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dos que son uno, uno que s on dos

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ÍNDICE

UNO.

algo que oí

PRE · T EX T O

1.

(el am or mat a)

2.

(todos s on iguales)

3.

(una raz ón para vivir)

4.

(la única pers ona)

5.

(sin palabras me lo dijo)

DOS.

algo que siento

1.

(caric ias )

2.

(piel de felpa)

3.

(vacío)

TRES .

algo que vi

CON · TEXTO

1.

(en un m at rim onio)

2.

(desde la religión)

3.

(desde la magia)

4.

(desde la psic ología)

5.

(desde la biología)

CUAT RO.

algo de m í

1.

(pasado)

2.

(posic ión)

CIN CO.

algo que queda

1.

(algo de lo que y o quiero s er y algo de lo que creo que él quiere que y o s ea)

(3)

3.

(huellas ent re él y yo)

UNO

(4)

PRE

·

T EX T O

Probablemente est oy iniciando es t e text o por la c onc lus ión, al sugerir que el am or no es un tema fác ilm ente verbalizable debido a que posee un c aráct er absolut o*; por es t a misma razón, pret ender una educ ac ión sobre el amor podría s er algo abs urdo. S in embargo, la ot ra alternat iva que s e me ocurre para que un humano pueda comunic arle o enseñarle a ot ro el am or además de la prac t ic a y la im it ación s ería a t ravés de la fragment ación de ese abs olut o, y aunque s e corre el ries go de om it ir as pec tos es enciales , a favor de es te s ist em a podríam os hablar del amor, de cómo s e perc ibe, de la idea y de la prac tic a. Con est a prim era part e int ent aré anot ar algunos as pec tos que me fueron ens eñados ac erca del am or, a t ravés de la experienc ia de ot ros y un poc o de la propia.

*E n c uanto al carác ter abs olut o del amor, ella me dijo que amar muc ho es inc orrec t o. Me dijo que querer m uc ho es pos ible ya que

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siem pre se puede querer más, pero me dijo que el amor es una ex presión máx ima y por es ta raz ón dec ir t e am o m uc ho es t an redundant e como c omparable a la ex presión mat emát ic a: infinito + 1.

1

(el am or mata)

Me dijo que m i abuela, la que yo conocía, no era mi verdadera abuela. E st o me lo dijo hace doc e años, pero las c os as que me c ontó me marc aron de por vida, s i la memoria me dura.

Lo que me c ont ó, como lo recuerdo:

Me dijo que S oc orro Rico era una mujer humilde nacida en San E st anislao, un pequeño pueblo dependient e del río Magdalena, aproxim adamente a una hora de Arenal, el lugar donde c onoc ió a Elías Marún. Me dijo que ella era lavandera y que se conoció c on Elías siendo ambos muy jóvenes . Me dijo que es tando enamorados, mis abuelos tuvieron dos hijos E dgardo y

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Sonia. Me dijo que E lías se fue del pueblo a terminar su c arrera de medic ina y que en Ocaña, donde est aba haciendo la prac tic a, conoció a H ilba Meyers, una mujer de la “alta sociedad ocañera” con buenos recurs os ec onóm ic os y de “buena familia”. Me dijo que Elías dec idió cas arse c on ella. Me dijo que a los cinco años de haberse casado, mi abuelo, quien ya t enía s uficient e dinero acumulado y vivía muy bien, m andó a averiguar por Soc orro y por s us hijos y que al ver la grave sit uación ec onóm ic a por la que ellos pas aban decidió llevars e a E dgardo y a Sonia a O caña para que vivieran c on él. Me dijo que Socorro había ac ept ado porque pensó que ella no podía ofrec erles a s us hijos el est udio y todas las c om odidades que mi abuelo sí. Me dijo que Edgardo no le perdonó a S oc orro, que nunc a hubiera ido a visit arlo a Oc aña. Me dijo que S oc orro nunc a volvió a sonreír y que s e enfermó gravement e al año y lo mando a llamar. M e dijo que E dgardo decidió no ir. Me dijo que S oc orro murió poc os días después de pena de am or y según el doct or, lit eralm ent e se le reventó el coraz ón.

Me dijo que el amor le mató una madre a un hijo ant es de que la muert e s e la llevara.

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2

(todos s on iguales )

A m i hermana y a mi nos dice con frecuenc ia que “t odos los hombres son iguales ”. Es to por lo general quiere dec ir que son infieles por nat uraleza y que el int erés por una mujer sólo les dura has ta que t engan relac iones sexuales con ella. Nos dic e que ent re menos le demuest re la mujer al hom bre que le

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gust a, más int eres ado est ará él en ella. Dice que el amor es como un juego de es t rat egia donde gana el m ás as t ut o. M e dijo que cuando joven c onoc ió a Edgardo en una fiest a. Me dijo que le gus tó m uc ho. Me dijo que un día dec idió salir a bailar c on una amiga y s u novio. Me dijo que el plan era que ellos le s ac aran a Edgardo de parejo. Me dijo que ella oy ó t oda la convers ación por ot ro teléfono. Me dijo que Edgardo dec ía que no sé la sacaran a ella que porque ella podría ser muy bonita y t odo pero que era una “c alient a huevos” que a la hora de la verdad no salía c on nada. Ella m e dijo que algo toreada le pidió a s u amiga que lo convenc iera de t odas formas para que saliera con ellos . Me dijo que t oda la noche no hizo más que molest ar a Edgardo refiriéndose a él como “su amorc ito” y en general apenándolo al aparentar s er muc ho más lanzada de lo que él esperaba y hac iéndolo quedar c omo un t ont o en frente de s us am igos mos t rándole a Edgardo que era s er realmente una “c alient a huevos ”. Me dijo que después de ese día él quedó complet am ente enamorado. M e dijo que todo est aba en la es trategia. Me dijo que si hoy en día, 25 años des pués ellos dos seguían junt os era porque ambos eran s imilarment e as t ut os . M e dijo que el hec ho de que s e hubieran

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conocido t an jóvenes había fac ilit ado la adaptac ión ent re ellos . Me dijo que a pes ar de t odas las vec es que s e queja y de t odas las cosas que le ha tocado s ac rific ar por es tar c on E dgardo, no c ambiaría por nada en el mundo su relac ión c on él porque su ausenc ia le produc iría la soledad más insoport able que un humano podría llegar a im aginar.

