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Recomendaciones Dietéticas: Protocolo Alimentario en Diabetes Mellitus

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Academic year: 2021

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¿Qué es la Diabetes Mellitus?

La Diabetes Mellitus es un trastorno metabólico en el que los valores san-guíneos de glucosa se encuentran anormalmente alterados. Hablamos de hipoglucemia cuando los niveles de glucosa se encuentren por debajo de los que se consideran normales, mientras que si estos niveles están por encima de los normales estaríamos ante un cuadro de hiperglucemia. En la Diabetes Mellitus el organismo no es capaz de regular los niveles san-guíneos de glucosa que, por lo general, se mantienen elevados de un modo patológico, aunque no es extraño que se alternen episodios de hiperglucemia con otros de hipoglucemia.

Las concentraciones de glucosa en sangre varían durante el día: sufren un incremento después de cada comida, volviendo a los valores normales después de 2 horas aproximadamente. Estos valores se sitúan entre 70 y 110 mg/dL de sangre por la mañana, tras una noche de ayuno, resultando menores de 120 a 140 mg/dL al cabo de 2 horas tras la ingestión de ali-mentos o líquidos que contengan sacarosa u otros hidratos de carbono. En cuanto a la edad, los valores normales tienden a aumentar ligeramen-te y de modo progresivo después de los 50 años, sobre todo en aquellas personas que llevan una vida sedentaria.

La insulina, una hormona producida por el páncreas, es responsable, junto con el glucagón, los glucocorticoides y la adrenalina, del mantenimiento de los valores adecuados de glucosa en sangre, es decir, del mantenimiento de la glucemia. Gracias a la insulina, la glucosa es introducida en las célu-las, quedando a disposición de éstas tanto para la producción de energía como para su almacenamiento para su posterior uso.

La elevación de las concentraciones de glucosa en sangre después de comer o beber estimula el páncreas para la producción de insulina, lo que evita la elevación desmesurada de la glucemia provocando su descenso gradual. Dado que los músculos utilizan glucosa como fuente de energía, el nivel de glucemia también disminuirá durante la actividad física. La diabetes es, en definitiva, una enfermedad en la que el organismo o bien no produce insulina en cantidad suficiente para mantener unos niveles nor-males de glucemia, o bien no la utiliza adecuadamente, es decir, las célu-las no responden adecuadamente a la insulina producida en el organismo. La diabetes es una enfermedad crónica que, a día de hoy, es incurable.

¿Existe más de un tipo de diabetes?

¿Por qué se produce esta enfermedad?

La Diabetes Mellitus Tipo 1 se denomina también diabetes insulinode-pendiente, ya que el paciente precisa de la administración periódica y con-tinuada de insulina. En este caso la producción de insulina por parte del organismo es escasa o nula. Actualmente se cree que, aun existiendo una base genética, este tipo de diabetes puede responder a un factor ambien-tal de tipo autoinmune que origina la destrucción de las células que produ-cen la insulina en el páncreas (células ß de los islotes de Langerhans) por parte del propio sistema inmunitario del individuo. A consecuencia de esto, una persona con esta afección debe inyectarse insulina con regularidad para sobrevivir.

La Diabetes Mellitus Tipo 1 tiene una elevada prevalencia, aunque tan sólo afecta al 10% de los diabéticos. Suele presentarse en personas jóve-nes, de hecho, la mayoría de los pacientes que padecen este tipo de dia-betes desarrollan la enfermedad antes de los 30 años.

En la Diabetes Mellitus Tipo 2, también conocida como diabetes no insu-linodependiente, el páncreas continúa produciendo insulina, incluso a veces en exceso. Sin embargo, la patología se produce porque el organis-mo desarrolla una resistencia a los efectos de la insulina y coorganis-mo conse-cuencia se va produciendo un progresivo agotamiento del páncreas, lo que conlleva un descenso gradual en la producción de insulina por parte del mismo.

