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h) DISCUSION SOBRE EL CENTRALISMO ANTES DE LA ESCISION ENTRE LOS

In document UN PASO ADELANTE, DOS PASOS ATRAS (página 42-45)

ISKRISTAS

Antes de pasar a una cuestión efectivamente interesante que, de un modo indudable, pone al descubierto los diversos matices de opinión respecto a la formulación del artículo primero de los estatutos, hemos de detenernos aún someramente en la breve discusión general de los estatutos que ocupó la sesión 14 y parte de la 15 del Congreso. Esta discusión tiene cierta importancia, porque precedió al completo desacuerdo de la organización de Iskra en lo tocante a la composición de los organismos centrales. Por el contrario, las discusiones posteriores, sobre los estatutos en general y sobre la cooptación en particular, tuvieron lugar después de nuestro des acuerdo en la organización de Iskra. Naturalmente, antes del desacuerdo podíamos expresar nuestras opiniones más imparcialmente, en el sentido de que nuestras consideraciones eran más independientes del problema de la composición personal del C.C., que a todos preocupaba. El camarada Mártov, como he señalado ya, se adhirió (pág. 157) a mi punto de vista en materia de organización, haciendo tan sólo dos reservas por estar disconforme conmigo en particularidades. Por el contrario, tanto los antiiskristas como el "centro" se alzaron en seguida contra las dos ideas fundamentales de todo el plan de organización de Iskra (y, por consiguiente, de todos los estatutos): tanto contra el centralismo, como contra los "dos organismos centrales". El camarada Líber calificó mis estatutos de "desconfianza organizada", y vio descentralización en los dos organismos centrales (lo mismo que los camaradas Popov y Iegórov). El camarada Akímov expresó el deseo de ampliar la esfera de competencia de los comités locales, en particular el otorgarles a ellos mismos "el derecho de modificar su composición". "Es preciso darles mayor libertad de acción. . . Los comités locales deben ser elegidos por los militantes activos de la localidad, lo mismo que el C.C. es elegido por los representantes de todas las organizaciones activas de Rusia. Y si tampoco esto puede permitirse, que se limite entonces el número de miembros que el C.C. puede designar para trabajar en los comités locales. . ." (158). Como veis, el camarada Akímov apunta un argumento contra la "hipertrofia del centralismo", pero el camarada Mártov sigue sordo a estas autorizadas indicaciones, mientras la derrota en el problema de la composición de los organismos centrales no le lleva a seguir a Akímov. ¡Sigue sordo incluso cuando el camarada Akímov le apunta la "idea " de sus propios estatutos (artículo 7: limitación de los derechos del C.C. a introducir miembros en los comités)! El camarada Mártov no queria todavía entonces ninguna "disonancia" con nosotros y consentia por ello la disonancia tanto con el camarada Akímov, como consigo mismo. . . Entonces sólo abogaban coné tra el "monstruoso centralismo" aquellos a quienes no convenía, evidentemente, el centralismo de Iskra : abogaban contra él Akímov, Líber, Goldblat, y les seguían con cautela y precaución (de modo que siempre pudiera uno volverse atrás) Iegórov (v. págs. 156 y 276), etc.: Entonces, la inmensa mayoría del Partido veia aún con toda claridad que eran precisamente los intereses de capilla, de círculo, del "Bund", y del grupo "Iuzhni Rabochi", etc. los que provocaban la protesta contra

el centralismo. Por lo demás, también ahora ve claramente la mayoría del Partido que son precisamente los intereses de círculo de la vieja redacción de Iskra los que provocan su protesta contra el centralismo. . .

