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EL MERCADO LABORAL EN CASTILLA Y LEÓN EN 2003. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO II Con carácter general

El CES constata las ventajas que se vienen derivando del diálogo social para el progreso de una política social regional conectada con las necesidades de la socie-dad, como puede apreciarse a través de los muchos acuerdos alcanzados a partir de la reflexión conjunta del Ejecutivo Regional y los Agentes Económicos y Sociales más representativos, descritos en el nuevo epígrafe sobre las mesas de diálogo social, en el que se recogen los más relacionados con la materia de este Capítulo.

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El hecho de que la Junta de Castilla y León cuente con la participación y la ex-periencia de las organizaciones empresariales y sindicatos más representativos en el diseño de sus políticas activas de empleo, en la prevención de riesgos laborales, en el modo de enfrentarse al reto de la integración social y laboral de los trabajadores inmi-grantes o en el modo de evitar la marginación o discriminación del mercado laboral de determinados colectivos que presentan más debilidad ante él, entre otros, da cuenta del extenso campo de actuación en el que se despliegan los efectos de esta política consensuada.

Actividad

La población en edad de trabajar (16 y más años) de Castilla y León se situó en 2003 en una cifra de 2.107.300 personas. Se trata de una reducción del 0,1% sobre la cifra del año previo, frente al ligero repunte del conjunto nacional. Las anteriores va-riaciones se explican por una caída en la población menor de 25 años no compensada por un incremento en la de los de 25 y más edad.

La población activa regional alcanzó la cifra de 1.057.200 personas en 2003. Se trata de un crecimiento del 1,6% sobre el ejercicio previo, una cifra más reducida que el aumento medio nacional del 2,6%. En cualquier caso, los anteriores resultados con-figuran una tasa de actividad para Castilla y León del 50,2%, apuntándose que desde el año 1977 la citada tasa no había superado la cota del 50% para la Comunidad. Para España la tasa de actividad fue del 55%. Detallando por sexos, la tasa de actividad masculina para Castilla y León fue del 62,4% y la femenina del 38,4%. En el conjunto español ambas tasas se situaron por encima de las de la Comunidad, adoptando la masculina un valor de 67,4% y la femenina de 43,3%.

Ocupación

La población ocupada de Castilla y León aumentó en el año 2003 en 9.500 per-sonas, situando la cifra total de empleo en 941.100. En términos relativos, se trata de una tasa de crecimiento del 1,0% (frente al 2,7% del conjunto nacional), continuando el proceso de desaceleración en el crecimiento neto de empleo regional.

Descendiendo al detalle trimestral se observa que mientras en España los ocu-pados crecen durante todos los trimestres a un ritmo muy similar y ligeramente acel-erado, en Castilla y León, partiendo de una tasa similar a la española, la generación de empleo se desacelera con rapidez en el segundo y tercer trimestres, estancándose durante el último cuarto del año.

Detallando por sexos, la mayor parte de los nuevos empleos netos generados en Castilla y León fueron ocupados por las mujeres. Más en concreto, de las 9.500 nue-vos personas ocupadas, un total de 7.700 fueron mujeres y los restantes 1.800 hom-bres. Estos datos suponen, en términos relativos, un crecimiento del empleo mascu-lino del 0,3% y un aumento del femenino del 2,3%. En ambos casos, las medias nacionales fueron superiores, del 1,4% para los hombres y del 4,9% para las mujeres. La tasa de aumento del empleo global de Castilla y León se encuentra explicada, por

un lado, por uno de los menores aumentos de la ocupación masculina y, por otro lado, por el hecho de que fuera la región española en que experimentó la menor tasa de crecimiento del empleo femenino.