La Diabetes Tipo 2 se suele presentar en personas mayores de 40 años aunque, en raras ocasiones, puede aparecer en niños o en adolescentes. Esta situación, que hasta hace unas décadas era excepcional, desgracia-damente está comenzando a observarse con mayor frecuencia, sobre todo a consecuencia de la modificación que se viene produciendo en los hábitos dietéticos y de actividad física de los más jóvenes.

Aunque se cree que existe una predisposición genética, el principal factor de riesgo de la Diabetes Tipo 2 es la obesidad. El 80% de las personas que padecen esta enfermedad presenta sobrepeso u obesidad. El estilo de vida y la actividad física son, por tanto, fundamentales en la prevención y control de este tipo de diabetes.

Además de estos, existen otros factores fisiológicos que pueden originar valores anormalmente altos de glucosa. Así nos encontramos casos de diabetes durante el embarazo o diabetes gestacional, y otros tipos de dia-betes que responden a diversas causas como el consumo de determina-dos fármacos, por ejemplo corticoesteroides, o el consumo de drogas. También se puede desencadenar diabetes como consecuencia de haber padecido otras enfermedades, infecciones, etc.

¿Cómo prevenir esta enfermedad?

Para prevenir la Diabetes Tipo 2 (la más frecuente, con un 80-85% de los casos de Diabetes Mellitus) es esencial luchar contra la obesidad, aunque hay que tener en cuenta que la evolución de ambos tipos de diabetes (Tipo 1 y Tipo 2) dependerá, en gran parte, del tipo de alimentación del paciente. La actividad física juega también un papel fundamental en la pre-vención y tratamiento de la Diabetes Tipo 2.

¿Es cierto que esta enfermedad puede llegar a

producir problemas de salud?

¿Qué importancia real tienen estos problemas de salud?

Un mal control de la diabetes conduce a la aparición de complicaciones que serán responsables de una importante disminución en la calidad y esperanza de vida del paciente.

A lo largo del tiempo, las concentraciones elevadas de glucosa en sangre van lesionando los vasos sanguíneos, los nervios y los distintos órganos. Como consecuencia, pueden producirse daños fisiológicos en corazón, cerebro, piernas, ojos, riñones, nervios y piel, dificultando además la cura-ción de heridas. A raíz de todos estos procesos van surgiendo diversas complicaciones de distinta gravedad, entre las que destacan la insuficien-cia cardiaca, el infarto de miocardio, la insuficieninsuficien-cia renal crónica que des-emboca en hemodiálisis, la gangrena en las extremidades, una mayor pre-disposición a infecciones y casos de ceguera, entre otras. Estas complica-ciones pueden llegar a entrañar graves riesgos para la salud, siendo alta-mente incapacitantes y afectando seriaalta-mente a la calidad de vida del paciente, incluso poniendo en peligro su vida.

Recomendaciones Dietéticas:

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Afortunadamente existen evidencias que avalan que las complicaciones de la diabetes se pueden retrasar, e incluso evitar, mediante el control de la glucemia. El mantenimiento del control metabólico de la enfermedad es la única forma de prevenir las complicaciones. Por tanto, una conducta ali-mentaria adecuada, en el marco de un correcto estilo de vida, permitirá retrasar o atenuar las complicaciones tardías de la diabetes y evitar muchas de las complicaciones agudas que presenta esta patología, como cuadros de hipoglucemia y/o de cetoacidosis, entre otros.

Modificaciones en el estilo de vida de un diabético

La dieta es, junto con el ejercicio físico y la insulina, uno de los tres pila-res básicos para el tratamiento y control de la diabetes insulinodependien-te. Si se padece esta enfermedad, merece la pena adaptar nuestros hábi-tos alimentarios ya que una dieta equilibrada y ajustada a las característi-cas individuales de cada paciente, disminuye las complicaciones y aumen-ta la calidad de vida. De hecho, sin una dieaumen-ta adecuada, el control meaumen-ta- meta-bólico es imposible.

De igual modo, la dieta constituye un elemento clave en la prevención de la Diabetes Tipo 2, siendo indispensable en su tratamiento y en la preven-ción y el control de sus posibles complicaciones. En muchos casos, la dieta representa el principal elemento terapéutico para el control metabó-lico de los pacientes con cifras anómalas de glucemia.

