DICCIONARIO
DE
ECLESIOLOGÍA
GIANFRANCO CALABRESE
PHILIP GOYRET
ORAZIO FRANCESCO PIAZZA
(eds.)
JOSÉ R. VILLAR
Coordinador de la edición española
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS ."%3*%r..97*
ÍNDICE GENERAL
Nota a la edición española . . . ix
Prólogo . . . xi
Introducción . . . xiii
Estructura modular . . . xvii
Siglas y abreviaturas . . . xxi
Lista de autores. . . xxxiii
Voces. . . 1-1571 Índice de nombres . . . 1575
Índice de materias. . . 1607
Índice de las voces . . . 1619 Págs.
SACRAMENTA FIDEI
1. Planteamiento del tema - 2. Desarrollo histórico: 2.1. El
Nue-vo Testamento; 2.2. Historia de la Iglesia - 3. Síntesis teológica de la rela-ción fe-sacramentos:3.1. La Iglesia como sacramento; 3.2. La fe de la Iglesia;
3.3. Autorrealización de la Iglesia en los sacramentos como comunidad de fe; 3.4. Los sacramentos son objetos de la fe; 3.5. La fe del creyente en la fe de la Iglesia; 3.6. El sa-cramento fortalece la fe del creyente - 4. Consecuencias para el ecumenismo. 1. Planteamiento del tema. La relación entre la fe y los sacramentos es un tema central en la eclesiología y la teología sacramental, ya que es una dimsión constitutiva de toda la economía de la salvación. En el Nuevo Testamento en-contramos, por ejemplo, una clara relación entre la acogida de la predicación por la fe y la administración del bautismo (Hch 2,41; 8,12). La comprensión de esa re-lación se fue desarrollando paulatinamente y se profundizó durante las controver-sias sacramentales de los siglos iii-iv. Con san Agustín, en el siglo v, se comprende dentro y en directa dependencia de la vida y la fe de la Iglesia, que ha recibido los sacramentos de parte de Cristo. La síntesis escolástica, dependiente de san Agustín en estas materias, establece una relación esencial entre la fe de toda la Iglesia y la estructuración sacramental de ella. Y esa será la enseñanza que el Concilio Vatica-no II retomará hablando de los «sacramentos de la fe», porque los sacramentos «no solo suponen la fe, también la fortalecen, alimentan y la expresan» (SC 59). Sin embargo, esa enseñanza tradicional se había visto oscurecida durante cua-tro siglos, a causa de la concua-troversia con la Reforma, ya que, en palabras de Lute-ro, «no el sacramento, sino la fe del sacramento justifica» (Adversus armatum virum Cokleum, en WA 11, 301, lín.16). Y frente a esa afirmación tan radical y poco matizada, la teología católica también cayó en el descuido de exaltar unila-teralmente la importancia del ex opere operato, en desmedro del papel de la fe en los sacramentos. De allí la importancia, también para el diálogo ecuménico, de haber recuperado un equilibrio, que fue tradicional y muy fecundo pastoralmente durante quince siglos. Con todo, para una correcta interpretación de la relación entre fe y sacramento, hay que comprender esa relación dentro de la Iglesia, ya que los sacramentos son por naturaleza expresión de la fe de la Iglesia. Además, hay que tener presente que esa relación tiene diversos aspectos interrelacionados: la fe puede referirse a la «fe personal del sujeto» o a la «del ministro», a la fe de toda la Iglesia como comunión, a la fe como dato objetivo, o como confianza; y «la incidencia de la fe en el sacramento» puede ser comprendida en cuanto a su eficacia, o a su institución (cf. Villette, Foi et sacrement, II, 372). Por ello es importante, en primer lugar, revisar la historia del desarrollo dogmático del tema y luego estudiar los diversos principios teológicos involucrados, para finalizar con su incidencia ecuménica.
2. Desarrollo histórico
2.1. El Nuevo Testamento. En los sinópticos y los Hechos de los Apóstoles, el bautismo aparece como la culminación del proceso que comienza con la predica-ción y la acogida de la fe y termina con el sacramento e ingreso en la comunidad
eclesial: «los que acogieron su palabra [de Pedro] fueron bautizados. Y aquel día se les unieron unas tres mil personas» (Hch 2,41; cf. 16,32-33). Pablo reflexiona sobre el «aspecto subjetivo» de ese mismo proceso: «la fe recién acogida por el cristiano lo conduce al sacramento». «Fe y sacramento son complementarios», ambos hacen que el cristiano se una y asemeje al Salvador «en el acto único de la justificación o de la santificación» (Villette, II, 364). La fe es la disposición necesaria y el contexto para recibir el bautismo, que nos hace morir y resucitar con Cristo (cf. Rom 6,4-8.11; Col 2,12); pero a la vez, por el bautismo «la fe encuen-tra su más perfecta significación y su entera eficacia». «Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis bautizado en Cristo os habéis revestido de Cristo» (Gál 3,26-27). La fe, debido «al don total y absoluto al cual ella tien-de, llama naturalmente al bautismo en el cual el cristiano no solamente se une a Cristo, sino que asume su muerte y resurrección» (Villette, I, 76). El evangelio de Juan, en sus capítulos 3 y 6, también asocia estrechamente la fe con los sacra-mentos del bautismo y de la Eucaristía. «La unión a Cristo se inaugura por la fe y se consuma por esos dos sacramentos» (Villette, II, 364). La vida divina, fruto de la muerte y resurrección del Hijo, se transmite a los hombres por el agua, «a la cual está unida misteriosamente el Espíritu», en el nuevo nacimiento «de agua y de Espíritu» (Jn 3,5.8); y por la fe, «que dona el acceso a la vida, a la salvación y la luz» (Villette, I, 89), porque «el que cree en el Hijo tiene vida eterna» (Jn 3,36; cf. 3,15-18). De la misma manera, el cristiano accede a Cristo por la fe y por la Eucaristía, que «abrazan el mismo objeto» y «producen el mismo efecto» de donar «la vida eterna y la resurrección». Son dos modos inseparables «de acoger a Cristo por parte del cristiano» (ibíd. 96): «Esta es la voluntad de mi Padre: que quien vea al Hijo y crea en él tenga vida eterna y yo lo resucite el último día» (Jn 6,40). Pero también «el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día» (Jn 6,54). El paralelo de las dos formas de acceso a la vida eterna es extremadamente significativo. En síntesis, el NT «ha considerado siempre la fe y los sacramentos como dos medios conexos e indisociables de parti-cipación en la salvación traída por Cristo» (ibíd. 101).
