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TEMA 7 LA INFANCIA DE JESÚS

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TEMA 7

LA INFANCIA DE JESÚS

 LECTURA PARA LA SEMANA

Toda la vida de Cristo es una Revelación del Padre: sus palabras y obras, sus silencios y sufrimientos, su manera de ser y de hablar. Jesús lo manifestó: «Quien me ve a mí ve al Padre»; y el Padre mismo nos invita a escuchar a Jesús: «Este es mi Hijo amado, escuchadle».

Toda la vida de Cristo es un misterio de Redención y de Salvación; lo que Jesús hizo, dijo y sufrió es una manifestación del amor vivificador que Dios nos tiene. Es verdad que la Redención nos viene, ante todo, por la sangre de la cruz, pero este misterio está actuando en toda la vida de Cristo: en su encarnación porque haciéndose pobre nos enriquece con su pobreza; en su vida oculta porque nos da una lección de obediencia;

en su palabra que alienta y perdona a sus oyen- tes, en sus curaciones por las cuales «él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enferme- dades»; en su Resurrección por medio de la cual nos viene la salvación.

El cristiano debe contemplar con fe estos misterios de la vida de Cristo para entrar en

comunión con él. El Hijo de Dios con su «humana- ción» se ha unido en cierto modo con todo hom- bre. Estamos llamados a ser una sola cosa con él. El encuentro con los misterios de la vida de Cristo nos conducirá a imitarlo y a tenerlo siem- pre como nuestro modelo: él nos invita a ser sus discípulos y a seguirle; con sus anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que imitar; con su oración atrae a la oración; con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las dificulta- des.

En los evangelios, los hombres que pertene- cieron al grupo de los primeros que tuvieron fe y quisieron compartirla con otros, pusieron por escrito lo que habían conocido de Jesús por la fe, haciéndonos ver los rasgos de su misterio en su vida terrena. Tal y como afirma el evangelista san Juan lo que se ha escrito en los evangelios tiene como finalidad conducirnos a la fe, «para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, y para que creyendo tengáis vida en su nombre».

En este tema contemplaremos los misterios del nacimiento, infancia y vida oculta de Jesús.

1. NACIMIENTO Y VIDA OCULTA DE JESÚS 1.1. Los preparativos

La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. «En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas.

Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por medio de su Hijo» (Hb 1,1). En efecto, toda la historia de la salvación del Antiguo Testamento, constituye la preparación a esta venida. Las promesas hechas por Dios a su pueblo y a toda la humanidad iban a ser colmadas de manera inesperada y sorprendente por la encarnación de su Hijo.

Muchos acontecimientos y personajes ha- bían preparado la venida del Salvador. Entre todos estos hitos destacamos la misión de Juan el Bautista. Él es el precursor inmediato del

Señor, enviado para prepararle el camino. El

«Profeta del Altísimo» que sobrepasa a todos los profetas e inaugura el Evangelio; desde el seno de Isabel su madre saluda la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser «el amigo del esposo»

a quien señala como «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Precediendo a Jesús

«con el espíritu y el poder de Elías», da testimonio de él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su muerte.

1.2. El misterio de la Navidad

Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre; unos sencillos pastores son los primeros testigos del acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo.

«Hacerse niño» con relación a Dios es la condición para entrar en el Reino, dirá Jesús cuando predique ante el pueblo; para eso es

necesario abajarse, hacerse pequeño. El misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo- se hace semejante a nosotros. Como afirmaban los santos Padres la Navidad es el misterio de este «admirable intercambio» por el que el Hijo de Dios se hace carne para que el hombre pueda ser hijo de Dios.

1.3. Los misterios de la infancia de Jesús 1) La Circuncisión

Al octavo día de su nacimiento, Jesús fue circuncidado. Este acontecimiento es señal de la inserción de Cristo en la descendencia de Abra- ham, en el pueblo de la Alianza, de su someti- miento a la Ley y de su consagración al culto de Israel en el que participará durante toda su vida.

2) La Epifanía

La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. La Epifanía celebra la adoración de Jesús por unos magos venidos de Oriente. En estos magos, representantes de religiones paga- nas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la encarnación, la Buena Nueva de la salvación. La llegada de los magos a Jerusalén para «rendir homenaje al rey de los Judíos» muestra que buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David, al que será el rey de las naciones. Su venida significa que los gentiles no pueden descubrir a Jesús y adorarle como Hijo de Dios y Salvador del mundo sino volviéndose hacia los judíos y recibiendo de ellos su promesa mesiáni- ca tal como está contenida en el Antiguo Testa- mento.

3) La Presentación en el templo

Cuando se cumplieron los días de la purifi- Al celebrar anualmente el tiempo

de Adviento, la iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida. Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la iglesia se une al deseo de éste: «Es preciso

que él crezca y que yo disminuya». La circuncisión es un corte circular que se hace en el prepucio. Era un rito de iniciación practicado entre los pueblos de Oriente y una señal de identi- dad. En Israel significaba la pertenencia al pueblo de Dios. Es el signo de la alianza, condición para comer la Pascua. Los paga- nos son incircuncisos, pero pueden incor- porarse a Israel aceptando la circuncisión.

Para subrayar la exigencia moral de perte- necer al pueblo de Dios, los profetas habla- rán de la circuncisión de los corazones y de los oídos para abrirse al amor de Dios.

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TEMA 7

LA INFANCIA DE JESÚS

 LECTURA PARA LA SEMANA

Toda la vida de Cristo es una Revelación del Padre: sus palabras y obras, sus silencios y sufrimientos, su manera de ser y de hablar. Jesús lo manifestó: «Quien me ve a mí ve al Padre»; y el Padre mismo nos invita a escuchar a Jesús: «Este es mi Hijo amado, escuchadle».

Toda la vida de Cristo es un misterio de Redención y de Salvación; lo que Jesús hizo, dijo y sufrió es una manifestación del amor vivificador que Dios nos tiene. Es verdad que la Redención nos viene, ante todo, por la sangre de la cruz, pero este misterio está actuando en toda la vida de Cristo: en su encarnación porque haciéndose pobre nos enriquece con su pobreza; en su vida oculta porque nos da una lección de obediencia;

en su palabra que alienta y perdona a sus oyen- tes, en sus curaciones por las cuales «él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enferme- dades»; en su Resurrección por medio de la cual nos viene la salvación.

