, naturalizándose en
Grüner; Op. Cit. pp: 32- 39- 40.
28
Grüner, Eduardo; Op.Cit. pp:48-49
las dinámicas de interacción social. Este proceso de socialización de la violencia en la
sociedad, occidental constituida en un espacio massmediático, se comienza a estructurar
como un elemento reconocido y constitutivo de la realidad social, más no, cuestionado.
Quizás fruto de un modelo tecnocrático, que capaz de construir un aparato tecno
burocrático que permite la observación de los hechos, pero no deja actuar sobre ellos. Un
ejemplo de este proceso, es como a través de los medios de comunicación se comienzan a
generar pautas de integración social, las cuales contienen un alto grado de violencia, que se
comienza a interpretar como un elemento más de la estructura social y personal. Esto ha
traído consigo un proceso de pérdida del asombro frente a ella, los fenómenos discutibles
son la construcción de un otro portador de todos los elementos negativos que se pueden
atribuir, para quien el uso de la violencia es sinónimo de barbarie, más cuando la violencia
se ejerce desde nosotros, manifiesta un contenido de protección y justificación. De allí
nace la desarticulación de los actos y las intenciones o propósitos, los cuales serían los
elementos diferenciadores y por lo tanto legitimadores de la violencia como elemento
constitutivo de nuestra sociedad, pero en estos términos negado, ya que a pesar de todo nos
encontraríamos en proceso permanente de búsqueda de su anulación.
De hecho el poder enfrentar un proceso social desde esta complejidad, hace
necesario recurrir a otros modelos y método interpretativos, entendiendo que la
difuminación de la violencia en la estructura social hace necesario replantear los espacios
sociales y de interacción a partir de esta matriz. A saber, los movimientos sociales en su
sistemas de acción simbólica, los factores culturales , terrorismo, violencia domésticas, 30
junto a enfoques psiquiátricos y biológicos, que participan en el desencadenamiento de la
violencia en los sujetos. En todos estos procesos y enfoques se puede apreciar como el
aparato cultural pareciera tener un peso específico incluso más potente que la propia carga
biológica. Especialmente explícito en esta postura es David Huertas, en donde se puede
encontrar que a pesar de características específicas tanto en niveles de testosterona y otras
hormonas presentes en los sujetos agresores, las historias de vida presentan una correlación
más consistente entre los actores de la violencia. Este énfasis interdisciplinario en el 31
enfoque de análisis, debe hacer reflexionar sobre el propio quehacer de la investigación en
la historia, en términos de problemas, práctica y medios en la producción del saber en el
ámbito de la historia, iniciando una propia reflexión no solo a nivel de diálogo entre
distintos campos del saber, sino inicialmente en el propio campo de la historia.
Las preguntas que surgen en este momento se relacionan con, ¿si esta propuesta es
un aporte para la reflexión histórica?, y en consecuencia, ¿esta se transforma en un aporte a
la producción historiográfica?
Frente a estas interrogantes, ya es un lugar común, el detenerse a evaluar la falta de
desarrollo de un cuerpo organizado y propio en la reflexión teórica en la historia, desde ese
punto de arranque estos aportes son insumos valiosos en la construcción de ese corpus. Más
aun, cuando el relato historiográfico versa sobre el cambio, el cual se ha asociado
Para analizar estas propuestas se recomienda, Laraña; Enrique; “La Construcción de los Movimientos Sociales”,
30
Alianza Editorial, Madrid, 1999, pp: 67-127, al mismo tiempo y especialmente en el tema de cultural y método intercultural, Ross, Marc; “La cultura del conflicto”,Gedisa, Barcelona, 1995, pp: 37-82.
Huertas, David; “Violencia. La gran amenaza”, Alianza Editorial, Madrid, 2007, pp: 99-161
continuamente a fenómenos violentos, los cuales se interpretan como hechos y no como
desde el análisis estructural. Esta categoría de características occidentales y modernas, hace
necesario integrar una forma de lógica que rompa con los esquemas lineales o binarios, se
debe evitar la construcción de aporías (guerra/paz), sino que integrar una lógica dialéctica,
que conflictúe estos conceptos a través de una relación. Para lograr una interpretación más
comprensiva de los fenómenos, en este sentido se puede transformar en un aporte a la
historiografía, a lo menos local.
