La PrimeraGuerra Mundial contempló el gasto de la mayoría de sus recursos en la guerra, por ello generó un decrecimiento en la producción de los artículos manufacturados y un alza en los precios de los mismos. Lo anterior trajo consigo fuertes cambios económicos notables a nivel mundial; para el territorio latinoamericano específicamente se vieron afectaciones financieras en la mayoría de los países, excepto en los que exportaron materia prima al continente europeo. Argentina, por ejemplo, presentó un crecimiento económico notorio debido a las exportaciones de cereales, carnes y café a los países aliados; con el tiempo este comportamiento comercial se vio afectado por la dificultad de transportarlos a través del transatlántico, lo que hizo que decayera el precio del café, afectando el valor de la mano de obra y produciendo desestabilización social y desempleo al interior del país. Los argentinos al tener una gran dependencia de los capitales europeos no quisieron reorientarse hacia el mercado estadounidense, sin embargo, no tuvieron otra alternativa financiera más que adaptarse a las políticas estadounidenses para mejorar el tema comercial.
El propósito de este texto es exponer el recorrido histórico y lógico de la noción neurosis de guerra en los escritos psicoanalíticos producidos durante la PrimeraGuerra Mundial y en el período de posguerra, hasta 1920. Este recorrido bibliográfico reconstruye la polémica de la noción en cuestión, en sus aspectos históricos, epistémicos y clínicos, en los escritos —artículos, conferencias e intervenciones— de los primeros psicoanalistas, como Sandor Ferenczi, Karl Abraham, Ernest Jones, Víctor Tausk y Ernest Simmel, reclutados durante la guerra en diferentes bandos, y de Sigmund Freud, quien no participó como combatiente en ella debido a su avanzada edad.
Muchos veteranos de esta guerra han hablado de lo que recuerdan de los heridos. Pero lo que causó una impresión tan profunda como ésta, fue otro aspecto del conflicto, menos frecuente: la presencia constante de los muertos. En otras guerras anteriores, el conflicto había durado unos pocos días, como máximo. Había tenido un comienzo y un fin, tras el cual se habían enterrado los cadáveres de ambos contendientes. Pero esta guerra era diferente: los combates duraban meses; el fuego de la artillería descuartizaba a los hombres en un instante; y la línea del frente apenas se movía. Por lo tanto, en la línea de trincheras que se extendía desde Suiza hasta el canal de la Mancha estaban esparcidos los restos de tal vez un millón de hombres. Los soldados comían junto a ellos, bromeaban a su costa y les despojaban de todo lo que tenían. (...) Los soldados tenían que seguir adelante en presencia de innumerables cadáveres, algunos conocidos, la mayoría anónimos. Los que eran enterrados a menudo volvían a aparecer durante los bombardeos y, a veces, se les volvía a sepultar para defender, literalmente, las trincheras en las que ellos mismos habían combatido. Muchos recuerdan el hedor de la descomposición y las moscas volando sobre los cadáveres en grandes cantidades, sobre todo durante los meses de verano. Todo el mundo aborrecía las ratas. Resulta difícil imaginar cómo debía de ser un lugar tan espantoso. Todavía hoy se pueden encontrar huesos humanos en los alrededores de Verdún. J. M. Winter. La PrimeraGuerra Mundial.
En esta época, la guerra era un fenómeno habitual en la vida de los pueblos y los Estados; un hecho que –en cada coyuntura histórica– adquiría una forma propia, una determinada intensidad y un estilo especíico. Indudablemente, se trataba de un hecho dramático pero no necesariamente “anormal”. Enten - dida como una vía lícita y legítima para la solución de controversias, era un recurso al servicio de los gobiernos y poseía una serie de caracteres parti- culares que hacen que podamos identiicarla a partir del concepto de Guerra Institucionalizada. Dichas guerras predominaron en Europa durante la Edad Moderna y hasta la PrimeraGuerra Mundial, y si bien durante esta larga eta- pa hubo cambios muy signiicativos, sus lineamientos, pautas y principios se mantuvieron estables.