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Algo int rigada me pregunt é por la ot ra vers ión. E sa que dice que: “t odas las mujeres son iguales ”, as í que le pregunt é y él muy preocupado me dijo que él personalment e no pens aba as í, pero que me podría explic ar lo que es o significaba c on un ejemplo. Me dijo que im aginara a dos amigot es de es os que son todos mujeriegos s ent ados en una barra de un bar, el primero emborrac hándose por despec ho y el segundo por s olidaridad. Me dijo que en un tono ent re burlón y preocupado el s egundo cans ado de oír a su amigo llorar le diría algo así c omo: -Ya cálm es e guevón que es o t odas las mujeres son iguales -. Me dijo que ent onces él primero le pregunt aría des es perado t rat ando de entender: -¿Entonc es uno como hac e?- a lo que el amigo res pondería: -P ues es o a t odas hay que tratarlas mal para que s e enam oren de uno- Me dijo que ese mis mo personaje, luego dirigiéndos e al c antinero diría: -¡Oiga amigo dígale aquí a es te pobre infeliz c omo es que debe t rat ar a las m ujeres!- A lo que el cant inero respondería: -¡M al!-. M e dijo que generalment e es a fras e signific a que a t odas las mujeres les gust a que las t rat en m al y que si el hombre es un bonachón que las complace en t odo entonces ellas no lo

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apreciaran, pero si es un maldito y las trata con indiferenc ia ellas caerán a s us pies. Cons iderando algo sospec hos a su desc ripción tan det allada le pregunt é que si algo s emejant e le había pas ado alguna vez a él y m e cont est ó sin ganas de rec ordar que alguna vez hace m uc ho t iem po él fue el que se emborrac haba por des pec ho y s iguiéndole el c onsejo a alguien int entó la est rat egia de la indiferenc ia y que aunque parec ía func ionar a la perfec ción, c ada vez que ella se enam oraba, a él le cost aba muc ho cont inuar “no t rat ándola bien” por lo que todo resultó en una serie de dest iem pos en los que el uno se enamoraba mient ras el ot ro ya no quería más y vic evers a y me dijo que a largo plazo las relac iones de ese t ipo van marc adas con un final inevit able. A hora piens o que m ás que inevit able, es un final evident e, pues t oda relac ión humana inevit ablement e est á at ada a la t emporalidad de la vida.

(12)

3

(una razón para vivir)

Le pregunté que s i c onsideraba que el am or era neces ario en la vida y me respondió que todo dependía de c ada persona. Me dijo que podría ser que una pers ona sintiera amor por su t rabajo o por alguna cosa que hace y me puso c om o ejemplo a un cura que aunque no podía cas arse s ent ía amor en s u vida y de pront o para él, el s entimient o era fundament al. E nt onc es le replant eé la pregunt a pidiéndole que me hablara de su caso en partic ular y me c ont es tó con un “por es o, c omo t e digo depende de cada pers ona”. Aunque enseguida me di cuenta de que evadía el t ema y que probablement e prefería no hablar de eso, le volví a pregunt ar, no c on

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int ención de las t im arlo sino de encontrar lo que esc ondía; él me respondió que él pers onalm ente c ons ideraba que lo import ant e era tener a alguien con quien compart ir la vida porque es tar s olo es m uy aburridor. Me dijo que lo que a él s e le hacía import ante era t ener una c ompañera. Lo que no dijo fue lo que más me llamó la at ención. No dijo que amar fuera necesario. No dijo que él s ent ía amor. Y o est oy s egura que él es tuvo enamorado alguna vez y aunque ignoro que fue lo que le pas ó, s é que fueron s us ex perienc ias las que lo llevaron a pensar de es a manera. Aunque ya un par de libros me lo habían advert ido alguna vez, m e resultó im pres ionant e not arlo en la vida prác tic a, cómo una pers ona con el tiempo puede llegar a perder la pasión en el amor. C ómo lent ament e la pers ona que uno ama y por la que uno cree poder dar la vida sin pensarlo dos veces se va t ransform ando en simple compañía. P robablement e hay diferent es formas de manifes t ar el am or y es posible que c on el tiempo esas formas c ambien. También es posible que algunas pers onas solo puedan amar a c ort o plazo. De pronto hay ex perienc ias que pueden llegar a caus ar heridas irreparables , que impiden que uno pueda ex presar el amor que inevit ablem ente es tá dent ro de uno. E n cualquiera de est os

(14)

casos habría que pregunt arse ¿Qué es lo más im portant e?

4

(la únic a pers ona)

Ya me lo han explic ado en varias ocasiones, dist int as personas ; y o mis ma c onfieso haberlo s ent ido un par de vec es o algunas cuantas más de las que me gust aría admit ir, pero c on t odo y eso, aún m e cues t a trabajo

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entender porqué. E nt re las explic aciones, me han dicho que uno bus ca s er el t odo, darle todo a la pers ona y recibir t odo de esa pers ona. Me han dicho que aún s abiendo que es impos ible, el deseo de llegar a t al es tado o por lo menos de ac erc arse a és te suele s er muy fuert e. Me han dic ho que es m iedo, que la pos ibilidad de que la pareja encuent re a alguien mejor que uno es realm ente preocupante. C as i t odas las personas me han hablado de un poquito de egoísmo, al pret ender que la pareja s olo t enga ojos para uno y que solo se interes e por uno. Me han hablado de t errit orialidad, de compet enc ia y de pert enenc ia. Me han hablado de lo es pecial que es s er el únic o y t ener mom entos únicos. Me han hablado de lo cómodo que es s aber que uno es el primero y mejor aún, si también se es el últ imo. Me han hablado de celos , de peleas y de ment iras al no poder mant ener el ambiente de unidad. Es realmente complic ado y evident em ent e yo no tengo ninguna s olución, pero las veces que me ha pas ado a mí, he cont rolado la sens ación deseándole a la ot ra pers ona lo mejor que pueda c ons eguir de la vida porque la amo y pens ando que aunque es agradable conoc erme a t ravés de ella, es igualment e importante c onocerm e a través de mi m is ma.