Por grupos de edad, el aumento de 9.500 ocupados en Castilla y León durante el año 2003 se asoció, exclusivamente, a la población de 25 y más años (con 13.700 nuevos empleos en 2003), dado que entre los jóvenes el número de ocupados cayó en 4.300 personas. Un fenómeno análogo tuvo lugar también en el conjunto de España. Después del retroceso experimentado durante el año 2002, el sector industrial de Cas-tilla y León fue el más favorecido en términos de empleo durante el pasado año gene-rando un total 5.500 empleos netos, esto es, una tasa de crecimiento del 3,1% (frente a una reducción del 1% en el conjunto nacional). En el sector servicios de la Región se generaron 3.700 nuevos empleos, esto es, una tasa de crecimiento 0,7%, inferior a la tasa del 4,3% registrada por el sector en el año previo. En España, el empleo de los servicios creció en un 4,1% durante 2003. En la construcción se generaron 1.500 nuevos puestos de trabajo en el año 2003, una tasa de aumento del 1,3% (frente al 3,7% nacional), aunque el sector continúa creando empleo neto en la Región, lo hace a ritmos cada vez más desacelerados. Por último, el sector agrícola continuó durante 2003 con la pérdida tendencial de empleo que viene experimentando durante las dos últimas décadas, en concreto, el sector redujo en 1.200 personas sus ocupados, es decir, una tasa de caída del 1,4% (frente a la reducción del 2% de España).

La ocupación tuvo un comportamiento bastante heterogéneo en las diferentes pro-vincias de la Comunidad durante el año 2003. Creció a un ritmo superior al medio español en la provincia de Segovia (al 6,2%) y Palencia (4,3%). En León (2,1%) y Val-ladolid (2,0%) el empleo aumentó por encima de la media regional. En Burgos (con un 0,5%) y en Ávila (con un 0,3%) la ocupación creció bajo dicha media. En las restantes provincias de la Región la ocupación se redujo: en Zamora en una tasa del 1,1%, en Soria al 1,7% y en Salamanca al 2,9%.

Considerando las dos provincias en las que más aumentó el empleo en 2003, en Segovia el incremento se asoció especialmente a los varones; en cambio, en Palencia el aumento de la ocupación se repartió de manera bastante homogénea entre ambos sexos. En León, Valladolid y Burgos también aumentó el empleo para ambos géne-ros. En Ávila, la reducción en el empleo masculino y el aumento en el de las mujeres se saldo en un pequeño aumento en la ocupación total de la provincia. El fenómeno opuesto tuvo lugar en Soria, en la que el aumento del empleo femenino no fue capaz de contrapesar la caída del empleo de los varones. Por último, en Salamanca la ocu-pación se redujo para ambos sexos.

De igual modo que en años anteriores el empleo de carácter asalariado fue durante el año 2003 el responsable del aumento de la ocupación total de la Región. Así, el crecimiento neto del empleo global de Castilla y León que, como anteriormente se ha comentado, ascendió a 9.500 personas, se explica por la presencia de 15.700 nuevos asalariados y por la caída de 6.200 ocupados de carácter no asalariado. En términos relativos, la tasa de crecimiento de los asalariados fue del 2,3%, frente al 3,5% del conjunto de España. De este modo la tasa de asalarización volvió a aumentar en 2003

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situándose en un 75,5% para Castilla y León (0,9 puntos porcentuales sobre la tasa del año previo) y en el 81,5% en España (0,6 puntos porcentuales mayor que el año anterior).

También como en ejercicios anteriores, el aumento del empleo asalariado benefició especialmente a las mujeres al crecer en un 3,8% (frente al 5,5% nacional). En el caso de los hombres el aumento de los asalariados fue del 1,3% (del 2,1% en España).

Por sectores productivos se aprecia cómo detrás del crecimiento del empleo total de la industria y, especialmente, de los servicios de la Región se encuentra el aumento de los asalariados. En la primera, el empleo total creció en 5.500 personas y el asala-riado en 5.700; en el sector servicios, los nuevos ocupados fueron 3.700 y los nuevos asalariados ascendieron a 9.000. En cuanto a los dos sectores restantes, el empleo asalariado operó en sentido opuesto al empleo total. En la construcción, en que los ocupados globales aumentaron en 1.500 personas, los asalariados se redujeron en 700. Y en la agricultura, en la que la ocupación total cayó en 1.200 personas, el empleo asalariado aumentó en 1.600.

