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MONTSERRATH JUAREZ GOMEZ.
3 ° A
DOCENTE: L.E.E.N. FLOR CORDERO PORTILLO.
CURSO ESCOLAR: 2023-2
UNIVERSIDADES PARA EL BIENESTAR BENITO JUAREZ
GARCIA.
SEDE SAN NICOLÁS TECOMATLÁN, AJACUBA
HIDALGO.
LICENCIATURA EN
ENFERMERIA Y OBSTETRICIA.
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INTRODUCCION………3
JUSTIFICACION. ………..5
APARATO REPRODUCTOR MASCULINO………..………6
TESTICULOS………..……6
VIAS ESPERMATICAS. ……….……..9
PROSTATA………..……….……11
PENE……….…12
URETRA MASCULINA………...14
APARATO REPRODUCTOR FEMENINO………...15
OVARIO……….15
TROMPAS DE FALOPIO………16
UTERO………...18
VAGINA………..21
GENITALES EXTERNOS- URETRA FEMENINA………..25
LA MAMA………...………27
ANATOMÍA DEL TRIANGULO ANAL………...31
PATOLOGÍAS DEL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA………..32
VASOS SANGUÍNEOS Y PLEXOS NERVIOSOS DEL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO………33
MODIFICACIONES ANATÓMICAS DEL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO DURANTE EL EMBARAZO………34
TIEMPO DE DESARROLLO EMBRIONARIO……….…35
DESARROLLO FETAL……….40
PLACENTA. ………..42
CIRCULACION FETAL. ………..43
CONCLUSION………..…45
BIBLIOGRAFIA………....46
INDICE
3 Introducción.
El análisis detallado de la anatomía y fisiología de la reproducción humana es esencial en diversos campos de la ciencia, la medicina, la salud pública y la educación. Comprender a fondo cómo funcionan los órganos reproductores, los procesos biológicos involucrados en la reproducción y las interacciones hormonales que regulan la fertilidad no solo es fundamental para el diagnóstico y tratamiento de trastornos reproductivos, sino que también tiene implicaciones significativas en la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas.
El estudio de la reproducción humana proporciona información crucial para abordar problemas de infertilidad, tanto en hombres como en mujeres. Conocer la anatomía y fisiología de los sistemas reproductores masculino y femenino permite identificar posibles causas de infertilidad, desarrollar tratamientos efectivos y brindar apoyo a las parejas que desean concebir. Además, el avance en la comprensión de la reproducción humana ha permitido el desarrollo de técnicas de reproducción asistida, como la fertilización in vitro, que han revolucionado la forma en que se abordan los problemas de fertilidad.
En el ámbito de la salud pública, el conocimiento de la anatomía y fisiología de la reproducción humana es fundamental para la prevención y el control de enfermedades de transmisión sexual, así como para la promoción de la salud sexual y reproductiva. Entender cómo se transmiten las infecciones de transmisión sexual, cómo se pueden prevenir y cómo afectan la fertilidad y el embarazo es crucial para diseñar estrategias efectivas de educación, prevención y tratamiento en la población.
Además, el análisis de la anatomía y fisiología de la reproducción humana es fundamental en la educación sexual. Proporcionar información precisa y basada en evidencia sobre cómo funciona el sistema reproductor, cómo se produce la fecundación, cómo se desarrolla un embrión y un feto, y cómo se lleva a cabo el parto es esencial para promover una sexualidad saludable, informada y responsable en adolescentes y adultos. La educación sexual basada en el conocimiento científico contribuye a prevenir embarazos no deseados, reducir el riesgo de
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infecciones de transmisión sexual y fomentar relaciones sexuales seguras y respetuosas.
En resumen, analizar la anatomía y fisiología de la reproducción humana es crucial en múltiples aspectos de la salud y el bienestar. Desde el diagnóstico y tratamiento de trastornos reproductivos hasta la prevención de enfermedades y la promoción de una sexualidad saludable, el estudio detallado de la reproducción humana es fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas y promover sociedades más informadas, saludables y equitativas.
Objetivos:
Los objetivos de hablar sobre la anatomía y fisiología del aparato reproductor masculino y femenino incluyen:
Conocer cuáles son los órganos genitales masculinos y femeninos, su estructura, características y funciones.
Comprender el funcionamiento del sistema reproductor en ambos sexos, incluyendo los procesos de excitación, orgasmo y resolución.
Entender la importancia de la fisiología sexual en la reproducción humana y en la salud sexual en general.
Identificar los cambios fisiológicos que ocurren durante el coito, la excitación sexual y la eyaculación en los hombres y las mujeres.
Aprender sobre el ciclo reproductor femenino, incluyendo la ovulación, la menstruación y la fertilización.
Promover la educación sexual y la conciencia sobre la salud reproductiva para una vida sexual saludable y responsable.
5 Justificación:
La justificación de hablar sobre la anatomía y fisiología del aparato reproductor masculino y femenino en un proyecto puede ser fundamentada en varios aspectos importantes:
Educación Sexual: Proporcionar información precisa y detallada sobre la anatomía y fisiología del sistema reproductor es fundamental para promover la educación sexual adecuada. Esto ayuda a los individuos a comprender su propio cuerpo, a tomar decisiones informadas sobre su salud sexual y reproductiva, y a mantener relaciones saludables y seguras.
Prevención de Enfermedades: Conocer la anatomía y fisiología del sistema reproductor es esencial para la prevención de enfermedades de transmisión sexual, así como para la detección temprana de posibles problemas de salud reproductiva. La educación en este tema puede contribuir a reducir la incidencia de enfermedades y promover la salud sexual.
Salud Reproductiva: Entender cómo funciona el sistema reproductor tanto en hombres como en mujeres es crucial para garantizar una salud reproductiva óptima. Conocer los procesos fisiológicos involucrados en la reproducción humana puede ayudar a abordar problemas de fertilidad, planificación familiar y otros aspectos relacionados con la salud reproductiva.
Promoción del Bienestar: Hablar sobre la anatomía y fisiología del sistema reproductor en un proyecto puede contribuir al bienestar general de las personas al fomentar una actitud positiva hacia la sexualidad, reducir el estigma en torno a temas relacionados con la reproducción y promover una sexualidad saludable y placentera.
En resumen, abordar el tema de la anatomía y fisiología del sistema reproductor en este proyecto se justifica por su relevancia para la educación sexual, la prevención de enfermedades, la promoción de la salud reproductiva y el bienestar general de las personas.
6 APARATO REPRODUCTOR MASCULINO.
El aparato reproductor masculino está compuesto por varios órganos que trabajan juntos para producir y transportar los espermatozoides. Los principales órganos incluyen los testículos, donde se producen los espermatozoides, el epidídimo, donde se almacenan y maduran, los conductos deferentes, que transportan los espermatozoides hacia la uretra, y la uretra, que es
el conducto a través del cual los espermatozoides salen del cuerpo durante la eyaculación. Además, también está la próstata, que produce parte del líquido seminal que protege y nutre a los espermatozoides.
TESTÍCULOS.
Los testículos son glándulas sexuales masculinas que se encuentran alojadas en el escroto, fuera del cuerpo. Tienen dos funciones principales: la producción de espermatozoides a través de un proceso llamado espermatogénesis, y la producción de hormonas sexuales masculinas, principalmente testosterona. Los testículos están compuestos por túbulos seminíferos, donde se lleva a cabo la producción de espermatozoides, y por células de Leydig, que producen testosterona. Esta hormona es crucial para el desarrollo y mantenimiento de las características sexuales masculinas y para regular diversas funciones en el cuerpo.
