Un estudio de la obra literaria de un escritor como GabrielGarcíaMárquez, reconocido y laureado en el ámbito mundial, constituye un reto que sin duda conlleva un gran esfuerzo y la necesidad de recurrir a fuentes bibliográficas que constituyen antecedentes valiosos que proporcionan información que pueda ser tomada como un punto de partida, además de enriquecer sustancialmente la presente investigación que intenta descubrir elementos de la literatura juvenil presentes en la obra “ Del amor y otros demonios ” de GabrielGarcíaMárquez. Así, ampliando el horizonte de búsqueda y la perspectiva de la investigación, se ubica el ensayo de (García, 2007), sobre el amor y el erotismo en la obra en estudio, que analiza las formas en las que el erotismo y el amor son abordados en Del amor y otros demonios. La autora expone de manera particular los vínculos erótico – amorosos entre los protagonistas Sierva María de Todos los Ángeles y Cayetano Delaura, un amor caracterizado por la cortesía, también conocido como amor cortés o amor culto. A través de la acción de los protagonistas, en un ambiente inverosímil, la gran escritora recrea una historia en la que una niña y un sacerdote, se enamoran, pero, no muestran un amor común y corriente, sino uno sublimado, espiritual, cortés; Cayetano, utiliza en su lenguaje los versos de Garcilaso de la Vega; y, Sierva María asumió el compromiso de guardar su castidad.
Como sustenta la profesora Aranzazu Borrachero Mendíbil en el artículo Estereotipos raciales y sexuales en la narrativa del “realismo mágico”: la revisión crítica del “boom”, en la revista Ciberletras, en su volumen dieciséis , que escribiendo a la negra, la pluma del escritor se apropia de la imagen femenina desde dos tradiciones que comparten muchos aspectos. Por un lado, la patriarcal del hombre que mira a una mujer con una carga considerable de erotismo: “viaja con todo el cuerpo, con la boca redonda y maciza, llena de una madurez frutal”; por otro lado, la del hombre blanco, el llamado hombre occidental, que se vale de las categorías del primitivismo- desarrollo para evaluar toda realidad distinta a la propia: “trae dos argollas a manera de aretes. Dos argollas falsas y poderosas que podían ser las que llevaron sus abuelos en la nariz”. La proyección inicial del deseo que se ha convertido en humillación, pero termina con sombras de temor: “La negra sonríe regocijada, con una ancha y afilada sonrisa que le relumbra como un machete”. Detrás de “la negra” siempre viaja un “indio”. Este comparte la categoría del “sexo” con el autor, pero en ningún modo pertenece al mismo grupo social, como GarcíaMárquez se encarga bien de expresar a través de un discurso que parecería ocuparse más de una rareza botánica que de un ser humano: “…Es un ejemplar perfecto de estos hombres-mitad primitivos, mitad civilizados-que bajan de la Sierra Nevada de Santa Marta cargados de plantas medicinales y de formulas secretas para el buen amor... Liso el cabello y rabioso, este del indio deja pasar por su físico una violenta ráfaga de caballo”.
