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Tema 3 - Específico - La intervención

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MARIA JOSE

Academic year: 2022

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1. La familia. Análisis del sistema familiar y su contexto.

Para definir el concepto de familia tenemos que entender primero que todas las definiciones responden a un punto de vista subjetivo, todos intentamos explicar los fenómenos según nuestra propia perspectiva y nuestra propia perspectiva se asienta en consideraciones previas. Por ello, definir un concepto como el de familia es tan complicado, puesto que si nos piden identificarlo lo haremos conforme a nuestras propias experiencias y coceptualizaciones previas.

La familia es un grupo de personas formado por individuos unidos, y primordialmente vinculados por relaciones de filiación o de pareja. El Diccionario de la lengua española la define, entre otras cosas, como un grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas, lo que lleva implícito los conceptos de parentesco y convivencia. Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad, por lo que tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el matrimonio —que, en algunas sociedades, solo permite la unión entre dos personas mientras que en otras es posible la poligamia—, y vínculos de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. También

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puede diferenciarse la familia según el grado de parentesco entre sus miembros.

No hay consenso sobre una definición universal de la familia. Es un concepto antropológico que puede relacionarse con otros conceptos, como los de clan, tribu y nación; sociológico e incluso económico (unidad mínima de empresa).

La familia nuclear, fundada en la unión entre varón y mujer, es el modelo familiar más común aunque no obviemos el hecho de ser también el más reciente, pero las formas de vida familiar son muy diversas y dependen de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. La familia, como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una sociedad.

El mismo Lévi-Strauss expone en el estudio del origen de lo que se conoce actualmente como familia que supone por un lado una alianza, el matrimonio, y por el otro una filiación, los hijos.

Y así para él la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros. La familia está constituida por los parientes, es decir, aquellas personas que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas, hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad.

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Minuchin y Fishman (1985) describen a la familia como el grupo natural que elabora pautas de interacción en el tiempo y que tiende a la conservación y la evolución. Es el grupo celular de la sociedad, una institución que ha existido a lo largo de la historia, ha compartido siempre las mismas funciones entre ellas la crianza de los hijos, la supervivencia y la común unión de los miembros de ésta. No es una entidad estática sino que está en un cambio continuo igual que sus contextos sociales.

La familia es el marco que contiene a los miembros que crecen en ella. Se la concibe como un sistema abierto, como una totalidad. Cada uno de los miembros está íntimamente relacionado y, por lo tanto, la conducta de cada uno influirá en los demás.

Las familias actuales suelen estar constituidas por unos pocos miembros que suelen compartir la misma residencia.

Dependiendo de la naturaleza de las relaciones de parentesco entre sus miembros, una familia puede ser catalogada como familia nuclear o familia extensa. El nacimiento de una familia generalmente ocurre como resultado de la fractura de una anterior o de la unión de miembros procedentes de dos o más familias por medio del establecimiento de alianzas

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matrimoniales o por otro tipo de acuerdos sancionados por la costumbre o por la ley.

La integración de los miembros de la familia, como en el caso de los grupos de parentesco más amplios como los linajes, se realiza a través de mecanismos de reproducción sexual o de reclutamiento de nuevos miembros. Si se considerara que la familia debe reproducirse biológicamente, no podrían conceptualizarse como «familias» aquellos grupos donde uno o su consorte (o ambos) están incapacitados de reproducirse biológicamente. En estos casos, la función reproductiva se traslada a los mecanismos de reclutamiento socialmente aceptables —como la adopción—. El reclutamiento de nuevos miembros de una familia garantiza su trascendencia aún sin consaguinidad vinculante.

He aquí otro de los elementos determinantes de la familia, los sentimientos, lo que hablamos cuando hablamos de la familia de “elección”.

-La diversidad familiar y los tipos de familia

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), podemos definir a la familia como el “conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo, organizadas en roles fijos (padre, madre, hermanos, etc.) con vínculos consanguíneos o

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no, con un modo de existencia económico y social comunes, con sentimientos afectivos que los unen y aglutinan”.

La familia se subdivide en sub-sistemas. Estos, a su vez, se agrupan de acuerdo a la relación que mantienen entre sí.

Las relaciones que se establecen en la familia son:

Simétricas: aquellas en las que se actúa de manera igualitaria.

Por ejemplo, el sub-sistema de los hermanos o el subsistema marido-mujer.

Complementarias: aquellas en las que hay asimetría en la relación. Por ejemplo, las relaciones madre-hijo.

Los conflictos y los cambios forman parte de la vida familiar.

Cada familia se transforma con el correr del tiempo y debe adaptarse y reestructurarse para seguir desarrollándose.

Los tipos de familia actuales son muy diferentes a las familias de 50 años atrás, así como esas también lo eran respecto a las de 50 años más atrás. La evolución del concepto y los tipos de familia ha variado progresivamente al igual que lo ha hecho la sociedad y la cultura, dando lugar a una diversidad muy celebrable pero que trae consigo nuevos retos en el campo de la intervención social.

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Donde antes solo se podía hablar de la familia nuclear (papá, mamá e hijo/s), actualmente tenemos otros tipos de familia:

 las familias biparentales sin hijos,

 familias biparentales con hijos,

 familias homoparentales,

 familias reconstituidas,

 familias monoparentales (solo padre)

 familias monomarentales (solo madre)

 familias de acogida,

 familias adoptivas

 familias extensas.

Este desdoblamiento del concepto de familia, además de caminar cada vez más hacia la inclusividad, nos indica que la estructura familiar no es un factor determinante para decidir si una familia es funcional o no. Poco o nada tiene que ver la forma que tenga una familia con su buen funcionamiento: lo más importante son factores como la harmonía, el cuidado y ayuda mutuos, el amor, el respeto y la unión.

En la actualidad existe una gran diversidad de familias, todos los tipos de familia actuales existen en igual capacidad en lo que se refiere a cubrir las necesidades básicas que le

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competen. A continuación repasamos cuáles son los difententes tipos de familia que existen actualmente.

1. FAMILIA SIN HIJOS

Este tipo de familia está formada por una pareja sin descendientes. Cada vez son más las parejas que deciden conscientemente no tener hijos por múltiples razones personales. En otros casos, la infertilidad de uno o ambos miembros no se puede solucionar médicamente, motivo por el cual algunas parejas no tienen hijos.

El hecho de tener hijos no es sinónimo de ser familia, las parejas sin hijos también son familias.

2. FAMILIA BIPARENTAL CON HIJOS

La familia biparental con hijos es la más clásica, también conocida como nuclear o tradicional. Está formada por un padre, una madre y el/los hijo/s biológico/s. La mayoría de la población, al pensar en una familia, se imagina a la familia biparental con hijos. Aunque cada vez se esté ampliando más el término, culturalmente aún podemos decir que es el tipo de familia más popular.

3. FAMILIA HOMOPARENTAL

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Las familias homoparentales son aquellas que están formadas por una pareja homosexual (de dos hombres o dos mujeres) con uno o más hijos. Aunque no es una familia nueva, su presencia en la sociedad ha aumentado significativamente en los últimos años.