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Est o me func iona a mi, porque y o creo que entre mayor sea el numero de pers onas benefic iadas , mayores s on los benefic ios . En ot ras palabras , yo c onfío en un int erés que aunque no es es trict ament e m oral en el as pect o social, s i pretende servirle a un int erés m ayor (de más pers onas), pero cada individuo debe lidiar c on s u propio s is t ema y teniendo en c uenta que para m uc hos es t o ni siquiera repres enta un problem a, en general lo que im port a en es t e caso es s aber que es lo que se quiere y entre m ás s e conoz ca uno mismo, m uc ho mejor.

(17)

(sin palabras me lo dijo)

No me s orprendió darm e cuent a de que me había subido en el bus equivoc ado, ya era tarde as í que s ent í miedo, c uando bajé es taba osc uro, muy lejos de mi c as a y la zona en la que es t aba era m uy peligrosa. En el pas ado hac e mucho tiempo vi c omo unos ladrones le quit aban su biciclet a a un s eñor en ese lugar. M e as us t e. Intent é s ilbar una canc ión para relajarme un poc o, pero no sirvió de nada. Llevaba cien mil pesos en la billet era y una chaquet a que me hacía ver demas iado elegant e para es e lugar. Es pere un bus pero c ada vez se hacía más t arde y no pasaba nada as í que seguí caminado. Para remat ar saque de mi bolsillo una choc olatina jet que m e regaló un amigo para que me s int iera m ejor porque des de la mañana había es tado algo t rist e y c uando fui a revis ar que mona me había s alido me encont ré con la pert urbant e sorpres a de que no había mona. Ya fuera una c hoc olat ina alt erada o un error de la fábrica, cualquiera de las dos opc iones era para mí un m al

(18)

pres agio. S ent í tant o miedo que los perros me ladraban. Ac eleré mi pas o y en el camino lo vi a él, un ser c allejero, ec hado en el pas to viendo el tráfic o pasar, des cans ando tranquilam ente, ex c epto porque me devolvió la m irada y s in decir una palabra s ent í c omo ment alment e le pedía auxilio. S ent í que le dije que me ac om pañara s in us ar palabras. Seguí caminando rápido, dando por s entado que él se había quedado donde lo había vis to, pero unos pasos más adelante oí c li cli cli cli cli c li c li detrás de mí. V olt eé enseguida y vi que m e s eguía. ¡No podía creerlo! Olvide el lugar en el que es taba y olvide mi m iedo ahora solo pens aba en que me había comunic ado con él, quien nunca antes en mi vida había vis to. Le pedí ayuda a un s er vivient e de ot ra es pecie y no sólo me ent endió s ino que me ayudo. M uy poc as veces me ha pas ado lo que me pasó ese día. Com unicarm e tan profundament e con alguien que por un m om ento t odo lo demás deja de ex is t ir. S entir en la c om pañía un nivel de complement ariedad t an fuert e que dejo de necesit ar lo que en ese m omento s ólo podría ser simple dis tracc ión y c on es o me refiero a todo lo dem ás . El caso es que él me es taba es coltando hast a mi c as a y profundam ente conmovida, m e fue inevit able t ener que ac ariciarlo as í que acerque m i mano a su

(19)

cabeza pero él se alejó asust ado y y o quite mi mano inmediat ament e para no m oles t arlo. Seguí caminando y él seguía detrás de mí as í que explot ando de la emoción me baje en cuclillas y le est ire m i m ano. É l que apropós it o ya s é llam aba R afael (por mi defec to/ necesidad humano/ humaniz ant e y como el ángel de la buena c om pañía), tit ubeó varias veces ant es de acercarse y dejarse abrazar. Lo lleve has ta m i casa y s abiendo que m is padres quedarían traum at izados si se ent eraban de que él había es t ado adent ro lo lleve rápido a la c oc ina donde le c ons eguí carne cruda para que c om iera y bajé con él. Aunque y o sabía c om o iba a t erminar des de muc ho ant es de que empezara, con cada segundo que pasaba c on él me era más difíc il separarme de s u lado. Una vez desc ubiert a por mi fam ilia recibí des de carc ajadas y volt eadas de ojo has ta un fuerte y seco “A lim ént alo y s ácalo de aquí”…

Y lo t ris t e era que ya lo había aliment ado. Cam iné c on él, des pués de un rat o regrese a mi c as a y el c elador c erro la reja det rás de mí im pidiendo que él me siguiera. Sus chillidos me rompieron el c orazón. Y des de entonc es no lo he vuelt o a ver, pero me mos t ró s in decirme ni una s ola palabra, que además de t odos los requisit os que yo valoro, para poder amar a un ser ést e debe

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además c umplir con todas las ex igenc ias de mi ent orno (un ent orno que y o no es cogí y que no s oy y o, pero del cual soy t ot alm ente dependiente).

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DOS

algo que siento

1

(22)

Lo met í ent re una bolsa plás tic a, m ás que a él a s u c uerpo. Deje caer un c horro de vinilo en mi mano y lo c omencé a ac ariciar. Prim ero un brazo, el c alor de s u cuerpo cont ras taba con el frió de la bols a. Llegue a los hombros y pasé al ot ro braz o. Int ente coger su m ano pero la bols a solo dejo que deslizara mis dedos ent re los s uy os . R egrese a su pec ho y t engo ganas de besarlo (es t ar adentro/t enerlo adentro). N o hay olor que s ea de él, no hay s onidos que sean de él, sólo hay volum en, calor y text ura regulados por el plás t ic o. Bajé a su est omago, su piel es blandit a y dan ganas de c ogerlo a mordis cos. Bajé más , pero no me c onc entre en lugares que pos iblement e le pudieran hac er s ent ir vergüenza as í que rápido llegue a s us piernas . Los hues os y la c arne, t odo era

muy dist int o y muy agradable llegue a s us pies . Los c ubrí por complet o con la bols a, quería meterlos a mi boca, pero no fui c apaz

(23)

es ta vez . Regrese a s u pecho y finalm ente ac aricie s u cara, que es m ás pequeña en m is manos que en mis ojos . La nariz cart ilaginosa, las mejillas suaves . R egrese a su pecho y s ent í s u forma redondeada, abult ada y lisa al mism o t iem po. Es taba dibujándolo con mis c aricias y vi mis huellas. Vi mis m anos y vi los ras tros que dejaron, vi su cuerpo c on m is huellas y c om o uno siem pre ve lo que quiere ver, al final encont ré un coraz ón.

