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Los Rostros de La Homosexualidad, Una Mirada Desde El Escenario

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Academic year: 2021

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(2) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD Una mirada desde el escenario.

(3) EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIA EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIA AMIGO LECTOR: LECTOR: LaAMIGO obra que usted tiene en sus manos posee un gran valor. En ella, su autor ha vertido conocimientos, experiencia y mucho trabajo. El editor obra que usted tiene en sus manos posee un gran valor. haLaprocurado una presentación digna de su contenido y está poniendo todo su En ella, su autor ha vertido conocimientos, experiencia y mucho trabajo. El editor empeño y recursos para que sea ampliamente difundida, a través de su red de ha procurado una presentación digna de su contenido y está poniendo todo su empecomercialización. ño y recursos para que sea ampliamente difundida, a través de su red de comercialización.. Al fotocopiar este libro, el autor y el editor dejan de percibir lo que corresponde a laAl inversión queeste ha realizado y seydesalienta la creación de nuevas obras. Rechace fotocopiar libro, el autor el editor dejan de percibir lo que corresponde a la cualquier ilegalladecreación este libro, de obras. lo contrario esinversiónejemplar que han“pirata” realizadoo fotocopia y se desalienta depues nuevas Rechace cualquier ejemplaral“pirata” fotocopia ilegal de este libro, pues dedel lo contrario tará contribuyendo lucro deoquienes se aprovechan ilegítimamente esfuerzo estará del autorcontribuyendo y del editor. al lucro de quienes se aprovechan ilegítimamente del esfuerzo del autor y del editor.. La reproducción no autorizada de obras protegidas por el derecho de autor no sólo no autorizada de obras protegidas por el derecho de autor no sólo esLa unreproducción delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura. es un delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura.. Para Paramayor mayorinformación informacióncomuníquese comuníquese con con nosotros: nosotros:.

(4) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD Una mirada desde el escenario. DR. JUAN LUIS ÁLVAREZ-GAYOU JURGENSON Director general y profesor titular del Instituto Mexicano de Enseñanza Superior e Investigación Sexológica, A.C., (IMESEX) SALVADOR MARTÍN CAMACHO Y LÓPEZ Maestro en sexología educativa por el Instituto Mexicano de Enseñanza Superior e Investigación Sexológica, A.C. (IMESEX). ERRNVPHGLFRVRUJ Editor Responsable: Lic. Santiago Viveros Fuentes Editorial El Manual Moderno.

(5) Los rostros de la homosexualidad. Una mirada desde el escenario D.R. © 2013 por Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V. ISBN: 978-607-448-335-2 ISBN: 978-607-448-336-9 Versión electrónica. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema alguno o transmitida por otro medio —electrónico, mecánico, fotocopiador, etcétera— sin permiso previo por escrito de la Editorial.. Álvarez Gayou, Juan Luis Los rostros de la homosexualidad : una mirada desde el escenario / Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson, Salvador Martín Camacho y López. –– 1ª. edición. –- México : Editorial El Manual Moderno, 2013. xii, 112 páginas : ilustraciones ; 23 cm. Incluye índice ISBN 978-607-448-335-2 ISBN 978-607-448-336-9 (versión electrónica) 1. Homosexualidad – Aspectos sociales. 2. Homosexuales – Conducta sexual. 3. Lesbianismo – Aspectos sociales. I. Camacho y López, Salvador Martín. II. título. 306.766-scdd21. Biblioteca Nacional de México. Director editorial y de producción: Dr. José Luis Morales Saavedra Editora asociada: LCC Tania Uriza Gómez Diseño de portada: LCS Adriana Durán Arce.

(6) CONTENIDO PREFACIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . vi PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . viii ACERCA DE LOS AUTORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xii CAPÍTULO 1 CONCEPTOS BÁSICOS CUANDO SE HABLA DE SEXUALIDAD . . . . . . . . . . . . . . 1 CAPÍTULO 2 CONTEXTO HISTÓRICO DE LA HOMOSEXUALIDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 CAPÍTULO 3 LA HOMOSEXUALIDAD EN CONTEXTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 CAPÍTULO 4 LA HOMOSEXUALIDAD FEMENINA, AL REENCUENTRO DE SAFO. . . . . . . . . . . 43 CAPÍTULO 5 HOMOSEXUALIDAD, LAS TEORÍAS Y EL MODELO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 CAPÍTULO 6 LA HOMOFOBIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 CAPÍTULO 7 LAS EXPRESIONES ARTÍSTICAS EN LA ESCENA HOMOSEXUAL . . . . . . . . . . . . . 83 CAPÍTULO 8 LAS PROPUESTAS DESDE LA ESFERA DE LA EDUCACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 REFERENCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102. ÍNDICE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106.

(7) PREFACIO. Aquello que no tuvimos que descifrar, que esclarecer por esfuerzo propio, aquello que ya era claro desde antes, no nos pertenece. Marcel Proust, 1983.. Sin duda, la homosexualidad es un tema que está presente en toda conferencia o participación de los medios de comunicación. En la población general existe un enorme desconocimiento de lo que es la homosexualidad tanto masculina como femenina, y la gran pregunta siempre es: ¿la persona homosexual nace o se hace? Otras preguntas que surgen alrededor de este tema son: ¿los homosexuales son violadores?, ¿un profesor homosexual puede convertir en homosexuales a sus alumnos?, ¿los niños educados por dos hombres homosexuales o dos lesbianas se vuelven homosexuales?, ¿los niños que viven en familias homoparentales son más discriminados que los otros?, las dudas son interminables y siempre muestran la inquietud y las dudas que el tema genera. Por otro lado, incluso en la formación de especialistas, rara vez se presenta la oportunidad de hablar de la propia diversidad que existe en el ámbito de la llamada subcultura gay, y menos aún de los detalles históricos del desarrollo de esta diversidad sexual. Es un hecho que pocas veces se puede profundizar en la homofobia, sus diversas manifestaciones, sus orígenes e incluso en la llamada homofobia internalizada. Existen diversas manifestaciones culturales de las personas que integran la comunidad homosexual, y ello también constituye una parte de esta “mirada desde el escenario” que presentamos en este texto. En México existen actoras y actores que han sido cruciales o para el desarrollo y la consolidación de lo que hoy es—como yo lo llamo— “el Distrito Federal, una isla perdida de Holanda en México”. El desarrollo de las leyes han dado a la comunidad homosexual un sitio al mismo nivel de los derechos de los heterosexuales vi.

(8) (matrimonio gay, adopción, actas de nacimiento nuevas para personas transexuales, entre otras). Reconocerle y darle un sitio a esta comunidad en su participación es fundamental. Este libro pretende proporcionar a los lectores en general la información básica y esencial del tema, y develar además a los especialistas aspectos que difícilmente se abordan en la formación académica. La inquietud manifiesta de Salvador Camacho, colega, amigo y coautor, fue la de estudiar en su tesis de maestría las actitudes de los universitarios ante la homosexualidad, y de ahí nació el proyecto de este libro. Agradecemos a los editores de Editorial El Manual Moderno por la visión con que decidieron publicar esta obra, brindando así la oportunidad de abrir este tema para fines de educación y discusión.. Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson. vii.

