CAPITULO 2: MARCO DE REFERENCIA
2.2. Marco De Referencia Teórico
2.2.1. La Escritura
La escritura es parte fundamental en la vida de un ser humano, hace parte de los grandes
pasos que da el hombre en su vida académica y personal. Sin embargo, la escuela ha tomado la
escritura como el simple acto de redactar. Frente a esto, Pastor (2010) afirma que el acto de
redactar hace parte de la escritura como proceso final; no obstante, la escritura requiere previa
preparación, buscar ideas adecuadas y una oportuna preparación, es decir, el fin último de la
escritura es la comunicación.
Al escribir, el niño está en completa libertad de ser él mismo, por supuesto con la guía del
docente, sin embargo, es preciso decir que escribir es un proceso de creación, es decir, “escribir
es construir personajes, tramas, lenguajes, universos, todo en cuanto el niño desee y necesite”
(Berbel, 2012, Párrafo 29). La escritura es una actividad en la que se integran todos los saberes y
disciplinas del hombre, nos comunica y nos hace comunicar, interactuar y crear. Por otro lado, la
escritura es un medio de identificación social, así como lo cita Ferreiro (2013), esta autora refiere
la escritura como un esfuerzo de objetivación que permite la discusión y la comparación que dan
33 2.2.1.2. Proceso de composición escrita.
Daniel Cassany (citado por Mercado, Perea & Pertuz, 2015), menciona la existencia de un
proceso de composición escrita, el cual está conformado por tres estrategias de composición,
estas hacen referencia a los pasos que el escritor debe tener en cuenta previo al inicio del proceso
de escritura, es decir, son la base fundamental del escrito y una guía para el escritor. La primera
de estas tres estrategias es la conciencia de los lectores, es decir, se debe considerar para quién se
está escribiendo, cuáles son las características del lector y/o su potencial. Con ello, podemos decir
que cada texto debe tomar en cuenta el público al cual se le pretende presentar la creación, puesto
que cada lector posee una codificación diferente que depende de su capital cultural, entendido por
Pierre Bourdieu como la acumulación de la cultura obtenida por el medio que lo rodea (Moraña,
2014).
Por otro lado, la segunda estrategia es la planificación de la escritura, con ella se busca
que el escritor pueda hacer lluvias de ideas o esquemas que le permitan planear el escrito, en
otras palabras, debe considerar el tema de su escrito y el norte que este poseerá. Así mismo, debe
tener claro el tema de su escritura, buscar fuentes que le permitan orientar su escrito, para así
iniciar con su producción partiendo de una base sólida.
Por último, la tercera estrategia de composición se refiere al acto de releer, en el cuál
Cassany indica que “una vez se inicia la escritura del texto se recomienda devolverse en los
párrafos desarrollados para ir introduciendo correcciones en los mismos; luego continúa y así
sucesivamente, atendiendo inicialmente los aspectos de coherencia para luego centrarse en aspectos formales” (Mercado, Perea, & Pertuz, 2015, pág. 20). Esto implica que el proceso de escritura debe tener una constante revisión desde su inicio hasta la finalización del texto,
34
un texto debe ser progresivo, dando paso a nuevas ideas firmemente argumentadas tras la
relectura.
2.2.1.3. Reflexión y sistematización sobre la lengua escrita.
El aula de clase debe proponer diversos contenidos que le permitan al estudiante evaluar
su quehacer en la escuela, y que, al mismo tiempo, estos saberes extiendan sobre el estudiante
una serie de reflexiones para así involucrarse con el saber escribir. Así lo menciona Ana María
Kaufman en su libro Leer y escribir: el día a día en las aulas, allí presenta la sistematización de
la escritura basada principalmente en contenidos problemáticos que el estudiante está en la
capacidad de discernir con el fin de encontrar en ellos una solución, y no remitirse al aprendizaje
repetitivo y/o preestablecido.
Así, Kaufman (2007) afirma que “Los alumnos, al enfrentarse con problemas mientras
elaboran un texto, necesitan encontrar soluciones que, muchas veces, surgen del conocimiento de
ciertas regularidades. En esos casos, la sistematización se constituye en un verdadero instrumento
de autocontrol de la escritura” (Kaufman, 2007, pág. 221). Por ello, Kaufman postula que dicha
sistematización debe abarcar una serie de pasos que le competen tanto al estudiante como al
docente en su labor.
El primer paso de esta sistematización es generar una situación problemática o de
reflexión, la cual puede partir de la elaboración de proyectos de aula o pedagógicos, o situaciones
independientes basadas en unidades o secuencias didácticas; el segundo paso es determinar el
tiempo de aplicación, este puede darse en un día o una secuencia didáctica de cinco sesiones
previamente planificadas.
Posterior a esto, se debe generar un espacio para “la contrastación y el debate para que los acuerdos o desacuerdos se conviertan en un objeto de reflexión sobre los contenidos del área
35
previstos” (Kaufman, 2007, pág. 222), de esta forma los estudiantes tendrán un pilar sobre el cual iniciar la elaboración de su escrito. Este proceso debe llevarse a cabo bajo la compañía del
docente, quien estará aclarando dudas, consolidando conocimientos y extendiendo los mismos,
esto con el fin de crear un texto coherente. Finalmente, Kaufman (2007) considera importante
atender aspectos de orden gramatical y cohesivo, sin embargo, estos deben estar ligados a una
reflexión colectiva, es decir, el maestro será un guía y el estudiante deberá ser un promotor de
posibles soluciones para corregir y modificar su texto a nivel sintáctico. Este, corresponderá al
último pasó de la sistematización, puesto que la escritura antes de ser una simple unión de
palabras, es la exploración de ideas y la generación de reflexiones.