Tienen forma ovalada, con un diámetro mayor de unos 4 cm, una anchura de 3 cm y un espesor de 2,5 cm, y cada uno de ellos pesa alrededor de 20 g. La superficie del testículo es lisa y brillante, de color blanco, formada por una cubierta fibrosa denominada albugínea, muy tensa, lo que le confiere una consistencia dura.
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En su polo superior se aprecia una pequeña formación correspondiente a un resto embrionario denominado hidátide sésil de Morgagni.
Por su cara posterior, el testículo está en contacto con el epidídimo, una estructura que forma parte de las vías espermáticas y en la que se distinguen tres porciones:
cabeza, cuerpo y cola. La cabeza del epidídimo emerge del polo superior del testículo, y el cuerpo y la cola descienden adosados a su cara posterior.
El testículo y el epidídimo están envueltos por una serie de capas que constituyen la bolsa escrotal. Hemos de recordar que el testículo ha descendido desde el abdomen y, en ese trayecto hacia el
exterior, ha arrastrado las diferentes capas de la pared abdominal; por lo tanto, las envolturas testiculares serán equivalentes a las capas musculares y aponeuróticas que constituyen la pared abdominal.
Entre ambos testículos, las diferentes capas (excepto la piel) forman un tabique escrotal que llega hasta la raíz del pene. En la piel, entre los dos testículos, hay un rafe escrotal que se continúa hacia el ano para formar el rafe perineal. Desde el testículo hasta la piel queda un resto de gubernáculo embrionario que arrastró el testículo fuera de la cavidad abdominal: es el ligamento escrotal.
Estructura interna de los testículos.
El testículo está envuelto por una cápsula fibrosa llamada albugínea, que tiene un engrosamiento en la parte posterior llamado cuerpo de Highmore. Desde esta zona salen las vías seminales hacia el epidídimo. Dentro del testículo, el cuerpo de Highmore emite láminas fibrosas que dividen el órgano en unos 300 compartimientos llamados lóbulos del testículo.
En cada lóbulo hay 2 o 3 conductos contorneados llamados tubos seminíferos, donde se forman los espermatozoides. Estos tubos tienen células de sostén, llamadas células de Sertoli, que apoyan a los espermatozoides y a las células precursoras.
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Los espermatozoides se originan a partir de una célula llamada espermatogonia, situada en la periferia del tubo seminífero. Las espermatogonias dan origen a los espermatozoides primarios, que luego generan los espermatozoides secundarios.
Estos últimos se sitúan más cerca de la luz del tubo seminífero y son nutridos por las células de Sertoli.
Los tubos seminíferos se dirigen hacia el cuerpo de Highmore y se unen en un tubo recto también formado por células de Sertoli. Luego forman una red de tubos anastomosados llamada rete testis, de donde salen los vasos eferentes que desembocan en la cabeza del epidídimo.
Entre los tubos seminíferos se encuentran las células intersticiales de Leydig, que producen testosterona, la hormona sexual masculina. Estas células constituyen la parte endocrina del testículo.
Funciones de los testículos.
El testículo tiene dos funciones principales: la producción de espermatozoides, a través de un proceso llamado espermatogénesis, y la secreción de testosterona, una hormona importante para el desarrollo masculino.
Durante la espermatogénesis, las células llamadas espermatogonias se multiplican y se transforman en espermatozoides. Este proceso comienza en la pubertad y está regulado por hormonas producidas por la hipófisis.
Las etapas de la espermatogénesis incluyen la formación de espermatocitos primarios, que luego se dividen para formar espermatocitos secundarios. Estos a su vez se dividen para dar lugar a las espermátides, que contienen la mitad de cromosomas que una célula normal.
Cuando las espermátides maduran, se convierten en espermatozoides con una cabeza que contiene un acrosoma para penetrar el óvulo, un cuello, un cuerpo y una cola que les permite moverse hacia el óvulo.
Los espermatozoides tienen una vida corta fuera del cuerpo, pero pueden mantenerse vivos por más tiempo dentro de los conductos testiculares y el
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epidídimo. Durante este proceso, las células de Sertoli proporcionan nutrientes y soporte a los espermatozoides en desarrollo.
VÍAS ESPERMATICAS.
Las vías espermáticas son un conjunto de estructuras que transportan los espermatozoides desde los testículos, donde se producen, hasta el exterior del cuerpo. Estas estructuras incluyen los túbulos seminíferos, donde se produce la espermatogénesis, el epidídimo, que almacena y madura los espermatozoides, los conductos deferentes, que transportan los espermatozoides desde el epidídimo hasta la uretra, y la uretra misma, a través de la cual los espermatozoides son finalmente eyaculados fuera del cuerpo durante la eyaculación. Estas vías espermáticas son fundamentales para el transporte y la viabilidad de los espermatozoides en el proceso reproductivo masculino.
Las vías espermáticas son un complejo sistema de conductos que transportan los espermatozoides desde los testículos hasta su liberación en el momento de la eyaculación. Estos conductos comienzan con los conductos eferentes, que emergen de la red de Haller y desembocan en el conducto epididimario, formando
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la cabeza del epidídimo. A medida que el conducto epididimario desciende por la bolsa escrotal, se adhiere a la cara posterior del testículo, formando el cuerpo y la cola del epidídimo. La cola del epidídimo se conecta al conducto deferente, que es más ancho y menos sinuoso, y asciende hacia el polo superior del testículo antes de salir de la bolsa escrotal hacia el conducto inguinal.
El conducto deferente, con una consistencia dura y una longitud de aproximadamente 40 cm, entra en la cavidad abdominal a través del conducto inguinal y se dirige hacia la próstata. En su trayecto, se separa de los demás componentes del cordón espermático y se adhiere a la cara lateral de la vejiga antes de descender hacia la próstata, donde se une con la vesícula seminal. Las vesículas seminales contribuyen con líquido seminal a la eyaculación y están situadas entre la vejiga y el recto, por encima de la próstata.
Finalmente, el conducto eyaculador, un tubo corto que atraviesa la próstata, termina al desembocar en la uretra prostática, completando así el recorrido de las vías espermáticas.
Estructura interna.
En el sistema reproductor masculino, los conductos eferentes son como pequeños pasillos que transportan los espermatozoides desde los testículos hacia otras partes del sistema reproductor. Tienen un revestimiento interno de células especializadas, algunas con cilios y otras con microvellosidades que ayudan a mover los espermatozoides. También tienen una capa muscular delgada que ayuda a empujar los espermatozoides a lo largo de su camino.
El conducto epididimario es una parte importante de este sistema. Tiene un revestimiento interno con vellosidades y una capa muscular delgada, y su función principal es almacenar y madurar los espermatozoides.
El conducto deferente continúa con la misma estructura del conducto epididimario, pero su capa muscular es mucho más gruesa, lo que le permite transportar los espermatozoides de manera más efectiva.
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Las vesículas seminales son responsables de producir parte del líquido seminal.
Tienen una capa muscular más delgada que ayuda a expulsar el líquido hacia afuera, y su revestimiento interno contiene células especializadas con gránulos de secreción.
Finalmente, los conductos eyaculadores tienen un revestimiento interno simple y una capa muscular muy delgada que se mezcla con otros tejidos cercanos, como el tejido prostático.
PRÓSTATA.
La próstata es una glándula que se encuentra debajo de la vejiga y rodea la uretra y los conductos eyaculadores. A medida que un hombre pasa por la pubertad, la próstata crece hasta alcanzar un tamaño de aproximadamente 3 cm de altura, 4 cm de ancho y 2 cm de grosor, similar al tamaño y forma de una castaña.
Su posición es tal que la base apunta hacia arriba, debajo de la vejiga, mientras que el vértice apunta hacia abajo y se apoya en el músculo transverso del perineo. La próstata está en contacto con el recto por detrás, lo que permite su exploración a través del tacto rectal. Por delante, se encuentra la sínfisis del pubis, separada de la próstata por grasa y venas prostáticas.