(9) PRESENTACIÓN. Este escrito forma parte de una inquietud personal y profesional, así como de más de 30 años de experiencia en el quehacer académico (desde el nivel medio, medio superior, superior y posgrado), además de años de observar la preferencia de género homosexual en su contexto escolar y social, de conocer la apreciación equivocada y profundamente discriminatoria, hasta la descalificación permanente y absoluta, la nulificación y la burla sistemática, así como el señalamiento, el estigma y la exclusión de que se ha hecho objeto a esta comunidad. Hablar de sexualidad es referirse al ser humano de manera totalitaria; es hablar del ser biológico, del ser psicológico y del ser social. La sexualidad remite al ser humano sexual que es, piensa y convive con otros seres humanos, quienes también piensan y conviven. La homosexualidad, al igual que la masturbación, ha sido motivo de múltiples escritos y especulaciones. En la cultura occidental de origen judeo-cristiano, la Iglesia ha intentado suprimir esta expresión sexual al considerarla pecaminosa y merecedora de castigo. A lo largo de la historia, la homosexualidad ha sido tratada de manera característica y peculiar, respondiendo al contexto y al espíritu de la época y el lugar. Algunos s la definen como una cuestión ritual, y otros más como una manifestación maligna, una herejía, un desorden o trastorno mental, una perturbación, una perversión o una desviación, hasta llegar a la actual consideración de ser una orientación diferente de la sexualidad, una preferencia de género. La homosexualidad constituye una actividad erótica sexual en la que participan personas de un mismo género. Álvarez-Gayou define a la homosexualidad como la mayor atracción preferencial para relacionarse afectiva o eróticamente con personas del mismo género. El elemento angular que define la preferencia es la atracción, que no se refiere exclusivamente a la atracción sexual y erótica, sino también al simple y cotidiano hecho de que los seres humanos, al enfrentarse con un grupo mixto de personas, enfocarán su atención en individuos de un solo género en particular, con fundamento en el elemento esencial de la atracción. Así, es más adecuado y descriptivo hablar de preferencia de género en sustitución de la denominación de preferencia sexual. Las actitudes y opiniones que surgen cuando alguien menciona la palabra homosexual, o gay (en el mejor de los casos), así como los estereotipos preconcebidos, viii.

(10) los estigmas, la intolerancia, la discriminación, las bromas y burlas sobre “putos”, “maricones”, “lilos”, “marimachas”, “jotos”, “jotetes”, “locas”, “manfloras”, “torcidas”, “degenerados(as)”, “invertidos”, “chanclas”, “desviados(as)”, “pozoleras”, “pervertidos(as)”, “comepapaya”, “chichifos”, “se les va la tunca al monte”, “muerdesábanas”, ”mariquitas”, “vaquerobvias”, “gansos”, “raros(as)”, “lenchas”, “amanerados”, “chopas”, “soplanucas”, “muerdealmohadas”, “fuas” “comearroz”, “musculocas”, “tortilleras”, “volteados(as)”, “traileras”, “mariposones”, “chotos”, “muxes”, “mampos”, “mujercitos”, “del otro lado”, “del otro bando”, “del otro sindicato”, “puñales”, “cachagranizo”, “mesero sin charola”, “puto-cascajo”, “guagüeros”, “machacanueces”, “mayates”, “mayatones”, “closetero(a)”, entre otros, no menos ofensivos y denigrantes, son comunes y constantes. Algunos psicólogos consideran que tales actitudes son un intento por negar o suprimir sentimientos homosexuales propios. Por lo general, los hombres suelen expresar actitudes más negativas hacia los homosexuales que las mujeres. Estos términos, abiertamente hostiles, son parte de los estereotipos que se mantienen. Así, hay hombres heterosexuales que pueden ser femeninos y mujeres heterosexuales que pueden ser masculinas. En una sociedad heterosexista y machista, donde los valores masculinos adquieren mayor importancia y prevalece la subordinación de la mujer y de lo femenino, es “entendible” una percepción negativa hacia los hombres homosexuales. Por ello, el hombre homosexual es doblemente cuestionado, porque no sólo es femenino y por ello mal visto, sino que además, como hombre, decidió adquirir características femeninas y rechazar su masculinidad. Algunos autores señalan que la discriminación no es hacia lo homosexual sino hacia los comportamientos propios de un género que no les corresponde; es decir, un hombre gay masculino es mejor aceptado que un hombre gay femenino. Algunos autores señalan algo similar con las mujeres homosexuales. En este caso se perciben como mujeres que no quieren ni asumen sus papeles de “madre” y “cuidadora”. El hombre homosexual, considerado como un hombre afeminado, es despreciado porque se “rebaja” a la condición femenina. Por su parte, la lesbiana peca de orgullo al pretender usurpar una masculinidad que no le corresponde. Es importante señalar que en la actualidad se viven los rezagos de estos estereotipos; la investigación y las revoluciones sexuales y sociales no han logrado aún una apertura de la sociedad, rompiendo tabúes y estereotipos. Los estereotipos expresan propiedades estructurales de la sociedad, en este caso, la gran diferencia entre géneros, que son estructuras sociales con las cuales las personas se identifican y a las cuales pertenecen. No es de extrañar que para que un homosexual se entienda como tal debe encajar en las etiquetas de “amanerado” o “marimacha”. Por esta razón, se convierten en una profecía autocumplida. Así, culturalmente se ve a los hombres homosexuales como afeminados y a las lesbianas como masculinizadas, y si una persona homosexual está fuera de estas etiquetas simplemente ya no lo es. Los estereotipos también cumplen otra función: comparar y resaltar diferencias entre grupos. Si se relaciona lo anterior con la homosexualidad, se halla una dualidad: por un lado, el homosexual puede ix.

(11) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario identificarse con su endogrupo en lo referente a conductas, pensamientos y sentimientos “homosexuales” o “gays”. La homofobia es miedo, odio, desprecio y repulsión dirigidos a los homosexuales, sentimientos cuyas causas pueden ser psicológicas, psiquiátricas o sociológicas. De cualquier forma, conviene contextualizarlas como íntimamente relacionadas con las estructuras existentes en la sociedad, pudiendo afirmar entonces que la homofobia, a diferencia de la homosexualidad, es una enfermedad personal y social que se manifiesta de diversas maneras, desde sutiles e inconscientes hasta verdaderamente francas y evidentes. Las actitudes ante una preferencia de género diferente a la heterosexual son producto de la ignorancia y los prejuicios irracionales de índole cultural y social, y se consideran como un problema más relevante que la homosexualidad como expresión comportamental de la sexualidad. La homosexualidad representa en México un tema polémico y controvertido que genera opiniones y actitudes diversas, que se comprenden con base en los contextos histórico, político, sociológico, educativo, religioso, cultural, biomédico y psicológico, entre otros. Los avances científicos que plantean una causalidad multifactorial y que descartan la homosexualidad como entidad patológica confirman la imperiosa necesidad de dimensionar la preferencia genérica u opción de manera integral. A pesar de lo anterior, en algunos sectores de la población están presentes el prejuicio, la intolerancia y el estigma ante el tema de la homosexualidad. En el ámbito educativo aún persisten actitudes de rechazo y desconocimiento hacia los alumnos(as) con preferencia de género homosexual, que afectan de manera directa el entorno de calidad y calidez que debe formar parte del proceso enseñanza-aprendizaje, sobre todo en los años de formación básica y media básica. La homosexualidad plantea modelos alternativos de pareja, relación, comunicación y expresión de la sexualidad. Ejemplifica rasgos, conductas y formas de relación que no se circunscriben a roles tradicionales y convencionales dictados por la sociedad heterosexual. La homosexualidad representa una postura y una actitud frente a la vida y la sociedad. Frente a la práctica generalizada de incluir toda conducta sexual no heterosexual dentro de la perspectiva homosexual, habría que resaltar que la realidad homosexual, como la heterosexual, es muy compleja. Por ello no debe hablarse de homosexualidad sino de personas homosexuales, con historias, contextos y experiencias de vida distintas. Tanto hombres como mujeres homosexuales constituyen, con su mera existencia, un desafío permanente a los roles sexuales, la familia tradicional y el monopolio heterosexual sobre el amor y las relaciones humanas.. x.

