Jesús Ulises Bautista Hernández
En la memoria de sus amigos y compañeros de la Dirección de
Relaciones Internacionales del Instituto Politécnico Nacional
donde parezca sueño la agonía
y el alma, un ave que remonta el vuelo.”
Testimonios de sus compañeros:
Julio César Cabrera Escobedo
A mi camarada Chu:
Lo más triste, cuando alguien parte de este mundo, es no poder despedirse de una manera adecuada. Uno deja tanto que decir y se queda con tantas cosas que vivir al lado de esa persona. Pienso mucho en sus planes y las cosas que quería hacer en la vida, como ver crecer a sus hijos, a su hija en especial, era su adoración.
Desde que ingresó a la oficina, sentí ese “¡clic!” cuando se encuentra a un amigo de verdad, y él lo era. Muchas veces no concordábamos en nuestra manera de pensar, sin embargo, siempre estábamos el uno para el otro, eso es ser un amigo de verdad. Nunca había conocido a alguien que tuviera tantas ganas de salir adelante, todo el tiempo buscaba eso por el bien de sus hijos y su familia, él era pieza clave dentro de su núcleo familiar.
Aprendí muchísimas cosas de él, en serio muchas, esas cosas que no aprendí directamente de mi padre él me las enseñó, como cambiar la llanta de un auto y también me animó a comprar mi casa. Tuve la fortuna de tenerlo como vecino y siempre que él necesitaba algo o yo, contábamos el uno con el otro. Una garantía con él es que las risas no faltaban, su compañía era un gran aporte a mi persona, me sentía seguro a su lado, siempre tenía una solución para todo y me sorprendía con todo lo que sabía. Tenía ese espíritu de: “Hágalo usted mismo”. Su mayor talento era esa incansable búsqueda de solucionar problemas.
Tuve la oportunidad de hablar por teléfono dos días antes de su fallecimiento, es increíble como de un día para otro una persona se va así de rápido de tu vida. Es cierto eso tan trivial que se dice que vivas tu día a día como si fuera el último, pero vivimos en automático la mayor parte del tiempo.
Chucho me sorprendía mucho a veces por tanto fervor y entrega que le tenía a la institución, su gran amor fue la ESCA, el primer lugar donde laboró en el IPN. Uno siempre ama el lugar que lo vio nacer. Era increíble toda la gente que lo conocía dentro del Instituto y siempre que lo acompañaba, muchos lo saludaban con gran afecto, todos ellos al igual que yo, lamentaremos su partida, porque nos alegró con su agradable manera de ser y su incondicional amistad.
Siempre te recordaré con gran amor y aprecio.
MI GRAN AMIGO, MI GRAN HERMANO Y EN OCASIONES, MI PADRE. Nos volveremos a ver, cuando este sueño llamado vida termine.
Luz García Martínez
Lo vi por última vez en diciembre pasado, cuando fui a recoger la tarjeta de vales a la DRI, Jesús iba caminando por la salida del edificio, yo ingresaba… Nos saludamos solo con una sonrisa y un: “¡Buenos días, felices fiestas!”, no pudimos hacerlo como siempre, con un abrazo y un beso, algo tan cotidiano que dolorosamente la pandemia del COVID 19 nos ha quitado a todos… No imaginé que sería la última vez que lo vería. Me llamaba: “Maestra Luz…” Lo recuerdo siempre dispuesto al trabajo y en la temporada invernal nos llevaba hermosas nochebuenas de Xochimilco, que adornaban nuestro escritorios y casas… Enterarme de su partida fue, es doloroso, ¡era tan joven, tenía casi la edad de mi hijo, podría ser mi hijo!; solo Dios sabe cuál es nuestro destino, pero es seguro que Jesús está en bendita gloria…
María Jiménez
Leí la esquela con lágrimas en los ojos y al mismo tiempo fui reviviendo cada cosa que me tocó vivir con él, siempre me hacía enojar (¡poquito!) cuando me decía: “María la del barrio” o me cantaba esa canción horrible de: "María, has perdido media vida…" jiji; jamás lo vi enojado o triste y eso era una gran característica y algo que aprenderle, entre otras cosas. Como bien lo dice Julio, murió dando la vida por su familia y principalmente por sus hijos, me contaba cuánto los quería y cuánto luchaba por su bienestar, es difícil pensar que ya no está con vida, con esa vida que disfrutaba comiendo y mirando sus series y películas…
Me quedo con su recuerdo de verlo siempre riendo, siempre de buen humor… Un abrazo a su familia y en especial, a sus hijos. Hasta siempre Jesús…
Lic. Adrián Alberto Martínez Aguilera
Querido Jesús, sin duda alguna te extrañaremos, agradezco por tu enorme disposición e invaluable apoyo para con todos tus colegas, por compartir con nosotros tu sencillez, pero sobre todo, por formar parte de nuestra historia.
Testimonios de sus compañeros:
Lucero Pérez Montes de Oca
Para mí, Jesús fue un gran amigo y compañero de trabajo, es muy triste su partida, pero sé que ya está en un mejor lugar.
Siempre le decía: “¿Qué pasó gordito?”, recuerdo que le daba mucha risa y contestaba: “¿Qué haces Lucerito bodoque?”