La uretra sale de la próstata a través de su vértice, atravesando la glándula en sentido vertical. La próstata está envuelta en una capa que también cubre el plexo venoso prostático, y los engrosamientos de esta capa forman los ligamentos que fijan la glándula a las paredes pelvianas.
Estructura interna.
La próstata está dividida en cuatro lóbulos por las estructuras que la atraviesan, como la uretra y los conductos eyaculadores. Estos lóbulos consisten en uno medio, uno anterior y dos laterales. El espacio triangular formado por los conductos eyaculadores y la uretra representa el lóbulo medio, mientras que a ambos lados de los conductos se encuentran los lóbulos laterales. Estos lóbulos están unidos por una zona central que se sitúa delante de la uretra, conocida como el lóbulo anterior.
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Además, se puede identificar una región craneal donde se encuentra el adenoma prostático, y una región caudal donde se desarrolla el carcinoma.
La estructura de la próstata está compuesta por glándulas tubuloalveolares que desembocan en la porción de uretra que atraviesa la glándula, donde liberan su secreción. Estas glándulas están formadas por un epitelio cilíndrico simple con gránulos de secreción que se vierten en una luz irregular de tamaño variable. Entre las glándulas, se encuentra tejido conectivo, fibras musculares lisas, vasos sanguíneos y linfáticos, así como fibras nerviosas.
Función de la próstata.
La próstata es una glándula que produce un líquido blanquecino llamado líquido prostático, el cual se mezcla con las secreciones de las vías espermáticas y los espermatozoides para formar el semen. Este líquido prostático es alcalino, lo que significa que neutraliza la acidez de otros componentes del semen, lo que a su vez aumenta la movilidad y fertilidad de los espermatozoides.
Durante la eyaculación, la próstata se contrae junto con el conducto deferente y las vesículas seminales, expulsando su contenido a la uretra.
PENE.
El pene es un órgano cilíndrico que cuelga debajo de la sínfisis pubiana y está unido a la región anterior del perineo. Su tamaño y rigidez varían entre estado flácido y erecto: en estado flácido mide alrededor de 10 cm, mientras que en erección se vuelve rígido y alcanza unos 15 cm. Está compuesto por tres elementos que forman los órganos eréctiles: dos cuerpos cavernosos y un cuerpo esponjoso.
Los cuerpos cavernosos se encuentran unidos en la base del pene, formando la raíz, y emergen bajo la sínfisis del pubis para constituir la parte dorsal del pene. El cuerpo esponjoso se fija en un ensanchamiento llamado bulbo, y contiene la uretra que recorre toda su longitud hasta el extremo anterior, formando la uretra peneana.
El bulbo está recubierto por el músculo bulbocavernoso. El cuerpo esponjoso se une con los cuerpos cavernosos para formar la parte ventral del pene, y en su interior se encuentra la uretra, que desemboca en el glande.
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El pene está recubierto por varias capas, siendo la más interna una envoltura fibroelástica llamada fascia peneana. El músculo dartos del escroto también forma parte de las envolturas del pene, entremezclándose con el tejido celular. La piel del pene está adherida a lo largo de su longitud, excepto en el glande, donde solo se une mediante una línea en su cara inferior llamada frenillo. La porción de piel que cubre el glande en estado flácido es el prepucio, el cual se retrae durante la erección.
El surco entre la corona del glande y el prepucio es donde se acumula el esmegma, compuesto por la secreción de glándulas sebáceas y descamación de las paredes del prepucio.
Estructura interna y función del pene.
Los componentes eréctiles del pene, como los cuerpos cavernosos y el cuerpo esponjoso, están rodeados por una capa fibroelástica llamada albugínea. Esta capa forma tabiques hacia el interior de los cuerpos, creando una estructura similar a una esponja, con espacios que se llenan de sangre a través de capilares sanguíneos.
Durante la erección, la sangre llena estos espacios, haciendo que los cuerpos cavernosos y esponjosos se inflen y se endurezcan.
El pene tiene dos funciones principales. Por un lado, participa en la micción al contener parte de la uretra. Por otro lado, actúa como órgano copulador en el acto sexual. Durante la erección, los cuerpos cavernosos y esponjoso se llenan de sangre, lo que hace que el pene aumente de tamaño, se endurezca y se ponga rígido, lo cual es necesario para el coito. Este proceso involucra la dilatación de las arterias para llenar los cuerpos cavernosos y esponjoso, así como la contracción muscular para impulsar la sangre hacia el pene.
La erección puede ser desencadenada por estímulos psíquicos, como pensamientos o imágenes sexuales. La corteza cerebral actúa como centro integrador de la actividad sexual, modificando los reflejos que intervienen en ella.
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Además, la uretra contiene glándulas que producen secreciones mucosas para lubricar durante el acto sexual. Finalmente, durante la eyaculación, las contracciones musculares impulsan el semen a través de la uretra peneana.
Durante el coito, los hombres experimentan cambios fisiológicos que se pueden dividir en tres fases:
Excitación: Las sensaciones, ya sea por estimulación física o psíquica, viajan hacia el cerebro de forma consciente e inconsciente. A nivel inconsciente, a través de la médula espinal, se produce la erección del pene, un aumento de tamaño y elevación de los testículos, así como una secreción mucosa de las glándulas bulbouretrales para lubricación.
Orgasmo: Los cambios experimentados durante la fase de excitación aumentan la sensibilidad del pene y provocan una mayor intensidad en las sensaciones físicas. Esto tiene un impacto tanto a nivel cerebral como espinal, induciendo la contracción de ciertas estructuras y la emisión seminal que llena la uretra. Esto conduce a la eyaculación mediante contracciones rítmicas de ciertos músculos.
Resolución: En esta fase, los cambios experimentados durante las fases anteriores se revierten rápidamente, volviendo a los niveles iniciales. Se produce relajación muscular y disminución de la congestión sanguínea. Estos cambios van acompañados de un periodo refractario variable en duración.
URETRA MASCULINA.
La uretra es un conducto que va desde la vejiga hasta el exterior del cuerpo. En su recorrido atraviesa la próstata, el músculo transverso del perineo y el bulbo esponjoso del pene. A lo largo de su trayecto, la uretra cambia de nombre dependiendo de la zona por la que pasa: uretra prostática, uretra membranosa y uretra peneana. Además, se describen las características anatómicas y funcionales de cada una de estas secciones, así como su irrigación sanguínea, drenaje linfático y suministro nervioso.
15 APARATO REPRODUCTOR FEMENINO.
El sistema reproductor femenino está formado por varios órganos, como los ovarios, las trompas de Falopio, el útero, la vagina y la vulva. Además, incluyo el estudio de la mama, ya que en
las mujeres tiene
características anatómicas y funciones específicas que no se encuentran en los hombres, donde la mama es un órgano rudimentario.
OVARIO.
Los ovarios son órganos fundamentales en el sistema reproductivo de las mujeres.
Tienen forma de almendra y están ubicados en la cavidad pélvica, unidos a la pared por ligamentos que ayudan a mantener su posición. Dentro de cada ovario, encontramos una capa externa, la corteza, donde se encuentran los folículos ováricos que contienen los óvulos. También tienen una zona central, la médula, compuesta por tejido conectivo y vasos sanguíneos.
Desde el nacimiento hasta la pubertad, los ovarios albergan folículos primarios que maduran con la influencia de hormonas. Estos folículos evolucionan en diferentes etapas hasta convertirse en el folículo maduro de De Graaf, que se rompe durante la ovulación liberando el óvulo.
