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Pues bien, la brujita de nuestra historia se llamaba Malapata y, sabéis por qué? pues porque tenía muy mala pata y siempre le salía todo al revés.

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Academic year: 2021

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Érase una vez una bruja que, como todas las brujas, era muy mala; en realidad todavía no era bruja, sino aprendiza de bruja, y por eso no era tampoco muy mala, sino aprendiza de mala.

Su maestra era la Gran Bruja del Bosque, y esta sí que era mala, y siempre estaba haciendo pócimas e inventando nuevos hechizos para fastidiar a la gente.

Pues bien, la brujita de nuestra historia se llamaba Malapata y, ¿sabéis por qué? pues porque tenía muy mala pata y siempre le salía todo al revés.

La Gran Bruja del Bosque enseñaba a Malapata todo lo que ella sabía, pero nuestra amiga era muy distraída y no prestaba mucha atención y, claro, no se aprendía bien ni las palabras mágicas, ni los ingredientes de las pócimas, ni los hechizos, ni, afortunadamente, las malas ideas que la Gran Bruja pretendía meterle en la cabeza. Luego, cuando Malapata ponía en práctica todo lo que había aprendido, ocurría lo contrario de lo que debía pasar; o bien hacía mal el hechizo, o bien el destino estropeaba el resultado de una forma u otra; pero esto a Malapata no le importaba mucho, porque en realidad a ella no le gustaba fastidiar a la gente. ¡Bastante le fastidiaba a ella mirarse al espejo y ver que no era todo lo fea que debe ser una bruja!.

«¿Por qué —se decía— no seré tan fea y tan mala como mi maestra, la Gran Bruja del Bosque? ¡Qué mala pata!»

Un día, Malapata paseaba por el bosque y vio a un leñador cortando los árboles que se quejaba en voz alta mientras trabajaba:

—¡Ay!, todo el día trabajando con este hacha; ya estoy cansado y me duele la espalda, y lo peor es que aún me quedan un montón de árboles que cortar.

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Entonces Malapata, intentando poner cara de mala, aunque sólo le salió una mueca rara, pensó:

«Voy a estropearle el hacha, y así no podrá cortar los árboles ni vender la madera; esta noche no tendrá dinero para cenar. A ver, ¿cómo era el hechizo?»

¡PIMPIRI, PIMPIRAL, FUNDE EL METAL!

P I M P I R I X SOPA DE LETRAS NÚMERO 1

S I L J J I B F

F T M A K E O U INTENTA ENCONTRAR LAS PALABRAS U F E P S R S N DEL HECHIZO QUE HA LANZADO TU S H T Y I P M D AMIGA MALAPATA Y PINTA LOS H A A A G R R E RECUADROS CORRESPONDIENTES O J L H U G A O DEL COLOR QUE MÁS TE GUSTE.

E L G T Z W Y L

Y en vez de fundirse el metal y estropear el hacha, esta se soltó de las manos del leñador y empezó a cortar la leña ella sola con gran rapidez; en media hora el leñador se encontró con el trabajo del día hecho y se puso muy contento:

—¡Qué bien! —exclamó—. Voy a vender esta leña en el pueblo y me iré a casa pronto para salir con mi mujer y mis hijos de paseo. ¡Qué extraño que el hacha haya cortado sola la leña! A lo mejor un duende o un hada se ha apiadado de mí. Me ha hecho un gran favor y es mejor no pensar más en ello.

Malapata, que se había escondido detrás de una roca cuando el hacha empezó a trabajar sola, dijo un poco enfadada:

—¡Qué mala pata! Creo que me confundí al decir las palabras mágicas y me ha salido mal el hechizo —pero al ver lo

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contento que estaba el leñador, cambió de idea—. Bueno, no importa, da gusto verle tan feliz.

LABERINTO

AYUDA AL LEÑADOR A LLEGAR HASTA SU HACHA.

Al cabo de unas cuantas semanas, iba Malapata volando en su escoba, bueno, más que volando, iba dando saltos porque, como os podéis imaginar, ni siquiera dominaba la escoba y se le atascaba cada dos por tres. Con tanto salto, se cayó y se quedó colgada en el poyete de la ventana de la habitación de un niño que estaba haciendo los deberes del colegio.

Se asomó dentro de la alcoba como pudo y, al ver lo que hacía Juan, que así se llamaba el niño, esperó escondida a que acabara los deberes. Cuando se fue, cogió los cuadernos y:

¡CHAPI, CHAPITO, CAMBIA LO ESCRITO Y PONLO DISTINTO!

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CRUCIGRAMA

¿QUIERES HACER AHORA UN CRUCIGRAMA CON LAS PALABRAS

DEL HECHIZO DE LA BRUJA MALAPATA?

