1 JUVENTUD, FEMINISMO Y NOVIOLENCIA: APROXIMACIÓN A LOS DEBATES
ACTUALES DE MUJERES EN GAZTETXES
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA
BOGOTÁ D.C. 2020
2 JUVENTUD, FEMINISMO Y NOVIOLENCIA: APROXIMACIÓN A LOS DEBATES
ACTUALES DE MUJERES GAZTETXES
FELIPE FORERO RODRÍGUEZ
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA
BOGOTÁ D.C. 2020
3 JUVENTUD, FEMINISMO Y NOVIOLENCIA: APROXIMACIÓN A LOS DEBATES
ACTUALES DE MUJERES EN GAZTETXES
FELIPE FORERO RODRÍGUEZ
DIRECTOR DEL TRABAJO DE GRADO MINERVA CAMPION CANELAS Doctora en estudios internacionales
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA
BOGOTÁ D.C. 2020
4 TABLA DE CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN ... 6
2. FORMULACIÓN Y JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA ... 8
3. OBJETIVOS ... 16
3.1. Objetivo general: ... 16
3.2. Objetivos específicos ... 16
4. MARCO CONCEPTUAL GUÍA ... 16
4.1. Violencia ... 16
4.1.1. Violencia cultural ... 17
4.1.2. Violencia estructural ... 18
4.1.3. Violencia directa ... 18
4.1.4. Otros tipos de violencia ... 18
4.4. Resistencia ... 21
5. METODOLOGÍA ... 34
5.1. Etapa 1 – Revisión bibliográfica ... 36
5.2. Etapa 2 – Definición de categorías pertinentes ... 36
5.3. Etapa 3 – Diseño del instrumento de recolección de información – entrevista semiestructurada A ... 37
5.4 Etapa 4 – Selección de la muestra ... 37
5.5 Etapa 5 – Aplicación de la entrevista semiestructurada A ... 37
5.6 Etapa 6 – Transcripción de entrevistas semiestructuradas A ... 38
5.7 Etapa 7- Ampliación del marco conceptual a partir de los resultados obtenidos ... 38
5.8 Etapa 8 - Reformulación del instrumento de recolección de información - Entrevista semiestructurada B ... 38
5.9 Etapa 9 - Aplicación de la entrevista semiestructurada B ... 38
5.10 Etapa 10 – Presentación y análisis de resultados... 38
6. PRESENTACIÓN Y ANÁLISIS DE RESULTADOS ... 38
7. CONCLUSIONES ... 49
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ... 51
9. ANEXOS ... 57
10.1 Anexo 1. Entrevista semiestructurada A ... 57
10.2 Anexo 2 – Entrevistada 1 ... 58
5 10.3 Anexo 3. Entrevistada 2 ... 70 10.4 Anexo 4. Entrevistada 3 ... 81 10.5 Anexo 5. Tabla 3. Secciones entrevistas - Nuevas categorías. Fuente: Elaboración propia ... 94 10.7 Anexo 7. Entrevistada 4 ... 100 10.8 Anexo 8. Nubes de palabras resultado para cada entrevistada... 106
Índice de Tablas y Figuras
Figura 1. Triángulo de la violencia……….17 Figura 2. Diagrama de flujo de la metodología a partir de la Teoría Fundamentada…………31 Tabla 1. Criterios de inclusión y exclusión... 37 Figura 3. Nube de palabras elaborada ……….. …35 Tabla 2. Definición de feminismo para cada entrevistada ... 40
6 1. INTRODUCCIÓN
En el mundo, históricamente se ha visto una represión de los derechos de la mujer, dejando su rol bajo la subordinación de las actividades domésticas. Específicamente en España, durante la dictadura de Franco, se instauró el modelo de “familia como célula social de la sociedad”, en el que las mujeres perdían todo tipo de derechos civiles y humanos, pasando a ser “propiedad” de sus maridos, siendo privadas de su derecho al voto, al trabajo, a sueldos dignos, entre otros. A partir de esta represión, nacen movimientos feministas que buscan la reivindicación de los derechos de la mujer, apelando a la resistencia contra cualquier tipo de opresión causada por el Estado dictador (Perez, 2002).
La dictadura de Francisco Franco no sólo oprimió a la mujer, este gobierno limitó los derechos de toda la población, en especial de comunidades específicas como los ciudadanos pertenecientes al País Vasco, prohibiéndoles hablar su lengua, el euskera, a través de la imposición del castellano como lengua única, además de la prohibición de bailes públicos y de la predicación en vascuence en las ‘Yglesias’ (Gorriti, 2017).
Como consecuencia entra en escena ETA (Euskadi Ta Askatasuna), que nace en el contexto de la dictadura de Franco, en el año 1959 y desde ese momento se convierte en un actor crucial para el desarrollo del conflicto armado en España (Whitfield, 2014). Desde mediados de los años 70, se lleva a cabo el primer intento de salida negociada al conflicto y desde ese momento todos los gobiernos intentaron dar terminación al conflicto armado (Fisas, 2010, 2011; Whitfield, 2014). Sin embargo, así como en múltiples conflictos, la cuota pagada fue el fracaso de la mayoría. Para el caso español, muchos de los fracasos, dirían unos, ocurrieron a causa de falta de voluntad política y de compromiso e interés del Estado Español. Para otros, la causa central fue el uso de la violencia como medio para alcanzar fines políticos. No fue hasta 2017 que el mundo presenció el desarme de ETA en una ceremonia que se llevó a cabo en Bayona con verificación internacional que, no habría sido posible sin un amplio apoyo de la población civil (“El de ETA […]"- BBC News Mundo, n.d.).
Históricamente, a nivel mundial las mujeres han tenido roles activos y cruciales por la lucha de la consecución de la paz en distintos escenarios como constructoras de paz. Sin embargo, en la mayoría de los casos, han sido excluídas sistemáticamente de las mesas negociadoras
7 negándoles la posibilidad de ocupar cargos de verdadera decisión política (Zapata & McLean, 2015). Esta afirmación no se aparta del contexto español. Sin embargo, en el año 2006 con el anuncio de ETA de un alto al fuego para iniciar nuevamente negociaciones en busca de una resolución pacífica del conflicto, entró en escena una plataforma de mujeres pertenecientes a la mayoría de sindicatos y partidos políticos (salvo el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español), quienes buscaban extender recomendaciones desde su rol de mujeres vascas motivadas a hacer que se escuchara el punto de vista de la mujer respecto a cómo dar solución al conflicto armado de forma negociada. Esta plataforma se denominó Ahotsak, voces vascas femeninas por la paz. Las mujeres pertenecientes a esta plataforma tuvieron una participación en eventos culturales, sociales y políticos representativos en País Vasco y Cataluña. Su participación tuvo una fuerte relevancia en España.
Además de esta iniciativa que resalta el rol de la mujer por la búsqueda de la transformación del conflicto armado al escenario político, existen múltiples espacios en los que el feminismo encuentra cabida para deliberar respecto a su contexto. Ejemplo de esto, son los gaztetxes, centros sociales ocupados en los que a partir de la autofinanciación, se abren múltiples posibilidades para encuentros sociales y comunitarios (Molés, 2012a). Es importante conocer qué percepciones tienen las nuevas generaciones frente al rol de la mujer que encuentra cabida en los debates actuales del feminismo en el País Vasco. En este sentido, se debe entender la concepción que tiene el feminismo joven sobre el patriarcado y las manifestaciones de las violencias estructurales en el contexto vasco.
De esta manera, la presente investigación busca describir los debates actuales del feminismo en el País Vasco, aproximarse a las percepciones existentes sobre el desarrollo de este y describir las perspectivas respecto a la pertinencia de la noviolencia para las luchas feministas vascas desde las voces de jóvenes feministas vascas. Para esto, se plantea un estudio de caso desde la Teoría Fundamentada, pues ofrece la posibilidad de construir un marco conceptual flexible que se puede someter a constantes cambios a partir de los resultados que se obtienen el desarrollo de la investigación (Alvarez-Gayou, 2003; Carrera, 2014; Merlino et al., 2009; Restrepo Ochoa, 2013). Para esto se aplicaron entrevistas semiestructuradas a jóvenes feministas vascas familiarizadas con los gaztetxes que, históricamente se han caracterizado
8 por ser espacios de encuentro de suma importancia en País Vasco para diversos fines y luchas (Molés, 2012b).