El sector público de Castilla y León es el principal responsable del aumento total de los asalariados, tanto en términos absolutos (generando 9.500 del total de 15.700 nue-vos asalariados) como relatinue-vos (experimentando una tasa de crecimiento del 5,7%, en contraste con el 1,1% del sector privado). En España también es el empleo asalariado del sector público el que más crece en términos relativos.

La tasa de temporalidad en Castilla y León se situó en 2003 en el 27,8%, un valor 0,6 puntos porcentuales más bajo que el del año 2002. En el conjunto nacional fue del 30,6%, un dato, en este caso, 0,4 puntos porcentuales menos que el año anterior.

Por sexos, la tasa de temporalidad femenina para Castilla y León fue del 31,4% (0,7 puntos porcentuales bajo la de 2002), mientras que la de los hombres fue del 25,6% (0,6 puntos porcentuales bajo la del año previo). En el conjunto nacional la tasas eran, respectivamente, del 33,5% (0,7 puntos porcentuales bajo la del 2002) y del 28,6% (0,4 puntos porcentuales menor).

Por sectores institucionales la tasa de temporalidad del sector público regional, adoptó un valor del 22,8% (1,2 puntos porcentuales sobre el dato del año previo); en el privado la tasa fue del 29,5% (1,2 puntos porcentuales más pequeña que en 2002). Cabe reseñar que la tasa de temporalidad del Sector Público de Castilla y León, frente a lo que venía siendo habitual, se situó a la altura de 2003 ligeramente por encima de su análoga nacional; mientras que en el Sector Privado la misma tasa de temporalidad es significativamente inferior en Castilla y León respecto a la nacional.

Cruzando datos por sexo y sector institucional, en el sector público de Castilla y León aumentaron los asalariados temporales de ambos géneros y, muy especialmen-te, los varones. En el sector privado regional, los asalariados temporales se reducen tanto para las mujeres como para los hombres, aunque también de forma más intensa para estos últimos.

En cuanto a los asalariados indefinidos, las mayores tasas de crecimiento se alcanzaron para las mujeres, tanto en el sector privado, como en el público de la región .

Desempleo

Un total de 116.100 trabajadores se encontraban en paro en 2003 en Castilla y León, lo que supone una tasa de crecimiento del 6,9%, frente al aumento del 2,1% del conjunto de España. En el caso de la Comunidad estos datos suponen una ligera aceleración con respecto de la cifra del año 2002; en cambio, en España, a pesar de haber seguido creciendo el desempleo, lo hizo a un ritmo muy inferior al del 2002.

Los resultados comentados previamente se han manifestado también en el com-portamiento de la tasa de paro. En Castilla y León la referida tasa alcanzó el 11% de la población activa, creciendo algo más de 0,5 puntos porcentuales sobre la tasa del año 2002. En el conjunto de España la tasa de desempleo se situó en el 11,3%, esto es, una décima porcentual por debajo de la tasa del año previo. De esta forma, Castilla y León y León registra por segundo año consecutivo un aumento en su tasa de paro, mientras que el conjunto nacional invierte el aumento experimentado en 2002.

Por sexos, las mujeres de la Comunidad experimentaron durante el año 2003 un aumento en su montante total de desempleo y los varones una moderada reduc-ción en el mismo. Este resultado se explica por la mayor intensidad con la que las mujeres de la región participaron en el mercado de trabajo, aunque sin embargo la tasa de actividad sigue siendo inferior a la media nacional. De esta forma, la tasa de paro femenina se situó en el 18,3% (1,3 puntos porcentuales sobre la del año previo) y la de los varones en el 6,3% (0,1 puntos porcentuales menor que el año anterior). En España, esta tasa para las mujeres fue del 15,9% (0,4 puntos porcentuales más baja que en 2002) y para los varones del 8,2% (0,1 puntos porcentuales superior a la del año anterior).

La brecha entre las tasas de desempleo por sexos se ha agrandado en Castilla y León en 2003 dado que las mujeres de la Comunidad soportaban una tasa de desem-pleo 11,9 puntos porcentuales superior a la masculina; la diferencia en el año 2002 fue de 10,5 puntos porcentuales.