El cristiano debe contemplar con fe estos misterios de la vida de Cristo para entrar en

comunión con él. El Hijo de Dios con su «humana- ción» se ha unido en cierto modo con todo hom- bre. Estamos llamados a ser una sola cosa con él. El encuentro con los misterios de la vida de Cristo nos conducirá a imitarlo y a tenerlo siem- pre como nuestro modelo: él nos invita a ser sus discípulos y a seguirle; con sus anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que imitar; con su oración atrae a la oración; con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las dificulta- des.

En los evangelios, los hombres que pertene- cieron al grupo de los primeros que tuvieron fe y quisieron compartirla con otros, pusieron por escrito lo que habían conocido de Jesús por la fe, haciéndonos ver los rasgos de su misterio en su vida terrena. Tal y como afirma el evangelista san Juan lo que se ha escrito en los evangelios tiene como finalidad conducirnos a la fe, «para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, y para que creyendo tengáis vida en su nombre».

En este tema contemplaremos los misterios del nacimiento, infancia y vida oculta de Jesús.

1. NACIMIENTO Y VIDA OCULTA DE JESÚS 1.1. Los preparativos

La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. «En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas.

Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por medio de su Hijo» (Hb 1,1). En efecto, toda la historia de la salvación del Antiguo Testamento, constituye la preparación a esta venida. Las promesas hechas por Dios a su pueblo y a toda la humanidad iban a ser colmadas de manera inesperada y sorprendente por la encarnación de su Hijo.

Muchos acontecimientos y personajes ha- bían preparado la venida del Salvador. Entre todos estos hitos destacamos la misión de Juan el Bautista. Él es el precursor inmediato del

Señor, enviado para prepararle el camino. El

«Profeta del Altísimo» que sobrepasa a todos los profetas e inaugura el Evangelio; desde el seno de Isabel su madre saluda la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser «el amigo del esposo»

a quien señala como «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Precediendo a Jesús

«con el espíritu y el poder de Elías», da testimonio de él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su muerte.

1.2. El misterio de la Navidad

Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre; unos sencillos pastores son los primeros testigos del acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo.

«Hacerse niño» con relación a Dios es la condición para entrar en el Reino, dirá Jesús cuando predique ante el pueblo; para eso es

necesario abajarse, hacerse pequeño. El misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo- se hace semejante a nosotros. Como afirmaban los santos Padres la Navidad es el misterio de este «admirable intercambio» por el que el Hijo de Dios se hace carne para que el hombre pueda ser hijo de Dios.

1.3. Los misterios de la infancia de Jesús 1) La Circuncisión

Al octavo día de su nacimiento, Jesús fue circuncidado. Este acontecimiento es señal de la inserción de Cristo en la descendencia de Abra- ham, en el pueblo de la Alianza, de su someti- miento a la Ley y de su consagración al culto de Israel en el que participará durante toda su vida.

2) La Epifanía

La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. La Epifanía celebra la adoración de Jesús por unos magos venidos de Oriente. En estos magos, representantes de religiones paga- nas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la encarnación, la Buena Nueva de la salvación. La llegada de los magos a Jerusalén para «rendir homenaje al rey de los Judíos» muestra que buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David, al que será el rey de las naciones. Su venida significa que los gentiles no pueden descubrir a Jesús y adorarle como Hijo de Dios y Salvador del mundo sino volviéndose hacia los judíos y recibiendo de ellos su promesa mesiáni- ca tal como está contenida en el Antiguo Testa- mento.

3) La Presentación en el templo

Cuando se cumplieron los días de la purifi- Al celebrar anualmente el tiempo

de Adviento, la iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida. Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la iglesia se une al deseo de éste: «Es preciso

que él crezca y que yo disminuya». La circuncisión es un corte circular que se hace en el prepucio. Era un rito de iniciación practicado entre los pueblos de Oriente y una señal de identi- dad. En Israel significaba la pertenencia al pueblo de Dios. Es el signo de la alianza, condición para comer la Pascua. Los paga- nos son incircuncisos, pero pueden incor- porarse a Israel aceptando la circuncisión.

Para subrayar la exigencia moral de perte- necer al pueblo de Dios, los profetas habla- rán de la circuncisión de los corazones y de los oídos para abrirse al amor de Dios.

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cación mandada por la ley de Moisés llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. En este momento con la presencia de Simeón y Ana (dos ancianos que representan al Antiguo Testa- mento entero) se hace presente toda la espera de Israel que viene al encuentro de su Salvador.

Jesús es reconocido como el Mesías esperado,

«luz de las naciones» y «gloria de Israel», pero, a la vez, «signo de contradicción». La espada de dolor anunciada a María proclama la entrega perfecta y única de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado «ante todos los pueblos».

4) La Huida a Egipto

La huida a Egipto y la matanza de los inocen- tes manifiestan la oposición de las tinieblas a la luz: «Vino a su Casa, y los suyos no lo recibieron»

(Jn 1,11). Toda la vida de Cristo estará bajo el signo de la persecución. Los suyos la comparten con él. Su vuelta de Egipto recuerda el Éxodo y presenta a Jesús como el liberador definitivo.

1.4. los misterios de la vida oculta de Jesús 1) La vida en Nazaret

Jesús compartió, durante la mayor parte de su vida, la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religio- sa judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad. De todo este período se nos dice que Jesús estaba «sometido» a sus padres y que

«progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres».

Con la sumisión a su madre, y a su padre legal, Jesús cumple con perfección el cuarto mandamiento. Jesús en su vida oculta nos una gran lección de obediencia filial a su Padre del cielo. La sumisión cotidiana de Jesús a José y a María anunciaba y anticipaba la aceptación y obediencia al plan de Dios que Jesús vivió en el Jueves Santo: «No se haga mi voluntad...» (Lc 22,42). La obediencia de Cristo en lo cotidiano de su vida oculta inaugura ya la obra de restau- ración de lo que la desobediencia de Adán había destruido en el momento del primer pecado.

La vida oculta de Nazaret permite a todos los cristianos a entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana. Su primera lección es el silencio. Se nos ofrece además una lección de vida familiar.

Finalmente aquí aprendemos también la lección del trabajo.

2) Jesús perdido y hallado en el templo

El hallazgo de Jesús en el Templo es el único suceso que rompe el silencio de los Evangelios sobre los años ocultos de Jesús. Jesús deja entrever en ello el misterio de su consagración total a una misión derivada de su condición de Hijo de Dios: «¿No sabíais que me debo a los asuntos de mi Padre?». María y José «no compren- dieron» esta palabra, pero la acogieron con fe.