Una huella de m i m ovim iento y s u

cuerpo, de la m anera en la que lo toc o,

y en c uanto a que lo toc o de una

m anera es pecífic a por lo que s iento por

él, es una huella de m i sentim iento.

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(piel de felpa)

No t engo que regres ar un año y dos mes es at rás en mi t iem po para revivir el día en que lo c onocí. S ólo bas ta con que c ierre m is ojos y muy bien pudo haber sido ay er. C as i c omo si es t uviera allí. D iciem bre 29 del 2004 Ocaña (N ort e de Sant ander) en “la t rampa” (que para ent onc es era el lugar más popular para s alir a t om ar y bailar) s ent ada en una larga banca de m adera y tamborileando la mes a de madera al ritm o del vallenato int entando pas ar por una de ellos, c on una relajada expres ión facial que no solo mos t raba ac eptac ión s ino que y a em pezaba a cruz ar la línea de la s at isfacc ión. Él se ac erco a la mes a y s aludó al parient e que me había llevado a ese lugar as í que és te último me lo pres ent ó. – ¡Hola! ¿Qué tal? Muc ho gust o (un bes ito)- Se s entó enfrent e mio al ot ro lado de la mes a y t am bién c omenzó a tamborilearla. Luego me c ont ó que c uando se dio cuent a de la c oincidencia pensó que me es taba burlando de él. Se s ent ó a mi lado y comenz ó por donde comienz a la may oría –

(25)

¿De dónde eres?-. E n realidad nada de es to tuvo mayor import ancia, fue un poco después, cuando lo vi s onreír que y a no pude volver a quit arle los ojos de enc ima. C on m is ojos c onvertidos en videograbadoras y mi puls o ac elerado me t oc ó rec onoc er que sólo le t omó una sonris a para que y o des cart ara todas las ideas prec onc ebidas que m e había hecho de los oc añeros. C on una s onris a, ahora era él la regla bajo la cual m edia a todos los demás. A hora m e t ocaba a mí convenc erlo a él. Quería que sint iera lo que me había hec ho s ent ir. Y es jus to en es os mom entos cuando todo s e vuelve más claro para m í. Es algo m uy parecido a lo que pas a en esos sueños en los que s uc eden c os as que son demasiado improbables (por no dec ir im posibles) y aún así m ientras uno sueña, todas es t as c os as t ienen una raz ón y una lógic a tan sólidas que uno queda c onvencido y sólo hast a que s e est á t ot alm ente despierto es que puede uno llegar a arrugar la frent e. Pues con ganas de c ausar una buena im pres ión en él, s upe jus to ent onc es y c on toda la seguridad del mundo ex act am ente quien quería ser. A hora m e parece has ta desc abellado y ridíc ulo, pero en ese mom ento es taba c onvencida de que pers onific aba a la magia, a lo verdadero que nadie ve, a una pers ona de verdad. Y ent re

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las muc has exagerac iones que le dije esa noche, rec ordé a un os it o que había desc os ido y c onvert ido en t apet e y busc ando ser la persona que él nunc a ant es había vis to en s u vida, busc ando un lugar en su m emoria le dije que es t aba cazando animales de felpa y que est aba cons t ruyendo un abrigo de pieles. Tan increíble como suena, él no se burló de m í y de hec ho, s í no le parec ió int eres ant e por lo menos act uó como s i lo fuera.

Ahora s é que la persona que quiero s er cuando me est oy enamorando no me pert enece s ólo a mi. A hora sé que la mezc la entre lo que quiero s er y lo que creo que él es pera que y o sea da c om o resultado una pers ona que us aría un abrigo de pieles de felpa.

(27)

Un abrigo para yo ser de él t ant o como para ser mía a la vez .

3

(28)

Físic am ente insoportable. La primera vez que lo s ent í perdí el equilibrio y quede de rodillas en el suelo. Es una s ensación verbalm ente int raduc ible y sin em bargo, en un vago int ento por aprox imarme a la c irc uns tanc ia de la que hablo, de ella quiero aclarar que no dejé de s entir c om o quien queda anes tes iado. Es dec ir, después de llenarme de un nuevo sentimient o, al notarlo frus t rado y al verm e en la nec es idad de liberarlo c omo únic a s alida, no me fue pos ible regres ar a la es tabilidad emocional en la que solía encont rarme ant es de albergar dic ho sent imient o; ex periment arlo, fue más bien como si finalment e hubiese enc ont rado una part e de mi que aunque no t enía idea de que me hacia falt a, al poc o tiempo de haberla adquirido, m e parec ía inc reíble haber sobrevivido tant o tiempo s in ella y solo después de haberla as imilado por c ompleto como parte im pres cindible de mí, al perderla me trans formé en un s er incomplet o, en un ser vac ío.