En el caso de España el fenómeno fue justamente el contrario: la diferencia de tasas en 2003 ascendió a 7,7 puntos porcentuales, por debajo de la distancia de 8,3 pun-tos porcentuales registrada en 2002. Los parados de larga duración aumentaron en Castilla y León durante 2003 en un 11,4% (frente al aumento más reducido del 1,1% en España). De esta forma se cambia la tendencia a la reducción de los parados de larga duración que venía registrándose en Castilla y León durante los años anteriores. Dentro del colectivo de parados de larga duración, aquellos que llevaban buscando empleo entre 1 y 2 años fueron los más perjudicados en Castilla y León, dado que su montante aumentó en un 15,6% (frente al 5% nacional). En cuanto a los parados de más larga duración (más de 2 años buscando empleo) se incrementaron en un 9,1% (frente a la caída nacional del 1,7%).

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En los grupos de desempleados de corta duración (menos de un año) también se produjeron incrementos en el año 2003 para Castilla y León. Por provincias, la tasa de paro aumentó en Zamora, Salamanca, Burgos, Palencia y Segovia; se estancó en Soria y en Valladolid, y se redujo en las dos provincias restantes. En las cinco provincias en las que aumento tasa de desempleo lo hizo, básicamente, a consta de aumentos en tasa femenina. Destaca el caso de Zamora, provincia en la que la tasa de paro de las mujeres creció en 2003 en 8,5 puntos porcentuales.

En Soria, Valladolid y Ávila la estabilidad o ligera reducción de las tasas de paro se asoció especialmente a las caídas de la tasa femenina. Por último, en León la reduc-ción de la tasa de paro se generalizó a ambos sexos.

La ordenación de provincias castellanas y leonesas en cuanto a su tasa de paro fue la siguiente: Al igual que durante el ejercicio anterior, Salamanca (con una tasa del 15,5%) y Valladolid (con una del 13,1%) presentaban tasas sobre la media nacional. A este grupo debe añadirse también este año la provincia de Zamora (con una tasa del 13,3%). El resto de las provincias de Castilla y León anotaron una tasa de paro menor que la media de España y de Castilla y León, en el siguiente orden: León (9,5%), Sego-via (9,4%), Palencia (9,3%), Ávila (8,8%), Burgos (8,3%) y Soria (4,4%). Intermediación en el mercado de trabajo y contratación

Desde 2002 la Comunidad Autónoma asume la competencia, antes estatal, de gestión en materia de intermediación laboral que venía realizando el INEM. El ECyL inicia su actividad en 2004, por lo que el año 2003 ha sido un año de transición. En 2003 crecieron las demandas de empleo regionales en 43.889 respecto al año anterior, lo que supone un incremento porcentual del 5,8% y es el segundo año consecutivo en el que, en términos relativos, el aumento regional supera al nacional que se cifró en un 4,2%.

Las ofertas de empleo registradas en Castilla y León se incrementaron en un 3,2% respecto a 2002, variando la tendencia que desde 1999, se venía produciendo de reducción constante del número de ofertas registradas, cuando a nivel nacional se redujeron en un 5,8%.

En el grado de eficacia en la gestión, la Comunidad superó, con un índice de casa-ción del 94,2% de las ofertas registradas, a la gestión de las ofertas a nivel nacional, que presentó un índice del 85%.

Atendiendo a otro indicador de eficacia como es el ratio entra las demandas pre-sentadas por los aspirantes a un empleo y las colocaciones gestionadas, se observa un nivel muy similar en la Comunidad (12,4%) y España (12,1%).

Por lo que se refiere al Servicio Regional de Colocación (SRC) en el año 2003 (úl-timo de su actividad) presentó un índice de casamiento, agregado para el conjunto de la región del 21,1%. Este porcentaje significa una reducción de cinco puntos porcentu-ales en relación al año anterior, y termina con la progresión de su eficiencia que podía

observarse los últimos años. Los resultados de este casamiento por provincias son muy variados y van desde el 28,1% de León, hasta el 6,9% de Soria.