Angélica Martínez Terán
Jesús:
Te has ido muy pronto, compañero. Estas palabras las mando al cielo, esperando que Dios las susurre en tu oído. No llevaremos el duelo fácilmente, más tu recuerdo será una ventana en la que siempre nos podremos asomar.
Algún día nos volveremos a encontrar.
María Alejandra Ramírez Novoa
Jesús, un Gran Amigo, un buen compañero, todos los días me recibía con una sonrisa y una pregunta: “¿Cómo estás, mi Ale?”.
Te voy a extrañar Jesús. Descansa en Paz amigo, que Dios te acoja en su seno.
Rocío Razo
Palabras para Jesús:
Aunque sabemos que todos en algún momento vamos a partir de esta vida, en realidad nunca estamos preparados para un acontecimiento de esta naturaleza. Hoy te has convertido en un ángel que cuidará de todos sus seres queridos. Te fuiste, sin embargo, tu recuerdo siempre quedará entre nosotros. Que el Señor te tenga en su santa gloria.
Julio César Rendón Ramírez
Mi amigo de risas, te has marchado de este mundo antes de lo previsto. Mi vida cambio cuando te conocí y tampoco será la misma ahora que te has marchado.
En mi memoria siempre estarán los buenos momentos que compartimos. Siempre supiste que eras más que un amigo, fuiste un hermano.
Siempre te di las gracias por como fuiste y por lo que me demostraste.
Siempre te recordaré Jesús, no te digo adiós, porque sé que en algún momento te volveré a ver.
María Fernanda J. Ríos Rodríguez
Jesús, mi querido amigo Yisus:
Ya no tuvimos la oportunidad de volver a convivir y platicar como a veces lo hacíamos con algunos compañeros. Esperaba volver a reunirnos cuando acabará todo esto de la pandemia y volver a recordar esos momentos geniales donde platicábamos y reíamos. Siempre me brindaste tu gran corazón lleno de amor, bondad y humildad. Me diste tu pleno apoyo en toda situación que se presentara. Recuerdo que cuando yo acababa de entrar a lo que era antes la Coordinación de Cooperación Académica, fuiste una de las primeras personas con las que conviví. No solo fuiste un compañero, sino un gran amigo en el que podía confiar plenamente.
Ya no tendré la fortuna de agradecerte todo el apoyo que me brindaste, pero de verdad muchas gracias por todo. Espero que encuentres mucha paz y tranquilidad.
Siempre te recordaré como un gran compañero y amigo con un gran corazón que siempre te caracterizó. Te mando mis bendiciones y oraciones hasta el cielo. ¡Buen viaje amigo!
Testimonios de sus compañeros:
Esmeralda Del Carmen Romero González
Es difícil creer que ya nos estás con nosotros, como quisiera que fuera una terrible pesadilla y despertar pensando que nada pasó, pero la realidad es otra.
Hoy te escribo estas palabras a ti, mi querido Amigo, gracias por todos los momentos en que siempre me hiciste reír, tanto que a veces me callaban en la oficina por escandalosa, esos momentos los voy a extrañar. Siempre tuviste una buena sonrisa en tu cara, además de que también fuiste muy caritativo y te preocupabas de todos y por todos.
Nunca te vi enojado y eso admiré mucho de ti, tomabas las cosas con mucha calma, y al contrario, cuando me veías enojada siempre salías con alguna bobería para hacerme reír… Te extrañaremos mucho en la oficina.
Recuerdo cuando me decía: “Esme, ¡ya supéralo, ya no estás en la Coordinación de Comunicación Social!” y yo le respondía: “Es lo mismo, tú ya no estás en la ESCA”. También me decía: “Esmeralda del Carmen de la Romero Rubio” y me hacía tanto sonreír.
Amigo, me cuesta tanto trabajo escribir estas líneas, porque tú bien sabes que todavía la semana pasada nos escribimos para saludarnos y ahora, el saber que ya no estás y que ya no te vas a comer como siempre mis dulces ¡jaja jajaja!, te voy echar de menos. Hoy tú ya cumpliste tu misión aquí en el mundo terrenal, ahora vas a tener otras misiones, porque sé que vas a andar como ángel para arriba y para abajo, que Dios nuestro Señor te va jalar las orejas por latoso y comelón.
Sofía Vega
Difícil saber que no tendré la oportunidad de volverte a ver Jesús, con ese gran ímpetu que te caracterizaba. Gracias por todos los momentos de alegría, gracias que, aunque ya no estés con nosotros nos dejas una lección de vida.
Santiago
Que complicado nos resulta, a todos tus compañeros de trabajo, el simple hecho de imaginar que ya no estarás más entre nosotros, en el fondo estas palabras también se han escrito para comunicarle a tu familia lo mucho que apreciamos al compañero amable, educado, atento, por mucho una excelente persona, que no se ha ido y que estará presente en cada uno de los lazos de amistad que con tu buen carácter fomentaste.
Para su publicación en la página de la Dirección de Relaciones Internacionales. Ciudad de México, miércoles 10 de febrero.
Coordinación editorial: Luz García Martínez Diseño Gráfico: Julio César Cabrera Escobedo
