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Definición de la hipótesis de trabajo

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La práctica regional, así concebida, va unida ineludiblemente a dos premisas que juegan un papel muy importante en el desarrollo conceptual que proponemos para el término región:

1. Laexistencia de espacios organizados conlíeva, indispensablemente, la existencia de un conjunto de núcleos generadores y receptores de movimiento.

2. Los elementos en que se organiza el espacio ya no se fijan por sus fronteras sino por su interacción.

Coincidimos con N. Thrift (1993, pág. 94) en afirmar que los lugares, unidos a los conceptos de movilidad y de velocidad, pueden ser considerados bien como estados de intensidad (pistas de movimiento, velocidad y circulación), como instalaciones estratégicas destinadas a capturar el tráfico y también como los marcos de las prácticas variables del espacio, el tiempo y la velocidad. Estos núcleos no son sino las ciudades, verdaderos centros de poder, a través de los cuales se ejerce el control, ya que en ellas residen los mecanismos que posibilitan el movimiento y la comunicación, todos ellos ordenados por determinadas clases de poder, tomadoras de decisiones.

El incremento de las tasas de urbanización a nivel mundial ilustra de forma ejemplar el creciente peso urbano; ahora bien, este hecho es matizable, puesto que el concepto “peso o concentración urbana” no es necesariamente sinónimo de ejercicio de poder; éste está relacionado, más bien, con el control de la información y la atracción del movimiento que se produce en los núcleos urbanos, siempre en unos más que en otros.

La forma en que se ejerce el movimiento estará en relación, por lo tanto, con el ejercicio del poder y su plasmación en el espacio dependerá de variables como la intensidad, dirección, alcance y concentración de los flujos;

la medición de éstos puede constituirse, en definitiva, en una forma de

Capítulo 1 El espacio¡¡la región

descubrir los tipos de relaciones que se establecen en la superficie terrestre y la organización espacial que se infiere de estas relaciones.

Hemos insistido constantemente en la idea de que la jerarquía espacial está en función de la dialéctica que se establece entre las características absolutas del espacio y los intereses de las sociedades que constituyen el planeta Tierra. Es necesario, por lo tanto, conocer los diferentes niveles de organización espacial que, en el momento actual, con la globalización creciente, deben oscilar desde un primer nivel de organización a escala mundial hasta los sistemas regionales funcionalmente simples, formados por un pequeño núcleo y las relaciones que establecen con sus espacios circundantes.

Conviene señalar, asimismo, que la experiencia regional que perseguirnos girará, en primer lugar, en torno a las megalópolis y las ciudades mundiales o megaciudades, cuya importancia viene dada por el potencial de movimiento que les proporcionan sus hinterlands; pero los sistemas superiores de organización espacial no se conforman en función del binomio ciudad- hinterland, sino en función de la interrelación que se establece entre las propias ciudades (ciudades mundiales), ya que éstas son las verdaderas generadoras y receptoras del movimiento y, por lo tanto, quienes deben configurar los escalones superiores de la organización espacial.

No negamos, en ningún momento, el significado de la región fun-cional basado en binomio nodo-entorno o ciudad-hinterland, y que ha sido

yaestudiado como tal en el sistema mundial por P. Hall (1984, 1994) o M.

Castelís (1989, 1994), y en España por y. Bielza de Ory (1980), L. Racio-nero (1986) o J. M~ Serrano (1984, 1986, 1986b, 1988, 1997), entre entre otros. En nuestra hipótesis, estos sistemas obedecen a niveles de organiza-ción-espaciaL de orden inferior. Nuestra propuesta- tiene -más que ver con la interrelación que existe entre esos “supernodos” o “megaciudades” porque pensamos que sólo una regionalización a nivel mundial que permita la de-finción de las ciudades que rigen el planeta permitirá, después, compren-der con mayor rigor los niveles de organización inferior. Esta regionali-zación según planteamos siempre deber ser entendida en función de la in-tensidad, dirección, amplitud y concentración de los flujos (movimiento).

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En este sentido, insistimos de nuevo en la idea de que los flujos pueden asimilarse a las intenciones de los intereses predominantes y, por lo tanto, son indicadores válidos de la práctica de control y organización espacial que hemos visto que tan afanosamente persiguen los diversos enfoques de la

Nueva Geografía Regional.

Otro de los puntos a destacar en los planteamientos de la hipótesis de trabajo es la idea de que al considerar a la movilidad como el factor regional por excelencia, los elementos constitutivos del espacio ya no se fijan o se definen por sus fronteras, sino por su interacción. Si los lugares ya no tienen fronteras, ni bordes, las formas de control que conocemos tienen que estar en proceso de transformación y probablemente estamos asistiendo en nuestros días a uno de los cambios más importantes que ha experimentado la práctica política desde las primeras civilizaciones.