María «conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón», a lo largo de todos los años en que Jesús permaneció oculto en el silencio de una vida ordinaria.

2. LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA

Sólo el primer y el tercer evangelios contie- nen los llamados «relatos de la infancia». Compa- ra en este esquema los episodios contenidos en cada uno de ellos.

El relato de la infancia de Jesús según san Mateo 1,1-17 Genealogía

1,18 Concepción virginal de Jesús 1,19-25 Anuncio a José

2,1a Nacimiento 2,1-12 Los magos 2,13-15 Huida a Egipto

2,16-18 Matanza de los inocentes 2,19-23 Vuelta de Egipto

El relato de la infancia de Jesús según san Lucas 1,5-25 Anunciación a Zacarías 1,26-38 Anunciación a María

1,39-45 Encuentro de María e Isabel 1,46-56 Canto de María: Magníficat 1,57-58 Nacimiento de Juan

1,59-65 El nombre de Juan 1,67-79 Canto de Zacarías 1,80 Crecimiento de Juan 2,1-7 Nacimiento de Jesús 2,8-20 Los pastores

2,21 El nombre de Jesús 2,22-38 Presentación en el templo 2,39 Vida en Nazaret

2,41-50 Jesús en el templo 2,51-52 Vida en Nazaret

Los relatos de la infancia de Jesús no se pueden tomar como relatos históricos, ni cómo una crónica periodística, sino como una narra-

DIFERENCIAS ENTRE LOS RELATOS DE MATEO Y LUCAS

A simple vista se observan las grandes diferencias en los dos relatos evangélicos de la infancia.

! La narración de Lucas es más larga y más complejo y parece remitirse a un relato hecho por la Virgen María (2,51).

! En el relato de Mateo es más evidente la preocupación teológica.

! Lucas no incluye la genealogía en el Evangelio de la Infancia, sino más ade- lante (3,23-38) y difiere de la de mateo en muchas cosas.

! Los acontecimientos narrados son dife- rentes y algunos difícilmente compati- bles.

! Mateo supone que José y María viven en Belén y que sólo se van a Nazaret para huir del hijo de Herodes.

! Lucas supone que La Sagrada Familia vuelve a Nazaret en cuanto cumplen sus obligaciones en el templo.

! Lucas ignora el relato de los magos que no encaja en su sucesión de aconteci- mientos.

COINCIDENCIAS ENTRE LOS RELA- TOS DE MATEO Y LUCAS

Las coincidencias son más de las que a primera vista se ven.

! Ambos son relatos más preocupados por decir quién es Jesús que por la fidelidad a los acontecimientos históri- cos.

! La cantidad de afirmaciones teológicas sobre Jesús es sorprendente y casi innumerable en ambos relatos.

! Ambos son evangelios completos que van desde las promesas de Dios hasta la muerte y resurrección de Jesús (de la Genealogía a los Inocentes y Egipto en Mateo; desde Zacarías al Niño perdido y hallado en el templo, en Lucas).

! Jesús cumple las promesas hechas a Israel.

! Los padres de Jesús se llaman José y María.

! José es de la familia de David.

! María está prometida a José.

! María es Virgen; la concepción es por obra del Espíritu Santo.

! Un ángel anuncia la concepción.

! El nombre del niño es Jesús.

! Los que lo visitan lo adoran.

! Jesús nace en Belén.

! Jesús nace en tiempos de Herodes.

! La infancia de Jesús transcurre en Na- zaret.

! La salvación de Jesús se realiza en Is- rael, pero se abre a todos los hombres (magos en Mateo; Luz para alumbrar a las naciones, en Lucas).

ción que pretende enseñarnos de forma fácil e intuitiva el insondable misterio de la presencia de Dios entre los hombres.

Nos dicen que Jesús desde el principio es el Hijo de Dios hecho hombre que viene a nosotros por la misericordia del Padre y no por nuestros esfuerzos o nuestros méritos. Jesús es desde el principio lo que se ha manifestado luego en su vida pública y sobre todo en su cruz y resurrec- ción.

Las diferencias entre Lucas y Mateo se deben a distintos puntos de vista en las ideas, no a una mala información ni a querer narrar relatos legendarios y maravillosos sin contrastarlos críticamente.

María está muy presente en los Evangelios de la infancia. De ella, la Iglesia confiesa:

! Que fue Inmaculada. No tuvo nunca pecado, ni siquiera el pecado original.

! Que fue virgen antes del parto y des- pués del parto.

! Que es Madre de Dios porque en Cristo hay una sola persona y Cristo es Dios:

afirmando su maternidad divina, afir- mamos la divinidad de Jesús.

! Que subió al cielo en cuerpo y alma, o sea que ya participa de la plena resu- rrección de Cristo.

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cación mandada por la ley de Moisés llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. En este momento con la presencia de Simeón y Ana (dos ancianos que representan al Antiguo Testa- mento entero) se hace presente toda la espera de Israel que viene al encuentro de su Salvador.

Jesús es reconocido como el Mesías esperado,

«luz de las naciones» y «gloria de Israel», pero, a la vez, «signo de contradicción». La espada de dolor anunciada a María proclama la entrega perfecta y única de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado «ante todos los pueblos».

4) La Huida a Egipto

La huida a Egipto y la matanza de los inocen- tes manifiestan la oposición de las tinieblas a la luz: «Vino a su Casa, y los suyos no lo recibieron»

(Jn 1,11). Toda la vida de Cristo estará bajo el signo de la persecución. Los suyos la comparten con él. Su vuelta de Egipto recuerda el Éxodo y presenta a Jesús como el liberador definitivo.

1.4. los misterios de la vida oculta de Jesús 1) La vida en Nazaret

Jesús compartió, durante la mayor parte de su vida, la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religio- sa judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad. De todo este período se nos dice que Jesús estaba «sometido» a sus padres y que

«progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres».

Con la sumisión a su madre, y a su padre legal, Jesús cumple con perfección el cuarto mandamiento. Jesús en su vida oculta nos una gran lección de obediencia filial a su Padre del cielo. La sumisión cotidiana de Jesús a José y a María anunciaba y anticipaba la aceptación y obediencia al plan de Dios que Jesús vivió en el Jueves Santo: «No se haga mi voluntad...» (Lc 22,42). La obediencia de Cristo en lo cotidiano de su vida oculta inaugura ya la obra de restau- ración de lo que la desobediencia de Adán había destruido en el momento del primer pecado.