Además de producir óvulos, los ovarios también son responsables de secretar hormonas clave para el ciclo menstrual y el embarazo. Durante la menopausia, cesa la ovulación y la superficie de los ovarios tiende a volverse lisa nuevamente. En resumen, los ovarios desempeñan un papel crucial en la reproducción femenina.
Las dos principales funciones del ovario son la formación y liberación de células sexuales, así como la secreción endocrina de hormonas femeninas (estrógenos y
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progesterona). Estas funciones están influenciadas por hormonas secretadas por la adenohipófisis, como la hormona foliculostimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). El proceso de maduración de los folículos, ovulación y formación del cuerpo amarillo ocurre de manera cíclica a lo largo de un ciclo ovárico de aproximadamente 28 días.
El ciclo comienza con la maduración de varios folículos, pero solo uno alcanzará la madurez completa y liberará un óvulo. Esta fase de maduración ocurre en la primera mitad del ciclo, con una duración aproximada de 14 días. Durante este tiempo, las células de la teca interna y granulosa secretan estrógenos gracias a la intervención de FSH y LH. La rotura del folículo de De Graaf provoca la liberación del ovocito y el líquido folicular. En ese momento, el ovocito experimenta una división celular reducida que da lugar a la formación del óvulo, con una dotación cromosómica haploide. La otra mitad forma un resto llamado corpúsculo polar. El cromosoma sexual del gameto femenino es siempre X, ya que el ovocito tiene una pareja de cromosomas sexuales XX. Si hay fecundación, el espermatozoide aporta su dotación cromosómica emparejando su cromosoma sexual X o Y con el del óvulo, lo que resulta en un cigoto XX (hembra) o XY (varón).
TROMPAS DE FALOPIO.
Las trompas, también conocidas como tubas u oviductos, son los conductos que transportan los óvulos desde el ovario hasta el útero. Tienen una longitud de 10 a 12 cm y se componen de cuatro partes: pabellón, ampolla, istmo y porción intramural.
La porción intramural está conectada estrechamente a la pared del útero, donde se abre. Comienza en el orificio uterino de la trompa, atraviesa la pared del útero y se continúa con el istmo. Esta sección tiene una longitud de aproximadamente 1 cm.
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El istmo es la parte de la trompa que emerge de la pared uterina, entre dos ligamentos: el ligamento uteroovárico y el ligamento redondo. El ligamento redondo es un refuerzo que une el útero con las regiones inguinal y pubiana.
La porción ístmica tiene una longitud de aproximadamente 3-4 cm y se dirige horizontalmente hacia afuera en busca del polo inferior del ovario.
La ampolla o porción ampollar rodea el ovario ascendiendo adosada a su borde anterior. Es más ancha que el istmo y tiene una longitud de aproximadamente 5 cm.
En el polo superior del ovario se dobla hacia la cara interna de éste, ensanchándose para formar el pabellón, extremo perforado por el orificio abdominal de la trompa, por donde entra el óvulo expulsado por un folículo ovárico maduro.
El peritoneo cubre la trompa y forma una parte del ligamento ancho denominada mesosalpinx. El mesosalpinx es la aleta superior del ligamento ancho.
Las trompas están en contacto por arriba, a través del peritoneo, con asas intestinales.
Función de las trompas de Falopio.
Cuando el folículo de De Graaf se rompe, el óvulo es liberado en la cavidad peritoneal, pero las fimbrias del pabellón generan un flujo que lleva el óvulo hasta el orificio abdominal de la trompa. Una vez dentro, los pliegues de la mucosa, especialmente abundantes en el pabellón, ralentizan el avance del óvulo hacia el útero. Las células secretoras de las trompas aportan nutrientes al óvulo.
Por otro lado, los espermatozoides depositados en la vagina durante el coito viajan a través del útero y entran en las trompas a través del orificio uterino, llegando a la porción ampollar, donde normalmente ocurre la fecundación. Los espermatozoides se desplazan por su propia motilidad, ayudados por los movimientos de las trompas.
Durante la fecundación, solo un espermatozoide interviene: al penetrar su cabeza en el óvulo, este se vuelve impermeable a la entrada de otros espermatozoides.
El óvulo, ya sea fecundado o no, viaja a través de la trompa en dirección al útero, impulsado por los movimientos de los cilios en el epitelio y por las contracciones de
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la capa muscular. Este recorrido dura aproximadamente 3 días, durante los cuales, si ha habido fecundación, ocurren las primeras divisiones celulares del cigoto.
ÚTERO.
El útero es un órgano en forma de cono invertido que se encuentra entre la vejiga y el recto, encima de la vagina. Tiene una altura de aproximadamente 7 cm y una anchura de alrededor de 5 cm en su parte más ancha. Presenta un estrechamiento a la mitad, dividiéndolo en dos partes: el cuerpo hacia arriba y el cuello hacia abajo.
El útero es un órgano móvil cuya posición puede variar dependiendo del estado de los órganos cercanos, como la vejiga y el recto.
El cuello uterino está unido a la vagina y se divide en una porción supravaginal y otra vaginal que se proyecta hacia su interior. La cavidad del cuerpo del útero tiene forma triangular y está recubierta por el peritoneo. El peritoneo también cubre las trompas, los ligamentos uteroováricos y redondos, formando el ligamento ancho.
Entre las dos hojas del ligamento ancho circulan las arterias y venas uterinas y sus ramas para las trompas.
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El útero está formado por tres capas, yendo de adentro hacia afuera: la mucosa o endometrio, el miometrio y el perimetrio.
Endometrio: está compuesto por un epitelio cilíndrico simple con células ciliadas y secretoras, que descansa sobre un corion con numerosos vasos sanguíneos y glándulas exocrinas tubulares simples. A medida que se acerca al cuello uterino, el endometrio disminuye de espesor y el corion contiene más glándulas. En el cuello uterino, el epitelio cambia a un tipo estratificado plano no queratinizado, lo que es importante tener en cuenta en términos clínicos, ya que es la zona donde con mayor frecuencia se desarrolla el cáncer cervical.
La parte interna del cuello uterino se llama endocérvix, y la parte externa es el exocérvix, que presentan diferencias en su revestimiento epitelial.
El miometrio es la capa muscular más gruesa del útero, y está compuesta por tres capas de fibras musculares lisas:
• Capa interna: formada por fibras longitudinales.
• Capa media: es mucho más gruesa y las fibras están dispuestas en espiral alrededor del útero, similar a las espiras de un muelle. Esta disposición permite que el útero se elongue durante el embarazo y su crecimiento, además de facilitar su contracción durante el parto.
• Capa externa: formada por fibras longitudinales. El miometrio está bien irrigado y contiene abundantes fibras conjuntivas. Durante el embarazo, experimenta un aumento de tamaño que desaparece después del parto.
La capa serosa o adventicia del útero está formada por el peritoneo en las partes del útero que están cubiertas por él, como el fondo y parte de las caras anterior y posterior. En las zonas del útero que no están cubiertas por peritoneo, como en las áreas desnudas, se encuentra una capa de tejido conjuntivo llamada adventicia.
Funciones del útero:
El útero tiene dos funciones esenciales.
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Durante el embarazo, el endometrio desempeña un papel fundamental en la nutrición y el mantenimiento del embrión. En la segunda mitad del ciclo menstrual, el endometrio experimenta un crecimiento y sus glándulas comienzan a segregar sustancias nutritivas en preparación para la posible anidación del embrión. Si se produce la fecundación, el huevo fecundado llega al útero y se nutre de estas secreciones endometriales. Después de 3- 4 días, el embrión ha alcanzado la fase de blastocisto debido a sucesivas divisiones celulares, y está rodeado por células trofoblásticas que secretan enzimas proteolíticas. Estas enzimas descomponen el endometrio, liberando nutrientes y formando una cavidad donde el blastocisto se implanta.