Por ello es importante comenzar a realizar esfuerzos para desarrollar
interpretaciones de nuestros problemas a nivel historiográfico nacional y local. En este
ámbito se pueden reconocer algunos aportes como los de Hobsbawm, quien propone “ …
formas “primitivas” o “arcaicas” de agitación social … el bandolerismo … las asociaciones
secretas rurales, diversos movimiento revolucionarios de carácter milenarista, las turbas
urbanas de la era preindustrial y sus asonadas, algunas sectas religiosas obreras y el recurso
ritual en las tempranas organizaciones revolucionarias y trabajadoras” . Estas 32
manifestaciones de la transgresión y violencia social de clase, están caracterizadas en la
Europa central desde la revolución francesa hasta nuestros días. Muestra los procesos de
violencia social en una sociedad en transición, que es el proceso en que se encontraría la
sociedad chilena y en específico la ciudad de Concepción en el periodo del cambio de
siglo XIX-XX; en consecuencia y sabiendo que en términos estrictos no se pueden realizar
comparaciones exactas entre los procesos de cada sociedad, especialmente entre Europa y
América. Pero, si desde una interpretación estructural, si es posible comparar procesos, uno
Hobsbawm, Eric; “Rebeldes Primitivos”, Ed. Crítica, Barcelona, 2001, pp: 11
de ellos puede ser la transición de sociedades al modelo capitalista de producción, esto se
puede aplicar en Chile, aproximadamente desde 1885 en adelante, situación que se da
como una de las causas de la “cuestión social” en la ciudad, argumentando que se estaba
frente a otro tipo de pobreza ya no la conocida en los campos, sino una constituida de
barrios. En el aspecto social, se comienzan a observar importantes cambios en la
configuración de la ciudadanía, un proceso de migración rural-urbano, fenómeno que en
las urbe comienza a generar la denominada “cuestión social”, “ ..quienes inmigraban a la
ciudad solían terminar lamentando haber cambiado la escualidez bucólica del campo por
los horrores de los infames conventillos …” lo cual aumentaba las infecciones, 33
epidemias, esto se expresaba en los índices de mortalidad infantil, etc. Estos elementos, se
asociaban a problemas de convivencia en las ciudades con las costumbres de los recién
llegados, problemas como riñas y alcoholismo son bastante citados en los estudios de este
problema.
Para algunos como Gonzalo Vial, “El hecho más importante en nuestro cambio de
siglo fue “la cuestión social”. Las clases trabajadoras -campesinos, mineros y salitreros,
artesanos, operarios fabriles y elementos medios más modestos- se vieron sometidas a una
presión aplastante.” Referencias frente a este hecho se pueden encontrar en una copiosa 34
Collier y Sater; “Historia de Chile 1808-1994”,CambridgePress, España, 1998 . pp:161
33
Vial, Gonzalo; “Historia de Chile (1891-1973). La sociedad chilena en el cambio de siglo (1891-1920)” Volumen I,
34
historiografía, como en recopilaciones de fuentes históricas. Lo cual se reflejaba en 35
condiciones de vida deplorables, situación que para todos los autores se convierte en un
elemento central de los levantamientos, hasta el momento conocidos en Valparaíso 1903,
Santiago 1905, Antofagasta 1906, Iquique 1907, Magallanes 1919 y 1920.
Respecto del cómo la gente de la propia sociedad de la época enfocó el problema,
se puede dividir entre quienes en primer término negaban la existencia de “la cuestión
social”, compuesta por gran parte del mundo político, quienes argumentaban que era un
problema trasplantado desde Europa, por corrientes de pensamiento anarquista o marxista.
Respecto de ello se puede afirmar que para “… muchos… (“la cuestión social”) de verdad
no existía. Se suponía que los males de la clase popular eran groseramente exagerados con
fines políticos y revolucionarios o por mero afán imitativo de lo europeo (si “allá” tenían la
“cuestión social”… ¿Cómo iba a faltar aquí? Realmente, esos dolores servían de biombo
para ocultar intereses partidistas y sediciosos.” 36
Garcés, Mario;“Crisis social y motines populares en el 1900”, Ediciones Documentas y ECO, Santiago 1991. Salazar y
35
Pinto; “Historia Contemporánea de Chile I”,Ed. LOM, Chile, 1999. Artaza, Pablo; “Movimiento Social y Politización Popular en Tarapacá 1900-1912”, Ed, Escaparate, Chile, octubre 2006. Barria, Jorge; “Movimientos Sociales a Principios del siglo XX”, ED. Universidad Técnica del Estado, Santiago, agosto 1971.
Cruzar, Ximena y Devés, Eduardo; “ Recabarren. Escritos de Prensa”, 2 Tomos, Ed, Nuestra América, Santiago, 1986. Vial, Gonzalo; “Historia de Chile (1891-1973). La sociedad chilena en el cambio de siglo (1891-1920)” Volumen I, Tomo II, Ed. Santillana, Chile,1987. Collier y Sater; “Historia de Chile 1808-1994”,CambridgePress, España, 1998. Grez, Sergio; “ La “Cuestión Social” en Chile Ideas y Debates Precursores”, DIBAM, Centro de Investigación Diego Portales, Chile, 1995, Versión Digital en www.memeoriachilena.cl. Orrego, Luco; “La Cuestión Social”, Imprenta Barcelona, Versión digital, en www.memoriachilena.cl. Cruzat, Ximena y Tirón, Ana; “Pensamiento en Chile 1830-1910”, Estudios Latinoamericanos, Nº1, 1987., Versión Digital en www.memeoriachilena.cl. Pinto, Julio y Valdivia, Verónica; “¿Revolución proletaria o querida chusma?. Socialismo y Alessandrismo en la pugna por la proletarización pampina (1911-1932). Ed. LOM. Santiago. 2001
Vial, Gonzalo; Op. Cit, pp: 538.