La vida oculta de Nazaret permite a todos los cristianos a entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana. Su primera lección es el silencio. Se nos ofrece además una lección de vida familiar.

Finalmente aquí aprendemos también la lección del trabajo.

2) Jesús perdido y hallado en el templo

El hallazgo de Jesús en el Templo es el único suceso que rompe el silencio de los Evangelios sobre los años ocultos de Jesús. Jesús deja entrever en ello el misterio de su consagración total a una misión derivada de su condición de Hijo de Dios: «¿No sabíais que me debo a los asuntos de mi Padre?». María y José «no compren- dieron» esta palabra, pero la acogieron con fe.

María «conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón», a lo largo de todos los años en que Jesús permaneció oculto en el silencio de una vida ordinaria.

2. LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA

Sólo el primer y el tercer evangelios contie- nen los llamados «relatos de la infancia». Compa- ra en este esquema los episodios contenidos en cada uno de ellos.

El relato de la infancia de Jesús según san Mateo 1,1-17 Genealogía

1,18 Concepción virginal de Jesús 1,19-25 Anuncio a José

2,1a Nacimiento 2,1-12 Los magos 2,13-15 Huida a Egipto

2,16-18 Matanza de los inocentes 2,19-23 Vuelta de Egipto

El relato de la infancia de Jesús según san Lucas 1,5-25 Anunciación a Zacarías 1,26-38 Anunciación a María

1,39-45 Encuentro de María e Isabel 1,46-56 Canto de María: Magníficat 1,57-58 Nacimiento de Juan

1,59-65 El nombre de Juan 1,67-79 Canto de Zacarías 1,80 Crecimiento de Juan 2,1-7 Nacimiento de Jesús 2,8-20 Los pastores

2,21 El nombre de Jesús 2,22-38 Presentación en el templo 2,39 Vida en Nazaret

2,41-50 Jesús en el templo 2,51-52 Vida en Nazaret

Los relatos de la infancia de Jesús no se pueden tomar como relatos históricos, ni cómo una crónica periodística, sino como una narra-

DIFERENCIAS ENTRE LOS RELATOS DE MATEO Y LUCAS

A simple vista se observan las grandes diferencias en los dos relatos evangélicos de la infancia.

! La narración de Lucas es más larga y más complejo y parece remitirse a un relato hecho por la Virgen María (2,51).

! En el relato de Mateo es más evidente la preocupación teológica.

! Lucas no incluye la genealogía en el Evangelio de la Infancia, sino más ade- lante (3,23-38) y difiere de la de mateo en muchas cosas.

! Los acontecimientos narrados son dife- rentes y algunos difícilmente compati- bles.

! Mateo supone que José y María viven en Belén y que sólo se van a Nazaret para huir del hijo de Herodes.

! Lucas supone que La Sagrada Familia vuelve a Nazaret en cuanto cumplen sus obligaciones en el templo.

! Lucas ignora el relato de los magos que no encaja en su sucesión de aconteci- mientos.

COINCIDENCIAS ENTRE LOS RELA- TOS DE MATEO Y LUCAS

Las coincidencias son más de las que a primera vista se ven.

! Ambos son relatos más preocupados por decir quién es Jesús que por la fidelidad a los acontecimientos históri- cos.

! La cantidad de afirmaciones teológicas sobre Jesús es sorprendente y casi innumerable en ambos relatos.

! Ambos son evangelios completos que van desde las promesas de Dios hasta la muerte y resurrección de Jesús (de la Genealogía a los Inocentes y Egipto en Mateo; desde Zacarías al Niño perdido y hallado en el templo, en Lucas).

! Jesús cumple las promesas hechas a Israel.

! Los padres de Jesús se llaman José y María.

! José es de la familia de David.

! María está prometida a José.

! María es Virgen; la concepción es por obra del Espíritu Santo.

! Un ángel anuncia la concepción.

! El nombre del niño es Jesús.

! Los que lo visitan lo adoran.

! Jesús nace en Belén.

! Jesús nace en tiempos de Herodes.

! La infancia de Jesús transcurre en Na- zaret.

! La salvación de Jesús se realiza en Is- rael, pero se abre a todos los hombres (magos en Mateo; Luz para alumbrar a las naciones, en Lucas).

ción que pretende enseñarnos de forma fácil e intuitiva el insondable misterio de la presencia de Dios entre los hombres.

Nos dicen que Jesús desde el principio es el Hijo de Dios hecho hombre que viene a nosotros por la misericordia del Padre y no por nuestros esfuerzos o nuestros méritos. Jesús es desde el principio lo que se ha manifestado luego en su vida pública y sobre todo en su cruz y resurrec- ción.

Las diferencias entre Lucas y Mateo se deben a distintos puntos de vista en las ideas, no a una mala información ni a querer narrar relatos legendarios y maravillosos sin contrastarlos críticamente.

María está muy presente en los Evangelios de la infancia. De ella, la Iglesia confiesa:

! Que fue Inmaculada. No tuvo nunca pecado, ni siquiera el pecado original.

! Que fue virgen antes del parto y des- pués del parto.

! Que es Madre de Dios porque en Cristo hay una sola persona y Cristo es Dios:

afirmando su maternidad divina, afir- mamos la divinidad de Jesús.

! Que subió al cielo en cuerpo y alma, o sea que ya participa de la plena resu- rrección de Cristo.

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3. LECTURA DE UNO DE LOS EPISODIOS DE LOS RELATOS DE LA INFANCIA: EL NACIMIENTO DE JESÚS SEGÚN SAN LUCAS

Un Censo

La cuestión de cuándo fue este censo es muy complicada y no tenemos datos suficientes para solucionarla. Lo que importa es que Dios sabe llevar a cabo sus planes aprovechando las decisiones a veces arbitrarias de los hombres.

San Lucas nos dice que un censo, que era algo malo para los israelitas (según lo que se dice en 2Sa 24), fue la ocasión para que Jesús naciendo en Belén, pudiera ser considerado el nuevo David y se cumpliera así la profecía de Miqueas (5,1):

«Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño».

Belén de Judá

Belén es un pueblo a 8 Km de Jerusalén. En tiempos de Jesús debía ser una pequeña aldea.