2. FORMULACIÓN Y JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA
La historia de la humanidad está travesada por una amplia gama de conflictos violentos. Desde la génesis misma de los primeros asentamientos humanos y, posteriormente, de las primeras civilizaciones, la violencia caracteriza la naturaleza misma del territorio, presentándose como si fuera inherente tanto al territorio, como a quienes en él habitan (Carballés, 2017; Paris, 2013). En la construcción de los Estados modernos se conjugan dos paradigmas que dan origen a dos historias, las cuales se aproximan al pasado de forma distinta sirviendo a objetivos complementarios más que opuestos. El primero es el paradigma romántico, en el que la historia tiene como fin la creación de una identidad sólida, dominada por la dimensión afectiva. El segundo es el paradigma ilustrado en el que la historia tiene como finalidad el conocimiento científico del pasado (Carretero, 2007).
Como consecuencia, con el paso del tiempo se posan sobre la población diversas formas de experimentar el pasado a partir de la manera en que este se presenta. Es así como se esculpen identidades gracias a elementos emocionales que generan dinámicas de enfrentamiento, no solo a manera de conflicto violento, pero que pueden alimentarlo. El peligro es, entonces, caer en dinámicas diferenciadoras negativas: nosotros y los otros; amigo o enemigo; los buenos y los malos (Carretero, 2007). Así, el contexto del conflicto armado reciente y los diversos mecanismos y manifestaciones de la violencia que en él encontraron cabida, dio como resultado una sociedad fragmentada, herida, que no ha sido escuchada ni reparada en su totalidad por las atrocidades que sufrió (Pulgar Reguero, 1996).
Históricamente, Europa se ha visto involucrada como actor principal en gran número de enfrentamientos alrededor del mundo. Su historia imperialista y colonialista causó tal impacto en el mundo que incluso hoy las consecuencias de su accionar son observables en cualquier rincón del planeta. Sin duda alguna los conflictos que han generado mayor impacto son la Primera y la Segunda Guerra Mundial, estos conflictos reconfiguraron el territorio europeo (Soto Carrasco, 2010), su población se vio diezmada significativamente, sus economías sufrieron retrocesos catastróficos que, hasta hace algunos años, seguían
9 significando compensaciones económicas a los aliados y en la opinión del público en general; por lo tanto, se hizo evidente la necesidad de crear herramientas vinculantes que impidieran el desencadenamiento futuro de un conflicto de dimensiones similares (Ayen, 2010; Nash, 1991).
De manera simultánea a la Segunda Guerra Mundial, en Europa ocurrieron eventos de gran importancia como lo fue, en España, la llegada de Francisco Franco al poder en 1939 (A. Fernández et al., 2018). Con este nuevo gobierno, se agudiza la represión a diferentes pueblos, como el Pueblo Vasco, y en mayor medida a la mujer. No solo se continua con la imposición de seguir perteneciendo al Estado español, sino que se arremete de manera sistemática contra cualquier tipo de manifestación de lo vasco y alimenta el sistema patriarcal (F. Martínez, 2017).
El franquismo supuso un retroceso significativo en cuanto al progreso alcanzado durante la II República, época en la que a las mujeres se les había reconocido derechos como ciudadanas. El principal objetivo de la disciplina característica del franquismo frente a la mujer, así como de otros regímenes autoritarios del periodo de entreguerras en Europa, fue frenar su proceso emancipador (Yusta, 2005). Lo anterior se basó en la instauración de políticas familiares, las cuales buscaban subordinación y dependencia de las mujeres. Así, la imposición de las virtudes familiares como virtudes cívicas se dio a través del rasgo característico del catolicismo, imponiendo a la familia como principal célula social (Molinero, 2008).
Para el adoctrinamiento de las nuevas generaciones de mujeres con estas políticas franquistas, se hizo uso de agentes socializadores como las órdenes, congregaciones y organizaciones religiosas femeninas, las cuales contaron con herramientas como escuelas de hogar y formación, granjas-escuelas, cátedras ambulantes y el servicio social; además, se desarrolló una transformación de los currículos educativos. Todo esto dirigido a brindar herramientas orientadas al servicio del hogar y de “los otros” (F. Martínez, 2017). El proyecto antiemancipador franquista designaba al Estado como “cabeza de la familia”, como institución que buscaba el bienestar colectivo.
10 Otro elemento que llevo a la sociedad española a un retroceso en cuanto a la emancipación femenina fueron las múltiples reformas laborales, como: la Ley Fundamental, el Fuero del Trabajo de 1938, la cual establecía que las demandas femeninas de empleo tenían que ir acompañadas del nombre y situación del marido, su profesión, empleo, salario, hijos y edad de los mismos, además de prohibir el empleo a la mujer casada si marido percibía determinado ingreso; la Ley de Reglamentaciones de 1942, la cual decretó el abandono del empleo al momento casarse; la Ley de Contrato de Trabajo de 1944, la cual establecía la subordinación jurídica de la mujer a su marido, quien podía negarle la capacidad de cobrar directamente su sueldo (Borrego Prieto, 2019; Martínez Cuesta, 2017).
Como respuesta a la dictadura, surgen diversos movimientos antifranquistas. Sin embargo, a pesar de que estos movimientos luchaban contra las injusticias de la represión, no daban el lugar que correspondía a la mujer. Esto teniendo en cuenta los desarrollos emancipadores que se tenía en España previo a la dictadura. Por lo anterior, surgen diferentes movimientos antifranquistas feministas (Yusta, 2005).
Los movimientos feministas de resistencia a la dictadura surgen inicialmente dentro del Partido Comunista de España (PCE) en los años sesenta. Muchas de sus militantes sufrieron la represión mediante el exilio, la cárcel o el fusilamiento. Además, una gran mayoría eran familiares de presos políticos y gracias a esto nace la figura de Mujer de preso, identidad colectiva organizada y comprometida públicamente contra la dictadura. Las mujeres pertenecientes al PCE y a la movilización de las Mujeres de Preso crearon el Movimiento Democrático de Mujeres (MDM) en Madrid (Blasco, 2018). Esta fue la mayor movilización de masas femeninas desde la posguerra, y tuvo como objetivo organizar a las mujeres para la resistencia a la dictadura y la lucha colectiva (Movimiento Democrático de Mujeres, 2020). Como se mencionó anteriormente, surgieron diferentes movimientos antifranquistas de resistencia, uno de los más relevantes fue ETA. La decisión de crear ETA se toma en diciembre de 1958 y se constituye formalmente en Julio de 1959 como organización independentista que buscaba la creación de un Estado Vasco independiente de Francia y España amparado en el derecho a la libre determinación de los pueblos (Benjamín Tejerina, 2015; Whitfield, 2014).
11 Durante el siglo XX e inicios del XXI, ETA estuvo asociada a distintos partidos políticos, la mayoría de los cuales fueron ilegalizados debido a que esta agrupación fue catalogada por el Estado español y por la comunidad internacional como un grupo terrorista. Por esta razón, sufrió gran número de escisiones. Lo anterior resultó en un contexto político complejo que condujo a la sociedad española, francesa y vasca, a padecer la violencia durante un periodo de casi 50 años en los que, a pesar de ser democracias modernas, se restringieron un número significativo de proyectos políticos (Whitfield, 2014).
Este contexto impidió la posibilidad de conformar partidos políticos independentistas afines o con objetivos compartidos con ETA (Fisas, 2011). Uno de los partidos políticos ilegalizados fue Batasuna, el cual en 2007 sufrió un golpe directo al ser encarcelados 23 miembros de la Mesa Nacional del mismo, dentro de los que se encontraba Joana Guereiro, miembro de la plataforma Ahotsak, voces vascas femeninas por la paz, la cual será mencionada más adelante(Los 23 detenidos | El Correo, 2007).