Durante las primeras semanas de gestación, el embrión se alimenta principalmente a través de estas células trofoblásticas. Conforme avanza el embarazo, se desarrolla la placenta, la cual se une al feto a través de las arterias y la vena umbilical. Las vellosidades placentarias se sumergen en los senos venosos del endometrio, dependiendo de la arteria y vena uterinas que transportan sangre materna. A través de procesos como la difusión simple y otros sistemas de transporte, el oxígeno y los nutrientes pasan desde la sangre materna hacia la sangre fetal para su nutrición.
Además, es importante destacar que la producción de la hormona gonadotropina coriónica por parte de la placenta es fundamental para mantener la capacidad nutritiva del endometrio al mantener activo el cuerpo lúteo en el ovario durante las primeras etapas del embarazo.
Durante el momento del parto, el miometrio, que es la capa muscular del útero, se convierte en el protagonista principal en la expulsión del feto maduro. Aunque no se conoce con exactitud el mecanismo que desencadena el inicio del parto, se sabe que intervienen la distensión de las fibras musculares uterinas y una serie de estímulos hormonales tanto maternos como fetales.
La oxitocina, una hormona secretada por la neurohipófisis, desempeña un papel crucial al provocar directamente las contracciones uterinas. Los estrógenos también participan al facilitar la acción de la oxitocina, mientras
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que las prostaglandinas regulan la actividad del útero. Una vez iniciado el proceso de parto, se autoalimenta de la siguiente manera: la presión ejercida por la cabeza fetal dilata el cuello uterino, lo que desencadena un reflejo de secreción de oxitocina por parte de la neurohipófisis. A su vez, la oxitocina contrae la musculatura del útero, impulsando al feto a descender por el canal del parto, lo que a su vez dilata aún más el cuello uterino y repite el ciclo.
Las contracciones del parto comienzan en la parte superior del útero y se dirigen hacia abajo, perdiendo intensidad a medida que avanzan. Al principio son espaciadas en el tiempo, pero su frecuencia aumenta hasta llegar a una contracción cada 2-3 minutos, cada vez con mayor intensidad. Estas contracciones terminan por provocar la expulsión del feto y posteriormente de la placenta. Inmediatamente después del parto, el útero comienza a reducirse en tamaño (involucionar), retornando a su estado previo al embarazo en un período aproximado de 4 semanas.
VAGINA.
La vagina es un conducto que se extiende desde el cuello del útero hasta la vulva, ubicada entre la vejiga y el recto, separada de ellos por tabiques conjuntivos. Su longitud promedio es de 7 a 10 cm y sus paredes son altamente elásticas y plegadas, lo que le permite adaptarse para facilitar la salida del feto durante el parto.
En su extremo superior, forma un fondo de saco alrededor del cuello uterino,
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conocido como porción intravaginal de la cerviz. En su extremo inferior, está parcialmente cerrada por un pliegue mucoso llamado himen, el cual en la mayoría de los casos se rompe tras el primer coito. Los restos desgarrados del himen se conocen como carúnculas mirtiformes.
En su posición anatómica, la vagina se encuentra en relación con varias estructuras vecinas. Por delante, está en contacto con la cara posterior de la vejiga y la porción final de los uréteres. Un poco más abajo, se relaciona con la uretra. Por detrás, se encuentra en relación con el recto. Además, su fondo de saco se encuentra en contacto con el fondo de saco de Douglas.
Esta disposición anatómica y sus características físicas hacen que la vagina cumpla funciones fundamentales en el sistema reproductivo femenino, tanto en el ámbito sexual como en el reproductivo.
La vagina está compuesta por tres capas principales: mucosa, muscular y adventicia.
La mucosa está formada por un epitelio estratificado no queratinizado y presenta numerosos pliegues transversales. Durante el ciclo menstrual, la mucosa vaginal experimenta cambios. Bajo la influencia de los estrógenos en la primera fase, el epitelio de la vagina experimenta un rápido crecimiento y se cornifica. Después de la ovulación, el epitelio vaginal se infiltra de leucocitos y se secreta un moco viscoso; en esta fase, el frotis presenta células cornificadas, mucina y leucocitos.
La capa muscular de la vagina está compuesta por fibras lisas circulares y longitudinales entremezcladas. Además, los músculos estriados cercanos a la vagina, como el esfínter de la uretra, el elevador del ano y el bulbocavernoso, añaden algunas fibras a su pared.
Por último, la adventicia contiene vasos sanguíneos y nervios, y se continúa con el tejido conjuntivo que envuelve a los órganos cercanos. Estas complejas estructuras trabajan en conjunto para proporcionar soporte, elasticidad y función a la vagina, cumpliendo un papel crucial en la fisiología reproductiva y sexual femenina.
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La vagina es el órgano reproductor femenino encargado de recibir al pene durante el acto sexual. Además, contribuye a la lubricación mediante la secreción mucosa, lo que es fundamental para que el coito sea placentero. Durante el orgasmo, su capa muscular se contrae rítmicamente, lo que estimula al pene.
Durante el parto, la elasticidad de la pared vaginal permite la dilatación necesaria para que el feto pueda pasar a través de ella hacia el exterior.
Además, el estudio de las células descamadas del epitelio vaginal permite detectar de forma temprana posibles anomalías, incluyendo signos de cáncer genital, lo que es crucial para un diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno.
En resumen, la vagina cumple múltiples funciones importantes en el cuerpo femenino, tanto en el ámbito sexual como reproductivo.
En la mujer, durante el coito se observan diversos cambios fisiológicos:
Durante la fase de excitación sexual en la mujer, se desencadenan una serie de procesos fisiológicos que tienen como objetivo preparar el cuerpo para el acto sexual y maximizar el placer. Estos procesos incluyen tanto respuestas conscientes como inconscientes.
En primer lugar, las sensaciones provocadas por estímulos físicos o psicológicos viajan hacia el cerebro de forma consciente, mientras que simultáneamente, una vía inconsciente a través de la médula espinal desencadena una respuesta parasimpática. Esta respuesta provoca la erección del clítoris y la tumescencia de los labios mayores, así como la secreción mucosa procedente de las glándulas de Bartholin y del plasma vascular vaginal. Esta lubricación vaginal tiene como finalidad facilitar el coito y neutralizar el pH ácido de la vagina para aumentar la viabilidad de los espermatozoides.
La vía parasimpática también provoca un alargamiento de los dos tercios internos de la vagina con elevación del útero, junto con un estrechamiento del tercio externo, lo que contribuye a la formación de la plataforma orgásmica femenina. Además, esta estimulación parasimpática conduce a
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una dilatación arterial y constricción venosa de los vasos sanguíneos vaginales, lo que tiene como objetivo estrechar las paredes vaginales alrededor del pene masculino para intensificar las sensaciones durante el acto sexual.
En resumen, durante la fase de excitación sexual en la mujer, se producen una serie de cambios fisiológicos complejos que están diseñados para preparar el cuerpo para el placer y facilitar el encuentro íntimo.
Durante la fase del orgasmo en la mujer, los cambios experimentados previamente conducen a un aumento de la superficie de contacto vaginovulvar, lo que intensifica las sensaciones físicas y mecánicas. Estos cambios tienen una proyección tanto a nivel espinal, a través de respuestas parasimpáticas que refuerzan las respuestas fisiológicas descritas anteriormente, como a nivel consciente en el encéfalo, lo que se traduce en la sensación de orgasmo, equiparable a la eyaculación masculina.