Su fama se debía a que allí había nacido el rey David, hijo de Jesé, antepasado de Jesús. David era el rey más recordado y querido de cuantos había tenido el pueblo de Dios. Al afirmar que Jesús, descendiente de David, nació en Belén, se nos está diciendo que Jesús es el nuevo David, el Mesías prometido por Dios y esperado por el pueblo de Israel.

Dio a luz a su primogénito

Jesús es el primer hijo de María, pero esto no supone que María tuviera más hijos. Jesús es llamado primogénito para que caigamos en la cuenta de que es el heredero de las promesas de Dios a los patriarcas. Es otra forma de decir que Jesús es el Rey esperado, el Mesías.

En un pesebre

Jesús nació en un establo, en suma pobreza.

Los hombres rechazaron a Jesús desde el princi- pio y no le dieron posada. En el nacimiento de Jesús ya se prefigura lo que será su final. Jesús que nació entre los más pobres, morirá sin nada.

El que no tuvo techo para nacer, tampoco lo tendrá para morir. Al que se le negó la posada cuando llegó a este mundo, se le negará el derecho a vivir entre los hombres.

Los pastores

Los primeros israelitas fueron pastores. En la época de Jesús los pastores estaban mal vistos porque tenían fama de maleantes y de ladrones.

Jesús se manifiesta en primer lugar al verdadero Israel, al Israel original. Además ha venido a llamar a las ovejas perdidas de la casa de Israel y dejó claro que no ha venido a buscar a los justos sino a los pecadores. Contrasta, frente al rechazo de los demás, la acogida que los pasto- res darán a Jesús. Ellos son los primeros en percibir que el nacimiento de Jesús es una Buena Noticia.

Jesús y Emmanuel

En la mentalidad semita, el nombre se identifica con el ser de las personas, con su destino en la vida.

San Lucas en su evangelio de la infancia sólo recoge el nombre Jesús, que ya de por sí es significativo, porque significa «Dios salva».

San Mateo añadirá que lo llamarán Emma- nuel. Este nombre en hebreo significa «Dios con nosotros». Por eso, si lo llamarán «Dios con noso- Sucedió que por aquellos días salió

un edicto de César Augusto ordenan- do que se empadronase todo el mun- do. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.

Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadro- narse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos esta- ban allí, se le cumplieron los días del alum- bramiento, y dio a luz a su hijo primogéni- to, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el aloja- miento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal:

encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se compla- ce» (Lc 2,1-14).

tros» es porque lo reconocerán como Dios pre- sente entre nosotros.

Dios ha vivido como uno de nosotros, como los más pobres. Dios ama a los pobres porque la grandeza del hombre no está en lo que se tiene ni en el puesto que se ocupa, sino en la dignidad que Dios nos ha dado y que ha querido compartir con nosotros. Si Dios ha bajado hasta los pobres, es que los pobres han subido hasta Dios.

4. LA VIDA OCULTA DE JESÚS Y LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS DE LA INFANCIA

Jesús pasó treinta años en una vida sencilla como un humilde trabajador de Nazaret. José era artesano y Jesús debió aprender su oficio. Como muchos de sus paisanos, probablemente trabajó en la reconstrucción de la ciudad de Séforis que estaba muy cerca de Nazaret.

Vivió como cualquier otro hombre de su entorno, despojado de todo esplendor. Fue semejante en todo a cualquiera de nosotros menos en el pecado.

Las primeras generaciones cristianos se hicieron muchas preguntas sobre la vida de Jesús en los años de los uqe no nos dicen nada los evangelios canónicos. Surgieron entonces algunos escritos a los que se dieron también el

nombre de evangelios para intentar responder, con mayor o menor fortuna, a estas preguntas.

Pero, aunque aquellos relatos alimentaron durante mucho tiempo la curiosidad y también la espiritualidad de los cristianos, y algunos de sus escenas han sido abundantemente representa- das en la iconografía cristiana, la iglesia nunca los consideró inspirados, porque lo que dicen no es congruente del todo con la fe expresada en los cuatro evangelios canónicos. Contienen relatos llenos de prodigios sin sentido y, en algunos casos, presentan a un Jesús castigador y vengativo.

Y lo cierto es que, cuando Jesús empezó su vida pública, probablemente entre los discípulos del Bautista, la gente desconfiaba de él porque no le habían visto hacer nada portentoso. Tam- bién en esto podemos ver que se cumplieron las palabra de Isaías: «Creció como un retoño delan- te de Dios, como raíz de tierra árida. No tenía apariencia ni presencia; le vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar (Is 53,2).

RELATOS APÓCRIFOS DE LA INFANCIA (Evangelio apócrifo de Tomás, II; IV; XIII)

El niño Jesús, de cinco años de edad, jugaba en el vado de un arroyo, y traía las aguas corrientes a posar, y las tornaba puras en seguida, y con una simple palabra las mandaba. Y, amasando barro, formó doce gorriones, e hizo esto un día de sábado. Y había allí otros muchos niños, que jugaban con él. Y un judío, que había notado lo que hacía Jesús, fue acto seguido, a comunicárselo a su padre José, diciéndole: «He aquí que tu hijo está cerca del arroyo, y, habiendo cogido barro, ha compuesto con él doce gorriones, y ha profanado el sábado». Y José se dirigió al lugar que estaba Jesús, lo vio, y le gritó: «¿Por qué haces, en día de sábado, lo que no está permitido hacer?» Pero Jesús, dando una palmada, y dirigiéndose a los gorriones, exclamó: «Volad. Y los pájaros abrieron sus alas, y volaron, piando con estruendo». Y los judíos quedaron atónitos ante este espectáculo, y fueron a contar a sus jefes lo que habían visto hacer a Jesús.

Otra vez, Jesús atravesaba la aldea, y un niño que corría, chocó en su espalda. Y Jesús, irritado, exclamó: «No continuarás tu camino». Y, acto seguido, el niño cayó muerto. Y algunas personas, que habían visto lo ocurrido, se preguntaron: «¿De dónde procede este niño, que cada una de sus palabras se realiza tan pronto?» Y los padres del niño muerto fueron a encontrar a José, y se le quejaron, diciendo: «Con semejante hijo no puedes habitar con nosotros en la aldea, donde debes enseñarle a bendecir, y no a maldecir, porque mata a nuestros hijos».