2.2. Historia de la Iglesia. Los primeros siglos del cristianismo, debido a las controversias en torno a la validez y eficacia de los sacramentos administrados o recibidos por los apóstatas, herejes o cismáticos, ayudaron a profundizar en un elemento que estaba implícito en el NT, pero que ahora mostraba toda su im-portancia: el papel de la Iglesia que, en su vida y testimonio de fe, ha recibido del mismo Cristo los sacramentos de la nueva Alianza. Las controversias se referían a diversos temas: cuando vuelven a la Iglesia ¿hay que volver a bautizar a los que recibieron el sacramento en una comunidad herética? (cisma de Novaciano), ¿son válidas las ordenaciones conferidas por obispos traditores? (obispos «caídos» en la persecución de Diocleciano), ¿influye la santidad del ministro en la validez del sacramento? (Donato), ¿han de ser bautizados los infantes sin poder expresar to-davía personalmente su fe? (Pelagio). En todas esas controversias —que se dieron fundamentalmente en el occidente latino— fue finalmente el genio de san Agus-tín el que aportó una síntesis definitiva sobre el tema, permaneciendo, desde allí en adelante, como un referente obligado. Agustín muestra «la correlación histórica entre la aparición de los sacramentos» y el acontecimiento de la revelación
aco-gido por la fe de los creyentes, que implica, además, la «realización de su objeto en los misterios redentores de Cristo» (Villette, II, 365). Y con eso se puede comprender la relación entre la fe y los sacramentos dentro de la estructuración de la Iglesia como tal, como comunidad de fe que realiza los misterios de Cristo: «los ritos sagrados pudieron ser diversos según la diversidad de los tiempos, pero concurren con la máxima armonía a la unidad de la misma fe» (Ep. 190, II, 6). La unidad de la misma fe de la Iglesia es la que le permite afirmar «la validez objetiva de los sacramentos» y su eficacia, ya que, incluso la fe del sujeto, es una participa-ción en «la fe única de la Iglesia» (Villette, I, 325).
En esos mismos primeros siglos, la teología griega, desde su propia perspectiva, profundizaba en «el papel irremplazable de la fe personal para la participación fructuosa en el “misterio” de la acción de Cristo en el sacramento» (Villette, II, 365). Nos dice Efrén el Sirio: «Recibid, comed con fe, sin dudar, porque es mi cuerpo, y aquel que come con fe come en él el fuego y el Espíritu divino. Para aquel que come sin fe, no es más que un pan ordinario» (Hymni et sermones, I, ed. Lamy [Malinas 1882] 416, cit. en Villette, I, 194). Pero, igualmente, por la misma celebración sacramental del misterio, «esa fe es alimentada y consagrada» con el «sello de la fe» (ibíd. 185). Afirma Basilio: «el bautismo, en efecto, es el sello de la fe, y la fe es una adhesión a la Divinidad» (Contra Eunomio, III, 5, 30-32; SChr 305, 164).
La síntesis armónica entre eclesiología y teología sacramentaria —que había logrado san Agustín— produjo una comprensión más amplia de los sacramentos y tuvo una gran influencia posterior, que llegó a su punto de síntesis en el siglo xiii, con santo Tomás y Buenaventura. Esa síntesis medieval «establece una unión esen-cial y constitutiva entre la fe colectiva de la Iglesia y el conjunto de la estructura sacramental. Los sacramentos, institucionalmente confiados por Cristo a la Iglesia, son los signos rituales de la fe cristiana, destinados a representar y a hacer cada día actual para el creyente los misterios redentores de Cristo, a los cuales la Iglesia se adhiere por su fe». Esa fe que cree en su institución por parte de Cristo y en el he-cho de que hacen presente el misterio de su redención, es la razón por la cual «ellos tienen su significación sobrenatural y su eficacia de gracia» (ibíd. 365). Evidente-mente necesitan de la fe del sujeto, pero es una fe que participa de la fe fundamen-tal y originaria de la Iglesia en su conjunto. «Su valor de sacramento de Cristo se encuentra asegurado [además,] anteriormente [a la fe del ministro,] por la fe de la Iglesia» (ibíd. 366). Para Tomás la eficacia y la fuerza de los sacramentos les viene por la institución divina que los constituye como tales por la pasión de Cristo que causa la redención, y por la fe de la Iglesia que une el sacramento, como instrumen-to, con el Redentor, como causa primera (cf. IV Sent. dist.I q.1 a.4 q.3 co).