Estas proyecciones desencadenan contracciones rítmicas del suelo pélvico, lo que se manifiesta en movimientos intermitentes de la plataforma orgásmica, así como contracciones de las paredes vaginal, uterina y de las trompas de Falopio. Se ha especulado que la sensación del orgasmo femenino también puede desencadenar la secreción de oxitocina a través de la vía hipotálamo-neurohipófisis, lo que incrementaría la contracción de las paredes del tracto genital.
La importancia funcional del orgasmo en la mujer radica en el hecho de que el aumento en la actividad contráctil de la musculatura genital favorece el avance de los espermatozoides hacia el oocito II, lo que a su vez favorece la fecundación.
En resumen, durante el orgasmo femenino se producen una serie de respuestas fisiológicas complejas que incluyen tanto aspectos físicos como neurológicos, con el fin de intensificar las sensaciones placenteras y facilitar la posibilidad de fecundación.
Durante la fase de resolución, se observa una involución rápida de los cambios vaginovulvares, lo cual se logra a través de la inhibición espinal
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simpática. Esto conduce a un retorno a los niveles iniciales, con relajación muscular y disminución de la vasocongestión. Sin embargo, es común que después del orgasmo femenino se mantenga un nivel elevado de excitación, lo que puede permitir la ocurrencia de múltiples orgasmos si la estimulación persiste. Este fenómeno se conoce como respuesta multiorgásmica.
En resumen, durante la fase de resolución, el cuerpo femenino experimenta una rápida reversión de los cambios fisiológicos experimentados durante el orgasmo, aunque es común que persista un nivel elevado de excitación que permite la posibilidad de experimentar múltiples orgasmos si la estimulación continúa.
GENITALES EXTERNOS- URETRA FEMENINA.
La vulva es el conjunto de órganos genitales externos de la mujer, y está compuesta por varios elementos. Los labios mayores, que son pliegues mucosos, delimitan la vulva tanto por delante como por detrás, uniendo el monte de Venus, una prominencia de tejido adiposo ubicada frente a la sínfisis del pubis. Tanto el monte de Venus como la superficie externa de los labios mayores están cubiertos de vello.
Dentro de los labios mayores se encuentran los labios menores o ninfas, que son otros dos pliegues mucosos. Estos labios menores se unen por delante y por detrás del clítoris, formando respectivamente el capuchón y el frenillo del clítoris. Entre los labios mayores y los menores se encuentran los surcos labiales.
Los labios menores delimitan el vestíbulo, donde se abren la vagina (introito vaginal) en la parte posterior, y la uretra (meato uretral) en la parte anterior. En el vestíbulo desembocan las glándulas de Bartholin, que se abren en un surco formado entre el himen y la cara interna de los labios menores. Estas glándulas son alargadas, de aproximadamente 1 cm de longitud, y se ubican a ambos lados de la vagina.
Producen un líquido lubricante que cumple un papel fundamental en el coito.
En resumen, la vulva comprende una variedad de estructuras anatómicas que desempeñan funciones importantes en la respuesta sexual y reproductiva femenina, así como en el mantenimiento del bienestar sexual.
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El clítoris es el órgano eréctil equivalente al pene en la mujer, y está compuesto por dos cuerpos cavernosos. Estos cuerpos cavernosos se encuentran adyacentes a las ramas isquiopubianas y están cubiertos por los músculos isquiocavernosos.
Hacia adelante, se unen en la línea media para formar el cuerpo del clítoris, que se dirige hacia abajo y atrás, estando cubierto por la zona de unión de los dos labios menores, conocida como capuchón o prepucio. El extremo del clítoris se denomina glande y al igual que el pene, está cubierto por una lámina fibrosa llamada fascia clitorídea, de la cual emergen algunas fibras que se dirigen hacia la sínfisis del pubis, formando el ligamento suspensorio del clítoris.
Además del clítoris, los bulbos vestibulares también están formados por tejido eréctil. Estos bulbos se encuentran a ambos lados de los orificios vaginal y uretral, y se unen por delante del orificio uretral en la comisura intermedia, estableciendo contacto venoso con el clítoris. Los bulbos vestibulares están cubiertos por los músculos bulbocavernosos.
En resumen, el clítoris y los bulbos vestibulares son estructuras anatómicas clave en la respuesta sexual femenina, ya que están compuestas por tejido eréctil que juega un papel fundamental en la excitación sexual y el placer.
Los labios mayores son pliegues de piel que cuentan con numerosas glándulas sudoríparas y sebáceas. Están adheridos a fibras musculares lisas que forman el músculo dartos en la mujer, y su tejido conjuntivo es altamente elástico, con una gran cantidad de células adiposas. Por otro lado, los labios menores presentan un epitelio escamoso hacia el interior, aunque menos queratinizado que la piel de los labios mayores.
El espacio interlabial, también conocido como vestíbulo, está revestido por una mucosa que posee un epitelio escamoso no queratinizado. En este espacio desembocan la vagina y la uretra, y a ambos lados se encuentran las glándulas de Bartholin (tubuloacinosas) y las glándulas periuretrales, que son homólogas a las glándulas prostáticas en los hombres.
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Además, el clítoris, los cuerpos cavernosos y los bulbos vestibulares son órganos formados por tejido eréctil similar al pene, aunque en una forma más rudimentaria.
En cuanto a la uretra, al principio está revestida por una mucosa de tipo urinario, que más abajo se vuelve estratificada prismática y, cerca del vestíbulo, estratificada pavimentosa no queratinizada. La capa muscular está compuesta por fibras longitudinales internas y circulares externas, las cuales se fusionan con las fibras musculares de la vejiga en el orificio interno de la uretra para formar el esfínter liso o interno. Al atravesar el diafragma urogenital, las fibras musculares estriadas forman el esfínter externo, que es un músculo voluntario.
La vulva desempeña un papel crucial durante el parto, ya que se dilata para permitir el paso del feto a través del canal vaginal. Además, la vulva es una zona altamente erógena debido a la gran cantidad de terminaciones nerviosas sensitivas que contiene. Durante el acto sexual, las glándulas de Bartholin, ubicadas en la vulva, producen una secreción lubricante que facilita la penetración y contribuye al disfrute sexual.
Por otro lado, la uretra desemboca en la vulva, lo que significa que esta zona también participa en el proceso de eliminación urinaria. Esta función dual de la vulva, tanto en la reproducción como en el placer sexual, así como en la eliminación de desechos corporales, resalta su importancia en el cuerpo femenino.
LA MAMA.
Las mamas se encuentran en la parte frontal del tórax, a ambos lados del esternón y desde la axila hasta la segunda y sexta costilla, adyacentes al músculo pectoral mayor. Tienen una forma hemisférica, determinada por la propia glándula mamaria y la fascia que la rodea, la cual contiene una cantidad significativa de tejido graso.
En el centro de la mama se encuentra el pezón, un pequeño saliente cilíndrico de aproximadamente 1 cm de ancho y 1 cm de alto, que está perforado por 15 a 20 orificios llamados poros galactóforos. El pezón está rodeado por la areola mamaria, cuya superficie es irregular debido a las numerosas glándulas sebáceas que
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contiene. La coloración de la areola y el pezón es inicialmente rosada, pero después del primer embarazo adquiere un tono más oscuro.
La glándula mamaria está recubierta por una cápsula de tejido conectivo que se une a la piel mediante pequeñas láminas, entre las cuales se forman fosas adiposas.
Sin embargo, la zona de la areola carece de tejido adiposo. En la cara posterior de la glándula mamaria también hay una capa de tejido graso que separa la glándula de la aponeurosis del músculo pectoral mayor y la fascia superficial del tórax.
La mama es una estructura compleja que experimenta cambios a lo largo de la vida de la mujer, pero mantiene ciertas características fundamentales. Esta glándula tubuloalveolar está formada por 15 o 20 lóbulos separados por tejido conjuntivo.