Estamos, como ha señalado Plant (1991, en Thrift, N., 1993, pág. 95), ante el advenimiento de las sociedades de control en las que éste se ejerce con

estrategias libres, ultrarrápidas y flotantes, basándose en el dominio de la

información a través de los medios cibernéticos; estas sociedades están suplantando a las caducas sociedades soberanas que organizaban la producción y la legislación y a las sociedades de disciplina basadas en los espacio cierre o frontera.

Creo que esta indeterminación de fronteras está conduciendo hacia una nueva forma de institucionalización del movimiento en la que los sistemas de dominación ya no se basan tanto en procedimientos de represión sistemáticos

y generales sino en formas de poder aparentemente dispersos. Si esto es cierto, la movilidad obliga al geógrafo a plantearse nuevos temas de investigación casi vírgenes (convergencias, solapamientos, interferencias, etc...) y otros casi olvidados (nuevas delimitaciones, nuevas áreas de borde,

“regionalización”, etc...).

Nuestro discurso nos lleva finalmente a concluir que los conceptos de región y poder han estado tradicionalmente unidos, pero que en la actualidad ambos deben ponerse en relación con un tercer elemento: la movilidad.

Capítulo 1 El espacio¡¡la región

Sostenemos, en consecuencia, que en las sociedades actuales el poder se

ejerce mediante el movimiento que genera un tipo de espacio, donde las

condiciones sociales y de poder se reproducen.

Este tipo de espacio posee unas características que se determinan a través de la dialéctica existente entre los numerosos aspectos que configuran la realidad: la realidad espacial física, el espacio como realidad social heredada, el control del espacio mediante el movimiento ligado a un momento histórico tecnológico determinado y las relaciones socio-políticas imperantes.

Estos cuatro agentes, considerados en el momento contemporaneo, permiten considerar el espacio como una realidad plástica, jerarquizada y compartimentada.

Las condiciones socio-políticas actuales imponen la necesidad de un estudio de la movilidad que permita encontrar algunas de las claves de la realidad espacial contemporánea.

En nuestra hipótesis sostenemos que el espacio se organiza en una serie de unidades determinadas por el movimiento. En la actualidad puede pensarse en un sistema de organización a nivel planetario, espacio rector, o región rectora. A partir de éste, pretendemos demostrar que el espacio posee una organización jerárquica establecida por la dirección, intensidad, concentración y diversidad de los flujos. Estos flujos expresarían, consecuentemente, el ejercicio de poder que se realiza mediante el control del movimiento. Este control reside en los núcleos urbanos, verdaderos receptores y expulsores de movimiento. El espacio, en definitiva, se organizará simultáneamente en función de las relaciones entre estos nodos,

alimentados por las dinámicas que se establecen entre la ciudad y su hinte7rland:

Es en este marco donde movilidad y poder están íntimamente unidos

como una forma de organizar el espacio; la región ha pasado de ser una realidad casi “ontológica” -con vida propia- a ser una forma de controlar el

espacio.

Capítulo 1 El espacio ¡¡la región

El geógrafo puede tener diferentes criterios para delimitar y estudiar el espacio (Cano, G. 1985), pero sólo una regionalización bien entendida nos permitirá observar la verdadera estructura de ese espacio. Por este motivo, el Análisis Regional se convierte en una necesidad y la región en su método;

sostenemos además que el enfoque sistémico, y los conceptos inherentes de entropía, sinergia y recursividad, constituyen uno de los enfoques metodológicos más útiles para el análisis de la organización espacial.

De ningún modo debería admitirse que la región es una invención en la mente del geógrafo, tal y como han querido argumentar algunos de sus detractores. La región más bien es la mejor visión que se puede tener de la realidad espacial; negar esta evidencia sería ir en contra de la propia ciencia geográfica que, como hemos visto, tan afanosamente se ha esforzado por buscar su propia identidad dentro de las ciencias.

La necesidad de captar la realidad espacial como fruto de la interacción de todos estos componentes, extraordinariamente dinámicos, debería generar una reflexión profunda en el seno de la Geografía que la condujera hacia métodos que permitan observar esa realidad en sus múltiples dimensiones y en toda su complejidad.

La región, como pieza de la organización del espacio está ligada a las prácticas políticas y estas dependen, en la actualidad, del desarrollo de medios de transporte y comunicaciones; la Geografía, en su afán por encontrar indicadores válidos para captar la realidad espacial ha utilizado el análisis de los diferentes medios de transporte y comunicaciones que, como demostraremos, responden a las diferentes relaciones de poder existentes.

Entre estos indicadores, nos ha parecido que el sistema de transporte aéreo es uno de los que contribuye a solucionar de manera más eficaz las necesidades de movimiento de los “poderes mundiales actuales”.

Considerando el sistema de transporte aéreo como indicador espacial pero también, como un elemento conformante de esta realidad, es cuando cobra sentido el título con que hemos denominado a esta Tesis Doctoral:

“Región, Política, y Sistema de transporte aéreo”.

Capítulo II geografíapofftka del transpone aéreo

CAPÍTULO II

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