Y su padre era carpintero, y hacía en aquel tiempo carretas y yugos. Y un hombre rico le encargó que le hiciese un lecho. Mas, habiendo cortado una de las piezas más pequeña que la otra, no sabía qué partido tomar. Entonces el niño Jesús dijo a su padre José: «Pon las dos piezas en el suelo, e iguálalas por tu lado». Y José procedió como el niño le había indicado. Y Jesús se puso al otro lado, tiró de la pieza más corta, y la tornó igual a la otra. Y su padre José, viendo tal, quedó admirado, y abrazó a Jesús, diciendo: «Puedo felicitarme de que Dios me haya dado este niño» .

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3. LECTURA DE UNO DE LOS EPISODIOS DE LOS RELATOS DE LA INFANCIA: EL NACIMIENTO DE JESÚS SEGÚN SAN LUCAS

Un Censo

La cuestión de cuándo fue este censo es muy complicada y no tenemos datos suficientes para solucionarla. Lo que importa es que Dios sabe llevar a cabo sus planes aprovechando las decisiones a veces arbitrarias de los hombres.

San Lucas nos dice que un censo, que era algo malo para los israelitas (según lo que se dice en 2Sa 24), fue la ocasión para que Jesús naciendo en Belén, pudiera ser considerado el nuevo David y se cumpliera así la profecía de Miqueas (5,1):

«Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño».

Belén de Judá

Belén es un pueblo a 8 Km de Jerusalén. En tiempos de Jesús debía ser una pequeña aldea.

Su fama se debía a que allí había nacido el rey David, hijo de Jesé, antepasado de Jesús. David era el rey más recordado y querido de cuantos había tenido el pueblo de Dios. Al afirmar que Jesús, descendiente de David, nació en Belén, se nos está diciendo que Jesús es el nuevo David, el Mesías prometido por Dios y esperado por el pueblo de Israel.

Dio a luz a su primogénito

Jesús es el primer hijo de María, pero esto no supone que María tuviera más hijos. Jesús es llamado primogénito para que caigamos en la cuenta de que es el heredero de las promesas de Dios a los patriarcas. Es otra forma de decir que Jesús es el Rey esperado, el Mesías.

En un pesebre

Jesús nació en un establo, en suma pobreza.

Los hombres rechazaron a Jesús desde el princi- pio y no le dieron posada. En el nacimiento de Jesús ya se prefigura lo que será su final. Jesús que nació entre los más pobres, morirá sin nada.

El que no tuvo techo para nacer, tampoco lo tendrá para morir. Al que se le negó la posada cuando llegó a este mundo, se le negará el derecho a vivir entre los hombres.

Los pastores

Los primeros israelitas fueron pastores. En la época de Jesús los pastores estaban mal vistos porque tenían fama de maleantes y de ladrones.

Jesús se manifiesta en primer lugar al verdadero Israel, al Israel original. Además ha venido a llamar a las ovejas perdidas de la casa de Israel y dejó claro que no ha venido a buscar a los justos sino a los pecadores. Contrasta, frente al rechazo de los demás, la acogida que los pasto- res darán a Jesús. Ellos son los primeros en percibir que el nacimiento de Jesús es una Buena Noticia.

Jesús y Emmanuel

En la mentalidad semita, el nombre se identifica con el ser de las personas, con su destino en la vida.

San Lucas en su evangelio de la infancia sólo recoge el nombre Jesús, que ya de por sí es significativo, porque significa «Dios salva».

San Mateo añadirá que lo llamarán Emma- nuel. Este nombre en hebreo significa «Dios con nosotros». Por eso, si lo llamarán «Dios con noso- Sucedió que por aquellos días salió

un edicto de César Augusto ordenan- do que se empadronase todo el mun- do. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.

Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadro- narse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos esta- ban allí, se le cumplieron los días del alum- bramiento, y dio a luz a su hijo primogéni- to, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el aloja- miento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal:

encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se compla- ce» (Lc 2,1-14).

tros» es porque lo reconocerán como Dios pre- sente entre nosotros.

Dios ha vivido como uno de nosotros, como los más pobres. Dios ama a los pobres porque la grandeza del hombre no está en lo que se tiene ni en el puesto que se ocupa, sino en la dignidad que Dios nos ha dado y que ha querido compartir con nosotros. Si Dios ha bajado hasta los pobres, es que los pobres han subido hasta Dios.

4. LA VIDA OCULTA DE JESÚS Y LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS DE LA INFANCIA

Jesús pasó treinta años en una vida sencilla como un humilde trabajador de Nazaret. José era artesano y Jesús debió aprender su oficio. Como muchos de sus paisanos, probablemente trabajó en la reconstrucción de la ciudad de Séforis que estaba muy cerca de Nazaret.

Vivió como cualquier otro hombre de su entorno, despojado de todo esplendor. Fue semejante en todo a cualquiera de nosotros menos en el pecado.

Las primeras generaciones cristianos se hicieron muchas preguntas sobre la vida de Jesús en los años de los uqe no nos dicen nada los evangelios canónicos. Surgieron entonces algunos escritos a los que se dieron también el

nombre de evangelios para intentar responder, con mayor o menor fortuna, a estas preguntas.

Pero, aunque aquellos relatos alimentaron durante mucho tiempo la curiosidad y también la espiritualidad de los cristianos, y algunos de sus escenas han sido abundantemente representa- das en la iconografía cristiana, la iglesia nunca los consideró inspirados, porque lo que dicen no es congruente del todo con la fe expresada en los cuatro evangelios canónicos. Contienen relatos llenos de prodigios sin sentido y, en algunos casos, presentan a un Jesús castigador y vengativo.

Y lo cierto es que, cuando Jesús empezó su vida pública, probablemente entre los discípulos del Bautista, la gente desconfiaba de él porque no le habían visto hacer nada portentoso. Tam- bién en esto podemos ver que se cumplieron las palabra de Isaías: «Creció como un retoño delan- te de Dios, como raíz de tierra árida. No tenía apariencia ni presencia; le vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar (Is 53,2).