A pesar de ser ETA un movimiento independentista antifranquista, este continuó existiendo aún después de finalizada la dictadura, pues la represión al Pueblo Vasco no finalizó con esta. Sus objetivos continuaban siendo la independencia vasca y la reivindicación de sus derechos como pueblo autónomo. Una de las estrategias empleadas por ETA fue tratar de controlar las nuevas formas de conflicto y condicionar las agendas de estas. De lo anterior, se tiene que (B. Tejerina, n.d., p. 10):
Su intervención directa en el conflicto sobre la construcción de la Central Nuclear de Lemoniz y la pretensión de cooptación de los Comités Antinucleares es un ejemplo claro de esta estrategia. Pero también los movimientos feministas, antimilitarista y de recuperación lingüística se vieron sometidos a tensiones constantes por la influencia y el intento de control de los sectores sociales ligados a la violencia política.
Sin embargo, aún con la estrategia mencionada, en ETA, así como la lucha independentista, el grueso de la militancia de izquierdas y sindical se seguían mostrando como espacios mayoritariamente masculinos. Aunque existía militancia activa de mujeres en los movimientos, la participación política se le reconocía principalmente a hombres (Lozano Torres, 2016).
12 Como se mencionó anteriormente, ETA siguió en la escena española luego del fin de la dictadura, simplemente dejando de lado la cualidad antifranquista. Con esto, al ser un grupo armado, representaba un peligro para el Estado español debido a que este no cumplía con el monopolio de la fuerza, característica fundamental para un Estado moderno. De esta manera, así como el franquismo persiguió y criminalizó a ETA y los partidos políticos y movimientos afines a este grupo, España y Francia asumieron el mismo papel (B. Tejerina, n.d.; Whitfield, 2014).
Para dar fin a este conflicto, se dieron varios intentos de salida negociada al mismo. Dentro de los múltiples intentos se presentaron propuestas desde la academia como la Cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos en julio de 1998, extendida por el titular de la cátedra Vicenç Fisas, o la propuesta de Johan Galtung en abril de 1998. También, desde el escenario político hubo diferentes propuestas, como la llamada alternativa KAS, expuesta por la Koordinadora Abertzale Sozialista en 1976; el Plan Ardanza, presentado en marzo de 1998 por el lehendakari (presidente del Gobierno Vasco) José Antonio Ardanza; el “nuevo marco” de Herri Batasuna (HB) presentando en abril de 1998 el documento “Hacia un nuevo marco” y en mayo del mismo año el documento “Bases para un acuerdo nacional”; la Declaración de Lizarra o Pacto de Estella, firmada en septiembre de 1998 que permitiría una tregua con ETA, la cual se anunció el mismo mes; las propuestas del lehendakari Juan José Ibarretxe del año 2000, las del Foro Multipartito desarrollado en octubre del mismo año “una propuesta inicial de Acuerdos Básicos para la Construcción de un Proceso de Paz y de Normalización Política”, la del año 2001, año en el que se presentan nuevas bases para un acuerdo de paz en el pleno monográfico sobre autogobierno, en febrero del mismo año presenta también un producto de las anteriores, “por un compromiso social a favor de la No-violencia y el Diálogo. Un camino de solución”; la propuesta extendida por el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, al presidente José María Aznar mediante una carta con fecha del 23 de julio del 2000; el planteamiento de Aralar (partido político independentista existente desde 1991 como escisión de HB del cual era una corriente opinión) (Fisas, 2010). Aparte de las propuestas mencionadas, es preciso mencionar algunas más que destacaron por su innovación o por la naturaleza misma de lo que ofrecieron. En este sentido, la propuesta de Batasuna “un escenario de paz” destaca porque por primera vez puntualiza “la necesidad
13 de renunciar a cualquier proyecto político y al respeto a la pluralidad de sentimientos” (Fisas, 2011).
Otra de las propuestas más reconocidas fue la Carta Pastoral de los obispos vascos titulada “Prepa la Paz”, la cual generó bastante polémica debido a que la prensa españolista de manera amarillista resaltó el comentario sobre la ilegalización de batasuna y dejó de lado la mencionada necesidad de la disolución de ETA. Otra propuesta reconocida fue la “Declaración de Anoeta”, en la que el dirigente de Batasuna, Arnaldo Otegi, presentó una propuesta innovadora en tanto plantea dos mesas paralelas de trabajo. La primera, entre el Gobierno y ETA, y la segunda entre todas las fuerzas políticas (Fisas, 2010, 2011).
Por último, se encuentran los manifiestos de Ahotsak, voces vascas femeninas por la paz, plataforma feminista que a través de tres manifiestos presentan de manera consensuada las preocupaciones de mujeres respecto al manejo que se le ha dado al conflicto armado (Ahotsak, 2006). La plataforma nace en 2006 a raíz del anuncio público por parte de ETA, de un alto al fuego permanente ("ETA anuncia un […]", 2006). La plataforma agrupa “Parlamentarias vascas de todos los partidos, salvo del Partido Popular (PP), y mujeres de organizaciones políticas y sindicales de País Vasco, Navarra y el País Vasco francés” ("Mujeres de Ahotsak […]", n.d.).
En busca de la comprensión de la realidad mencionada, la sociedad civil acude a la academia con la esperanza de encontrar respuestas que le permitan, no solo entender su realidad, sino apropiarse de la misma. Con todo este panorama histórico de violencia en País Vasco, España y el mundo, en el que se da una invisibilización del rol de la mujer en diferentes escenarios, es pertinente identificar las perspectivas de las juventudes feministas vascas en torno a lo que entienden por violencia, no violencia, feminismo, patriarcado, entre otros conceptos afines, así como entender la relación que encuentran entre el feminismo vasco y el problema histórico del Pueblo vasco. Pues, serán ellas quienes se apropien de la reivindicación de estas problemáticas estructurales.
El gaztetxe que traduce “casa de juventud”,nacen en los años 80 en País Vasco con una fuerte identidad de resistencia, antisistema y contracultura que fue heredada de movimientos y espacios sociales de encuentro, organización y resistencia al franquismo (como movimientos
14 obreros, izquierdas independentistas y feministas entre otros), son espacios culturales autogestionados de encuentro, debate, aprendizaje y organización político-social (Glosbe, n.d.; Molés, 2012). Su origen está directamente relacionado con el movimiento okupa que nace como forma de protesta obrera en los años 60 y que para la década del 70 ya era común es España y evoluciona para consolidarse como forma de reivindicación de derechos, inequidades y libertades, en la que se ocupan y adecuan edificaciones abandonadas para vivienda y/o espacios culturales y de encuentro (R. González & Cortina-Oriol, 2019; Molés, 2012). Otro factor que contribuye a la aparición del gaztetxe fue el hecho de quehasta inicios de los años 70 existieron en el País Vasco espacios para las juventudes como lo fueron los centros juveniles o los scouts al amparo de la Iglesia que, para este periodo, empezó a intervenir fuertemente en el funcionamiento de dichos espacios (Molés, 2012).
Lo anterior explica el hecho de que las primeras y más emblemáticas okupaciones para crear gaztetxes viniera acompañada por formas de lucha o resistencia, corrientes e ideología anticapitalistas, independentistas y de reivindicación de lo vasco, feministas y con fuerte conciencia de clase, siendo estos “la Bolsa de Bilbao, la del Gaztetxe de Gasteiz (Vitoria), así como la del Euskal-Jai de Pamplona-Iruñea”(R. González & Cortina-Oriol, 2019). Los gaztetxes mencionados, se consolidaron a partir de jóvenes con agendas antimilitaristas de radios libres, de música punk y rock, asamblearios, ecologistas, feministas (…)”(R. González & Cortina-Oriol, 2019).
A partir del contexto mencionado, se entiende que los gaztetxes, a pesar de buscar suplir la necesidad de construir espacios con autonomía respecto a las instituciones públicas en busca de agendas autónomas y libres, entienden que se hace necesario establecer canales de comunicación con entidades públicas. La cooperación entre ayuntamientos y gaztetxes se incrusta dentro de las necesidades de las comunidades vascas con más fuerza a partir de la aprobación del nuevo código penal en 1996. Este, penalizaba la okupación por vía legislativa y debía suponer el debilitamiento del movimiento okupa y de los gaztetxes pero, contrario a lo que se esperaba, significó su crecimiento y revitalización (R. González & Cortina-Oriol, 2019; Molés, 2009). En contraposición, desde la misma década “es frecuente ver que los gaztetxes se constituyen en espacios cedidos por los propios Ayuntamientos. Esto se ha relacionado también con el cambio de estrategia de la Izquierda Abertzale desde los años
15 ochenta hasta la fecha”(Campion & Ortíz, 2020). Esta relación cooperativa, para Carbajo y Koochaki (2007), se da gracias a que los gaztetxes crean redes de apoyo que se extienden a otras redes en vecindarios o pueblos, entre grupos de familiares o amigos, lo que le hace ganar legitimidad al crear una (p. 184):
reciprocidad positiva (…) Es así como en estos últimos años se han dado varios casos de negociación (estabilización) de gaztetxes con los ayuntamientos, consiguiendo apoyo social mediante modos directos de relación (de maneras lurrun, cotidianas) consiguen indirectamente legitimidad política (poder hacer frente al joko de lo institucional).
