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13.TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX

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13.TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX

13.1 Transformaciones económicas. Proceso de desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de España a la revolución industrial. Modernización de las infraestructuras: el impacto del ferrocarril.

13.2 Transformaciones sociales. Crecimiento demográfico. De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España.

13.3 Transformaciones culturales. Cambio en las mentalidades. La educación y la prensa. 13.1Transformaciones económicas. Proceso de desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de España a la revolución industrial. Modernización de las infraestructuras: el impacto del ferrocarril.

INTRODUCCIÓN

Paralelo al proceso de cambio político, entre 1808 y 1900 se produce la sustitución de la economía feudal y de la sociedad estamental propias del Antiguo Régimen, por un sistema económico capitalista y una sociedad de clases.

La nueva sociedad liberal se define por la propiedad: quien la tiene pertenece a la clase dirigente; quien no, queda relegado en la escala social. Por eso, la mayoría de los cambios legislativos se encaminan a reforzar la propiedad privada.

ANTECEDENTES

Al comienzo del siglo XIX, España poseía un inmenso imperio colonial, sobre el que ejercía el monopolio comercial, revitalizado tras los cambios impulsados por el reformismo Borbónico. En Cataluña, parecía haber comenzado la revolución industrial y desde las instituciones se pretendía comenzar a remover los obstáculos del Antiguo Régimen a la libertad económica y al desarrollo del mercado: el régimen de la propiedad de la tierra, con sus vinculaciones y amortizaciones. Al finalizar el siglo, España había perdido su Imperio y había quedado relegada a una posición periférica en el escenario europeo. Tras un siglo, su base económica era muy parecida:

-Poseía una agricultura atrasada, estancada y de bajos rendimientos.

-Una industrialización escasa, deficiente, limitada a unas áreas (Cataluña y País Vasco) y dependiente en gran medida del capital extranjero.

-El mercado interior no estaba unificado, y tanto la agricultura como la industria debían recurrir a un fuerte proteccionismo económico como defensa de la competencia exterior.

CAUSAS DEL ATRASO ECONÓMICO ESPAÑOL A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

La economía española presentaba un retraso notable a mediados de la década de 1870 en relación con el crecimiento de otros países europeos. Entre las principales causas, podemos señalar las siguientes:

-La geografía (orografía sobre todo) del país, que dificultaba las comunicaciones, encarecía el transporte y hacía difícil el desarrollo de un mercado articulado.

-Escasez de materias primas y de fuentes de energía, así como su dispersión geográfica. -Lento crecimiento demográfico, que provocó falta de mano de obra industrial, carencia de

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un excedente de productos agrícolas y de un mercado interior capaz de absorber la producción de la industria y de demandarla.

-Falta de capitales. Los capitales españoles, en lugar de invertir en la industria, se dedicaron a la compra de deuda pública y a la adquisición de tierras desamortizadas, o a la especulación en Bolsa. Sólo en el norte y en Cataluña había un sector de la burguesía que invertía en industria. Por ello la dependencia del capital extranjero fue una nota característica de la economía española; ellos financiaron la construcción ferroviaria y el despegue siderúrgico, pero por contra, repatriaron los beneficios obtenidos a sus países de origen.

-La política proteccionista del Estado, que no impulsó los cambios tecnológicos en el campo y en las fábricas, al garantizar la venta de la producción nacional a precios elevados.

-La pérdida de las colonias americanas, que restó mercados y materias primas a la industria española, como le sucedió a la industria textil catalana.

A pesar de estas limitaciones y a los pobres resultados obtenidos durante el proceso, se desmantelaron instituciones económicas y sociales del Antiguo Régimen que impedían el desarrollo y se abrió el camino a un desarrollo económico posterior.

La base de la economía española era la agricultura, demostrada por los indicadores siguientes:

-Al finalizar el siglo, dos tercios de la población activa trabajaba en el campo. -Generaba más de la mitad de la renta nacional.

-Los productos agrarios predominaban en las exportaciones.

El progreso agrario es considerado precursor de la industrialización, siendo “requisito imprescindible” incluso para algunos historiadores. El aumento de la producción agraria y de su productividad contribuyen de tres formas a la industrialización:

1)Generan un excedente de alimentos que permiten alimentar a la población urbana.

2)Permite el crecimiento demográfico y el éxodo de la población rural a la ciudad, sin que disminuya la producción de alimentos.

3)Genera un mercado más extenso para la producción industrial que tiene su origen en las ciudades.

Pero, ¿la agricultura cumplió estas funciones en España en el siglo XIX?

-Escasamente, ya que la población española creció poco comparado con la de otros países, y la urbanización y el éxodo rural fueron débiles.

-La producción de alimentos creció, pero muy modestamente; apenas bastaba para abastecer a las ciudades. Los precios agrícolas tampoco descendieron en los momentos expansivos y hubo que realizar importaciones de trigo en el tercio final del siglo.

-Aunque creció el consumo de tejidos de algodón y lana catalanes, (mercado interno de la industria textil catalana), la agricultura carecía del dinamismo necesario para ser el soporte de una auténtica revolución industrial. Como mercado de consumo, era escaso; pero como mercado de bienes de equipo era nulo.

Las carencias de la agricultura española eran muchas, pero habría que destacar las siguientes:

-Técnicas atrasadas.

-Escaso espíritu innovador, salvo en zonas muy concretas: se seguía utilizando el arado romano, el cultivo de año y vez, falta de renovación de los útiles; no se introduce el uso de fertilizantes químicos.

