Los profesores de español como lengua extranjera (ELE) han comenzado a entender la importancia de enseñar aspectos sociales del español, como la pragmática (Vellenga, 2011). La pragmática se interesa en analizar cómo los hablantes producen e interpretan enunciados en contexto (Martín Peris et al., 2008); no solamente abarca contextos, sino también inferencias y otros factores de la lengua con el fin de determinar el significado de la intención del hablante, lo cual varía de cultura a cultura. Además, debido al impulso reciente a nivel mundial para enseñar idiomas con la comunicación como objetivo principal (Poehner & van Compernolle, 2011), la comprensión social y las señales culturales son más importantes que nunca (Roever, 2011). No obstante, no significa que la corrección gramatical no sea relevante, al con- trario. Algunos investigadores han demostrado que la competencia pragmática de estudiantes de lenguas extranjeras depende de su competencia gramatical (Wedgwood, 2012). Ya que la competencia pragmática forma parte de la com- petencia global del estudiante de español, resulta necesario descubrir si esta depende del nivel gramatical del mismo, como señaló Wedgwood (2012).
Para alcanzar los objetivos previstos, es imprescindible explicar cómo se concibe la distinción entre Gramática y Pragmática. De acuerdo con las ideas expuestas en Ariel (2008), Leonetti (2009) y Escandell Vidal y Leonetti (en prensa), entre otros, supondré que la Gramática es un sistema convencional de reglas y restricciones que asocia sonidos y significados, mientras que la Pragmática es (el resultado de) la capacidad humana de combinar el conocimiento tácito de la gramática con información contextual de varios tipos ‐ tomada de la situación de habla, del contexto lingüístico previo o del conocimiento del mundo de los hablantes‐. Se trata, pues, de componentes lingüísticos bien distintos. La Gramática es la parte central del sistema que define una lengua. La Pragmática, en cambio, es en principio externa al sistema lingüístico, y consiste en el uso de nuestro sistema inferencial en combinación con el conocimiento lingüístico para reconstruir lo que plausiblemente podría haber sido la intención del hablante al producir un enunciado. Según esta concepción, el sistema gramatical codifica contenidos, y el sistema pragmático permite a los hablantes elaborar los contenidos codificados para inferir interpretaciones contextualmente adecuadas de los enunciados. La Pragmática es, entonces, una teoría de la inferencia, y la distinción entre Gramática y Pragmática se establece sobre la oposición entre codificación e inferencia. Una parte importante de los contenidos codificados por la gramática consiste en instrucciones para construir interpretaciones y para combinar los datos lingüísticos con la información contextual: tales instrucciones equivalen a lo que tradicionalmente se había denominado significado gramatical, y constituyen la variedad más puramente lingüística de todo el significado –en el sentido de que no están conectadas con el conocimiento enciclopédico‐ . Veremos que al estudiar el orden de palabras hay que tener en cuenta esta clase de significado que encierra instrucciones, el llamado significado procedimental. Esto es todo lo que se necesita para entender la naturaleza de la distinción. Los dos sistemas interactúan productivamente en cualquier lengua natural.
No voy a ocuparme aquí, ni de modo sintético, del difícil tema de las relaciones entre gramática y pragmática, sino que me ceñiré en esta presentación a sus relaciones en el verbo español, cuyo uso tiene como protagonista la deíxis y en la que la presencia del enunciador en el uso del verbo es muy relevante. Levinson propone la deíxis y la presuposición como puntos que son objeto de estudio de la pragmática por su relación entre el lenguaje y el contexto, los cuales, como trataremos de presentar, son fundamentales en las formas verbales del español.
En primer lugar aceptamos la distinción propuesta por Grice (1975) entre lo que se dice y lo que se comunica. En este sentido, podemos reconocer dos clases de significado: el significado que está atado a la gramática y el que depende de las inferencias que el hablante lleva a cabo en una situación comunicativa (Levinson 1983). Así, habrá emisiones donde la información contextual influirá fuertemente en el reconocimiento de la función, mientras que en otras emisiones esta influencia será relativa. La diferencia propuesta se observa más claramente si se presenta un modelo de procesamiento del lenguaje como el que desarrollan Sperber y Wilson (2005) y Blakemore (2002). Para estos autores, la interpretación de un mensaje supone dos etapas diferenciadas, tal como se observa en el siguiente esquema:
jóvenes y supondría una auténtica cruzada por parte de los inspectores intentar verificar o estimular las denuncias de situaciones en las que se están percibiendo estas prestaciones y [r]
Este dominio que reúne gramática y pragmática engloba unas unidades conocidas como marcadores discursivos o partículas discursivas, gracias a las cuales se puede analizar las emociones que hay en un discurso. Los marcadores tienen que ver con la importancia que tiene la subjetividad en la vida de las personas, lo que llevaría a pensar que el incremento en el número de marcadores esté íntimamente ligado a este cambio social. El conjunto de marcadores del discurso está constituido por una amplia variedad de categorías gramaticales tales como: sustantivos, adjetivos, conjunciones, preposiciones, interjecciones, verbos, locuciones, sintagmas, etc. encargadas de construir textos. Estos sirven de enlace para guiar al interlocutor en el discurso y poder hacer una interpretación adecuada del mensaje. Son unidades lingüísticas invariables que se pueden distinguir por su carácter subjetivo intrínseco a la circunstancia en la que aparecen. De acuerdo con Martín Zorraquino y Portolés, los marcadores discursivos son:
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14 Sirva como ejemplo en este punto las siguientes contribuciones: Bustos, José Jesús de: “Mecanismos de cohesión discursiva en castellano a fines de la Edad Media”, Actas del V Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, I, Mª T. Echenique y J. Sánchez, eds., Madrid, Gredos, 2002, págs. 53-84. Porcar, Margarita: “Mecanismos de cohesión léxica en los Diez Mandamientos (s. XIII)”, Historiografía lingüística y gramática histórica. Gramática y léxico, A. Veiga y M. Suárez Fernández, eds., Madrid, Iberoamericana, 2002, págs. 75-86. Pérez Toral, Marta: “Procedimien- tos de cohesión en el discurso alfonsí”, Actas del XXIII Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románica, II/2, F. Sánchez Miret, ed., Tübingen, Niemeyer, 2003, págs. 177-185.