Este tipo de familias han tenido que luchar contra los prejuicios derivados de la homofobia: mientras poco o nada se cuestiona la validez y capacidad de una pareja heterosexual para formar una familia, las parejas homosexuales con hijos parece que hayan tenido que recurrir incluso a investigaciones científicas que prueban su legitimidad como familia.

Afortunadamente, conforme la sociedad avanza, también lo hace la aceptación de las familias homoparentales.

4. FAMILIA RECONSTITUIDA O COMPUESTA

Esta clase de familia probablemente es la más frecuente en la actualidad debido a la creciente tendencia a la separación y al divorcio.

Como se deduce de esta introducción, las familias reconstituidas o compuestas son las que están formadas por la fusión de varias familias biparentales: tras un divorcio, los hijos viven con su madre o su padre y con su respectiva nueva pareja, que puede tener también sus propios hijos a cargo.

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Además, el otro progenitor también puede tener una pareja con hijos, por lo que estos hijos formarán parte de una gran familia compuesta.

5. FAMILIA MONOPARENTAL

Este tipo de familia, de igual forma que ocurre con la homoparental, no está exenta de crítica y prejuicios, tanto en el caso de mujeres como de hombres, aunque estos últimos sean aún una minoría.

Las familias monoparentales están formadas por un único adulto con hijos. Generalmente, son más frecuentes las llamadas familias “monomarentales”, en las que el adulto presente es la madre.

A pesar de que existe mucha gente que cree que las familias monoparentales están incompletas, no es cierto que ese progenitor único necesite forzosamente la ayuda de otro adulto para tirar adelante. Cada vez son más las familias monoparentales que están surgiendo en nuestro país. De hecho, en 2017 ya representaban un 10% del total de hogares, como lo demuestran los datos de la Encuesta Continua de Hogares que presenta anualmente el Instituto Nacional de Estadística (INE).

6. FAMILIA DE ACOGIDA

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Las familias de acogida constan de una pareja o un único adulto que acoge a uno o más niños de manera temporal mientras que no puedan vivir en su familia de origen o mientras no encuentren un hogar permanente.

Son familias temporales que se encargan de ofrecer a menores en situación de necesidad el mejor entorno posible hasta que sean adoptados definitivamente o hasta que su familia biológica pueda ocuparse de ellos. El acogimiento puede ser de urgencia, de corta duración (hasta 2 años), de larga duración (más de 2 años) o de fines de semana y vacaciones escolares.

7. FAMILIA ADOPTIVA

Las familias adoptivas constan de una pareja (o un adulto en solitario) con uno o más hijos adoptados. Pese a no tener vínculos de sangre, son igualmente familias que pueden desempeñar un rol parental igual de válido que las familias biológicas.

Muchas familias, por problemas de fertilidad, optan por adoptar como forma de acceder a la parentalidad. Otras familias, por convicción personal, prefieren adoptar que concebir. Sin embargo, es frecuente que las familias adoptivas se concentren en los países desarrollados, dado que sus

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ciudadanos tienen más recursos económicos para poder adoptar.

8. FAMILIA EXTENSA

La familia extensa está formada por varios miembros de la misma familia que conviven bajo el mismo techo. De este modo, pueden convivir padres, hijos y abuelos, o padres, hijos y tíos, etcétera.

También es un ejemplo de familia extensa la situación en que uno de los hijos tiene su propio hijo y conviven juntos, o cuando sobrinos se mudan con sus tíos y primos.

Este tipo de familia está tradicionalmente más extendido en países con menos recursos económicos. También es frecuente en países donde culturalmente se valora la unidad del grupo familiar, como es el ejemplo de Japón, donde es frecuente ver que los padres del padre de familia conviven bajo el mismo techo que la familia nuclear de su hijo.

9. FAMILIA UNIPERSONAL

Se entiende por tal el concepto de unidad familiar compuesto por una sola persona. Aunque no entra en el significado clásico de familia, la sociedad moderna provoca que cada vez más personas se sientan identificadas con este tipo.

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-FAMILIA Y HOGAR: LA UNIDAD FAMILIAR Y SU RELACIÓN En otro sentido, también debemos distinguir entre dos términos que con frecuencia se confunden: ”familia” y “hogar”. La primera, “acoge una red de relaciones mucho más extensa y sutil que las limitadas al círculo del hogar... la familia es una continuidad simbólica que trasciende a cada individuo y a cada generación, que engarza el tiempo pasado y el tiempo futuro, “Los hogares son acotaciones del espacio y del tiempo...

a diferencia de la familia, el hogar tiene una función económica... cada hogar es un pequeño taller en el que se produce el primero de los bienes —la vida— y la mayor parte de los servicios que cada individuo recibe a Io largo de su propio ciclo vital“ (Durán, Angeles)”, aunque esta definición obvia diferenciar el concepto de bienes y servicios del concepto de cuidados, siendo los cuidados el bien más importante que se puede llegar a alcanzar dentro de la familia. Si bien es cierto que los cuidados pueden ser adquiridos también en el mercado a través de operadores públicos y privados, es en la familia donde se da con más intensidad su realización y disfrute, teniendo además en este caso la característica de que se suele aplicar la reciprocidad y el ejercicio mutuo.

Otra de las críticas que se le puede hacer a la definición de Ángeles Durán es que precisamente el hogar podemos definirlo también por factores emocionales, y así, aunque ella limite el hogar en un entorno físico, ese

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entorno físico no existe como tal, sino que estará allá donde se encuentren esos miembros a los que llamamos “familia”.

En familia nos cuidamos, protegemos, ayudamos…los unos a los otros sin necesidad de convenio ni contrato previo, puesto que es uno de los factores que hace o construye al propio concepto de familia. De ahí que socialmente se hable también de la familia “obligada” (que podemos identificar con la sanguínea o la familia por afinidad) y la familia elegida, aquella con la que no se mantienen vínculos consaguíneos ni por afinidad consanguínea, pero que cubre esa faceta de cuidados que se le presupone a toda familia.

Diferentes sociólogos coinciden al considerar la familia como institución social que se desarrolla formalmente en todas las culturas (lo que se denomina en sociología universal cultural), teniendo en cuenta la complejidad y diversidad al presentarse bajo múltiples y cambiantes formas, en cuanto a estructuras y funciones, según el tipo de sociedad, el contexto histórico, político, económico y social.

Aunque consideremos la familia como un elemento natural, no lo es tanto, siendo muy influenciable por todos estos factores externos de los que hablamos. Si bien es cierto que la familia es un universal cultural (está presente en todas las culturas a lo largo de la historia de la humanidad) su composición,

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estructura, funciones han tenido y tienen enormes variaciones como para poder ser considerado un único fenómeno social y humano.

-La familia en la regulación jurídica:

La Constitución de 1978 sienta las bases para el nuevo concepto de la familia. El artículo 14 de la Constitución consagra el principio de igualdad al decir que “Los españoles son iguales ante la Iey, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. La proclamación de este principio afecta a la institución matrimonial y familiar cambiando totalmente la situación de la mujer y de los hijos en ambas instituciones. Los cónyuges son iguales ante la Iey, tema que después retoma en el art. 32 dedicado al matrimonio y que de nuevo recogerá el Código Civil.