(12) AGRADECIMIENTOS IN MEMORIAN, SALVADOR CAMACHO Y SOTOMAYOR AL DR. JUAN LUIS ÁLVAREZ-GAYOU JURGENSON Por coincidir en el tiempo, con profunda admiración, por sus innumerables aportaciones al estudio científico de la sexualidad y por acceder a compartir en este escrito sus vastos conocimientos. AL IMESEX, A.C. A sus facilitadores(as), por mostrarme la Gestalt y sus bondades. A LAS VOCES VISIBLES Y SILENCIADAS… A LOS PERSONAJES PASADOS, PRESENTES Y FUTUROS Salvador Novo, Nancy Cárdenas, Elías Nandino, Jesusa Rodríguez, Liliana Felipe, Carlos Pellicer, Luis Zapata, Francisco Estrada, Xavier Lizárraga, Luis González de Alba, Juan Luis Alvarez-Gayou, Enoé Uranga, Chavela Vargas, Carlos Monsiváis, Eusebio Rubio, Guerrilla Gay, Ave de México, El Clóset de Sor Juana, Círculo Cultural Gay, Colectivo Sol, IMESEX, A.C., Letra S, El Hábito, El Taller, Palomilla Gay, Museo Universitario del Chopo. A MIS AMIGOS A quienes permanecen, a los que ya no están, a los que aún aguardan. A MIS ALUMNOS Quienes han sido cómplices de estos 30 años de quehacer académico. Por recordarme que todos libramos día con día un 2 de octubre en nuestro propio Tlatelolco. GRACIAS A TODOS xi.

(13) ACERCA DE LOS AUTORES JUAN LUIS ÁLVAREZ-GAYOU JURGENSON Médico Cirujano por la Universidad Nacional Autónoma de México y maestro en psiquiatría social. Es miembro certificado del Consejo Mexicano de Psiquiatría y de la Asociación Psiquiátrica Americana. Educador y terapeuta sexual, certificado por la American Association of Sex Educators Counsellors and Therapists de Washington. Miembro del Instituto Masters y Johnson y ex presidente de la Asociación Mundial de Sexología. Fundador, director general y profesor titular del Instituto Mexicano de Enseñanza Superior e Investigación Sexológica, A.C., (IMESEX) desde 1979. Director de la revista científica Archivos hispanoamericanos de sexología. Es autor de infinidad de artículos en diversas publicaciones, así como de los libros Sexoterapia integral, Cómo hacer investigación cualitativa, Te celo porque te quiero, Educación de la sexualidad, ¿en la casa o en la escuela? Los géneros, la escuela y la educación profesional de la sexualidad, Sexualidad: los jóvenes preguntan, Sexualidad en la pareja, entre otros. Ha participado en innumerables programas de televisión y radio nacional e internacional. SALVADOR MARTÍN CAMACHO Y LÓPEZ Médico Cirujano por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Instituto de Ciencias de la Salud. Especialista en sensibilización y en manejo de grupos, maestro en sexología educativa por el Instituto Mexicano de Enseñanza Superior e Investigación Sexológica, A.C. (IMESEX). Profesor investigador de la UAEHEscuela Superior de Tlahuelilpan con perfil deseable PROMEP-SEP. Profesor de licenciatura y posgrado en la Universidad del Nuevo México, en las áreas de psicología, ciencias de la comunicación y pedagogía. Profesor de la maestría en sexología en el área biomédica del IMESEX, A.C. Articulista en diversas publicaciones de investigación científica y divulgación: Boletín de investigación de la Secretaría de Salud-Hidalgo, Archivos hispanoamericanos de sexología, Revista electrónica de psicología científica (Colombia), entre otras. Locutor profesional, ha recibido el Premio Regional de Periodismo por el programa de radio “Palabras mayores”, y el premio “Decano” por su trayectoria en radio y televisión en el estado de Hidalgo.. xii.

(14) 1. CONCEPTOS BÁSICOS CUANDO SE HABLA DE SEXUALIDAD. Está mi lecho lánguido y sombrío porque me faltas tú, sol de mi antojo, ángel por cuyo beso desvarío… Salvador Novo, 1968.. Es importante referir al lector acerca de los principales conceptos utilizados en este escrito, los cuales permitirán abordar y desmitificar algunas ideas preconcebidas sobre los mismos. En opinión de Álvarez-Gayou, el estudio de la sexualidad requiere como base la definición y contextualización de conceptos específicos que sirvan como marco referencial para la comprensión de la misma. SEXO Serie de características físicas determinadas de forma genética que colocan a los individuos de una especie en algún punto del continuo que tiene como extremos a los individuos reproductivamente complementarios. SEXUALIDAD Punto donde se reúnen el sexo (biológico), el sexo de asignación, el papel sexual (rol) y la identidad sexogenérico (psicológico). SEXISMO Actitud discriminatoria o trato diferencial fundamentados en diferencias biológicas y fisiológicas entre ambos géneros, que se manifiestan mediante las relaciones interpersonales y estructuras de poder. SEXOLOGÍA Disciplina multidisciplinaria cuya finalidad es el estudio, atención y solución de la problemática sexual del ser humano, orientados a propiciar el desarrollo armónico 1.

(15) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario y equilibrado de las diversas intervenciones del individuo como ente social. Dicha disciplina engloba gran número de disciplinas y especialidades médicas, humanísticas y no médicas. EROTISMO Capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que evocan los fenómenos físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual y orgasmo, y que por lo general se identifican con placer sexual. DIVERSIDAD SEXUAL Cuando se habla de diversidad sexual se hace referencia a prácticas no heterosexuales. Por tanto, este término no alude a la pluralidad de prácticas y creencias que regulan la expresión sexual en las distintas culturas del mundo. PREFERENCIA DE GÉNERO Heterosexualidad. Atracción predominante hacia personas del otro género. Homosexualidad. Atracción predominante hacia individuos del mismo género. Bisexualidad: Atracción hacia individuos de uno u otro género. HOMOFOBIA Temores irracionales a la homosexualidad de los otros(as). Miedo a tener sentimientos homosexuales propios o aversión por la propia homosexualidad. GAY Término utilizado para referirse a los hombres o mujeres homosexuales. También incluye una autoidentificación o connotación, y otorga identidad de grupo. Palabra de origen inglés que significa alegre o llamativo. Con este término se designa a lo homosexual. Lo equivalente en México sería “ser de ambiente”. Gay es una palabra internacionalizada con profundas implicaciones culturales, económicas y políticas. GAYCIDAD Entendida como una experiencia social distinguible de la experiencia social homosexual, es heredera de procesos de desdiferenciación social que posibilitan procesos diferenciadores al interior del contexto gay. EGODISTÓNICO Persona que presenta conflictos sobre su preferencia de género homosexual. EGOSINTÓNICO Persona que no percibe su preferencia de género homosexual como trastorno sino como una elección. 2.

(16) Conceptos básicos cuando se habla de sexualidad QUEER En el contexto de las políticas de identidad, término genérico para una serie de orientaciones sexuales y de identidades de género que incluyen homosexuales de ambos géneros, bisexuales, travestis y transexuales. El término puede tener una connotación más política. HSH Acrónimo utilizado para los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. Genéricamente, se refiere a conductas sexuales con personas del mismo género, que puede o no implicar identidad homosexual o atracción emocional. MSM Acrónimo utilizado para las mujeres que tienen relaciones sexuales con otras mujeres. Genéricamente, se refiere a la misma conducta sexual entre mujeres, que puede o no implicar identidad homosexual o atracción emocional. TRAVESTISMO Expresión comportamental de la sexualidad en la que los individuos gustan de utilizar prendas, manerismos, expresiones, accesorios, adornos, lenguaje e incluso comportamientos característicos del otro género en la cultura propia de cada persona. TRANSGENERISMO Término utilizado para aludir a una variación que se encuentra entre el travestismo y el transexualismo. Los individuos pueden sentir rechazo sólo a la forma física masculina pero aceptan sus genitales (pene, testículos). Pueden vivir y desarrollarse plenamente sin haberse realizado todas las cirugías de reasignación sexual. Desean someterse a tratamiento hormonal para lograr una apariencia física externa femenina o masculina. Rechazan los roles masculino y femenino establecidos socialmente y apuntan a una sociedad con ambigüedad de géneros. TRANSEXUALIDAD Convicción psicológica de identificación con el sexo que no corresponde al genotipo y fenotipo sin alteraciones genéticas u hormonales. Esto se denomina discordancia de la identidad sexo-genérica. (Disforia de género, término acuñado por Money). BAREBACK (BAREBACKING) Término que se originó en la comunidad gay para describir actos sexuales sin protección, especialmente sexo anal. Sin embargo, el uso del término se ha expandido y ha terminado por abarcar cualquier tipo de acto sexual con penetración en la que no se use condón. Los practicantes del bareback sienten atracción o excitación al pensar que pueden contagiarse por el virus de la inmunodeficiencia humana. 3.