INTENTA ENCAJARLAS EN LOS RECUADROS.

L C

Y puso todo lo contrario de lo que había escrito Juan, y esta vez, las palabras mágicas eran las correctas.

Pero al día siguiente, cuando Juan llegó al colegio y la maestra le corrigió los deberes, le felicitó por lo bien que los había hecho. Malapata, que siempre comprobaba el resultado de sus hechizos, pensó:

«¡Qué mala pata! Otra vez lo he hecho mal, aunque ¡esto sí que es raro! yo creo que el hechizo era correcto.»

¿Sabéis qué había pasado? Pues que Juan era tan distraído como la misma Malapata y nunca era capaz de poner la debida atención en los deberes y en el colegio y claro, todo lo que había escrito en su cuaderno estaba mal y la brujita, al hacer el conjuro, había puesto bien las respuestas.

Malapata volvió a casa de la Gran Bruja del Bosque y esta al verla, le dijo muy enfadada:

—Cada día estás más guapa Malapata, y eso no puede ser porque una bruja debe ser muy fea y además ¿dónde está la escoba? Ya es la tercera que pierdes en una semana. No sé qué voy a hacer contigo.

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Malapata se fue a su habitación y se miró en el espejo.

«Tiene razón —pensó— cada día estoy menos fea, y hasta se me ha quitado la verruga que me estaba saliendo en la nariz.

¡Qué mala pata!»

Y es que cada vez que la brujita hacía una buena acción, aunque fuera sin querer, su cara se volvía un poco más hermosa, porque en el fondo ella se alegraba cuando veía a los demás felices y todas la malas acciones que intentaba llevar a cabo, las hacía por la Gran Bruja del Bosque, porque la quería mucho; y tampoco en esto parecía una bruja, porque ellas no sienten cariño por nada ni por nadie.

Pasó el tiempo y Malapata intentaba hacer muchos hechizos que hicieran mal a la gente porque se acercaba el día de la Convención de B.M.F., o sea, de Brujas Malas y Feas y casi casi consiguió ser mala, porque estaba más fea y hasta empezó a salirle la verruga de la nariz otra vez.

MALAPATA TIENE QUE HACER UNA PANCARTA PARA LA CONVENCIÓN DE B. M. F. AYÚDALA O LA GRAN BRUJA DEL BOSQUE LA CASTIGARÁ.

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Llegó el gran día y en el centro justo del bosque se reunieron todas las brujas del país para enseñarse los hechizos las unas a las otras e inventar nuevas pócimas y nuevas maldades. Hasta acudieron algunas brujas invitadas de honor que vivían en otros países.

Todos los animales habían huido horrorizados a otras zonas del bosque en cuanto vieron a la Gran Bruja colocar una marmita enorme, negra y humeante. A las doce en punto de la noche empezó a recibir a sus colegas según iban llegando, porque para eso era la anfitriona.

Malapata observaba todo con los ojos como platos y pensaba:

«¡Qué feas son! Pero saben muchas cosas y tengo que poner atención para aprender de ellas todo lo que pueda.»

Se dio la vuelta un poco triste porque ella era aún muy joven y no sabía casi nada, cuando oyó una voz que se quejaba:

—¡Ay, ay, ay! ¡Qué desgraciado soy!

Malapata se extrañó mucho al oír esta voz, que no pertenecía a ninguna bruja y parecía salir de una piedra. Se acercó y vio un sapo escondido detrás de una roca.

—¿Qué te pasa, sapito? —dijo Malapata— ¿por qué no has huido con el resto de los animales? ¿no te dan miedo estas brujas?

—Porque yo no soy un animal, soy un príncipe y una de esas brujas, la más fea, me convirtió en sapo justo cuando acababa de casarme y, desde entonces la voy persiguiendo por medio mundo a ver si consigo que me devuelva mi forma natural.

Malapata sintió mucha lástima por él y le dijo:

—Mi magia no es muy buena, pero creo que, con un poco de suerte, podré ayudarte.

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¡PITIPI, PITIPA, VUELVE A TU FORMA ORIGINAL!

P I T I P I I X SOPA DE LETRAS NÚMERO 2

S I L K I I O V

F T M A T U O U ¿TE ATREVES A ENCONTRAR OTRO O F A P I R S E HECHIZO DE LA BRUJA MALAPATA?

R H T G P P M L PUES YA SABES LO QUE TIENES M A I A A R R V QUE HACER.

A J L H U G A E O R I G I N A L

El hechizo dio resultado y el sapo volvió a ser un príncipe y, por cierto, guapísimo, como tiene que ser un príncipe azul en los cuentos.