La PrimeraGuerra Mundial estalló con una España en crisis y decadencia. El régimen de la Restauración vivía una lenta agonía desde el desastre de la guerra contra Estados Unidos de 1898. El comienzo del siglo XX no mejoró las cosas. El anarquismo se hacía presente, engol- fado tras el asesinato de una de las grandes promesas del régimen, José Canalejas, mientras que otra de ellas, Antonio Maura, había perdido parte de su prestigio político tras la Semana Trágica de Barcelona de 1909 (Marco, 2013). El ejército español, anticuado y atrofiado por una oficialidad tan numerosa como ineficaz, se desangraba en una inútil guerra colonial en Marruecos, donde se encontraba desplegado lo más granado de unas fuerzas que no podían asumir –en ningún caso– el afrontar, ni por números, preparación o equipamiento, un con- flicto que enfrentaba a los colosos militares de aquel tiempo. La política apenas mostraba un balance más esperanzador. La de 1876 sigue siendo la constitución española más tiempo vigente, pero los gobiernos que produjo apenas respondían a una auténtica representatividad parlamentaria, burdamente adormecida a través del perpetuo recurso a prácticas caciquiles por parte de los dos principales partidos de turno. Pese a ser aquella una democracia-ficción, la vida media de los gobiernos nunca alcanzó el año. España, en definitiva, no tenía ni la ca- pacidad ni aun la voluntad para integrarse activamente en el sistema de alianzas europeo. Ni la Entente ni los Imperios Centrales contaban con ella como un factor decisivo. Para aquel pequeño y adormecido jugador, cuando el delicado equilibrio europeo estalló tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, se abría un escenario nuevo, plagado de peligros incluso para un neutral a fuerza de necesidad.
Otro efecto de la primeraguerra mundial que hay que tener en cuenta es la influencia que la guerra ejerció, de forma más o menos indirecta, sobre la economía de las distintas naciones. La producción de los países beligerantes más importantes, con la excepción de Estados Unidos, se orientó cada vez más a abastecer las necesidades que la guerra exigía, en detrimento de las necesidades civiles. Europa no sólo dejó de vender productos a gran parte del mundo, sino que tuvo que comprar fuera lo que ella había producido hasta entonces. Como consecuencia, los países nuevos de ultramar crearon industrias para abastecer el mercado europeo.
En este Trabajo de Fin de Grado nos ocuparemos de analizar la propaganda como medio de manipulación de masas y cómo fue su evolución desde los inicios de la PrimeraGuerra Mundial, hasta la total explosión de su potencial por el Ministerio de Propaganda del Partido Nacional Socialista durante el segundo enfrentamiento mundial. Para ello estudiaremos las características de ambas cartelerías centrándonos en atributos como la desfiguración del enemigo o la germanofobia y reflexionaremos a cerca del origen del nazismo y su rápido auge aprovechando el pésimo momento que atravesaba Alemania, y cómo Joseph Goebbels profundizó e interiorizó las cualidades de la cartelería de sus enemigos durante el primer conflicto bélico para mejorar su calidad y producción, creando de manera posterior, un arma fuerte y eficiente, considerada como una respuesta hacia los países aliados. Por último estableceremos las diferencias entre ambas cartelerías a través de un exhaustivo análisis preiconográfico, iconográfico e iconológico.
Pero si hablamos de retorno al orden, no podemos dejar de mencionar a Kenneth Silver, si acaso el autor que más concreta y taxativamente se ha dedicado al tema. A diferencia de Cottington y aún partiendo de sus mismos presupuestos históricos, Silver avanza algo más en el tiempo, hasta llegar a la PrimeraGuerra Mundial, para tratar más propiamente la situación política e histórica que llevó al desarrollo de una crítica, tanto literaria como artística, que demandaba un mayor clasicismo y entendimiento basados en paráme- tros propiamente franceses en contraposición a los excesos provocados por las vanguardias con anterioridad al conflicto bélico durante los primeros años del siglo 33 . Dichos deseos de “vuelta al orden francés” se oponían a la pro-
El ascenso al trono alemán en 1890 de Guillermo II y la consiguiente destitución del Bismarck como canciller supuso un cambio en la política exterior alemana que inició el proceso que finalmente llevó a la PrimeraGuerra Mundial.
