TIEMPOS DE AVIVAMIENTO
“Viviendo en Santidad IV
Ama a Dios, por encima de todo”
Mateo 22: 34 “Entonces los fariseos, oyendo que había hecho
callar a los saduceos, se juntaron a una. 35 Y uno de ellos, intérprete
de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36
Maestro, ¿cuál es el gran
mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Éste es el
primero y grande mandamiento
. 39 Y el segundo es semejante:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos
depende toda la ley y los profetas”
Hemos llegado al momento culminante de estas cuatro conferencias sobre Vivir en Santidad. Tres secretos hemos visto hasta el momento:
El primero de estos secretos es sobre la necesidad que tenemos de mantener un corazón limpio, de ser vasos limpios, vasos de honra. Atendimos a la necesidad que tenemos de limpiarnos cada día de toda la contaminación de carne y espíritu que hay en esta tierra donde estamos. Limpios por el fuego del Espíritu Santo, afinados como se purifica la plata hasta que el orfebre, nuestro Señor Jesús, puede verse reflejado en nosotros como plata pura. Lavados también por la Palabra de Dios que nos purifica de todas las contaminaciones diarias. Solo de un corazón limpio y puro pueden salir fuentes de agua que salten para vida eterna.
El segundo secreto es incrementar nuestra fe y confianza en Dios, de tal forma que produzca una obediencia plena y perfecta a todos Sus mandatos. Hablamos que la obediencia es directamente proporcional a la fe que tenemos en Dios, por lo cual podemos medir nuestra fe a través de nuestra obediencia a Él. Si queremos vivir una vida perfecta de obediencia a Dios requerimos quitarnos toda incredulidad y obedecerle ciegamente, sabiendo que tenemos un Dios perfecto.
El tercer gran secreto de la santidad nos mostró el indicador clave de la vida cristiana: El amor hacia los demás. ¿Cómo podemos saber que hemos pasado de muerte a vida? Si es que amamos a nuestros hermanos. Pero no un amor como el mundo lo da, sino con el amor de Dios, mostrado por Jesús. Si de tu interior fluye el amor de Dios hacia los demás, no tendrás que estar muy preocupado por cumplir reglas religiosas, pues en el amor se resumen todas las leyes de Dios. Dios es amor, y quien viva en amor, puede asegurar que es como Él.
Pero hoy, quiero darte el cuarto secreto, el más importante secreto de santidad que pueda haber. Lo he dejado hasta esta última cuarta conferencia porque hemos venido de menor a mayor, en pleno crecimiento. Este es el secreto más grande de santidad: “Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”
Tanto saduceos como fariseos intentaban hacer caer a Jesús en algún error doctrinal para que toda la población se diera cuenta que no era sino un improvisado, un iletrado hombre que les estaba engañando. Los saduceos intentaron primero preguntándole sobre la resurrección de los muertos y la contestación de Jesús les dejó callados, tanto así que la gente se admiraba de su doctrina. Al ver los fariseos que no solamente no había caído Jesús en la trampa sino que había dejado callados a los
saduceos entonces ellos acometieron con un pregunta más: ¿Cuál crees tu que es el más grande mandamiento incluido en la ley? Y la respuesta de Jesús fue contundente: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu mente”, este es el primero y más grande mandamiento; y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y aclaró: De estos mandatos dependen toda la ley y los profetas.
Los fariseos quedaron callados también, nada podían refutar a la respuesta de Jesús. Ellos enseñaban múltiples mandatos a la población y aún les imponían cargas que ni siquiera estaban incluidas en la ley de Moisés, pero Jesús lo resumió de una forma sencilla y prodigiosa.
¿Quieres cumplir con toda la ley de Dios? Ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.
DESARROLLO
1. Con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente
La instrucción no es amar a Dios, sino amarle con todo nuestro ser. Según podemos ver no debe haber alguna zona de nuestro corazón en la que no amemos a nuestro Dios, tampoco puede haber algún sentimiento contrario a Su amor, y tampoco pueden haber pensamientos en ninguna área contrarios a Él.
El amor hacia Dios debe cubrir todo nuestro ser, de forma tal que nuestra alma no anhelo otra cosa por encima de Él.
Dice
Cantares 3: 1 “Por las noches busqué en mi lecho al que
ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
4
Apenas hube pasado de ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé
”
La desesperación de la esposa porque no encuentra al amado de su alma. Esta dispuesta a levantarse de noche, caminar por toda la ciudad, atravesar calles y plazas buscándole. Lo buscó por diferentes lugares y no lo encontraba. Preguntaba por Él, ¿lo han visto?, les decía.
Apenas, dicen estos versos, pase un poco de ellos, lo encontré, hallé al que ama mi alma, entonces lo tomé y nunca más lo dejé.
Este es el amor del que habla Jesús. Es el amor de todo el corazón y toda el alma y toda la mente. No hay pretexto alguno para no buscarle. No importa que es de noche, no importa si está lloviendo, no importa que esté lejos, no importa que haya que atravesar la ciudad completa; lo más importante es encontrarle, es estar con Él.
Yo recuerdo el tiempo en que Ale y yo éramos novios. No queríamos estar separados para nada. Nos veíamos en la mañana en el trabajo, nos veíamos en la tarde y los papás de Ale ya querían que me fuera. El amor que nos teníamos nos impulsó a estar juntos para siempre y es así que nos casamos. Ese amor que empezó a permanecido por todo este tiempo y se ha hecho más grande. Es una necesidad estar junto a la persona amada.
¿Cómo poder saber que se ama a alguien? Pues quieres estar con esa persona en todo momento, quieres lo mejor para ella, y estás dispuesto a hacer lo que sea para que esas dos cosas sucedan.
El amor perfecto para con Dios debe ser así. La Palabra lo compara con tener hambre y sed de Él.