El artículo 32 de la Constitución establece que: ”El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”. La vigente Constitución española elabora un nuevo concepto de familia inspirado por los derechos fundamentales de libertad e igualdad que afectan especialmente a la mujer y a los hijos.

El artículo 32 de la Constitución continúa diciendo: “La Iey regulará las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus

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efectos”. Con este artículo se introduce la posibilidad de disolución del vínculo y por tanto de contraer nuevo matrimonio, lo cual directamente influye en la creación de nuevos tipos de familias, dónde los descendientes van a compartir vida y hogar con personas que no son sus padres/madres sanguíneos y con hermanos/hermanos con los que solo comparte medio vinculo sanguíneo y a veces ni eso.

Del mismo modo los hijos no pueden ser discriminados por razón de nacimiento. El artículo 39 de la Constitución dice: “Los poderes públicos aseguran la protección integral de los hijos, iguales estos ante la Iey con independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera que sea su estado civil”. Importante este artículo para que las familias mononparentales sean legítimas y legales en el nuevo sistema jurídico, pero también para que se las revista de legitimidad social.

La Constitución también garantiza la protección de la familia. Como fundamento de los principios rectores de la política social y económica aparece en la Constitución la regulación de la familia, separada de la del matrimonio. El artículo 39.1 determina que: “Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia". La fórmula recogida por nuestra Constitución acoge el espíritu de la Carta Social Europea de 18 de octubre de 1961 que considera que la familia, como elemento

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esencial de la sociedad, tiene derecho a una protección social jurídica y económica adecuada para lograr su pleno desarrollo.

La familia a la que se refiere nuestra Carta Magna, como núcleo de relaciones personales y afectivas, alberga múltiples formas de convivencia que ya no son solo las matrimoniales y que alcanzan a todo grupo humano que convive establemente, con derecho todas ellas a protección que la Constitución garantiza y al respeto a la dignidad e igualdad de todos sus miembros.

1.1 LAS FUNCIONES BÁSICAS DE LA FAMILIA Y EL SISTEMA FAMILIAR. ESTRUCTURA Y DINÁMICAS INTERNA Y EXTERNA La familia, entendida como sistema, desempeña diversas funciones que sirven a dos objetivos diferentes:

 Intrafamiliar: persigue el desarrollo y protección psicosocial y material de sus miembros en el proceso de individuación.

 Extrafamiliar: en cuanto pretende la acomodación a una cultura y su transmisión en el proceso de socialización, siendo uno de los elementos clave en este proceso

En cuanto a sus funciones cabe destacar que además de su función biológica y socializadora, la familia es la responsable de cuidar y criar a sus integrantes, pues está obligada a satisfacer las necesidades básicas de protección, compañía, alimento y cuidado de la salud de sus miembros

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En el análisis del sistema familiar se pueden destacar, como elementos sincrónicos, la estructura y la dinámica en un momento concreto y, como elemento diacrónico, el ciclo vital de la familia:

 La estructura familiar: la componen los miembros de la familia organizados en subsistemas entre los que existen límites que tienen como objetivo proteger la diferenciación del sistema y facilitar la integración de sus miembros en él.

 La dinámica familiar: o vínculos relacionales entre los integrantes de la familia. Está articulada por emociones, comunicaciones, normas y roles. También se ve influida por los cambios sociales, moldeándose según los usos y costumbres de la sociedad en la que se desarrolla. Aquí, aunque no podemos pararnos a tan larga explicación, cabría destacar que si bien en el pasado la influencia era del exterior hacia el interior, la dinámica actual podría decirse que ha tomado el proceso inverso.

 El ciclo vital de la familia: supone una serie de fases más o menos normativas que atraviesa la familia como sistema (noviazgo, matrimonio, llegada de los hijos, etc.).

1.1.1. Estructura familiar

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La estructura de la familia se configura en un sistema compuesto por subsistemas familiares; formados, a su vez, por los miembros de la unidad familiar y sus relaciones.

Cada uno de los miembros de la familia pertenece, según desde donde se contemple, a más de un subsistema. En cada subsistema, el individuo tendrá que cumplir determinadas funciones y desempeñar roles diferentes, así como, también, alcanzará distintos grados de poder. Ya hemos referido a que en las familias deben mediar principios como la reciprocidad, la mutualidad…

 Los subsistemas familiares.

 Subsistema conyugal: compuesto por la pareja, unida por el vínculo de afecto que les ha hecho formar una familia, es decir, una comunidad de metas e intereses. Entre los miembros de la pareja negocian, organizan las bases de la convivencia y mantienen una actitud de reciprocidad interna y en relación con otros sistemas.

 Subsistema parental: se refiere a las mismas personas que forman el subsistema conyugal, pero desde el punto de vista de su rol como padres y con un vínculo afectivo, además de biológico (no siempre) con los hijos y que primeramente actúan como proveedores, tanto de cuidados como de sustento físico, emocional y eduativo.

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 Subsistema filial: formado por los hijos. Puede contemplarse el subsistema fraterno dentro del propio filial, formado por esos mismos individuos pero descritos en función de sus relaciones horizontales. Podrían darse también otras variantes en función del sexo o edad, especialmente en familias numerosas. La relación con los padres y entre los hermanos ayuda al aprendizaje de la negociación, cooperación y relación con figuras de autoridad y entre iguales.

 Elementos de la estructura familiar

Vínculos relacionales básicos entre los miembros y caracterizados por la proximi dad y la intensidad emocional que configuran la organización.

 Límites o fronteras de la familia, tanto hacia el exterior como hacia el interior del grupo familiar. Separan los diferentes subsistemas. Tanto el límite de la familia respecto a su espacio vital, como los límites de los subsistemas deben ser semi- permeables, es decir, han de permitir la individuación y diferenciación suficiente de los miembros y, también, un intercambio afectivo suficiente y apropiado entre ellos. Los límites pueden ser difusos, rígidos o claros, siendo estos últimos los que comportan una adaptación ideal.

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 Territorialidad, se refiere al espacio vital e íntimo de la familia, a la disposición y la organización de los espacios; esto es, al Iugar donde ocurren las transacciones entre los miembros. Abarca dos dimensiones, la espacial y la relativa a los usos que del espacio hace cada subsistema (domesticidad y privacidad), así como la atmósfera familiar. Es lo que más se parece al concepto de hogar tal como se define en la teoría clásica.

1.1.2 Dinámica familiar

La familia es una institución que cumple una importantísima función social como transmisora de valores ético-culturales e igualmente tiene un decisivo papel en el desarrollo psicosocial de sus integrantes.

Como ya hemos comentado, la familia es una instancia mediadora entre el individuo y la sociedad, es el escenario donde se Ileva a cabo el desarrollo de la identidad y el proceso de socialización del individuo. La familia constituye un espacio de vivencias de primer orden, ahí es donde el sujeto tiene sus primeras experiencias y donde adquiere sus valores y su concepción del mundo. La familia es para el individuo el contexto donde se dan las

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condiciones para su desarrollo, favorable y sano de su personalidad, o bien por el contrario el foco principal de sus trastornos emocionales.

