IV Curso de formación en alergología infantil para residentes de pediatria SANTILLANA (8-9 de noviembre de 2012)... “ Sibilancias recurrentes y/o tos.[r]
sido tan diferente antes y después del entrenamiento conductual, pero las actitudes de los padres podrían haber cambiado fundamentalmente. Estos padres pue- den tener un mejor juicio del problema y la percepción de un incremento del control sobre sus hijos. La investi- gación basada en el DSM se focalizaría únicamente en los síntomas del niño y equipararía el alivio sintomático con la mejoría (Sawyer et al., 2004). El deterioro, una cualidad aún más inaprensible, no obstante, puede incluso disminuir hasta en ausencia de un cambio sinto- mático general, en el sentido de que el deterioro es una función de la conducta de los niños que tiene lugar den- tro de un contexto de expectativas y respuestas ambien- tales. Las actitudes y comportamientos parentales bien pueden afectar inmediatamente la medición del deterio- ro, mientras que las mediciones de las conductas de los niños pueden permanecer iguales o mejorar lentamente a través del tiempo. En efecto, la noción de problema está más ligada al deterioro que los síntomas, un punto a menudo perdido u obviado en la corriente principal de investigación basada en el DSM (Gordon et al., 2006).
Se evaluó la calidad microbiológica en los frutos de guayaba en los diferentes tratamientos: TCA tratamiento control ambiente; TCR tratamiento control refrigeración; TPA tratamiento con [r]
La atención de un paciente que ha sufrido una exa- cerbación asmática no finaliza al alta del SU. Todo lo contrario: el alta es el momento en el que se reco- mienda fijar futuras consultas médicas de control y se- guimiento. El factor desencadenante de la exacerba- ción, su gravedad, la respuesta del paciente al tratamiento administrado, el fenotipo asmático, las co- morbilidades u otras situaciones especiales pueden, en- tre otros, determinar la derivación del paciente a un área hospitalaria u otra. La derivación a diferentes ser-
Los estudios de laboratorio: Hb: 8.3, leucocitos 24,600, segmentados 30%, linfocitos 31.0% y eosinófilos 38.3%, tiempo de coagulación normal. Transaminasas elevadas: TGO: 676, TGP: 855; DHL:1,300 y FA: 970. Cursa con hi- poproteinemia e hipoalbuminemia. Se le solicitó PPD y BARR, que fueron negativos. Al sexto día de su ingreso (y tercero de la toma de muestras) se reporta el cultivo de secreción: negativo para bacterias u otros parásitos. La biopsia hepática reportó: microabscesos hepáticos múlti- ples inespecíficos, por lo que se realiza serología para Toxo- cara mediante la técnica de ELISA, que se reportó positiva: 1:4,200 DO. Con este resultado se suspende el esquema de antibióticos, se solicitó estudio de fondo de ojo, repor- tando: sin alteraciones. Se inicia otra vez tratamiento, aho- ra con albendazol: 400 mg día (200 mg c/12 h) por 10 días. Egresa al séptimo día de manejo y se completaron tres días de tratamiento en forma ambulatoria. Posterior- mente fue valorado en dos oportunidades: al día 11 (un día después de haber terminado el tratamiento) y una semana después de haber concluido éste; en esa ocasión luce en buenas condiciones clínicas. La BH de control re- fiere Hb: 10.4 g, leucocitos 14,200, segmentados 43%, linfocitos 31%, monocitos 4% y eosinófilos 20.2%. En su evaluación ulterior no ha presentado algún evento de cri- sis de asma; ya sin dolor abdominal y con recuperación de su peso corporal (21.300 kg).
