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1.2 Análisis de las necesidades de formación

1.2.2 Análisis de la persona

1.2.2.1 Formación profesional.

Imbernón (1994) señala que La conceptualización de profesionalismo es inherente al rol social en un contexto determinado que se asigna al profesorado. Para un análisis más detallado utilicemos, adaptándola, la clasificación de Mitchell y Kerchner (1983):

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a. El profesor como trabajador. Concibe a la escuela como un sistema jerárquico del cual es el gerente o director quien decide qué, cuándo y cómo debe enseñar el profesor. Así, las tareas de concepción y planificación están separadas de las de ejecución.

b. El profesor como artesano. Se atribuye una mayor responsabilidad al docente para seleccionar y aplicar las estrategias de enseñanza. En los programas formativos se prioriza la adquisición de los “trucos del oficio” por encima de la teoría y la reflexión.

c. El profesor como profesional. El trabajo profesional, por naturaleza, no es propenso a la mecanización. El docente está comprometido con la autorreflexión y el análisis de las necesidades del alumnado, y asume importantes cuotas de responsabilidad en las decisiones curriculares que se comparten.

Otro análisis es el de Carry Kemmis (1988), quienes analizan las profesiones desde tres criterios fundamentales:

1. La existencia de un cuerpo de conocimientos provenientes de la investigación científica y de la elaboración teórica.

2. La asunción de un compromiso ético de la profesión respecto a sus clientes.

3. Regirse por una normativa interna de autocontrol por parte del colectivo profesional (quizá sea éste el elemento más problemático en nuestro contexto)

Sea un análisis u otro, la profesionalización o desarrollo de una cultura profesional tienen que ver en el profesorado con los conocimientos existentes y la concepción o función docente, con las orientaciones conceptuales o visiones sobre su función, con los procesos de la formación inicial (selección de los candidatos, contenidos, orientaciones educativas, etc.), con los requisitos de acceso a la profesión, con el status y las condiciones de trabajo, con otras secuencias de su itinerario profesional o carrera docente, y con otros procesos paralelos (política educativa y curricular, organización escolar, etc.) que afectan igualmente al desarrollo de la cultura profesional del profesorado y, consecuentemente, al proceso de innovación y cambio en la escuela.

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Algunas investigaciones realizadas en los últimos años en nuestro país y en el extranjero han sido auspiciadas por diversos organismos públicos o privados dedicados total o parcialmente al estudio de cuestiones educativas, entre las cuales destaca la UNESCO, que ya en 1975 definía la formación permanente de los docentes como un proceso dirigido a la revisión y renovación de conocimientos. (Imbernón, 1994).

En todo el país se manifiesta sin duda un interés creciente por la profesión y formación de los docentes a través de la Rendición de Cuentas que exige el Estado a través del Ministerio de Educación pese a esto en lo personal, creo que son todavía necesarios la reflexión y el análisis del propio colectivo y la manifestación de sus opiniones sobre aspectos globales que permitan un mejor análisis de la formación y el desarrollo profesional de los docentes en una nueva cultura profesional. En este sentido, es necesaria una reflexión sobre los siguientes puntos:

 Análisis de los conceptos de educación, formación y profesión.

 Análisis de los cambios sociales y de las necesidades futuras de nuestra sociedad que suponen procesos vertiginosos, anticipando así cual será la función de la educación.

 Análisis de la situación actual de las instituciones de formación

 Análisis de la situación actual de la enseñanza

 Análisis de la situación actual de la profesión docente

 Redefinir las funciones y responsabilidades de los docentes. 1.2.2.1.1 Formación inicial

Si aceptamos que la formación docente es un continuo que ocurre durante toda la vida profesional de un maestro o maestra, entonces la formación inicial docente prepara al futuro

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maestro o maestra para que realice un buen trabajo docente al comienzo de su vida profesional.

Esperamos de la formación inicial, que ella ofrezca las condiciones para un aprendizaje que permita al futuro educador o educadora enfrentar con suficientes conocimientos, capacidades y habilidades las demandas de las primeras experiencias de enseñanza; pero que además capacite al joven profesional para emprender con éxito la segunda etapa de su formación, a saber, la que tendrá lugar durante toda su trayectoria profesional.

Si bien los logros de la formación inicial necesariamente son limitados, ello no significa que no deba orientarse por la visión de un educador que cumple en forma cabal su ejercicio profesional. (M.E. Chile, 2001).

1.2.2.1.2 Formación profesional docente

Vaillant (2009) señala lo siguiente:

Muchos docentes requieren apoyo para mejorar la manera en la que enseñan. Es erróneo pensar que los docentes trabajarían con más éxito si tan solo se los remunerara mejor o se les ofrecieran mayores incentivos. En muchas ocasiones los docentes saben qué estudiantes no aprenden y cuáles están aprendiendo bien, pero es también frecuente que los docentes quieran mejorar su desempeño pero no sepan cómo conseguirlo. (p.11)

¿Cómo se aprende a enseñar?. El desarrollo profesional docente es una pieza clave en el complejo proceso de enseñar y de aprender. Son muchos los factores intervinientes aunque estamos convencidos de que los sistemas educativos mejoran cuando se cuentan con docentes con excelente preparación para la tarea de enseñar, y cuando éstos poseen la firme convicción de que sus estudiantes pueden efectivamente aprender. (Vaillant, 2009).

1.2.2.1.3 Formación técnica

En su estudio, Doce Propuestas para Venezuela (2006) señala que “La educación técnica es una educación práctica, que sirve para brindar un medio de vida digno a la

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mayoría de la población, ya que la mayoría, que ha de cumplir un papel productor y ejecutor, necesitaría una formación técnica (industrial, artesanal, comercial, asistencial, etc.)”.(p. 156)

Los profesores de áreas técnicas, suelen ser más sensibles al mundo de la producción, pero también exigen mayores posibilidades de autodeterminación tanto en lo pedagógico como en lo administrativo. La formación técnica no requiere incorporar en sus programas la última innovación, sino de que proporcione una sólida formación básica y unas actitudes de aprender y disposiciones para el cambio.

Las modalidades de formación profesional y Educación Técnica deben convertirse en una alternativa válida para los jóvenes que deseen alcanzar una calificación técnica especializada para el ingreso al mercado de trabajo al flexibilizar, diversificar y ampliar las oportunidades de inserción de la juventud en el mundo laboral.