AI hablar de dinámica familiar, nos referimos al establecimiento de determinadas pautas de interrelación entre los miembros del grupo familiar, las que se encuentran mediadas o matizadas por la expresión de sentimientos, afectos y emociones de los miembros entre sí, y en relación con el grupo en su conjunto.

Para estudiar la dinámica familiar nos centraremos en los siguientes factores, si bien es cierto que no son exclusivos, y podrían usarse más elementos de estudio:

 La adaptabilidad familiar o flexibilidad: se refiere en primer Iugar a la flexibilidad o capacidad de la familia para adoptar o cambiar sus reglas o normas de funcionamiento, y sus roles, ante la necesidad de tener que enfrentar determinados cambios, dificultades, crisis o conflictos por los que puede atravesar, en un momento dado.

 La cohesión: es una de las dimensiones centrales de la dinámica familiar y puede ser definida a partir de los vínculos emocionales que los miembros de una familia establecen entre sí.

 La comunicación: entendemos por comunicación todo tipo de intercambio de los seres vivos entre sí y con el medio ambiente, siendo este un elemento que acaba influyendo en la

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cohesión y la adaptabilidad. La comunicación familiar refleja los patrones de interacción a través de los cuales los miembros de una familia interactúan, intercambian mensajes con contenidos afectivos, informativos o normativos. La adecuación o inadecuación de los patrones comunicativos familiares, desempeñan un rol principal en la funcionalidad o disfuncionalidad de esta, siendo un elemento clave para la socialización.

 Clima emocional: en las familias saludables predomina, igualmente, un clima emocional afectivo positivo (como cada sujeto se siente en relación con los demás y con el grupo en su conjunto), que unido a los factores antes apuntados poten- ciará la integración familiar y elevará sus recursos para enfrentar los conflictos, las crisis y los problemas que puedan presentarse en distintas etapas, a lo largo del ciclo vital evolutivo familiar.

 Los roles: ordenan la estructura de las relaciones de la familia. Deben ser flexibles. Cada persona en la familia desempeña una variedad de roles que se integran en la estructura de la familia y se refieren a la totalidad de las expectativas y normas que una familia tiene con respecto a la posición y conducta de sus miembros. La asignación de roles en una familia se efectúa en virtud de la posición de los miembros en los subsistemas.

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 Los patrones de comportamiento: los patrones de comportamiento de una familia surgen como resultado de interacciones entre todos los subsistemas familiares, y de estos con el medio. Son repetitivos y estables; definen tanto los límites como la estructura del sistema familiar; ofrecen una visión estable de la realidad; proporcionan un sentimiento confortable para los miembros de la familia y ofrecen información del interior y exterior del sistema familiar.

 La dinámica interna de la familia: los roles.

En una familia cada individuo tiene ( y deb tener) un rol. Los individuos asumen varios roles en tiempos diferentes y en ocasiones diferentes a lo largo de la vida. La competencia de los roles tradicionales entre esposos ha cambiado, pasando de ser exclusivos a ser compartidos (trabajo dentro y fuera del hogar, el cuidado y educación de los hijos...). Cuando hay conflicto o competencia de roles en la familia, es necesario intervenir para resolver este conflicto, a través de la reestructuración de la situación.

 Transformacion de las relaciones intergeneracionales

Vienen determinadas no solo por cuestiones internas a la propia familia sino generalmente por cuestiones externas, económicas, sociales, políticas. Entre otras podemos hablar de las siguientes:

El retraso en la edad media de ingreso al mercado de trabajo, con lo que la duración del período de formación se alarga aún más, y provoca al tiempo

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que los tiempos en los que se alcancen las distintas fases vitales también se modifiquen, la niñez, pero especialmente la adolescencia y la juventud

“dependiente” se alargan.

La incorporación creciente de la mujer en la vida social en general y en la actividad laboral en particular.

El retraso de la edad de independencia, formalización de pareja y de la reducción de la natalidad.

La mayor inestabilidad de las uniones y el aumento de la tasa de divorcio lo que influye en nuevos modelos de familia desconocidos hasta ahora y que provocan necesidades de identificar nuevos roles, y nuevas dinámincas.

alargamiento de la esperanza de vida, en especial para las mujeres.

 El ciclo Vital familiar

La familia vive un proceso que se ha descrito como el Ciclo Vital Familiar, en el que se plantea una secuencia de momentos altamente significativos por las expectativas, la tensión y los cambios que desde ellos se plantean. El ciclo vital familiar es vivido por cada familia de manera singular. Es posible que algunas familias no hayan vivido todas las etapas o que otras vivan simultáneamente varias de ellas, sin embargo todos los sistemas familiares encuentran en las etapas del ciclo vital familiar un marco de referencia para el estudio, análisis, comprensión, o si se quiere para

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complementar el diagnóstico de la familia y proyectar acciones preventivas o de asistencia terapéutica a sus miembros.

Cada una de estas etapas es importante para la familia porque al estar marcadas por la evolución natural y progresiva de sus miembros, están cargadas de situaciones nuevas que implican toma de decisiones, redefinición de acuerdos y tareas así como cambios en cuanto a la estructura y dinámica familiar.

Para comprender mejor esta evolución familiar es útil recurrir a la Teoría de los ciclos de vida en la dinámica familiar, de Erikson:

 Noviazgo y matrimonio temprano: los lazos con la familia de origen todavía son muy fuertes e influyen en las decisiones, se intenta conseguir autonomía personal y desligarse de los padres a fin de formar una nueva familia. Es el momento en el que dos personas deciden vivir juntas y cada una aporta a la relación de pareja normas, valores, hábitos, puntos de vista que lleva introyectados de su propia familia de ori- gen. Se trata de negociar nuevas reglas para vivir juntos, de forma independiente.

 Pareja con hijos pequeños: la díada marital deja paso a una tríada o grupo, con el nacimiento de los hijos. La joven madre pierde su libertad e independencia, el nuevo padre puede sentirse excluido ante la nueva relación tan intensa madre-

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hijo. Esta situación también es cierto que cada vez es menos frecuente, debido al cambio social en el concepto de paternidad, donde el padre ha dejado de ser un elemento pasivo a considerarse no solo activo sino fundamental en el proceso de crianza, llegando al concepto más implicador, el de la corresponsabilidad.

 La familia con hijos adolescentes: los roles deben cambiar y hacerse más flexibles para permitir así al adolescente explorar y experimentar su nueva identidad, de manera que pueda conseguir independencia y madurez pero respetando los límites y las normas consensuadas en el seno familiar.

 Mitad de la vida o los esposos de nuevo solos: los hijos han dejado el hogar, y es también posible la pérdida real de los propios padres. Readaptarse a esta nueva situación es especialmente difícil para personas que han volcado toda su actividad en los hijos, sufriendo en esta etapa lo que se considera el síndrome del “nido vacío”. No es infrecuente actualmente separaciones de pareja en esta época por encontrarse con que ha desaparecido aquello que los unía.