En el siglo xvi, la Reforma pierde esa mirada más global y simplifica el pro-blema, produciendo así un desequilibrio —que por la polémica afectará también a la teología católica— el cual permanecerá durante los siguientes cuatro siglos. «Exalta unilateralmente el poder justificador de la fe (entendida la mayoría de las veces en sentido individual de fe-confianza) en detrimento de la eficacia propia de los sacramentos» (Villette, II, 366). Sobre la base de que sola fides justificat, el sacramento pasa a ser la ocasión para que la fe se exprese y crezca, pero es la fe, in-dependiente y disociada del sacramento, la que confiere la justificación y la gracia
al creyente. Afirma Lutero: «los sacramentos son signos eficaces de la gracia, no porque hagan algo, sino porque se cree» (Resolutiones disputationum de indulgen-tiarum virtute, en WA 1, 595, lín.6-7); «los sacramentos hacen aquello que hacen no por su propia virtud, sino por aquella de la fe, sin la cual ellos no hacen abso-lutamente nada» (De captivitate Babylonica ecclesiae praeludium, en ibíd. 6, 538, lín.17-18). Donde la fe es siempre la fe-confianza personal. Trento, en respuesta a Lutero, mantiene el equilibrio entre «estas dos dimensiones del proceso de justi-ficación y santijusti-ficación»: la eficacia de los sacramentos en virtud de su institución divina, y la «absoluta necesidad de la fe personal para que la eficacia santificadora del sacramento alcance al sujeto» (Rodríguez, 562). Leemos en el Decreto acer-ca de los sacramentos: «Si alguno dijere que por medio de los mismos sacramentos de la nueva Ley no se confiere la gracia ex opere operato, sino que la fe sola en la promesa divina basta para conseguir la gracia: sea anatema» (DH 1608). Y en el
Decreto sobre la justificación: «somos justificados por la fe, porque “la fe es el prin-cipio de la humana salvación”, el fundamento y raíz de toda justificación; “sin ella es imposible agradar a Dios” (Heb 11,6) y llegar al consorcio de sus hijos» (DH 1532). Para Trento no hay duda de la importancia principal de la fe, que actúa en los sacramentos, pero niega que sea la fe sola, ya que ellos fueron instituidos por Cristo y así actúan ex opere operato. El problema era la mirada dialéctica que poseía la Reforma. Lamentablemente la polémica postridentina hizo que la teología ca-tólica exaltara ahora «unilateralmente el valor de los sacramentos, desvaneciendo el papel de la fe salvadora» (Villette, II, 364). Se perdió de vista la relación entre «la fe del sujeto y la eficacia de los sacramentos recibidos», como también el sentido más amplio de «la noción clave de fides Ecclesiae» (ibíd. 366). Felizmen-te la Felizmen-teología del siglo xx, a partir de la renovación bíblica, litúrgica y patrística, paulatinamente ha recuperado el equilibrio perdido, lo cual ha implicado, además, importantes consecuencias en el camino ecuménico. Así el Concilio Vaticano II puede decir que «los sacramentos están ordenados a la santificación de los hom-bres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios, pero, como signos, tienen también un fin instructivo. No solo suponen la fe, también la fortalecen, la alimentan y la expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe. Confieren ciertamente la gracia, pero también su celebración dispone óptimamente a los fieles a recibir la misma gracia con fruto, a dar culto rectamente a Dios y a practicar la caridad» (SC 59).
3. Síntesis teológica de la relación fe-sacramentos. El recorrido histórico nos ha mostrado que la relación entre fe y sacramentos solo puede ser comprendida adecuadamente si se entiende dentro de la Iglesia que es sacramento de Cristo. Cada sacramento es realización y expresión de la fe de la Iglesia en cuan-to Cuerpo de Criscuan-to y obra del Espíritu Sancuan-to. Desde ella y dentro de ella se da la indispensable fe del sujeto. Y a la vez, la misma celebración de los sacramentos realiza y construye a la Iglesia como tal. La Iglesia nace de los sacramentos, princi-palmente del bautismo y la Eucaristía, como afirmaba santo Tomás: Sacramenta, a quibus fabricata est Ecclesia(In I Cor. 11,2).
3.1. La Iglesia como sacramento. Según el Concilio Vaticano II, «la Iglesia es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y
de la unidad de todo el género humano» (LG 1), de tal manera que se constituye como «una realidad entrelazada en la que están unidos el elemento divino y el humano» pero, en la que «el organismo social de la Iglesia está al servicio del Espíritu de Cristo, que le da vida para que el cuerpo crezca» (LG 8). Por eso ella es koinonía (Hch 2,42; cf. 4,32; 5,12.13), porque la comunidad que celebra los sacramentos está unida a Jesucristo, su cabeza, gracias a la acción divinizadora del Espíritu Santo, la cual es un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, porque participa de un único bautismo (Gál 3,27-28), del mismo pan (1 Cor 10,16-17), del mismo Espíritu (2 Cor 13,13; 1 Cor 12,11) y está «en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo» (1 Jn 1,3).
La asamblea sacramental y litúrgica «es un sujeto colectivo porque comparte la vida de Cristo, es comunión en su Espíritu. Cuando la asamblea realiza su ritual, Cristo está actuando en y a través de su cuerpo. Se da una mutua auto-mediación y lo mediado es la koinonía o el compartir la vida en Cristo. Esa vida compartida en Cristo, ese don del Espíritu es la gracia, la participación en la vida de Dios» (Kelleher, 195). Así pues, en esa asamblea litúrgica se manifiesta y realiza la doble realidad sacramental de la Iglesia expresada en LG 1: los hombres se unen íntimamente a Dios y se produce la unidad del género humano. Si comprendemos, además, la gracia como autocomunicación de Dios y relación con él, entonces los sacramentos, en cuanto «forma histórica en la cual el ofrecimiento divino de la gracia se ha hecho visible, palpable, de tal manera que el creyente puede ser capaz de aceptar ese ofrecimiento en la libertad de la fe» (Kilmartin, 545), entonces la recepción de cualquier sacramento implicará para el creyente el continuar acep-tando y viviendo esa misma fe en la vida diaria.
3.2. La fe de la Iglesia. Los sacramentos están fundados «en el acontecimiento total de Cristo y, más precisamente, los sacramentos, en cuanto acción de la Iglesia, actualizan a la misma Iglesia como sacramento de salvación en dependencia de Cristo, que es el sacramento primordial» (Kilmartin, 545). Con toda razón, entonces, K. Rahner afirmó que los sacramentos son la autorrealización (cf. K. Rahner, La Iglesia y los sacramentos [Barcelona 1964] 23) de la misma Iglesia, en cuanto sacramento universal de salvación, ya que en la celebración de ellos se hace presente la Iglesia con su fuerza salvífica, don de Cristo, que es también fruto de la redención y organismo visible de la presencia del Espíritu de Cristo. Entonces es la Iglesia como tal, con su fe en Cristo, la que es «el sujeto total y el ministro total de los sacramentos»; la fe de la Iglesia «entra en la constitución del signo sacramen-tal y media la eficacia del sacramento» (Rodríguez, 565). La Iglesia, a partir de su fe, le da el auténtico significado a los gestos rituales y, por lo tanto, media su efi-cacia, ya que «los sacramentos de la Nueva Ley causan lo que significan» (Santo Tomás, IV Sent., dist.I q.1 a.4 q.1 sed contra), pero de tal manera que «la virtus le llega al elemento por la palabra, pero no quia dicitur, sed quia creditur» (Ro-dríguez, 566, citando a san Agustín, In Io.15,2, tract. 80,3 [PL 35, 840]). O sea, la fe de la Iglesia es parte constitutiva de los sacramentos en cuanto signos eficaces de la gracia, ya que les confiere su significado y por lo tanto media en su eficacia, no en el sentido de reemplazar la causa meritoria, que es la pasión de Cristo, ni su causalidad principal, que es su institución por parte de Jesucristo, sino en cuanto constituye la relación entre la pasión de Cristo y el signo sacramental (cf. Santo
Tomás, IV Sent. IV, dist.I q.1 a.4 q.3 co). Todo «acontecimiento sacramental tiene lugar» «en el seno de la fe» que profesa la Iglesia (Rodríguez, 568).