-Los beneficios agrarios no se invierten casi en la industria, el comercio o mejoras agrícolas. -El estancamiento agrícola explica el atraso en la modernización del país. Ese estancamiento se puede atribuir a los siguientes factores:

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b)Factores culturales y sociales o estorbos morales y políticos de Jovellanos. Entre éstos, destaca la desigual distribución de la propiedad de la tierra en España, consecuencia de su historia (la repoblación):

• Latifundismo aristocrático y eclesiástico del sur peninsular, nacido en la Reconquista y de su proceso repoblador

• Minifundismo en el norte, fruto del mismo proceso histórico.

• Estas realidades explican la pobreza de los campesinos y la riqueza y poder de los propietarios.

En casi toda Europa la propiedad de la tierra antes del siglo XVIII poseía características similares, produciéndose en casi todos una reforma de la propiedad de la tierra que permite introducir reformas técnicas y la expansión de la producción. En España este proceso también se produjo, es el proceso conocido como desamortización.

1.-PROCESO DE DESAMORTIZACIÓN y CAMBIOS AGRARIOS A) LA DESAMORTIZACIÓN

Como hemos visto antes, los problemas a los que quiere responder y solucionar la desamortización venían desde antiguo:

-La existencia de una gran masa de bienes fuera del mercado de la tierra (mayorazgos, las tierras propiedad de los municipios o las propiedades eclesiásticas) había parecido a pensadores del siglo XVIII, como Campomanes o Jovellanos uno de los grandes problemas que contribuían al atraso económico de España.

-No se podán enajenar ni dividir, no podían disminuir, pero sí aumentar.

Concepto: la desamortización consistió en la incautación por el Estado, de bienes raíces de propiedad colectiva, eclesiástica o civil, (en su mayoría, de la Iglesia y de los Ayuntamientos); bienes que tras la correspondiente nacionalización y posterior subasta, pasan a formar una propiedad nueva, privada, con plena libertad de uso y disposición. Con los ingresos obtenidos se intentó solucionar los problemas de la Hacienda. Su objetivo era triple:

-Político: aumentar las bases sociales del liberalismo y consolidar un grupo de propietarios defensor del orden liberal.

-Social: privar a los antiguos estamentos de su fuerza política y preparar el terreno para sustituir a la vieja sociedad estamental por la nueva sociedad de clases.

-Económico: hacer frente a la Deuda Pública y a los gastos generados por la Primera Guerra Carlista (1836: si se pierde la Guerra, los nuevos propietarios pierden sus tierras)

Su trascendencia radica en que:

1.Consolidó la propiedad privada de la tierra y contribuyó a la desaparición de formas de propiedad incompatibles con el crecimiento económico

2.Las propiedades de la Iglesia fueron incautadas, pero ésta recibió como compensación el mantenimiento del clero por el Estado.

Planteamiento del problema: las propiedades vinculadas

En 1808 la mayor parte de los bienes raíces no podían venderse, ya que estaban vinculados o amortizados. Dentro de las propiedades vinculadas había tres tipos:

-Los mayorazgos, propiedades familiares de la nobleza, sometidas a un orden sucesorio especial, de primogénito en primogénito; con el fin de salvaguardar el patrimonio familiar. Fueron las únicas excluidas de la venta pública.

-Las propiedades de la Iglesia, conocidas como manos muertas. Las propiedades eclesiásticas afectadas por la desamortización representaban al menos el 30% de la superficie

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cultivada.

-Las tierras de propiedad pública, en manos de los municipios. En unos casos, eran tierras de uso colectivo (bienes comunales, pastos o terrenos sin cultivar). En otros casos era propiedad directa de los municipios: los llamados bienes de propios. Los ingresos obtenidos de su explotación se incorporaban a los presupuestos municipales.

Los problemas presupuestarios fueron el factor principal en la decisión de desamortizar. Antecedentes de la desamortización

Su cronología abarca desde Carlos IV a la Segunda República, con dos momentos clave: la desamortización de Mendizábal (1836) y la de Madoz (1855)

-Ya en el siglo XVIII se habían adoptado tímidas medidas desamortizadoras, consistentes en la incautación por parte del Estado de bienes raíces pertenecientes en su mayoría a la Iglesia y a los municipios. Estos bienes serían vendidos en subasta pública y los ingresos obtenidos pasaron a incrementar la Hacienda Pública.

-A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, con Godoy se hicieron las primeras apropiaciones de bienes de la Iglesia por decisión unilateral del Estado español, seguidas de la venta de tales bienes y la asignación de los beneficios a la amortización de la Deuda pública. Afectó a los Jesuitas, hospicios, cofradías, entre otros.

-Durante la Guerra de la Independencia, tanto el gobierno bonapartista como las Cortes de Cádiz, realizaron una legislación paralela de supresión de conventos y de órdenes religiosas y de puesta en venta de sus propiedades, destinando el producto a amortizar la deuda del Estado. Además José I también afectó a las propiedades de los aristócratas no afrancesados y las Cortes de Cádiz a los bienes de afrancesados, órdenes militares, Inquisición, baldíos y realengos.

-La Restauración absolutista de Fernando VII en 1814 anuló la exclaustración, devolviendo los bienes vendidos a los frailes.