 Los últimos años de vida: el dilema estriba en mantener la independencia y la necesidad de depender cada vez más de los hijos. Sentimiento doloroso de pérdida de la juventud y temor ante el

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hecho de la pérdida paulatina de autonomía, así a la enfermedad ya la pérdida del otro por la muerte. La soledad suele ser uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las familias en los últimos años de vida, especialmente cuando nos encontramos con modelos de familia no extensas.

1.1.3 La función educadora de la familia

Todos los miembros de la familia se encuentran evolucionando según el momento que les corresponde por edad y estatus.

De los aspectos educativos en los que está implicada la familia destaca la integración social de la persona y el desarrollo de habilidades para desarrollarse en su entorno social, fundamentales para lograr la identidad, autonomía y la capacidad de comunicación.

Para la socialización, la familia se sirve de distintos medios:

 Sistemas de interacciones en los que descansa la vida familiar.

Estas interacciones se canalizan y expresan a través de las expectativas de los miembros en relación con todos y cada uno de los familiares.

 Los modelos de comportamiento propuestos por las personas mayores.

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 Recompensas y castigos, con los que los padres sancionan la conducta no conforme y modulan los modos de comportamiento.

 Identificación afectiva con los padres. Sin ella, lo anterior carecería de sentido, porque las personas que le rodean no serían relevantes para el niño.

 La familia, en su papel de formadora del niño, le proporciona una serie de elementos que tienen que ver más o menos con su socialización.

Los principales, según Bossard BoII (1969), son:

 Satisfacción del deseo de respuesta íntima que tiene el niño. Todo ser humano normal necesita que se le ame, comprenda, aprecie y necesite. El círculo óptimo de satisfacción de ese deseo es la familia.

 Ayuda al niño a entrar sin frustración ni derrota en el juego competitivo de la vida. La familia empieza por crear las primeras situaciones de rivalidad artificial y protegida para ir progresivamente retirando su proteccionismo y dejando que el niño desarrolle sus recursos y fuerzas personales.

 Proporciona las condiciones para merecer la aprobación de los demás por lo que es clave para su autoestima.

 En la familia el niño aprende a adaptarse a los demás y a convivir; se acostumbra a hacer valer sus derechos al tiempo que a admitir los de los demás. La empatia, el valor de compartir y

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respecto mutuo son fundamentales y se adoptan también en familia.

 La familia enseña los problemas de la convivencia humana.

 La familia crea tipos de relaciones interpersonales que luego pueden ser reproducidos por el individuo. Digamos que los niños aprenden a ser padres en familia.

 La familia constituye el medio en el que el niño forma y adquiere el lenguaje.

 La familia forma muchos hábitos indispensables para la supervivencia, desde la forma de alimentación, la higiene, la seguridad…

1.1.4 Influencias que la familia ejerce sobre el niño

 Influencias hereditarias. La raza, sexo, predisposición a enfermedades, nivel mental, bases anatómicas y fisiológicas (siempre que se dé la consanguineidad).

 Influencias ambientales. Distinguimos:

 Relacionadas con la situación económica: determinará el mayor o menor desahogo económico, que repercutirá en la alimentación, amplitud y calidad de vida, medios educativos, así como en los medios de acceso a la cultura.

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 Relacionadas con la situación educativa: el nivel cultural de los padres condicionará el nivel de los hijos, al ofrecer un ambiente familiar estimulante más o menos educativo y el grado de valoración por lo cultural. La localización geográfica también influirá en el tipo de medios que tenga al alcance.

 Relacionadas con el nivel profesional de los padres:

determinará el nivel de ingresos, el estatus, la valoración de la cultura, etc.

 La formación de la personalidad básica: influye decisivamente en la formación de la personalidad.

 La formación del sentimiento de seguridad que será la base de su actitud de apertura: la protección afectivo-efectiva del niño o la niña, el grado en que se siente acogido, amado, aceptado.

 Relaciones con los distintos progenitores: padre y madre aportan al niño experiencias diferentes, satisfacen distintas necesidades y constituyen los dos modelos básicos que el niño utilizará para su identificación sexual.

2. Actuaciones preventivas. La parentalidad positiva

La parentalidad positiva es un concepto integrador que ofrece un espacio de reflexión sobre el papel de la familia en la sociedad actual y, además, permite orientar la práctica para ofrecer los apoyos necesarios desde las políticas

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públicas de familia. Por otro Iado, implica que todos los padres necesitan de apoyos para ejercer sus responsabilidades como padres, ya que los apoyos no solo tienen una función terapéutica o reparadora, sino también, y, sobre todo, preventiva. Esta idea de prevención permite abarcar una población más amplia como destinataria de las medidas de apoyo a la función parental. Es decir, estas medidas no se dirigen únicamente a las familias más vulnerables.

Los programas psicoeducativos para el apoyo a la función parental suponen un recurso eficaz y útil para actuar de forma preventiva en el sentido de que ayuda a fortalecer las competencias de los padres tanto en familias normalizadas como en familias en situación de riesgo moderado. El objetivo no es superar deficiencias, sino mejorar y fortalece las competencias de desempeño parental.

La parentalidad positiva se refiere “al comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño".

Desde el punto de vista de este nuevo concepto de parentalidad, la socialización, deja de ser exclusivamente un proceso mediante el cual los adultos transmiten las creencias, valores y normas que imperan en la sociedad y los hijos se limitan a interiorizarlos. De esta forma estaríamos perpetuando los mismos valores y no sería posible el cambio necesario para la adaptación a

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nuevas realidades sociales. Es por eso, que, con el nuevo modelo, se concibe la socialización como un proceso de construcción y colaboración mutua donde los hijos tienen una importante contribución progresiva. Tanto padres y madres como hijos e hijas son protagonistas en el proceso de adquisición y construcción de normas y valores mediante la adaptación mutua, la acomodación y la negociación, llevadas a cabo durante sus interacciones diarias, por lo que tenemos la necesidad de propor- cionar a los padres los mecanismos de apoyo suficientes para cumplir sus importantes responsabilidades en la crianza y educación de sus hijos.

2.1 Principios de la parentalidad positiva

Aunque tendríamos que contextualizarlos para el modelo de familia sobre el que se quiera actuar algunos de los que han resultado en los procesos de investigación son los siguientes:

 Vínculos afectivos cálidos, protectores y estables: es fundamental que los niños sientan que son aceptados y queridos.

Esta necesidad está presente a lo largo de todo el desarrollo infantil, aunque las manifestaciones de afecto irán cambian- do con la edad a medida que el niño crece.

 Entorno estructurado: un entorno estructurado es un ambiente que proporciona el espacio idóneo para que los niños aprendan normas y valores. Ahora, el concepto de entorno estructurado no puede ser fijo, ni rígido, de lo contrario estaríamos condicionando ya

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a muchos niños por su pertenencia a hogares que tradicionalmente se venían llamando “desestructurados”.