Los comentarios y manifestaciones de las personas frente a determinados temas, en ocasiones son elementos a tener en cuenta cuando se trata de establecer las bondades y desacuerdos sobre un sistema de gobierno teniendo en cuenta las características propias de cada país. El respeto por la soberanía es un elemento fundamental que permite establecer el nivel de las relaciones externas y la intromisión de esas relaciones en los asuntos internos, la imposición de modelos que generan rechazo, puede llegar a ocasionar inconformidad por quienes se sienten manipulados. Este reflejo de la realidad del socialismo y sus diversas manifestaciones, se puede apreciar muy bien en esta nota de GarcíaMárquez, ““No creo que sea simplista relacionar esa intensa actividad estudiantil con el número de librerías, el costo de los libros y la avidez con que leen los polacos. En Hungría, un comunista comentaba: "Polonia no es una democracia popular. Es una colonia cultural de Francia y todo lo que hicieron fue sacudirse de la influencia soviética para volver a la influencia francesa". Los húngaros están bien correspondidos. Un comunista polaco comentaba: "Los comunistas húngaros son siervos voluntarios de la Unión Soviética, sectarios, dogmáticos con todos los vicios del antiguo marxismo". Un comunista polaco abrazó en Budapest a un comunista húngaro: "Estamos emocionados —le dijo— por la revolución que hizo el pueblo húngaro en octubre". El húngaro se puso verde de rabia. "No fue una revolución", protestó. "Fue una contrarrevolución armada por la reacción". Así andan las cosas en familia. Ambos de otra parte, estaban de acuerdo en relación
vez la unidad de tiempo y espacio de la obra. En el capítulo II, el narrador, dispuesto a contarnos la fundación de Macondo, empieza su historia por el mito fundacional de la familia Buendía: una no existe sin la otra. En el siguiente fragmento podemos ver sintetizado este juego dramático-narrativo: “Varios siglos más tarde, el tataranieto del criollo se casó con la tataranieta del aragonés. Por eso, cada vez que Úrsula se salía de casillas con las locuras de su marido, saltaba por encima de trescientos años de casualidades, y maldecía la hora en que Francis Drake asaltó a Riohacha. (…) Aunque su matrimonio era previsible desde que vinieron al mundo, cuando ellos expresaron la voluntad de casarse sus propios parientes trataron de impedirlo. Tenían el temor de que aquellos saludables cabos de dos razas secularmente entrecruzadas pasaran por la vergüenza de engendrar iguanas. Ya existía un precedente tremendo.” 19 Este precedente
Los abuelos eran dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días, le contaba al pequeño Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona abuela, se la pasaba siempre contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la realidad. Entre sus tías la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.
Por otro lado, en cuanto al dominio 6 del barroco de García Marquéz Carmen Bustillo en su libro Barroco y América Latina, un itinerario inconcluso (1990) le dedica un capítulo a El otoño del patriarca y señala varios aspectos a tener en cuenta. Quizá sea esta obra en la que los críticos encuentre n más saberes de ese ―espíritu‖ barroco y con el cual organizan los contenidos de su práctica discusiva. La autora empieza explicando que la recepción de la novela fue distinta a la de su tan conocida antecesora, pues al estar escrita en un tono diferente a Cien años de soledad donde todo pareciera fluir con realismo, El otoño del patriarca exige por parte del lector, desde la primera página, cuidado y lentitud en su lectura por su avalancha verbal. Enseguida nos va a decir que en el curso de la obra se mantienen rasgos característicos como la soledad, la muerte, la desintegración, la casa y el poder. Sobre este último advierte que nos remite a espacios mutantes, abigarrados, deformes y se constituye como un espejo refractario del país ―la imagen de un sueñ o reflejado en el espejo de otro sueño‖. Dice:
Vale la pena hacer unas comparaciones iniciales para aclarar asuntos sobre el estilo del OP. El “recurso mnemotécnico” del inicio de los capítulos de la novela parece similar al usado en la obra En busca del Tiempo Perdidode Marcel Proust, toda vez que pareciera que la mera observación de las ruinas de la casa presidencial en OP cumple la misma función formal que el té de magdalenaen Proust: recuperar los recuerdos perdidos en la profundidad de la memoria. Hay, sin embargo, notorias diferencias entre ambos recursos, particularmente porque en OP no opera la memoria de un individuo sino de una colectividad, y porque aquí el tiempo, antes que “recuperarse”, se recrea progresivamente (sobre esto volveremos en el segundo capítulo). Al contrario de lo inicialmente previsto por el lector, en OP no sucede como si los actos sensoriales despertaran recuerdos y estos produjeran descripciones; lo que hay es un discurrir oral imparable de los personajes, un tránsito permanente entre opiniones, versiones de sucesos y comentarios de cosas oídas que no logran fijarse en, ni necesitan de,una versión original de los hechos, una imagen original de confirmación o una opinión más reputada que las otras. El discurso del OP no apela, así, al hallazgo de algo como un proto-discurso originario sedimentado (una “ Urdoxa ” ), y la observación de las ruinas no guardasimetría formal con el té de magdalena de Proust porque es una observación alucinada por el discurrir oral que no se organizapor el principio centralizante de la conciencia. Como consecuencia de lo anterior, el mundo constituido por la narración del OP queda sumido en un sopor donde ningún cuerpo tiene fisionomía estable y hasta la materialización de las cosas se suspende en el plano de lo posible.