11 Tras el diagnóstico de AB es importante realizar un seguimiento. El profesional de enfermería, desarrolla una serie de tareas necesarias para llevar a cabo un buen control de la patología en las diferentes consultas: 1º consulta, 2º consulta y posteriores revisiones 2 . Las tareas que lleva a cabo enfermería son: comunicación con el paciente pactando objetivos y dialogando sobre el cumplimiento terapéutico, facilitarle toda la información necesaria de su patología, tratamiento y medidas de evitación entre otras, educación sobre la técnica de inhalación, evitación los desencadenantes y plan de autotratamiento, se realizan unos cuestionarios útiles en el asma bronquial (anexo I) 41 y una espirometría forzada en cada consulta 23 . En la siguiente tabla se resume la actuación enfermera por consultas en el paciente asmático (tabla 3).
Para este tipo de pruebas se emplean alergenos menos concentrados que para las anteriores. Se inyectan en el dermis con jeringuillas de tuberculinas y agujas calibre 26 ó 27 de % de pulgada de bisel corto, 0.02 c . c . en cada punto separado del otro por lo menos por una pulgada, también en la cara anterior del brazo, antebrazo o en la espalda. Como control es la primera inyección con el líquido disolvente. La lectura se hace a la media hora y se califica la intensidad de las reacciones como en las anteriores.
en los que también el 73,3%, 72,3% y 80,8% de los pacien- tes, respectivamente, presentaron asma activo con síntomas asmáticos en el último año, mostrando por tanto estos resul- tados el impacto tan tremendo que representa el asma infan- til. Esta falta de control del asma puede explicarse en parte porque muchos niños puedan estar infratratados, sean malos cumplidores del tratamiento, baja implantación de las prue- bas de función pulmonar en AP, o porque no existan pro- gramas de educación sanitaria sobre el asma, ya que como hemos visto, necesitan acudir a urgencias para tratar sus síntomas sin alcanzar el autocontrol que es deseable en su enfermedad. No obstante, es oportuno señalar que aunque los asmáticos con mayor nivel de gravedad de su asma acu- den anualmente un mayor número de veces a la consulta de pediatría de AP, este hecho también facilita por otra parte el control y seguimiento de su asma bronquial.
A través del proceso educativo el asma pasará de ser una enfermedad que en el momento de su diagnóstico será con- trolada por el médico a un control por parte del niño y su familia para lo que podrá utilizar instrumentos como: el plan de acción personal y recomendaciones de actuación ante la crisis que deberán manejar todos los niños y las hojas de registro de síntomas y medidas de FEM que se aportarán a los pacientes que lo precisen.
La gerencia de costos del proyecto incluye los procesos involucrados en la planificación, estimación, preparación del presupuesto y control de costos de forma que [r]
co ha desarrollado un yo, una estructura mental, el self suficientemente fuerte como para contener sus propias necesidades y las de su pareja, quedando entonces, des- bordado ante las demandas de su hijo. Tenemos, pues, unos padres más necesitados de ser cuidados que prepa- rados para ejercer la función paterna. La madre suele encontrar consuelo a su soledad y depresión proyectan- do en su hijo los aspectos infantiles necesitados, y a tra- vés de cuidarlos en su hijo, sentirá que se cuida a sí misma. Son madres que cuidan a su hijo, pero al mismo tiempo lo abandonan en cuanto centran la atención del niño en la manera como a ellas les hubiera gustado ser cuidadas y atendidas por su propia madre, dejando sin atender las necesidades reales del niño. Pero este víncu- lo que establecen la madre y el niño es, por otra parte, una relación adhesiva poco diferenciada, donde el padre no tiene lugar. En estas relaciones, el padre no desarro- lla sus funciones parentales y no actúa como separador de la madre y el niño.
Será posible realizar un tratamiento en régimen am bulatorio o extrahospitalario si se trata de quemadu ras de primer y segundo grado superficiales que afec ten menos de un 5 % de la superficie corporal (excep to las quemaduras solares que suelen abarcar una su perficie mayor). También se incluyen las quemaduras de segundo grado profundas o de tercer grado que afecten menos del 2 % de la superficie corporal. En to dos los casos se excluyen aquellas que involucran áreas de especial importancia tanto estética como funcional: cara, cuello, manos, pies, genitales externos y superfi cies articulares. Asimismo, también merecen una va loración diferente aquellos pacientes con alguna pato logía subyacente que pueda interferir de forma nega tiva en la evolución de la quemadura.