(17) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario SALUD SEXUAL Integración de los aspectos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser humano sexual en formas que sean enriquecedoras y realcen la personalidad, la comunicación y el amor. SALUD REPRODUCTIVA Estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos. PAPEL SEXUAL Conjunto de ideas, normas y expectativas acerca de los comportamientos sociales “apropiados” para hombres y mujeres, respectivamente. Comportamiento que los individuos adoptan por los requerimientos sociales en función de su sexo. SEXO POR ASIGNACIÓN El que se les asigna a los individuos al momento del nacimiento, por lo general en función del aspecto de sus órganos sexuales pélvicos externos, y que los condiciona a un lugar determinado dentro del contexto social. Algunas veces el sexo por asignación no concuerda con el sexo, o bien ciertas alteraciones genéticas u hormonales modifican el aspecto de los mismos, lo que implica un marco específico de comportamientos y actitudes transmitidas y esperadas que refuerzan en el individuo la colocación en uno de los dos grupos. GÉNERO Asignación social que se hace de un individuo. El género es fundamental desde el punto de vista biológico y en aspectos genotípicos de la persona. Money introduce este término en la sexología para expresar el contenido social de la sexualidad. Se refiere al nivel alcanzado, una de cuyas funciones es la socialización, y tiene componentes sociales, culturales y psicológicos. Es resultado de un proceso de aprendizaje de experiencias directas e indirectas, formales e informales, en las que se desarrollan imágenes, concepciones y percepciones de lo que es ser hombre y ser mujer. IDENTIDAD DE GÉNERO Autopercepción (percepción subjetiva) y sentimiento íntimo de pertenecer a alguno de los géneros. Experiencia o vivencia psíquica y emocional de sentirse hombre o mujer. ROL Papel, carácter, cometido o función que desempeña una persona en una acción o representación en un grupo social determinado. 4.

(18) Conceptos básicos cuando se habla de sexualidad IDENTIDAD DE ROL Papel sexual o comportamiento en una sociedad y una época determinadas que se le impone al individuo en función de su sexo. Es un concepto eminentemente social. ROL DE GÉNERO Comportamientos y actitudes que demanda una sociedad en un contexto histórico determinado hacia hombres o mujeres. ENFOQUE DE GÉNERO Explica el ordenamiento social y la distribución desigual de los recursos, las decisiones, el poder y el trabajo entre mujeres y hombres, basados en las diferencias de género y en relaciones de subordinación. PERSPECTIVA DE GÉNERO Concepto que pretende fortalecer la familia, promover relaciones equitativas, armónicas y solidarias entre hombres y mujeres, y la promoción de la igualdad de derechos y oportunidades para niños(as), jóvenes, mujeres, hombres y adultos(as) mayores. La perspectiva de género se basa en la teoría de género y se inscribe en el paradigma teórico histórico-crítico y en el paradigma cultural del feminismo. SISTEMA DE SEXO / GÉNERO Conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en producto de la actividad humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas. DIVERSIDAD Multiplicidad e interacción de diversos contextos que pueden darse en una región en particular y que coexisten. HÁBITUS Espacio de encuentro complejo de diversas normatividades, asignaciones y posibilidades genéricas para cada persona. ESTATUS Juego de los diferentes roles sociales cumplidos por un individuo. ESTEREOTIPO Concepción simplificada y comúnmente aceptada por un grupo sobre un personaje, aspecto de la estructura social o determinado programa social. ESTIGMA Condición, rasgo o comportamiento que hace que su portador sea incluido en una categoría social, generando una respuesta culturalmente inaceptable o inferior. 5.

(19) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario DISCRIMINACIÓN Distinción o segregación que atenta contra la igualdad de oportunidades. Se utiliza para referirse a la violación de la igualdad de derechos para los individuos por cuestión social, cultural, racial, religiosa, sexual, política o de género. INTOLERANCIA Actitud irrespetuosa hacia las opiniones o características diferentes de las propias. Se relaciona con el miedo y el temor a lo desconocido. PREJUICIO Proceso que implica la elaboración de una opinión acerca de una persona o situación antes de determinar la preponderancia de la evidencia. Criticar de forma negativa una situación o una persona sin tener suficientes elementos previos. LGBTTTIP Siglas de lésbico, gay, bisexual, travesti, transexual, transgénero, intersexual, poliamorosa. Término colectivo para referirse a los sectores socialmente incluyentes en donde se congregan los diversos grupos de personas que se identifican como no heterosexuales.. 6.

(20) 2. CONTEXTO HISTÓRICO DE LA HOMOSEXUALIDAD. La luna aparece como un barco, iluminando los muros, la ropa olvidada al azar en una silla, y los cuerpos tendidos en la alfombra. En el calor intenso de la noche, suda la piel estrellas… José Luis Cuevas, 1994. La Historia enmudece, pero asienta con un gesto: la homosexualidad, como cualquier realidad, como cualquier fenómeno que signifique en las diversas culturas y a través del tiempo, tiene una historia. La Historia y la cotidianidad parecen no reconocerse mutuamente, quizá no logran comprender sus personales formas de expresión, quizá las ha obligado a un rencor recíproco o se les ha impuesto la mutua indiferencia, aunque sean parte de un mismo cuerpo palpitante. Los olvidos, por tanto, no son pocos: las fechas se olvidan de los días y las noches, los acontecimientos se olvidan de las experiencias en ocasiones fugaces, los procesos se olvidan de los instantes. ¿Cuál es la historia de la homosexualidad?, no es suficiente decir que siempre ha existido y que cabe suponer que seguirá existiendo. Sin duda, la historia de la homosexualidad es amplia, que no se centra en un único ámbito geográfico ni se limita a un periodo: es una historia-río subterráneo que corre entre las historias de las culturas, las ideas, los inventos, las jerarquías y las terroríficas imposiciones de las leyes. La historia de la homosexualidad es parte de la historia insolente del patriarcado, de las historias de la misoginia, la imposición de juicios y las culpabilidades aprendidas. Hoy por hoy, todo intento de reconstruir la historia de la homosexualidad, tanto masculina como femenina, desde momentos tan remotos, no deja de ser peligrosamente especulativo. En opinión de Xavier Lizárraga, todo aquello que pretenda ignorar la existencia y presencia de los deseos homosexuales se tambalea en una tabla de naufragio. La historia silenciada, la historia de las homosexualidades, ha tomado la pluma y escribe, ha tomado el micrófono y se hace oír. ¿Son los homosexuales diferentes de los heterosexuales?, la respuesta estriba desde Tomás de Aquino hasta la circunscrita de Foucault, que resume un siglo de pensamiento desde la creación del término homosexual en 1869. 7.