La formación de quien realice el trabajo de convertir un texto literario en un film, el guionista, es fundamental; pues si bien podría pensarse que lo elemental de la transposición radica en el oficio y la técnica que no requiere necesariamente de un aprendizaje literario, la carencia de este constituye un posible déficit, pues “para evitar el mimetismo y la endogamia nada mejor que abrirse al ancho mundo de la literatura, compartir las más variadas experiencias para enri quecer nuestro propio mundo” ( Ríos, 1997, párr.20). El no asumirlo, puede resultar en un cine escuálido y bobalicón (Ibid). El punto de vista, exclusivo, del guionista, así como del escritor, convertirá un material común en obra de arte, “y poco importa que la obra termine siendo una novela, una serie televisiva o un guion de cine, pues de lo que se trata es, ante todo, de transformar artísticamente la realidad y de disfrutar al máximo del proceso c reativo” (Ros Berenguer, 1996, párr.43). Abrirse al ancho mundo de la literatura, disfrutar el proceso creativo y vivir de cara a la vida, forjar una visión propia, tesón, sutileza, capacidad de observación, advertir el devenir de los tiempos, percibir el entorno cultural y social, experiencia, sensibilidad, talento parecen ser la fórmula que hace a buen guionista (Ríos, 1997).
Márquez y el problema de la violencia se convirtió en otra de sus obsesiones estando presente en gran parte de su obra: aparece de fondo ya en su primera novela, La hojarasca, tiene una especial importancia en sus tres siguientes obras, El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora y el libro de cuentos Los funerales de la Mamá Grande, que conforman lo que algunos críticos han llamado su período realista, porque es en el que más se acerca a la novela de denuncia social, a lo que en Colombia se denominó “la novela de la violencia”, que constituyo un auténtico género por sí sólo de novelas que tratan este tema, género al que se adscriben entre 1949 y 1977 unas ochenta novelas de autores colombianos 1 . Como prueba del interés de GarcíaMárquez por el tema, en 1959 llegó a escribir un artículo que se tituló precisamente “Dos o tres cosas sobre la novela de la violencia” en el que exponía su idea de cómo tenía que ser esa novela que mostrara las auténticas consecuencias del conflicto de su país. Posteriormente el tema ha vuelto ha aparecer como telón de fondo en Cien años de soledad y en El amor en los tiempos del cólera, y tras unos años en los que pareció olvidarse del tema, lo retomó con fuerza en 1996 en un reportaje novelado titulado Noticia de un secuestro, en el que describía en profundidad el mundo de la guerrilla colombiana en la actualidad y todo el negocio de sus secuestros 2 .
El convento fue escenario de un conflicto social entre las entidades gubernamentales y las religiosas que afectó a la comunidad de Cartagena de Indias en el siglo XVII. Dejó huellas que el tiempo no ha podido borrar, y que trasciende en las decisiones que se toman dentro del claustro “se necesitaron veinte años para que se calmaran los ánimos y se restituyera a las clarisas al convento desmantelado, pero al cabo de un siglo Josefa Miranda seguía cocinándose a fuego lento en sus rencores” (GarcíaMárquez, 2014, p. 79). La actitud autoritaria de la abadesa con sus semejantes, no corresponde con los principios morales y éticos de la congregación, fundada en 1212 por Santa Clara de Asís (Royston, 1986, p. 105). En el párrafo anterior se tuvo en cuenta –para el análisis, la parte histórica y su influencia en el medio sociopolítico. Ahora, el tema abordará aspectos internos del convento y su incidencia en la obra, determinante en el futuro de Sierva María. La descripción que hace el narrador del claustro, antes del ingreso de la pequeña noble, da la impresión de estar ante una escena de terror:
Todos los actos de los seres humanos son susceptibles de ser narrados. De hecho a nuestro alrededor giran historias por doquier, que pueden convertirse en un momento dado, en un buen guión. Así mismo un relato que fue presentado como una obra literaria, está aún más cerca de convertirse en una película. Pero ¿cuál es el indicador que nos permite saber si será buena? Eso realmente no es lo más importante, porque hemos visto muchas películas que dejan mucho que desear; sin embargo lo que si debe importarnos como escritores de guiones, es tener un punto de vista que nos permita volver a contar el suceso, ya desde nuestra perspectiva; es así como el cuento ―María dos Prazeres‖ cobra una nueva significación en mi mente, y se aproxima al estadio de la cinematografía. Este cuento cabe perfectamente en la descripción de buena historia que nos proporciona Linda Seger en su libro ―… A la vez que la historia consigue emocionarte, está revelando a los personajes y desarrollando los temas‖ 5 .