-En el Trienio Liberal (1820-1823) se retomaron las disposiciones de las Cortes de Cádiz: se aprueba el Decreto de supresión de monacales (octubre de 1820) y se emprendió la desamortización de bienes de propios y baldíos. El restablecimiento del absolutismo en 1823, Fernando VII obligó a restituir los bienes vendidos, indignando con ello a los compradores, que pasaron a apoyar al liberalismo.

La desamortización de Mendizábal

A partir de 1833 el proceso desamortizador se precipitó por varias causas:

-La guerra carlista obligaba al Estado a obtener recursos, en un momento en el que las arcas estaban vacías y el crédito exterior se había hundido.

-Se difundió por el país un clima anticlerical, debido a que éste apoyaba al bando carlista. -Los antiguos compradores de bienes desamortizados en el Trienio Liberal presionaron al gobierno para que les devolviera sus bienes. Eran un grupo influyente y poderoso, esencial para el bando cristino.

En febrero de 1836 se publica la ley de desamortización de Mendizábal, declarando en venta todos los bienes pertenecientes al clero regular, destinándose los fondos obtenidos a la amortización de la deuda pública. En junio de 1837 hubo un nuevo decreto que saca a subasta los bienes de las órdenes femeninas y del clero secular. Por ello, se conoce a la desamortización de Mendizábal como desamortización eclesiástica.

Los objetivos básicos eran:

1) Ganar la guerra, proporcionando fondos y tropas. 2) Sanear la Hacienda, reduciendo la Deuda.

3) Conseguir el acceso a la propiedad de sectores burgueses, que mejoraría la producción

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4) Crear un sector social de nuevos propietarios vinculados al bando cristino.

Aunque el gobierno cayó en mayo, en octubre Mendizábal es el ministro de Hacienda, bajo el gobierno progresista de Calatrava, reanudándose las subastas. Desde 1840, el triunfo cristino hizo irreversible las ventas. Desde 1841, con la Regencia de Espartero , se incluyeron los bienes del clero secular, igualmente desamortizados. Entre 1836 y 1844 se había desamortizado el 62% de las propiedades de la Iglesia.

¿Quiénes las compraron? Las fincas fueron tasadas por peritos de Hacienda y subastadas después. Dado el distinto tamaño de los lotes, en teoría eran asequibles para grupos sociales de bajos ingresos; pero, en la práctica, los inversores burgueses acapararon las compras: tenían liquidez, sabían pujar y controlar las subastas. Por ello no hubo reforma agraria y la revuelta social del campesinado sin tierra será endémica durante el período isabelino y el sexenio. (1844-1874). Se producirán otros cambios entre 1836 y 1837 para lograr el mismo fin: desarticular el Antiguo Régimen y establecer la propiedad privada y el libre mercado. Entre ellas:

a) Eliminación definitiva de la vinculación (decreto de 30 de agosto de 1836), que declaraba extinguidos los mayorazgos y cualquier otra forma de vinculación de la propiedad.

b) La abolición del régimen jurisdiccional. Los señoríos se transforman en propiedad privada, por ello, los “vasallos” en trabajadores libres, con contratos privados y sometidos al libre juego del mercado

c)La libertad de cercamiento y de comercialización de productos agrarios, a través del decreto sobre fomento de la agricultura y ganadería de 6 de septiembre de 1836. Así se estableció la libertad del propietario para vallar y acotar sus fincas, lo que acabó con las prácticas tradicionales de la economía campesina comunal. También se autorizó la libre comercialización de grano y la libertad de precios.

d)Se suprimió el diezmo en julio de 1837. CONSECUENCIAS

• No se saneó la Hacienda pública. La desamortización no resolvió el problema de la deuda, aunque la atenuó algo (recaudó 5.000 millones de reales, pero debía ya 14.000). Además, propiedades que hasta entonces habían estado exentas, empezaron a tributar, aumentando los ingresos del Estado. Sólo desde la década de 1850, con la desamortización de Madoz y el desarrollo económico, disminuiría de forma drástica la deuda del Estado; aunque siempre quedará una parte hasta el siglo XX.

• Supuso la desmantelación casi por completo de la propiedad de la Iglesia y de sus fuentes de riqueza, pues el diezmo se suprime en 1837. Sólo en 1845 se establecería una Contribución de culto y clero. Para entonces la Iglesia había dejado de ser un estamento privilegiado, aunque conservaba su influencia en las mentalidades y en la educación.

• La desamortización produjo un aumento de la producción agraria. Los nuevos propietarios no introdujeron mejoras, sino que se limitaron a a cobrar las rentas y las incrementaron, al sustituir el pago de los derechos señoriales y diezmos por nuevos contratos de arrendamiento. Las nuevas tierras puestas en cultivo eran de baja calidad, por lo que la productividad descendió.

• Provocó un reforzamiento de la estructura de la propiedad de la tierra: acentuó el latifundismo en Andalucía y Extremadura, y el minifundismo en el norte.

• Los compradores fueron: los antiguos terratenientes locales; la burguesía financiera, industrial o profesional; especuladores e intermediarios. Serán la nueva élite terrateniente que detentará el poder durante el reinado de Isabel II, tanto en el partido moderado como en el progresista, identificados plenamente con el régimen liberal, como había previsto Mendizábal.

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hacerlo. Si lo intentaron, se encontraron con lotes muy grandes, pujas muy altas o subastas amañadas.