3.3. Autorrealización de la Iglesia en los sacramentos como comunidad de fe.
Cuando hablamos de la fe de la Iglesia no hablamos de algo simplemente nocio-nal, sino de algo existencial, de una forma de vida. La Iglesia se autorrealiza en los sacramentos como comunidad de fe que actualiza su vida de fe en la predicación, la liturgia, la comunión y el servicio. En cada celebración sacramental se realiza la Iglesia en su misión y servicio al mundo de tal manera que en dicha celebración «la comunidad refleja su preocupación por ser comunidad de salvación y órgano de comunicación de la salvación al mundo»; los sacramentos «son la expresión social de la respuesta de fe a la palabra de la revelación: la palabra de promesa de la presencia del Señor resucitado y del Espíritu de Dios en la comunidad» (Kil-martin, 534). Respuesta de fe que es la aceptación por parte de la comunidad de ser ofrenda permanente, en Cristo y el Espíritu, para servicio del mundo. De tal manera que, si bien la Iglesia no se identifica con Cristo, su cabeza, sin embargo, la Iglesia actúa «por, con y en Cristo», aunque bajo las condiciones y limitaciones de la historia. De esa manera lo que la Iglesia celebra expresa de manera adecuada, aunque siempre limitada, lo que Cristo realiza en y a través de la Iglesia y sus sacra-mentos. La Iglesia, unida a Cristo, con su respuesta de fe y fidelidad a la Palabra, testimonia y ofrece la salvación al mundo. Su misma fe, y la celebración de los sacramentos como expresión de ella, es la forma de transmitir la Buena Noticia a todos los pueblos.
La asamblea litúrgica es el lugar donde el fiel responde a la gracia de Dios y, por lo tanto, es un «medio de gracia en el sentido de ser un medio que dispone al sujeto para la total aceptación de la gracia que está siendo ofrecida y simbólica-mente representada»; esa celebración recibe su significación honda y profunda del misterio pascual de Cristo y es «una forma de practicar la vida de fe» (Kil-martin, 539), pero que implica que esa fe se debe extender a toda la vida del fiel, ya que la fe es una actitud vital que comporta la persona completa. Y al recibir su significación de los misterios de Cristo, la fe de la Iglesia es también, de alguna manera, una participación en la vida y actitudes de Cristo frente al Padre y a la humanidad. Se puede decir entonces que es participación en la «fe» de Cristo, en cuanto actitud de obediencia al Padre y de dejarse conducir por el Espíritu Santo en su misión. La celebración de los sacramentos, como actos de fe de la comuni-dad, son una actualización, por obra del Espíritu, del misterio de Cristo. Es decir, son una participación, en Cristo, del encuentro con el Padre. Son una forma de participar, expresar y profundizar en la alianza entre Dios y la humanidad sellada por la sangre de Cristo.
3.4. Los sacramentos son objetos de la fe. Efectivamente «la comunidad sacer-dotal actualiza su carácter sagrado y su estructuración orgánica por medio de los sacramentos y de las virtudes» (LG 11). «Son sacramentos de la fe que nace y se alimenta de la palabra» (PO 4). La fe es adhesión a la Palabra de Dios transmitida por los apóstoles. De tal manera que la celebración de los sacramentos es una con-fesión de la misma fe que tuvieron los apóstoles y que nos han transmitido hasta hoy. Así el objeto de la fe es Dios, es su economía salvífica y, dentro de ella, son también los sacramentos en su calidad de signos y de instrumentos de salvación.
De esa manera, la celebración sacramental no está solo en el nivel de la respuesta humana a la salvación ofrecida, sino en primer lugar, en el nivel de la acción de Dios y del ofrecimiento de su gracia. Es una confesión de fe en la virtud salvífica del sacramento y en su relación con el misterio pascual de Cristo. El sacramento es definitivamente una profesión de fe (cf. S. Tomás, Sth. III q.61 a.4). Profesión de fe en la Trinidad y en la economía de la salvación instaurada por Jesús y el Espíritu a través de la Iglesia. Confesión de fe en el sacerdocio común de los fieles y en el sacerdocio ministerial, ambos participación del único sacerdocio de Cristo (LG 11). «Los sacramentos son, pues, sacramenta fidei en el sentido de que pertenecen al objeto de la fe y son el cauce por el que la fe justifica y se hace dinámica a través de la caridad» (Rodríguez, 562).
3.5. La fe del creyente en la fe de la Iglesia. Los sacramentos son también «sa-cramenta fidei porque plenifican y consagran la fe del sujeto, que se hace virtus, potentia para caminar ante Dios hacia la Patria» (ibíd. 561). Desde el NT y en toda la tradición de la Iglesia, la fe ha sido considerada siempre indispensable para la celebración fructífera de cualquier sacramento. Leemos en Pablo: «al ser sepul-tados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la fuerza de Dios, que lo resucitó de entre los muertos» (Col 2,12; cf. Rom 3,22-26). Y ya hemos mencionado lo que afirma Trento: «“la fe es el principio de la humana salvación”, el fundamento y raíz de toda justificación; “sin ella es imposible agradar a Dios” (Heb 11,6)» (DH 1532). Un sacramento solo puede producir sus frutos si se acoge preparado por la fe, por la cual somos justificados. Los sacramentos son eficaces por la fe y en la fe, sin la fe no proporcionan fruto, y el fruto es, finalmente, proporcional a la misma fe. Así la fe «se constituye en una suerte de principio dinámico interior al sujeto, que por medio de la fe acoge y hace actual en él el
opus operatum del sacramento» (Rodríguez, 571). Pero esa fe es la fe de la Igle-sia. «Cuando el fiel está personalmente identificado con la fe de la Iglesia que se simboliza en el sacramento, todo lo que la Iglesia cree y espera del acontecimiento significado es recibido por el sujeto» (Tena, 404), porque «la fe de la Iglesia es anterior a la fe del fiel, el cual es invitado a adherirse a ella» (CCE 1124). Es la invitación a la participación «consciente, activa y fructífera» (SC 11) de todo fiel en la celebración litúrgica.