Respecto de quienes eran capaces de reconocer el problema se pueden agrupar en
tres propuestas en términos del discurso. En primer lugar,una postura planteaba que la
clase dirigente había abandonado sus deberes sociales y planteaba que esta elite debía
retomar estos deberes para solucionar el problema. Esto suponía que cualquier tipo de
legislación o acción del Estado, debía estar sustentada en el principio de recomposición de
la elite para tener éxito, esta postura se conocía como “la noble garantía del patronato en
acción”, apoyada abiertamente por Guillermo Eyzaguirre y Jorge Errázuriz.
La segunda postura apostaba por la acción social de un Estado autoritario, puesto
por sobre la clase alta o cualquiera otra, apoyado por el socialismo de “cátedra” y el
intervencionismo social de Bismark. Esto suponía una burocracia muy desarrollada, es
decir, una clase media de intelectuales; básicamente, fue la postura del radicalismo.
Finalmente, centrada en el principio de que solo el pueblo podría resolver este
problema, se fundaba la propuesta del Partido Democrático, pero la gran diferencia de este
partido, es que no planteaba la vía revolucionaria para alcanzar el poder, sino, que
postulaba el luchar en el marco de la estructura partidaria electoral, es decir, el pueblo
debía hacer llegar sus candidatos a los centros de poder, para desde allí realizar las
transformaciones. Esta postura transformó al Partido Democrático en el primero en
reconocerse a sí mismo como de clase, pero esta no se sentía del todo representada y la
elite lo veía como un claro peligro revolucionario. 37
Vial, Gonzalo; Op. Cit, pp: 540.
A través de estas propuestas se puede observar el nivel de desarrollo en la reflexión
política de la época, entreverada en las posiciones conservadoras de una mirada
paternalista. Las más progresistas afirmaban la existencia del hecho. Pero había posturas
que intentaban dar una explicación al fenómeno, asumiendo los actores que debían
encontrar y producir los cambios para revertir la situación.
Para efectos de esta investigación y en función de plantear una definición
operacional se opta por utilizar la cuestión social acorde a la conceptualización realizada
por James O. Morris, quien estudió el fenómeno en el periodo entre 1880 y 1920; y,
describe la cuestión social como la totalidad de “ … consecuencias sociales, laborales e
ideológicas de la industrialización y urbanización nacientes: una nueva forma de trabajo
dependiente del sistema de salarios, la aparición de problemas cada vez más complejos
pertinentes a vivienda obrera, atención médica y salubridad; la constitución de
organizaciones destinadas a defender los intereses de la nueva “clase trabajadora”:
huelgas y demostraciones callejeras, tal vez choques armados entre los trabajadores y la
policía o los militares, sin volveros siquiera al menor agradecimiento, antes sí, desprecios,
ultrajes baldones y opresión.” 38
Las características de la estructura de acumulación y redistribución que denota fray
Antonio Orihuela, sin llegar a una caracterización precisa de los medios y formas bajo los
cuales se encostraba el proceso de de división social del trabajo, al menos permite
distinguir que ese bajo pueblo estaba caracterizado por artesanos, labradores y mineros.
“Proclama revolucionaria del padre franciscano frai Antonio Orihuela”, en Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la
38
República de Chile 1811 a 1845, Congreso Nacional de 1811, Senados de 1812 y 1814 (Santiago, Imprenta Cervantes, 1887), tomo primero, págs. 357-359. En Grez. Sergio, Op. Cit. pp: 12
Esta descripción encontrándose lejos temporalmente el momento propio de análisis
de esta investigación si entrega algunas señas respecto del patrón de acumulación que será
el blanco de las críticas en el proceso de la cuestión social. Como al mismo tiempo ya en la
zona se pueden apreciar aquellos grupos urbanos de artesanos, aquello campesinos que
migraran posteriormente a la ciudad y quizás para el periodo en menos medida el mundo
minero, pero que luego de 1850, tenderá a ir en aumento.
Para contextos como estos la experiencia europea manifiesta movimientos de
pobladores que no contarían con una organización político programática, sino más bien se
movilizarían por necesidades próximas, respecto de su condición de vida, con una violencia
selectiva, dirigida fundamentalmente a los actores de las clases que se interpretarían como
los culpables de las malas condiciones vida, como alzas de precios a través de la
especulación o por malas cosechas, especulación respecto de los precios de las
habitaciones, oportunidades de trabajo, discriminación al acceso y uso de espacios públicos,
represión de costumbres de vida, es decir, la forma en que el Estado comienza a establecer
la reglamentación de la ciudad y al mismo tiempo el control de los pobladores de ésta.