La desamortización de Madoz

La segunda gran desamortización fue la iniciada con la Ley Madoz, de 1855. Formó parte del programa del Bienio Progresista y habitualmente se la denomina desamortización general, porque establecía la venta en pública subasta de toda clase de propiedades rústicas y urbanas, pertenecientes al Estado, la Iglesia, las tierras de propios y baldíos de los municipios, y, en general, todos los bienes que permanecieran amortizados.

La Ley Madoz se desarrolló a gran velocidad. El dinero obtenido se destinó a amortizar la deuda y a cubrir las necesidades de la Hacienda tras la abolición del impuesto de consumos. Sus objetivos eran: obtener ingresos para la Hacienda, consolidar una clase social que apoyara al Estado liberal, fomentar el desarrollo de la economía a través de las obras públicas y del ferrocarril. La mitad de los ingresos obtenidos de la venta de los bienes del Estado y del clero, debían destinarse a tal fin. Se mantuvo en vigor hasta 1895, año en que fue derogada; pero desde 1856 apenas hubo subastas, ya que quedaba poco por vender. Las consecuencias del proceso desamortizador de Madoz fueron:

1. Eliminación de la propiedad comunal, lo que agravó la situación económica del campesinado.

2. Eliminación del resto de la propiedad eclesiástica, provocando la ruptura de relaciones con la Iglesia, pues violaba el Concordato de 1851.

B)CAMBIOS AGRARIOS

El proceso desamortizador en su conjunto, logró lo siguiente:

1. Contribuyó al cambio hacia una sociedad burguesa, una gran masa de tierra fue transferida a nuevos propietarios, a la vez que aparece una nueva clase terrateniente, fruto de la fusión entre la antigua nobleza con la burguesía urbana.

2. Su objetivo no fue la distribución de la propiedad de la tierra entre los pequeños campesinos, sino consolidar la propiedad privada y a través de ello, el régimen liberal y resolver el desequilibrio entre gastos e ingresos públicos.

Consecuencias positivas:

• No desvió capitales de la revolución industrial. • Disminución de la Deuda.

• Ayuda a construir el Estado Liberal, se produce la transformación jurídica de la propiedad y la creación de un mercado nacional de la tierra.

Consecuencias negativas:

• Debilidad de las bases sociales del Estado liberal, nacidas a partir del proceso desamortizador.

• La mala situación del campo, el caciquismo, la oligarquía, son consecuencias del proceso desamortizador, pero sólo en parte.

• Transforma las relaciones Iglesia-Estado.

• Fue una oportunidad perdida para realizar la reforma agraria.

• Condición necesaria para el aumento de la producción agrícola, pero por sí sola no la impulsó. Aunque el interés de los nuevos propietarios es mayor, así como la extensión de las tierras cultivadas, al no introducir casi innovaciones técnicas, repercutirá en bajos rendimientos y en escaso progreso.

En la estructura de la propiedad de la tierra:

-No hay datos que confirmen que contribuyera al aumento del latifundismo agrario.

-La estructura de la propiedad no cambió sustancialmente, manteniéndose, no hubo concentración, ni dispersión; sólo cambio de propietarios.

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-Aumenta la extensión de tierras cultivadas, que no habían sido explotadas anteriormente. -Crece la producción agrícola, pero no la productividad, satisfaciendo la demanda creciente de alimentos, derivada del aumento de población.

La agricultura española, predominantemente de secano y basada en la trilogía mediterránea (cereales, sobre todo trigo; vid y olivo), ocupaba el 90% de la tierra cultivable y representaba el 80% de la producción agrícola. A ellos se unen las leguminosas. De todos, el más importante es el trigo, en superficie y valor dela producción. La producción no aumentó de forma espectacular por la desamortización, apenas superó el crecimiento demográfico, lo que explica las crisis de subsistencias producidas a lo largo del período. Ello se debió a los bajos rendimientos agrarios, la ausencia de revolución agrícola, al proteccionismo económico que favoreció su estancamiento, y a la infrautilización de las tierras y de mano de obra.

Otro sector, el hortofrutícola del litoral mediterráneo, logrará mejores rendimientos, aunque no conseguirá ser motor de la modernización agraria hasta el siglo XX.

2.-PECULIARIDADES DE LA INCORPORACIÓN DE ESPAÑA A LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

2.1)LOS INICIOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LA ARTICULACIÓN DEL MERCADO INTERIOR (1834-1874)

Si España presentaba un retraso importante en el sector agrario, la industria española mostraba características similares a mediados de siglo. Durante esta etapa, España queda al margen del proceso de industrialización. Al final de este período, la economía española seguirá siendo fundamentalmente agraria, incapaz de competir en el mercado internacional.

Los problemas u obstáculos a la industrialización fueron los siguientes:

• Escasa capacidad de compra de los consumidores españoles: el bajo nivel de vida de la población era un obstáculo para la formación de una demanda que impulsara la producción de artículos de consumo. Los salarios eran muy bajos porque sobraba mano de obra en el campo, que no emigraba a las ciudades ante la falta de empleo industrial. La baja demanda de maquinaria industrial era impedía el crecimiento de la siderurgia.

• Su posición geográfica, en el extremo suroccidental de Europa, suponía una desventaja tanto para la adquisición de materias primas, como para colocar lo producido, debido a los elevados costes de transporte.

• La ausencia de carbón de calidad. Podía recurrirse a la importación pero el elevado coste del transporte y su repercusión sobre el precio limitó la demanda.