Desencadenada por una especie de mecanismo frente al cual los estadistas se vieron impotentes, la PrimeraGuerra Mundial era una zambullida en lo desconocido. Se creía que iba a ser corta –incluso se había movilizado a los obreros de ciertas industrias de guerra, porque se consideraba que los stocks eran suficientes-. Duró más de cuatro años. Se sabía que iba a ser sangrienta, pero nadie había previsto la espantosa hecatombe que costó la vida a nueve millones de combatientes. Cuando se desencadenó, los Estados no tenían en general objetivos de guerra precisos. Intentaron formularlos, al menos en secreto, pero se daban cuenta de que, en último extremo, todo dependía de la suerte de sus ejércitos. La Entente se dividió en el mismo momento en que quedó vencedora y sólo consiguió una paz de compromiso. Para finalizar, nadie podía prever en 1914 que Rusia, considerada como una potencia de primera magnitud, sufriría una revolución de una importancia entonces imprevisible para el futuro, pero que como combatiente se hundiría enseguida, mientras que una potencia no europea, como los Estados Unidos, jugaría un papel decisivo.
“Alemania le ha declarado la guerra a Rusia; por la tarde me he ido a nadar”. Así fue como el escritor Franz Kafka anotó el estallido de la primeraguerra mundial en aquella calurosa primera semana de agosto de 1914 (...) La multitud se agolpó en Berlín, San Petersburgo, Viena, Londres y París en los últimos días de la crisis de Sarajevo, entusiasmada con la escalada de la tensión internacional y la inminencia más que probable de una guerra (...) Durante el fin de semana de la crisis, los días 1 y 2 de agosto de 1914, se celebraron casi 2.000 bodas de urgencia en Berlín, y cuando el rector de la universidad de Kiel pronunció un vehemente discurso con motivo de la declaración de guerra, casi todos los estudiantes varones se alistaron (...) El entusiasmo por la guerra puede explicarse en parte –solo en parte- por la convicción general de que la guerra se habría acabado en meses. La mayoría de estrategas preveía en 1914 la rápida resolución del conflicto (...) Su error de cálculo cambiaría para siempre la faz de Europa”.
En este sentido nos encontramos con el hecho cierto de que aquel historiador que da más datos y detalles con referencia a los motivos e inicio de la primera guerra púnica Polibio es el q[r]
Como podemos ver, todas las mujeres guerreras que conocemos pertene- cían al bando liberal, sin que sepamos de ninguna que apoyara al bando carlis- ta con las armas en la mano. Esto no se debió a que hubiera pocas féminas en el bando absolutista, sino que tiene otras explicaciones. La primera de ellas es que el carlismo era una ideología más tradicional y veía con peores ojos que una mujer llevara a cabo tareas consideradas tradicionalmente como masculinas. Por ello, si bien hubo mujeres tradicionalistas, su apoyo a la causa se llevó a cabo de forma más discreta. Aún más importante es el hecho de que, como la movili- zación militar de las mujeres solía ser algo espontáneo, sólo tenía lugar cuando se trataba de defender alguna localidad atacada o sitiada. Y como casi todos los ataques a poblaciones los realizaban los carlistas, no es extraño que nos encon- tremos sólo con mujeres combatientes en el bando liberal. De hecho, el tipo de guerra que hacían los rebeldes (de carácter ofensivo y a menudo en forma de gue- rra de guerrillas) dificultaba mucho más la participación del sexo femenino.