Ved, por ejemplo, el discurso del camarada Goldblat (160-161). Se pronuncia contra mi "monstruoso" centralismo, que según él, conduce al "aniquilamiento" de las organizaciones de base y "está imbuido de la tendencia de otorgar al centro un poder ilimitado, el derecho de intervención ilimitada en todo", que reserva a las organizaciones "el único derecho de someterse sin un murmullo de protesta a lo que se les ordene desde arriba", etc. "El organismo central que prevé el proyecto se encontrará en un espacio vacio: a su alrededor no habrá periferia alguna, sino una especie de masa amorfa en la que se moverán sus agentes ejecutores". Esto es, palabra por palabra, la misma fraseología falsa con que, después de su derrota en el Congreso, han comenzado a obsequiarnos los Mártov y los Axelrod. Ha merecído risas el Bund, que, en guerra contra nuestro centralismo, concede él mismo, a su organismo central derechos ilimitados, definidos de un modo todavía más preciso (aunque sea, por no citar otros, la facultad de admitir y excluir miembros e incluso la de rechazar delegados a los congresos). Risas merecerán también, cuando se aclaren las cosas, las lamentaciones de la minoría, que chilla contra el centralismo y contra los estatutos mientras está en la minoría, y se apoya en estos últimos en cuanto ha logrado pasar a la mayoría.

También se puso claramente de manifiesto la división en grupos en cuando a los dos organismos centrales: Líber, Akímov (el primero con la cancioncita de moda, a lo Axelrod - Mártov, sobre el predominio del O.C. sobre el C.C. en el Consejo), Popov y Iegórov se opusieron a todos los iskristas. El plan de los dos organismos centrales se desprendía lógicamente de las ideas que, en materia de organización, había desarrollado siempre la vieja Iskra (¡y que de palabra habían aprobado los camaradas Popov y Iegórov!). La política de la vieja Iskra era diametralmente opuesta a los planes de "Iuzhni Rabochi", a los planes de crear paralelamente un órgano popular y de convertirlo en órgano en realidad predominante. He aquí el origen de la contradicción que, a primera vista, podría parecer extraña: por un solo organismo central, es decir, por lo que podria parecer un mayor centralismo, están todos los antiiskristas y toda la charca. Claro que también hubo delegados (sobre todo en la charca) que apenas si tenían clara comprensión de a dónde conducirían y tenían que conducir, en virtud de la marcha de las cosas, los planes de organización del grupo "Iuzhni Rabochi", pero los impelía al bando de los antiiskristas su propia naturaleza vacilante y poco segura de sí misma.

Entre los discursos pronunciados por iskristas durante estos debates (que precedieron a la escisión de los iskristas) sobre los estatutos, son particularmente notables los de los camaradas Mártov (la "adhesión" a mis ideas en materia de organización) y Trotski. Este último contestó a los camaradas Akímov y Líber en tal forma, que cada palabra de su contestación descubre toda la falsedad de la conducta que después del Congreso siguió la "minoría" y de las teorías que después del

Congreso adoptó la "minoría". "Los estatutos, dice (el camarada Akímov), determinan la esfera de competencia del C.C. de un modo que no es bastante preciso. No puedo estar de acuerdo con él. Por el contrario, la determinación es precisa y significa: por cuanto el Partido es un todo, es imprescindible asegurarle el control de la actividad de los comités locales. El camarada Líber ha dicho que los estatutos, para emplear una expresión mía, son la 'desconfianza organizada'. Es verdad. Pero yo empleé esta expresión refiriéndome a los estatutos propuestos por los representantes del Bund, estatutos que eran la desconfianza organizada de un sector del Partido frente a todo el Partido En cambio, nuestros estatutos [¡entonces esos estatutos eran "nuestros", hasta que se produjo la derrota en lo tocante a la composición de los organismos centrales!] representan la desconfianza organizada del Partido frente a todos sus sectores, es decir, el control de todas las organizaciones locales, regionales, nacionales, etc." (158). Sí, nuestros estatutos quedan exactamente caracterizados aquí, y nosotros aconsejaríamos recordar con más frecuencia esta característica a las personas que ahora, con la conciencia tranquila, afirman que es la intrigante mayoría quien ha discurrido la idea y establecido el sistema de la "desconfianza organizada", o, lo que es lo mismo, "del estado de sitio". Bastará comparar el discurso citado con los discursos pronunciados en el Congreso de la Liga en el extranjero para obtener un modelo de falta de carácter en política, un ejemplo de cómo cambian las opiniones de Mártov y compañía, según se trata de organismo inferior propio o ajeno.

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