Creí s aber ex ac t am ente c om o se s ent ía, me sent í ident ific ada con él, pues no hace muc ho y o había pasado por una s ituación muy s im ilar. Lo vi abandonado, dejado de lado a c ausa de los nuevos int eres es de quien solía s er su mejor amigo, pues es t e

(29)

últ im o ahora t enía novia y y a no le quedaba tiempo para mantener otro mejor amigo que no fuera ella. M e vi a m i mism a en él, y determinada a no dejar que s e repit iera la hist oria, decidí hacerle c om pañía, es t ar ahí para él e impedir que s int iera la soledad que yo había s entido. Intentando comenz ar una convers ac ión cas ual, algo para dis traerlo y es perando una buena disc us ión c on un t ema que para entonces podía s er algo cont rovers ial, le pregunt e que qué pensaba de las mujeres que invit aban a los hom bres a salir, pero el equivoc adament e as um ió que lo es taba invit ando y respondió que le encant aría s alir c onmigo y es a fue la primera vez que fuimos a cine, s ólo él y y o. É l no entendía porque de repente est aba yo t an pendiente, erradam ent e pronos tic ó que me había enamorado y asumió el papel de quien lent ament e se va dejando conquis t ar. Y a m í, que antes ni me gus taba ni me llam aba la at ención, has ta el punt o de no haberlo clas ific ado dent ro de un genero es pec ifico (era un él que igual pudo haber s ido una ella sin afect ar la relac ión en lo abs olut o), en ese mom ento acc edí a t omar en cuent a una posibilidad que has t a ent onc es no había tenido presente y sin es perarlo había terminado enamorada.

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El t iem po que pas é c on él c om o más que un amigo, para mí fue perfec to. Y o veía lo que quería ver y clarament e y a no lo veía a él, sino que había proy ec t ado algo que es taba dent ro de mí sobre s u cuerpo. A lgún tiempo después me ent eré que en s ecret o y m ient ras es tuvo c onmigo, él había ent ablado una relac ión s entim ental c on una amiga mía, pero entonc es eso nunca lo habría podido ver. Nunc a he peleado c on él. Con él t odo es agradable y c his t os o. Cuando s e fue, el vac ío se hiz o t an ins oport able que dolía. P ensaba que s in él, y o había perdido lo más im port ant e de mi vida. Me s ent ía s ola por más bien acompañada que es t uviera. Ya no tenía un cuerpo t an convenient e como el de él, en el cual proy ect ar lo que y o quería. Alguien en quien ver lo que m e gust aba ver. De alguna forma perderlo a él fue perderme a mi mis ma. Sin mi, y o y a no era nada. E n mi sólo quedaba el vacío.

(31)
(32)

algo que vi

CON

·

T EXT O

Tan abs oluto como: ¿Qué es lo más im port ant e? Y aunque no haya una res pues ta fija, hacerme es t a pregunt a me permit e darle un orden aparent em ent e c oherent e a las prioridades en m i vida. P ues res ult a que en varias oc as iones me sorprendí diciéndome con tot al c ert ez a, pero s in pens arlo mucho, que el amor era lo más im port ant e. Y aunque en primera inst anc ia la res puest a no s uene nada mal, para alguien que no s e ha hec ho una idea c lara de ex act am ent e que es el amor, c om o y o, t al res puest a es algo sospec hos a y probablement e implant ada en

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la c abez a por fuent es ajenas a m í. En un int ento por ex plic arme qué es lo que ent iendo yo por amor, he arm ado dis curs os como “el amor es cult ural y ens eñado” conec tado c on “el gus t o se adquiere y en su m ay oría es algo aprendido exc ept o de pront o por la part e del gust o ligada al ins t int o” y cerrando c on un “si yo hubiera nac ido en una tribu indígena donde los hombres m ás at rac t ivos fues en aquellos que port aran el m ay or numero de anillos en el c uello, muy posiblement e yo solo me fijaría en es os .” P or otra parte también m e proporc iono explic ac iones biológic as c om o sugiriéndome que el amor es una c omplejiz ac ión humana de la reproducc ión sexual y para c om pletar el enredo de ideas , confies o que irrac ional e irres ponsablement e creo en la m agia, en el voodoo y en que ex ist en recet as mezc ladas con poderes ment ales que sirven para at rapar a un am or. A c ontinuación, un breve recuent o del amor en el m undo que yo perc ibo.

1

(34)

Hac e poc o ella me llevó al m at rim onio de uno de s us primos y riéndose algo orgullosa me dijo que había s ido un hom bre difícil de at rapar y me advirt ió que él s e es taba casando t arde en la vida. La fiest a fue una de esas como t ant as otras a las que t odos hemos sido invit ados alguna vez para celebrar es a ocasión t an “es pec ial”. S in embargo, lo que m e dejó s orprendida oc urrió en el moment o en que la novia s e dis ponía a lanz ar su ram o para, a manera de juego y según la t radición, pronos t ic ar quien s ería la próx ima en casars e. La aus enc ia de mujeres solt eras en la pist a de baile forz ó al novio a pedirle el favor pers onal, a c ada una, para que saliera a compet ir por el ramo por lo que se hiz o realment e difícil negars e. M ás de la mitad de las mujeres present es en la fies ta éram os s olt eras y ent re los murm ullos de las que habíamos s ido rec lut adas a la pist a se repet ía c ons tant ement e el c lás ico “yo ni por chis t e me quiero c asar”. N o sé si fue un caso ex cepc ional, s imple pudor o que en realidad cada vez s on menos las mujeres que se quieren c as ar, pero c uando la novia lanz o s u ramo, se hizo un gran hueco en el sect or en el que iba a caer. Una niña des pis tada hablando desde lejos con la gent e de su mes a agarró el ramo por reflejo y dándose

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cuenta t arde de lo que le había s uc edido int ento pas árs elo a la s eñorit a que es taba detrás de ella quien casi como s i se t rat ara de un pañuelo s uc io contaminado con el virus más letal de t odos , ret roc edió con las manos abiertas c erca de s us hom bros proc urando no dejarse t ocar por el ramo y gritando “¡N o no no eso y a es t uyo! La niña viéndos e ya s in más recurs os, ruboriz ada regres ó a su mesa donde la es peraban s us amigos para burlarse de ella. Quien m e invit ó m e cont ó igualm ente sorprendida que en t oda su vida, nunca había vis t o algo s emejant e, que has ta donde ella recordaba las mujeres s iempre lit eralm ent e habían peleado por el ramo. No sé que t an indic ador s oc ial s ea es te incident e, pero lo que s í puedo dec ir c on seguridad es que c on el tiempo la edad “apropiada” para c as arse se ha ido aplaz ando y que ahora s on más las am igas que m e dicen que no quieren formar una familia.