Cada lóbulo se divide en lobulillos, de los cuales surgen conductos interlobulillares que se unen en un conducto galactóforo. Estos conductos se dirigen hacia el pezón, donde se abren en poros galactóforos, y presentan un ensanchamiento llamado seno galactóforo o seno lácteo antes de llegar al pezón.
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Los conductos galactóforos están formados por un epitelio escamoso no queratinizado. Tanto el pezón como la areola disponen de fibras musculares lisas dispuestas en forma circular y radial, lo que provoca la erección del pezón ante estímulos como el frío o el tacto.
El desarrollo de la mama comienza en la pubertad gracias al estímulo hormonal de la secreción ovárica, principalmente estrógenos y progesterona. Los estrógenos favorecen la proliferación de los conductos galactóforos, mientras que la progesterona es responsable del desarrollo de los lobulillos y lóbulos. Además, durante este periodo se produce un aumento del tejido adiposo, lo que determina un aumento de volumen de los senos.
Durante los ciclos menstruales, se produce un ligero aumento de volumen antes de cada periodo debido a la vasodilatación y al edema provocados por los cambios hormonales, pero no se producen cambios estructurales permanentes.
Después de la menopausia, la glándula tiende a atrofiarse y a volver al estado anterior a la pubertad debido a la disminución en la producción hormonal.
La función principal de la mama es producir leche para alimentar al bebé después del parto, una característica que compartimos con otros mamíferos. En los seres humanos, también tiene importancia como un rasgo sexual femenino, ya que la areola y el pezón tienen una rica inervación sensitiva y desempeñan un papel significativo en la estimulación sexual, funcionando como zona erógena.
Durante el embarazo, las mamas se desarrollan completamente gracias a la acción de varias hormonas como estrógenos, progesterona, prolactina, lactógeno placentario, hormona del crecimiento y cortisol. Esto prepara a la glándula mamaria para iniciar la producción de leche después del parto. A pesar de que los niveles crecientes de prolactina tienden a estimular la producción de leche, está prácticamente no se produce durante el embarazo debido a la inhibición de la progesterona y los estrógenos.
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Después del parto, la disminución brusca de los niveles de estrógenos y progesterona levanta la inhibición sobre la lactogénesis, lo que da inicio a la formación de leche. La primera secreción de leche es rica en proteínas y escasa en lípidos, conocida como calostro.
La succión durante el amamantamiento estimula la secreción de prolactina, lo que a su vez mantiene y aumenta la producción de leche. Por otro lado, la prolactina inhibe la secreción hipotalámica de GnRH, lo que mantiene inactivos los ovarios y evita nuevos ciclos y ovulación hasta que se abandona la lactancia.
La producción y
mantenimiento de la leche requiere además de prolactina, otras hormonas como insulina, tiroxina, cortisol y hormona del crecimiento. La liberación de
leche no ocurre
espontáneamente a través de los pezones; requiere la intervención de reflejos neuronales y hormonales.
Cuando el bebé succiona el pezón, los impulsos sensitivos llegan a la médula espinal y al hipotálamo, donde se produce oxitocina. Esta hormona contrae las células mioepiteliales de los alvéolos mamarios para expulsar la leche hacia los conductos galactóforos, donde es absorbida por el niño.
La lactancia materna no solo proporciona el mejor medio de nutrición para el recién nacido, sino que también transfiere inmunoglobulinas y anticuerpos importantes en
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los primeros meses de vida. Esto es crucial ya que el sistema inmunitario del bebé aún es inmaduro y no puede producir sus propias defensas.
ANATOMÍA DEL TRIANGULO ANAL.
El triángulo anal es una región anatómica ubicada en la parte inferior del cuerpo humano, específicamente en la región perineal. Esta área está delimitada por tres estructuras principales:
El borde inferior del hueso sacro y el cóccix en la parte superior.
Los músculos elevadores del ano en los lados.
El ligamento anococcígeo en la parte inferior.
Dentro de este triángulo se encuentran varias estructuras importantes, incluyendo el ano, el canal anal, el músculo esfínter anal externo, vasos sanguíneos, nervios y tejido adiposo.
El canal anal es la porción terminal del tracto digestivo y se extiende desde el borde inferior del músculo elevador del ano hasta la abertura anal. El músculo esfínter anal externo rodea esta abertura y es responsable de controlar la defecación.
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En cuanto a los vasos sanguíneos, el triángulo anal está irrigado por ramas de las arterias rectales superiores e inferiores, y drenado por venas correspondientes que forman una red vascular importante.
Los nervios que inervan esta región incluyen ramas del plexo sacro, que controlan tanto la sensibilidad como la función motora de los músculos anales.
En resumen, el triángulo anal es una región anatómica crucial que contiene estructuras importantes para la función digestiva y el control de la defecación en el cuerpo humano.
PATOLOGÍAS DEL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA:
Las patologías del aparato reproductor femenino pueden variar en cada etapa de la vida. A continuación, explicaré las posibles patologías en cada una de estas etapas:
Neonatal: En esta etapa, las patologías del aparato reproductor femenino son menos comunes. Sin embargo, algunas condiciones congénitas como malformaciones uterinas, anomalías en los genitales externos o trastornos hormonales pueden estar presentes.
Adolescencia: Durante la adolescencia, es común que las jóvenes experimenten trastornos menstruales, como el síndrome de ovario poliquístico, dismenorrea (dolor menstrual intenso) o trastornos del ciclo menstrual. Además, pueden presentarse infecciones genitales como la vaginosis bacteriana o infecciones por hongos.
Adulto joven: En esta etapa de la vida reproductiva, las mujeres pueden enfrentar patologías ginecológicas como enfermedades de transmisión sexual, endometriosis, miomas uterinos, trastornos del embarazo, como la preeclampsia o la diabetes gestacional, así como cánceres ginecológicos como el cáncer de cuello uterino u ovario.
Adulto mayor: En la etapa del adulto mayor, las mujeres pueden enfrentar condiciones relacionadas con la menopausia, como la osteoporosis y los síntomas vasomotores. Además, el riesgo de cáncer ginecológico aumenta
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con la edad, por lo que es importante realizar exámenes de detección periódicos.
Es fundamental destacar que esta es solo una descripción general y que cada mujer puede experimentar patologías del aparato reproductor femenino de manera única.
Siempre es recomendable buscar atención médica especializada para un diagnóstico y tratamiento precisos.
VASOS SANGUÍNEOS Y PLEXOS NERVIOSOS DEL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO.
Los vasos sanguíneos y plexos nerviosos del aparato reproductor femenino son fundamentales para su función y regulación. Proporcionaré una descripción general A continuación te proporcionaré una descripción general de estos componentes:
Vasos sanguíneos: El aparato reproductor femenino está irrigado por una red compleja de vasos sanguíneos. Los ovarios, que son los órganos reproductores primarios, reciben sangre a través de las arterias ováricas, las cuales se ramifican desde la aorta abdominal. Estas arterias suministran sangre a los folículos ováricos y al tejido circundante.
En el útero, los vasos sanguíneos son clave para la menstruación, el embarazo y el parto. Durante el ciclo menstrual, las arterias uterinas proporcionan sangre al endometrio, la capa interna del útero que se prepara para la posible implantación del embrión. Durante el embarazo, estas arterias se expanden para suministrar sangre al feto en desarrollo.
Además, el sistema venoso del aparato reproductor femenino es importante para el drenaje sanguíneo. Las venas ováricas drenan sangre de los ovarios hacia la vena cava inferior, mientras que las venas uterinas drenan sangre del útero hacia diversas venas pélvicas.