RELATOS APÓCRIFOS DE LA INFANCIA (Evangelio apócrifo de Tomás, II; IV; XIII)

El niño Jesús, de cinco años de edad, jugaba en el vado de un arroyo, y traía las aguas corrientes a posar, y las tornaba puras en seguida, y con una simple palabra las mandaba. Y, amasando barro, formó doce gorriones, e hizo esto un día de sábado. Y había allí otros muchos niños, que jugaban con él. Y un judío, que había notado lo que hacía Jesús, fue acto seguido, a comunicárselo a su padre José, diciéndole: «He aquí que tu hijo está cerca del arroyo, y, habiendo cogido barro, ha compuesto con él doce gorriones, y ha profanado el sábado». Y José se dirigió al lugar que estaba Jesús, lo vio, y le gritó: «¿Por qué haces, en día de sábado, lo que no está permitido hacer?» Pero Jesús, dando una palmada, y dirigiéndose a los gorriones, exclamó: «Volad. Y los pájaros abrieron sus alas, y volaron, piando con estruendo». Y los judíos quedaron atónitos ante este espectáculo, y fueron a contar a sus jefes lo que habían visto hacer a Jesús.

Otra vez, Jesús atravesaba la aldea, y un niño que corría, chocó en su espalda. Y Jesús, irritado, exclamó: «No continuarás tu camino». Y, acto seguido, el niño cayó muerto. Y algunas personas, que habían visto lo ocurrido, se preguntaron: «¿De dónde procede este niño, que cada una de sus palabras se realiza tan pronto?» Y los padres del niño muerto fueron a encontrar a José, y se le quejaron, diciendo: «Con semejante hijo no puedes habitar con nosotros en la aldea, donde debes enseñarle a bendecir, y no a maldecir, porque mata a nuestros hijos».

Y su padre era carpintero, y hacía en aquel tiempo carretas y yugos. Y un hombre rico le encargó que le hiciese un lecho. Mas, habiendo cortado una de las piezas más pequeña que la otra, no sabía qué partido tomar. Entonces el niño Jesús dijo a su padre José: «Pon las dos piezas en el suelo, e iguálalas por tu lado». Y José procedió como el niño le había indicado. Y Jesús se puso al otro lado, tiró de la pieza más corta, y la tornó igual a la otra. Y su padre José, viendo tal, quedó admirado, y abrazó a Jesús, diciendo: «Puedo felicitarme de que Dios me haya dado este niño» .

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EL NACIMIENTO O BELÉN La costumbre de instalar el nacimiento, belén o pesebre en las iglesias y en las casas la empezó san Francisco de Asís en el siglo XIII. San Francisco sabía que Cristo ama a los pobres y ha nacido pobre y sencillo y por eso, en un tiem- po en el que se destacaba sobre todo la majestad y grandeza de Cristo, quiso que lo contempláramos pobre y humil- de en el pesebre para que descubriéra- mos mejor su amor y

aprendiéramos que lo que salva no es la riqueza sino el amor desde la pobre- za.

EL ÁRBOL DE NAVIDAD

La costumbre del árbol es originaria del norte de Alemania. Desde allí se difun- dió a todo el mundo desde el siglo XIX.

En España, donde había costumbres parecidas

que están casi perdidas, el árbol se ha introducido muy recientemente.

A pesar de estar enraizado en costum- bres anteriores al cristianismo, se le da un significado cristiano cuando se ve en él un símbolo de la vida que nos trae Cristo. Las luces que lo iluminan tam- bién nos hablan de Cristo como luz.

¡CUÁNDO NACIÓ JESÚS?

Navidad significa nacimiento. Es la fiesta del nacimiento de Jesús, pero no sabemos cuál es la fecha exacta en que Jesús nació.

Dos circunstancias provocaron que esa fecha se fijara el 25 de diciembre.

1) Existía la creencia de que los profetas mueren en el aniversario de su concepción. Jesús murió, según se decía, un 25 de marzo, por lo que ese

día habría sido concebido. Nueve meses después, 25 de diciembre, sería su nacimiento.

Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del sol Invicto, porque ese día creían que era el solsticio de invierno cuando el sol deja de caer en el horizonte y empieza a subir de nuevo. El sol es luz y vida para la naturaleza. Cristo es el verdadero sol invicto, el que nace de lo alto y no tiene caída ni ocaso. Él es la luz del mundo, de el viene la vida para todo hombre que viene a este mundo. Cristo no ha sido vencido por la muerte

y sube con todos los que creen en él a una vida fecunda y gozosa en un mundo sin noche ni tinieblas. ¿Qué día mejor para celebrar su nacimiento que éste?

Algunas sectas sitúan el nacimiento de Jesús en octubre, porque en octubre era el principio del año entre los judíos. Pero sus cálculos aunque ingeniosos y pretendidamente basados en las profecías de la Sagrada Escritura carecen de fundamento serio.

Lo de menos es saber la fecha del nacimiento de Jesús, lo que importa es que Jesús nació, que Dios se hizo hombre como nosotros.

LOS MAGOS DE ORIENTE

Estamos acostumbrados a hablar de los tres reyes magos, pero el texto de Mateo sólo habla de que unos magos de Oriente llegaron a Jerusalén. El evangelista los presenta como sabios de países exóticos que ponen su ciencia al servicio de la búsqueda de Dios. Querer precisar más sobre quienes eran estos personajes es inútil. El texto hay que leerlo en clave teológica y simbólica: ahí si se muestra extremadamente rico.

Los productos que traen son típicos de los países exóticos y llenos de fabulosas riqueza: oro (Gn 2,11-12), incienso (Jr 6,20), mirra (Sal 45,9; Ct 3,6).

Son dones matrimoniales, de alianza. La mirra aparece sobre todo en el Cantar de los

Los personajes fueron hechos reyes mediante la meditación en clave mesiánica y cristológica del texto de Isaías 60, donde se juntan el tema de la luz y de las riquezas de las naciones que llegan a Jerusalén.

Los magos no vienen siguiendo la estrella sino porque la estrella ha aparecido. O sea, ellos recono- cen la estrella y saben que indica el nacimiento del rey de los judíos. Después, cuando están en Jerusa- lén, la estrella les sirve de guía hasta Belén. Pero ahora la estrella no hace sino repetir lo que han dicho las palabras de Miqueas: que el Mesías nace en Belén. Se ha puesto en paralelo la Escritura y la ciencia de los hombres que tienen verdadera sabiduría.

Y la estrella que se levanta en Oriente es una alusión clara a Nm 24,17, donde Balaam anuncia que «de Jacob avanza una estrella». La estrella, la luz, es el mismo Jesús representado por un astro, que ilumina el camino de los hombres.

 TRABAJO PARA LA SEMANA

Lee los capítulos 1-2 de los evangelios de Mateo y de Lucas. Lee también las anotaciones marginales de tu Biblia relativas a esos capítulos: te ayudarán a comprender mejor lo que los evangelistas quieren decir.