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2

(des de la religión)

Sonó el teléfono. Era para mí. Una voz de mujer. “-¿S us ana? H ola ¿Cómo es t ás ? Mira tu no me c onoc es , pero y o conozc o la hist oria de t u vida y por es o te est oy

hablando ahora. -” Inm ediat am ente demas iadas pregunt as t odas junt as llenando

mi cabez a. P ara mi era prác tic am ente una línea s ac ada de una mala película de t error. Des pués de un mom ent o, c uando finalm ente deje de t art am udear lo primero que le pregunt é con t ono de ¿De qué barbaridad hablas? Fue:

“-¿¿¿La his t oria de mi vida???-”

Des pués de hablar un rato con ella me ent ere de que alguien (supuest am ente un amigo que me quería mucho) le había c ont ado que yo planeaba m orirm e a los 27, le dijo que prác t ic ament e yo era un c om putador y que si remotament e quedaban en mi, débiles

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residuos de s entimient os, es t os habían es tado s iendo eliminados des de el día en que me c onoc ió. P uede s onar algo raro, pero quien me conoc e s abría inmediat ament e al oír tales ac us ac iones que la culpa es complet ament e mía. Y s í, c onfieso de entrada que a veces las cosas que digo pueden generar es a impres ión en las pers onas.

Pero mi sacerdot is a, la mujer que me llamaba por t eléfono, en es a ocasión es taba dispues ta a dem os t rarme que no es taba sola porque su D ios me amaba inc luso a mi. Y me cont ó que hace m uc ho t iem po ella t enía la cabeza llena de demonios al igual que yo y que des pués de algunas des ilusiones y algunos problemas fam iliares decidió suic idarse. Ya t enía t odo planeado, pero ese día apareció un amigo que se dio cuenta y que des pués de frus trar s us planes la convenc ió de lo afort unada que era y de lo maravillos a que era s u vida y que gracias a él ella es t aba ahí, al t eléfono, hablando conmigo s irviendo de m edio para que a través de ella s u Dios hablara c onmigo. P or supues t o a mi me queda im posible c reer en su D ios y des pués de varias llamadas ella se dió cuent a bien, de que y o era un caso perdido o de que era una impos t ora, una de dos y event ualm ent e dejó de llamarme, pero

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lo que me llam ó la at ención, fue como un ente c reado bajo las nociones de infinito logre no s olo ser verdaderam ente omnipresent e, sino que además pueda difundir s u am or ut iliz ando c om o medio a su feligres ía. ¿O será al revés?

3

(des de la magia)

“RE CE TA P ARA ATRAP AR A U N AMO R C AS CAR ILLA SIMP LE O D IBUJAD A

Mac hacar c ásc aras de huev o s ec adas v ar ios días al sol

has ta conver tir las en una pasta c on c onsis tencia de har ina o de talc o.

Ec har agua en el polvo has ta que quede una mas a y

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Si se quier e, s e la puede ador nar dándole f or mas y así se puede vender un poc o más car a. ”1

“AM ARR E

( Par a c asos difíc iles , amor es que no llegan a buen puer to y que nec es itan un empujón.) Se hac en dos f igur as de tela, r epr es entando al

hombr e

y a la mujer que s e quiere unir. A parte se pr epar a un

s aquito de tela, de f or ma que entr en los dos . Se c oloc a

las f iguras dentr o del sac o, de f or ma que es tén bien apr etadas .

Luego s e es conde el saquito. …

IMPORTANTE: El amar r e tendr á efec to has ta que las dos

f igur as se separ en, y así los dos enamor ados no podr án

alejar s e el uno del otr o, s e quieran o no. Por lo tanto, no

hay que per der el s aquito o s eguirán unidos durante toda

s u v ida y lo que f ue bien tal v ez se conv ertir á en mal. …

“OJO: No apretar demas iado o el amor s e c onv ier te en

un c oñazo.”2

4

1 “ No le digas que lo quieres”. CLARA OBLIGADO.Ed.Anaya. Primera edición:

marzo2002.Pg.38

2 “ No le digas que lo quieres”. CLARA OBLIGADO.Ed.Anaya. Primera edición:

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(des de la ps ic ología)

Est aba s egura de que él no creía en el amor. Teorías de la psic ología s ocial parecían gobernar su vida. Siempre que lo veía, t enía una sospec hos a sonrisa evident em ente forzada, de la cual alguna vez ex plicó que aunque fuese fict icia, las pers onas s olían tratar mejor a una persona que s onreía en comparac ión a una que no lo hic iera. Fue él quien me habló de la c om unicación no verbal por prim era vez y me reveló pequeños desc ubrim ientos que para entonces yo ignoraba por c om plet o, c omo por ejemplo que cuando una pers ona sient e atracc ión por ot ra y la ve, probablement e se le dilat en las pupilas o que c uando uno habla con alguien y le pone la m ano en el hom bro muy probablem ente s e genere c om plicidad ent re los individuos (aunque est o s i depende de la cult ura en cuest ión). Me habló de cómo las emociones fuert es c reaban at racc ión ent re las pers onas y m e advirtió que es t o sólo func ionaba a c ort o plaz o pues una vez terminaba la em oc ión y si no s uc edía algo emocionant e en algún tiempo ambas part es

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solían aburrirs e. E n general me informó de muc has ideas y t eorías3 que ignoraba por complet o. P ero, ¿cómo alguien puede s aber tant o acerc a de la at racc ión y las relac iones humanas y no c reer en el am or?

Tiem po des pués enc ont ré un art ículo es crito por Ruthe St ein acerca de Arthur Aron, un ps ic ólogo que a t ravés de los experiment os que c onduc ía, lograba producir sentimient os de amor ent re dos individuos que previam ente no se c onocían.