• Inexistencia de un mercado interior interconectado: faltaba una buena red de carreteras y ferrocarriles, lo que encarecía de tal manera la mercancía que era más barato importar productos extranjeros, a través de los puertos, que comprar los nacionales.

• Escasez de inversiones, excepto en algunas regiones de la periferia.

• La política proteccionista de los gobiernos, que si en un principio ayudó a preservar la industria nacional frente a la competencia extranjera, a largo plazo no supuso ningún incentivo para la inversión ni para las mejoras técnicas, lo que convirtió a la industria española en una de las menos competitivas de Europa.

Todos estos factores explican la falta de un proceso de revolución industrial en España, similar al que iniciaban en esas décadas Francia y Alemania.

2.1.1Características generales de la industrialización es España • Fue tardía, lenta, escasa y desequilibrada territorialmente • Falta de un mercado nacional articulado

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• Escasez de capital nacional, salvo Cataluña.

• Desarrollo de las áreas periféricas, atraso del interior. • Escasa competitividad debido al proteccionismo • Falta de capitales, tecnología e iniciativa empresarial

• Escasez de fuentes de energía: carbón caro y de mala calidad Relacionadas con la agricultura:

• Excedentes agrícolas insuficientes

• Escasa demanda campesina de bienes industriales de consumo y de equipo. • Reducida transferencia de mano de obra del campo a la industria.

La industrialización española se puede calificar de fallida, a pesar de que se intentó impulsar como en el resto de países europeos:

-Transformando la antigua estructura económica, básicamente agraria -Crear una nueva, basada en el desarrollo de la industria y del comercio.

El proceso se inicia en un lugar, Cataluña; en un sector productivo, la industria textil;en un momento histórico, el siglo XVIII, con capitales autóctonos y con predominio de la empresa de tamaño medio.

2.1.2)La industria textil (1834-1874)

En el siglo XIX el sector algodonero era el más dinámico, que sirve de punta de lanza de la industrialización regional. En el resto de España no se vive un proceso de modernización similar de la actividad industrial. Su importancia radica en ser un sector dedicado a producir para el mercado y no para el autoconsumo. Su prosperidad deriva de:

-Una posición ventajosa de partida, nacida de la libertad de comercio con América en el reinado de Carlos III; la introducción de la industria doméstica en el medio rural y de la industria fabril en el medio urbano; mayores rentas agrarias

-La iniciativa empresarial de la burguesía catalana, que modernizó sus industrias adoptando las nuevas máquinas y técnicas de producción.

-La protección arancelaria, que permitió, tras la pérdida del mercado colonial en 1824, orientar la producción al mercado nacional sin competencia y a Cuba y a Puerto Rico.

-Además, el sector lanero desplazado por la producción algodonera a lo largo del siglo XIX, acaba trasladándose de las zonas ganaderas del interior (Béjar, Segovia, Ávila, Palencia) a las industrias modernas de Tarrasa y Sabadell., ciudades cercanas a Barcelona, por contar con ventajas tales como:

-Fácil intercambio de obreros, empresarios, ingenieros de un sector a otro. -Desarrollo comercial y crediticio de Barcelona.

-Facilidad de importación de lana y carbón, gracias al puerto de Barcelona

La producción en serie fomentó la división del trabajo y la organización social propia de la revolución industrial. La mecanización redujo costes y precios de venta, estimulando la demanda.

La industria textil catalana a lo largo de este período (1834-1874) se expansiona gracias a la política proteccionista de los años treinta y cuarenta, salvo el interludio librecambista de Espartero, clave de su fracaso y de la revuelta en Cataluña de 1842. Entre 1862 y 1863, el encarecimiento del precio del algodón (Guerra de Secesión de Estados Unidos) provoca la crisis industrial que lleva a quiebras de fábricas y al aumento del paro. A pesar de ser el sector industrial más avanzado de España, no logró ser el motor de modernización del conjunto de la economía.

2.1.3)El sector siderúrgico (1834-1874)

Aunque la demanda de hierro crece desde 1830, no puede hablarse de un despegue, por: -Ausencia de mecanización, tanto en el campo como en la industria textil catalana que impulsara la demanda.

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-El boom siderúrgico que hubiera supuesto el ferrocarril o los barcos de vapor no se produjo, pues la ley de 1856 permitió la libre importación de materiales extranjeros, más baratos que los españoles.

-Escasez, baja calidad y alto coste del carbón español aumentaba el precio del hierro nacional.

-El atraso técnico español se demuestra con datos: en 1856, el 57% de la producción se obtenía con hornos de carbón vegetal.

Etapas en la formación de la siderurgia:

a)Etapa inicial, entre 1830 y 1860. Predominio de los altos hornos andaluces, alrededor de Málaga, que proporcionaban hierro de alta calidad, pero muy caro. Su apogeo se debió a la guerra carlista.

b)Desde los años cincuenta empieza a producirse hierro en el norte más barato, que da lugar a una segunda etapa, entre 1860 y 1880. Predominio de los altos hornos asturianos (La Felguera, de los hermanos Duro), que instalaron sistemas de carbón mineral y aprovechaban las minas de la zona. Su calidad no era mayor que la del hierro malagueño, pero como su precio era mucho más bajo, lo desbancó del mercado.

c)La tercera etapa se inicia desde 1880, con predominio vizcaíno, gracias a la excelente calidad del hierro vasco, la concentración de sus empresas (las familias Chávarri e Ibarra fundan los Altos Hornos de Vizcaya), los encargos de la Marina y la acumulación de capitales generados por la venta al exterior, que permitieron organizar las factorías a partir de altos hornos modernos, con procedimientos de última generación.