A los veintisiete años publicó su primera novela, La hojarasca, en la que ya apuntaba los rasgos más característicos de su obra de ficción, llena de desbordante fantasía. A partir de esta primera obra, su narrativa entroncó con la tradición literaria hispanoamericana, al tiempo que hallaba en algunos creadores estadounidenses, sobre todo en William Faulkner, nuevas fórmulas expresivas. Comprometido con los movimientos de izquierda, GabrielGarcíaMárquez siguió de cerca la insurrección guerrillera cubana hasta su triunfo en 1959. Amigo de Fidel Castro, participó por entonces en la fundación de Prensa Latina, la agencia de noticias de Cuba. Tras la publicación de dos nuevos libros de ficción, en 1965 fue galardonado en su país con el Premio Nacional.
Mediante la técnica de mise en abyme, el motivo del texto aparece por lo menos en tres niveles diferentes: la primera será las cartas de Mina, guardadas en el baúl; la segunda es su historia omitida; mientras el tercer nivel se ve constituido por el texto del cuento de GarcíaMárquez para los lectores. Sin embargo, con una representación metonímica, la historia omitida de Mina podrá sustituirse por la chica misma, de esta manera ella se convierte en una figura simbólica que cumple el papel del texto en la historia alegórica. Así el cuento se convierte en la imagen reflejada de la lectura: mientras leemos el texto de GarcíaMárquez, se nos desenvuelven unos actos paralelos al nuestro. Rosas artificiales se lee como una indagación en busca de una historia omitida, personificada por Mina mientras las demás protagonistas desempeñan el papel de los lectores: cada una intenta descifrar a la muchacha, tomándola por un texto de lectura. Así la obra ofrece una cadena elaborada de metáforas, todas vinculadas con la noción del texto y la lectura, las que encajarán por fin en un sistema coherente, fundiéndose en una alegoría autorreflexiva.
Por otra parte, la obra funciona con una estructura prácticamente cerrada, al englobar entre el primer y último capítulo los antecedentes (historia de Bayardo San Román y Angela Vicario, cap. 2, PP. 42-78; preparativos del drama por parte de los hermanos Vicario, cap. 3, Pp. 79- 115) y las consecuencias del asesinato tomado como eje (juicio estado de los personajes, desenlace de’ la historia de amor en el que el esposo regresa junto a su mujer repudiada veinte años antes por él, cap. 4, Pp. 116-153). GabrielGarcíaMárquez tuvo especial interés —producto de una intuición litera-
Cuando leímos por primera vez Cien años de sole- dad, la obra cumbre de GabrielGarcíaMárquez en la edición de Sudamericana impresa el 30 de mayo de 1967 en Buenos Aires, me dije lo siguiente a media voz: “Res- pi-ra-ción, rit-mo, Ar-te de la Pa-la-bra y des-lum-bra- mien-to”. Lo digo así, silabeando el mundo como habría que silabearlo a cada instante, para decirlo al modo de Gonzalo Rojas. En la portada de aquella edición alcan- zo a vislumbrar aquel barco celeste suspendido en el aire y deslizándose entre los árboles de la selva. Recuerdo que me dije a media voz: “La poesía, es decir el pulso y la esencia medular en todo su esplendor. Pero una poe- sía encarnada en múltiples personajes no sólo de carne y hueso, sino también de visiones y más visiones a tra- vés de historias obsesivas y profundamente humanas que cruzan por los espacios de la novela y se entrecruzan a lo largo de todo el libro. Estamos ante un ir y venir de situaciones fabulosas donde lo minúsculo y lo mayús- culo van engarzándose en una especie de danza verbal- mente inagotable”.