La práctica de actividad física de modo frecuente y habitual tiene, a su vez, una gran importancia en el control de esta enfermedad, así como en su prevención. Ambas medidas, dieta y ejercicio físico, integran un tándem perfecto que puede ayudar a normalizar las cifras de glucosa en sangre y, por tanto, el estado metabólico.

Este hecho tiene una enorme trascendencia ya que, en la mayoría de los casos, permitirá retrasar la administración de fármacos hipoglucemiantes y/o insulina. Por otra parte, es importante evitar, mediante medidas pre-ventivas, el desarrollo de otras enfermedades asociadas que podrían afectar severamente tanto a la calidad como a la esperanza de vida del paciente.

El diabético no sólo es paciente, sino también agente de su trastorno cró-nico. El paciente es el responsable de gestionar su propia enfermedad desde una adecuada actitud y conducta.

¿Qué tratamiento debe seguir un diabético?

El tratamiento, en cualquier caso, debe ser prescrito por el médico de familia o por el especialista. Normalmente el tratamiento estará basado en una dieta adaptada a las características de cada paciente, en ejercicio físi-co (obligatorio para los diabétifísi-cos de Tipo 2) y en la administración de fár-macos: antidiabéticos orales o insulina, según proceda.

En algunos casos, sólo con el seguimiento de una dieta adecuada se puede controlar el nivel de glucosa en la sangre. Otras veces es necesa-rio recurrir a los llamados hipoglucemiantes orales y en otras ocasiones es necesario inyectar insulina.

El objetivo principal del tratamiento de la diabetes es, en la medida de lo posible, mantener la glucemia dentro de los niveles normales. A pesar de la dificultad que esto entraña, se debe intentar que los niveles de glucemia permanezcan lo más próximos a la normalidad para disminuir la probabi-lidad de complicaciones, ya sean temporales o a largo plazo.

En el tratamiento de la Diabetes Tipo 1 es ineludible una terapia sustituti-va con insulina, mientras que en la Diabetes Tipo 2, cuando no exista un control óptimo de la glucemia, se emplearán unos fármacos conocidos como hipoglucemiantes orales. Si esta medida resultara ineficaz, final-mente será preciso recurrir a la administración de insulina.

En ambos casos son imprescindibles unas prácticas higiénico-dietéticas sustentadas en el control del peso, el ejercicio físico y una dieta apropia-da. De hecho, en muchos casos de Diabetes Tipo 2, la administración de

fármacos no sería necesaria si los pacientes obesos perdieran peso e hicieran ejercicio con regularidad.

¿Realmente es la dieta una herramienta importante

en el control de la diabetes?

La dieta es imprescindible para el buen control de la Diabetes Mellitus, por tanto se debe enfocar desde la perspectiva del control del total de la inges-ta calórica y del reparto de calorías según las necesidades del paciente diabético.

Una dieta apropiada para el control de la diabetes debe centrar sus objetivos en conseguir unos niveles normales de glucosa en sangre y un peso normal (reducir el peso si es elevado y mantenerlo si es nor-mal). El objetivo será conseguir una situación cercana al peso saluda-ble. En la Diabetes Mellitus Tipo 2, una pérdida de peso de tan sólo 4 ó 5 kilos podría llegar incluso a disminuir la resistencia de las células a la insulina.

Si existe sobrepeso u obesidad será fundamental perder peso hasta llegar a los niveles recomendados según la edad, la talla y el sexo. Para alcan-zar y mantener un peso óptimo, la cantidad de calorías que debe ingerir un individuo va a depender de la cantidad de calorías que gasta a diario. El gasto calórico diario viene determinado por un lado por el metabolismo basal (condicionado por el sexo, la edad, el peso y la talla del individuo), y por otro lado por la actividad física que el individuo desarrolle cada día. Puesto que el metabolismo basal varía muy poco en la edad adulta, la acti-vidad física será el factor que permitirá al individuo aumentar el gasto energético diario.