3)Otros sectores industriales

En cuanto a otros sectores, las industrias de consumo como la harinera, aceitera, vitivinícola, calzado, cerámica o vidrio, crecieron a lo largo del período, pero su producción era de pequeña escala, con bajos índices de capitalización y en ocasiones, con sistemas de producción más artesanales que industriales.

2.2.-LA INDUSTRIA EN EL ÚLTIMO TERCIO DEL SIGLO XIX (1874-1900)

En esta etapa, siguió prevaleciendo una economía fundamentalmente agrícola, que se modernizaba lentamente, si bien los núcleos industriales de la fachada cantábrica y de la región catalana aportaron elementos de renovación y modernización.

2.2.1)LA MINERÍA

a)La expansión minera se explica por tres razones:

• aumento de la demanda internacional, por las innovaciones técnicas de las economías más avanzadas.

• Los avances de las técnicas de explotación abarataron los costes de extracción

• La legislación minera del Sexenio, que liberalizó la explotación de los yacimientos. Las leyes mineras liberalizadoras del suelo de 1868 y 1869 repercutieron en el desarrollo de la minería española. Las seguridades que ofrecían impulsaron la afluencia de capitales extranjeros, organizándose compañías extranjeras para la explotación del hierro vasco, del cobre de Riotinto, de Linares, de Peñarroya o de mercurio de Almadén. Sin embargo, las minas de carbón, poco rentables, quedaron en manos españolas.

Como consecuencia, el número de concesiones creció entre 1870 y 1914 y la mayoría de la producción fue exportada. Los escasos efectos dinamizadores del desarrollo minero se ha vinculado a la fuerte presencia de compañías extranjeras entre las concesionarias; pero, hay que tener en cuenta que en España no había demanda interna suficiente para absorber la producción, ni grupos

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empresariales autóctonos capaces de acometer la explotación de los yacimientos. Situación diferente fue la de las minas de Almadén, las más ricas del mundo en azogue, ya que el Estado ofreció la concesión de la comercialización del mercurio a la compañía extranjera de los Rotschild a cambio de dinero para las arcas estatales. Por tanto, la riqueza de esta explotación sirvió para paliar la crónica insuficiencia de ingresos de la Hacienda pública.

b)La minería del carbón. Los yacimientos hulleros españoles estaban dispersos (Asturias, Córdoba, Palencia, León, Ciudad Real y Sevilla). En Asturias fue donde alcanzó más desarrollo, tanto por la cuantía de los recursos como por la facilidad para ser enviados a la costa y para acceder al transporte marítimo. También fue importante el traslado de la embrionaria siderurgia desde Málaga a Asturias. Pero la mala calidad del carbón no fue una desventaja decisiva mientras los aranceles fueron elevados. En 1869, al liberalizarse el sector, dejó de ser competitivo. A partir de entonces, sobrevivió gracias a las ayudas estatales, y logró aumentar la producción entre 1895 y 1935, que se multiplicó por cuatro. Todo gracias al apoyo de la administración (protección arancelaria, obligatoriedad de su consumo para acceder a subvenciones, etc.)

c)La minería del hierro. El convertidor Bessemer impulsó la demanda de mineral español, porque este convertidor de lingote de hierro en acero necesitaba que el mineral no tuviera fósforo, característica del hierro vasco, poco frecuente en el resto de Europa. A ello se unía la cercanía de las minas al mar, lo que abarataba el transporte. Desde 1871 se desarrollaron sociedades mineras de capital británico, francés o belga, y en ocasiones, vasco. La escasa demanda interna hizo que se exportara la mayor parte de la producción a Inglaterra, Alemania, Francia y Bélgica. España se convirtió en la principal exportadora de hierro de Europa. Aunque a principios del siglo XX la difusión de nuevos procedimientos de obtención del acero redujo las importancia de los yacimientos vascos, la acumulación de capital, la transformación previa de la economía vasca y la repatriación de capital físico y humano de Cuba ayudaron a consolidar una importante industria siderúrgica. 2.2.2)LOS PROGRESOS DE LA INDUSTRIA

En el último tercio del siglo XIX y comienzos del siglo XX el crecimiento industrial no puede explicarse sin la industrialización del País Vasco, del hierro y del acero. En el resto de España, también creció la industria aun cuando las áreas industrializadas eran islotes en medio de una economía predominantemente agraria.

a)La industrialización en Vizcaya.

-La acumulación de capital, derivada de la exportación de hierro, junto a la transformación previa de la economía vasca y la repatriación de capital físico y humano de Cuba ayudaron a consolidar una importante industria siderúrgica, localizada en Vizcaya.

-Entre 1879 y 1882 se constituyen las tres grandes empresas siderúrgicas del siglo XIX: San francisco, Altos Hornos y Fábricas de Hierro y Acero, y La Vizcaya. La primera en un año se convirtió en la más importante de España, y en 1884 su producción de arrabio era más de la mitad del total. Fue el primer paso para arrebatar la supremacía a Asturias y al sur malagueño.

-La consolidación del eje Bilbao-Cardiff, que permite exportar mineral de hierro a Inglaterra e importar carbón galés, de más calidad que el asturiano.