Es singularmente relevante que muchos de estos movimientos de asonadas
populares, dieron pie a transformaciones sociales impulsadas por otras clases sociales,
quienes se aprovechaban de las condiciones de inestabilidad o ingobernabilidad que estos
movimientos provocaban, para presionar al poder y lograr sus propios fines como grupo.39
Para profundizar estas experiencias en Europa se recomienda, Hobsbawm, Eric; “Rebeldes Primitivos”, Ed. Crítica,
39
Barcelona, 2001, pp: 11-48. Rudé, George; “La Multitud en la Historia”, Ed. Siglo XXI, 5ª Ed, México, 1998,pp: 27-70. Elliott, J.H. y otros; “Revoluciones y rebeliones de la Europa moderna”, Alianza Editorial, Madrid, 1984, pp: 145-173.
De esta forma y concluyendo es posible que Chile y en especial Concepción
presente particularidades respecto de Europa, pero en términos de los procesos
estructurales, se apreciará una ausencia absoluta de hechos violentos, si incluso se dieron en
Santiago, Valparaíso y el norte salitrero. Es posible que en términos de magnitud sean
distintos pero es muy difícil que en procesos de transformación de esta profundidad no
hubieran existido movimientos de estas características, más un, cuando se ha fundamentado
suficientemente que el estado de violencia cero es imposible de lograr y, que especialmente
los momentos de transformación o transición de las sociedades son en especial momentos
de manifestaciones de la violencia.
Desde este enfoque es que se hace necesario comenzar a analizar las formas en que
el Estado comienza a estructurar el poder para este nuevo modelo de producción, como al
mismo tiempo observar la transición de los propios sectores populares, observando el
carácter de una violencia sustentada en la masculinidad y la fuerza, frente a afrentas o
disputas personales, se pasa a manifestaciones por necesidades y luego dar paso a la
expresión de la violencia como instrumento para el cambio político. Sin duda, estas
conclusiones y forma de entrar al estudio de lo local no sería posible si la violencia como
categoría no existiera como motivadora de la lógica de reflexión. Este es el principal valor
de este modelo de análisis, abrir nuevas formas de interpretar, comprender la propia
sociedad, integrando de pleno una vía de expresión de las sociedades que se oculta en
CAPITULO I .
I.- El Escenario.
El espacio temporal en cuestión se encuentra bajo las presidencias de Federico
Errázuriz (1896-1901), Germán Riesco (1901-1906) y Pedro Montt (1906-1910). Se puede
conceptualizar desde el ámbito político, como el periodo del parlamentarismo (1891-1920),
“En esa época, los miembros del Congreso estaban sumamente entusiasmados con las
ideas “parlamentarias”: disminución del poder ejecutivo, control parlamentario de los
ministerios y elecciones libres.” A esto se puede agregar los problemas de cohecho en el 40
modelo eleccionario, pero la principal característica fue el desarrollo de estrategias por
parte del congreso en función de presionar las acciones del ejecutivo. Esto a través de la
rotativa parlamentaria y el control de las leyes periódicas, esta lucha por la hegemonía del
país llevó aun ensimismamiento del mundo político partidista, que de alguna manera
gobernaba de espalda a la ciudadanía.41
Este modelo que se establece a partir del triunfo conservador en 1891. Entregando
mayor poder al poder legislativo que al ejecutivo con el fin de establecer un nivel
importante de hegemonía de los partidos, era corriente para la época entorpecer la política
del ejecutivo a través de la rotativa parlamentaria. Éste hecho transforma el escenario
Collier y Sater; “Historia de Chile 1808-1994”,CambridgePress, España, 1998, pp: 141. Una mayor discusión
40
bibliográfica respecto del periodo se puede encontrar en Salazar, Gabriel y Pinto, Julio; “Historia Contemporánea de Chile” Tomo I, Ed. LOM, Santiago, 1999, pp: 39-41. Góngora, Mario; “Ensayo histórico sobre la noción de estado en Chile en los siglos XIX-XX”, Ed. Universitaria, Chile, 1998, pp: 107-129.
Un dato importante se puede encontrar en el Texto de Enrique Fernández que cita a Julio Heise “En 33 años de
41
“parlamentarismo a la chilena”, hubo 121 gabinetes, y en total, 530 ministros”. Véase a Julio Heise G., 150 años de Evolución Institucional. Chile 1810-1960,p 77”. En Fernández, Enrique; "Estado y sociedad en Chile, 1891-1931", Editorial LOM, Santiago, 2003, pp: 39.