(21) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario Tomás de Aquino y otros escritores religiosos declaraban que la sodomía era un pecado que todo el mundo se podía ver tentado a cometer, no una característica de un tipo particular de persona. En sentido opuesto, la postura de Foucault se sintetiza en su famoso pasaje de la voluntad de saber: la sodomía —la de los antiguos derechos civil o canónico— era un tipo de acto prohibido. Pero a partir de un artículo del psiquiatra alemán Kart Westphal, en 1870, la sodomía encarna en un personaje, el homosexual, que posee un pasado, una historia y una infancia, un carácter, una forma de vida, y también una morfología. El sodomita era un pecador inminente; el homosexual es ya una especie. Libres de censuras, los antecedentes históricos revelan que la realidad es exactamente la contraria: que el “instinto” del amor entre hombres es una constante universal. Lo único que varía es la actitud de la sociedad. Todas las culturas han regulado el amor entre hombres, y algunas han intentado —sin éxito— desaparecerla. Existen dos pueblos del antiguo Oriente que revisten una importancia especial: los hititas y los hebreos. Los hititas porque, al parecer, en uno de sus códigos existía (1400 a.C.) una ley que autorizaba el matrimonio entre hombres, aunque tal interpretación es muy controvertida, y los hebreos porque condujeron contra la homosexualidad una lucha encarnizada que, perpetuada por su religión y después por el cristianismo, sigue siendo, al cabo de casi 15 siglos, la base de la condena por parte de la civilización occidental. La antigua China, durante toda su historia pero sobre todo a partir del siglo II antes de Jesucristo (dinastía Han), conoció una intensa actividad homosexual. En el Japón feudal era característica la homosexualidad de tipo militar. En la antigüedad mediterránea, el país donde la homosexualidad fue relativamente más libre, socialmente aceptada y, en ciertos aspectos, incluso exaltada, fue Grecia. En ella los amores pederastas (de hombres por muchachos) y sáficos (de mujeres por otras mujeres) conocieron un florecimiento excepcional, arropado por un gran prestigio literario, artístico y filosófico. Gran parte del arte griego es de inspiración homosexual, empezando por el desnudo masculino, celebrado mediante la escultura, sobre todo en los siglos IV y V antes de Jesucristo, con un fervor jamás igualado. También la poesía griega debe gran parte de su inspiración a la homosexualidad, como lo testimonia la obra de la poetisa Safo. La civilización romana no ignoró la homosexualidad, aunque, sobre todo durante la República, la reprimiera severamente (pero sólo si se practicaba con un ciudadano romano). La civilización árabe de la Edad Media, heredera bajo múltiples puntos de vista de la civilización griega, conoció una extraordinaria época poética de inspiración pederasta, con gran número de anécdotas sobre el tema, de las que es posible formarse una idea leyendo Las mil y una noches. En los países árabes la tradición pederasta se ha mantenido hasta nuestros días. En los países musulmanes, famosos poetas árabes e iraníes (como Hafiz-Shirazi y Abu Nuwas) loaron y maldijeron a la vez la belleza de los jóvenes. Los hombres santos sufies, desde India hasta Turquía, intentaron encontrar a Alá en la belleza de jóvenes imberbes. Artistas como Riza I-Abassi deleitaron a reyes y príncipes con miniaturas y caligrafías persas exquisitamente 8.

(22) Contexto histórico de la homosexualidad trabajadas. Los mulás y los censores se volvieron contra estas historias de amor entre hombres, pero éstas eran celebradas por personas de todos los estratos de la sociedad, desde califas a porteadores, y todos deseaban ser servidos por “chicos de juventud eterna, tan bellos como las perlas” cuando llegasen al paraíso. En la Edad de Piedra, en América del Norte y en Siberia, las tradiciones chamánicas reconocían los poderes espirituales singulares de estos hombres y mujeres atraídos por el amor homosexual.Entre los amerindios, la tradición de los hombres de dos espíritus sobrevive hasta hoy. En el occidente premoderno, el amor entre hombres sobrevivió prácticamente oculto y sólo salía a la superficie cuando los amantes tenían la desgracia de verse descubiertos o cuando artistas suficientemente resueltos para mofarse de las convenciones osaban mencionarlo. Multitud de artistas, músicos o poetas describieron el amor entre hombres, pero siempre de manera oculta. Por ejemplo, Miguel Ángel adornó la Capilla Sixtina con espléndidos desnudos masculinos, Shakespeare cantó a su amado en sus sonetos y Blake se volvió contra los clérigos que “con zarzas atan mis alegrías y mis deseos”. La lista de celebridades, artistas, hombres o mujeres de Estado, personalidades de la Iglesia, caballeros y villanos que sintieron la atracción del amor hacia otros hombres —solo o junto con el amor hacia mujeres— es infinita. También en los países occidentales, aun tras la afirmación del cristianismo y de su prohibición de la homosexualidad, los testimonios —aunque menos frecuentes— se sucedieron en gran parte de la Edad Medía. Las condenas de los papas y los obispos, las sentencias de los procesos y las ejecuciones son una prueba de que este amor prohibido seguía sobreviviendo a pesar de todo. En los siglos XV y XVI, el Renacimiento estimuló el florecimiento de la homosexualidad, que traía consigo el recuerdo de la Grecia antigua. Asimismo, en la Europa renacentista y en la Europa moderna han existido célebres personajes que han practicado la homosexualidad de manera exclusiva o en alternancia con la heterosexualidad. La persecución de la homosexualidad por la Iglesia católica fue constante a lo largo de la Edad Media, si bien la sodomía (concepto utilizado comúnmente durante la época) era una acusación útil que a veces se unía, y no siempre se distinguía, de la herejía, lo que hace francamente difícil y complicado cualquier tipo de análisis. Los procesos más sonados, como el ataque contra los templarios, acusados de entregarse a prácticas homosexuales y heréticas, son sospechosos y promovidos por razones políticas. La “Santa” Inquisición de la Iglesia católica no se diferencia mucho en su persecución de la homosexualidad de lo que era corriente en casi todas partes, y es culpable de la tortura y muerte de innumerables personas acusadas del denominado pecado nefando. En el caso de Sodoma y Gomorra, no hay homosexualidad consensuada sino un intento de violación de hombres con fines de sometimiento y humillación. El punto de vista de los cristianos que aceptan la homosexualidad mantiene que la Biblia no condenó la homosexualidad en sí misma, y esto a pesar de que a los miembros de la tribu de Leví (a saber, los sacerdotes) se les prohibió el “yacer con un hombre como con una mujer” como abominación, recordando el asco que producía a la religiosidad hebrea la existencia de los Qodeshím, los prostitutos 9.

(23) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario sagrados o prostitutos de templo, los que sí estaban prohibidos por razones religiosas, ya que practicaban la prostitución para beneficio de los templos de los dioses y diosas cananeos. El texto, citado en Levítico 20,13-14, señala: “Y cuando un hombre se acuesta con un varón igual a como uno se acuesta con una mujer, ambos han hecho una cosa detestable. Deben ser muertos sin falta. Su propia sangre está sobre ellos.” Esta última frase, relativa a “su propia sangre”, significa que debían ser sus familiares los encargados de ajusticiarlos. Uno de los argumentos más comunes contra la homosexualidad es que ésta es condenada en la Biblia. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, los actos homosexuales son tratados de forma negativa. Sin embargo, no hay nada en los evangelios acerca de la homosexualidad. Hoy en día, en la Iglesia existen fundamentalmente dos concepciones de la homosexualidad, las cuales tienen que ver con el modo de interpretar la Biblia. Una de éstas implica la aceptación de los sentimientos y la sexualidad homosexuales. Se sostiene que la Biblia debe ser interpretada sobre las bases de la época, la cultura y el contexto religioso en que fue escrita. También existe una serie de mandamientos en la Biblia que son obsoletos, y por tanto no se les atribuye importancia alguna. Esta corriente acostumbra denominarse la interpretación histórica crítica de la Biblia. La postura negativa frente a la homosexualidad se encuentra principalmente entre quienes hacen una interpretación fundamentalista y al pie de la letra de la Biblia. Éstos consideran que la palabra de la Biblia tiene igual validez hoy que cuando se escribió. No obstante, los partidarios de esta interpretación aceptan la existencia de los homosexuales, pero se oponen tanto al amor como a la sexualidad de éstos. El estudio de la homosexualidad en México puede dividirse en tres etapas, que coinciden con las tres grandes épocas históricas de este país: la época precolombina, el virreinato y la independencia. Empero, el rechazo hacia la homosexualidad forma un hilo conductor que concatena las tres épocas. Los datos sobre los pueblos precolombinos y de la primera época de la colonización son escasos y confusos. Los cronistas describían a menudo las costumbres indias que les sorprendían o que desaprobaban, pero tendían a tomar una postura acusadora o de disculpa, lo que hace imposible distinguir entre realidad y propaganda. En general, parece que los mexicas eran tan homofóbicos como los españoles y que otros pueblos indígenas tendían a ser mucho más tolerantes, hasta el punto de honrar a los berdaches, los “dos espíritus”, como chamanes. Los berdaches, inicialmente tenidos por hermafroditas por los conquistadores españoles, eran hombres que tomaban funciones y comportamientos femeninos; no eran considerados ni hombres ni mujeres por sus sociedades, sino como un tercer sexo, y a menudo tenían funciones espirituales. Los conquistadores los veían como la parte pasiva de los homosexuales y fueron tratados con desprecio y profunda crueldad. Los mayas eran relativamente tolerantes con relación a la homosexualidad. Se sabe de fiestas sexuales entre los integrantes de esta cultura que incluían el sexo homosexual, lo que no impide que la sodomía estuviese condenada a muerte en horno ardiente. La sociedad maya consideraba preferible la homosexualidad al sexo prematrimonial, por lo que los nobles conseguían esclavos sexuales para sus hijos. 10.