-Este eje comercial influyó en Cantabria, donde se formó la sociedad Nueva Montaña S.A. (1899), que encendió sus hornos en 1903. Esta zona pasaría a ser la tercera productora.

-En 1902 la fusión de Altos Hornos, La Iberia y La Vizcaya dio lugar a la Sociedad Anónima de Altos Hornos de Vizcaya, empresa dominante durante el siglo XX en España en el protegido sector siderúrgico.

-Tras el desarrollo de la industria siderúrgica en Vizcaya, se consolidaron las principales empresas de construcciones mecánicas y de construcción naval, así como un entramado de sociedades industriales en sectores diferentes.

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-Uno de los rasgos distintivos de la industrialización vasca fue su diversificación: navieras, químicas, compañías eléctricas, banca, construcción y maquinaria, conformarían una sólida base industrial y financiera con fuertes ramificaciones en el resto de España.

b)La difusión industrial

Al lado de Cataluña y del País Vasco, núcleos centrales y predominantes en esta etapa histórica, la industria se difundió a otras zonas, diversificándose la estructura sectorial y creciendo el peso de sectores con mayor contenido tecnológico, como electricidad, química y los transformados metálicos.

Madrid participó en este proceso de expansión, hasta convertirse en la tercera región industrial. La causa principal deriva de su condición de ser capital del Estado y sede de la Administración central. Esto llevó a instarse en ella a muchas empresas, nacionales y extranjeras. Su crecimiento demográfico, ayudó a la expansión industrial y a la mayor demanda de bienes de consumo. Esta fue la causa de que en ella se instalaran fábricas de automóviles en los años veinte.

-La expansión de la industria estuvo ligada a los avances técnicos y a los beneficios obtenidos por la neutralidad en la I Guerra Mundial. Sin embargo, ya desde finales del siglo XIX se veían signos de avance: la industria conservera es un ejemplo. Su desarrollo comenzó en Galicia en 1880, cuando se superaron las dificultades para el suministro de aceite y hojalata. Tras una recesión entre 1914 y 1918, en los años veinte reanudó su expansión. Otros casos: Zaragoza, Valencia y Alicante.

-Otros sectores: el harinero, o la industria cementera.

-Ninguno de estas áreas vivió el conjunto de transformaciones económicas y sociales propias de un proceso de industrialización.

c)Los nuevos sectores

Uno de los ejemplos sobresalientes de modernización de la estructura productiva que tuvo lugar fue el rápido crecimiento de la producción y distribución de la energía eléctrica, con dos etapas de desarrollo: 1900-1913 y 1923-1930

-este aumento de producción y consumo se acompañó de un incremento de la fabricación de material eléctrico y se abasteció por empresas instaladas en España.

-El mayor peso del sector industrial no debe sin embargo hacernos perder de vista dos aspectos importantes del sector en España a finales de los años veinte:

• Tienen más peso las industrias de bienes de consumo que las de bienes de equipo. • Lo limitado de las zonas industrializadas: Cataluña, País Vasco y Madrid.

3)MODERNIZACIÓN DE LAS INFRAESTRUCTURAS: EL IMPACTO DEL FERROCARRIL

3.1)La construcción de la red ferroviaria

Uno de los grandes obstáculos para la industrialización en España era el geográfico, con importantes repercusiones en el transporte. Los condicionamientos orográficos, imponían dificultades para la comunicación centro-periferia; la ausencia de ríos y canales navegables fragmentaban el mercado. La costa española, poco recortada, y la existencia de pocos puertos naturales no ayudó a que la economía se beneficiase de las mejoras en la navegación marítima mundial. Durante el siglo XIX se comenzó a mejorar el transporte terrestre, con la construcción de carreteras y la mejora de los medios de transporte, pero la verdadera revolución vendrá de la mano del ferrocarril.

Hasta 1855, la debilidad de la economía española y la falta de un marco jurídico estable, impedían la construcción de una red ferroviaria. En esa fecha, solo había tres líneas en funcionamiento: Barcelona-Mataró (1848), Madrid-Aranjuez (1851) y Gijón-Langreo (1853).

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En 1855 se aprueba la Ley General de ferrocarriles, que fijaba condiciones muy favorables: regulaba las compañías de construcción, garantizaba las inversiones extranjeras, liberaba del pago de aranceles a los materiales necesarios para tender las líneas y permitía a las compañías subvencionarse emitiendo obligaciones.

La Ley de sociedades bancarias y crediticias de de 1856 completó el marco legal. Se formaron tres grupos, con financiación francesa, que fundaron las tres grandes compañías ferroviarias: la del Norte, la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) y la de Ferrocarriles Andaluces. Entre las tres acapararon las principales concesiones, sacaron sus acciones a Bolsa y emitieron obligaciones para financiar las construcciones.

En esos años de euforia, coincidentes con la etapa de la Unión Liberal, gran parte del ahorro nacional y de los recursos del Estado se invirtieron en el ferrocarril. (40% inversión española; 40% capital extranjero y 20% del Estado.)

Antecedentes

Su construcción fue tardía respecto a otros países europeos. La causa: inestabilidad política, institucional y presupuestaria de la primera mitad del siglo XIX, muy desfavorable para la movilización de capitales en unos proyectos de rentabilidad incierta y de gran novedad.