Sin embargo, a pesar de concebirse como espacios libres y transformadores del status quo y de su tradición de resistencia y lucha contra inequidades y opresiones históricas, los gaztetxes han reproducido parte de la opresión estructural contra la mujer traducido en violencias y asignación de roles sin criterio más que el género, entre otras agresiones, lo que ha llevado diversificar las formas de prevención, visibilización, defensa y lucha contra las distintas manifestaciones de violencia de género (Molés, 2012).
Por último, el interés por ahondar en la forma de pensar de feministas cercanas a gaztetxes surge, dado que estos espacios son para muchos un símbolo de resistencia y libertad del pueblo vasco. Estos espacios,son mucho más que, como lo presenta Ortega (2015), modelos de autogestión para el ocio y la cultura, son espacios de enriquecimiento y crecimiento en distintos ámbitos para cada comunidad (Molés, 2012). Allí se encuentra distintas corrientes de pensamiento que definieron y posibilitaron luchas en País Vasco desde los años 80 con una herencia de resistencias y luchas mucho más antigua (J. Fernández & Aierdi, n.d.; S. González, 2011; Martinez Bernal, 2017; B. Tejerina, n.d.). Por ello, aproximarse a estos espacios desde los estudios de paz, puntualmente, desde planteamientos de la resistencia no violenta o desde la noviolencia resulta atrayente. Es en estos espacios donde se pueden buscar respuestas a la pregunta orientadora de esta investigación, ¿Qué perspectivas tienen las jóvenes feministas vascas que pertenecen a gaztetxes respecto al concepto de no violencia y la pertinencia de este en la lucha del Pueblo vasco?
16 3. OBJETIVOS
3.1. Objetivo general: Describir los debates actuales del feminismo vasco a partir de las perspectivas de jóvenes vascas.
3.2. Objetivos específicos
- Realizar una aproximación desde la Teoría Fundamentada a las percepciones de las jóvenes feministas vascas sobre el feminismo vasco en la actualidad.
- Describir las perspectivas que tienen las jóvenes feministas vascas con respecto al concepto de no violencia y su pertinencia para el feminismo vasco.
4. MARCO CONCEPTUAL GUÍA
A partir de lo expuesto anteriormente, se hace necesario delimitar las categorías pertinentes para el entendimiento de las problemáticas y dinámicas propias del contexto seleccionado. Es necesario aclarar que, ya que esta investigación se construyó a partir de la Teoría Fundamentada, el marco conceptual guía debe ser tomado como resultado de la misma (Carrera, 2014; Restrepo Ochoa, 2013).
La violencia es el concepto transversal que ha condicionado y desencadenado diferentes problemáticas en el País Vasco, España y el mundo. Por lo tanto, se hace imprescindible definirlo para desarrollar las diferentes temáticas que competen a este trabajo de investigación.
4.1. Violencia
El concepto de violencia es amplio y da lugar a diferentes definiciones. Distintos autores como el investigador francés Jean Claude Chesnais, la autora Jean-Marie Domenach o el investigador Thomas Platt, definen la violencia como un ataque directo, abierto o escondido, en el que se emplea la fuerza física para causar daño a un individuo (Martínez, 2016). Estas definiciones se refieren a violencia física. Específicamente, Domenach se cuestiona acerca de un ataque escondido, lo que podría abrir la posibilidad de una amenaza o ataque psicológico como medio de violencia. Lo cierto es que, más allá de la violencia física, existen diferentes tipos de violencia que impiden el completo desarrollo de una persona. La dinámica de la violencia se basa en la actuación de alguien sobre otro individuo, es decir, existen por
17 lo menos dos actores, quien realiza el acto violento (agresor) y quien lo recibe o padece (víctima), y tres componentes operativos: el agresor, la acción violenta y la víctima (Calleja, 2000; Martínez, 2016).
El concepto de violencia se ha intentado definir desde diferentes disciplinas como sociología, antropología, derecho, filosofía, ciencias políticas, psicología y psicoanálisis, entre otras. Desde las ciencias sociales, Eduardo González Calleja dice que la violencia puede ser definida como un. (Cuervo, 2016, p. 78):
Concepto histórico y que en toda su trayectoria como fenómeno estudiado no es posible atribuir la consecución de su definición unívoca desde alguna disciplina específica, más bien lo que se ha logrado es la superposición de perspectivas teóricas, que infructuosamente han tratado de capturar o explicar en un concepto dicho fenómeno.
Para este trabajo, se considera pertinente la definición construida por Cuervo (2016) en la que violencia es:
Aquella intervención directa de un individuo o grupo de éstos contra otro u otros, en razón voluntaria e intencionada de procurar daño o perjuicio, y con la finalidad de alcanzar, en los últimos, modificaciones de sus conductas o posturas individuales, sociales, políticas, económicas o culturales. Teniendo claro, además, que ella también puede presentarse bajo manifestaciones simbólicas o psicológicas que de igual modo reconducen las conductas de los receptores pasivos de ella.(Montoya, 2016, p. 84)
O la definición propuesta por Galtung (1990), “la violencia puede ser vista como una privación de los derechos humanos fundamentales, en términos más genéricos hacia la vida”. De la misma manera en que la definición de violencia ha sido definida por diferentes autores, sucede con su clasificación. Galtung (1990) propone que la violencia es de tres tipos: cultural, estructural y directa.
4.1.1. Violencia cultural Para Galtung (1990) son:
Aquellos aspectos de la cultura, la esfera simbólica de nuestra existencia -materializado en la religión y la ideología, en el lenguaje y el arte, en la ciencia empírica y la ciencia formal (la
18 lógica, las matemáticas) - que puede ser utilizada para justificar o legitimar la violencia directa o la violencia estructural.
4.1.2. Violencia estructural
La violencia estructural “se refiere al daño potencialmente evitable en el que a pesar de que no existe un actor identificable que provoca la violencia, éste es explicable a partir de estructuras sociales que producen distribuciones inequitativas del poder y de los recursos”. (Weigert, 1999)
Coady (1995) define la violencia estructural desde las reflexiones de Galtung, y menciona que:
Implica una ampliación semántica de la palabra violencia, cuyo objetivo es mostrar que su amenaza está presente de manera institucional incluso cuando no hay violencia en el sentido literal o “amplio”. La violencia estructural no involucra a actores que infligen daño mediante la fuerza, sino que es equivalente a injusticia social. Además de su potencialidad para llevar a confusión, el problema clave con el concepto es su dudosa sugestión de una variedad de problemas sociales que en apariencia son bastante diferentes son en realidad la misma cosa y tendrían que ser abordados de una única manera.(La Parra & Tortosa, 2003a, p. 61)
4.1.3. Violencia directa
La violencia directa implica la existencia de un agente que actúa en el desarrollo del acto violento, el cual se encuentra completamente identificado y cuenta con la intención de ejercer la acción. Cuando el agente no se encuentra identificado, se conoce como violencia indirecta (Cuervo, 2016).