(24) Contexto histórico de la homosexualidad Los mexicas o aztecas eran extremadamente intolerantes con la homosexualidad, a pesar de que algunos de sus rituales públicos tenían ciertas connotaciones homoeróticas. Por ejemplo, adoraban a la diosa Xochiquétzal, que bajo su aspecto masculino y el nombre de Xochipilli protegía la prostitución masculina y la homosexualidad. La historia mítica del pueblo azteca se dividía en cuatro “mundos”, de los cuales el anterior había sido “una vida fácil, débil, de sodomía, perversión, del baile de las flores y de adoración a Xochiquétzal, en la que se habían olvidado las virtudes masculinas de la guerra, la administración y la sabiduría”. Es posible que esta historia hiciera referencia a los toltecas. Texler, en su libro Sex and the Conquest (1987), afirma que los aztecas convertían a algunos de los enemigos conquistados en berdaches, siguiendo la metáfora de que la penetración es una muestra de poder. La ley mexica castigaba la sodomía con la horca, el empalamiento para el homosexual activo, la extracción de las entrañas por el orificio anal para el homosexual pasivo y la muerte por garrote para las lesbianas. La existencia del lesbianismo está atestiguada por la palabra náhuatl patlacheh, que denomina a mujeres que realizan actividades masculinas, incluyendo la penetración de otras mujeres, como revela la Historia general de las cosas de la Nueva España de Bernardino de Sahagún. A pesar del puritanismo de los mexicas, las costumbres sexuales de los pueblos por ellos sometidos variaban en gran medida. Por ejemplo, Bernal Díaz del Castillo refiere la homosexualidad entre las clases dirigentes, prostitución de jóvenes y travestismo en la zona de Veracruz. Los yauyos tenían prostíbulos llenos de hombres con la cara pintada y vestidos de mujeres. Por otra parte, los toltecas eran extremadamente tolerantes y permisivos respecto de la homosexualidad. En el contexto del periodo colonial, en una relación sobre los indígenas realizada en 1519 por el consejo de la villa de Veracruz para informar a Carlos I, atribuida a Hernán Cortés, se comenta que habían “llegado a saber de cierto que son todos sodomitas y practican ese pecado abominable”. Otro relato anónimo menciona que los hombres y mujeres de Pánuco adoran a un miembro masculino y han erigido falos en sus templos y plazas públicas para adorarlos: “la multitud de métodos empleados por los hombres para satisfacer su vicio abominable”. Finalmente, comenta que “todos los habitantes de Nueva España y aquellos de otras provincias adyacentes comían carne humana, todos practicaban comúnmente la sodomía y bebían en exceso”, comparando algunas de las costumbres de los indígenas con las de los sarracenos impíos. A partir de la mitad del siglo XVI aparecen los primeros cronistas que vivieron y trabajaron realmente en la Nueva España. Fray Toribio de Benavente, llamado Motolinia por los indígenas (que significa “pobrecito”), uno de los cronistas más importantes de esa época, escribe que los naturales “bebían cierto vino llamado pulque, hasta el punto de emborracharse, seguido por sacrificios y los vicios de la carne, en especial, el pecado nefando”. A partir de 1542, y como reacción a estos escritos, Bartolomé de las Casas y otros escritores indígenas y misioneros lanzan una contraofensiva literaria. De las Casas consideraba el “bestial vicio de la sodomía como el peor, el más detestable de cualesquiera malicia humana”. Negaba con 11.

(25) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario pasión las noticias trasmitidas por los conquistadores y exploradores, que habían “difamado a los indios habiéndoles acusado de estar infectados con la sodomía, una gran y malvada falsedad”, y consideraba que observaban la “abstinencia hacia las afecciones sensuales, viles y sucias”. Según afirmaciones de fray Agustín de Betancourt, aquellos hombres que se vestían de mujeres eran ahorcados si cometían pecado nefando y los sacerdotes eran quemados. La administración colonial impuso las leyes y costumbres españolas sobre los pueblos indígenas, lo que en el caso de la sodomía fue facilitado por la existencia de leyes similares en el imperio azteca. Durante el Siglo de Oro, el crimen de sodomía era tratado y castigado de forma equivalente al de traición o de herejía, los dos crímenes más graves contra el Estado. La Inquisición estuvo controlada inicialmente por los obispos locales, como el arzobispo Juan de Zumárraga, del que un estudio de los casos juzgados muestra que la homosexualidad era una de las principales preocupaciones del tribunal. Los castigos para pecados sexuales solían ser multas, penitencia, humillación pública y —en los casos más graves— latigazos. En 1569, Felipe II creó oficialmente el Tribunal de la Ciudad de México, pero durante el virreinato en la Nueva España solamente la justicia civil se encargaba de juzgar el pecado nefando. La primera quema de sodomitas conocida en México fue en 1530, cuando Caltzontzin fue condenado a morir en la pira por idolatría, sacrificio y sodomía. Sor Juana de la Cruz, la Décima Musa, es un ícono para la cultura lésbica moderna. La cultura colonial era similar a la de la península y hubo destacados intelectuales entre los nacidos en América. Quizás una de las más importantes fue sor Juana Inés de la Cruz, de la que también se ha dicho que fue lesbiana, tomando como base las intensas amistades que tuvo con diversas mujeres, cuya belleza alabó en su poesía. La invasión francesa introdujo el código de Napoleón en México, el cual no menciona la sodomía, por lo que ésta deja de ser delito. Sin embargo, en 1871 el nuevo código penal introdujo el “ataque a la moral y las buenas costumbres”, una noción relativamente vaga cuya interpretación se dejó a la policía y los jueces y que sería en adelante empleada contra los homosexuales. Así, a finales del siglo XIX ya se había formado en la Ciudad de México una subcultura homosexual. En la década de 1930 ya existían algunos bares y baños para homosexuales en la Ciudad de México, siendo zonas de encuentro la Alameda Central, el Zócalo, el Paseo de Reforma y la calle Madero. En la década siguiente, durante la Segunda Guerra Mundial, había entre 10 y 15 bares, y en “El África” y “El Triumfo” (sic) estaba permitido bailar. Esta relativa permisividad terminó en 1959, cuando Ernesto P. Uruchurtu, el Alcalde de Hierro, cerró todos los bares de ambiente gay de la ciudad tras un multicitado triple crimen. El escándalo que ocupó los titulares en los periódicos de la época fue el llamado Baile de los 41. El hecho se refiere a una redada realizada el 18 de noviembre de 1901, durante el mandato de Porfirio Díaz. La redada, realizada en la Calle de la Paz (hoy Ezequiel Montes), fue organizada con la finalidad de disolver un baile de hombres que se realizaba en una vivienda particular, de los cuales 22 estaban vestidos de hombres y 19 de mujeres. La prensa mexicana de la época se centró en 12.

