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La Postmodernidad y el concepto de Legitimidad.

4. LA CRÍTICA POSTMODERNA EL PROBLEMA DE LA LEGITIMIDAD

4.2. La Postmodernidad y el concepto de Legitimidad.

Para explicar el concepto de legitimidad dentro del pensamiento crítico postmoderno, habremos de centrarnos en la noción de relato. Como vimos en las dos

últimas partes, el relato es aquella fábula109 o discurso construido con el fin de ejercer

de justificación o legitimación a los intereses, necesidades, propuestas o pretensiones de una comunidad de sujetos que lo reivindican, más bien, podríamos entenderlos como relatos que funcionan como elementos de cohesión que mantienen unido el lazo de una

comunidad social. Como aclara el propio autor en su obra Lo postmoderno explicado a

los niños, “Estos relatos no son mitos en el sentido de fábulas. Algunos, al igual que los

mitos, tienen como fin legitimar las instituciones y las prácticas sociales y políticas, legislaciones, éticas, maneras de pensar. Pero a diferencia de los mitos no buscan esta legitimidad en un acto original fundador, sino en un futuro a alcanzar, es decir, en una idea a realizar”110

. Lyotard pone de relieve que mientras que los relatos se miden por sus propios criterios, la ciencia busca legitimar su propio discurso y recurre a otros grandes relatos auspiciados por la filosofía. Lyotard pone un ejemplo interesante para este trabajo colocando el consenso entre sujetos racionales de enunciados con valor de verdad como relato de las Luces, como vimos con la propuesta de Kant. En este trabajo hube de situarme desde un plano más abarcador y busqué los relatos que sentaban la legitimidad de la modernidad en conjunto. Así pues, como hemos visto a lo largo de la primera parte, el sujeto moderno, en su afán por constituirse sujeto histórico, protagonista del proyecto de la modernidad, debió constituirse como sujeto legítimo para sus propuestas, y es así como podemos, entre otras formas, definir la modernidad a partir de los discursos y relatos que la legitiman: el propio de la ruptura, el de la emancipación, el del hombre racional y trabajador, el del progreso y el bienestar. etc. La propuesta de J. F. Lyotard irá encaminada a desvelar cómo, a causa de eventos históricos y cambios en el pensamiento occidental, su sociedad y su modo de producción y consumo, estos relatos ya no sirven para legitimar las pretensiones del

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Lyotard, J. F., La Condición Postmoderna, Ed. Cátedra, Madrid, 2012, pág. 9

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sujeto histórico de la modernidad, básicamente, porque este, junto con su condición histórica, ya se habría desmoronado y el saber que respaldaba la función legitimadora de

sus relatos habría cambiado de status, de función. El desvelamiento de los relatos como

ideología así como la desmitificación de la realidad por parte de la ciencia ha conllevado a que Lyotard nos advierta que para el pensamiento postmoderno los metarrelatos ya no pueden funcionar como dispositivos de legitimación. Es interesante observar cómo Lyotard ataja el problema del pensamiento postmoderno desde la lingüística. Es así como a mi entender, la postmodernidad podría entenderse igualmente como aquél momento de la modernidad en que los grandes metarrelatos, con su particular juego de lenguaje y criterio de verdad, pierden su función legitimadora, sin embargo, los relatos no desaparecen como tales, más bien, el único discurso universal construido por la modernidad se fractura y se fragmenta en diversos juegos del lenguaje

que conviven en la heterogeneidad, ubicados más en lo local que en lo universal111. De

este modo, podríamos pensar que el sistema de juegos del lenguaje universal promovido por la modernidad se fragmentaría en diversos juegos inconmensurables entre sí, pero no. Lyotard denuncia que en el momento de la postmodernidad el poder igualmente intenta que el sistema sea conmensurable y determinable, y es así como común a todos los relatos impera la eficiencia proveniente del sistema de la tecnociencia. Es aquí desde donde creo que debemos partir para explicar el concepto de legitimidad en la postmodernidad: ¿podemos encontrar en el valor de eficiencia de la tecnociencia, cuyo criterio de verdad es únicamente operativo, una función de legitimación y cohesión social que llegue hasta la consideración ética y política? Si dirigimos nuestra mirada de nuevo hacia atrás, podemos observar cómo el conocimiento construido por la filosofía y la ciencia ha representado el recurso para proponer y dirigir las coordenadas del proyecto moderno. Así es como se pregunta el autor canadiense: ¿cuál sería el estado del saber, o de la cultura, en el momento de la postmodernidad? Con la llegada de las máquinas de información y la hegemonía del juego del lenguaje de la informática, se impone una cierta lógica del saber que valora este último como una mercancía

intercambiable y así pierde su valor de uso112. En la sociedad de la información el saber

es comprado y vendido, de este modo, mediante el lenguaje ya no podemos construir el metarrelato que constituya un saber legitimador de discursos, como sí que era posible durante la modernidad incipiente.

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Lyotard, J. F., La Condición Postmoderna, Ed. Cátedra, Madrid, 2012, pág. 11

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Tendremos entonces que investigar el saber desde la perspectiva de su estatuto. ¿Cómo entenderemos esto? Entenderemos el saber como el producto de una cultura, que lo posee y lo utiliza, que lo transmite, lo usa y lo vende. Es así como la consideración en cuanto al saber cambia de estatuto a través de la historia y ahora, con Lyotard, comprenderemos cual es el estatuto que posee en las sociedades postindustriales y la cultura postmoderna: el saber en la postmodernidad, como fuerza de producción y poder, pierde su estatus de fin en sí mismo, como formación y desarrollo del espíritu humano, como elemento emancipador, para convertirse en una mercancía intercambiable económicamente o como información estratégica para adquirir poder político, militar, industrial, etc.113.

4.3. La cohesión del lazo social y la legitimidad en la Modernidad y la