Pero hubo tempranas iniciativas: Durante el reinado de Fernando VII, en 1829, se presentaron algunos proyectos coincidiendo con la apertura de la línea Manchester-Liverpool. No se llevaron a la práctica, pero muestra lo pronto que se tuvo en cuenta la importancia de este medio de transporte.

En 1844, una Real Orden reguló la construcción, pero no creó el marco legal adecuado para incentivar las inversiones. Las concesiones recayeron en personas afines al partido moderado, que se dedicaron a especular en Bolsa, protagonizando algunos de los escándalos sobre corrupción de finales de la década. En 1848 se inauguraba el trazado entre Barcelona y Mataró. En 1855, solo había tres líneas: la citada de Barcelona-Mataró; Madrid-Aranjuez y Gijón-Langreo.

La Ley General de Ferrocarriles (1855)

Se necesitaba, como marco normativo, una ley general para proceder a la construcción de la red, evitando la especulación y el uso arbitrario de los fondos públicos. En junio de 1855, los progresistas aprueban la Ley General de Ferrocarriles, que fue seguida por una espectacular expansión en cuanto a kilometraje construido se refiere. En su construcción intervinieron capitales extranjeros, sobre todo franceses. En 1855 había 440 Km en explotación; en 1865 se llegaba a los 5.000 Km abiertos al público.

En la ley se adoptaba un plan general de construcciones. En su articulado, se clasificaban las líneas férreas en dos: las de servicio general y las de servicio particular. Las primeras, las más favorecidas por las ayudas públicas, estaban definidas como las que partiendo de Madrid finalizasen en los puertos de mar o en las fronteras.

También se consolidó la estructura radial de la red con centro en Madrid, decisión motivada por el deseo de estructurar un Estado centralizado, articulado a través de Madrid, aún a costa de no potenciar la conexión de Cataluña con Francia o de dejar fuera de los beneficios del nuevo transporte a la cornisa cantábrica o a la costa mediterránea, desde Murcia a Gerona. Por ello, los criterios fueron políticos y no principalmente económicos.

El plan determinaba ocho líneas de primer orden; cinco de las cuales tenían su origen en Madrid; las tres restantes eran interconexiones de éstas. Las primeras terminaban en Irún, a través de Valladolid y Burgos; en Portugal, vía Badajoz; en Cartagena, a través de Albacete; la cuarta en Barcelona, tras pasar por Zaragoza y la quinta, en Andalucía (Cádiz). Pronto será subsanada la laguna de la ley, para la franja costera mediterránea y se realizará la unión con la frontera francesa.

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Otro de los aspectos concretados en la ley era el ancho entre carriles (1,67 m. frente a los 1, 44 m usados en la mayoría de Europa). Las razones de esta decisión no fueron de índole militar (evitar una invasión), sino técnicas: lo accidentado del relieve español aconsejaba el uso de locomotoras más potentes. Su objetivo era obtener mejores resultados, ya que la capacidad de arrastre de la locomotora dependía del tamaño de la caldera y ésta, a su vez, de la anchura entre los ejes sobre la que iba montada. Un ancho de vía mayor, permitía montar una caldera más grande y obtener mayor potencia; pero la decisión de optar por un ancho de vía distinto al de Francia fue un error, ya que obstaculizó los intercambios por ferrocarril con el resto de Europa, ya que obligaba a transbordar las mercancías en la frontera.

Uno de los aspectos más controvertidos de la ley fue la concesión de una franquicia arancelaria a las compañías constructoras: se autorizaba a éstas a la importación libre de derechos de todos los materiales necesarios para llevar a cabo la construcción del trazado. Hasta 1887, la importación de todo tipo de material ferroviario fue realizada sin trabas arancelarias. Por tanto, el aumento de la demanda sobre el sector siderúrgico que la construcción ferroviaria hubiera supuesto, y que produjo en otros países europeos, quedó anulado. La construcción del ferrocarril en España no sirvió de impulso al desarrollo de la industria siderúrgica. De haberse dado una tarifa protectora sobre el material ferroviario, el precio de los productos extranjeros hubiera sido más elevado y las compañías ferroviarias habrían dirigido parte de sus pedidos a las fábricas españolas, como sucedió a partir de la década de 1880.

La Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias

En 1856, la Ley de Sociedades de Crédito completaba el marco legal, ayudando a la formación de tres grupos de capital francés, que fundaron las tres grandes compañías ferroviarias: la del Norte, la MZA y la de Ferrocarriles Andaluces. Entre las tres acapararon las principales concesiones, sacaron sus acciones a Bolsa y emitieron obligaciones para financiar la construcción. Aunque hubo un importante boom ferroviario, la crisis financiera internacional de 1866 prácticamente paralizó la construcción, que se reanuda en 1876 a ritmo más lento. En su construcción participó capital nacional (40%), capital extranjero (40%) y el Estado (20%), lo que supone que la mayor parte del ahorro nacional y de los recursos del Estado se invirtieron en el ferrocarril en el período de la Unión Liberal.

Consecuencias

• El ferrocarril absorbió una parte importante de los capitales que debían haberse invertido en la industria.

• Al permitir importar hierro del exterior sin aranceles se perdió una oportunidad de relanzar la industria nacional.

• Pero, a pesar de ello, sin ferrocarriles no hubiera podido crecer la industria siderúrgica, que además no estaba en condiciones de cubrir la demanda de hierro y carbón para su construcción. Además, tampoco podemos asegurar que estos capitales invertidos en el ferrocarril se hubieran destinado a la industria.

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