Schliefen llevó a los soldados alemanes hasta el río Marne, muy cerca de París, donde fueron contenidos por las tropas británicas y francesas en una batalla que hizo ya presagiar un conflicto mucho más prolongado en el tiempo de lo que se pensaba. Estabilizado el frente occidental a lo largo de una linea de trincheras, que unía prácticamente el Mar del Norte con Suiza, los esfuerzos se centraron en la parte oriental, hacia donde se trasladaron efectivos alemanes para frenar la entrada de tropas rusas en Prusia, en las batallas de Tannenberg y los Lagos Masurianos. El ejército austro-húngaro por su parte, había fracasado en su intento inicial de invadir Serbia, con lo que el frente oriental quedaba también estabilizado. El 23 de agosto fue el Imperio Japonés quien declaró la guerra a Alemania, en octubre se incorporó el Imperio Otomano al bando de las potencias centrales, y en abril del año siguiente Italia abandonaba la neutralidad inicial para unirse a la Triple Alianza, que abandonaría poco tiempo después. Con la incorporación de nuevos países, el conflicto se había ido extendiendo progresivamente, hasta mundializarse prácticamente en 1915 (aunque EEUU no participará de manera activa hasta inicios de 1917). Con la estabilización de los frentes, se había pasado de la fase de guerra de movimientos, a la guerra de posiciones. Las trincheras caracterizaban los frentes, sobre todo el occidental, en una estampa bélica novedosa, donde el alambre de espino, las condiciones infrahumanas de los soldados, el elevado número de bajas, la artillería pesada, las ametralladoras y el empleo de gases tóxicos, minaron el inicial entusiasmo patriótico que tanto había ayudado a engrosar las listas de voluntarios al inicio de la guerra.
A la mañana siguiente, Hermod le pidió a Hel que dejara regresar a Balder con él y dijo cuánto llanto había entre los Ases, pero Hel respondió que ahora iba a comprobarse si Balder era t[r]
E ^ este sentido Cartago puede plantearse como objetivo político esencial inmediato el afianzamiento de su eparchía y liderazgo en la isla como forma de impedir la extensión de la inQuen[r]
Her counter-campaign began in August with a renegotiated Anglo-Japanese alliance, this time a pact not merely to support Japan against Russia in the Far East, bu[r]
niíestaciones de p á n i c o en l a cancillería inglesa. A pesar de los informes de T h u r s t a n de que el presidente mexicano no h a b í a aceptado l a oferta, los atemorizados funcionarios ingleses autorizaron, para su p r o p i a seguridad, u n a intensa b ú s q u e d a a l o largo de l a costa tratando de encontrar evi- dencias de que dicha base existía. C o n e l pretexto de locali- zar escapes de petróleo, u n remolcador con bandera mexi- cana, propiedad de Cowdray, salió con el propósito de investigar, pero n o encontró rastro de n i n g u n a especie. Sin embargo, en el verano de 1918, hacia el f i n de l a guerra, varios mensajes alemanes que fueron interceptados y desci- frados p o r funcionarios d e l servicio de inteligencia inglés, i n d i c a r o n que se proyectaba la construcción de otra base submarina e n a l g ú n lugar de l a costa de Y u c a t á n . A u n q u e existe l a posibilidad de que Carranza, ocasionalmente, h u - biera autorizado t a l concesión, los agentes ingleses n o encon- traron l a menor evidencia de que dicha construcción se h u b i e r a comenzado. 8 8
El sentimiento de indignación fue inmenso entre los árabes, y especialmente entre el elemento musulmán, que se sintieron engaña' dos. Ante esta situación decidieron tomar la iniciativa y[r]
En los Balcanes se produjeron choques importantes en vísperas de la Gran Guerra y la tensión entre Austria y Rusia se elevó. Los enfrentamientos se conocen con el nombre de Guerras Balcánicas. La I Guerra Balcánica estalló en 1912. Servia, Bulgaria, Grecia y Montenegro derrotan a Turquía y ésta en Europa quedará reducida a su actual posición, Creta y las islas del Egeo pasarán a Grecia, el norte de Macedonia pasará a Servia y Bulgaria que obtendrá una salida al Egeo. La II Guerra Balcánica es iniciada por Bulgaria en 1913 al atacar a Servia que cuenta con el apoyo de Grecia, Rumanía, Montenegro y Turquía. Bulgaria es derrotada y cederá Dobrudja en el mar Negro a Rumanía, y perderá parte de su costa en el Egeo a favor de Grecia, Albania se consolida también como estado independiente. Como conclusión de estas guerras hemos de sacar que todos estos conflictos menores están alentados por alemanes, austríacos, italianos y rusos, lo cual hace elevar todavía más la tensión, en cualquier momento podía haber estallado una guerra generalizada por estas rivalidades.