(26) Contexto histórico de la homosexualidad el hecho, a pesar de que el Gobierno se esforzó en soslayar el asunto, puesto que los detenidos pertenecían a las clases más privilegiadas de la sociedad porfiriana. La lista de los nombres nunca fue revelada. El número 41 o 42 pasó a formar parte de la cultura popular mexicana para referirse a los homosexuales. El asunto llegó tan lejos que desde entonces el número 41 es tabú. En México el número 41 no tiene ninguna validez, y la influencia de esa tradición es tal que hasta en lo oficial se pasa por alto el número 41. En el ejército no hay división, regimiento o batallón que lleve el número 41. Si acaso, y si no hay más remedio, se utiliza el 40 bis. Nadie cumple 41 años, y de los 40 se pasa hasta los 42, so pena de ser blanco de burlas. A finales del siglo XX y principios del siglo XXI, los homosexuales siguen siendo discretos con su condición sexual, estando muchos en el clóset y otros viviendo un secreto a voces. Las clases bajas de la sociedad mexicana solían mantener el modelo mediterráneo, por el que los homosexuales se dividen en activos y pasivos, siendo los activos “masculinos” y los pasivos “afeminados” y “despreciables”: “yo soy un hombre; si te chingo, tú no eres un hombre”. Existe incluso miedo entre los homosexuales activos a ser penetrados, porque temen la posibilidad de que les guste y dejen de ser “hombres”. Por su parte, los homosexuales de clases altas, más cosmopolitas, tomaron el modelo europeo del “dandy” de finales del siglo XIX. Este modelo está siendo sustituido por otro más parecido al anglosajón, en el que el homosexual no se define por la dicotomía activo/pasivo, sino por el hecho de que tiene relaciones sexuales con otros hombres.. 13.

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(28) 3. LA HOMOSEXUALIDAD EN CONTEXTO. Un hombre que intentó dar cumplimiento al brevísimo mandato de Nietzsche: llegar a ser lo que uno es. Arthur Miller, 1993.. Álvarez-Gayou afirma que la sexualidad es un aspecto inherente al ser humano, para algunos es una fuente de placer y aceptación, para otros —la mayoría— origina problemas y conflictos de diversa índole. El objetivo de contextualizar, desde una perspectiva holística, el estudio del ser humano, su sexualidad, llegar a afirmar que es necesario que las sociedades, especialmente la nuestra, acepten la importancia que reviste la educación para la sexualidad. La homosexualidad se presenta como uno de los puntos sensibles y neurálgicos de una sociedad. En palabras de Foucault, una “zona erógena” de una cultura, que para bien o para mal consigue provocar a los sujetos pertenecientes a dicho contexto cultural. Si se pretende modificar una actitud, es necesario que la población general reciba información previa, ya que lo que no se conoce es motivo de confrontación, desconfianza y rechazo. El conocimiento de la homosexualidad, así como el de la sexualidad en general, fue revolucionado por el trabajo de Alfred Kinsey en los decenios de 1940 y 1950, cuando estudió las prácticas sexuales de la población estadounidense basándose en encuestas y métodos estadísticos, con lo cual inauguró una nueva era en la investigación de la sexualidad. Es necesario tener en consideración que los conceptos que habitualmente se manejan, y en especial los relacionados con la sexualidad, no responden a una realidad objetiva, sino que varían en el tiempo y son específicos de cada cultura. Sin embargo, para cada individuo son fundamentales, le sirven para valorar las actuaciones de los demás y para guiar las propias. Desde pequeños se aprende a distinguir lo que está bien de lo que está mal, lo normal de lo anormal. Posteriormente, la propia experiencia hará que se revise este sistema normativo y se acepten aquellas pautas que parezcan correctas o útiles y se desechen las que se 15.

(29) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario consideren inútiles o ineficaces. Esta impronta cultural se graba en lo más profundo del ser humano, impidiéndole valorar con ecuanimidad los comportamientos que se salen fuera de la “norma”, de lo convencional. Por otro lado, esa misma sociedad tiene un segundo sistema de control de los individuos, mediante el cual de manera literal castiga a quienes transgreden las normas impuestas, imponiéndoles penas progresivamente más graves, dependiendo del grado de importancia que la sociedad atribuye a las leyes transgredidas. La combinación de ambos elementos —control interno y control externo— limita la posibilidad de actuación sexual efectiva de los individuos, imponiéndoles el cumplimiento de la norma heterosexual-reproductiva-establecida, la adecuada, deseable y “normal”, según el sistema de cultura imperante. La educación tradicional marca un rígido guión según el cual los hijos, a partir de cierta edad, se casan con iguales del otro género. Si la situación no evoluciona así, una de dos: el hijo o la hija simplemente no ha encontrado con quien casarse o es homosexual, con el consiguiente derrumbe de ideas, costumbres, expectativas y sueños, lo que puede ocasionar miedo, enojo, dolor, vergüenza o culpa, emociones complejas de manejar. La sociedad y la educación conducen a la heterosexualidad como si fuera la única forma válida de relación, como si por el solo hecho de no mencionar otras posibilidades, éstas desaparecieran. Cualquier comportamiento no heterosexual y, por lo tanto, toda persona con deseos o “impulsos” homosexuales transgrede diversas reglas y pone en cuestionamiento importantes valores y conceptos en los que se apoya la sociedad profundamente conservadora y de doble moral. Fundamentalmente, se transgrede la norma reproductiva, interfiere el contrato matrimonial clásico y el sistema de herencia consecuente se enfrenta a la normativa religiosa de nuestra cultura (es considerado “pecado”), confundiendo la norma sobre reparto de roles sexuales en que se basa la organización social del trabajo. No hay un rol definido en la sociedad al que estas personas puedan acogerse. No hay normas sobre cómo actuar o cómo vivir, lo que implica la inexistencia de una forma “correcta” de comportarse, lo que confunde la idea de los sexos y sus caracteres activo/masculino-pasivo/femenino, y especialmente cuestiona la norma patriarcal según la cual el hombre-heterosexualpadre-activo-proveedor ostenta el poder familiar y social (la falocracia). En 1973, la Asociación Psiquiátrica Estadounidense determinó eliminar la homosexualidad de su listado de enfermedades mentales. El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad del Código Internacional de Enfermedades (CIE). Al descriminalizar y despatologizar la homosexualidad se ha llegado a considerar que el homosexual y la pareja homosexual, independientemente del género, son iguales que los heterosexuales, y se tiende a verlos y juzgarlos según los criterios sociales aplicados a estos últimos. Pero el individuo homosexual no es como el heterosexual, y la pareja gay no es como un matrimonio heterosexual, pues presentan dinámicas, contextos, estructuras, fases, conflictos y recursos específicos. 16.

(30) La homosexualidad en contexto En su práctica y dinámica, la homosexualidad no es una copia fallida de un original (la heterosexualidad), ni tampoco su equivalente. La homosexualidad obliga a cuestionar las opiniones y prejuicios propios acerca de la feminidad y la masculinidad, la relación entre los géneros, el amor y la amistad. La libre aceptación de la homosexualidad interfiere el complejo sistema de valores en el que se fundamenta la sociedad, y por lo tanto la norma cultural lo ha rechazado e invalidado. Sin embargo, prácticamente todos estos valores están siendo puestos en cuestión en la actualidad. Muy probablemente esta sea la razón por la que la homosexualidad y, en general, las prácticas no reproductivas empiezan a valorarse menos negativamente. Durante la niñez y la adolescencia algunas personas homosexuales se percatan de su homosexualidad y pasan por la experiencia de tener pensamientos y sentimientos homosexuales. Cambios recientes en la actitud de la sociedad hacia la homosexualidad han ayudado a algunos adolescentes homosexuales a sentirse más cómodos con su preferencia genérica. En otros aspectos de su desarrollo, estos jóvenes son similares a los jóvenes heterosexuales, ya que experimentan el mismo estrés y luchas durante la adolescencia. No se conocen las causas de la orientación sexual, mejor definido por el Dr. Álvarez-Gayou como preferencia genérica. Aunque algunas teorías apuntan a que es innata, no se conoce con exactitud el papel de la herencia genética, las experiencias durante el crecimiento, la relación con los padres, etc. Algunos estudios científicos —entre los que se incluye Sexual Behavior in the Human Male (1948) y Sexual Behavior in the Human Female (1953), por el Dr. Alfred C. Kinsey— constataron que, analizados tanto comportamiento como identidad, la mayoría de la población parece tener por lo menos alguna tendencia bisexual (atracción hacia personas tanto de uno como de otro género), aunque ordinariamente se prefiere un género u otro. Kinsey y colaboradores consideraron que sólo una minoría (de 5 a 10%) es completamente heterosexual o completamente homosexual. Y de manera similar, sólo una minoría aún más pequeña puede considerarse completamente bisexual. Estudios realizados posteriormente han intentado demostrar que el informe Kinsey había exagerado la prevalencia de la bisexualidad o ambisexualidad en la población, pero su idea goza todavía de gran aceptación. La biología humana afirma que la existencia de homosexuales, transexuales y hermafroditas no es más que una variación natural que se integra perfectamente en la diversidad mostrada por los demás animales. La expresión social de esta diversidad se encontraría en sociedades como la de los indios norteamericanos, con sus dos espíritus, los Mahu polinésicos, los Hirja indios o los eunucos, que identifica con personas transgénero. Las personas que generalmente tienen una orientación heterosexual pueden sentir deseos leves u ocasionales hacia personas del mismo género. Del mismo modo, aquellos que generalmente tienen una orientación homosexual pueden sentir deseos leves u ocasionales hacia personas del género opuesto. Foucault, al investigar la evolución de la noción de individuo peligroso en la psiquiatría legal, pone de relieve el pasaje de una adecuación del castigo a las 17.