Salmos 42: 1 “
Como el ciervo brama por las
corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
El alma sedienta de Dios le busca, está impaciente por estar en Su Presencia. No hay pretexto válido alguno para no estar junto a Él, porque le ama, porque le necesita para vivir.
Mediten ustedes qué enormemente privilegiados somos nosotros, que nuestro Dios ha decidido estar presente en cada una de nuestras reuniones que hacemos en Su honor, mediten ¡qué honrados somos!, que Su Presencia esté aquí de continuo.
Dijo Jesús:
Mateo 5: 7 “
Bienaventurados los que tienen hambre y
sed
de justicia,
porque ellos serán saciados
” Apocalípsis 22: 17 “Y el
Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven.
Y el que tiene
sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente
”
El que busca halla, a quien toca se le abre; quien tiene sed será saciado, quien tenga sed venga, tome del agua de la vida gratuitamente. Pero como puedes ver es indispensable tener sed, es indispensable tener amor por Dios para buscarle, para hacer las cosas más locas con tal de estar junto a Él.
Así lo dijo el profeta Amós:
Amós 5: 4 “Pero así dice Jehová a la casa
de Israel:
Buscadme, y viviréis
”
Escúchalo nuevamente:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente
2. Vuelve a tu primer amor.
Es por ello que Jesús, al hablarle a Su Iglesia le dice:
Apocalipsis 2: 2 “Yo
conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes
soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y
no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido
paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no
has desmayado.4
Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer
amor
.5
Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz
las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu
candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido
”
Una iglesia que trabaja, que no soporta el mal, que tiene grande discernimiento. Todo ello es excelente, pero tiene un grave problema: Dejó su primer amor.
Ahora bien, no se refiera “primer” en forma de una secuencia, es decir al primero en tiempo; sino a “primero” en importancia, en jerarquía, en prioridades.
Cristianos hay que trabajan arduamente en la congregación, tienen un gran servicio; también tienen discernimiento del bien y el mal y se han alejado de él, pero que otras cosas o actividades tomaron el primer lugar en sus prioridades.
Cuando Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón” quiere decir que sea el primer lugar de tu corazón y tus prioridades: Amamos también a la familia, a los hijos, a nuestra esposa, a nuestros padres; pero de ninguna forma alguno de ellos debería ser el primer lugar de nuestro corazón.
También dijo: “Amarás al Señor tu Dios con toda tu mente”, es decir que Dios debe ser el primer lugar en las prioridades de mi mente. Es verdad que necesitamos trabajar para obtener ingresos, pero nunca el trabajo debe ser el primer lugar de nuestras prioridades por el pensamiento de que necesitamos la provisión: Pues dice la escritura:
Isaías 26: 3 “
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo
pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado
. 4 Confiad en
Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de
los siglos”
Perder el primer amor a Dios es la primera gran advertencia que Jesús le dice a la iglesia. Es la primera gran desviación, el primer gran retroceso de la vida cristiana.
Jesús dijo:
Mateo 6: 25 “Por tanto os digo:
No os afanéis por
vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por
vuestro cuerpo, qué habéis de vestir
. ¿No es la vida más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo,
que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre
celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y
quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura
un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los
lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo,
que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de
ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de
poca fe? 31
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas
estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de
todas estas cosas. 33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas
.
Jamás los afanes de esta vida deberían quitar del primer lugar de tu corazón a Dios, pero de acuerdo con lo dijo Jesús tienen la capacidad de hacerlo. Puede ser que ames a Dios pero los afanes de la vida te hagan tomar otras prioridades.
No solo las presiones por que comer o vestir, sino presiones sociales y familiares. Jamás ninguna presión debe quitar su lugar de supremacía a Dios en tu corazón.
Yo veo que la gente en lo general, y los cristianos en particular, hacen todo lo posible por llegar a tiempo a la escuela y al trabajo. Se levantan muy de mañana para que no haya ninguna circunstancia que los vaya a dejar llegar tarde, porque saben lo que significa: Que no los dejen entrar a clases, que les descuenten el día de trabajo o pierdan algún bono de puntualidad. Si esto se hace por una escuela o un trabajo, ¿por qué esta gente no lo hace para con Dios? ¿Por qué llegar tarde a una reunión en la que Dios estará presente no les inquieta? ¿Será que en su escala de prioridades inconsciente es mucho más importante el trabajo y la escuela que Dios? Y digo inconsciente porque conscientemente todos dirían que Dios es más importante, pero al ver las acciones este dicho no encuentra respaldo.
Escucha nuevamente: “Regresa a tu primer amor”. Vuelve a tus primeras obras, te dice Jesús, cuando le conociste, cuando querías estar en todas las reuniones, cuando atravesabas toda la ciudad para escuchar de Él, cuando hacías hasta lo imposible económicamente para estar en Su Presencia.
3. ¿Qué pide Dios de ti?
Como te dije, este es el secreto más grande e importante para vivir una vida de santidad.
Deuteronomio 10: 12 “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu
Dios de ti
, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus
caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón
y con toda tu alma;?
Si tu puedes amar a Dios por encima de cualquier cosa, entonces serás saciado de Él, el amor de Dios se derramará sobre tu corazón puro y podrás amar a todos como Él te ama, entonces tu fe será tan grande que obedecerás en todo a Su voz. En síntesis: Vivirás en perfecta santidad.
4. Ministración.
Hoy es tiempo de decisión. ¿Quieres volver a tu primer amor? ¿Quieres decidir poner nuevamente a Dios en el primer lugar del que fue desbancado por otros intereses? Bien haces, es necesario arrepentirse y quitar la raíz del pecado.
¡Qué no sea quitado tu candelero!, ¡Qué no sea quitada tu luz!