En poc as palabras lo que hacía es te ps ic ólogo era enc errar a dos pers onas que no s e conoc ían en un c uarto por 90 m inut os, tiempo durant e el cual los individuos debían int ercambiar inform ac ión ínt im a c om o por ejem plo el m oment o más avergonzart e de sus vidas o como reac c ionarían si se enteraran de que han s ido t erriblem ente engañados por alguien c erc ano. Luego, se les pedía a los individuos que s e miraran a los ojos por dos m inutos sin hablar, pero int errumpidos oc as ionalm ente por uno de los ay udant es del psic ólogo quien les pedía que le dijeran a la ot ra pers ona que era lo que y a les gus taba de ella. Y finalm ente cada s ujeto abandonaba el recint o por una puert a dis tinta y si as í lo deseaba no tenía que volver a ver

3 También me informó de un texto que explicaba todas estas ideas y teorías

detalladamente: “ Social psychology” por Robert A. Baron y Donn Byrne, ed. Pearson, Boston 2004.

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a la ot ra pers ona. El experiment o es t an efec t ivo que algunas parejas que se conocieron durant e dic ha ex perienc ia han resultado c asadas. E l que s ea pos ible crear amor en un laboratorio implic aría que dic ho sent imient o es c ont rolable. U n am or cont rolable se t raduc e en un amor que se puede s ent ir hac ia quien uno es c oja y cuando uno lo es c oja. C as i c omo una cont radicc ión si uno puede elegir al s er amado y el m om ento prec is o en el cual amarlo ent onc es ¿qué papel est aría jugando dicho ser s ino el de un t elón de proyec ción donde uno proy ec t a lo es c ogido por uno? ¿Es es to amor? Si el amor s e reduc e a es t o, entonc es me es fácil ent ender porque él no cree en el amor. M ás aún, el hec ho de que el amor s e pueda generar inclusive en ambient es c ontrolados es coherent e con todo el amor que puede llegar a sentir, el uno por el ot ro, la pareja res ult ant e de un m at rim onio arreglado.

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(desde la biología)

Una diferenc ia ent re hombre y mujer (físic am ente hablando) es que mient ras el hombre produc e miles y m iles de es permas a través de t oda su vida, la mujer t an sólo produc e un número espec ífic o de óvulos c on los que nace y no vuelve a producir más. Además de es t o, ella s erá quien cargará dent ro de si al fet o durant e nueve mes es antes de que es te naz ca, t iempo durant e el cual, y muy comparable con un parásit o, el fet o se alim entará de ella, c recerá en ella y en general modificará s u organism o

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deteriorándolo c ons iderablement e. D es de un punt o de vist a merament e biológic o, es entendible la noción de que ins tintivam ente el macho en est as condiciones des ee es parc ir s u es perm a con la ay uda del m ay or número de hembras pos ibles , m ient ras que la hembra s e preocupe por es coger al mac ho óptimo c on el cual proc rear. S i fuera t an simple c omo es o, lo lógic o s ería que únic ament e el hombre s e obsesionara por su apariencia, por su est ado físic o, s e vis tiera cual pavo real y s e s om et iera a cuanta cirugía plást ica fues e nec esaria.

Ut ilic é una versión de es t a idea con la int ención de c onvencerla para que saliera conmigo porque es e día decía sentirse t an fea que era depriment e y que prefería no salir para que no la vieran. La cues t ión es que ella t ambién s e preoc upa porque no es ta cont ent a con su as pect o físico y se esfuerza terriblement e por m odific arlo t om ando en cuenta unos parámet ros que cons idera socialm ente más admirados . As í que ent re ris as , después de c ant arle la gran list a de cosas ridíc ulas que t endría que hacer el mac ho alfa para c onvencerla de que le regalara c inc o minut os de su t iempo, finalment e ac cedió. A m í, s alt ando de la felic idad, no m e t omó ni cinco minut os cont radec ir t odo mi disc urso proponiéndole

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que yo llegara un poc o antes a s u cas a para que nos arregláram os junt as . E lla muert a de la risa c erró el t rat o con un “list o nos vemos a las 8: 30”.

El asunt o es que nues t ro interés por vernos socialm ente atract ivas no obedec e a las simples ganas de reproduc ción. Sat is fac er es as ganas es realm ente s encillo y si esa fues e la meta, mi próxima tarea sería convenc erla de que m e dejará ser la madrina de por lo m enos uno de s us t ant os hijos . Me arriesgaré a dec ir que lo que bus camos ella, yo y una porc ión import ant e de la humanidad rest ant e es amor. Y siendo es e el c as o, aunque s í ent ran a jugar papeles im port ant es elem ent os fís icos t ales como el olor, la at rac ción fís ic a y la químic a del c uerpo en general, afort unadam ente y pas ando el reverso de mi mano por la frente puedo dec ir que a diferenc ia de m uc hos ot ros anim ales, a nosotros no nos une tan s olo el ins tinto. Me encuent ro feliz c reyendo que hay algo en el amor que aunque no podría llegar a s eñalar, pues no est oy segura de que es ex ac tament e, imagino que es t an fuert e c omo para que nuest ros c om portamient os s oc iales no sean el result ado de las necesidades biológic as de nuest ros c uerpos, s ino más bien el res ult ado de nues t ros más profundos deseos . Pero es en es t e punt o que me doy

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cuenta que t ant o alivio celebrado es patrocinado por mi ignorancia, pues al pas ar del aut omátic o y predecible mundo del inst int o al mist erioso mundo de los deseos me veo en la infruct uos a posic ión de anhelar conocer que es ese c om ponent e que hace del amor algo t an influy ent e.