4.1.4. Otros tipos de violencia
Se han definido otros tipos de violencia que contribuyen a dar sustentación teórica y conceptual a este trabajo de investigación, como la violencia simbólica y moral. Según Bourdieu (2000), la violencia simbólica es una:
Forma de violencia cotidiana mediante la cual los esquemas de percepción y valorización del carácter de una relación de dominación-sumisión son los desarrollados desde el lado del
19 dominador, es decir, se imponen a los sometidos naturalizando o presentando como inevitable su propia situación.(Martínez, 2016, p. 17)
Por otro lado, la violencia moral:
Es todo aquello que envuelve agresión emocional, aunque no sea ni consciente ni deliberada. Entran aquí la ridiculización, la coacción moral, la sospecha, la intimidación, la condenación de la sexualidad, la desvalorización cotidiana de la mujer como persona, de su personalidad y trazos psicológicos, de su cuerpo, de sus capacidades intelectuales, de su trabajo, de su valor moral. Y es importante enfatizar que este tipo de violencia puede muchas veces ocurrir sin cualquier agresión verbal, manifestándose exclusivamente con gestos, actitudes, miradas. La conducta opresiva es perpetrada en general por maridos, padres, hermanos, médicos, profesores, jefes o colegas de trabajo.(R. Segato, 2003, p. 8)
4.2. Teoría del conflicto
Diferentes autores se han interesado por postular sus propias definiciones acerca de la teoría del conflicto, como “Sun Zu, Miyamoto, Ibn Jaldun, Nicolás Maquiavelo, Karl Marx, Karl Von Clausewitz, Thomas Hobbes y Henry Kissinger” (Mercado & González, 2008, p. 201). Mercado (2008) menciona que desde la academia, el interés por entender el conflicto radica en que este:
Está centrado en la desigualdad, las guerras, el desorden, el ejercicio del poder, las formas de poder y control, los procesos de resistencia como el terrorismo y las nuevas formas de existencia cultural como la mundialización. (2008, p. 2018)
Johan Galtung, sociólogo y matemático noruego, desarrolla la teoría del conflicto a partir de un concepto de seres humanos multinivel. Propone que:
Las personas son sistemas complejos con componentes intrapersonales como cogniciones y emociones. Estas personas interactúan formando grupos que a su vez interactúan entre ellos constituyendo las sociedades que al mismo tiempo interactúan como estados y naciones que a su vez pueden ser parte de civilizaciones y regiones que interactúan constituyendo, no mundos, sino un mundo que interactúa y constituye un sistema planetario. (Calderón, 2009, p. 68)
20 Según lo anterior, el autor propone que para desarrollar una teoría del conflicto se deben abordar todos los aspectos que condicionan a los humanos como seres multinivel. Por lo tanto, resalta la causalidad del conflicto desde aspectos interiores del ser humano (como el odio), en la incompatibilidad de los pares, en las contradicciones intra-sociales. Por lo anterior, Galtung postula que la génesis del conflicto gira alrededor de aspectos interiores y exteriores de los humanos, y entre las relaciones humanas. Es fundamental entender esto pues no se puede ignorar ninguno de estos componentes para entender el conflicto.
4.3. Teoría de la violencia
Johan Galtung, además de postular la teoría del conflicto, afirma que esta no puede existir si no existe una teoría de la violencia. Esta propuesta se basa en dos afirmaciones (2009):
- “La violencia vista como fracaso en transformación de conflictos”.
- “La violencia como el motor de las reservas de energía que pueden ser utilizadas para
fines constructivos, no solo para fines destructivos. No son fracasos del todo, son también oportunidades”.
Por lo anterior, para Galtung la violencia tiene una triple dimensión: violencia directa, estructural y cultural (definiciones mencionadas anteriormente). Para entender esto, Galtung realizó la propuesta de un modelo conceptual basado en esta clasificación, la propuesta es conocida como el Triángulo de la Violencia, en el que se observa que cada uno de los tipos de violencia se encuentran relacionados entre sí (Calderón, 2009). El modelo se presenta a continuación:
21 Figura 1. Triángulo de la violencia - propuesta de Johan Galtung
Adaptado de (Calderón, 2009) 4.4. Resistencia
Para definir de manera clara y sencilla el concepto de resistencia, es útil, como propone Martínez (2017), remitirse a la definición propuesta por la Real Academia de la Lengua Española (RAE):
(Proviene del latín tardío resistentia). 1. f. Acción y efecto de resistir o resistirse. 2. f. Capacidad para resistir. 3. f. Conjunto de las personas que, clandestinamente de ordinario, se oponen con violencia a los invasores de un territorio o a una dictadura. 4. f. En el psicoanálisis, oposición del paciente a reconocer sus impulsos o motivaciones inconscientes. 5. f. Electr. Dificultad que opone un circuito al paso de una corriente. 6. f. Electr. Magnitud que mide esta propiedad. Su unidad en el Sistema Internacional es el ohmio.7. f. Electr. Elemento que se intercala en un circuito para dificultar el paso de la corriente o para hacer que esta se transforme en calor. “8. f. Mec. Causa que se opone a la acción de una fuerza. 9. f. Mec. Fuerza que se opone al movimiento de una máquina y ha de ser vencida por la potencia. (Real Academia de la Lengua Española, n.d.)
El término de resistencia se concibe como un instrumento teórico de construcción histórica, y su génesis se encuentra determinada por relaciones de poder (dominadores y dominados) frente a ejercicios de poder material (económico, geográfico y alimentario) o inmaterial
Violencia Directa
Violencia Estructural
Violencia Cultural
22 (identidad, género, política y religión). Por lo tanto, la resistencia tiene un rol antagónico frente a la dominación, la cual suele tener una naturaleza política (Vargas, 2014).
Algunos pasajes neotestamentarios presentan definiciones de resistencia. Como lo expone Mingo (2014), es sorprendente encontrar puntos en común con las consideraciones actuales sobre resistencia. Este autor menciona que, en el Nuevo Testamento, la resistencia se denomina "hypomoné”, y significa:
Permanecer y resistir en condiciones de opresión o de persecución a través del tiempo (…), No es un estarse quieto a la espera de que escampe la tormenta, sino la habilidad práctica de encontrar alternativas al fatalismo. (2014, p. 157)
Para entender el concepto de resistencia, es importante definir el imperialismo. Vargas (2012) lo define como el “proceso en el cual un Estado se expande y controla otros pueblos, sea por motivos estratégicos, políticos o económicos.” (2014, p. 14)
En el imperialismo, el poder se ve manifestado en la apropiación de los recursos de los actores sometidos, quienes pasan a ser parte de un sistema de explotación sin garantía de protección. A partir de la resistencia, la comunidad encuentra entre sí lazos de reciprocidad, de pertenencia ideológica y de autoreconocimiento, construyendo así una identidad. Por lo tanto, la resistencia y la identidad son dos conceptos sinérgicos, ligados por la dignidad. La dignidad de una comunidad puede verse afectada por la opresión, denigración y ataque del poder, por esta razón, la comunidad debe estar fundamentada en la solidaridad de la lucha social para así conseguir el reparo de la dignidad en caso de haber sido afectada (Vargas, 2014).
En términos de resistencia, como lo explica Martínez (2017), los autores se han centrado en describir la resistencia armada y han dejado de lado la investigación de la resistencia no armada. Pues, como menciona González (2011):
Al hablar de resistencia, no se habla desde las lógicas de dominación, de guerra o de confrontaciones u oposiciones simbólicas de intereses o necesidades; por el contrario, se potencializan necesidades emergentes de diversidad, empoderamiento y beneficio mutuo donde se reivindican las luchas de los excluidos, vulnerados o minorizados. (2011, p. 547)
23 Por lo anterior, es importante definir diferentes tipos de resistencia, a saber, resistencia no violenta y resistencia civil.
4.4.1. Resistencia no violenta
Según López (2016), la resistencia no violenta o insurrecciones no armadas son:
Desafíos populares abiertos y organizados frente a las autoridades gubernativas, realizados con métodos no violentos, es decir, que van más allá de los usos convencionales de la política institucional, y que se niegan a sí mismos el uso de armas y de la violencia. La finalidad está en hacer emerger un conflicto, en términos incompatibles, entre resistentes y autoridades, usando aquéllos todos los medios a su alcance: políticos, sociales, económicos, culturales, éticos y psicológicos, de manera activa o pasiva, con la excepción de las amenazas y la violencia. (2016, p. 3)
En este tipo de resistencia, es importante que al menos alguno de los actores tenga la capacidad de movilización de masas, mantenga la disciplina no violenta, tenga claro que no usará métodos armados y que promoverá la resiliencia frente a la represión (López, 2016). La propuesta de Angélica Velasco Sesma (2014), considera la resistencia no violenta como “la manifestación de una energía espiritual, psíquica y moral, que consiste en no hacer nada que implique participar de la injusticia” (p. 119). Considera además que este concepto fortalece y estabiliza de forma dinámica la democracia parlamentaria, lo anterior, no se limita a la mencionada forma de gobierno, sino que encuentra cabida en cualquier forma de gobierno moderno. De igual forma, Velasco (2014) aclara que no debe ser equiparada a la pasividad ni al “padecimiento de la violencia y las injusticias” (p.119) y que sus pilares básicos son el respeto a la vida y el deseo de liberación.