En cuanto a las recomendaciones dietéticas, las proporciones de cada grupo de nutrientes serán las establecidas para una dieta equilibrada, es decir, los hidratos de carbono deberán aportar el 50-55% de las calorías diarias totales, las proteínas el 10-15% y las grasas el 25-35%.

Recomendaciones Dietéticas:

Se debe lograr mantener en el tiempo una conducta alimentaria adecua-da que ayude a controlar la diabetes. Esta dieta debe estar aadecua-daptaadecua-da a las necesidades individuales de cada paciente y bajo la supervisión de un facultativo, pues cada caso posee unas características propias que lo hacen exclusivo desde un punto de vista sanitario.

Sin embargo, atendiendo a los principales aspectos de la dieta, podrían establecerse una serie de recomendaciones básicas:

La cantidadde calorías ingeridas debe ser la apropiada para lograr y mantener un peso adecuado.

Los carbohidratoshan de ser el principal componente de la dieta, del 50 al 55 % de las calorías totales, reduciendo al máximo la ingesta de alimen-tos ricos en azúcares simples como la sacarosa y aquellos producalimen-tos que la contengan, como bollería, pastelería y repostería, ya que estos alimen-tos aumentan rápidamente las concentraciones sanguíneas de glucosa. Resulta más conveniente optar por alimentos que aporten azúcares com-plejos, caracterizados por ser de asimilación lenta, como pan, harinas, patatas, legumbres, arroz, cereales, etc. No obstante, el consumo de este tipo de alimentos ha de ser moderado, siendo más adecuada la elección de productos integrales.

Es importante que el paciente se familiarice con una serie de términos, que le serán de enorme utilidad a la hora de elegir los alimentos que for-men parte de su dieta. Entre estos conceptos destaca el índice

glucémi-co, que nos da idea de la rapidez con la que se absorbe el azúcar de los

alimentos que ingerimos. Cuanto mayor sea el índice glucémico de un ali-mento, más rápidamente aumentará la glucemia tras su consumo, por lo que se debe seleccionar aquellos alimentos con un menor índice glucémi-co. Por ejemplo, de entre los alimentos citados anteriormente, el pan y las patatas poseen un índice glucémico mayor que las legumbres, por tanto

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estas últimas serán más apropiadas en la dieta de un individuo diabético.

Es recomendableelegir alimentos ricos en fibra ya que retardan la absor-ción de los carbohidratos ayudando a controlar el nivel de glucosa en san-gre. Entre los alimentos ricos en fibra, podemos encontrar las frutas fres-cas (en zumo pierden parte de la fibra) y las verduras, el pan integral, las legumbres y los cereales integrales. El aporte dietético de fibra óptimo estaría entre 35 y 70 g al día.

En un adulto, la ingesta de proteínas deben suponer el 15% del total de las calorías, y aproximadamente un 50% han de ser de alto valor biológi-co (proteínas de origen animal).

Las grasashan de presentarse en un porcentaje variable comprendido entre el 25 y el 35% del total de calorías diarias ingeridas. En cuanto al tipo de grasa, las grasas saturadas no deben superar el 10% de las calorías, procurando que la mayoría de las grasas provengan de fuentes de ácidos grasos poli-insaturados y mono-insaturados, como pescado, nueces y acei-tes vegetales. La explicación radica en el hecho de que la diabeacei-tes consti-tuye un factor de riesgo cardiovascular, y estas últimas son grasas cardio-saludables. No obstante, dado que la obesidad es otro factor de riesgo car-diovascular, y que se encuentra en la raíz de muchos casos de Diabetes Tipo 2, el consumo de grasas en general ha de ser moderado, por muy salu-dables que estas sean, debido a su alto contenido energético, debiendo ajustarse a las necesidades nutricionales y calóricas de cada paciente.

El colesteroldebe ingerirse en una cantidad inferior a 300 mg al día.