3.6. El sacramento fortalece la fe del creyente. Hemos visto que SC59 afirmaba que los sacramentos fortalecen y alimentan la fe. La fe es también un efecto del sacramento. No solamente en el sentido de acrecentar la convicción personal o fortalecer los compromisos propios de todo sacramento, lo cual es evidentemente un fruto importante de la celebración consciente y activa de todo sacramento, sino que, más hondamente, el sacramento confiere o acrecienta la virtud de la fe. «La fe inicial del sujeto ante la predicación de la Iglesia recibe en el sacramento su per-fección santificante como fruto de la eficacia de gracia que el sacramento tiene» (Rodríguez, 578). Cada sacramento es una profesión de fe, pero que también engendra o acrecienta la fe como virtud que nos dona o profundiza la filiación divina. Según el Decreto sobre la justificación de Trento, los creyentes «se dispo-nen para la justicia misma» «concibiendo la fe por el oído», «creyendo que es verdad lo que ha sido divinamente revelado y prometido» (DH 1526). «A esta disposición o preparación, síguese la justificación misma» (DH 1528), por la cual
«recibe el hombre las siguientes cosas que a la vez se le infunden, por Jesucristo, en quien es injertado: la fe, la esperanza y la caridad» (DH 1530). La fe previa es siempre frágil, a veces difícil, amenazada por la duda, en cambio la virtud de la fe es el aumento de la vida de fe, es la gracia que fortalece y la caridad que es operativa en la vida. Por eso la catequesis antigua llamaba al bautismo iluminación, porque el cristiano se convierte ahora en «hijo de la luz» (1 Tes 5,5). Afirma san Cirilo de Jerusalén en una de sus famosas Catequesis: «Conserva en ti, por tanto, la fe que se dirige a Él, para que recibas de Él también la que opera cosas por encima del hombre» (Catech. 5, 11). Esta convicción eclesial se puede apreciar hoy presente en las preguntas iniciales para los catecúmenos que acceden al bautismo: ¿Qué pides a la Iglesia de Dios?: la fe; o la iluminación.
4. Consecuencias para el ecumenismo. El recorrido histórico realizado nos ha mostrado que la controversia con la Reforma dañó de manera importante la concepción católica del valor de la fe en el proceso de salvación y su importan-cia en la acción ex opere operato de los sacramentos. Su recuperación durante el siglo xx ofrece esperanzas para una mejor comprensión de los sacramentos como sacramentos de la fe. Sin duda el camino para salir de la confrontación dicotómica en la que había caído la teología postridentina ha sido el volver a una más profunda y mejor comprensión de los sacramentos como sacramentos de la Iglesia, y la fe como fe de la Iglesia. La fe cristiana es, en sentido hondo, sacramental y por eso los sacramentos hay que entenderlos dentro de una sola fide correctamente entendida. Y dado que los sacramentos no son exteriores a la fe y no tienen eficacia más que desde ella, no porque la fe obre en ellos su eficacia, sino porque solo en la fe se recibe el don de justicia y santidad, entonces la sacramentalidad y la fe forman una unidad necesaria e inseparable. El tema es por lo tanto eclesiológico, y allí debe caminar la reflexión futura. No cabe duda que tanto la concepción católica como la concepción luterana ponen a la fe como principio necesario para la justificación, pero es la fe de la Iglesia, en la cual se incorpora el nuevo creyente y desde la cual recibe la Palabra de salvación. Ahora bien, si se profundiza adecuadamente en esa fe de la Iglesia, se podrá ver que incluye la fe personal, incluso la fe-confianza tan característica de la Reforma; como también la fe como objeto para ser creído, fe del conjunto de la comunidad a lo largo de la historia, que hace presente la virtua-lidad ex opere operato de la acción sacramental. Sin embargo, todo esto implica una concepción sacramental de la Iglesia, es decir el tema de la capacidad de mediación que pueda tener la comunidad eclesial y sus celebraciones rituales. Allí es donde se encuentra el verdadero punto de debate entre la concepción católica y la de la Re-forma. Es la comprensión acerca de la manera como Dios entra en contacto con el ser humano a través de la realidad creada, en particular, de su Iglesia. Es la cuestión de cómo el Trascendente actúa en la inmanencia.
Bibliografía: L.-M. Chauvet, Símbolo y sacramento. Dimensión constitutiva de la existencia cristiana (Barcelona 1991); T. Citrini, «La chiesa e i sacramenti», en G. Ruggieri, Enciclopedia di teologia fondamentale. Storia. Progetto. Autori. Categorie, I (Genova 1987) 555-651; J. Gaillard, «Les sacrements de la foi»: RevTh59 (1959) 5-32. 270-309; Íd, «Foi et sacrement. Jalons pour une théologie oecuménique»: VSp
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Rodrigo Polanco
Voces relacionadas: Bautismo e Iglesia; Comunión; Cuerpo de Cristo; Cristo fundador y fundamento de la Iglesia; Espíritu Santo e Iglesia; Eucaristía e Iglesia; Li-turgia; Misterio; Palabra e Iglesia; Sacramentalidad; Trinidad e Iglesia.