Velasco (2014) analiza el pensamiento de la ecofeminista Petra Kelly, quien establece un límite para lo que se debe considerar o no resistencia no violenta. La no violencia es una forma de vida que termina cuando las acciones se convierten en una amenaza para las personas y cuando vulnera la dignidad humana (Velasco, 2014).
Además, las acciones no violentas son una forma de ataque no violento, en tanto no se ataca al adversario como persona, sino que el objetivo es el rol violento. Así, mediante estas
24 acciones, el hombre tiene la posibilidad de reconciliarse consigo mismo, con su especie y con la naturaleza (Velasco, 2014).
Velasco afirma que, para Kelly, la vulnerabilidad se presenta como algo deseado e indispensable. Esto posibilita apelar a la humanidad de cada individuo para “potenciar la ternura, la unión, la no violencia, la participación, la solidaridad, y la lucha contra la injusticia” (Velasco, 2014, p. 120).
Si bien lo anteriormente puede parecer romántico y para algunos poco académico, John Paul Lederach, en su libro, La imaginación moral (2008), se refiere a la vulnerabilidad desde una de las cuatro disciplinas (la centralidad de las relaciones, la curiosidad paradójica, la creatividad y la voluntad de arriesgar), fundamentales para la imaginación moral. Explica que, la voluntad de asumir riesgos demanda corazón y alma pues, “arriesgar es adentrarse en lo desconocido sin ninguna garantía de éxito o ni siquiera de seguridad” (Lederach, 2008, p. 92).
Por último, es fundamental hacer referencia a Gandhi, quien, después de tomar distancia de la resistencia pasiva, concluyó que esta no es suficiente. Así, la resistencia no violenta debe “rechazar no solo todo recurso de violencia sino también la mera pasividad, de manera que se pudiera asumir un rol militante activo y vigoroso” (Martínez, 2003).
4.4.2. Resistencia civil
La resistencia civil se define como una “opción de las sociedades modernas para enfrentar las posibles arbitrariedades de los gobiernos, cuando estos se salen de los límites establecidos por los linderos propios de los derechos y las libertades reales de los ciudadanos” materializada en la “politización efectiva y consiente de la ciudadanía” (S. González, 2011, p. 243). Por otro lado, Quiñones (2008) menciona que toda resistencia implica desobediencia voluntaria al poder, sin que estos dos conceptos signifiquen lo mismo. Además, resalta que la resistencia civil se caracteriza por ejecutar acciones no violentas.
Desde Martínez Bernal (2017):
Para autores como Randle (1998), Arendt (2005a, 2005b), Habermas (2000) o, en Colombia, Hernández (2004), Ballesteros (2005) y González Piñeros (2006), la resistencia civil se ubica
25 en un marco más amplio, como los métodos de acción noviolenta itados por Martinez Bernal, 2017).
En este sentido, encuentran su cabida a través de distintas herramientas como lo es el cuento o, como sería para Díez (2014), los textos escolares (F. Martínez, 2017 citado de Scott 2000). Ballesteros (2005) delimita la desobediencia civil aseverando que(Citado por Martinez Bernal, 2017) :
Tiene una connotación específica y es la de encontrarse en contraposición con una norma o una ley establecida, que se considera injusta o nociva. Ésta, se diferencia de resistencia civil en la medida en que puede ser entendido como un método dentro de ella, es decir, la desobediencia civil puede ser una forma de acción dentro de la misma resistencia civil. Por otro lado, el contexto en el que se desarrolla la resistencia civil está definido por la vulneración de los derechos fundamentales a manos del Estado, u otro actor que domine un territorio específico, un espacio social determinado que ejerza poder sobre otros (Cante, 2005 citado por Martinez Bernal, 2017). En dicho escenario, la población civil es la encargada de movilizarse y de desincentivar la colaboración con los actores armados, definiendo así su proceso organizativo dotado de una moralidad que lo legitima (Cante, 2005 citado por Martinez Bernal, 2017).
De lo anterior, Cante (2005 citado por Martinez Bernal, 2017) entiende que la resistencia civil cuestiona el ordenamiento social, legal y constitucional, lo que lleva al ciudadano a criticar y desobedecer las decisiones de políticos y gobernantes, o del actor que impone el poder (2005).
La dimensión política de la resistencia civil se define como un método que se caracteriza por la lucha política colectiva, en ese sentido, se entiende que, para el correcto funcionamiento de cualquier forma de gobierno, éste requiere colaboración o, como mínimo, obediencia del grueso de la población y; “de la lealtad de los militares, la policía y de los servicios de seguridad civil” (Randle, 1998). Tomando el anterior argumento, Hernández (2004), propone la dimensión de defensa para la resistencia civil, empleada en escenarios de vulneración a la independencia e integridad de un Estado o Gobierno junto con la sociedad en conjunto. En
26 la ejemplificación de estos escenarios encontramos invasiones de extranjeros, ocupaciones o golpes de estado.
4.5. Desobediencia civil
La desobediencia civil es un concepto relacionado con la resistencia civil, es importante conocer sus diferencias y no emplearlos indistintamente. El sentido de la desobediencia civil es más restringido que el de la resistencia civil, pues, como Quiñones (2008) menciona, este alude:
Específicamente a aquel accionar público y no violento que tiene como propósito oponerse a determinadas leyes o decisiones gubernamentales, y que al efecto las transgrede incurriendo en la ilegalidad, pero que no busca oponerse ni transgredir el ordenamiento jurídico en su conjunto. 4.6. No violencia, No-violencia y Noviolencia
Para definir la no violencia, es necesario realizar ciertas aclaraciones conceptuales. Esta categoría, para muchos, es una categoría de la resistencia civil y/o de la resistencia no violenta. Sin embargo, hay quienes proponen lo contrario (Martinez Bernal, 2017). Para Ghandi, por ejemplo, ésta es una característica fundamental que se debe mantener firme desde la resistencia no violenta (D. Martínez, 2003).
López Martínez, Giuliano Pontara y Ghandi proponen diferentes formas de entender la no violencia, desde el concepto de morfosintaxis, el cual corresponde a diferentes formas de escritura y de entendimiento de la no violencia, de la siguiente forma: por separado (no violencia), con un guion que une (no-violencia) o todo junto (noviolencia) (Martinez, 2017). La escritura del concepto de no violencia “solo deja implícita la ausencia de violencia; es una simple negación” (Martinez, 2017, p. 360). Por otro lado, la no-violencia “ya no se entiende como la simple negación, sino que se le atribuye un conjunto de métodos o medios de acción individual o colectiva, sin el uso de armas” (Martinez, 2017, p. 360). Por último, el concepto de noviolencia “se centra en el conjunto de unas formas de acción o actuación” (…) y “parte de la idea de que puede llegar a constituir todo un “programa constructivo”” (Martinez, 2017, p. 360).
27 El concepto de acción colectiva se define como una acción o conjunto de acciones que desarrolla un grupo de individuos con el objetivo de conseguir un interés común y colectivo. La acción colectiva no solo contribuye a alcanzar metas de lucha contra represiones, también contribuye a mejorar la subsistencia de los individuos pertenecientes a la comunidad a través de alianzas de comercialización entre miembros, creación de grupos de microfinanciamiento, esquemas de seguridad mutua, entre otras estrategias (Brief, 2004).
4.8. Acción directa
La acción directa agrupa diferentes formas de actuación, como actividades colectivas, agitación propagandística y huelgas. Por lo tanto, su definición no puede relacionarse únicamente con el uso de la fuerza física. Es un medio para la lucha de clases, tomando como objetivo la transformación de la sociedad. Se ha entendido como una acción «antipolítica», en la cual se da una confrontación directa a las fuerzas sociales opuestas, de forma inherente a la resistencia y revolución (Bernecker, 1994).