(31) LOS ROSTROS DE LA HOMOSEXUALIDAD. Una mirada desde el escenario “conductas”, en los códigos penales anteriores al siglo XVIII, a una necesidad de adaptarlo a la “naturaleza” del criminal, cambio que requirió de la intervención de la “medicina mental” en la institución penal. La medicina, y en particular la psiquiatría como higiene pública, debía bregar por una profilaxis del cuerpo social, individualizando a los sujetos “peligrosos” para, por un lado, protegerlo de ellos, y por otro lado, aplicar una terapéutica que “reformara” a estos sujetos. Consecuentemente, se pasó de la penalización de las llamadas prácticas de sodomía a la invención del sujeto homosexual, con el consiguiente interés por indagar su naturaleza —la etiología—, y si puede diseminar o infectar al cuerpo social con su anomalía. Si lo anatómico, el sistema hormonal y la relación genotipo-fenotipo, o cromosomas-cuerpo, son “normales”, ¿por qué algunos individuos dirigen sus preferencias eróticas hacia su propio género o hacia ambos? La respuesta que se fundamenta con observaciones hechas entre animales y humanos pertenecientes a culturas diferentes de la nuestra puede resumirse diciendo que el sexo es de forma innata perverso y polimorfo, entendiendo por polimorfo el hecho de que sus expresiones adquieran múltiples formas, y por perverso –despojando al término de su habitual connotación peyorativa– que no está dirigido exclusivamente a la reproducción. Hay personas con orientación homosexual que, en condiciones de intolerancia y violencia o de difícil acceso a otras personas del mismo género, mantienen relaciones heterosexuales. La represión, la homofobia y las opiniones de muchas religiones, entre ellas la católica, obliga a los homosexuales a esconder su preferencia fingiendo ante la sociedad tener una orientación heterosexual, lo que en inglés se llama estar in the closet (“en el ropero o armario”). En la actualidad, hay personas con preferencia homosexual que están “saliendo del ropero o del armario”, lo que se aplicaría a las personas que dejan de fingir o reprimir su preferencia sexual. El término inglés closet (del latín claustrum) tuvo algunos significados antes de referirse a la homosexualidad oculta; entre otros, ha denotado un lugar cerrado, privado. En consecuencia, significa lo privado expuesto a lo público, lo íntimo frente a lo social, lo oculto frente a lo descubierto. Como derivación de estos significados, hoy en día la expresión “salir del closet” se refiere al hecho de asumir plenamente la preferencia de género homosexual tanto en la esfera pública como en la privada. Sin embargo, para la mayoría de los homosexuales salir del closet o no hacerlo sigue siendo una decisión personal y voluntaria, pues tanto la integridad personal como la lucha por el respeto requieren que las personas homosexuales se autonombren e identifiquen en sus propios términos. Declararse abiertamente homosexual (“salir del closet”) significa recuperar una identidad propia, ya no impuesta, clasificarse, para dejar de ser clasificado. Por lo anterior, “salir del closet” debe involucrar motivos, expectativas y metas personales. La salida del closet es un proceso que pone a la persona que realmente es, significa dejar de sentirse como un fenómeno que necesita ocultarse; la visibilidad por sí misma fomenta la autoestima, la autoimagen, el autoconcepto, y así el proceso de salir del closet crea un poderoso ciclo en el cual lo personal estimula lo público, que a su vez retroalimenta lo personal. 18.

(32) La homosexualidad en contexto Existe un falso mito popular que enuncia que en las parejas homosexuales uno de los hombres adopta el rol de varón y el otro el rol femenino. “¿Quién hace de hombre y quien hace de mujer?” De esta manera, el hombre más varonil sería activo (el que penetra analmente al otro y en algunas ocasiones es penetrado) mientras que el afeminado sería pasivo (que desea ser penetrado analmente de manera predominante). En realidad el coito anal es una práctica poco frecuente en las relaciones esporádicas, y la mayoría de las parejas homosexuales estables que practican sexo anal son “versátiles o ínter”, o activos-pasivos (en el transcurso de una relación sexual pueden ser penetrados por el otro o penetrarlo). Este mismo mito erróneo también se aplica a las mujeres: una de ellas tendría facciones, musculatura, actitud, comportamiento y ropas más masculinas, mientras que la otra sería más “femenina” (pasiva). El vínculo sexual de la persona homosexual no difiere en intensidad, convencimiento y sinceridad en relación con el vínculo entre heterosexuales. De hecho, el término homosexual no tiene género, pues se aplica indistintamente para hombres y mujeres. Algunos sexólogos consideran que, por motivos académicos y quizás psicológicos, sería de utilidad diferenciar la “homosexualidad definida como un acto de la conducta y la homosexualidad definida por inferencia como un estado permanente de disposición y preferencia erótica”. La homosexualidad definida como un acto de la conducta es esencialmente una conducta posible que sería mejor llamar homosexualidad facultativa. El universo demográfico en el que estamos inmersos posee sistemas de creencias más o menos compartidos por un grupo de personas, y genera un autoconcepto de normalidad, que no necesariamente es resultado de un buen procesamiento de la información, congruente y generalizado. Algunas de estas moralidades provocan leyes instituidas, conceptualizaciones teóricas, modos de ver y definir la realidad, teorías educacionales y políticas sociales. Los ejemplos prototípicos en términos sexuales y de identidad son algunas creencias complejas. En términos de funciones específicas relacionadas con el género, “las mujeres deben tener hijos para que se realicen”; “el instinto maternal”; “los hombres son los que tienen que ser proveedores, son dueños de sus emociones, reguladores de la vida”, entre otras. En términos de sexualidad, “las relaciones sexuales tienen como fin exclusivo la reproducción”; “las mujeres son pasivas, los hombres son activos”; “la mujer es penetrada, los hombres penetran”; “el orgasmo masculino es fácil e importa, la mujer puede posponer su deseo sexual”; “los hombres son más sexuales que las mujeres”, etc. En términos de preferencias genéricas, “la homosexualidad es la inversión de la heterosexualidad”; “es una degeneración, perversión, enfermedad”; “es antinatural”; “es contagioso”; “los homosexuales son abusadores de niños y promiscuos”; “los bisexuales son homosexuales que no lo admiten”. Y como una combinación de las anteriores: “los homosexuales varones son mujeres ‘atrapados’ en el cuerpo de un hombre u hombres feminizados”; “las lesbianas son mujeres masculinizadas”, entre otros. Dichas creencias tienen una fuerte raigambre cultural ya que existen evidencias de que hubo y hay comunidades humanas con otra perspectiva sobre el tema. 19.

Referencias

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