Plexos nerviosos: El sistema nervioso autónomo juega un papel crucial en la regulación de las funciones del aparato reproductor femenino. El plexo ovárico, por ejemplo, contiene fibras simpáticas y parasimpáticas que regulan la contracción uterina, la dilatación cervical y la irrigación sanguínea de los órganos reproductores.
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El plexo uterovaginal es otro conjunto de nervios que inerva el útero, la vagina y otras estructuras cercanas. Este plexo participa en la sensibilidad vaginal, las contracciones uterinas durante el parto y otros procesos relacionados con la reproducción.
En resumen, tanto los vasos sanguíneos como los plexos nerviosos desempeñan un papel fundamental en el funcionamiento y la regulación del aparato reproductor femenino, permitiendo procesos tan importantes como la ovulación, la menstruación, el embarazo y el parto.
MODIFICACIONES ANATÓMICAS DEL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO DURANTE EL EMBARAZO.
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta una serie de modificaciones anatómicas significativas en el aparato reproductor femenino para adaptarse al crecimiento y desarrollo del feto, así como para prepararse para el parto y la lactancia. A continuación, describiré detalladamente estas modificaciones:
Útero: El útero es uno de los órganos que experimenta las modificaciones más notables durante el embarazo. En las primeras etapas, el útero comienza a expandirse para albergar al embrión en desarrollo. Conforme avanza el embarazo, esta expansión continúa a medida que el feto crece. El aumento de tamaño del útero se debe a la hipertrofia (aumento del tamaño de las células) e hiperplasia (aumento en el número de células) de las fibras musculares uterinas. Este crecimiento uterino es crucial para proporcionar espacio adecuado para el feto y permitir su desarrollo.
Cuello uterino: Durante el embarazo, el cuello uterino experimenta cambios significativos en preparación para el parto. Se vuelve más corto, suave y dilatable debido a la acción de hormonas como el estrógeno y la progesterona. Este proceso se conoce como borramiento y dilatación cervical, y es fundamental para facilitar la salida del bebé durante el parto.
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Vagina: también experimenta cambios durante el embarazo, incluyendo un aumento en la vascularización y la secreción de flujo vaginal. Estos cambios están influenciados por las hormonas del embarazo y tienen como objetivo preparar la vagina para el parto.
Ovarios: Durante el embarazo, los ovarios continúan produciendo hormonas como estrógeno y progesterona para mantener el embarazo. Sin embargo, su actividad ovárica generalmente disminuye, ya que la mayoría de las mujeres no ovulan durante este período.
Senos: experimentan un marcado aumento de tamaño y vascularización debido a los cambios hormonales asociados con el embarazo. Estos cambios preparan los senos para la lactancia materna posterior al parto.
Pelvis: también sufre modificaciones anatómicas durante el embarazo para permitir el paso del feto durante el parto. Las articulaciones pélvicas se relajan debido a la influencia de hormonas como la relaxina, lo que facilita la expansión de la pelvis durante el trabajo de parto.
En resumen, las modificaciones anatómicas del aparato reproductor femenino durante el embarazo son múltiples y complejas, y están diseñadas para apoyar el crecimiento del feto, preparar al cuerpo para el parto y facilitar la lactancia materna posteriormente. Estos cambios son regulados por una interacción compleja de hormonas y procesos fisiológicos que permiten que ocurra un embarazo saludable.
TIEMPO DE DESARROLLO EMBRIONARIO.
Durante la primera semana después de la fecundación, el óvulo fertilizado comienza a dividirse y se convierte en un blastocisto. Durante la segunda semana, el blastocisto se implanta en el revestimiento del útero.
En la tercera semana, se forma una capa de células llamada disco embrionario, que dará origen a los tejidos y órganos del bebé. En la cuarta semana, el embrión comienza a tomar forma, y se empiezan a desarrollar las estructuras básicas del cerebro y la médula espinal.
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Durante la quinta semana, el corazón del embrión comienza a latir y empiezan a formarse los brazos y las piernas. En la sexta semana, los ojos y los oídos comienzan a formarse, y empiezan a desarrollarse los órganos internos.
Finalmente, durante la séptima semana, el embrión ya tiene una apariencia claramente humana, con extremidades bien definidas y empieza a moverse. Este es solo un resumen general del desarrollo embrionario semana por semana.
El tiempo de desarrollo embrionario es un proceso fascinante que abarca varias etapas clave en la formación del embrión humano. A continuación, explicaré detalladamente las principales etapas del desarrollo embrionario:
Fertilización: La fertilización es el momento en el que un espermatozoide se une a un óvulo para formar una célula llamada cigoto, que es el inicio de un nuevo ser. Todo comienza con la capacitación del espermatozoide, que cambia para poder fusionarse con el óvulo. Luego, los espermatozoides viajan a través del cuerpo femenino hasta llegar a las trompas de Falopio, donde se encuentran con el óvulo. Una vez allí, el espermatozoide libera enzimas para atravesar las capas protectoras del óvulo y finalmente se fusiona con él. Este evento desencadena cambios en el óvulo para impedir la entrada de otros espermatozoides. Después de la fusión, se forma el cigoto, que contiene la información genética completa del nuevo organismo.
A partir de este punto, comienza el desarrollo embrionario, donde el cigoto se divide y forma nuevas células que darán origen al embrión. En resumen, la fertilización es un proceso complejo que marca el inicio del desarrollo de un nuevo ser y es crucial para la reproducción en organismos sexuales.
Segmentación: Tras la fertilización, el cigoto comienza a experimentar una serie de divisiones celulares sucesivas, dando lugar a un grupo de células llamado mórula. Estas divisiones se conocen como segmentación y conducen a la formación de una estructura hueca llamada blastocisto.
Implantación: Durante el desarrollo del embrión, la implantación es un momento clave que sucede después de la fertilización y marca el inicio del embarazo. En este proceso, el blastocisto, que es la etapa temprana de
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desarrollo del embrión, se adhiere y se inserta en la pared del útero para continuar creciendo. A continuación, explicaré detalladamente cada paso de la implantación:
• Formación del blastocisto: Después de la fertilización, el cigoto pasa por varias divisiones celulares hasta convertirse en una estructura llamada blastocisto. Este blastocisto está compuesto por una masa celular interna que dará lugar al embrión y una capa externa de células llamada trofoblasto.
• Movimiento hacia el útero: Una vez formado, el blastocisto comienza a desplazarse a través de las trompas de Falopio hacia el útero.
Durante este trayecto, el blastocisto sigue dividiéndose celularmente y se prepara para implantarse en la pared uterina.
• Adhesión al endometrio: Al llegar al útero, el blastocisto se adhiere al tejido endometrial preparado para recibirlo durante el ciclo menstrual en caso de fecundación. Esta adhesión es fundamental para que el proceso de implantación continúe.
• Invasión y anidación: Una vez adherido, el trofoblasto comienza a invadir el endometrio liberando enzimas que permiten al blastocisto incrustarse en él. Este proceso, conocido como anidación, es esencial para establecer la placenta y facilitar el intercambio de nutrientes y desechos entre la madre y el embrión.
• Formación de la placenta: Tras una exitosa implantación, comienza a desarrollarse la placenta a partir del trofoblasto. Esta estructura es vital para mantener con vida al embrión durante todo el embarazo al permitirle recibir los nutrientes necesarios y eliminar los desechos.
• Continuación del desarrollo embrionario: Una vez establecida la placenta, el embrión sigue su desarrollo en el útero materno formando estructuras como el saco vitelino, el amnios y el alantoides, que son cruciales para su crecimiento y conexión con la placenta.
En resumen, la implantación es un proceso complejo y crucial en el desarrollo embrionario que permite al blastocisto fijarse en el útero materno y comenzar así la