SACRAMENTALIDAD
1. La recuperación de la «sacramentalidad» de la Iglesia en el Concilio Vaticano II - 2. La Iglesia-sacramento en el Concilio Vaticano II: 2.1. Contexto previo a los textos definitivos; 2.2. Contexto inmediato de su uso en la LG; 2.3. El uso de la palabra «sacramento» en el Concilio Vatica-no II - 3. La Iglesia-sacramento como expresión de una eclesiología relacional - 4. La sacramentalidad salvífica universal de la Igle-sia como expresión de su ser universaleconcretumsacramentale- 5.La sacramentalidad como categoría teológico-hermenéutica: 5.1. La «ontología relacional» de la Iglesia-sacramento como categoría hermenéu-tica central; 5.2. Las tres dimensiones del sacramento - 6.Triple estructura-ción de la eclesiología en clave de sacramentalidad - 7. La Iglesia-sacramento como presencia real de Cristo en diversos modos y su validez eclesiológica: 7.1. La Iglesia sacramento de la presencia real de Cristo; 7.2. Los dos signos centrales de la eclesiología sacramental en LG: la sacra-mentalidad del Episcopado y la eclesiología eucarística; 7.3. Validez eclesiológica de la categoría sacramental para la Iglesia.
1. La recuperación de la «sacramentalidad» de la Iglesia en el Concilio Vaticano II. El Concilio Vaticano II describe a la Iglesia, con el fin de determinar su relación específica con la acción salvífica de Dios en relación con el mundo, con la palabra explícita sacramentum, empleada diez veces: LG 1.9.48.59; SC 5.26; GS 42.45; AG 1.5 (cf. también: «auxilio general de la salvación», UR 3),
LISTA DE AUTORES
Ancona, Giovanni, Universidad Pontificia Urbaniana (Roma): reino de Dios
Arrieta, Juan Ignacio, Consejo Pontificio para la interpretación de los Textos le-gislativos (Ciudad del Vaticano): cardenales; curia romana
Asola, Paolo, Universidad Pontificia del Laterano (Roma): ministerios laicales
Astigueta, Damián Guillermo, Universidad Pontificia Gregoriana (Roma): ex-comunión
Brambilla, Franco Giulio, Facultad Teológica de Italia del Norte (Milán): testi-monio
Bueno de la Fuente, Eloy, Facultad de Teología del Norte de España (Burgos):
sinodalidad
Burigana, Riccardo, Instituto de Estudios Ecuménicos «San Bernardino» (Ve-necia): movimiento ecuménico
Cabria, José Luis, Facultad de Teología del Norte de España (Burgos): protoca-tolicismo
Calabrese, Gianfranco, Facultad Teológica de Italia del Norte (Génova): comu-nión; infalibilidad
Calvo, Roberto, Facultad de Teología del Norte de España (Burgos): sínodos dio-cesanos
Canobbio, Giacomo, Facultad Teológica de Italia del Norte (Milán): necesidad (de la Iglesia)
Carriquiry, Guzmán, Consejo Pontificio para los Laicos (Ciudad del Vaticano):
movimientos eclesiales
Casale, Umberto, Facultad Teológica de Italia del Norte (Turín): conferencia epis-copal
Casalegno, Alberto, Facultad Teológica de Italia del Sur. Sección «San Luigi» (Nápoles): eclesiología joánica
Castellucci, Erio, Facultad Teológica de Emilia Romana (Bolonia): eclesiología de la contrarreforma; eclesiología medieval occidental; presbiterado; sacerdocio
Cattaneo, Arturo,'BDVMUBEEF%FSFDIP$BOÓOJDPj4BO1ÎP9v 7FOFDJB dió-cesis y otras figuras
Cereti, Giovanni, Facultad Pontificia Teológica «Marianum» (Roma): docu-mentos magisteriales sobre ecumenismo
Cislaghi, Gabriele, Facultad Teológica de Italia del Norte (Milán): Espíritu Santo e Iglesia
Coccopalmerio, Francesco, Consejo Pontificio para la Interpretación de los Tex-tos Legislativos (Ciudad del Vaticano): consejo pastoral
Coda, Piero, Instituto Universitario «Sophia» (Loppiano-Florencia): historia e Iglesia
Colom, Enrique, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma): teología de la liberación
Lista de autores
Colzani, Gianni, Universidad Pontificia Urbaniana (Roma): evangelización; mi-sión; plantatio Ecclesiae
Crociata, Mariano, Conferencia Episcopal Italiana (Roma): Sínodo de los obispos
Dal Ferro, Giuseppe, Instituto de Estudios Ecuménicos «San Bernardino» (Ve-necia): teología ecuménica
De Rosa, Michele, Obispo de Cerreto Sannita-Telese-Sant’Agata dei Goti: índole escatológica
De Salis, Miguel, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma): laicado; santidad
Del Riccio, Roberto,Facultad Teológica de Italia del Sur. Sección «San Luigi» (Nápoles): jerarquía de verdades, palabra e Iglesia
Delgado, Miquel, Consejo Pontificio para los Laicos (Ciudad del Vaticano): aso-ciaciones de fieles
Di Berardino, Angelo, Instituto Patrístico «Augustinianum» (Roma): eclesiolo-gía patrística occidental
Dianich, Severino, Facultad Teológica de Italia Central (Florencia): mundo
Doglio, Claudio, Facultad Teológica de Italia del Norte (Génova): eclesiología de los Hechos de los apóstoles
Dotolo, Carmelo, Universidad Pontificia Urbaniana (Roma): libertad religiosa; religiones; religiosidad
Fabris, Rinaldo Estudio Teológico del Seminario Interdiocesano de Udine (Udi-ne) doce; Pedro
Farrugia, Edward, Instituto Pontificio Oriental (Roma): eclesiología patrística oriental
Fisichella, Rino, Universidad Pontificia del Laterano (Roma): magisterio
Fortino, Eleuterio (
†
), Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (Ciudad del Vaticano): práctica del ecumenismoFranklin, William, «American Academy in Rome» (Roma): eclesiología anglicana
Galantino, Nunzio, Facultad Teológica de Italia del Sur. Sección «San Luigi» (Nápoles): persona e Iglesia