4.9. Autodefensa
Comúnmente el concepto de autodefensa se asocia con grupos de defensa comunitaria, como un grupo de actores pertenecientes a una comunidad que se organizan con el fin de velar por la seguridad, el control y la justicia en su territorio. Surge por ausencia de seguridad estatal y justicia (Fuentes, 2014). Aunque se suela relacionar la autodefensa con una defensa comunitaria, algunos autores como Alcalá-Zamora la definen como un mecanismo para “darle rienda suelta al impulso individual”, expresa la “natural reacción del sujeto lesionado en su interés” (2018).
4.10. Feminismo
El feminismo puede ser definido como el “conjunto de creencias e ideas que pertenecen al amplio movimiento social y político que busca alcanzar una mayor igualdad para las mujeres” (Fiss, 1993). Por lo tanto, su fin es dar forma y dirección al movimiento de las mujeres al tiempo que se construye y reinventa su ideología. “Las mujeres buscan igualdad en todas las esferas de la vida y utilizan una amplia gama de estrategias para alcanzar este objetivo” (Fiss, 1993). Como menciona Fiss (1993), “el feminismo no es una teoría acerca
28 de la igualdad. En otro nivel, más abstracto o general, es una teoría acerca de la objetividad del derecho”.
El concepto de género surgió a mediados de los años setenta, según lo reportado por la Organización de Estados Americanos (OEA), debido a las diferentes asimetrías y evidentes desigualdades entre hombres y mujeres en relación con su sexo. Para subsanar esto, en 1974 se firmó la Declaración del Establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional en Argelia, que, entre otras cuestiones, buscó corregir las desigualdades existentes (United Natios, 2011).
El concepto de feminismo ha tenido una transformación a lo largo de la historia, principalmente por las luchas que se desarrollaron en el siglo XIX y principios del XX por el movimiento feminista de primera ola, el cual buscaba apoyar públicamente los derechos de las mujeres. Según Jaggar (1999), este es definido como la oposición moral a la dominación masculina.
El feminismo de la primera ola se caracterizó por la lucha por la igualdad, en particular de derechos, la prohibición de la discriminación en el trabajo, la revocación de las leyes contra el aborto, la igualdad de género en aspectos políticos como el derecho al voto, el trabajo en igualdad de circunstancias y el derecho a la educación. (Duarte & García, 2016, p. 132) Posteriormente, el feminismo de segunda ola surge en respuesta a movimientos políticos y sociales en 1968 en Francia, y se caracterizó por realizar un cambio de prioridades del movimiento. Se priorizó el que la mujer fuera reconocida como un género diferente, con distintas necesidades y con las mismas oportunidades de los hombres, y no únicamente como “iguales” (Duarte & García, 2016).
Por último, la tercera ola del movimiento feminista, la cual se extiende hasta la actualidad, surgió en la década de los noventa como continuación a diferentes pensamientos creados durante la segunda ola. Como afirma Granados (2006):
La tercera ola feminista intentaría una espiritualización ética del contrato social, donde la mujer siga siendo reconocida como una alteridad radical, un “otro” diferente del hombre y no su opuesto. Dicho de otra manera, el género femenino no es contrario al masculino, es diferente, y el reconocimiento de esta diferencia implica responsabilidad y no lucha.
29 En España, debido al contexto sociopolítico del siglo XX, se concentró uno de los movimientos feministas más importantes. Se creó a inicios del siglo XX y sus características eran muy definidas, influenciadas por la estructura española de la época, respondiendo al papel subordinado que tenía la mujer. Con la II República y los cambios políticos de la época, las mujeres lucharon por tener derecho al voto y una ciudadanía propia. Sin embargo, con la llegada de la dictadura de Franco y su ideología de reprimir el papel de la mujer y que su rol se centrara en ser madre y esposa recluida en el ámbito doméstico, se termina de gestar y toma fuerza el movimiento feminista (F. Martínez, 2017). El feminismo ha conseguido grandes logros en España, y a pesar de existir tantas vertientes feministas y tantos debates entre las mismas, prima la lucha por el avance y reivindicación de derechos de las mujeres. Por esta razón, según Pérez (2002), el mayor reto que el movimiento tiene es:
Articular toda la diversidad de organizaciones de mujeres que existen actualmente, además de la necesidad de articular los discursos y que se llegue a un discurso más colectivo, que se produzca una canalización de comunicación entre las organizaciones, no un simpe discurrir de la información.
4.10.1. Feminismo radical
Constituido por grupos feministas que no tenían ninguna vinculación con partidos políticos. Sólo admitían la militancia única porque creían que el feminismo era una alternativa global, una ideología en sí misma, pero sí consideraban la posibilidad de expandir sus planteamientos con la entrada de feministas en los sindicatos y en las organizaciones de masas (Perez, 2002).
4.10.2. Feminismo socialista
Se vinculaba a los movimientos políticos y luchas sociales de ideología de izquierda. En este feminismo se admitía la doble militancia, es decir, sus integrantes podían estar dentro de un partido político de izquierda y al mismo tiempo militar a un grupo feminista (Perez, 2002).
En España, los grupos más representativos pertenecientes a este feminismo fueron: Movimiento Democrático de Mujeres (MDM) (ligado al Partido Comunista), la Asociación Democrática de la Mujer (vinculada al Partido del Trabajo) y la Unión por la Liberación de la Mujer (ULM) (vinculada a la Organización Revolucionaria de Trabajadores) (Perez, 2002).
30 4.10.3. Feminismo liberal
La posición dominante de este tipo de feminismo es que “las personas no fueran juzgadas o discriminadas por su sexo” (Fiss, 1993). Este feminismo fue el precursor de la segunda ola del feminismo, definida anteriormente, y se centró en luchar por el derecho a la educación, al trabajo, a los derechos matrimoniales y al derecho al voto de las mujeres. Según Mary Wollstonecraft, en su crítica a la pedagogía que Rousseau plantea en el texto Emilio y a los estereotipos que Gregory naturaliza sobre las mujeres, plasmada en su texto Vindicación de los Derechos de la Mujer, uno de los pilares más importantes del feminismo liberal es el entendimiento de la igualdad de género, entendiendo este concepto como “la necesidad de romper barreras formales (legales), que mantenían por fuera de los derechos ciudadanos a las mujeres” (Hernández, 2016, pp. 7–8).
4.10.4. Feminismo decolonial
“Una ruptura con la visión hegemónica eurocéntrica, racista y burguesa”. (Barroso, 2014, p. 22). Yuderkys Espinosa Miñoso, activista y académica nacida en República Dominicana, es un de las voces más fuertes del feminismo decolonial. Ella define este tipo de feminismo como (Barroso, 2014):
Un momento en la construcción y producción de las ideas feministas, es un momento contemporáneo, que ahora mismo está en plena construcción, y que se articula a un tiempo más largo de producción de una voz subalterna, no hegemónica, que ha estado siempre ahí sin que lograra una atención más allá de la mirada particularizadora que la cargaba de especificidad y por tanto la inhabilitaba como pensamiento más general que tiene consecuencias sobre la manera de interpretar la opresión histórica en clave de género. Por su parte, Varea y Zaragocin (2017) explican el feminismo decolonial partiendo de las relaciones destructivas y desiguales que existen en las sociedades actuales. Así, parten del buen vivir/vivir bien que, se entiende desde esta corriente feminista, como el hacer frente a relaciones destructivas con la naturaleza, procesos productivos abusivos con la clase obrera o la homogenización social propia del proceso globalizaros por mencionar algunas. En este sentido es desde el feminismo decolonial que se pueden reformar las relaciones patriarcales económicas y sociales, como la desigualdad entre géneros, pues el Estado es incapaz de desprenderse de dichas dinámicas, ya que es el producto de estas.