Es a partir de esta obra maestra que GarcíaMárquez elabora la do- ble estructura de su discurso poético, determinada por dos líneas magis- trales: la real objetivista y la fantasiosa. Se trata de un paradigma ambi- guo: lo estrictamente documental y lo imaginario, lo lineal y lo cíclico, lo ordenado y lo caótico. La combinación de varios planos, del pasado y el futuro, del comienzo de la vida y su fin en una sola construcción devela lo específico no tanto de la escritura sino de un pensar artístico en el que la imagen deviene la esfera de generación de sentidos y significados nuevos.
En 1956, aún sin medios económicos suficientes, Gabo decide quedarse en Europa donde comienza a escribir la novela corta El coronel no tiene quien le escriba, la cual concluye en enero de 1957. En dicha obra agre- gó vivencias personales y se inspiró en sus propias penu- rias económicas y hasta en sus aguantadas de hambre. Por aquel entonces, Gabo habitaba una buhardilla en un hotel de la Rue de Cujas en el barrio latino de París; sin pagar el alquiler de varios meses, trabaja con su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, jefe de redacción de la revista Élite de Caracas.
Este artículo presenta tres capítulos donde veremos la relación entre el derecho y la Literatura, ésta última representada por un gran autor como lo es GabrielGarcíaMárquez, desarrollando su obra “Crónica De Una Muerte Anunciada”. Empezaremos por tratar de entender la forma de pensar del autor y su forma de transmitir sus pensamientos a través de en su literatura, con su estilo literario llamado “Realismo Mágico” y las diferentes influencias que en su vida lo marcaron de forma trascendental, para lograr posesionarse como hoy en día se le conoce. Por otro lado nos enfocamos en una de sus obras, la cual es una de las más importantes tanto para él, como para nosotras como grupo de trabajo, debido a que los temas que se relacionan en este libro nos llaman la atención, por ser una novela basada en hechos reales y donde la sociedad tiene un campo de acción gigantesco y fundamental, el cual podemos ver, analizar y criticar de forma positiva desde el punto de vista sociológico y jurídico. Además trataremos el mito, su importancia dentro de la cohesión de la sociedad y dentro de la creación del Derecho mismo, y sus semejanzas y diferencias con el discurso del Derecho.
Resumen. Juan Rodríguez del Padrón utiliza el marco narrativo del Triunfo de las donas, una obra de defensa de las mujeres, para, por medio de las cuatro lecturas clá- sicas de la alegoría, educar a un público cortesano con el fin de obtener promoción palatina. Los animales simbólicos que utiliza Rodríguez del Padrón, el cuervo y el basilisco, tienen una múltiple lectura que sitúa la obra dentro del debate sobre la
Este vuelo del personaje, efímero y fantástico, ha sido dirigido por Yasunari Kawabata, con el referente de los ancianos de Kyoto, presos de una profunda melancolía, que podían ser felices, o incluso morir, al contemplar a las bellas dormidas, pero asimismo el relato de GarcíaMárquez nos recuerda la historia bíblica del rey David: "Era ya viejo el rey David, entrado en años, y por más que le cubrían con ropas, no podía entrar en calor. Dijéronle entonces sus ser- vidores: "Que busquen para mi señor, el rey, una joven virgen que le cuide y le sirva; durmien- do en su seno, el rey, mi señor, entrará en calor". Buscaron por toda la tierra de Israel una joven hermosa, y hallaron a Abisaq, sunamita, y la trajeron al rey, y le servía, pero el rey no la cono- ció".