 Estimulación y apoyo al aprendizaje cotidiano y escolar para el fomento de la motivación y de sus capacidades: los padres han de ser conscientes de las habilidades y de las características de sus hijos, para, partiendo de ahí, ser capaces de estimularlos en sus aprendizajes y apoyarlos.

 Reconocimiento: este principio implica mostrar interés por el mundo de los hijos, sus experiencias, sus preocupaciones y, sobre todo, responder a sus necesidades. Es necesario tener en cuenta sus puntos de vista para que vayan tomando parte activa y responsable en las decisiones de la familia y participar en ese proceso de construcción y colaboración mutua que es la socialización. No puede ser un proceso vertical y jerárquico, sino abierto y flexible.

 Capacitación: los niños deben llegar a percibir que son agentes activos, competentes y capaces de cambiar las cosas e influir sobre los demás. Para lograrlo es importante la existencia en la familia de espacios de escucha, interpretación y re- flexión de los mensajes de la escuela, los iguales, la comunidad, el mundo del ocio y los medios de comunicación.

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 Educación sin violencia: educar sin violencia excluye cualquier forma de castigo, ya sea físico o psíquico. La violencia no es solo una violación del derecho del menor al respeto de su integridad física y de su dignidad humana, sino que, además, favorece la imitación de este modelo en sus relaciones interpersonales y los hace más vulnerables ante una relación de dominación impuesta por la fuerza, sin contar con que serán propensos a repetir las actitudes violentas.

-Factores que influyen en el ejercicio dela parentalidad positiva

 Contexto psicosocial. AI hablar de contexto psicosocial nos referimos a las condiciones biológicas, psicológicas o sociales del entorno familiar, que, en unos casos pueden resultar tóxicas o de riesgo, y en otros casos, ser características beneficiosas o protectoras. Podemos distinguir, por lo tanto, factores de riesgo (aquellos que funcionan como estresores y dificultan la tarea de ser padres) y factores de protección (aquellos que permiten a los padres hacer frente a los estresores mediante sus capacidades y recursos).

Necesidades del menor.

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las necesidades de los menores pueden ser muy diversas. Algunas de estas necesidades pueden comprometer y dificultar el ejercicio de la parentalidad. Nos referimos a determinados periodos de edad como pueden ser la adolescencia o los primeros años de vida, complicaciones perinatales, discapacidad, enfermedades crónicas, enfermedades mentales, problemas conductuales o de desarrollo, etc. Ante estas situaciones los menores requieren uno cuidados y atenciones específicas que los padres han de afrontar y, si no disponen de los recursos y/o capacidades con los que hacer frente a esta situación, pueden complicarse las responsabilidades parentales.

 Capacidades parentales. La capacidad y habilidades de los padres para la crianza y educación de los hijos es un importante factor que influye en cómo se desarrolle el ejercicio de la parentalidad. Dependiendo de estas capacidades, los padres ten- drán más o menos dificultades para asumir sus responsabilidades parentales. La función parental requiere apoyos en determinados casos. Estas necesidades de apoyo a la función parental van a depender de los factores que acabamos de describir. De modo que cuando hay mayor riesgo en el contexto psicosocial, los menores son más vulnerables debido a las necesidades especiales que presentan y los padres tienen menos capacidades, mayores serán las

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necesidades de apoyo a la función parental para, de esta forma, compensar los efectos negativos de tales factores. Algunas situaciones sociofamiliares y de los menores que suelen necesitar apoyo social son las siguientes:

 Madres y padres adolescentes.

 Madres y padres primerizos, con problemas de salud o con necesidades especiales.

 Madres y padres con dificultad de conciliar la vida familiar y laboral.

 Familias con personas dependientes a cargo o con hijos/as con necesidades especiales.

 Familias reconstituidas o en situaciones de divorcio cuyos conflictos convivenciales perjudican y alteran el desarrollo personal y social de los menores.

 Familias monoparentales en circunstancias de dificultad socioeconómica y un gran número de estresores sociales que dificultan la parentalidad positiva.

 Familias ubicadas en barrios social y económicamente deprimidos.

 Familias de población migrante con escasas relaciones sociales y escasa red de apoyo natural.

 Familias con hijos/as en la adolescencia con comportamientos antisociales y consumo de alcohol y drogas

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 Familias con menores en situaciones de absentismo, abandono y fracaso escolar.

 Familias con situaciones de violencia en la pareja, maltrato hacia los hijos/as, o donde son los padres o los abuelos los que sufren la violencia por parte de sus hijos/as menores o jóvenes.

El enfoque preventivo en el apoyo a las familias

Tradicionalmente la atención a las familias se había venido en basando en cuatro presupuestos que hoy día, con el nuevo modelo de atención, se pretende superar:

 Carácter finalista de la ayuda a las familias

 Enfoque deficitario e individualista

 Carácter asistencial

 Focalización en el punto de vista y las decisiones del técnico El nuevo modelo de atención a las familias se basa en un enfoque preventivo, para ello debemos tener en cuenta que cualquier familia puede ser susceptible de necesitar apoyo en un momento determinado.

El Consejo de Europa, consciente de la importancia de la familia y del buen desempeño de las responsabilidades parentales ha promovido la Recomendación Rec (2006), sobre Políticas de Apoyo al Ejercicio Positivo de la Parentalidad. La parentalidad positiva se refiere «al comportamiento de los

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padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño». Según ésta, el objetivo de la tarea de ser padres es el de promover relaciones positivas entre padres e hijos, fundadas en el ejercicio de la responsabilidad parental, para garantizar los derechos del menor en el seno de la familia y optimizar el desarrollo potencial del menor y su bienestar.

La recomendación refuerza una nueva del proceso de socialización en la sociedad actual según la cual, tanto padres y madres como hijos e hijas son protagonistas en el proceso de adquisición y construcción de normas y valores mediante la adaptación mutua, la acomodación y la negociación, llevadas a cabo durante sus interacciones diarias. La socialización ya no se concibe como una tarea exclusiva de los adultos significativos que modelan la conducta de los menores mediante la transmisión de creencias, valores y normas que éstos tienen que imitar e interiorizar (Maccoby y Martin, 1983). Con eso sólo se conseguiría una perpetuación de los valores y normas anteriores y no se propiciarían procesos de cambio en los mismos para adecuarse a las nuevas realidades

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y necesidades sociales. Al fin y al cabo, la socialización primaria en la familia es clave para la construcción de futuros ciudadanos adultos, responsables y comprometidos con los cambios sociales. Por ello, en este nuevo modelo se presta la máxima importancia a la contribución progresiva que tienen los hijos y las hijas al proceso de socialización, así como a la dialéctica de construcción y colaboración mutua que se va creando entre unos y otros.

Para este nuevo punto de vista, la cuestión clave no es si los padres deben ejercer la autoridad para que los hijos les obedezcan, sino cómo ejercerla de modo responsable para que se preserven los derechos de los hijos e hijas, se fomenten sus capacidades críticas y de participación en el proceso de socialización, y se promueva progresivamente su autonomía e implicación productiva en la vida comunitaria.