El alcoholinterfiere en el adecuado control de los niveles de insulina. Además aporta muchas calorías vacías o carentes de nutrientes. La ingesta debe ser forzosamente restringida pudiendo, según las caracte-rísticas particulares de cada paciente, consumir con moderación bebidas alcohólicas de baja graduación (vino, cerveza, sidra…). En definitiva, res-pecto al alcohol, no se contraindica el uso moderado de vino tinto por su riqueza en antioxidantes. La cantidad aconsejable ha de ser inferior a 300 ml diarios.

A la hora de elegir los alimentos más apropiados para la dieta de un dia-bético y en base a estos criterios, resulta aconsejable potenciar determi-nados alimentos relegando otros a un consumo ocasional.

Alimentos aconsejados:

A continuación se cita una serie de alimentos cuyo consumo debe poten-ciarse en el marco de una dieta equilibrada y adaptada a las necesidades individuales de un diabético:

Cereales: Arroz, trigo, avena, maíz, centeno, así como productos

deriva-dos de estos.

Legumbres: Lentejas, garbanzos, alubias… Este tipo de alimentos

apor-tan hidratos de carbono de absorción lenta y fibra.

Aceite de oliva. También se puede consumir aceite de girasol o maíz. Verduras y hortalizas, tanto crudas como cocidas.

Frutas frescas. Es aconsejable que las cantidades de cada una de las

porciones no sean excesivas, debido a su riqueza en azúcares simples (fructosa). Conviene aumentar el consumo de cítricos.

Carnes: Lo más aconsejable es tomar pollo o pavo sin piel, conejo,

per-diz, codorniz, etc. En líneas generales, se debe optar por carnes magras y retirar la grasa visible de la carne que se consuma.

Pescado: Blancos y azules.

Leche y yogures desnatados. Quesos frescos y bajos en grasa. Edulcorantes artificiales: Si el paciente está acostumbrado a añadir

azú-car a sus bebidas debe utilizar algún edulcorante artificial como asparta-mo o sacarina.

Alimentos restringidos:

Alimentos cuyo consumo se debe evitar en la medida de lo posible:

Repostería, pastelería, bollería y dulces en general, como pasteles, tartas, bizcochos, madalenas, roscos, galletas no integrales y todo este tipo de alimentos.

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Manteca de cerdo, aceites de palma o de coco y otros aceites vegetales sin especificar.

Frutas en conservao en almíbar, compotas y mermeladas.

Carnes grasas, charcutería y chacinas, fiambres, embutidos, vísceras…

Salazonesy ahumados.

Leche entera, yogures enteros, quesos curados y grasos, mantequilla y nata.

Miel, jaleas, caramelos, golosinas y productos que empleen fructosa como edulcorante.

Gaseosas, colas, zumos comercia-lizados y otros refrescos, ya que suelen contener bastante azúcar.

Bebidas alcohólicasde alta gradua-ción.

Consejos dietéticos:

El control del peso tiene una impor-tancia fundamental, sobre todo para las personas obesas o con sobre-peso y especialmente en los diabé-ticos no insulinodependientes. Una dieta hipocalórica contribuirá a alcanzar y mantener un peso saluda-ble que le ayude a controlar la enfer-medad.

El deporte y el ejercicio físico contri-buyen a disminuir la glucemia. Un ejercicio regular y moderado es beneficioso porque incrementa la eficiencia de la insulina en el control metabólico. No es recomendable realizar una actividad física intensa que pueda desencadenar episodios de hipoglucemia.

Es importante respetar todas las comidas: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, y no sal-tarse ninguna ni consumir cantida-des excesivas para evitar subidas y bajadas de la glucemia.

En general, no es necesario tomar complementos vitamínicos si se está realizando una alimentación sana y equilibrada. No obstante, pueden ser necesarios para corre-gir una deficiencia específica. Hay que tener en cuenta que muchos de estos productos, al igual que otros medicamentos, contienen sacarosa o lactosa como excipiente. Es recomendable consumir alimen-tos ricos en sustancias antioxidan-tes.

El alcohol debe ser consumido con moderación, especialmente fuera

de las comidas.

La alimentación del diabético debe ser lo más parecida posible a la reco-mendada para el resto de la población sana, entendiendo como tal una dieta saludable, variada y equilibrada.

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