Por lo que a la contratación se refiere, de un total de 645.520 contratos laborales firmados en 2003, sólo el 8,4% lo son indefinidos y el 91,6% temporales. El año 2003 es el tercero consecutivo en el que se reduce el porcentaje de contratos indefinidos “desde inicio” dentro del total de la contratación, con 538 contratos menos que en 2002, aunque es preciso indicar que Castilla y León presenta una tasa de temporalidad más baja que el conjunto nacional.

Mejores son los datos sobre los contratos convertidos en indefinidos pues con un incremento del 3,4% sobre 2002, supera el incremento nacional que fue del 2,6%, suponiendo en 2003 el 43,8% del total de la contratación indefinida.

Del total de contratos convertidos en indefinidos en Castilla y León, el 59,4% los firmaron varones y el 40,6% mujeres (el 62% varones y el 38% mujeres en 2002) lo que significa que se ha reducido el diferencial con respecto al año anterior, dato que se produce por segundo año consecutivo.

Atendiendo a la evolución de la contratación indefinida en los últimos cinco años (desde inicio más convertidos, esto es en su conjunto), el resultado neto es de un 0,4%, prácticamente igual que en 2002.

La contratación temporal, en cambio, aumentó en 48.597 contratos de este tipo más que en 2002 (un 9%). Inmigración y mercado de trabajo El fuerte aumento de flu-jos migratorios que se vienen produciendo también en Castilla y León y León, aunque más recientemente y con menor intensidad que a nivel nacional, producirá conse-cuencias en el sistema productivo, en el mercado de trabajo, de orden demográfico y en el sistema de protección social, todavía difíciles de valorar, pero que van a requerir la adopción de políticas coordinadas a nivel del nuevo ámbito político europeo y con una concepción de carácter integral. Políticas que deberán estar más atentas que a controlar los flujos de la inmigración, a la gestión de una situación nueva que es irre-chazable.

Esta gestión de un fenómeno nuevo (en la actual intensidad) con capacidad de repercutir en muchos ámbitos, requerirá modificaciones normativas, políticas de co-hesión e integración social, adaptaciones de los sistemas de educación y otros, de las oficinas de empleo, etc., que tienen que irse introduciendo sin demora.

Reconociendo que a partir de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, modificada por Ley 8/2000, de 22 de diciembre, y recientemente reformada por Ley Orgánica 14/2003, de 20 de noviembre, se han realizado modificaciones voluntariosas, el siste-ma de contingentes todavía resulta ineficaz para atender a las necesidades laborales de las empresas. Persisten aún aspectos que deben mejorarse como: la simplificación de su tramitación suprimiendo trabas administrativas innecesarias, mejorar la infor-mación a los potenciales usuarios, hacer posible el contacto personal del trabajador y empleador, de modo que se reduzca la desconfianza en la contratación de

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jadores desconocidos para el empresario, acortar la dilación en el tiempo entre la oferta y su casación, porque las circunstancias empresariales son cambiantes.

Por otro lado, el sistema de contingentes no resuelve por sí solo la situación de ac-ceso de demandantes de trabajo extranjeros, porque fuera de él existen realidades con las que hay que contar, como las autorizaciones concedidas en régimen general y la existencia de trabajadores extranjeros en situación irregular que no pueden ignorarse y, en tanto se atiende a regularizar su situación, ha de tenerse en cuenta sus necesidades básicas haciéndose cargo de ellas la Administración.

La aplicación generosa del nuevo régimen de arraigo y el contar con mecanismos normativos y administrativos que permitan atender a situaciones individuales de la in-migración irregular serviría para resolver situaciones individuales que se ocultan detrás de las cifras y hablan de una historia personal.

Políticas de empleo

Lo más novedoso de 2003, en cuanto a las políticas activas de empleo en la Comuni-dad, ha sido la finalización de la vigencia del II Plan de Empleo y la elaboración de nuevo