31 Por otro lado, Verschuur y Destremau (2012) son más directos al entender que el feminismo decolonial critica al feminismo “hegemónico”, atacando la imagen eurocéntrica de las mujeres racializadas. De esta manera se busca llegar a una igualdad en el valor de experiencias de mujeres racializadas. Por otro lado, el feminismo decolonial está en constante retroalimentación con las epistemologías del sur, haciendo frente a la tradición epistemológica centrada en los debates hegemónicos en Europa, busca la construcción de categorías pensadas desde el sur. En consecuencia, se tiene una corriente de pensamiento contrahegemónico que no se excluye a sí misma de la posibilidad de ser empleada en escenarios del “norte”. El fin es lograr una horizontalidad de experiencias y conocimientos entre el sur y el norte (Citado en Coraggio & Laville, 2014).
Segato (2014), en cambio, propone no un feminismo decolonial sino uno descolonial y lo define como el proceso de ruptura de la dependencia del sur a las epistemologías del norte. Es la posibilidad de reconstruir la historia y transformar las relaciones patriarcales exportadas por Europa y tan apropiadas en el sur que, en consecuencia tiene para el sur, o para contextos puntuales en el norte, instituciones y ordenamientos políticos, económicos y sociales incompatibles o incongruentes con el pueblo por el que velan (Coraggio & Laville, 2014).
4.10.5. Feminismo hegemónico Se entiende como (Medina, 2013, p.56):
Aquellos postulados y corrientes feministas que responden al menos a uno de los dos criterios siguientes: en primer lugar, aplicando parte de las tesis decoloniales sobre las relaciones de poder epistémicas que instauró la colonialidad, aquellas propuestas políticas feministas insertas en las corrientes de las cuatro ideologías de la modernidad “liberalismo, socialismo/marxismo, cristianismo o conservadurismo” que fueron impuestas al resto el planeta por la quinta ideología eurocéntrica, el “colonialismo”.
Por otro lado, Coraggio y Laville (2014) argumentan que el feminismo hegemónico alimenta las estructuras sociales patriarcales al delimitar epistemologías que legitiman los órdenes sociales locales y globales existentes estableciendo jerarquización tanto de género como de raza. Lo anterior no supone una ruptura o siquiera cuestionamiento al modelo económico actual por lo que la pluralidad no tiene gran valor.
32 4.10.6. Feminismo de clase
Movimiento relacionado con los logros de la lucha de liberación femenina y la emancipación de la mujer desde la reivindicación, con énfasis en “la abolición de todas las jerarquías de poder (…) tiene sus raíces en la lucha de clases, en la lucha para derrotar al capitalismo, con su aspiración finalista de crear una sociedad sin clases” (Hogan, n.d., p. 6).
4.10.7. Feminismo vasco
El feminismo vasco, al igual que el feminismo en todo el país español, surgió junto con el marco dominante de oposición a la dictadura. También nació ligado a políticas ideológicas de izquierda, como la izquierda nacionalista vasca, y sus núcleos dirigentes militaban en partidos con dicha ideología. Este feminismo encuentra cabida dentro del movimiento feminista en el conjunto del Estado Español (MFE), y ha conseguido reformas legales básicas que favorecen la igualdad, principalmente a nivel legal. El movimiento feminista vasco (MFV) se puede agrupar, al igual que el MFE, en tres modelos, a saber: La igualdad a través del Estado representado por el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde), el feminismo de los grupos de interés (situado dentro del feminismo de la igualdad de los derechos) y el feminismo ideológico o de izquierda (formado por grupos y colectivos del feminismo radical, ligado a planteamientos marxistas). (J. Fernández & Aierdi, n.d.).
4.10.8. Transversalidad de género
La Comisión Europea define la transversalidad de género como (Munévar. & Villaseñor, 2005, p. 47):
La integración sistemática de las situaciones, prioridades y necesidades de mujeres y hombres, respectivamente, en todas las políticas y actividades, con vistas a promover la igualdad entre ambos sexos, y a movilizar todas las políticas y las medidas generales con el propósito específico de alcanzar la igualdad, teniendo en cuenta, de manera activa y abierta, durante la fase de planificación, sus efectos sobre las situaciones respectivas de mujeres y hombres durante la ejecución, el control y la evaluación.
33 Corriente feminista revolucionaria, este feminismo inicia con el origen de Mujeres Libres, una organización femenina creada con el fin de conseguir igualdad económica, política, social y cultural. Esta corriente defiende la liberación, luchando contra el rol impuesto de la mujer como esclava del trabajo, de la “ignorancia” y de su condición sexual. Su objetivo prioritario era la liberación de la mujer obrera (Sánchez, 2007a). Esta corriente feminista trabajó por la educación debido a las altas tasas de analfabetismo femenino, esto con el fin de acabar con la esclavitud de la ignorancia y, al alcanzar formación profesional, acabar con la dependencia económica. Otro punto fundamental que abordaron fue la liberación sexual, puesto que:
Era la clave para que la mujer tuviese la misma libertad que el hombre. El amor libre y la poligamia fueron cuestiones que defendían las anarquistas en contra de la subordinación del matrimonio, ya que este último convertía a la mujer en la esclava del marido. (Sánchez, 2007b)
4.10.10. Juventud feminista
Para este concepto, es importante resaltar la “reivindicación general de todas las mujeres”, conociendo que (Luengo & Gutiérrez, 2011, p. 351):
Si las mujeres consiguen resignificar su subjetividad renunciando al rol de mujer victimizada por el sistema patriarcal, en el deseo de hacer realidad la construcción de espacios de relación que nos permitan tejer complicidades y urdir confianzas. Viviremos nuestra esencia de ser mujer como seres inteligentes, capaces y libres.
4.10.11. Enfoque o perspectiva de género
La perspectiva de género es una opción política para develar la posición de desigualdad y subordinación de las mujeres con relación a los varones. Pero también es una perspectiva que permite ver y denunciar los modos de construir y pensar las identidades sexuales desde una concepción de heterosexualidad normativa y obligatoria que excluye (Castañeda, 2017, p. 14).
4.10.12. Gaztetxe
El término gaztetxe se traduce como “centro de jóvenes” o “casa de juventud” (Glosbe, n.d.). Son espacios que se han vuelto incondicionales para la población civil en País Vasco, por lo
34 que posibilitan y por su gran valor histórico. Son centros “okupados”, a los que el Estado español denomina “Centros Sociales Okupados y/o Autogestionados” y en Cataluña“Casal Popular i/o Autogestionat” o “Ateneu”. En Euskal Herria se denominan, por lo general, “Gaztetxe” o “Gazte Lokala”, son espacios que responden a la necesidad de poder “crear y gestionar autónomamente infinidad de aspectos de la vida diaria, entre ellos la programación cultural” (Molés, 2012, p. 48). Por ejemplo, no hay que olvidar que la historia de los gaztetxes siempre ha ido fuertemente unida con el punk, ya que éste fue un fenómeno mucho más allá de la música, incluyendo diferentes aspectos desde radios, fanzines, literatura o política” (Molés, 2012). Los gaztetxes se pueden denominar como (Molés, 2012):
Centros de producción, distribución e innovación cultural en un sentido amplio y difuso. Son numerosas las actividades realizadas: talleres de aprendizaje de todo tipo, actividades artesanales, cine-coloquio, exposiciones, creación de bibliotecas, conciertos, actuaciones de teatro o circo, comedores populares, y un largo etcétera. Son pequeños oasis de libertad dentro de esta sociedad. 4.11. Patriarcado
“Forma de organización social específica basada en la dominación de unos varones con ejercicio de poder sobre mujeres, niñas, niños y adolescentes. También sobre otros varones menos jerarquizados de la misma comunidad” (Castañeda, 2017).
4.12. Sexismo
Toda forma de jerarquizar las diferencias entre el varón y la mujer, otorgándole superioridad a “lo masculino” desde una perspectiva discriminatoria que lleva consigo prejuicios y produce prácticas vejatorias y ultrajantes para aquello que no entra en la categoría varón, fundamentada en una serie de mitos que hablan de la superioridad masculina. Esta idea, la de la superioridad, naturaliza privilegios que dan poder de acción y decisión a los varones y se sostiene convenciendo al género femenino de que su subordinación y obediencia son condiciones predeterminadas por la naturaleza(Castañeda, 2017).
5. METODOLOGÍA
La presente investigación es de tipo cualitativo, lo que permite un abordaje del problema seleccionado desde un amplio abanico de enfoques teóricos. En ese sentido, no se busca ofrecer homogeneidad de criterios sino diversidad de perspectivas prestando atención a las