Ghirlanda, Gianfranco, Universidad Pontificia Gregoriana (Roma): institución
Giraudo, Cesare, Instituto Pontificio Oriental (Roma): Eucaristía e Iglesia
González Silva, Santiago, Instituto de Teología de la Vida Consagrada «Claretia-num» (Roma): vida consagrada
Goyret, Philip, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma): episcopado; su-cesión apostólica
Grohe, Johannes, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma): concilio ecuménico
Hauke, Manfred, Facultad de Teología de Lugano (Suiza): diaconado
Henn, William, Universidad Pontificia Gregoriana (Roma): eclesiología reformada
Izquierdo, César, Universidad de Navarra (España): notae Ecclesiae
La Delfa, Rosario, Facultad Pontificia Teológica de Sicilia «San Giovanni Evan-gelista» (Palermo): pertenencia (a la Iglesia); María y la Iglesia; unidad
Lanza, Sergio (
†
), Universidad Pontificia del Laterano (Roma): pastoralLongobardo, Luigi, Facultad Teológica de Italia del Sur. Sección «San Tomma-so» (Nápoles): herejía; cisma
López Amozurrutia, Julián Arturo,Seminario Conciliar de México (México):
Lista de autores
Lorizio, Giuseppe, Universidad Pontificia del Laterano (Roma): credibilidad; tradición
Madrigal, Santiago, Universidad Pontificia de Comillas (Madrid): munera Chris-ti/Ecclesiae
Maffeis, Angelo, Facultad Teológica de Italia del Norte (Milán): eclesiología lu-terana
Magee, Michael, «Saint Charles Borromeo Seminary» (Wynnewood pa): pa-triarcado
Manucci, Corrado, Instituto Pontificio Oriental (Roma): eclesiología sinóptica
Marafioti, Domenico, Facultad Teológica de Italia del Sur. Sección «San Luigi» (Nápoles): presbiterio
Maraldi, Valentino, Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Bolzano-Bressa-none (Bolzano): ministerio ordenado
Marcheselli, Cesare, Facultad Teológica de Italia del Sur. Sección «San Tomma-so» (Nápoles): eclesiología de las cartas pastorales
Martín de Agar, José Tomás, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma):
relaciones Iglesia-Estado
Martínez Juan, Manuel Ángel, Facultad de Teología «San Esteban» (Salamanca, España): estados o fases de la Iglesia
Mastantuono, Antonio, Facultad Teológica de Italia del Sur. Sección «San Luigi» (Nápoles): caridad; parroquia
Mazzillo, Giovanni,*OTUJUVUP5FPMÓHJDP$BMBCSÊTj4BO1ÎP9v $BUBO[BSP co-munidades eclesiales de base; pueblo de Dios
Mazzolini, Sandra, Universidad Pontificia Urbaniana (Roma): apostolicidad; imágenes (de la Iglesia)
Meddi, Luciano, Universidad Pontificia Urbaniana (Roma): iniciación cristiana
Militello, Cettina, Ateneo Pontificio «San Anselmo» (Roma): cuerpo de Cristo
Miralles, Antonio, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma): documentos magisteriales sobre la Iglesia; tratados de eclesiología
Montan, Agostino, Universidad Pontificia del Laterano (Roma): concilios parti-culares; derecho canónico e Iglesia
Musoni, Aimable, Universidad Pontificia Salesiana (Roma): Iglesias y comunida-des eclesiales; Iglesias hermanas
Naro, Massimo, Facultad Pontificia Teológica de Sicilia «San Giovanni Evange-lista» (Palermo): Trinidad e Iglesia
Nitrola, Antonio, Universidad Pontificia Gregoriana (Roma): salvación
Noceti, Serena, Facultad Teológica de Italia Central (Florencia): Ecclesia ab Abel
Okulik, Luis,'BDVMUBEEF%FSFDIP$BOÓOJDPj4BO1ÎP9v 7FOFDJBIglesias orientales católicas
Piazza, Orazio Francesco, Facultad Teológica de Italia del Sur. Sección «San Lui-gi» (Nápoles): colegialidad episcopal
Pié-Ninot, Salvador, Universidad Pontificia Gregoriana (Roma): Cristo fundador y fundamento de la Iglesia; sacramentalidad
Pitta, Antonio, Universidad Pontificia del Laterano (Roma): eclesiología paulina
Polanco, Rodrigo, Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago de Chile):
Lista de autores
Puglisi, Giacomo, Centro pro Unione (Roma): modelos de unidad
Repole, Roberto, Facultad Teológica de Italia del Norte (Turín): catolicidad
Richi, Gabriel, Universidad Eclesiástica «San Dámaso» (Madrid, España): her-menéutica del Concilio Vaticano II
Río, María Pilar, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma): ekklesía
Rodríguez Garrapucho, Fernando, Universidad Pontificia de Salamanca (Espa-ña): sínodos orientales
Rosse, Stefano, Universidad Pontificia Salesiana (Turín): ritos
Rosell de Almeida, Carlos, Facultad Pontificia de Teología de Lima (Perú): Ec-clesia Mater
Rossi, Teresa Francesca, Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Roma): eclesiología congregacionalista
Ruiz Campos, Mariano, Facultad de Teología «San Vicente Ferrer» (Valencia, España): communicatio in sacris
Sansone, Giuseppina, Instituto Superior de Ciencias Religiosas «M. Sturzo» (Piazza Armerina): misterio
Saulle, Silverio, Archivo de las Causas de los Santos de la Postulación general de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos (Roma): uniatismo
Scognamiglio, Edoardo, Universidad Pontificia Urbaniana (Roma): Israel
Scordato, Cosimo, Facultad Pontificia Teológica de Sicilia «San Giovanni Evan-gelista» (Palermo): bautismo e Iglesia
Semeraro, Marcello, Obispo de Albano (Italia): Iglesia local; Iglesia universal
Sequeri, Pierangelo, Facultad Teológica de Italia del Norte (Milán): sensus fidei
Serafini, Filippo, Instituto Superior de Ciencias Religiosas Apollinar (Roma):
eclesiología veterotestamentaria