La parentalidad positiva se refiere «al comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño»

La Recomendación se propone conseguir que los Estados miembros del Consejo de Europa sean conscientes de la

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necesidad de proporcionar a los padres los mecanismos de apoyo suficientes para cumplir sus importantes responsabilidades en la crianza y educación de sus hijos.

Concretamente, los Estados miembros están llamados a apoyar a los padres en sus tareas educativas a través de:

a) las políticas familiares adecuadas que proporcionen las medidas legislativas, administrativas y financieras para crear las mejores condiciones posibles para la educación positiva, b) la prestación de servicios de apoyo para padres tales como servicios de asesoramiento locales, líneas telefónicas de ayuda y programas educativos para padres, y

c) proporcionar servicios especializa los para los padres en situación de riesgo para prevenir el desplazamiento innecesario de los niños del hogar familiar motivado por situaciones de maltrato. Crear las condiciones adecuadas significa también tomar medidas para eliminar los obstáculos a la parentalidad positiva, como son las políticas para promover una mejor conciliación de la vida familiar y laboral, fomentar servicios y entornos laborales favorables para la familia, o sensibilizar a las comunidades para que creen redes de apoyo para las familias. En este sentido, la recomendación reconoce

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la importante labor que pueden realizar las corporaciones locales en su apoyo al ejercicio de la parentalidad positiva.

A.PRINCIPIOS DE LA PARENTALIDAD POSITIVA

La gran diversidad de modelos familiares existentes en la sociedad actual y las diferencias culturales y de género, incrementan extraordinariamente la variabilidad en la realización de la tarea de ser padres y madres. A ello hay que añadir que los padres y las madres actuales ya no se limitan a reproducir los patrones culturales recibidos de sus progenitores o de su grupo de referencia sino que hacen suya esta tarea al individualizarla y dotarla de significados personales, lo que sin duda también incrementa su variabilidad.

Sin embargo, a pesar de la diversidad de interpretaciones personales que conlleva el desempeño de esta tarea, existen una serie de principios de actuación generales que conforman la columna vertebral sobre la que se sustenta el ejercicio de una parentalidad positiva y responsable. Estos principios son los que repetidamente han demostrado, en las investigaciones llevadas al respecto, que favorecen cursos de desarrollo

adecuados en los menores y fomentan su bienestar físico y mental (Rodrigo y Palacios, 1998).

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Éstos son los siguientes:

• Vínculos afectivos cálidos, protectores y estables para que los menores se sientan aceptados y queridos. Ello supone el fortalecimiento continuado de los vínculos familiares a lo largo del desarrollo, modificando las formas de manifestación del afecto con la edad.

• Entorno estructurado, que proporciona modelo, guía y supervisión para que los menores aprendan las normas y valores. Ello supone el establecimiento de rutinas y hábitos para la organización de las actividades cotidianas donde se llevan a cabo estos aprendizajes.

• Estimulación y apoyo al aprendizaje cotidiano y escolar para el fomento de la motivación y de sus capacidades. Ello supone la observación de las características y habilidades de los hijos e hijas, estimulación y apoyo en sus aprendizajes así como el tener en cuenta sus avances y sus logros.

• Reconocimiento del valor de los hijos e hijas, mostrar interés por su mundo, validar sus experiencias, implicarse en sus preocupaciones, responder a sus necesidades. Ello supone considerarles personas, a las que debemos comprender y tener en cuenta sus puntos de vista para que vayan tomando parte activa y responsable en las decisiones de la familia.

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• Capacitación de los hijos e hijas, potenciando su percepción de que son agentes activos, competentes y capaces de cambiar las cosas e influir sobre los demás. Para ello se recomienda crear en la familia espacios de escucha, interpretación y reflexión de los mensajes de la escuela, los iguales, la comunidad, el mundo del ocio y los medios de comunicación.

• Educación sin violencia, excluyendo toda forma de castigo físico o psicológico degradante, por considerar que el castigo corporal constituye una violación del derecho del menor al respeto de su integridad física y de su dignidad humana, impulsa a la imitación de modelos inadecuados de relación interpersonal y los hace vulnerables ante una relación de dominación impuesta por la fuerza.

En suma, frente a la llamada crisis de autoridad parental que instiga a recobrar el control autoritario de los padres sobre los hijos/as sobre la base de la obediencia rígida ante sus normas, la parentalidad positiva plantea un control parental autorizado basado en el afecto, el apoyo, la comunicación, el acompañamiento y la implicación en la vida cotidiana de los hijos e hijas. Esta es la forma de lograr una autoridad legitimada ante ellos, basada en el respeto, en la tolerancia, la

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comprensión mutua y en la búsqueda de acuerdos que contribuyan al desarrollo de sus capacidades.

Cuadro 1. Factores de protección y de riesgo según los contextos de desarrollo

Factores de protección Factores de riesgo/ Factores de riesgo Familia

• Calidez y apoyo

• Afecto y confianza básica

• Estimulación apropiada y apoyo escolar

• Estabilidad emocional de los padres

• Altas expectativas y buena supervisión con normas claras

• Relaciones positivas con la familia extensa

• Pobreza crónica y desempleo

• Madre con bajo nivel educativo

• Desorganización doméstica

• Conflicto y/o violencia en la pareja

• Toxicomanías

• Padre con conducta antisocial y/o delincuencia

• Padres con enfermedad mental

• Padres que creen en el uso del castigo físico Iguales (grupos de pares)

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• Participación en actividades de ocio constructivo

• Buena relación con compañeros que respetan normas

• Asertividad y comunicación interpersonal

• Compañeros con conductas de riesgo, problemas de alcohol y drogas y conducta antisocial

• Aislamiento social

• Dejarse llevar por la presión del grupo Escuela

• Buen clima escolar con normas claras y vías de participación

• Altas expectativas sobre el alumnado

• Oportunidades para participar en actividades motivadoras

• Tutores sensibles que aportan modelos positivos

• Falta de cohesión entre profesores y alumnos

• Falta de relaciones entre familia y escuela

• Escuela poco sensible a las necesidades de la comunidad

• Clases con alumnado con alto fracaso escolar y conductas de riesgo

Comunidad

• Barrios seguros y con viviendas apropiadas

• Relaciones de cohesión entre los vecinos

• Organización de la comunidad centrada en valores positivos

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• Políticas sociales que apoyan el acceso a recursos de apoyo a las familias

• Actividades de participación en la comunidad

• Violencia e inseguridad

• Mala dotación de recursos y equipamiento

• Barrios masificados y sin identidad

• Empleo parental con horarios extensos

• Entorno con prejuicios, intolerancia y actitudes de rechazo

Servicios, programas y actividades de apoyo para el fomento de la parentalidad positiva.

Los servicios y programas de apoyo a la parentalidad positiva se consideran muy ade- cuados para atender el amplio rango de situaciones familiares.

Entre los servicios municipales de este tipo podemos encontrar:

 Puntos de encuentro.

 Mediación familiar.

 Centros y servicios sociales especializados en los que se proporcione información, asesoramiento e intervención para mujeres, menores y familia.

 Servicios y centros de día.

 Servicios de ocio y tiempo libre.

 Escuelas infantiles municipales.

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 Ludotecas.