Después de la lectura de los relatos evangélicos, responde a estas preguntas: 1) Según san Lucas,

¿cuál será la tarea de Jesús? 2) ¿Donde destaca san Lucas en estos relatos la importancia de la fe, de la pobreza y de la meditación de la palabra de Dios? 3) ¿Cómo destaca san Lucas que Jesús es más importante que Juan el Bautista?

Si combinásemos los datos que nos ofrecen ambos evangelios, ¿cómo podríamos ordenar cronológicamente los acontecimientos?

Lee los fragmentos escogidos del Evangelio apócrifo de Tomás, que están en la página 6. ¿Qué diferencias hay entre estos relatos y los de los evangelios de Mateo y Lucas? ¿Por qué razones te parece a ti que la iglesia no aceptó como inspirado por Dios el Evangelio de Tomás.

Escribe debajo de cada dibujo la cita evangélica que ilustra.

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EL NACIMIENTO O BELÉN La costumbre de instalar el nacimiento, belén o pesebre en las iglesias y en las casas la empezó san Francisco de Asís en el siglo XIII. San Francisco sabía que Cristo ama a los pobres y ha nacido pobre y sencillo y por eso, en un tiem- po en el que se destacaba sobre todo la majestad y grandeza de Cristo, quiso que lo contempláramos pobre y humil- de en el pesebre para que descubriéra- mos mejor su amor y

aprendiéramos que lo que salva no es la riqueza sino el amor desde la pobre- za.

EL ÁRBOL DE NAVIDAD

La costumbre del árbol es originaria del norte de Alemania. Desde allí se difun- dió a todo el mundo desde el siglo XIX.

En España, donde había costumbres parecidas

que están casi perdidas, el árbol se ha introducido muy recientemente.

A pesar de estar enraizado en costum- bres anteriores al cristianismo, se le da un significado cristiano cuando se ve en él un símbolo de la vida que nos trae Cristo. Las luces que lo iluminan tam- bién nos hablan de Cristo como luz.

¡CUÁNDO NACIÓ JESÚS?

Navidad significa nacimiento. Es la fiesta del nacimiento de Jesús, pero no sabemos cuál es la fecha exacta en que Jesús nació.

Dos circunstancias provocaron que esa fecha se fijara el 25 de diciembre.

1) Existía la creencia de que los profetas mueren en el aniversario de su concepción. Jesús murió, según se decía, un 25 de marzo, por lo que ese

día habría sido concebido. Nueve meses después, 25 de diciembre, sería su nacimiento.

Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del sol Invicto, porque ese día creían que era el solsticio de invierno cuando el sol deja de caer en el horizonte y empieza a subir de nuevo. El sol es luz y vida para la naturaleza. Cristo es el verdadero sol invicto, el que nace de lo alto y no tiene caída ni ocaso. Él es la luz del mundo, de el viene la vida para todo hombre que viene a este mundo. Cristo no ha sido vencido por la muerte

y sube con todos los que creen en él a una vida fecunda y gozosa en un mundo sin noche ni tinieblas. ¿Qué día mejor para celebrar su nacimiento que éste?

Algunas sectas sitúan el nacimiento de Jesús en octubre, porque en octubre era el principio del año entre los judíos. Pero sus cálculos aunque ingeniosos y pretendidamente basados en las profecías de la Sagrada Escritura carecen de fundamento serio.

Lo de menos es saber la fecha del nacimiento de Jesús, lo que importa es que Jesús nació, que Dios se hizo hombre como nosotros.

LOS MAGOS DE ORIENTE

Estamos acostumbrados a hablar de los tres reyes magos, pero el texto de Mateo sólo habla de que unos magos de Oriente llegaron a Jerusalén. El evangelista los presenta como sabios de países exóticos que ponen su ciencia al servicio de la búsqueda de Dios. Querer precisar más sobre quienes eran estos personajes es inútil. El texto hay que leerlo en clave teológica y simbólica: ahí si se muestra extremadamente rico.

Los productos que traen son típicos de los países exóticos y llenos de fabulosas riqueza: oro (Gn 2,11-12), incienso (Jr 6,20), mirra (Sal 45,9; Ct 3,6).

Son dones matrimoniales, de alianza. La mirra aparece sobre todo en el Cantar de los

Los personajes fueron hechos reyes mediante la meditación en clave mesiánica y cristológica del texto de Isaías 60, donde se juntan el tema de la luz y de las riquezas de las naciones que llegan a Jerusalén.

Los magos no vienen siguiendo la estrella sino porque la estrella ha aparecido. O sea, ellos recono- cen la estrella y saben que indica el nacimiento del rey de los judíos. Después, cuando están en Jerusa- lén, la estrella les sirve de guía hasta Belén. Pero ahora la estrella no hace sino repetir lo que han dicho las palabras de Miqueas: que el Mesías nace en Belén. Se ha puesto en paralelo la Escritura y la ciencia de los hombres que tienen verdadera sabiduría.

Y la estrella que se levanta en Oriente es una alusión clara a Nm 24,17, donde Balaam anuncia que «de Jacob avanza una estrella». La estrella, la luz, es el mismo Jesús representado por un astro, que ilumina el camino de los hombres.

 TRABAJO PARA LA SEMANA

Lee los capítulos 1-2 de los evangelios de Mateo y de Lucas. Lee también las anotaciones marginales de tu Biblia relativas a esos capítulos: te ayudarán a comprender mejor lo que los evangelistas quieren decir.

Después de la lectura de los relatos evangélicos, responde a estas preguntas: 1) Según san Lucas,

¿cuál será la tarea de Jesús? 2) ¿Donde destaca san Lucas en estos relatos la importancia de la fe, de la pobreza y de la meditación de la palabra de Dios? 3) ¿Cómo destaca san Lucas que Jesús es más importante que Juan el Bautista?

Si combinásemos los datos que nos ofrecen ambos evangelios, ¿cómo podríamos ordenar cronológicamente los acontecimientos?

Lee los fragmentos escogidos del Evangelio apócrifo de Tomás, que están en la página 6. ¿Qué diferencias hay entre estos relatos y los de los evangelios de Mateo y Lucas? ¿Por qué razones te parece a ti que la iglesia no aceptó como inspirado por Dios el Evangelio de Tomás.

Escribe debajo de cada dibujo la cita evangélica que ilustra.

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