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CUART O

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1

(pasado)

Para explic arm e qué era amor, s olía dec irme cit ando un proverbio: “el am or es el segmento que c om plet a el círculo”. Me dijo que el am or duraba para toda la vida y también me dijo que me am aba. Me esc ribió que cuando brindaba, brindaba por ella y por alguien, para que c uando él brindara por alguien, es e alguien fuera ella, y para que cuando ella brindara por alguien es e alguien fuera él" Me esc ribió que para él y o era ese alguien y que es peraba s er es e alguien para mi también. Cuando lo c onoc í s e quedó conmigo pens ando s ólo en el pres ent e y cuando acabó el día s in números ni planes fut uros m e dejó ir s in mirar atrás. A ún as í, casi c om o cumpliendo un t rat o nos volvimos a ver y c on la s eguridad de sus palabras m e enseñó a c reer en él. S in falta, por lo menos una vez al día m e dijo que m e am aba, porque aunque no habláram os t odos los días, fue t an

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fácil c omo que des de el principio m e lo dejó saber. E l grave error lo c omet í y o cuando comenc é a neces it arlo, porque t an obvio como s uena has t a ahí llegó la libert ad. U no a uno c ort am os los las os pero la horrible libert ad me la devolvió cuando no me quiso besar más. Y si hoy en día lo pudiera oír diciendo que cuando brinda lo hace por ot ra ella, de ment iros o no m e at revería a acusarlo jamás. É l me enseñó que el amor s ólo puede ser absolut o y para siempre, el det alle es ta en que los hum anos no lo son. Los conc ept os de espac io y t iempo requieren limit es , pero el amor s iendo et erno y absolut o no c abe dentro de dic hos ejes y si los hum anos no percibimos s u c arác t er infinito es porque es t amos at ados a la temporalidad. Dent ro de nues tra limitada vida nos es posible perc ibir laps os de tiempo donde s e s ient e el amor seguidos por mom entos en los que no. Él me enseñó que el inst ant e donde s e da el amor y a es infinito por fuera del mom ent o. É l me ens eño a no medir el amor.

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2

(pos ic ión)

Al hablar de algo t an abs olut o no quiero llegar a ideas concluy ent es c on las c uales pret enda ais lar es pac ios t an amplios que ni siquiera pueden ser c errados. El am or func iona como lo que c ada persona c ree que es y lo que s e da c on la unión de es as hist orias. E se último res ult ado, la unión de ideas , la relac ión ent re las pers onas , es algo que c onsidero espec ialment e int eres ant e.

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Por ejemplo, est á el cas o de una pareja en la que c ada individuo mant iene una idea muy dist int a de lo que es el am or, pero al final ambos c oinciden en que la compañía que brinda la pareja es lo más im port ant e y es es a coinc idenc ia lo que probablem ente los ha mant enido junt os por t ant o t iem po.

Muy probablem ent e apoyándonos en la relac ión ent re las ideas de amor que t iene cada pers ona podremos algún día pronos tic ar si una nueva pareja puede funcionar a largo plaz o o no.4

Inevit ablement e al llegar a est e punto s iento que he ot orgado demas iada import ancia a las palabras y probablement e al hac erlo, he reducido ex ageradament e la posibilidad de comunicar lo que más me int eres a acerc a del amor. Sin em bargo, por ahora m e c onformo diciendo con palabras que el amor es muc ho más que lo que s e puede decir, porque su caráct er abs olut o le brinda una flexibilidad t al que prác tic am ente t odo podría de alguna forma hac er parte del amor.

La c uest ión es que el am or s e sient e y por es ta razón cada pers ona en s u individualidad es c apaz de s aber a cienc ia c iert a si lo es ta sint iendo o no. Decírselo a ot ra pers ona no lo hac e verdad, ahí se ent ra a jugar en un

4 En el libro “love is a store: a new theory of relationships”, por Robert J.

Sternberg, PH .D, ed. Oxford University Press, New York, 1998. Se estudia esta misma posibilidad.

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problem a de fe. A pesar de que es t am os t an aislados en ese sentido, s i repentinam ent e todo s er vivient e c ay era muert o en es te inst ant e y desgraciadament e una sola pers ona t uviera la m ala s uert e de s obrevivir es toy convenc ida que como mínimo dic ha pers ona terminaría por desear s u propia muerte. Para m i la diferencia ent re vivir y sobrevivir s e responde al c ontes tar si uno ama o no.

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QUINT O

algo que queda

1

(algo de lo que y o quiero s er y algo de lo que c reo que él quiere que y o s ea)

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idealización ver lo que quiero

complet ar lo que des conoz co

la proy ec c ión de un deseo m ez clado c on el propós it o de c om placerlo.

Soy y o en cuant o a que s uc ede en mi cabeza. Es él en c uant o a que prác tic am ente podría c ategoriz arlo como la variant e más im port ant e (hast a el punt o en que sin él no sucede nada). No s e debe us ar ni la lógic a ni la raz ón para ent ender lo que sucede. De hecho est os element os pueden llegar a despist ar. Es el autocont rol que desarrollamos al vivir en soc iedad enfrentado a la presencia de la persona que uno ama apas ionada, idealizada o platónic am ente (c om o se prefiera).

hay una unión hay riesgo

hay una prueba de confianza y si todo sale bien la unión sobrevive.

(55)

(algo que rec iben es algo que dan)

diferent es perspec t ivas de un solo tema dos que son uno, uno que son dos la relac ión func iona cuando los dos s e

vuelven uno

las diferencias s ólo ocurren c uando est án los dos

lo que alguien perc ibe de lo que alguien perc ibe

la mez c la de punt os de vist a c omo el resultado de la relac ión entre los que s e comunican.

Es más fácil entender a las personas c uando uno conoc e s us hist orias. Lo que ellas

perc iben de lo que han vivido.

A l ent ender de c iert a manera uno es ent endido.

hay más de un punto de vist a hay una relac ión dependiente:

quien rec ibe da quien da rec ibe

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3

(huellas ent re él y y o)

es la huella de mi m ovimiento y s u cuerpo es la huella de la manera en la que lo t oc o y como lo toco de una manera es pec ific a por

lo que s ient o por él

es una huella de mi sent imient o.

La t raduc c ión físic a de los s ent imientos . La marc a del cont ac t o ent re dos s uperficies. La unión ent re s u forma y mi movimient o.

hay c uerpos

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El amor se le es capa a las palabras , para perc ibirlo hay que busc arlo en dos pers onas que son una, una que es dos . Y en ellas solo nos es pos ible rec onoc erlo porque el sent imient o es t á dentro de nos ot ros .

Referencias

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