 Ciberaulas.

 Centros de juventud.

 Servicios de ayuda a domicilio.

 Servicios de respiro para los cuidadores de personas dependientes.

3. Familias de personas con discapacidad. Interacciones con las familias de las personas con discapacidad.

Antes de hablar de las familias de personas con discapacidad y de la intervención con ellas, necesitamos explicitar, siquiera brevemente, algunas de las claves desde las que nos aproximamos a la intervención en relación con las discapacidades.

3.1. Personas con discapacidad

Cada situación individual de discapacidad es el fruto de un proceso y está ella misma en proceso dinámico.

Esta afirmación se basa en la premisa de que el hombre se construye en interacción (Giné, 1995; Del Río, 1992; Schalock, 1999) y que existe una interdependencia mutua entre los procesos de configuración social y construcción personal, influencia que vemos más claramente si analizamos, por

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ejemplo, los procesos familiares e institucionales que actúan como mediadores entre los dos antes citados.

El sujeto que presenta alguna deficiencia o del que tal cosa se dice por parte de quien tenga voz para hacerlo es etiquetado administrativamente y socialmente (Fierro, 1981). Esta consideración social ligada a la etiqueta obra en combinación con la ubicación segregada del sujeto a muchos o todos los niveles y tiende a funcionar como "profecía que se cumple a sí misma". En muchas ocasiones se llegará a constituir todo un circuito segregado en el que el sujeto dé respuesta a sus necesidades de otra manera y en otro sitio distinto del de otras personas. Esta separación favorece a su vez la permanencia y el fortalecimiento de actitudes estereotipadas.

La posición en que es colocado y la imagen que se le devuelve condicionan el proceso de construcción personal del sujeto, el cual de una u otra manera puede asumir el rol que se le ofrece y las connotaciones del mismo, se puede llegar a adaptar en cierta medida al hueco que se le deja y quizá confirma las expectativas que sobre él se habían proyectado, cerrando y recomenzando el círculo vicioso.

Entendemos, pues, el colectivo de personas con discapacidad como un colectivo enormemente heterogéneo, de definición

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exterior, cuya característica común es precisamente esa condición que hemos definido como fruto de un proceso social. Las personas con discapacidad (y sus familias) resultan ser veteranas víctimas y testigos de una exclusión social que afecta de forma cada vez más masiva y sistemática a más y más personas y colectivos. Exclusión que mutila a la familia humana y corta los nexos de interdependencia que la constituyen

como tal.

3.2. Algunos principios de intervención.

 Principio de participación social

A veces, la reivindicación (justa y necesaria) de la responsabilidad pública ha contribuido a una desactivación de recursos y capacidades de las personas, las familias, las comunidades, en definitiva, de la sociedad. Con este principio, se propugna el máximo de participación de la sociedad en la gestión de las respuestas a las necesidades sociales. Esto se concreta, por ejemplo, en: participación de los usuarios en la gestión de los programas, promoción de iniciativas de la comunidad, gestión por parte de organizaciones no gubernamentales, etc. Todo ello potenciando el necesario compromiso de las administraciones públicas.

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Desde este principio, se valora cada vez más la importancia de la familia como espacio de respuesta a muchas necesidades sociales y para la prevención de muchas situaciones problemáticas. Por eso toda intervención habrá de partir del análisis de lo familiar y considerar su impacto en la familia. La participación es tanto medio como fin de la acción social. La acción social formalizada u organizada (sea pública o privada) se reconoce complementaria y reforzadora de los recursos, mecanismos, redes y procesos informales de las personas, las familias, las comunidades.

 Principio de normalización

El principio de normalización surgió en el entorno de la atención a personas con deficiencia mental hace ya varias décadas. Es de aplicación, sin embargo, a muchas poblaciones marginadas o desvalorizadas por la sociedad. Plantea que se debe ofrecer a los usuarios de servicios o beneficiarios de programas de intervención social, aquellos medios, condiciones de vida, denominaciones, etc. tan culturalmente normativos o valorados como sea posible.

No se trata de normalizar a la persona, es decir, de conseguir que las personas se desarrollen o comporten siguiendo las normas aceptadas por la sociedad, sino de garantizar que

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tienen a su disposición los medios que en su entorno son valorados o deseados en general. El principio de normalización nos ayuda a hacernos conscientes de la importancia de las imágenes y valoraciones sociales en los procesos de desarrollo personal y colectivo.

 Principio de integración

El principio de integración propugna que no se impida a las personas desarrollar su vida en la comunidad y que los mismos servicios sean efectivamente ofrecidos a todo el mundo sin discriminación (por ejemplo por tener una discapacidad, por el género, el color de la piel, etc.). Según el principio de integración se ha de ofrecer siempre el entorno menos restrictivo o segregado que sea posible.

La integración no es la incorporación de un elemento en un conjunto sin cambios en éste. La integración es un proceso en el que hay adaptación mutua entre quienes estaban marginados y el sistema o entorno que los margina. Cada vez se habla más de inclusión. Los que proponen este término afirman que se habla de integración cuando se parte de la existencia de servicios o entornos segregados. El planteamiento de la inclusión es el de quien, por decirlo así,

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parte de la base de que no hay razones para la exclusión y lo natural es una sociedad y unos servicios para todos.

 Principio de respeto y promoción de la diversidad o diferencia

Desde el principio de normalización e integración se propugna un mundo y una sociedad donde todos tengamos cabida con los mismos derechos. Sin embargo esa sociedad no podrá estar compuesta de seres uniformes cortados por un mismo patrón. Desde este principio se reivindica el derecho a la diferencia y se cree que todos esos colectivos sin cabida en esta sociedad son portadores de valores, pautas de comportamiento y propuestas de inestimable valor. Todas y todos tenemos los elementos necesarios para seguir construyendo esa sociedad

participativa e inclusiva que queremos (y son de muchas formas y colores).

De hecho, si analizamos los procesos de emancipación e integración social de muchos colectivos, veremos que existe siempre un momento o vector de autoafirmación y reivindicación de la diferencia, de orgullo por la diferencia.

 Principio de competencia

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Este principio afirma que toda persona, grupo, comunidad es competente para dar respuesta a sus necesidades. Todos podemos aprender, cambiar, desarrollarnos. Y todos necesitamos de los otros para dar respuesta a nuestras necesidades.

Antiguamente, por ejemplo, se dividía a las personas con deficiencia mental en educables, adiestrables y custodiables.

Desde el principio de competencia no podemos aceptar ese tipo de clasificaciones. Y toda persona tiene derecho a, en la medida de sus posibilidades, optar, arriesgarse, autodeterminarse.

Entrando ya en el tema de la familia de las personas con discapacidad diremos que merece más de 30 menciones expresas en el Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad (Naciones Unidas, 1988). Ello no es sino un indicador de la importancia que las nuevas corrientes de pensamiento y acción en materia de discapacidades otorgan al hecho de entender a la persona en su contexto familiar y comunitario y desde esa comprensión plantear la intervención del profesional.

Lo que digamos a continuación deberá ser necesariamente relativizado, ya que como sabemos no existe un algo

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