—¿Cómo podré darte las gracias? —dijo el príncipe, y se quitó un medallón que llevaba colgado en el cuello—. Ya sé, toma este medallón, es tuyo por haberme ayudado. Te dará suerte, lo presiento.

Malapata cogió el medallón y el príncipe se alejó saltando entre los árboles porque aún no se había acostumbrado a ser persona otra vez.

Volvió con el resto de las brujas bastante satisfecha de sí misma. Estaba muy guapa, más que nunca y sin aquella horrible verruga de la nariz. Aún llevaba el medallón en la mano, cuando todas las brujas, instintivamente, se volvieron a mirarla, y cayó un gran silencio en el bosque:

—Sabemos lo que has hecho —dijo su maestra— y ese medallón y tu rostro lo demuestran. Has osado deshacer un

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hechizo de una bruja más vieja y sabia que tú, y por eso quedas expulsada del Clan de las Brujas Malas y Feas.

—¡Sí señora! ¡Muy bien hecho! —coreaban todas las brujas, y las que más chillaban eran las extranjeras.

La Gran Bruja del Bosque impuso silencio con un gesto y siguió hablando:

—Te confiscaré la escoba, la bola de cristal y el gorro de aprendiza, si es que no lo has perdido todo, y te echaré de mi casa. No se te ocurra volver nunca más. A partir de ahora estarás siempre sola y ninguna bruja te ayudará nunca, ni de este país ni de ningún otro.

Malapata volvió a casa de la bruja a recoger sus cosas, muy contenta de que la hubieran echado porque ya estaba harta de tanta maldad, pero también estaba un poco triste porque quería a la Gran Bruja a pesar de todo, ya que la había cuidado desde pequeñita, cuando la encontró debajo de un roble y la llevó a su casa.

Caminaba por el bosque pensando en lo que iba a hacer a partir de entonces, cuando se fijó en que el medallón que le diera el príncipe y que se había colgado del cuello distraídamente, brillaba de una forma extraña. Se lo quitó y vio que emitía una luz muy fuerte y preciosa, y en medio de esa luminosidad apareció una figura femenina vestida de blanco y tan hermosa como la luna; llevaba un gorro como un cucurucho, muy alto, y una varita plateada en la mano.

—Al fin te encuentro, Buenasuerte —le dijo la señora— soy la Gran Hada del Bosque y llevo mucho tiempo buscándote.

—¡Oh, Gran Hada del Bosque! Yo no soy Buenasuerte. Yo me llamo Malapata y acaban de expulsarme del Clan de las Brujas Malas y Feas —dijo Malapata mientras las lágrimas le resbalaban por las mejillas.

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—Lo sé, y eso ha sucedido así porque tú no eres una bruja, sino un hada, por eso tus hechizos no servían para hacer el mal; tu nombre es Buenasuerte.

—¿Por qué no has venido a buscarme antes?

—Porque debía esperar a que asomara a tu rostro la bondad de tu corazón para estar segura de que eras tú, y eso ha ocurrido hoy. Mírate en este espejo.

Malapata se miró en el espejo que le tendía el hada y se vio con un traje dorado, en lugar de la túnica negra que llevaba siempre, con el medallón brillando en su cuello y su cara más hermosa, resplandeciente y feliz que nunca.

—¡Oh, qué buena suerte! —dijo Buenasuerte.

—Ven —le dijo el hada—. Debes venir conmigo a la Corte de la Reina de las Hadas.

Y cogiéndola en brazos, se la llevó a un lugar maravilloso donde la bruja Malapata, ahora convertida en el hada Buenasuerte, vivió muy feliz haciendo el bien y compartiendo su felicidad con todo el mundo.

¿Qué pasó con la Gran Bruja del Bosque?

Pues que el hada Buenasuerte... pero esto ya es otra historia.

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DIBUJA AQUÍ A LA DIBUJA AQUÍ AL

BRUJA MALAPATA HADA BUENASUERTE

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¿HAS ENCONTRADO ALGUNA PALABRA QUE NO CONOCES?

PUES ESCRÍBELA EN LA COLUMNA QUE DICE PALABRA.

DESPUÉS, BUSCA LO QUE SIGNIFICA EN UN DICCIONARIO Y ANÓTALO EN LA COLUMNA QUE DICE SIGNIFICADO.

PALABRA SIGNIFICADO

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SSO S O OL LLU U UC C CI IIO O ON N NE E E SS S

SOPA DE LETRAS NÚMERO 1

LABERINTO

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CRUCIGRAMA

SOPA DE LETRAS NÚMERO 2

SI LO HAS HECHO TODO BIEN, ¡ENHORABUENA!

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Referencias

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