Sodi, Manlio, Academia Pontificia Teológica (Ciudad del Vaticano): liturgia
Sorrentino, Domenico, Obispo de Assisi-Nocera Umbra-Gualdo Tadino: comu-nión de los santos
Spiteris, Yannis, Obispo de Corfú-Zante-Cefalonia: eclesiología medieval bizan-tina; eclesiología ortodoxa
Tangorra, Giovanni, Universidad Pontificia del Laterano (Roma): eclesiología del Concilio Vaticano II; eclesiología postconciliar;reforma; renovación de la eclesio-logía
Trapani, Giuseppe, Facultad Pontificia Teológica de Sicilia «San Giovanni Evan-gelista» (Palermo): autoridad
Valentini, Donato, Universidad Pontificia Salesiana (Roma): primado romano; subsistit in
Vanzan, Piersandro, La Civiltà Cattolica (Roma): promoción humana
Villar, José Ramón, Universidad de Navarra (España): diócesis y otras figuras; se-cularidad
Vitali, Dario, Universidad Pontificia Gregoriana (Roma): carisma
Acción eclesial . . . 1-10 Apostolicidad . . . 10-26 Asociaciones de fieles . . . 26-34 Autoridad . . . 34-46 Bautismo e Iglesia . . . 47-64 Cardenales. . . 65-73 Caridad . . . 73-84 Carisma . . . 84-99 Catolicidad . . . 99-115 Cisma . . . 116-122 Colegialidad episcopal . . . 122-140 Communicatio in sacris. . . 140-148 Comunidades eclesiales de base . . . 148-157 Comunión. . . 157-179 Comunión de los santos . . . 179-196 Concilio ecuménico . . . 196-201 Concilios particulares. . . 202-210 Conferencia episcopal . . . 210-220 Consejo pastoral . . . 220-227 Credibilidad . . . 227-235 Cristo fundador y fundamento de la Iglesia . . . 235-250 Cuerpo de Cristo. . . 250-268 Curia romana . . . 268-278 Derecho canónico e Iglesia . . . 279-290 Diaconado. . . 291-304 Diócesis y otras figuras. . . 305-321 Doce . . . 321-341 Documentos magisteriales sobre ecumenismo. . . 341-345 Documentos magisteriales sobre la Iglesia. . . 345-349
Ecclesia ab Abel . . . 350-356
Ecclesia Mater . . . 356-366 Eclesiología anglicana. . . 366-374 Eclesiología congregacionalista . . . 374-382 Eclesiología de la contrarreforma . . . 382-385 Eclesiología de las cartas pastorales . . . 385-403 Eclesiología de los Hechos de los apóstoles. . . 404-412
Í N D I C E D E V O C E S
Índice de voces
Eclesiología del Concilio Vaticano II. . . 413-417 Eclesiología joánica . . . 417-425 Eclesiología luterana . . . 425-434 Eclesiología medieval bizantina . . . 434-438 Eclesiología medieval occidental . . . 438-442 Eclesiología ortodoxa . . . 442-450 Eclesiología patrística occidental. . . 450-466 Eclesiología patrística oriental . . . 466-470 Eclesiología paulina. . . 470-478 Eclesiología postconciliar . . . 478-483 Eclesiología reformada . . . 483-491 Eclesiología sinóptica . . . 491-501 Eclesiología veterotestamentaria . . . 501-509 Ekklesía. . . 509-515 Episcopado . . . 516-533 Espíritu Santo e Iglesia. . . 533-550 Estados o fases de la Iglesia . . . 550-563 Eucaristía e Iglesia . . . 563-581 Evangelización . . . 581-598 Excomunión . . . 598-606 Herejía . . . 607-615 Hermenéutica del Concilio Vaticano II . . . 615-623 Historia e Iglesia . . . 624-629 Iglesia local . . . 630-645 Iglesia universal . . . 645-660 Iglesias hermanas . . . 660-668 Iglesias orientales católicas . . . 668-682 Iglesias y comunidades eclesiales . . . 682-690 Imágenes (de la Iglesia) . . . 691-705 Índole escatológica . . . 705-720 Infalibilidad . . . 720-743 Iniciación cristiana . . . 743-753 Institución. . . 753-768 Israel . . . 768-777 Jerarquía de verdades . . . 778-785 Laicado. . . 786-802 Libertad religiosa. . . 803-810 Liturgia . . . 810-833 Magisterio . . . 834-849 María y la Iglesia . . . 849-865 Ministerio ordenado. . . 865-873 Págs
Índice de voces Ministerios laicales . . . 874-882 Misión . . . 882-907 Misterio . . . 907-921 Modelos de unidad . . . 921-929 Movimiento ecuménico. . . 929-934 Movimientos eclesiales. . . 934-945 Mundo . . . 945-962 Munera Christi/Ecclesiae . . . 962-971 Necesidad (de la Iglesia). . . 972-990
Notae Ecclesiae. . . 990-1005 Palabra e Iglesia . . . 1006-1022 Parroquia. . . 1022-1033 Pastoral . . . 1034-1054 Patriarcado . . . 1055-1063 Pedro . . . 1063-1081 Persona e Iglesia. . . 1081-1090 Pertenencia (a la Iglesia) . . . 1090-1114 Plantatio Ecclesiae . . . 1114-1122 Práctica del ecumenismo . . . 1123-1133 Presbiterado . . . 1133-1149 Presbiterio. . . 1150-1160 Primado romano . . . 1161-1186 Promoción humana . . . 1186-1193 Protocatolicismo . . . 1193-1201 Pueblo de Dios. . . 1201-1216 Recepción . . . 1217-1221 Reforma . . . 1221-1229 Reino de Dios. . . 1229-1245 Relaciones Iglesia-Estado. . . 1245-1256 Religiones . . . 1257-1271 Religiosidad. . . 1271-1278 Renovación de la eclesiología . . . 1279-1283 Ritos . . . 1283-1296 Sacerdocio . . . 1297-1311 Sacramenta fidei. . . 1312-1320 Sacramentalidad . . . 1320-1336 Salvación . . . 1336-1352 Santidad. . . 1352-1367 Secularidad . . . 1368-1376 Sensus fidei . . . 1376-1393 Sinodalidad . . . 1393-1401 Sínodo de los obispos . . . 1401-1411
Índice de voces Sínodos diocesanos . . . 1411-1417 Sínodos orientales . . . 1417-1427 Subsistit in. . . 1427-1455 Sucesión apostólica . . . 1455-1474 Teología de la liberación . . . 1475-1479 Teología ecuménica . . . 1479-1495 Testimonio . . . 1495-1504 Tradición. . . 1504-1517 Tratados de eclesiología. . . 1517-1520 Trinidad e Iglesia. . . 1521-1532 Uniatismo . . . 1533-1536 Unidad. . . 1536-1556 Vida consagrada. . . 1556-1571 Págs