El politraumatismo se define por la presencia de dos o más lesiones traumáticas, o de una si pone en peligro la super- vivencia del niño o existe riesgo de secuelas graves. Habi- tualmente se trata de un trauma craneal de gravedad varia- ble asociado a lesiones graves en otras secciones corporales: pelvis y extremidades, tórax, abdomen, cuello.
Sin embargo, los efectos secundarios de los GC que se ob- servan más frecuentemente en la práctica clínica son el síndro- me de Cushing yatrógeno, la supresión del eje hipotálamo-hi- pófisis-adrenal (HHA), con el consiguiente riesgo de insuficiencia suprarrenal al suspender el tratamiento, y las in- fecciones. El riesgo de que un paciente los desarrolle es direc- tamente proporcional a la dosis y duración del tratamiento. Muchos de estos efectos secundarios son reversibles al suspen- derlo, en un periodo de tiempo inversamente proporcional a la duración del mismo y dosis empleada, pero no ocurre así con otros como las cataratas, la necrosis ósea avascular o las frac- turas óseas secundarias a la osteoporosis.
Éstos controlan la inflamación de la enfermedad, pue- den disminuir la producción de moco y aumentar la re- gulación de los receptores beta 2. Por lo general se inicia con una dosis alta, es decir, en el caso de la metilpred- nisolona 4 a 6 mg/kg/día, se puede administrar por vía IV u oral, puesto que no se ha demostrado diferencia en la respuesta a cualquiera de las dos vías, mientras que por vía inhalada no existe evidencia de eficiencia. Se prefiere la metilprednisolona por su pobre efecto mine- ralocorticoide. La duración del tratamiento depende de la intensidad de la enfermedad, sin embargo se conti- núa hasta que se resuelva. Los efectos secundarios in- cluyen: hipertensión arterial sistémica, hiperglucemia y agitación. 7-9
Se realizó un estudio descriptivo, con componentes analíticos, y prospectivo de 21 pacientes con estado asmático, ingresados en la Unidad de Cuidados Intermedios del Hospital Provincial Docente Clinicoquirúrgico “Saturnino Lora Torres” de Santiago de Cuba, desde marzo de 2011 hasta enero de 2012, y que requirieron ventilación mecánica no invasiva (para postergar o evitar la ventilación mecánica invasiva), a fin de
Entre los antivirales, aciclovir fue el primer nucleósido con actividad selectiva frente a la familia herpesviridae, ha- biendo demostrado eficacia clínica y bajo nivel de toxicidad. Aciclovir ha sido considerado como tratamiento de referencia en infecciones por virus Herpes simplex tipos 1 y 2 y VVZ en individuos inmunocomprometidos e inmunocompetentes. No obstante debido a su mala biodisponibilidad por vía oral, y al desarrollo de resistencias, se han desarrollado nuevos fárma- cos, los cuales expondremos en el siguente apartado.
Ha sido el antiviral más utilizado en el tratamiento del herpes zoster y es el fármaco de referencia para comparar cualquier otro antiviral nuevo. La absorción por vía oral es de un 15% por lo que deben administrarse 800 mg cada cuatro horas (descansando para dormir, es decir, cinco tomas al día) para alcanzar concentraciones intracelulares adecuadas. Esto hace que la adherencia al tratamiento no sea buena. Por otra parte frecuentemente las dosis prescritas son inadecuadas por infradosificación que sólo es aceptable para tratamiento del herpes simple. La prescripción de una dosificación inadecuada se hizo en el 42% de los casos de un estudio 48 , mientras que
La causa del edema cerebral durante el tratamiento no está totalmente esclarecida. Presentar valores elevados de urea (que reflejan un mayor grado de deshidratación) y una acidosis severa que precisa bicarbonato se han correlacio- nado con la presentación de edema cerebral. La reducción demasiado rápida de la osmolaridad puede agravar el pro- ceso. Es prudente una rehidratación más lenta de lo habi- tual.